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Ismael Medina & Miguel Villanueva
La Informática está de luto Steve Jobs y Dennis MacAlistair Ritchie En los últimos meses, la informática ha tenido que decir adiós a dos grandes de este campo, Steve Jobs y Dennis Ritchie. El primero, el archiconocido creador de Apple, la famosa manzana mordida, y el segundo, no tan conocido, pero que es uno de los padres de Linux, el sistema operativo del pingüino. Suena tradicional, pero se merecen un pequeño homenaje por todo el legado que nos han dejado y que seguro que no todos conocen. Steve Paul Jobs (1955-2011), nació en San Francisco, en brazos de una pareja de estudiantes solteros que decidieron darlo en adopción. Sus padres adoptivos, Paul y Clara Jobs, se mudaron posteriormente a California, donde Steve empezaría a tener contacto con el mundo de la electrónica y la informática. Fundó Apple con dos de sus compañeros de universidad y comenzó su andadura. Jobs fue uno de los visionarios que supo aportar a la informática un toque humano, algo que acercara los ordenadores a las personas. Aquellas máquinas que por aquel entonces no se parecían en nada a las que hoy disponemos. Otorgó a las computadoras el teclado y la pantalla conjuntas, algo que en esa época a nadie se le había ocurrido. A todo esto debemos sumar el cambio de estética que dio a estas máquinas, haciéndolas más amigables a la vista. Además introdujo en posteriores diseños, el ratón, la herramienta que aún, hoy por hoy, tenemos todos presente como algo indispensable para nuestro ordenador. Con el paso de los años, la estética siguió formando parte de las ideas de Jobs, creando toda la familia de iPods, iPads e iPhones que a todo el mundo maravillan. Sin dejar de lado los ordenadores, donde cabe destacar los iMacs, que integran la pantalla y la CPU en una misma carcasa, circunstancia nunca vista hasta el momento de su lanzamiento. En el mundo de los portátiles también tuvo sus logros con el MacBook Pro primero y el MacBook Air después, ordenadores portátiles pero con grandes prestaciones. Dejando la estética a un lado y adentrándonos en su interior, estas máquinas funcionan con un sistema operativo con una eficiencia y una rapidez sin precedentes. Características gráficas que las hacen inconfundibles, y una eficiencia eléctrica que nos deja con la boca abierta. Como no podía ser de otra manera, os recomiendo ver su discurso del acto de graduación de Stanford, si necesitáis motivaros. Otro personaje que nos condujo hasta la concepción actual
Octava l a n t a
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de la informática es Dennis Ritchie, quien nos dejó solo una semana después de que lo hiciera Steve Jobs, tras una lenta tenuación de su vida. La aportación de estas personas al mundo de la informática es distinta, si bien Jobs fue un visionario atrevido que revolucionó la interacción entre persona y computadora, convirtiéndose en la cabeza de una marca (Apple), Ritchie trabajó en los cimientos sobre los que se sustentan todas las distribuciones actuales del sistema operativo Linux, y seguramente, fuente de inspiración para muchos otros. Dennis MacAlistair Ritchie (1941-2011) es uno de tantos científicos que apadrinaron la informática en sus inicios, graduado en física y matemáticas aplicadas por la Universidad de Harvard, pasó a formar parte de los laboratorios de investigación en computación de Bell con 26 años. Allí trabajó con otras grandes figuras como Ken Thompson, a quien ayudó en la implementación, íntegramente en lenguaje ensamblador, del sistema operativo Unix, que creció rápidamente acogido entre instituciones académicas y de negocios, pues su código fue libre antes de que se comercializara por Bell Labs. La contribución de Dennis Ritchie en Unix permitió la portabilidad de este sistema operativo, gracias a su reimplementación en un lenguaje de alto nivel, en aquellos tiempos, cuyas sintaxis y estructuras de datos diseñó él mismo. El nombre de ese lenguaje de programación era C; sigue aún vivo en infinidad de componentes software que se caracterizan por su eficiencia, y es inspiración para la sintaxis de otros lenguajes como C++, u otros orientados a objetos como Java. Aunque el acontecimiento de su muerte haya sido brevemente cubierto por los medios, muchas instituciones sí reconocieron sus esfuerzos con numerosas condecoraciones: la medalla Hamming de la IEEE, el premio Turing de la ACM o la medalla de tecnología de los Estados Unidos, que le entregó el presidente Clinton en 1999, entre otros.
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