| EVENTOS > fiestas
Leticia Suárez
Fiesta de Halloween Con la pasión de los alfonsinos por disfrazarse, como ya había quedado claro con el éxito de la fiesta de disfraces de principio de curso, sabíamos que esta noche de Halloween no iba a defraudar. Jueves 27 de octubre, otro año más inundaba el Alfonso el espíritu de la tradicional fiesta de los muertos vivientes. Ya desde la tarde se podía observar a los más trabajadores de la residencia preparando la sala Delibes para la juerga que se avecinaba, la decoración debía estar acorde con la fecha, se podían ver todas las paredes y el techo cubiertos y todo tipo de detalles que mostraban el aspecto más tétrico y terrorífico de la sala. No sin antes hacerse de rogar, la fiesta que estaba planeada para las once de la noche empezó con los alfonsinos desfilando a cuenta gotas. No sería hasta bien entrada la noche cuando la Delibes mostrase su lado más festivo. En cuanto a los disfraces, la originalidad estaba garantizada: brujas, vampiros, calabazas, Frankenstein, médicos sanguinarios, payasos diabólicos… Aunque siempre hay gente despistada que se preocupó más por hacerse con un buen zumo de naranja que de buscarse un disfraz, haciendo notar el ajetreo de los pasillos momentos antes de que comenzara la fiesta en busca de cualquier cosa que lograse sembrar el terror en la Delibes. La música, como siempre, ayudó a amenizar el momento con clásicos que nunca defraudan como “Quiero montarme en tu velero”, “Yo quiero bailar”, “Mahonesa”… que hicieron a los alfonsinos elevar la temperatura de la sala. Modo ironía OFF. Con la fiesta en el cuerpo, daba hasta pena abandonar la Delibes, pero en cuanto se terminaron los refrescos, todos los alfonsinos se fueron en busca de algún lugar donde poder rellenar sus vasos vacíos. El lugar perfecto para ello, Mambo, donde los supervivientes continuaron bailando hasta altas horas de la madrugada acabando con todas las reservas del local. Terminada la gran fiesta solo quedaba resolver el problema más espeluznante, recogerlo todo, cosa que no fue tarea fácil por no decir imposible, incluso días después se podía seguir viendo las paredes cubiertas de negro y trozos de disfraces rodando por el suelo de la Delibes. Como conclusión final de la fiesta sólo podemos decir que estos novatos están deseando que llegue la siguiente. Aunque prometemos que la próxima vez que tengamos que escribir sobre un evento como este, habrá que controlar mejor la cantidad de Coca-Cola consumida para poder recodar toda la noche y tener algo más que contaros.
| 24
Octava l a n t a
p