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David San Bruno
Muhammad Yunus El pasado día 15 de noviembre tuvimos la gran suerte de tener como conferenciante, en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, a Muhammad Yunus, galardonado en el año 2006 con el Nobel de la paz. La introducción corrió a cargo de la vallisoletana Soraya Rodríguez, actual Secretaria de Estado de Cooperación Internacional. En sus palabras destacó la generosidad y cordialidad de Yunus, al cual citó como “la persona que más me ha marcado en mi etapa como Secretaria de Estado”. Citó las numerosas reuniones en las que habían coincidido y cómo de ellas se habían extraído importantes conclusiones y proyectos de cooperación. Muhammad Yunus subió al atril posteriormente, y pronto se notó que no iba a ser una conferencia como otras, en las que los tecnicismos y la teoría predominan por encima de todo. Se vio pronto que iba a hablar sobre temas reales y muy ceñidos a la más cruda realidad de las personas sin recursos. Empezó hablando de su etapa como estudiante y docente en EEUU. Nos contó que se doctoró en la Universidad de Vanderbilt, y que posteriormente ejerció como profesor en la Universidad de Tennessee. En su etapa como docente de dicha universidad, pese a la distancia, seguía pendiente de los temas que acontecían en su tierra natal, Bangladesh. Le preocupaban los acontecimientos relacionados con la pobreza y la miseria que, día a día, se sucedían en la zona de los alrededores de la India. Años después volvió a Bangladesh para seguir con su profesión de docente en la Universidad de Chittagong. A partir de su nueva ubicación comienza la historia que le ha hecho merecedor de decenas de premios en diferentes países de todo el mundo. Yunus, ya ubicado en Bangladesh, se pasó un día por una aldea cercana a su universidad para ver la forma en que decenas de campesinos y demás personas eran capaces de subsistir con menos de un dólar al día. Le impactaron sobremanera las historias que le contaron los lugareños, pero en especial le sorprendió las de mujeres trabajadoras, que habían pedido dinero prestado a los usureros del lugar, y que padecían verdaderas penalidades a la hora de devolver los increíbles intereses que les pedían. Tras esta desagradable escena, a Yunus se le ocurrió que con una cantidad muy pequeña de dinero, según su descripción menos de cincuenta dólares, podía ayudar a gran cantidad de personas que, pese a no disponer de recursos, tenían grandes facultades y una voluntad de trabajo increíble. Se fue a ver a los banqueros que les habían prestado a los campesinos dinero con altas tasas de interés, y les liquidó las deudas. A partir de ese día los campesinos tenían que devolver el dinero a Yunus en cómodos plazos y sin apenas intereses, lo que les permitía realizar sus actividades con más tranquilidad y eficiencia. Poco a poco fue otorgando más y más créditos de pequeñas cantidades a personas sin apenas recursos, y finalmente tras la generalización de estos pequeños préstamos fundó el Banco Grameen. Este banco, a diferencia del resto de entidades financieras, se centraba en dar minipréstamos a las personas (en su gran mayoría mujeres) más pobres de las zonas rurales. De esta forma se creó el primer banco de los pobres. Yunus aparte de contarnos todo el proceso de creación
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de los llamados microcréditos, se centró en detallarnos lo fácil que es ayudar a las personas con menos recursos, y cómo las entidades de préstamo sólo se habían centrado en el beneficio y habían despreciado por completo la tarea de sacar de la pobreza a miles de personas con ganas de trabajar y prosperar. A partir de ese momento el conferenciante trató de expresarnos la idea de que actualmente las empresas y las personas se centran sólo en conseguir beneficios materiales, y que la idea de solidaridad y ayuda a los más desfavorecidos no tiene apenas repercusión social. Lamentó que la gente con más recursos marginase y limitara la posibilidad de progresar de los más pobres, que pese a tener ganas y actitudes para salir de la pobreza, no tenían el mínimo apoyo necesario para ello. Además Yunus nos explicó la expansión mundial que ha tenido en los últimos años el Banco Grameen, que ha abierto diferentes sucursales en ciudades de todo el mundo, incluida Nueva York, la ciudad financiera por excelencia. Remarcó que en las nuevas sucursales también seguía la tendencia de que las mujeres eran las poseedoras de la gran mayoría de los microcréditos ofrecidos. Otra cosa curiosa de la conferencia fue cuando nos comentó una serie de anécdotas relacionadas con grandes multinacionales europeas. En primer lugar nos contó cómo Danone, tras habérselo pedido personas cercanas a su organización, fue capaz de desarrollar un yogur a precios muy baratos, y que además, contenía gran cantidad de vitaminas necesarias para el desarrollo de los niños con alimentaciones deficitarias. Este nuevo alimento ha sido todo un boom en regiones superpobladas y con poblaciones con esas características como India o China. También nos explicó una historia fascinante relacionada con la multinacional alemana de ropa deportiva Adidas. Nos dijo que había conversado con dirigentes de esta empresa para llevar a cabo un proyecto que intentase crear unas zapatillas que tuviesen un coste inferior al dólar. Al principio nos explicó que prácticamente se habían reído de él por proponer tal despropósito, pero que al final, con trabajo y sacrificio, ha sido posible llevar a cabo la hazaña, y en poco tiempo saldrán a la venta esas zapatillas para pobres. Con ello se consiguen varios propósitos a la vez. El primero y más importante, calzar a millones de personas con unas zapatillas decentes. El segundo, y relacionado con el mundo empresarial, es el de la consecución de beneficios por parte de Adidas, si no, no lo habría hecho. Y el tercero, el relacionado con la idea de que se puede invertir en desarrollar productos para los más pobres. En definitiva, a mi parecer, fue más que una conferencia, un relato de una persona con unos valores excepcionales que ha creído en el progreso de gentes sin recursos. Y que ha apostado por llevar a cabo proyectos que hagan prosperar a miles de personas que nacieron sin nada, y que con trabajo y sacrificio, han ido mejorando sus estándares de vida. Por tanto, lo único que me queda en la retina es la idea de que podemos hacer muchas cosas para ayudar a otras personas y en cambio nos centramos sólo en mejorar nuestra propia vida personal. Debería haber más personas con la solidaridad, grandeza y humildad de este profesor llamado Muhammad Yunus.
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