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24/05/2010
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Viaje a Barcelona Aida y Villalba Como viene siendo habitual en los últimos años los residentes hemos realizado el viaje largo de la Residencia, en este caso hemos escogido como ciudad para visitar Barcelona, uno de los lugares más bonitos y llamativos de España. Empecemos por el principio de los tiempos, la salida del autobús en la noche del miércoles 28 de abril ya fue ajetreada debido a algunos desajustes entre la ruta que nosotros teníamos planteada y la que el conductor pensaba hacer, pero el responsable del viaje, Santy supo solventar el problema y pusimos rumbo a nuestro primer destino: Port Aventura. Tras nueve horas de viaje lle-gamos al parque de atracciones, después de haber dejado a los menos aficionados a las sensaciones fuertes en Tarragona. Pasamos todo el día en Port Aventura sin parar de montarnos en las atracciones. Gritos, adrenalina, loopings... no faltó de nada, el cansancio de la noche en el autobús no había hecho mella en nosotros. Esa noche tras volver al albergue, que se encontraba en pleno Barrio Gótico de Barcelona, los más atrevidos salieron a tomarse unas copas, y otros nos quedamos en el albergue, algunos para intentar dormir y otros echándonos unas risas jugando a las cartas. El viernes estaba programado el tour, de obligatoria asistencia, en el que nos enseñarían las obras de Gaudí y Montjuic (digamos que no fue como esperábamos...). Las pintas de la guía ya no nos influyeron demasiada confianza, y tras pasar de largo dos de las casas de Gaudí y que nos explicara los mejores sitios para ir de “baretos”, siempre que no te molestara que también fuera el barrio de las prostitutas, por fin pudimos pararnos durante diez minutos en la Sagrada Familia, momento que la guía aprovechó para ir a comprar su comida. Tampoco tuvo nada que mencionar cuando llegamos, tras perdernos, al Parque Güell, donde comimos, o sobre Montjuic. Digamos que era una chica de pocas palabras, solía decir siempre las mismas seis: “esto no tenemos tiempo para verlo”. Esa noche la mayoría salimos de fiesta, algunos a tomar algo tranquilamente y otros a la discoteca de cinco salas “Razzmatazz” donde se comenta que lo dieron
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todo, tanto que algunos volvieron a la noche siguiente; otros decidieron continuar la “fiesta” en la habitación con una timba de cartas y fueron visitados por el conserje. El sábado, y con el alma a cuestas, realizamos una extensa visita guiada por el Barrio Gótico. El guía nos explicó, con su peculiar acento argentino, la mayoría de los edificios y calles reseñables del centro de Barcelona. Ese día pudimos desde pasear por las Ramblas, como visitar el puerto, Bharma, el parque de la Cuidadella, o simplemente dormir la típica siesta española en el albergue. Y por la noche más fiestas, tanto fuera como dentro del albergue, donde habría que resaltar las peripecias y desventuras que sufrió Crucera a la hora de salir, junto con todos los que la acompañaban, terminando ésta sin cartera. Pero todo estaba olvidado al día siguiente y nos despedimos como se merece de la Ciudad Condal, nos fuimos a la Barceloneta donde sólo los más valientes se bañaron, y todos nos pusimos un poco morenitos, antes de coger el autobús para regresar. Durante este viaje algunos sintieron el estómago en la garganta, otros fueron “con tol tema”, se aficionaron a “pueblo duerme” o al “vampiro”, frikearon con Perdidos, o quedaron muy impresionados por la enorme discoteca “Razzmatazz”, pero todos sin lugar a dudas disfrutamos como enanos de cada día en Barcelona.
Octava l a n t a
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