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24/05/2010
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Encuentro con Juan Antonio Quintana Daniel García Pese a que nuestro Residente de Honor de este año, Juan Antonio Quintana, no pudo estar presente en el Acto de las Becas por razones de trabajo, nos deleitó con sus palabras en un encuentro en la Residencia el pasado 27 de abril. Tras una breve introducción de la Vicerrectora, en la que describía afectuosamente la vida de Juan Antonio, éste pasó a hablar. Zaragozano de nacimiento, Quintana ha pasado un largo periodo de su vida en Valladolid. Se casó con Mery Maroto, que hacía de escenógrafa en sus estrenos teatrales, y con la que tuvo una hija. Nuestro residente de honor creó el aula de teatro de la UVa, así como distintas compañías teatrales (El Corral de Comedia, Compañía Estable de Valladolid, Juan Antonio Quintana Teatro Íntimo). Actualmente está trabajando en una obra de Elvira Lindo en el teatro Lara de Madrid llamada Algo más inesperado que la muerte, en la que representa a un escritor octogenario famoso y fanfarrón que se enamora de su criada, que hace que se sienta otra vez como un adolescente. Sus primeras palabras en nuestro encuentro fueron para agradecer la distinción de Residente de Honor, lamentando su ausencia en el acto oficial. Durante todo el encuentro, Juan Antonio trató de hacernos ver el teatro desde un punto de vista más cercano. Para ser actor, según él, por una parte hay que nacer siéndolo y por otra hay que trabajarlo con la experiencia, la cual siempre juega a favor del actor. Hay que entregarse a los textos, hacer que el actor y el personaje sean la misma persona, y olvidarse de la verdadera vida del actor, tratando que siempre que se actúe en una obra sea como si fuese la primera vez.
Para romper el hielo, nuestro actor representó breves fragmentos de distintos autores, como Juan Ramón Jiménez (por el que siente cierta devoción), García Lorca y por último una historieta del Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita. Quintana nos quería dar a entender que hay muchas maneras de representar un papel, desde hacerse pasar por un anciano que recuerda sus tiempos mozos hasta un tierno infante que marea a su madre con preguntas. Por otro lado, con un poema de Lorca nos enseñó que con la poesía también se podía hacer teatro. Juan Antonio tenía cierto interés por ver cómo nuestros actores del grupo de teatro de la residencia hicieron su papel en la obra de Romeo y Julieta, así que sacó (no sin antes hacerse rogar) a Romeo, Julieta y Mercucio a representar dos escenas. Ángel, Yolanda y Aitor decían estar más nerviosos que en el estreno. Uno de los residentes asistentes al encuentro le preguntó que si el actuar en el cine desmerece a los actores, a lo que nuestro actor respondió que las dificultades eran diferentes: en el teatro, el actor no se puede confundir. Además, tiene que hacer sentir al espectador de la primera fila lo mismo que al espectador de la última. Por otro lado, y aunque el cine pudiera parecer más descansado, la cámara es muy exigente y agradecida a la vez. La dificultad mayúscula del cine es que los actores ruedan las escenas salteadas, y hacer que un personaje se sienta de distintas maneras de forma tan aleatoria es complicado. Para finalizar el encuentro, se impuso la beca al Residente de este año y se le entregó el típico Alfonsito, lo que calificó Quintana entre risas que era como recibir un Goya. Por último, los residentes de tercer año nos hicimos la foto oficial. El Director, el Subdirector y dos tutores fueron a cenar con Juan Antonio. Pero no ha perdido el contacto con la Residencia, pues algunos residentes aún quedan con él de vez en cuando. Además, nos ha prometido una visita al año que viene para el grupo de teatro.
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