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CERTAMEN DE VILLANCICOS María Abad El día 9 de diciembre, tras un largo puente, se celebró el certamen de villancicos. Los componentes de la coral alfonsina nos dirigimos al Salón de Actos de Caja España llenos de ilusión y con ganas de deleitar al público con nuestras hermosas y armoniosas voces. Tras un último ensayo en la Sala Delibes nos dirigimos con un buen cargamento de botellines de agua para evitar la sed y cuidar de nuestras gargantas. Allí estábamos todos, con un público incondicional apoyándonos, dispuestos a ver lo que el resto de residencias tenía preparado. Entre las actuaciones más relevantes cabe destacar la fantástica obra teatral “Regalo de Navidad” de la Residencia Esclavas del Sagrado Corazón. Pudimos comprobar sus “maravillosas dotes interpretativas” así como su “magnífica memoria”.
También disfrutamos con el colegio mayor masculino San Juan Evangelista y su impresionante “Noche de Paz”. Iban acompañados de un virtuoso pianista con teclado. Puso tanta pasión que tiró el teclado al suelo en el primer acorde. Otra residencia masculina que tuvo percances con su acompañamiento musical fue el Menéndez: aparecieron con una guitarra eléctrica que no funcionaba. Una de las residencias que más impresionó al público fue la Belardes. A pesar de la magnífica actuación de acrobacias y malabares, debemos señalar que el mérito no es de la residencia sino del chico que nos dejó a todos con la boca abierta. Y llegó nuestro turno. Una coral con pruebas de admisión muy duras y exigentes, para conseguir un grupo de voces expertas, especialmente las de los bajos: hombres de oído profesional. Después de muchos miércoles de duros ensayos; de pelear por un lugar de ensayo, siendo denigrados de la sala del cuarto al gimnasio y al hall de la Residencia; de intentar que las cuatro voces de “White Christmas” sonaran a la perfección y de memorizar la nueva y mejorada versión de “I will survive”, aparecimos entre nerviosos y embriagados por la “emoción” dispuestos a realizar la mejor actuación.
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Efectivamente, así fue. No se dio ningún premio porque no era un concurso, pero todos estarán de acuerdo que lo hubiéramos merecido. Bajo la batuta Moe, que demostró a lo largo de todos los ensayos su gran paciencia, emocionamos a toda la audiencia que abarrotaba el Salón de Actos. Junto a nuestras voces, las guitarras de Leyre, Isa y Moe nos acompañaron, éste último interpretó con tanta emoción que llegó a romper una cuerda. Sin duda, la nueva letra de la canción de Gloria Gaynor, arrancó las carcajadas de todos los presentes y con la última nota del último villancico el salón se vino abajo. Por último, tuvimos la respon-sabilidad de cantar el último villancico en nombre de todas las residencias, “Noche de Paz”. Hicimos gala de nuestra capacidad de afinación y a pesar de la dificultad de la partitura conseguimos una interpretación única e inigualable que causó la admiración y respeto de todos. Una vez recibidas las felicitaciones de todos los asistentes, la noche acabó en la Residencia Monferrant donde nos dieron algo de picar y pudimos comentar abiertamente todo lo sucedido entre nosotros y las personas del resto de las residencias. Un año más, el certamen fue un éxito. Se logró juntar a un gran número de estudiantes bajo una misma pasión, la música. Cada cual en su estilo intentó plasmar el espíritu de la Navidad bien a través del baile, del teatro o de la música. Con algún gallo de más y la buena voluntad de todos se puso fin al certamen.
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