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Conferencia sobre alcoholismo Daniel García El pasado 16 de diciembre, un grupo de personas afiliadas a la asociación sin ánimo de lucro “Alcohólicos Rehabilitados de Valladolid” (A.R.V.A.) vinieron a darnos una conferencia en la que hablaron sobre sus problemas y vivencias.
A.R.V.A. es una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo. El único requisito para ser miembro de A.R.V.A. es el deseo de dejar la bebida. A.R.V.A. no está afiliada a ninguna secta, religión, partido político, organización o institución; no desea intervenir en controversias, no respalda ni se opone a ninguna causa. Su objetivo primordial es mantenerse sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad. El sesenta por ciento de los nuevos enfermos de la organización son menores de treinta años. Cada vez los integrantes son más jóvenes. El alcohol es una droga legal. El alcohólico es el enfermo que padece una fuerte necesidad de ingerir alcohol etílico, de forma que existe una dependencia física del mismo, manifestada a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es posible su ingesta. El alcohólico no tiene control sobre los límites de su consumo y suele ir elevando a lo largo del tiempo su grado de tolerancia al alcohol. No nos tenemos que dejar engañar por el típico mito del borracho andrajoso y sin afeitar, tirado en la calle que bebe continuamente y que pide dinero para seguir bebiendo, pues la mayoría de los integrantes de la asociación son personas aparentemente normales. El alcohólico, después de emborracharse, siente la necesidad de volver a hacerlo. No puede elegir si quiere o no quiere beber, pasa a depender de ello y no puede controlarlo. La típica frase de “yo controlo” acaba haciendo que el alcohol controle a la persona, generando una adicción. Por otra parte no sólo es un problema individual, sino que también implica a las personas del entorno del afectado. El alcoholismo es una enfermedad biopsicosocial. Afecta físicamente a la mayor parte del cuerpo (el 80% de las enfermedades somáticas desarrolladas por estos enfermos son debidas al alcohol), a la mente del enfer-
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mo (la adicción es tanto física como mental y el factor psicológico no puede ser eliminado nunca, pero sí controlado) y tiene consecuencias sociales (como el fracaso en los estudios y el elevado gasto que produce una adicción). Los conferenciantes nos contaron algunas de sus experiencias personales: “Empecé a los veintisiete por la presión de grupo. Uno tiene que saber decir que no”. “Comencé a beber a los catorce años porque empecé a salir con unos amigos que bebían. Acabé saliendo exclusivamente para beber. He tenido tres accidentes de tráfico por culpa del alcohol, rompí con mi pareja, llegué a la ruina económica y acabé en prisión durante cuatro meses, con los consecuentes problemas familiares”. “He gastado entre 3000 y 4000 euros en alcohol. Al final no sabes ni de dónde sacas el dinero y acabas teniendo problemas judiciales. Empecé con el botellón, pero no supe reconocer a tiempo mi problema”. El alcoholismo es una enfermedad que no tiene cura, sin embargo se puede aprender a tratar A.R.V.A. apuesta por terapias de grupo en las que se comparten experiencias y vivencias de todos los integrantes y permitir ayudar a reaccionar ante la adicción. El mensaje que nos quieren transmitir desde la organización no es que no bebamos, sino que controlemos. Que nos riamos con los amigos, no que ellos se rían de nosotros. Y que realmente salgamos para pasarlo bien y no para emborracharnos. La conferencia acabó con un debate en torno al botellón y sus alternativas, el cual acabó con una única conclusión: la solución no está en prohibirlo ni moverlo de sitio.
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