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Recuerdo de Zamora por Santiago Díez Martínez Más sobrio que nunca perdí mi brazo entre las piedras de Zamora. Ahora parece que algo queda de él debajo de la escayola que, no sé por qué, nadie quiere firmar, dibujar o marcar de cualquier manera, tiene cojones. El caso es que volví a la Residencia con muchas anécdotas de una gran Semana Santa y un recuerdo de Zamora. A mí los ceniceros no me van, me gusta más mi propia obra de arte en el brazo derecho. Al llegar, y tras las explicaciones pertinentes, me adapté a mi nueva vida y estrené años. Aquí, en la resi, todo seguía su curso y, a pesar de estar convaleciente y muy, muy manco, nada paró un momento para mi larga recuperación. Y no solo no paró, sino que fue mucho más deprisa. Primero teatro que, además de tragedias y prisas, sin tiempo se hacen huecos gigantes para unas cuantas noches que yo diría no acaban, sólo se unen. Sin movernos de semana ni cambiar el ritmo, desplacé mi escayola con litros de sangría y algunas esponjas en forma de carne a la parrilla. El despliegue allí es máximo y la felicidad de la gente es descomunal, no hay más límite que el río y llega un punto en que deja de serlo, pero el río es otro asunto. La sangría pega en la cabeza pero más sangría quita el dolor y, sabiendo eso, se llega al
autobús por la inercia de otros años. Qué pena acabar el día. Porque sí, el día acaba ahí, la muerte en combate está muy extendida el maldito día que vamos al campo. Y entre unas cosas y otras y, después de aprender a pelar mandarinas, me vestí para un sábado nada normal. No me voy a detener en resumir ni en contar qué pasó o cómo fue, quien más o quien menos sabe cómo se desenvolvió aquella noche. No voy a mencionar a ninguno de los premiados, al sabio que sabe de resacas, a la novata que aprende a toda velocidad, a la del casco que no sabía que le tocaba currar esa noche, al torero que se come todas las fichas, a la que no sabe qué estudia y además se corona, sin saberlo, la más guapa, ni al tutor, que no tumor. Y el mejor premio de todos, el grupo de Santy o el grupo de César (pobre infeliz), en cualquier caso eminencias en esto de vivir y, además, deprisa. Gran momento en que perdí mi brazo derecho en Zamora, de otro modo no recordaría o, por lo menos, no de forma tan clara lo grande que ha sido esta semana, el cierre de un año grande, de otro más. Una pena no poder agarrar todos esos días con más fuerza, y abrazar a todos esos etílicos que me hicieron reír. Maldito brazo. ¡Bendita locura!
¿Está todo inventado en las series? por Diego Blanco González Os habla un ferviente seguidor de multitud de series, principalmente americanas, pero también españolas e inglesas, aún a sabiendas de que hay personas mucho más expertas que yo en este tema. Cuando estoy con un determinado grupo de amigos y digo que, sin exagerar, soy capaz de seguir alrededor de diez series paralelamente, me tachan de friki y de fanático; pero lo que no saben es que me quedo bastante corto al lado de gente de esta Residencia, sin ir más lejos, nuestras queridas coordinadoras de Octava Planta, que pueden llegar a ver veinte o más. En el Alfonso VIII nos une este denominador común, sin embargo, no es este el tema a tratar. Personalmente, opino que “Friends” y “Lost” (esta última seguro que muy discutida por mucha gente) son las ficciones televisivas de referencia de los últimos tiempos. Creo que la cantidad de apasionados seguidores que tienen ambas series es inigualable a ninguna otra, y lo demuestra el hecho de que no se ha hecho nunca nada igual, ni probablemente se pueda hacer en un futuro. Sin
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embargo, el resto de la parrilla televisiva dista mucho de la originalidad que acabo de mencionar, salvando honrosas excepciones. Por empezar por algo… las series de médicos: sin lugar a dudas, el género más explotado mundialmente. Todo empezó con el mítico “Urgencias”, protagonizada por George Clooney, y que tiene su alter ego español en “Hospital Central” (guardando las distancias, aunque ya va por su decimoctava temporada); pero aquello fue evolucionando y se introdujeron algunos elementos que las hacía distintas, como por ejemplo líos amorosos (“Anatomía de Grey”), comedia (“Scrubs”) o ironía y sarcasmo en estado puro (“House”). ¿Qué tienen en común todas ellas? Que cuando hablan de medicina la mayoría no nos enteramos de casi nada. Ahora hablemos de algunas “extrañas” semejanzas entre unas series y otras. ¿A alguien le recuerdan ligeramente las escenas de “How I met your mother” en el McLaren’s a las que tenían lugar en el mítico Central Perk? Y… ¿nadie opina que “Física o Química” es un “Skins” a lo cutre? Sin querer cometer
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