Octava Planta número 39

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17/05/2009

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BEN GIBBARD

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David Hernández Cuando pensamos en alguien importante dentro del panorama musical actual, capaz de componer las mejores melodías, cantar y tocar cualquier instrumento, en seguida nos vienen a la cabeza nombres como Chris Martin, Thom Yorke, o Damon Albarn. Pero ninguno de ellos es tan incansable como el polifacético Ben Gibbard. Gibbard ha contribuido sobremanera a la escena musical con sus tres bandas (Death Cab for Cutie, Alltime Quarterback y The Postal Service), cientos de conciertos y varios discos en solitario, música para documentales y películas y un sinfín de colaboraciones en grupos de amigos, tocando la batería, el bajo, la guitarra y, por supuesto, cantando las segundas voces. Su historia musical comienza a los trece años cuando sus padres se mudan a Mariland por cuestiones de trabajo. Mientras, el joven Ben escuchaba grunge muy cerca del club 9:30, parada obligatoria de cualquier banda en gira por la costa Este y, pese a no poder entrar a los conciertos, puesto que la edad mínima para ello eran los dieciséis, sí podía escuchar a través de la radio local las emisiones en vivo de las bandas que allí tocaban. Más tarde se mudó a Seattle, donde cultivó sus raíces musicales para acabar en la Universidad de Bremerton en Bellingham, donde estudió Ingeniería Química Medioambiental y trabajó como DJ de la radio universitaria. Ben solía pasearse por el campus con una camiseta del grupo Teenage, lo que llamó la atención de Chris Walla, que en seguida se acercó a hablar de música con él. Al poco tiempo ya se encontraban tocando y componiendo juntos lo que sería la primera demo de Death Cab for Cutie, “You Can Play These Songs With Chords”. Habían reclutado al compañero de habitación de Ben, Nick Harmer para que tocase el bajo y a Nathan Good a la batería. Grabaron solamente 100 copias en casete, que ahora se cotizan por todo lo alto. Mientras creaba y pensaba en lo que sería el proyecto de Death Cab for Cutie, Ben tenía algunas canciones en mente que no se adaptaban al estilo del grupo, por lo que formó un proyecto en solitario con un teclado, una guitarra más bien desafinada y un equipo de grabación casero construido a partir del micrófono de un walkman, con los que en 1999 Ben logra grabar diez canciones de estilo meloso y melancólico en las que se le escucha apretando los botones de rec y stop. El proyecto lleva

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por nombre All-time Quarterback y diez años después de su lanzamiento es considerado una joya de la música indie en lo que a autoproducción se refiere. Canciones pegajosas pero simples, con letras sobre vandalismo infantil, amores juveniles y excesos del rock. Volviendo con Death Cab for Cutie, en el verano de 1998 lanzaron el LP Something About Airplanes, logrando buenas críticas en el círculo de la música independiente y, en el 2000, el que sería su primer disco completo, We Have the Facts and We're Voting Yes. Durante la grabación del disco, el batería Nathan Good decide abandonar la banda, con lo que en el disco sólo aparecen dos temas grabados por él. Viéndose en medio de la grabación y sin un batería de confianza, Gibbard decide grabar él mismo la batería de todo el resto del disco. Ya con nuevo batería (Michael Schorr, más tarde sustituido por Jason McGerr) siguieron grabando discos y cosechando éxitos bajo el sello independiente Barsuk Records, hasta que en 2004, tras romper todas las estadísticas con su disco Transatlanticism y aparecer en la serie de televisión The O.C, firmaron un contrato con la multinacional Atlantic Records, en la que permanecen actualmente y con la que han publicado ya dos discos, Plans y Narrow Stairs, ambos aclamados tanto por la crítica como por el público. En 2003 nace otro proyecto musical de manos de Ben Gibbard y Jimmy Tamborello, The Postal Service, esta vez más próximo a la electrónica que al rock. El nombre se debe a la forma en la que ambos se intercambiaban los masters de las canciones a través del servicio de correos, ya que Ben se encontraba habitualmente en Seattle y Jimmy residía en Los Ángeles. Jimmy creaba las bases electrónicas y Ben añadía las letras, guitarra y voz, con la ayuda de Chris Walla, para que de nuevo Jimmy les diera el toque final, logrando un resultado impresionante sin ni siquiera encontrarse en la misma sala de grabación. En lo que a actuaciones en directo se refiere, Ben es insaciable, recorre los escenarios de medio mundo no solo con su grupo, sino también en solitario acompañado de una guitarra acústica y un piano, versionando canciones propias y ajenas. Reciéntemente ha colaborado con Jenny Lewis y Nada Surf, así como en el documental de Nirvana, Kurt Cobain About a Son, que le sirvió de inspiración para su último disco en acústico, al piano, versionando canciones de Nirvana, Donovan y suyas propias. ¿Se le puede pedir algo más?

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