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Erasmus…sí o no... Jésica de la Fuente Hola, soy Jésica, una estudiante de cuarto de Medicina y una antigua residente del Alfonso VIII, que este año se encuentra en Roma disfrutando de la vida Erasmus. Cuando empecé la carrera de Medicina en Valladolid, ni siquiera se me había pasado por la cabeza irme un año de Erasmus, entre otras cosas porque no sabía muy bien qué quería decir eso de “irse de Erasmus”
A finales de septiembre me planté en la Ciudad Eterna, con veinticinco kilos de equipaje, sin saber hablar cuatro palabras seguidas en italiano y sin tener ni idea de dónde viviría. Los cinco primeros días dormí en un albergue, con gente joven de diferentes nacionalidades que estaban en Roma por diferentes motivos. Fue toda una experiencia compartir habitación con gente desconocida, y es una gran oportunidad para conocer gente. Cuando llegué, quedé con la otra chica de mi facultad que estaba también en Roma de Erasmus. Las dos estábamos en la misma situación, necesitábamos encontrar un piso cuanto antes. Fuimos al centro de Relaciones Internacionales de nuestra nueva facultad, y el coordinador nos echó una mano para buscarlo. Encontramos uno perfecto, muy bien comunicado con la facultad y con el centro, y decidimos vivir allí juntas. La verdad es que siempre vas con miedo, porque todo el mundo te dice que las primeras semanas son difíciles. Entonces una vez que empieza tu experiencia Erasmus te preguntas: ¿quién narices me ha mandado a mí venirme un año a estudiar a Roma?, ¿cómo voy a ir a clase si ni siquiera entiendo dos palabras en italiano?, ¿cómo voy a aprobar los exámenes, si son orales y no sé hablar italiano? Luego, poco a poco, vas afrontando la situación, ves que todos los erasmus que conoces hasta el momento tienen las mismas dudas y miedos que tú, y piensas: “lo que tenga que ser será”
En mi segundo año de carrera comencé a familiarizarme con esta palabra, ya que varios amigos y conocidos se fueron de Erasmus a diferentes países: Holanda, Alemania, Bélgica, Italia…y tuve la suerte de ver de cerca cómo era la vida Erasmus cuando fui a visitar a una amiga que estaba en Lieja. Poco a poco, el año pasado, empezó a aparecer en mi cabeza la idea de irme de Erasmus, ya que otra amiga mía estaba pensando irse a Francia el año siguiente. Al final, una serie de acontecimientos me hicieron decidirme y pedir la beca para irme un año a Italia. Yo tenía en mente irme a cualquier ciudad del norte del país, pero al final casualidades de la vida me hicieron terminar en Roma.
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