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concurso de decoración de pasillos Willy y Jonathan Catorce de diciembre de 2008, medianoche: comienza la lucha por la victoria en el concurso de decoración de pasillos. Este año, con más ilusión que nunca, la gente se vuelca en compañía de sus vecinos para hacer que su pasillo sea el premiado al final de la semana y, para ello, no dudan en usar todo tipo de artimañas como robar o espiar a los pasillos contrincantes.
Al entrar en el tercero nos encontramos un triste y oscuro pasillo. Sus habitantes, los cuales no conocían la fiesta, recibieron la visita de los duendes de la Navidad, que hicieron del tercero una bomba de luz, color y sonido.
Las ideas no están del todo claras pero, a medida que pasan los días, el gran momento se acerca y todo el mundo sabe cómo convencer al jurado de que son los merecedores de ese preciado champán. Durante esa semana la afluencia de gente a las manualidades nocturnas es envidiable y nadie se aburre mientras dibuja, recorta, pinta… y comparte un rato con sus vecinos. Las últimas noches el tiempo ya aprieta y hay que centrarse más en la decoración y evitar el estar toda la noche de paseo por los pasillos rivales. Llegó el gran día, después de muchas horas de trabajo en las que la diversión tuvo gran presencia, toca ponerse en manos del jurado. Como cada año, comienzan en el séptimo su recorrido por todos los pasillos. Este año, “los de arriba” apostaron por la carta de Alfonsito a los Reyes Magos. Un pasillo lleno de juguetes, una gigantesca carta y un niño pensando sus regalos fueron sus armas para intentar enternecer el corazoncito del exigente jurado. Tocaba bajar un piso y adentrarse en la fábrica de juguetes donde nos mostraban el proceso de elaboración. Desde la “sala de ideas”, pasando por el taller de fabricación hasta el almacén y empaquetamiento. Los empleados trabajaban duramente para que cada niño tuviera su regalo bajo el árbol. Ya en el quinto nos encontramos la lucha entre el cielo y el infierno. Un regalo fue la causa, aunque como no podría ser de otra forma en Navidad, ángeles y demonios acabaron decorando el árbol y cantando villancicos todos juntos con Dios a la guitarra. Llegamos al ecuador del recorrido, el cuarto piso, donde la familia Alcántara nos espera en su cena de Nochebuena. En ese momento comienza el discurso del Rey, el cual se ve interrumpido por algunos de los anuncios más famosos de Navidad. Tanto las palabras de Su Majestad como el torpe caminar de las muñecas de Famosa y el turrón del Almendro nos hicieron volver a casa por Navidad.
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En la pitufilandia del segundo, unos pitufos deseosos de poder celebrar la Navidad reciben la visita de Papá Noel y deciden secuestrarlo para así disfrutar de la fiesta para siempre, pero la inesperada intervención del Equipo A lo libera y todo vuelve a la normalidad, regalando los pitufos a los allí presentes. Por último llegamos al primer piso, que estaban en la prehistoria, época en la que realmente comenzó la Navidad. La cueva construida en su sala de estudio fue el escenario elegido para mostrarle al jurado la verdadera historia. Tras la visita del jurado, el cual debía decantarse ya en sus votos, los residentes corrieron a sus habitaciones porque a las diez era la gran cita de la cena de Navidad, donde se darían a conocer los resultados. Finalizada la cena, el Director, micrófono en mano, procedió al recuento de los votos. Cada voto era aplaudido o abucheado según los intereses de cada pasillo. Finalmente, el cuarto se alzó con la victoria tras un reñido mano a mano con los pitufos del segundo que, como era de esperar, no estuvieron de acuerdo con el resultado, aunque eso no impidió que desde el primero hasta el último, independientemente de sus votos, los residentes se fueran de fiesta para celebrar u olvidar su posición en el ranking de pasillos. Hubo mucho trabajo y todos le cogieron cariño a su pasillo con su decoración durante estos días, por lo que a todos nos entristeció dejarlo para irnos a casa. Así que ahora esperamos con ansia la llegada de la próxima decoración, la cual será tan bonita y divertida como la de este año. ¡Buena suerte!
Octava l a n t a
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