Octava Planta número 36

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19/05/2008

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...fiesta de fin de curso nuestros butacones... ¡Era el turno de la entrega de becas! Diego y María empezaron a nombrar a los residentes de tercer año. Empezaron a desfilar uno a uno, era el momento ideal para cotillear con mis colegas sobre los atuendos de todos los becados. Por la mitad de la lista dijeron “Δηαρμα Ινιχιατιϖε”. ¡Ése era yo! Me levanté, subí al escenario, cogí mi beca y mi insignia, posé para las fotos y me fui de nuevo a mi asiento. Llebaba tanto tiempo esperándolo... y sólo ha durado unos pocos segundos. En fin, que empezaron a dar los premios de deportes y a continuación empezó a hablar la vicerrectora dándonos ánimos con los estudios y aconsejándonos sobre la vida del estudiante.

Mi dire se despidió y todos nos levantamos, pero Gandalf dijo: “Todos quietos, que falta el coro”. Así pues, nos pusimos en pie para escuchar a ese grupo de voces angelicales cantar el himno universitario, el “Gaudeamus Igitur”. Ahora sí que había sido clausurado el acto y mis compañeros y yo subimos al escenario para hacernos la famosa foto de grupo con mi dire y demás gente importante. Ya que estaba arriba aproveché para hacerme un book de fotos. Acabo de llegar a la resi y me tengo que bajar rápido al Vino de Honor, así que te dejo y mañana continúo con la fiesta de esta noche.

Domingo, 27 de abril Maldito diario, no me apetece nada escribir. Tengo una resaca que me duele hasta pensar. Esto no es vida. Esto no es un cuerpo, es un desecho humano. Con lo estupendo de la muerte que iba ayer, y hoy estoy hecho un harapo. Voy a comenzar a contarte como fue el Vino de Horror. Los pinchos, montaditos, canapés... como siempre, el vino en sí, malísimo (también como siempre), lo mejor de todo, la compañía. Este año las mesas tenían latas de refrescos, lo que permitió una ingesta más fácil del delicado néctar. Me paseé un poco por cada mesa y ya era hora de irse a beber al cuarto de alguien, porque tenían que acondicionar el comedor para su función de “discoteca”. Al cabo de un rato bajé y ya estaban ahí los tutores haciendo de DJ’s poniéndonos “musicota de la guapa”. Como llegué de los primeros tardó un rato hasta que la “discoteca” se llenó. Fue entonces cuando repartieron el premio a los tres ganadores de Cada oveja con su pareja. Luego empezaron a dar demasiado poco a poco los premios Naranja y Limón. Y yo mientras no paraba de beber y darlo todo con la musicota. Este año por fin nos pusimos de acuerdo y fuimos todos a Campus. Lo que ocurrió allí se puede explicar con una canción: “Oh I love to love, but my baby just loves to dance”. A partir de aquí mis recuerdos de la noche están nublados. Y ya no escribo más que estoy muerto. XOXO

XOXO

Octava l a n t a

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