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La deshumanización en Medicina. por Borja Merino Díaz Día tras día se han podido contemplar en diferentes medios de comunicación excelentes y grandiosos avances científicos y nuevas investigaciones en el ámbito de la Medicina, y del entorno Biosanitario. Así se ha descubierto el Genoma Humano y hay noticias esperanzadoras para combatir enfermedades tan graves como el VIH o el cáncer. Pero, sin embargo, es triste e indignante que, pasado el tiempo, se sigan viviendo día tras día, ya en pleno siglo XXI, escenas en las que se vulnera en muchos casos los derechos del paciente y de sus familiares; escenas que ponen de manifiesto una deficiente relación médico-paciente y el poco avance, años después, en este problema tan importante como es la falta de humanidad en la práctica médica. Precisamente por lo que significa la interacción médicopaciente, es necesaria una actitud de comprensión, ayuda y apoyo (no sólo técnico, sino también psíquico) por parte del médico. El acto médico se puede entender como la interacción entre el paciente y el médico. Es una interacción de desigualdad entre un paciente enfermo, que desconoce en la mayoría de los casos qué le puede estar sucediendo. Es vulnerable y deposita su total confianza en el médico (lo que le hace estar sometido a una indefensión); y el médico, que tiene una cierta posición social, conocimientos, y los medios para hacer posible la curación de ese enfermo. Esas características peculiares del paciente hacen que adquiera mayor importancia la actitud que manifieste el médico ante él, pues tendrá una gran repercusión psíquica en el paciente, pudiendo provocar el médico por su actitud hostil que un paciente agrave su sentimiento subjetivo de malestar. De ahí que sea de suma importancia una actitud de cercanía, apoyo, comunicación y humanidad hacia el paciente y sus familiares.
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Actualmente, muchos profesionales se limitan sólo a remitir el Documento de Consentimiento Informado al paciente para que éste lo lea y lo firme, sin mayor explicación verbal por parte del facultativo. Para una persona que está débil y va a tener que ser intervenida en un quirófano, leer tantas posibles contraindicaciones le genera un estado de miedo y ansiedad considerable. La Medicina y el acto médico no son simplemente la adquisición de unos conocimientos y técnicas con el fin de curar al paciente; sino que debe incluir una serie de actitudes que no son teóricas ni están en los libros, ni se enseñan en las Facultades de Medicina en asignaturas específicas; sino que radican y son innatas en cada persona. Actitudes como el servicio a los demás, espíritu de ayuda, emplear tanto tiempo como sea posible en explicar detalladamente a un paciente cuál es su patología o qué intervenciones o pruebas complementarias se le van a realizar; trato humano a ese ser humano y que el paciente perciba en los médicos un gesto amable, comprensivo y de cariño, etc. La materialización de la Medicina es un error y, repercute en los enfermos, sin los cuales la profesión médica no tendría sentido. Nunca hemos de olvidar que el fin del ejercicio médico debe ser intentar conseguir siempre que sea posible la recuperación del estado de salud del enfermo. Que su sufrimiento y sentimiento psíquico de malestar sea uno u otro va a depender, sin duda, del tratamiento afectivo que reciba por parte de los distintos profesionales sanitarios. Por tanto, dependerá mucho de todos los profesionales sanitarios que, en los hospitales y centros, los pacientes se sientan plenamente acogidos, apoyados, y tratados como verdaderamente se merecen, con el respeto de sus derechos.
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