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13/05/2007
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Bueno, antes de nada me presentaré. Mi nombre es Ana y estuve en la Residencia 4 años (del 98 al 02). Durante mi estancia en la Residencia (aparte de estudiar Físicas) estuve metida en el Grupo de Teatro, en la Revista, fui tutora... v a m o s , q u e aproveché el tiempo. Después de dejar la Residencia, estuve viviendo dos años en un piso enfrente de El Clínico. No es que me cansara de estar en el Alfonso (al contrario), sino que me apetecía también probar qué era eso de vivir con amigas, hacer la comida, estar atenta a los recibos de la luz y el agua...Y salió bien. Vivimos dos años en una casita en la que nos pasó de todo (inundamos a los vecinos, tuvimos unos vecinos chapas, muchas fiestas, etc). A pesar de vivir en un piso, no quería dejar del todo la Residencia, así que seguí participando en el Grupo de Teatro, ayudando con el vestuario, maquillaje y demás en obras como Familia, 10 negritos, etc….¡Qué bien nos los pasábamos haciendo el ganso en el gimnasio (¿verdad Espe?)! Cuando acabé la carrera, mi novio estaba de Erasmus en Dresden (Alemania), así que aproveché y me fui mes y medio a visitarle. Además de pasármelo en grande con eso de la vida Erasmus, aprovechamos para visitar algunas ciudades de Alemania (Dresden, Berlín, Hamburgo, Lubeck) Se acabaron las vacaciones y tocó la hora de pensar qué se hacía ahora. La verdad es que yo lo tenía muy claro. Quería encaminar mi vida hacia el desconocido mundo de la “Radiofísica Hospitalaria”. Para el que no lo sepa, el radiofísico es la persona encargada de llevar todo el tema de seguridad nuclear y de radiaciones en un hospital. Para formarte como radiofísico tienes que hacer una oposición. Así que me puse a estudiar como una loca para conseguir mi fin. Para mi desgracia, la vida del opositor es dura, solitaria y bastante frustrante. Me pasé un año estudiando para nada. Pero no me di por vencida. Volví a casa de mis padres (en León) y seguí estudiando con esmero. Sabía que ese iba a ser mi año, así que me
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esforcé al máximo. Pero llegó la hora de la verdad…y me quedé la 32 de 27 plazas. Creo que nunca he sentido tanta rabia como ese día…. Me replanteé mi vida laboral y decidí probar con otras cosas. Mientras hacía el CAP (curso que te capacita para ser profesor de secundaria), me llamaron de una academia de policía en León para preparar a los policías nacionales en la parte de electrónica…Yo accedí y ahí estuve enseñando a los futuros policías qué era un semiconductor, diferencias entre analógico y digital, etc. ¡Qué mal lo pasé el primer día!. Entré en una clase y 30 individuos de metro noventa me miraban como diciendo “¿y qué nos va a contar esta mocosa?”. Tras un par de días ya me acostumbré a ellos (¡y ellos a mí!) y ahora tengo amigos policías en casi toda España (que nunca viene mal, jejeje). Cuando se acabó el contrato en esa academia (en marzo del año pasado, aproximadamente), mi novio aprobó una oposición y le mandaron a Canarias. Tras pensarlo mucho, decidí irme a vivir con él. Así que nos fuimos a vivir juntos por primera vez a una isla en la que no conocíamos absolutamente a nadie. Al principio fue duro (adaptarse a la ciudad, buscar piso, trabajo, etc) pero con el tiempo nos fuimos acostumbrando y la verdad es que fue una experiencia alucinante. Aprovechamos para conocer las demás islas (preciosas todas) y a disfrutar de la playita, el sol y la gente canaria, que es encantadora. Y sobre todo, aprendimos a vivir juntos, a adaptarnos a las manías del otro, etc…. Yo vivía dando clases en una academia (ya convencida de que lo mío era la enseñanza). A finales del pasado agosto, a mi novio le dieron traslado a Madrid y a mí me llamaron de un colegio en León para cubrir una sustitución. Así que volvimos a la península y aquí seguimos. Yo ahora ya no estoy en el colegio (era una baja y se me acabó en abril). Preparo oposiciones a Secundaria por Matemáticas y doy clases particulares por las tardes. En un futuro, espero seguir en esto de la enseñanza e irme a vivir con mi novio a Madrid. Por último, decir que me ha hecho mucha ilusión seguir participando en la revista. La verdad es que tengo mucho cariño al Alfonso VIII por todo lo que pasé ahí y me gusta seguir formando parte de ella (aunque sólo sea con este artículo).
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