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13/05/2007
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mente no tienen nada que ver unos con otros, deberán encontrar la manera de colaborar, uniendo sus habilidades, para salir de la trampa donde se encuentran encerrados. Imprescindible. Cuando ya amanecía, llegó la hora de otro clásico: Le llamaban trinidad, un spaguetti western de Bub Spencer y Terrence Hill. Es, sin duda, una de las películas más conocidas de este dúo cómico que incluso dió lugar a una secuela. Supongo que la gente se estaba preparando para participar en la media maratón universitaria (sarcasmo), pero lo cierto es que nadie vino a disfrutar de los letales golpes de Bud y Terrence, por lo que tuve que suspenderla. A la hora de desayunar lo típico son los dibujos animados, así que elegí uno de los clásicos Disney de toda la vida: El rey león. No voy a contar las aventuras de Simba por la selva, porque todos hemos sido niños y nos sabemos la película de memoria. Lo curioso fue ver como María vino a comprobar si en la obra había echo bien de león. Pertrechados con un cafetazo mañanero, nos dispusimos a ver Donnie Darko, una genial película al estilo El efecto mariposa o Memento (de las que no te enteras hasta el final). Jake Gyllenhaal (Jarhead, Brokeback mountain) es Donnie, un chaval esquizofrénico que se levanta sonámbulo por las noches y amanece no sabe cómo ni dónde. En uno de estos días, se libra de morir en un terrible accidente, ya que un motor de un avión se estrella en su habitación. Influenciado por este hecho, comienza a tener visiones de Frank, un conejo gigante que le dice que en un mes terminará el mundo. Ciencia-ficción y una banda sonora efectiva se unen en esta película que no os defraudará. Llegaba el turno a mis tres obsesiones cinematográficas: Quentin Tarantino, Kevin Smith y The Rocky Horror Picture Show. El primer turno fue para el enfant terrible de Hollywood: Quentin Tarantino. Su cine no deja indiferente a nadie, o lo amas o lo odias. Yo, por supuesto, soy de los primeros, como demuestra el hecho que haya puesto casi todas sus películas este año. Para el maratón elegí Kill Bill (Vol.1), la sanguinaria búsqueda de venganza de La Novia (Uma thurman) a la que Bill y su escuadrón letal DIVAS daban por muerta, tras matar a todos los asistentes a su boda y dispararle en la cabeza. Escenas de lucha tremendas (como la de los 88 maníacos), una banda sonora genial (como siempre en el cine de Tarantino), un pequeño corto anime y ese toque de humor negro que le caracteriza, salpican la película y la hacen una de las imprescindibles del cine actual. La anécdota
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de la proyección fue que tuvimos que verla en versión original, no porque yo quisiera, sino porque me amenazaron con irse si la ponía en español. Omitiré nombres para que no les marginéis por freakies. A la hora de comer lo mejor es unas risas, y para ello el genio es Kevin Smith. Dogma es una sátira tremenda a la iglesia católica que se mete con los dogmas, no con la religión. Unos ángeles expulsados del paraíso encuentran la manera de volver al cielo. El problema es que si lo lograran, demostarían que Dios se equivocó, por lo que toda la existencia desaparecería al ser Dios un ser infalible. Ángeles, demonios, musas, un decimotercer apóstol negro que afirma que Jesús también era "un hermano", la última descendiente del linaje de Jesús... se unen en esta comedia sin desperdicio en la que no sólo Dios es mujer, si no que es Alannis Morrissette. El reparto es tremendo, porque aparte de la cantante y de los consabidos Jay y Bob el Silencioso (el propio Smith), tenemos a Ben Afleck y Matt Damon, Salma Hayek, Chrish Tucker, Alan Rickman o Jason Lee (Me llamo Earl). La película no dejó indiferente a la ultraconservadora población americana, lo que provocó una oleada de protestas a las que el propio Smith se unió, tal como lo cuenta en el tutubo: http://www.youtube.com/watch?v=rB6q7Xbz8vE. Simplemente MAGISTRAL. Y para finalizar el maratón, algo que espero que se convierta en una tradición más del Alfonso: la proyección con toda la parnafernalia de The Rocky horror picture show. Este año era la segunda vez que la ponía, pero aún así la gente vino; los veteranos horroritas y gente nueva dispuesta a "desvirgarse". La película es transgresora todavía, y eso que es de 1975. Pero lo mejor es todo el show que montamos alrededor: lanzamos arroz, nos peleamos con pistolas de agua, bailamos, cantamos... Es una experiencia que hay que probar, porque es una manera diferente de disfrutar de una película y mejor hacerlo en la resi, con mucha más gente que tú sólo en tu salón. Animaros a entrar en este mundo y no os arrepentiréis. Para finalizar, agradecer a todos aquellos que han ido a ver las películas, aún a horas intempestivas y sobre todo a Ana y Hugo por hacerme compañía y no perderse ninguna. That's all folks!!!
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