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DEATH BY HANGING

Por Celeste A Díaz Calderón

En la solemnidad de un cuarto de ejecución en una prisión, vemos a un hombre vendado de los ojos con la cuerda bajo el cuello, ha consumido su última cena y ha tenido su última consagración. Al jalar la palanca el cuerpo cae y queda suspendido en el aire unos minutos, se acerca el médico forense a registrar la hora de muerte pero para sorpresa de todos, el criminal sigue vivo.

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Death by Hanging (1968) es una de las obras más controvertidas del titán cinematográfico Nagisa Oshima, conocido por crear piezas fílmicas de magna importancia dentro del marco de La Nueva Ola del Cine Japonés tales como la galardonada en Cannes El Imperio de la Pasión (1978), The Catch (1961) y Shiro Tokisawa (1962). Oshima se oponía a los pedestales canónicos del cine, entre ellos no más ni menos que Akira Kurosawa, y por medio de la narrativa avant garde destinó su labor artística al cuestionamiento de la naturaleza japonesa y sus contradicciones. El estilo de Oshima es muy claro y no busca esconderlo a lo largo de su filmografía, la dirección actoral está claramente orientada a un enfoque más teatral e histriónico en los personajes; una decisión que busca apelar a la mirada absurda para poder llevar a cabo una crítica de carácter social.

La crítica es sencilla y a la vez se compone de un conjunto de capas, Nagisa rechaza la hegemonía japonesa y los valores que han quedado tras la Segunda Guerra Mundial; aaaaaaaaaa los personajes hablan de raza e imperialismo, hay miradas fijas e hipnotizantes hacia el espectador. Death by Hanging es la crítica más obvia y absurda que produce Oshima, llamando al espectador a cuestionar la burocracia de la crueldad bélica, la pena capital y la subyugación histórica del pueblo coreano. “¿Qué es una nación y por qué no podemos verla? ¿Se debe morir por algo invisible?” son planteamientos que se realizan los personajes, tomando en cuenta su propia composición étnica y los factores políticos que desencadenan en su actuar.

‘R’ es un criminal de 22 años condenado a la pena de muerte, ha asesinado y violado a dos mujeres en un lapso de cuatro años y, al momento de ser ejecutado, sobrevive. Los servidores públicos que ahí se encuentran, entre ellos el alcalde de la prisión, el secretario de educación, el secretario de seguridad, el médico forense, un padre católico y otros; no llegan a un acuerdo sobre cómo sobrellevar la situación. Al despertar, ‘R’ pierde toda memoria de su vida y por lo tanto la consciencia de sus crímenes; esto significa que no pueden ejecutarlo. A partir de aquí, los personajes intentarán hacer que ‘R’ haga conciencia de su persona, su pasado y el motivo de sus crímenes, esto por medio de una puesta en escena que poco a poco borra las líneas entre lo real, lo imaginario y lo simbólico.

El desarrollo va a complejizarse cuando conocemos, ya en el minuto 35 de la película, que ‘R’ es un coreano étnico. Esto abre a los personajes un conjunto de cuestionamientos complejos con respecto a la raza y el imperialismo “¿Qué es ser un coreano?”. La respuesta de los personajes es una burla al racismo fundamentalista japonés: “Para nosotros los japoneses, ustedes los coreanos son coreanos, independientemente del país”.

Tal respuesta, por absurda que pueda parecer, no es extraña al panorama de la posguerra, donde hubo muchos casos de personas étnicamente coreanas nacidas en Japón que fueron discriminadas y relegadas a la pobreza tras la división coreana. Esto es un punto importante ya que, encontramos aaaa una representación dual de este aspecto, en una dramatización caricaturesca y racialmente insensible por parte de los funcionarios para poner en evidencia sus prejuicios.

Oshima pinta una imagen en la marca 1:28:39; una docena de funcionarios públicos en la línea de la pena capital sentados al rededor de dos coreanos, ‘R’ y su hermana, desnudos bajo la bandera de Japón. Esto es una representación simbólica de la subyugación del pueblo coreano ante las miras expansionistas, lo cual no queda al aire sino que los mismos personajes enuncian de manera tajante: Los crímenes cometidos por ‘R’ son producto del imperialismo japonés.

Esta idea es una constante en la segunda mitad de la película, donde confluyen la teatralidad, lo simbólico y lo político en la crítica que realiza Oshima. Imágenes ficticias y metraje real de la vida en los barrios pobres de Corea del Sur. Es una narración sobre empatía, un tema que la película toca por medio del personaje de ‘R’ y el cómo sólo llega a reconocer sus crímenes contra sus dos víctimas en la medida en que las ve reflejadas en la figura de su hermana. En ese sentido, Oshima busca que el espectador japonés considere su parte en el juego histórico de la dominación, que observe cuáles han sido los costos de las miras expansionistas japonesas del siglo XX.

Es un material obligado para el aficionado al cine japonés, una pieza que genera contrapesos con respecto al cine clásico hegemónico mientras lleva a la reflexión necesaria para la reconfiguración social en Japón para la posguerra. Pinta un paisaje onírico para el cuestionamiento histórico de la relación compleja que existe entre Corea del Sur y Japón, relación que hasta el día de hoy, a cincuenta y cuatro años del estreno de Death by Hanging, sigue representando una serie de problemas en materia de responsabilidad histórica y reivindicación de la Ocupación Japonesa.

Nagisa Oshima y su contemporáneo, Seijun Suzuki, sentían que el cine clásico japonés ya no representaba las verdaderas vicisitudes de la vida en Japón. La Nueva Ola de Cine Japonés es la convergencia de un panorama político y un momento de crisis en el consenso nacional. Es por medio de estas piezas, especialmente en Death by Hanging aaaa donde podemos encontrar estas inseguridades plasmadas en el celuloide. El caos, el desorden, la crueldad y la burocracia de la pena capital.

El panorama de la posguerra japonés es desalentador para los cineastas jóvenes como Oshima y Suzuki, cuyos estudios buscan nuevas formas de producir cine dando paso a que ambos, quienes en ese momento ejercían como primeros Asistentes de Dirección, dirijan sus propias ficciones. Es por medio de ellas que podemos ver la mirada de la juventud japonesa de mediados del Siglo XX, desamparada ante una nación debilitada por la guerra, avergonzada por el pasado y aterrorizada por la incertidumbre del futuro.

Death by Hanging

Este sentimiento de languidecimiento no sólo se restringe a la Nueva Ola de Cine Japonés, sino que podemos encontrar un sentimiento generalizado en otras expresiones artísticas tales como Tokyo Blues (1987) del aclamado autor Haruki Murakami.

Death by Hanging es una película que comprende en muchos sentidos el análisis del Japón de la década de los sesenta como una nación en transición y abandono de su responsabilidad histórica. Por medio de esta corriente de directores jóvenes encontramos una mirada rebelde, subversiva y vanguardista.

Referencias

CINEMA NIPPON (2020). Oshima's Theather of the Avant-Garde in DEATH BY HANGING. YouTube. Dirección URL: https://www.youtube.com/watch?

v=SBeIwaYswO0&t=206s.

Film Studies for Youtube. (2016). Japanese New Wave-a video essay E.P. YouTube.

Dirección URL: https://www.youtube.com/watch?

v=GSDHwq - eU0&ab channel=FilmStudiesforYouTube

Oshima, N. (1968). Death by Hanging. Criterion Collection.