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Reflexiones sobre una política de seguridad represiva Escalada sionista contra el pueblo palestino

Desde la creación del Estado de Israel, el sionismo ha practicado todo tipo de violencia y una política de limpieza étnica para vaciar Palestina. La historia del movimiento sionista es la historia de la sangría de los palestinos. Todavía los palestinos sueñan con regresar a su tierra y establecer un único Estado palestino democrático, un Estado para todos sus hijos. Pero este sueño no se ha logrado. Al contrario, Palestina sufre cada vez más retroceso y fragmentación.

Así lo demuestra el número creciente de víctimas de la violencia sionista durante la etapa de búsqueda de una solución pacífica al conflicto a través de la Autoridad Nacional Palestina creada tras los Acuerdos de Oslo de 1993. Asimismo, el número de colonos israelíes en Cisjordania, que no superaba los 75.000 durante ese proceso de paz, hoy ha aumentado hasta cerca de un millón.

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Los crímenes sionistas contra nuestro pueblo continúan incluso mientras escribimos estas líneas. Son crímenes que reciben la protección del imperialismo en los tribunales internacionales y, desgraciadamente, de la dirección del pueblo palestino, la llamada Autoridad Nacional Palestina, que se ha convertido en socia de la ocupación y en su obediente servidora para proteger al sionismo. Esta autoridad está trabajando para dividir la unidad de las filas palestinas y la fuerza de la resistencia.

Esto ha animado a muchos Estados reaccionarios árabes a hacer pública su cooperación con Israel, dentro de la política de lo que se llama normalización, lo que hizo que la potencia ocupante se mostrara más brutal ante cualquier resistencia popular.

EVENTOS RECIENTES

Desde principios de este año, el sionismo ha asesinado a más de 90 palestinos bajo la mirada mundial. El actual Gobierno de ocupación es uno de los más extremistas, racistas y odiosos. El Ministro de Seguridad Nacional israelí aumentó sus medidas racistas contra nuestros valientes prisioneros en las cárceles de ocupación, como el aislamiento, la política de desatención sanitaria y la prohibición de ducharse. También redobló la política de demolición de asentamientos palestinos.

Pero las continuas huelgas y acciones de protesta de la resistencia palestina siguen siendo un dolor de cabeza para las fuerzas de ocupación. Lo que está ocurriendo ahora podría empujar a este Gobierno fascista hacia aventuras militares para salir de la profunda crisis estructural a la que se enfrenta.

Este es el clima político en el que el sionismo ha desencadenado ataques contra los países vecinos. Sigue atacando diariamente a Siria y Líbano, a pesar de la catástrofe del terremoto. El asedio a Siria se debe a su postura de apoyo a los derechos de los palestinos y su rechazo a la arrogancia sionista. Siria, su pueblo y su ejército, están pagando muy cara su posición patriótica y de principios sobre la cuestión palestina y su negativa a someterse a Occidente.

Por lo tanto, no es posible separar lo que está ocurriendo con la hermana Siria o con el Líbano de lo que está ocurriendo dentro de los territorios palestinos ocupados. El enemigo es uno y el objetivo es uno para todos los pueblos árabes: una salida de la dependencia absoluta de Occidente y del imperialismo mundial.