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Soberanía alimentaria en las grandes ciudades

Los sistemas agroecológicos de soberanía alimentaria tienen múltiples visiones, escalas y circunstancias. En esta oportunidad nos referiremos al tema desde lo territorial en relación con las grandes ciudades y los centros urbanos, que en Venezuela se localizan geográficamente al norte del territorio nacional, y concentran a más del 90% de la población del país.

Para este debate proponemos políticas que fomenten la organización de la producción agrourbana en redes de productores que conformen sistemas de agricultura para fortalecer la soberanía alimentaria en las ciudades. Estas redes pueden crear nichos dedicados a la producción de semillas y plántulas hortícolas o a la producción de huevos que garanticen el consumo urbano familiar de proteína animal; y también pueden contribuir a la producción de tecnología industrial y artesanal para las necesidades de la producción familiar en el campo, confeccionando deshidratadoras con energía solar de ventilación forzada, arietes hidráulicos y bebederos circulares, entre muchas otras iniciativas.

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En las organizaciones y movimientos sociales y comunitarios tienen un rol muy importante la participación de las mujeres y el liderazgo que ejercen en las familias matricentradas, muchas de éstas migradas desde los campos con profunda cultura comunal en el uso productivo de terrazas, patios y azoteas.

Otro aspecto relevante es identificar en un primer anillo periurbano, las familias campesinas con menos de una hectárea de tierra, y crear las condiciones para el establecimiento de otras, en lotes de terreno con pendientes no mayores a 25% que, con las debidas medidas de conservación de suelos y programas orientados, fomenten sistemas mixtos de plantaciones de café, cacao, policultivos de berenjena, pepino, calabacín, chayota, auyama, batata, papa, yuca, leguminosas arbóreas y producción de hortalizas, alternados con la producción de aves a pastoreo.

Un Plan Para La Venezuela Postrentista

Las políticas de estímulo para los productores periurbanos deben considerar las capacidades de asociación, coasociación y consorciación con los productores agrourbanos y los productores del primer anillo perirrural, haciendo parte de una conexión de mutuo beneficio con las redes de la producción campesina.

En estos sistemas también se debe fomentar en el primer anillo perirrural el establecimiento de familias campesinas en lotes de terreno de entre dos y cinco hectáreas, con pendientes menores a 10% y las medidas de conservación de suelos que correspondan, para fomentar la producción de ovejos y cabras a pastoreo, para la producción de carne, leche y queso.

En esta escala también es muy importante la asociación, coasociación y consorciación, pero en este caso, dirigida principalmente a los procesos industriales o artesanales de la producción y la comercialización de la producción entre redes de proconsumidores. Las políticas de estímulo deben orientarse entonces al escalamiento industrial para agregar valor a la producción agroecológica y a las buenas prácticas de conservación de suelos y aguas.

Para la Venezuela postrentista, es estratégica la integración de la producción agroecológica urbana, periurbana y perirrural, en los planes de crecimiento de las grandes ciudades y centros urbanos, cuyos modelos han obedecido a los intereses del capitalismo neoliberal mercantil. Esto requerirá, sin embargo, de una profunda voluntad política del poder popular a favor de los intereses de los trabajadores de la ciudad y el campo.