Especial 1º de Mayo

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Suplemento Especial 1o de Mayo 1º de mayo de 1886

BA TALLA HISTÓRICA EN LA LUCHA BAT POR LA JUSTICIA SOCIAL Por: Pedro Gutiérrez A casi cien años de los gloriosos acontecimientos protagonizados por las masas trabajadoras y otros sectores populares del París de 1789 -que se decidieron a encarar al costo de sus propias vidas la toma de la Bastilla, buscando caminos a la libertad y a la justicia ante la dramática y miserable situación que las mayorías soportaban- la clase obrera de los países capitalistas más desarrollados para entonces, daba una nueva e histórica batalla en defensa de sus intereses, que no eran otros que la defensa de su existencia, esta vez dirigida a conquistar la jornada laboral de ocho horas. Como es sabido, el Capitalismo, que había surgido de las entrañas colonizadoras y saqueadoras del sistema feudal, tomaba cuerpo utilizando las más sentidas consignas de las masas durante la Revolución Francesa y recorría buena parte del mundo ofreciendo “villas y castillos” a los trabajadores, embelleciéndose a sí mismo y presentando al régimen explotador como algo que ofrecía igualdad de oportunidades para todos. No obstante esta prédica, la realidad que padecían las masas era extenuantes jornadas de trabajo, salarios miserables y un trato inhumano, con lo cual sus nuevos amos se garantizaban las mayores ganancias posibles.

Para entonces, a mediados del siglo XIX, Marx, creador del Socialismo Científico, llamaba a todos los proletarios del mundo a unirse para combatir las injusticias y crueldades del “joven” sistema capitalista y a prepararse para la construcción de la sociedad socialista. En los países más importantes de Europa hervía la lucha de clase, la lucha de los explotados contra sus explotadores. Millones de hombres y mujeres se levantaban airados en procura de mejores condiciones de vida y de trabajo, especialmente en Francia, Alemania, Inglaterra e Italia. Esta ola se fue extendiendo en los años siguientes a Estados Unidos y otros países. Esto ocurría en momentos en que la burguesía se aprovechaba al máximo de los progresos técnicos alcanzados por la Revolución Industrial (mediados del siglo XVIII), así como también del descubrimiento y uso del petróleo. Ante esta situación, en 1866 los trabajadores, cansados de esperar que se les atendieran sus justos reclamos, decidieron realizar una gran movilización internacional (paros, huelgas y otras actividades de masas) para demandar con la mayor fuerza posible, la reducción de la jornada laboral a

ocho horas, llamamiento que se concretó en Chicago en el 4º Congreso de la Federación de Sindicatos, donde se fijó como fecha el 1º de mayo de 1886.

A partir de este momento no cesó el trabajo para el cumplimiento de aquélla gran jornada. En diversos países, así como en los Estados Unidos, donde el movimiento se desarrollaba impetuosamente, se realizaban masivas asambleas y concentraciones preparatorias de la actividad mencionada, ante el disgusto creciente de los patronos y algunas medidas represivas de la policía, aunque no se llegaba a “mayores”. Esta vigorosa actividad condujo a que, el día 1º de mayo, una gran masa de trabajadores se concentró en Chicago y con un elevado espíritu de lucha, recorrió las principales avenidas de la ciudad cantando y voceando consignas, manifestación que concluyó sin muchos tropiezos. Pero estaba escrito que, la patronal llena de odio y furia, al ver la resuelta actitud de los asalariados, no se quedaría de brazos cruzados y fue así, como desde esos mismos instantes se comenzó a fraguar una emboscada utilizando todo tipo de provocaciones, con el apoyo de policías y esquiroles. De esta manera, después de allanar algunos hogares de los trabajadores tratando de apresar a los cabecillas del movimiento, el día 3 de mayo agredieron cobardemente a un numeroso grupo de manifestantes, principalmente de la McCormick, resultando muertos seis de ellos y más de cincuenta heridos. Ante este sangriento e injustificado hecho, no podía menos que enardecerse la lucha de los trabajadores, quienes acordaron convocar una respuesta de masas para la noche del día 4 en la Plaza Haymarket.

Como era de esperarse, esta concentración fue masiva y ardorosa, condenándose enérgicamente los crímenes cometidos y exigiendo un castigo

ejemplar contra los asesinos. En este acto estuvo presente el alcalde de Chicago como garantía de que todo se desarrollase en orden, retirándose al final satisfecho del comportamiento de los trabajadores. Sin embargo, para sorpresa de todos, minutos después irrumpía en el parque un pelotón de la policía con la orden de que se disolviera de inmediato la concentración, y apenas segundos más tarde, estallaba un artefacto explosivo dejando un policía muerto y otras personas heridas. Esto silenció los aplausos de los trabajadores ante las intervenciones de sus dirigentes y permitió una feroz arremetida contra los mismos culpándolos del hecho. No tardó mucho para que se incorporaran a la comedia provocadora los organismos judiciales locales, los que decretaron con asombrosa rapidez un juicio sumario contra los principales líderes sindicales, Albert Parsons, August Spies, Samuel Fielden, Michael Schwab, Georges Engel, Adolph Fischer, Oscar Neebe y Louis Lingg., quienes fueron arrestados. Sin más demora, como se ha señalado, se fijó el juicio para el día 21 de junio y el 9 de octubre fueron sentenciados, sin derecho a apelación: Parsons, Spies, Engel y Fischer condenados a la horca, Schwab y Fielden a prisión perpetua, Oscar Neebe a 15 años de prisión y Louis Lingg se “suicidó” según informes de las autoridades del Penal.

Estos acontecimientos y la sentencia del tribunal, habían conmovido profundamente a los trabajadores y sectores progresistas de los más apartados rincones del mundo, surgiendo voces de solidaridad con los enjuiciados, clamando por su libertad. No obstante tales pedimentos, nada pudo detener la cólera asesina de los explotadores, cuyo objetivo era sembrar terror entre los asalariados para que desistieran de la lucha por la jornada laboral de ocho horas. Los cuatro primeramente nombrados fueron ejecutados el 11 de noviembre de 1887. La patronal, en tanto, no logró detener el heroico combate por la reducción de la jornada laboral y algunos años más tarde comenzó a aplicarse en forma sucesiva en diversos países. Con todo lo que significó esta importante conquista para la clase asalariada, la misma dista mucho

de lo que se requiere para lograr la justicia social anhelada por los explotados. Y la lucha ha tenido que continuar y continuará, hasta que sea abolido el capitalismo. Es necesario agregar acerca de estos hechos, que años después se logró descubrir que aquellos horrendos crímenes fueron producto de un sombrío plan de la McCormick y otros patronos de EEUU, secundados por el inspector de la policía John Bonfield, el fiscal Julius Grinnel y el juez de la causa Joseph Gary.

Cuando se conmemoran los 123 años de los acontecimientos de Chicago y el capitalismo afronta una de las crisis más profundas de su historia, no se pueden olvidar los importantes aportes de la clase obrera y de todos los asalariados al progreso político y social del mundo ya que junto a las heroicas batallas por una vida mejor siempre estuvo presente su participación en la lucha por la libertad, contra la guerra, contra la opresión imperialista y en defensa de los derechos humanos. Ojala se pueda rescatar esa conciencia y ese espíritu de lucha para enfrentar, en forma contundente, los espantosos males que hoy deja tras de sí el sistema explotador y abrir paso a las transformaciones humanistas que están planteadas. En el caso de Venezuela, a la clase obrera y al movimiento sindical se le plantean este 1º de mayo, entre otros objetivos, lograr la más amplia unidad sindical posible, abordar los sentidos problemas laborales, legales y contractuales que afectan hoy a los trabajadores, avanzar en la superación del reformismo crónico que les envuelve y trazar una política apropiada que les permita defender e impulsar las realizaciones patrióticas y sociales de la revolución bolivariana, a la vez que se combatan con independencia y firmeza los errores, conductas, deficiencias y estilos que perjudican al proceso. Vaya a todos los trabajadores en su día, un fraternal saludo.


Día Internacional de los Trabajadores 3

LOS DEBERES DEL DIRIGENTE SINDICAL Eduardo Gallegos Mancera Tomado de «Las cualidades del dirigente». Comisión Nacional de Propaganda del PCV, Mayo de 1988. Nos referimos, en esta entrega, a aquellos comunistas que dirigen sindicatos o trabajan activamente en ellos. Los sindicalistas del Partido deben, ante todo, ser los más denodados defensores de los trabajadores. Más no basta con afirmar esto, sino llevar a la práctica ese postulado. El militante comunista no debe dejarse arrollar por los acontecimientos, debe saber interpretar la psicología y el estado de ánimo concreto de los demás obreros o empleados. Ha de aprender a establecer un orden de prioridades entre las diversas reivindicaciones planteadas, en atención a su importancia y a su viabilidad en cada coyuntura. Pero, fundamentalmente debe ser firme frente a la clase patronal, no ceder ni ante sus halagos eventuales ni a sus presiones. Firmeza no es estridencia, no es jaquetonería. Firmeza es adhesión a los principios, sin asomo de aventurerismo aventurerismo. Dentro de la labor sindical nos acecha siempre un riesgo: el economicismo, que conduce a olvidar el objetivo principal de toda acción revolucionaria, a dejarse llevar por los meros logros económicos para sus dirigidos, menospreciar la construcción de Partido en las empresas, no crear o no preocuparse lo suficiente por la asistencia a las respectivas células y fracciones. De igual forma es preciso desterrar el burocratismo. Desgraciadamente, estos vicios o desviaciones están muy extendidos entre nuestros sindicalistas. Y es preciso señalarlo con energía en cada caso concreto.

Se puede ser buen secretario de reclamos, pero si se descuidan los aspectos arriba destacados, perderá en breve la confianza del Partido y hasta, a la larga, la de los trabajadores mismos. Debemos diferenciarnos en todo instante de aquellos dirigentes que en México llaman «charros», que coquetean, conciliando, o se someten a los patronos, y golpear cualquier atisbo de corrupción en propios y en extraños. La figura del dirigente que vive de su sindicato no es aceptable para nosotros. Los comunistas –no se olviden del enunciadosomos hombres de una trama especial, y nada de común puede haber entre el sindicalista militante y los sindicaleros de nuestros tiempos. Nuestros dirigentes obreros actúan, en una palabra, por la conquista del socialismo y no tan sólo por lograr reformas en la distribución del ingreso. No admitimos, como regla, la sola «disminución» de la plusvalía plusvalía, sino que nos hemos de esforzar por crear real conciencia en cada trabajador. Estas son al parecer, nociones elementales que obvia recordar. Pero, mientras la observancia en la práctica diaria es cuestión cardinal. No se trata de un movimiento por el movimiento mismo, sino el movimiento para la transformación radical de la sociedad, para eliminar la explotación. Y de ahí estas líneas que son igualmente aplicables a quienes laboran en ligas campesinas, en el seno de las cooperativas, en cualquier centro de trabajo. Recordémoslas, pues, en teoría y praxis, a todo lo largo de nuestra trayectoria.

En el Día Inter na cional de los Trabaja dor es Interna nacional abajador dores

¡Conciencia, Unidad y Or ganización, Organización, para profundizar la Revolución! La Corriente Clasista de T Trabajadores rabajadores «Cruz Villegas», se dirige a la clase obrera y demás trabaVillegas» jadores y trabajadoras de nuestro país, en este 1º de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, para manifestar los siguientes planteamientos y propuestas: 1.- Cada Primero de Mayo, la clase obrera en el mundo realiza una jornada universal de movilización en defensa de sus intereses más inmediatos y para cerrar filas en la lucha por derrotar al sistema capitalista y construir una sociedad libre de toda forma de explotación y opresión, donde el ser humano y no el lucro sea lo más importante, es decir, la conquista del Socialismo, como la primera fase histórica de la sociedad de plena igualdad, el Comunismo. 2.- En la actualidad, se agudiza la lucha de clases en todo el mundo, aguijoneada por la profunda crisis del capitalismo. En nuestro país, esta situación se manifiesta en los violentos y agudos conflictos obrero-patronales que se vienen presentando en las filiales de las empresas transnacionales (caso Mitsubishi, Toyota y otras), pero también tiene expresiones particulares ante el hegemonismo de la llamada «burguesía emergente» y la voraz pequeñoburguesía que se entroniza en empresas del Estado y entes de la administración pública, conspirando contra las orientaciones progresistas del gobierno bolivariano y chocando, de manera creciente, con los intereses de las y los trabajadores. Por tales razones, necesitamos que nuestra clase obrera y demás trabajadores pasen a la ofensiva superando la actual debilidad y división del movimiento sindical, desarrollando nuestra conciencia de clase revolucionaria y construyendo los instrumentos que nos permitan elevar nuestro papel en la sociedad para colocarnos a la vanguardia de la Revolución Bolivariana, condición indispensable para transitar hacia la construcción del Socialismo en nuestra patria. 3.- En consecuencia, la Corriente Clasista de Trabajadores «Cruz V illegas» Villegas» illegas», propone a las diversas corrientes sindicales progresistas y revolucionarias, así como al conjunto de los trabajadores y trabajadoras, los siguientes puntos programáticos y de acción clasista, en función de convertir la crisis capitalista en una oportunidad de avance y profundización de la revolución: · Por una nueva Ley Orgánica del Trabajo para la emancipación de la clase trabajadora, que establezca el surgimiento y consolidación del nuevo modelo de relaciones laborales y de relaciones de producción, para superar la actual condición de explotación y subordinación de las y los trabajadores. Que introduzca, entre otros avances: el control y la contraloría de las y los trabajadores sobre los procesos productivos y de servicios, públicos y privados; cárcel para los patronos que violen los derechos laborales; auténtica estabilidad laboral; eliminación del trabajo tercerizado; profunda transformación del Ministerio del Poder Popular para el Trabajo; mayores facilidades y garantías a la sindicalización y la negociación colectiva; restablecimiento del régimen de prestaciones sociales con

retroactividad; reducción de la jornada de trabajo sin menoscabo del salario; etc. · Por la inmediata discusión y aprobación, por parte de la Asamblea Nacional, del Proyecto de Ley Especial de los Consejos Socialistas de Trabajadores y T rabajadoras Trabajadoras rabajadoras, para construir el Poder de la Clase Trabajadora, como parte fundamental del Poder Popular que permitirá profundizar la revolución y conquistar el socialismo en Venezuela. Llamamos a ccoonfo ndependiente ffrrente aall forrmar, ddee fo forrma iin os Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajatróón, llos patr doras en todos los centros de trabajo del sector público, privado y mixto para impulsar las relaciones socialistas de producción y transformar revolucionariamente al Estado, para que se acaben los vicios propios del Estado burgués (la corrupción, el burocratismo, el elitismo, la ineficiencia) · Por la aprobación e instrumentación de los componentes de la Seguridad Social aun pendientes: Ley de Pensiones y otras Asignaciones Económicas, Ley del Sistema Nacional de Salud y Tesorería de la Seguridad Social. · Por la defensa de la salud y la vida en los centros de trabajo y por el respeto a las normas contenidas en la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT). · Por la discusión de todas las convenciones colectivas pendientes, por el respeto al derecho a la sindicalización, a la negociación colectiva y el derecho a huelga. Rechacemos y derrotemos las expresiones de represión y persecución contra las iniciativas de organización y lucha clasista de las y los trabajadores trabajadores. · Para fortalecer el poder adquisitivo del pueblo trabajador y evitar que los capitalistas obtengan ganancias ilimitadas: control sobre los márgenes de ganancias, así como un riguroso control de precios que se aplique en toda la cadena productiva y de distribución de los principales bienes y servicios. · Por la aplicación consecuente de la Ley de Tierras y Desarrollo Rural, para que haya justicia en el campo. Castigo a los terratenientes asesinos de campesinos. · Nacionalización de la banca, para evitar manipulaciones de la oligarquía financiera y ejercer total control sobre el crédito a favor de la producción y de los consumidores. · Avanzar hacia la socialización de los medios de producción estratégicos, como los de la gran agroindustria, para desmontar la estructura monopólica existente en el sector de la alimentación (Grupo Polar, por ejemplo). · Por una reforma tributaria progresista, que incremente el ingreso fiscal sin sacrificar al pueblo: eliminar el IVA por regresivo y antipopular; incrementar el pago del Impuesto Sobre la Renta para los capitalistas y eliminar todas las excepciones que los favorezcan; eliminar los «Tratados contra la Doble Tributación», que favorece sólo a las empresas transnacionales que actúan en Venezuela. · Por una estrategia de industrialización que desarrolle la economía productiva nacional y sirva a los países integrados en el ALBA y UNASUR, para conquistar: soberanía y seguridad alimentaria, diversificar la economía, generar empleo digno y superar la desigualdad en el intercambio comercial con las potencias imperialistas. · Proponemos a todas las corrientes y tendencias sindicales progresistas y revolucionarias, así como al conjunto del movimiento laboral venezolano, la conformación de un Comité por la Unidad Sindical que nos articule a todos para iniciar la reconstrucción unitaria e independiente del movimiento sindical venezolano, en un proceso de amplia participación democrática de la clase trabajadora para construir una central sindical unitaria que, retomando los principios del sindicalismo clasista, sea capaz de enfrentar con fuerza a los patronos, defender la soberanía nacional, derrotar al reformismo y al oportunismo y profundizar la Revolución Bolivariana hacia la conquista del socialismo. ¡Organicemos la ofensiva revolucionaria de la Clase Obrera y todos los Trabajadores! ¡Conciencia, unidad y organización… para profundizar la Revolución! ¡Trabajadores del mundo, uníos! VIV A EL PRIMERO DE MA YO VIVA MAY


4 Suplemento Especial 1o de Mayo

LA GR AN H UE LGA P ETROL ERA DE L 36 GRAN HUE UEL PE OLE DEL

IRRUMPE EL SUJETO SOCIAL DE LA REV

EN EL TORBELLINO DE LA LUCHA DE CLASES (…) Todo estaba por hacer en aquella Venezuela que amanecía a las luchas por la libertad. El tirano se había derrumbado, pero faltaban los hombres y los partidos para construir la sociedad democrática. Había miles de voluntarios entre la masa obrera a la cual pertenecía yo, pero faltaba la oficialidad, los cuadros, que son quienes lo deciden todo una vez trazada la línea política correcta.

(…) Estábamos en la dura y desigual lucha por el establecimiento, por el disfrute de la democracia burguesa en Venezuela, por primera vez en todo el siglo XX. Los planes fundamentales de las izquierdas, así se denominaba a todo el movimiento democrático, popular y antiimperialista que había estallado de repente en aquel remanso político que había sido Venezuela se resumían en las siguientes tareas: 1) aprobar una Ley del Trabajo y 2) preparar una huelga petrolera, apoyada por todo el pueblo, como primera gran batalla contra el imperialismo en la patria de Bolívar. Para los comunistas esto abarcaba tan sólo lo fundamental, porque en la práctica eran muchas las tareas de agitación y propaganda: escribir para los periódicos donde era posible hacerlo, distribuir nuestros volantes, organizar sindicatos de obreros y empleados, así como a los estudiantes, desarrollar la política de alianzas, etc. Estas actividades incluía la polémica con personalidades democráticas que sostenían la «inconveniencia» de organizar al Partido Comunista, supuestamente para evitar los golpes represivos del oficialismo (…). (…) El gobierno introdujo al Congreso Nacional un proyecto de Ley que vendría a liquidar las libertades conquistadas.

Para aquella fecha habían nacido sindicatos en todos los campos petroleros, la mayoría de los cuales se encontraban en el Zulia. En cada lugar aparecieron dirigentes que nos orientaban (…). (…) Los dirigentes del Bloque Nacional Democrático (BND), partido de fuerzas populares del Zulia, daban mítines en los campos petroleros y presentaban a las delegaciones fraternales de otros partidos que nos visitaban. Entre los oradores políticos había matices perceptibles. A nosotros nos gustaban sobre todo los discursos de Manuel Taborda, Max García, Domingo Mariani, Pedro Millán, José Martínez Pozo, Isidro Valles, Olga Luzardo, Carlos Augusto León, Antonio Valera. Más adelante habríamos de comprobar que eran comunistas o estaban en la línea política del PCV (…). FEBRERO DE 1936 EN CARACAS (…) El día 14 de febrero de 1936 el pueblo de Caracas, encabezado por las autoridades universitarias y los estudiantes, se echó a la calle en poderosa manifestación. Se produjeron choques aislados donde murió otro hermano del tirano Gómez, de triste fama por sus crueldades inauditas contra las víctimas de su despotismo. La manifestación fue tan unitaria, poderosa y combativa que al dictador López Contreras no le quedó otro camino que destituir a sus ministros gomecistas y formar un nuevo Gabinete Ejecutivo donde incluía a prestigiosos políticos de la oposición al gomecismo: Gallegos, Néstor Pérez, Régulo Olivares, Adriani, Mibelli y otros de igual jerarquía. De inmediato se conquistó una mayor libertad de prensa, libertad para fundar partidos —no comunistas—, sindicatos y otros avances importantes (…).

Se trataba de un proyecto de Ley de Defensa Nacional, monstruoso, fascista, que hubo de combatirse vigorosamente. Para ello, los partidos y sindicatos se movilizaron y se ordenó una huelga política nacional en junio de 1936. Este movimiento, muy fuerte en algunas entidades, logró parcialmente su objetivo, aunque de todos modos el gobierno aprobó una ley que mutilaba los derechos cívicos del pueblo (…). (…) Sin embargo, como resultado de la creciente presión social, el Congreso Nacional aprobó la Ley del Trabajo el día 16 de julio de 1936. Aunque las fuerzas patronales habían mutilado el proyecto y la mayoría de los artículos que favorecían a los trabajadores quedaban sujetos a la reglamentación de la Ley —tarea que corresponde al Poder Ejecutivo, el cual daría largas a este asunto—, de todos modos la conquista de esta ley era un paso significativo, algo nuevo para los trabajadores. Empezaba desde aquel día una lucha prolongada y desigual entre explotados y explotadores por hacer cumplir la ley en sus aspectos y artículos que favorecían a los trabajadores (…). (…) Lo más importante de la novísima ley radicaba en los términos establecidos para el Jesús FFa aría een n lla as of el M el T ofiicinas ddel Miinisterio ddel Trrabajo jo,, ejercicio del derecho a huelga por parte de la lo acompañan los camaradas Max García, clase obrera. (…) Ya los sindicatos sabían qué M anuel T aborda, M ill án y P q. a ddeer.) Ma Ta Mill illá Peedro O Orrtega D Dííaz (d (dee iz izq reclamar y dónde hacerlo. Además se estableció la jornada de ocho horas y otras cosas que hacía (…) Apenas iniciada la huelga, aparecieron las prounos meses no eran ni siquiera sueños de los trabaja- vocaciones. Un capitán del Ejército vendido a las comdores. pañías, dondequiera que veía un grupo de obreros PREP AR ATIVOS P AR A L A GR AN HUELG A PREPAR ARA PAR ARA LA GRAN HUELGA oyendo noticias por la radio, bajaba su patrulla del La Unión Sindical Petrolera de Venezuela (USPV), camión y le ordenaba «raciones» de planazos contra que había sido fundada ese mismo año con la partici- los obreros inermes y pacíficos. Esta situación se pación de todos los sindicatos de la industria, se dedi- agudizaba día por día. Los trabajadores reclamaban

Dentro de la historia del Movimiento Obrero Venezolano, el año 1936 marca un hito trascendental en el proceso de liberación de nuestro país. La primera y gran huelga petrolera del 36 da un marco referencial a la irrupción de las y los trabajadores en el devenir futuro de la revolución de la patria de Bolívar. Jesús Faría, quien fuera obrero petrolero y Secretario General del Partido Comunista de Venezuela, reseña en las siguientes líneas los hechos que se sucedieron en ese año 36 y los 43 días que duró esa gesta de los obreros petroleros y la solidaridad del proletariado de todo el país. Del libro: JESUS FARIA «Mi línea no cambia, es hasta la muerte» (Fragmentos seleccionados)

có a planificar todo lo referente a la gran huelga petrolera: contenido de los reclamos, la consignación de los pliegos conflictivos, la conformación de comisiones para el conflicto, etc. Si no había entendimiento, la huelga debería estallar en la primera quincena de diciembre de 1936. (…) Los sindicatos se convirtieron en centros de una febril actividad revolucionaria. Miles de trabajadores no hablaban de otra cosa. Aparte de los fondos comunes, los obreros más precavidos hacían acopio de pequeñas economías para no sucumbir, para aguantar el mayor tiempo posible. Los oradores nos explicaban las experiencias de los hermanos de clase de otros países. De la experiencia rusa nadie hablaba. Estaba penada con 20 años de presidio la propaganda comunista. Por otra parte, la prensa oficial y petrolera, la Iglesia católica y todas las otras fuerzas que habían «mamado» con el gomecismo, difundían la conseja de que no sabríamos conducir la huelga, que no aguantaríamos el combate, que perderíamos el empleo (…). Se desplegaba un terror inusitado, a pesar de lo cual ninguno de los nuestros quería perderse aquella batalla tan largamente esperada contra un enemigo poderoso de nuestro país, como lo era el imperialismo petrolero. A medida que se acercaba la fecha del estallido, las asambleas eran verdaderas multitudes, no sólo de los petroleros sino de otros trabajadores y desempleados (…). (…) El primer Congreso Nacional de Trabajadores se había convocado para que coincidiera con el apogeo de la huelga petrolera. ESTALLA LA HUELGA El día 11 de diciembre —fecha deseada y temida— se acercaba. El conteo regresivo anunciaba la inminencia de la gran jornada. — ¿Cómo saldremos? —me preguntaban con insistencia. — Bien, compañero, saldremos bien! Yo tenía una tranquila seguridad en que los trabajadores iban a parar totalmente la principal industria. Una de mis responsabilidades consistía en que en el Departamento donde yo trabajaba, 167 obreros, no habría rompehuelgas (…). El júbilo era inmenso y justificado: el paro era total (…) Había empezado una jornada antiimperialista que habría de tener profundas repercusiones en el futuro de luchas de clases en Venezuela. Estábamos inmersos en esta lucha y la mayoría no comprendíamos toda la complejidad de los combates de clases (…). (…) El Congreso de Trabajadores celebrado en Caracas, en plena huelga, fue una invalorable ayuda solidaria. Aquí se aprobaron planes de ayuda, entre otros, recibir centenares de hijos de los obreros en huelga y atenderlos en la capital, mientras se mantenía aquel combate clasista(…).


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VOLUCIÓN SOCIAL EN VENEZUELA orientación frente a las agresiones (…) El Comité de Huelga ordenó prepararse para responder (…). (…) La huelga se mantenía de una manera ejemplar. Un silencio imponente reinaba durante aquellos días en los centros más ruidosos de Venezuela. Ahora teníamos asamblea todos los días. Las fiestas navideñas fueron distintas. No había tristeza, aunque tampoco esa alegría tradicional que caracteriza las navidades en nuestro país. Dieta restringida y de inferior calidad, inciertas perspectivas para el Año Nuevo. El balance final de ese primer año de actividad política y social en lo que va de siglo resultó altamente positivo, aunque sólo hubiera sido por el número de hombres y mujeres que se incorporaron a las luchas de clases. Sin embargo, esto no era todo. Esta huelga —y la de junio—, el Congreso de Trabajadores, la Ley del Trabajo, los sindicatos, los partidos, la libertad de prensa, inclusive así restringida, como todo lo demás que se consiguió en 1936, no figuraban ni en mis sueños 12 meses atrás. Ahora eran realidades, de las cuales miles disfrutamos y por la cual luchamos para consolidarlas y seguir el avance (…). LA HUELGA CONTINÚA - 1937 Los primeros días de 1937, las compañías y el gobierno enviaron a sus agentes a buscar rompehuelgas a los estados vecinos. Llegaban camiones cargados de campesinos, a quienes movían de un lado para otro bajo las órdenes y planes de un «técnico» en la materia traído de Estados Unidos y promovido con gran despliegue en la prensa de Maracaibo. El nuevo personal se movía, pero no podía mover la industria. Era imposible y lo sabíamos. De todos modos, la presencia de aquellos «traidores» nos hacía daño. Algunos de éstos eran extranjeros, trinitarios en particular, a quienes nunca pudimos incorporar al sindicato. Una tormenta empezó a incubarse entre las masas, pero faltaban dirigentes de garra y experiencia que pudieran capitalizar aquel potencial revolucionario que se presentía en el rumoroso comentario: ¡Algo hay que hacer! Por fin apareció un personaje a quien nadie conocía. Unos cincuenta fuimos seleccionados para asistir a una reunión clandestina, bajo el mayor secreto y a una hora fija. El que no pudiera llegar a tiempo, pues que no llegara. Un «catire» que había vivido en Estados Unidos — después nos enteramos de que era un comunista, el «catire» López— nos explicó cómo había que tratar a los esquiroles. —No podemos tolerar que nos rompan la huelga. Hay que actuar a partir de esta misma noche —nos

decía enérgicamente. Se empeñaba en convencernos de algo que entendíamos y deseábamos hacer, pero para lo cual hacía falta la orden del Comité de Huelga. Cuando terminó su encendido discurso preguntó: —¿Estamos de acuerdo? —Sí, de acuerdo —fue la única respuesta. —Bueno, entonces a preparar las brigadas de apaleadores y saboteadores. Nos dispersamos felices. ¡Por fin tronaría la «majagua»! Al día siguiente amanecieron en el hospital un muerto y dieciocho heridos graves, aparte de otros que escaparon sólo con aporreos. El comentario al día siJesús Faría junto a Gustavo Machado y Luis Emiro Arrieta guiente: «Entró en vigencia la durante un Pleno del Comité Central del PCV Ley Vera». Se le llamaba así, porque esa era la madera empleada para fabricar garrotes (…). no para poner fin a la heroica resistencia de los tra(…) Pero si fue fulminante el ataque a los esquiro- bajadores. les, el sabotaje a las instalaciones resultó una sorpresa A los campos petroleros llegaron refuerzos militan grande, que se decía que tales actividades habían tares superiores a todo lo normal. El patrullaje era sido realizadas por expertos de otros países. más intenso y los oficiales mostraban rostros somCuando se echaron al suelo las torres y postes que bríos (…). conducen la energía eléctrica de Cabimas para EL GOBIERNO PONE FIN A LA HUELGA Lagunillas, dejando a oscuras todo un distrito, cuando Por fin, el sábado 23 de enero de 1937 anunciaron se fundieron los transformadores eléctricos sobre el que el presidente de la República había puesto fin a lago, cuando fueron cerradas las válvulas de los oleo- la huelga mediante un decreto y debíamos regresar ductos submarinos y otras actividades por el estilo, al trabajo el lunes 25. los experimentados jefes de las compañías comprenCuando nos reunimos para discutir el decreto, dodieron que el «enemigo» había aprendido demasiado mingo 24 de enero, el Ejército había rodeado en foren poco tiempo y que era necesario poner fin al con- mación de combate el local de reuniones. Sin emflicto. bargo, los obreros discutieron en tono agresivo. DuEsto se lo hicieron saber al gobierno con la enérgi- rante los primeros discursos nadie se atrevía a tocar ca persuasión que les caracteriza a estos el fondo del problema: ¿Aceptar el decreto o rechaconquistadores.Por otro lado, a medida que avanzó el zarlo? (…) mes de enero, la solidaridad raudalosa de diciembre (…) A medida que pasaban las horas, la tropa se languideció. (…) Muchos obreros estaban bajo la pre- acercaba a la asamblea bayoneta calada. Éramos obsión de sus mujeres para que volvieran al trabajo. Cuan- jeto de una presión descarada. do los niños reclamaban comida, las madres les resFinalmente, el Comité de Huelga propuso volver pondían: al trabajo bajo los términos del decreto presiden—¡Coman «huelga»! (…) cial. Un bolívar de aumento y otro bolívar por con(…) Los huelguistas estábamos firmes y los actos cepto de vivienda. de sabotaje menudeaban. Los rompehuelgas no asoLA HUELGA DEL 36: LA IRRUPCIÓN DEL maban la cabeza. Las 24 horas del día estaban bajo la SU JETO SOCIAL DE L A REVOL UCION * SUJETO LA REVOLUCION segura protección del Ejército. (…) Más allá de los resultados obtenidos, uno de En Caracas se rumoró algo sobre planes del gobier- los aspectos más importantes de esta huelga, el acontecimiento más importante de la lucha antiimperialista que registra la historia hasta el momento, lo constituyó la poderosa actividad unitaria de la clase obrera con todos los otros sectores democráticos y patrióticos de la Venezuela antigomecista (…). (…) Un balance de la jornada huelgaria nos permite constatar que después de la Guerra Federal (1859-1863), la huelga petrolera había sido el acontecimiento político de mayor profundidad por su programa, por la masa proletaria que había participado, por el enemigo que habíamos enfrentado, por la periferia que se movió en torno a este histórico conflicto social de profundo contenido patriótico y revolucionario. Y los comunistas jugamos un papel muy destacado. El mayor logro de las jornadas políticas de 1936 lo constituía la masa de miles y miles de obreros, estudiantes, campesinos y profesionales de uno y otro sexo que se había incorporado a la lucha, que había abierto los ojos y no estaban dispuestos a cerrarlos de nuevo. Éste era el tesoro que habíamos descubierto: miles de hombres y mujeres al servicio de una justa causa. Los mismos que ayer observábamos indolentes las peores tropelías sin ninguna reacción, ahora nos habíamos convertido en activistas con claridad política (…). (*) Subtítulo de nuestra Redacción


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1º de mayo de 1971

Salvador Allende a los trabajadores Tribuna Popular, por la vigencia, valor histórico y como un aporte para la gran batalla ideológica, reproduce fragmentos del discurso de Salvador Allende, Presidente del Gobierno de la Unidad Popular en Chile, a los trabajadores, el 1º de mayo de 1971, primera vez que el proletariado chileno conmemoraba el Día del Trabajador luego del triunfo popular electoral del año 70. (…) Estamos aquí en este día que tiene una profunda y honda significación; que es trascendente porque están aquí ustedes, trabajadores de Chile, junto con nosotros; porque estamos aquí Gobierno y pueblo, porque el pueblo es Gobierno, y, por serlo, interpreta las ansias y los anhelos de las grandes mayorías. Hemos llegado al Gobierno y avanzamos a la conquista del poder. (…) Hemos venido a hablarle al pueblo; a hablarle de sus derechos, de sus deberes fundamentales, de sus responsabilidades. Yo quiero que ustedes mediten el alcance y el contenido de mis palabras. Algo grande y trascendente ha sucedido en la patria con la victoria del 4 de septiembre. No ha sido un hecho casual; ha sido el esfuerzo sacrificado y anónimo de millares y millares de chilenos que tuvieron fe en ellos mismos, que creyeron en los partidos populares y que entendieron la gran tarea histórica que debemos cumplir. Éste ha sido el fervor de generaciones y generaciones que supieron de la cárcel, del destierro y de la muerte, para darnos la posibilidad de llegar al Gobierno y conquistar el poder. Pero la victoria alcanzada en las urnas implica una gran responsabilidad, y yo quiero que se entienda muy bien, muy claramente. Desde luego, que se sepa, que se aprecie, que se medite lo que significa que un pueblo por vez primera en la historia, dentro de los cauces legales y de las leyes de la democracia burguesa, haya alcanzado el Gobierno para trasformar la sociedad e ir abriendo camino a las profundas transformaciones estructurales que conduzcan al socialismo. Reitero: es la primera vez que esto acontece. (…) Queremos que cada trabajador comprenda que la teoría revolucionaria establece que no se destruye absoluta y totalmente un régimen o un sistema para construir otro; se toma lo positivo para superarlo, para utilizar esas conquistas y ampliarlas. (…) Para que Chile rompa el retraso, la cesantía, la inflación, la miseria moral y fisiológica; para que el niño tenga futuro y el anciano tranquilidad, debemos aprovechar los excedentes que producen economías e invertirlos planificadamente en el desarrollo económico y social de nuestro país. Por eso es que son fundamentales las nacionalizaciones para fortalecer el área de la economía social de la que habla nuestro programa. Por eso

vamos a nacionalizar las riquezas fundamentales en manos del capital foráneo, así como a los monopolios que actualmente también detenta el capital extranjero o el gran capital nacional. (…) En los sectores social y mixto de la economía los trabajadores dejarán de ser simples asalariados. Óiganlo bien, van a dejar de ser simples asalariados para integrarse, junto a los representantes del Estado -que son ustedes mismos-, a la dirección de esas empresas, respetando la organización sindical, que tiene una actividad diferente. Si planteamos eso respecto del área social y del área mixta, debe entenderse que es fundamental que en las empresas privadas funcionen comités de producción. (…) He dicho que en las empresas privadas y públicas debe haber comités de producción porque nuestra necesidad fundamental, nuestra prioridad

lenas. Cuando yo hablo de ampliar el poder político, pienso que más allá de los límites de la Unidad Popular hay miles y miles de ciudadanos que pueden estar junto a nosotros; hay cientos y miles sin domicilio político, y hay otros que, teniéndolo, no pueden olvidar ni los principios, ni las ideas, y por eso yo los llamo fraternalmente, limpiamente, a trabajar por el Chile nuevo y por la patria mejor que queremos para todos los chilenos. Consolidar y ampliar el poder popular supone vitalizar los partidos políticos, sobre la base de hacer efectiva la unidad, para mantener un diálogo ideológico, polémico, crítico, pero con lealtad y no mirando la parcela partidaria, sino la gran responsabilidad común que enfrentamos. Fortalecer el poder popular y consolidarlo significa hacer más poderosos los sindicatos con una nueva con-

básica, es aumentar la producción. Tantas veces lo he dicho y tantas y tantas lo volveré a decir: los pueblos progresan sólo trabajando, produciendo más, estudiando más. (…) Antes, cuando el Estado estaba al servicio de los capitalistas, los trabajadores del sector público o privado adoptaban necesariamente una actitud requeritiva, postulando aumentos de sueldos y salarios frente al alza del costo de la vida. Es decir, luchaban reivindicativamente. Hoy, tienen que entenderlo, los trabajadores son Gobierno; el pueblo es Gobierno. (…) Una parte del Estado está en manos de los trabajadores a través de los partidos populares y de la Central Única, que representa todos los niveles de la organización sindical. Y si digo una parte del Estado es porque hay otros poderes independientes, como el Judicial o como el Legislativo, donde no tenemos mayoría. Por eso debe entenderse que, junto con las dificultades inherentes a esta realidad, hoy tenemos que fijarnos objetivos distintos. El primero de todos: consolidar el poder político. El segundo, ampliar ese poder político, el poder popular. Y hacer esto en la forma más efectiva y realista, de acuerdo a las condiciones chi-

ciencia, la conciencia de que son un pilar fundamental del Gobierno, pero que no están dominados por él, sino que, conscientemente, participan, apoyan, ayudan y critican su acción. Significa fortalecer el poder popular, organizar la movilización del pueblo, pero no tan solo para los eventos electorales; movilizarlo diariamente, a todas horas, minuto a minuto. Y hay que tener conciencia de ello. Un pueblo disciplinado, organizado, consciente, es, junto a la limpia lealtad de las Fuerzas Armadas y de Carabineros, la mejor defensa del Gobierno Popular y del futuro de la patria. Fortalecer, ampliar y consolidar el poder popular significa ganar la batalla de la producción. Óiganlo bien, compañeros trabajadores: ganar la batalla de la producción. (…) reitero, el gran combate, la gran batalla de Chile es ahora y será siempre la producción. (…) Hay que producir más. Y para aumentar la producción a

largo plazo necesitamos también aumentar las inversiones, los excedentes, óiganlo bien, los excedentes de las empresas. Las utilidades de las empresas servirán, en parte, para mejorar los sueldos y salarios de los que allí trabajan, pero el más alto porcentaje de esas utilidades y esos excedentes deben ser invertidos para crear nuevas fuentes de trabajo, nuevas empresas, para movilizar la capacidad ociosa de muchas de ellas. (…) Por eso tenemos que tener conciencia: la revolución no se hace en las palabras, compañeros, se hace en los hechos. Y hacer la revolución no es tan fácil, si no ya la habrían realizado otros pueblos, en otras latitudes o en este continente. Se necesita tener el nivel político, la responsabilidad necesaria para entenderlo; no basta hablar de la revolución. Hay que hacer la revolución interior, que le dé autoridad a uno para poder exigirles a los demás, y por eso les hablo así el día 1º de Mayo, con pasión, frente a la responsabilidad que tenemos nosotros ante Chile y ante la historia: Nuevas metas, más organización, más disciplina, desprendimiento, no egoísmo; superar el horizonte pequeño de cada empresa, industria o de cada cerco para mirar el problema de clases en su conjunto (…) Cuando hablo de trabajadores, hablo de campesinos, obreros, empleados, técnicos, intelectuales, profesionales. Hablo de pequeños, medianos empresarios, industriales y comerciantes. La responsabilidad la tienen los trabajadores. Lo que debilita y divide a los trabajadores, debilita al Gobierno, y tienen que entenderlo. Lo que fortalezca a los trabajadores, fortalece al Gobierno, y tienen que entenderlo. El futuro de la revolución chilena está, hoy más que nunca, en manos de los que trabajan. De ustedes depende que ganemos la gran batalla de la producción. (…) Yo los llamo con pasión, los llamo con cariño (…) para defender el futuro de Chile, que está en manos de ustedes, trabajadores de mi patria.


Día Internacional de los Trabajadores 7

EL P AR TIDO QUE NECESIT AMOS PAR ARTIDO NECESITAMOS PARA A VANZAR HACIA EL SOCIALISMO AV Tribuna Popular, tomando en cuenta la vigencia de este debate, reproduce fragmentos de un Capítulo de las Tesis sobre el Partido de la Revolución, aprobadas en el XIII Congreso Nacional (Extraordinario) del PCV, el 3 y 4 de marzo de 2007. El PCV es consciente de que en una sociedad dividida en clases (y Venezuela lo es), los partidos políticos representan los intereses de esas clases y capas sociales, y son por tanto sus instrumentos más importantes para la lucha por acceder al poder o por mantenerse en él. La existencia de partidos políticos está vinculada a la división de la sociedad en clases y a la heterogeneidad de éstas, a las diferencias de intereses de las clases y los grupos o capas que las forman. El partido político es uno de los instrumentos más importantes al servicio de una clase (o uno de sus sectores) para combatir por los intereses de ésta. La Primera Conferencia Nacional del PCV, realizada el 8 de agosto de 1937 en Maracay bajo estrictas medidas de seguridad, estuvo signada por el dilema que enfrentaba nuestra organización entre ser un Partido con claro perfil clasista, asumiendo el marxismoleninismo como base ideológica y orgánica y como teoría para la praxis revolucionaria y la transformación de la sociedad capitalista en sociedad socialista, o mantenernos militando al interior de los partidos policlasistas de la época. En aquel histórico debate optamos por «Dar la cara», asumiendo el reto de transitar consecuentemente las diversas formas de lucha que nos demandó la historia en procura de los objetivos que nos planteamos: ser parte de la vanguardia colectiva de la revolución venezolana, aportando nuestro esfuerzo y voluntad consciente en la lucha por liberar a la patria de la dominación oligárquico-imperialista y romper las cadenas de la explotación capitalista, contribuyendo así a la definitiva liberación de la clase obrera y con ella de toda la sociedad, y a la construcción del socialismo y el comunismo. Cuando afirmamos nuestra voluntad consciente de transitar un camino de unidad orgánica de las fuerzas revolucionarias y populares, sin hacer dejación de nuestros principios fundamentales y nuestros objetivos estratégicos, nos estamos pronunciando por un instrumento revolucionario que tenga en cuenta que para construir la nueva sociedad requerimos de un partido con las siguientes características: En lo ideológico: En virtud de la amplia gama de postulados teóricos –o la ausencia de estos– en las fuerzas denominadas genéricamente como «chapistas», se prevé una larga discusión teórica. A pesar de ello, su definición es de vital importancia. Para nosotros, las y los comunistas, es evidente que, partiendo del carácter antiimperialista y el rumbo socialista de este proceso, el partido de la revolución debe fundamentarse en el marxismo, en el entendido de que ser marxista en la actual etapa imperialista significa, a su vez, ser leninista. Asimismo, el fundamento ideológico del nuevo partido debe recoger lo más avanzado del pensamiento revolucionario de nuestro pueblo, empezando por el bolivarianismo. Pero la esencia ideológica debe ser el marxismo. (…) La constitución del partido debe representar el rom-

pimiento definitivo con toda manifestación de reformismo y colaboracionismo de clase, con proyectos socialdemócratas de maquillaje de un sistema de injusticias, que proponen cambios subalternos pero dejan intacta su esencia explotadora. Debe también constituir la superación de concepciones nacionalistas burguesas que ofrecen respuestas parciales a los problemas del desarrollo social en la actualidad. Bajo cualquier circunstancia, se debe tratar de un partido ideológicamente unido. En lo programático: La definición del fundamento ideológico debe ir de la mano con la formulación de un programa revolucionario que tenga como objetivos estratégicos la lucha antiimperialista con una definida orientación socialista. En relación con las vías para alcanzar esas metas, en la identificación de las contradicciones del proceso, en la forma de abordar la lucha en el momento concreto, en el contenido que se le dé a estos objetivos, en su caracterización conceptual, debe existir una orientación consecuentemente revolucionaria para la acción transformadora. Se deben garantizar claridad y objetividad en la formulación de políticas y vías para alcanzar los objetivos estratégicos. Debe existir una absoluta coherencia entre la concepción filosófica, la propuesta programática y la línea política. (…) En lo organizativo: A este debate, las y los comunistas traemos la propuesta leninista de organización. Pensamos que sin unidad interna, sin centralismo democrático, sin disciplina revolucionaria, sin identificación plena con una línea política, sin crítica y autocrítica, sin dirección colectiva, sin presencia orgánica en el seno de las masas, no será posible construir la vanguardia de la revolución bolivariana y avanzar en su perspectiva socialista. El partido de la revolución no puede constituir un híbrido de organizaciones partidistas, una amalgama de estructuras, aunque es preciso advertir que, al menos al inicio, será difícil evitar la actuación de grupos, corrientes y fracciones internas. Este no es el mejor de los escenarios, pero es una posibilidad real. (…) Por supuesto, la unidad no excluye la posibilidad y necesidad de discutir y debatir democráticamente, a todos los niveles y en profundidad –siempre sobre la base de los principios– los asuntos que aquejan al partido y a la sociedad en su totalidad. Pero una vez tomada la decisión se debe garantizar la unidad de acción. ¿Partido «de masas» o «de cuadros»? Este partido deberá estar conformado por los mejores cuadros de la revolución, por sus mejores exponentes, las y los más claros ideológicamente, las y los más honestos, las y los más abnegados, las y los que cumplan con las mayores exigencias en cuanto a la conciencia revolucionaria, la disciplina, la actuación práctica y, por supuesto, la ética. (…) Debe predominar la calidad. Esto significa que no todos podrán ingresar a él. Deberán existir criterios y parámetros para evaluar la incorporación, lo cual permitiría la depuración de las fuerzas revolucionarias de arribistas, burócratas, corruptos. De tal manera, lo que estamos proponiendo es un partido revolucionario de cuadros y de masas, en el sentido de que sus miembros serán cuadros probados de la revolución, y que, en un contexto como el actual de desarrollo de la conciencia revolucionaria del pueblo, dará lugar a la conformación de un destacamento numeroso de militantes. La masificación de los cuadros se irá incrementando al calor de las luchas de clases, lo cual permitirá el engrosamiento de las filas de la organización. La praxis revolucionaria El partido de la revolución tendrá como principal tarea conquistar el puesto de vanguardia de las luchas populares y, por esa vía, nutrirse de los mejores representantes del pueblo, lo que a la postre significará un enorme salto cualitativo en términos del fortalecimiento de la revolución venezolana. El partido debe ser una manifestación consecuente de la unidad entre teoría y práctica revolucionaria. No puede ser un proyecto político basado en la formulación de estrategias acertadas, de propuestas inobjetables desde el punto de vista de los retos que enfrenta la revolución, pero que en su accionar se encuentra divorciado de esos mismos retos. (…) El partido de la revolución debe ser un destacamento fundamental en la construcción del Estado socialista, convirtiéndose en un modelo de eficiencia revolucionaria en todos los frentes, incluido el que se activa en relación con las luchas populares contra la corrupción, la ineficiencia, el burocratismo.

El partido no será una alcabala de las instancias del poder ni intermediario en su ejercicio, sino el principal promotor de la participación democrática de las masas mediante la educación y organización del pueblo, todo ello en función de desarrollar el Poder Popular, y convertir al pueblo en protagonista conciente de la construcción de la nueva sociedad. (…) El carácter de clase Al referimos a la participación y protagonismo de las masas, tenemos que hacer un énfasis especial en el esfuerzo orgánico que nos corresponde cumplir con la clase obrera y demás sectores de trabajadores y trabajadoras. Si nos planteamos erradicar el capitalismo, debemos convertirnos en la organización política, en el interprete genuino de los intereses de la clase social que, por su posición en la estructura socioeconómica, no sólo resulta la más directamente afectada por la explotación capitalista y, por lo tanto, objetivamente la más interesada en la supresión de la esclavitud asalariada, sino además la que, con la consecución de esta última meta, libera al resto de la sociedad del régimen de explotación, pues, desprovista como está de los medios de producción, no aspira a conquistarlos para la explotación de otras clases sociales. Esta clase social no es otra que la clase obrera, por lo que el partido de la revolución deberá ser por su contenido, por su política, por su composición, por su ideología, por los intereses que encarna, el partido de la clase obrera y de todo el pueblo trabajador. Por supuesto, a este partido también entrarán miembros de otras clases y capas de la sociedad, pero a condición de que al hacerlo asuman como propios los intereses que encarnará el partido, que deberán ser los de la clase obrera, si queremos ser consistentes con el objetivo programático de naturaleza estratégica que perseguimos: el socialismo. La definición precisa del contenido clasista del partido de la revolución es una necesidad histórica, y no está reñida con el carácter antiimperialista de la revolución bolivariana en la actualidad. Esta fase de nuestra revolución exige, efectivamente, una amplia alianza de clases y factores en torno a los objetivos de la liberación nacional. Aprovechar todas las contradicciones y divergencias que puedan existir entre sectores de la burguesía grande y pequeña, por un lado, y el imperialismo, por el otro, es una de las tareas primordiales de la alianza antiimperialista; pero esta alianza no debe producirse en el seno del partido de la revolución, especialmente cuando reconocemos que el rumbo de esta revolución apunta al socialismo. (…) El partido de la revolución socialista no podrá cumplir su objetivo histórico si se conforma bajo una concepción policlasista que, en definitiva, subordina al conjunto de las clases, capas y sectores sociales de carácter popular, a los intereses del bloque económico dominante en el seno de la respectiva organización. Las limitaciones de este tipo de partido son ampliamente conocidas en nuestra historia: se diluye el carácter revolucionario del partido; se subordinan los intereses anticapitalistas del pueblo trabajador a los intereses del capital sobre la base de reacomodos, concesiones y dádivas; se suplanta la lucha de clases como mecanismo de transformación por la conciliación de clases con la finalidad de estabilizar el sistema; se sustituye la revolución por la reforma; se desdibuja el horizonte histórico socialista y comunista, con el cual sólo la clase obrera está orgánicamente vinculada. Las amplias alianzas clasistas tendrán otros escenarios distintos al partido, como por ejemplo, el Frente Antiimperialista, conformado por fuerzas sociales y políticos de distinta esencia y naturaleza, pero que coincidimos en la lucha antiimperialista. Uno de los muchos aspectos que implica el contenido clasista del partido es su carácter internacionalista. La clase obrera es una clase social con una plataforma internacional de lucha contra la dominación planetaria del capitalismo. En el contexto actual de la expansión global de las corporaciones trasnacionales con devastadoras repercusiones en los pueblos del mundo, esto juega un rol de primer orden. De tal forma que el partido deberá mantener no sólo relaciones de amistad con los destacamentos de trabajadores en todo el mundo, sino una amplia coordinación de acciones conjuntas en contra de la dominación imperialista con todos los destacamentos revolucionarios del planeta, independientemente de la forma de lucha que legítimamente hayan decidió asumir.


Suplemento Especial 1o de Mayo

Intervención de Pedro Eusse, Miembro de la Coordinación Nacional de la Corriente Clasista de T rabajadores “Cruz V illegas”, en el derecho Trabajadores Villegas”, de palabra ante la Comisión Permanente de Desarrollo Social Integral de la Asamblea Nacional, el 14 de abril de 2009. En primer lugar, expresamos un saludo y nuestro reconocimiento a la Asamblea Nacional y, en particular a esta Comisión Permanente, por la atención prestada a los planteamientos que hiciera llegar nuestra Corriente en ocasión del piquete realizado el día 2 de abril, en las adyacencias del Palacio Legislativo, donde esbozamos a través de una comunicación los aspectos más resaltantes de lo acordado en la Segunda Asamblea Nacional del Movimiento Obrero y Sindical Clasista, realizada por nuestra Corriente el día 1 de Abril. Vale decir, que la Corriente Clasista de Trabajadores “Cruz Villegas” se propone recoger y hacer victorioso el legado de lucha por la emancipación de la clase trabajadora venezolana, que nos dejarán hombres y mujeres del movimiento sindical clasista, simbolizados en Cruz Villegas, quien fuera Presidente de la CUTV y dirigente de la FSM. Camarada Diputado Oscar Figuera, Presidente de la Comisión y demás diputados y diputadas presentes, brevemente vamos a puntualizar y ampliar aspectos de lo expresado en la comunicación entregada a los camaradas diputados el día 2 de Abril: La actual fase de la Revolución Bolivariana, que transitamos en medio de una de las mayores crisis del sistema capitalista mundial, bien puede ser el inicio del quiebre histórico que nos permita adelantar la profundización de la Revolución orientándola hacia la construcción de la sociedad socialista. Pero para ello es necesario crear las condiciones que le permitan a la Clase Trabajadora venezolana jugar el papel de sujeto revolucionario fundamental, entendemos que esa necesidad coloca en el centro el problema de la conciencia, la organización y la unidad de la clase, indispensables para constituirnos en una verdadera fuerza transformadora. Precisamente corresponde a la propia clase trabajadora, con apoyo de sus aliados estratégicos, afrontar y resolver estos requerimientos vitales. En tal sentido, consideramos que la Asamblea Nacional tiene una misión impostergable que cumplir, acometiendo en este mismo período legislativo el proceso de aprobación, con la más amplia participación del pueblo trabajador, de instrumentos legales de carácter y contenido revolucionarios que nos permitan avanzar hacia el establecimiento de las nuevas relaciones socialistas de producción, de un nuevo modelo de relaciones de trabajo y de una

nueva correlación de fuerzas en la sociedad, que nos permitan realmente derrotar el modelo de dominación capitalista e imponer la supremacía del modelo socialista. En consecuencia, proponemos lo siguiente: 1) Que se asuma la elaboración y discusión de una nueva Ley Orgánica del Trabajo (LOT), es decir la adopción de un nuevo texto legal, con principios y valores diferentes a la actual legislación laboral, que fue diseñada solo para preservar la explotación y dominación del capital sobre el trabajo; una Ley que además de desarrollar los preceptos y normas de la CRBV, establezca y precise condiciones legales que sirvan al desarrollo y fortalecimiento del movimiento de las y los trabajadores, así como al surgimiento y consolidación de las nuevas relaciones de producción y del nuevo tipo de relaciones laborales que liberen a la clase trabajadora de la actual condición de explotación y subordinación, propios del capitalismo. Si por razones de técnica legislativa y del mandato constitucional, es inevitable plantearse una refor-

ma de la actual LOT, que esta reforma sea profunda e integral, con un carácter originario, expresando los contenidos y propósitos fundamentales ya expresados. Para ello es indispensable lograr la más amplia participación de las y los trabajadores en su proceso de elaboración, a tales efectos, proponemos que a través de la Comisión Permanente de Desarrollo Social, la Asamblea Nacional diseñe e instrumente un Cronograma de Consulta previo a la redacción del nuevo texto legal, para que recoja los aportes que surjan del seno de la clase trabajadora. 2) Que se incorpore en la agenda legislativa de este año y que por tanto se active el proceso de discusión del Anteproyecto de Ley Especial de los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras, que

fue consignado por los camaradas diputados que integran el Bloque de Opinión Parlamentaria del PCV, en julio del 2007.

Esto lo proponemos en razón de estos y otros argumentos: -En función de establecer las nuevas relaciones socialistas de producción que liberen al trabajo de la explotación y el sojuzgamiento propios de las relaciones capitalistas de producción, la clase trabajadora necesita dotarse de una forma organizativa legalmente reconocida que le permita el ejercicio de la dirección fundamental en los procesos productivos y administrativos en los centros de trabajo de carácter público, privado o mixto; especial y urgente necesidad de ello existe en aquellas empresas y unidades de producción que están en manos del estado y que, en algunos casos, intentan adoptar un modelo de gestión socialista, en tales casos los Consejos Socialistas de Trabajadores (CSTT) serán el vehículo para la participación de las y los trabajadores en todo el proceso de la planificación económica, superando el vigente modelo capitalista de división social del trabajo y generando un cambio en la cultura y ética del trabajo; -La necesidad de transformar definitivamente al Estado, para pasar de un estado capitalista, plagado de los vicios propios del capitalismo, como la corrupción, el elitismo y el burocratismo, a un estado popular revolucionario como premisa del nuevo Estado socialista, se requiere urgente cambiar el papel actual de subordinación y pasividad de las y los trabajadores al servicio del estado, a un papel de dirección y protagonismo fundamental a todos los niveles de la función pública, lo que se ejercería mediante los CSTT; -Aun sin existir una ley que regule la existencia de los Consejos

L a delegación de la Corriente Clasista de T rabajadores Trabajadores illegas”, estuvo integrada por P edr o Euuse, Juan P aiva, Villegas”, Pedr edro Paiva, “Cruz V Douglas Gómez, Y oberti Monserrat y directivos de varios SinYoberti dicatos del Estado Miranda. Además, participó una representación de trabajadores impulsores de los Consejos de T rabajadores en la CorporaTrabajadores ción V enezolana Agraria (CV A) y sus empresas, recientemenVenezolana (CVA) te despedidos, y una delegación de trabajadores de V enezoVenezolana de T elevisión (VTV), directivos del Sindicato MovimienTelevisión to de T rabajadores Or ganizados de Medios A udiovisuales. Trabajadores Organizados Audiovisuales.

de Trabajadores estos vienen surgiendo (a veces con diversas denominaciones: Consejos de Participación, Consejos de Fábrica, etc.) a lo largo y ancho del país en diversos sectores, particularmente en los centros de trabajo de carácter público o de propiedad social (como en el caso de la CVA y sus empresas), tal motivación tiene su origen en la necesidad de construir un nuevo modelo de gestión donde las y los trabajadores sean participantes fundamentales junto a la rectoría del gobierno nacional, pero también al hecho concreto de que el Presidente Chávez, en su propuesta de Reforma Constitucional y en distintas alocuciones ha orientado la conformación de estos para el ejercicio del protagonismo revolucionario de la clase trabajadora. No obstante, en no pocos casos se dan situaciones de resistencia patronal o gerencial a la existencia de tales instrumentos, al punto de incurrir en persecuciones, atropellos e incluso despidos, a quienes osan en organizarse en consejos de trabajadores y trabajadoras. Es por tanto necesario proteger, mediante la Ley, a las y los compatriotas que en sus sitios de trabajo, públicos o privados, promueven y organizan los consejos de trabajadores, asignándoles a estos además la cualidad de órganos del Poder Popular, de carácter vinculante para los centros de trabajo. Finalmente, consideramos de gran necesidad la aprobación, en un tiempo perentorio, de las leyes que den organicidad y funcionalidad a componentes básicos del Sistema de Seguridad Social, preceptuado por la CRBV y normado de forma general por la Ley Orgánica de la Seguridad Social, aprobada hace ya varios años. Nos referimos a la Ley de Pensiones y otras Asignaciones Económicas y a la Ley del Sistema Nacional de Salud, la que no sólo debe normar a instituciones y servicios de la salud pública, sino también a los de carácter privado, para preservar y desarrollar el derecho a la salud de nuestro pueblo; por último, mencionamos la necesidad de organizar y poner en funcionamiento la Tesorería de la Seguridad Social, previsto en la LOSSS y que es indispensable para que nos demos una eficiente y moderna seguridad social universal y solidaria.


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