Magayzines: 30 años de impresiones diversas

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Cada medio y cada escritor han construido una representación cultural a partir de la cual determinan no sólo quién, sino además qué y dónde se publica; ello se evidencia especialmente cuando quien escribe es o no propietario del medio y aun más cuando el posible lector, medio, director, editor y escritor tienen una orientación sexual explicita, como sucede con los medios publicados por y para homosexuales. El estudio de las revistas como reacción a la política de la identidad excluyente o como reafirmación del “deber ser” de los homosexuales tiene una gran significación ya que los medios producidos por los maricas les permitieron a éstos tener más visibilidad y abrir el camino para demandar ciertos derechos civiles. Manuel Antonio Velandia Mora



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I M P R E S I O N E S

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MAgayZINES: 30 años de impresiones diversas

Fotos de carátula: Frontal por: Camilo Andrés Agudelo, Fotografía “El closet”, © 2008. Posterior por: Alejandro Morales, Fotomontaje “Read my PP (Physique Pictorial)”, © 2010.

Fundación Universitaria INPAHU Dra. Myriam Velásquez Bustos Rectora Dr, José Manuel Alarcón Villar Decano - Facultad de Comunicación, Información y Lenguaje Mg. Fredy Leonardo Reyes Albarracín Director de Programa de Comunicación Social Mg. Roberto Gayón Tavera Director de Tesis de Grado © 2010, Roberto Alejandro Morales Rubio. Bogotá, Colombia. Prohibida su reproducción total o parcial (electrónica, química, mecánica, óptica, de grabación o fotocopia), sin previa autorización por escrito del autor. Derechos reservados en lengua española para todo el mundo. ISBN: Pendiente

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Impreso en Colombia. Printed in Colombia.


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M O R A L E S

BOGOTÁ, COLOMBIA

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PRESENTACIÓN

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PRÓLOGO

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INTRODUCCIÓN

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CULTURA, REPRESENTACIONES, MARICAS Y REVISTAS: Humanos pero diversos

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La Cultura como constructora de sentido

Para relacionar los sentidos en las culturas: Las representaciones

Lo gay y lo homosexual representado

sobre la línea del tiempo

Los medios como instituciones, su producción de

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sentido y sus reproducciones como visibilización

de las minorías

Contenidos en lo impreso: ¿Qué son las revistas?

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ASUNTOS RELACIONADOS CON LO METODOLÓGICO

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ENTRE LA VENTANA GAY Y ACÉNTO, LAS REPRESENTACIONES CULTURALES DEL HOMOSEXUAL BOGOTANO SALTAN A LA VISTA

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De vuelta en los ochentas: Ventana Gay

Recorrer unas páginas con Acénto

Lo representativo del trabajo: la comparación

de las revistas

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A MANERA DE CONCLUSIONES... AUNQUE EL TEMA DA PARA MÁS

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BIBLIOGRAFÍA

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Anexo 1

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P R E S E N T A C I Ó N

Es a partir de los medios alternativos como se puede observar otra perspectiva sobre la misma historia: la de las minorías. En cuanto a homosexualidad en Colombia, el siglo XX fue testigo de una serie de cambios registrados en varias publicaciones, creadas y dirigidas hacia los homosexuales del país, en épocas en la que ser marica era un crimen. La transformación en la historia de los homosexuales colombianos -visible en las sentencias de la Corte Constitucional y en la Constitución Política-, no inició hace poco; comenzó justo después del auge gay en el mundo, hacia 1969. Estos cambios en lo social y lo legal no sólo son un reflejo de lo cotidiano, son manifestaciones culturales que están en la posteridad, gracias a una serie de revistas que, al ser analizadas, visibilizarían las representaciones de la cultura gay bogotana de finales del siglo que nos antecedió. Palabras clave: Homosexuales, revistas, gay, representaciones culturales, representaciones de lo gay, cultura gay en Bogotá

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A B S T R A C T

It’s from the alternative media as you can see another perspective about the same story: minorities. As for homosexuality in Colombia, the twentieth century witnessed a series of changes reported in many several publications, created and managed by gay people in the country, just when being marica was a crime. The transformation in the history of Colombian homosexuals -visible in the judgments of the Constitutional Court and the Constitution-, did not start recently; it began right after the ‘gay boom’ in the world by 1969. These changes in society and in legislation orders are not only a reflection of everyday life, but they are a cultural events available until posterity, thanks to a serie of magazines which, when analyzed, let us visualize the representations of gay culture in Bogota, in the ending of the last century.

Keywords: Homosexuals, magazines, gay, cultural representations, representations of gay, gay culture in Bogota.


P R Ó L O G O

Para los seres humanos dejar de ser invisibles es bien difícil, en especial si no se logra ser un personaje público. Las minorías sexuales fueron invisibles durante mucho tiempo, tal vez por ello el hecho de que los homosexuales, maricas y gay quisieran comunicar sus pensamientos -ya fuera con fines comerciales o eminentemente políticos-, fue fundamental en la consolidación de los medios de comunicación producidos por éstos. Cada medio y cada escritor han construido una representación cultural a partir de la cual determinan no sólo quién, sino además qué y dónde se publica; ello se evidencia especialmente cuando quien escribe es o no propietario del medio y, aún más, cuando el posible lector, medio, director, editor y escritor tienen una orientación sexual explicita, como sucede con los medios publicados por y para homosexuales. El estudio de las revistas como reacción a la política de la identidad excluyente o como reafirmación del “deber ser” de los homosexuales tiene una gran significación ya que los medios producidos por los maricas les permitieron a estos tener más visibilidad y abrir el camino para demandar ciertos derechos civiles. La importancia de los primeros aportes del Movimiento Homosexual, que se refleja en algunos de sus medios de comunicación y se niega en otros, estuvo en crear las condiciones teóricas, prácticas y emocionales para que otros homosexuales, maricas y gay (además de otras personas, en otras identidades sexuales, de cuerpo y de género) pudieran darse cuenta, al igual que nosotros lo hicimos, de que la pervertización culpabilizada en la que querían ubicarnos tenía como epigénesis lo que hasta ese momento era imposible: La abolición de los límites entre lo intimo y lo público. Límites que posteriormente también han sido trascendidos por personas no identitadas y post-identitarias. III


En Colombia, múltiples han sido los intentos de los homosexuales, muchos menos los de las lesbianas y casi nulos los de las personas transexuales, travestis y bisexuales por crear publicaciones que los tengan como población objeto. Entre esos intentos se destacan, por su permanencia en el tiempo, dos publicaciones bogotanas de las últimas dos décadas del siglo XX, que tuvieron circulación nacional: Ventana Gay (agosto de 1980, 23 números) y Acénto (noviembre de 1997, ocho números). Dos publicaciones bastante diferentes entre sí en la mayoría de sus aspectos, aun cuando tuvieron en común una orientación homosexual y que sus directores, editores, escritores y lector también lo eran en su gran mayoría. Sobre Ventana Gay y Acénto, como corpus de análisis, se realizó la investigación de Roberto Alejandro Morales Rubio que aquí se presenta; un trabajo que por su profundidad y seriedad investigativa y metodológica dista substancialmente de un típico trabajo para obtener un título de pregrado, y que además es de gran importancia por el momento histórico que atraviesan los movimientos de minorías sexuales colombianos, lo cuales continúan en pos de sus derechos sociales, culturales y sexuales en un país caracterizado por su LGBTfobia, sus múltiples crímenes de odio y la presencia de muchos homosexuales y gay que generalmente recurren a la negación, para evitar reconocerse política y conceptualmente como maricas. Tal vez, por ello vale la pena decir que la Ventana Gay debió llamarse Ventana Marica como bien lo decía yo en sus momentos, y es preciso acentuar que Acénto siempre fue gay, en su versión más light. Morales Rubio no sólo es un Comunicador Social quien se interesa por la maricada, es un conocedor del papel contracultural que las minorías sexuales juegan en el cambio de la sociedad y la cultura, ya que, en su carácter contracultural y como minorías, son dinamizadores continuos y permanentes de la sociedad; ellos mismos y sus vivencias son cultura dado que la sexualidad más que un hecho biológico es un hecho cultural. Al ser el deseo y las sexualidades construcciones socioculturales; y la vivencia, explicación y emociones generadas por ellas eminentemente particulares, se pone en tela de juicio el significado de masas y se incrementa el sentido de la marginalidad y la particularidad; por supuesto, para quienes hoy siguen el modelo falocrático de la jerarquía de poder y la representatividad organizacional aún no es clara la relación entre el significante y el significado, por cuanto siguen creyendo que esos pequeños cambios conseguidos en la IV


norma jurídica son el fin y no el medio para transformar la cultura -y con ella la sociedad y sus relaciones de poder-. La verdadera enemiga es la civilización y especialmente lo es la cultura. Las masculinidades, las feminidades, los tránsitos identitarios y las orientaciones sexuales se construyen con referentes hegemónicos, se vivencian de una manera particular en cada espacio-tiempo y persona, pero además tiene referentes comunes en diferentes países e incluso continentes; por ello, esta exploración, que a la vez es un llamado de atención a la necesidad de comprender los márgenes y las marginalidades, abre las puertas a una línea de estudios que posibilita no sólo comprender las diversidades sexuales, sino especialmente los movimientos contraculturales y contrasexuales; igualmente, el poder que la masculinidad hegemónica y su concepción de la homosexualidad poseen para determinar las vivencias, las explicaciones y las emociones que las sociedades, los directamente afectados -y en muchos casos los mismos estudiosos y lectores- dan a las/sus sexualidades. En cuanto a medios de comunicación orientados a la masa, a la población en general, es pertinente mencionar y recordar que éstos, en Colombia, han abierto sus páginas, pantalla y micrófonos al tema de la homosexualidad y a los homosexuales, aun cuando ello ha requerido una gran constancia de los interesados para que sea así. Revista Semana fue el primer medio de amplia circulación en solicitar a una persona homosexual en Colombia publicar un artículo, éste apareció en el número 16, el 20 de septiembre de 1982 y se tituló Hacia una liberación gay. La misma revista fue pionera en publicar en la Web un artículo relacionado con homosexuales; Política Sexual en Colombia salió a la luz pública el 3 de septiembre de 2001, en la edición 1005, en la sección “Opinión on line”. Dejémonos de maricadas fue el primer blog con temática homosexual publicado en Colombia; el primer post se difundió en Semana.com el 10 de noviembre de 2006 y su título fue Salir o no salir: esa es la cuestión. RCN Radio fue la primera cadena radial en invitar a un homosexual a colaborar de manera ocasional es un programa de emisión diaria; la invitación vino de parte de Marta Lucía Palacio en su programa Hablemos de sexo. La primera entrevista en la televisión fue realizada en 1979 en el Noticiero de las Siete por el periodista español José Fernández Gómez, siendo directora Cecilia Orozco. La persona invitada en estas cinco oportunidades fue el mismo ser que escribió estas líneas. Manuel Antonio Velandia Mora V



Introducción “Cada vez que los homosexuales han querido hablar de sí mismos y por sí mismos, se les ha acusado según los períodos y los humores, de corromper a la juventud, debilitar la patria o erosionar los fundamentos de la moral o de la sociedad”. D. Eribon



I N T R O D U C C I Ó N

Algunos teóricos, académicos y expertos que se han dedicado a los estudios de la cultura(1), afirman que una de las líneas del tiempo en la que más rápido se ha transformado la humanidad y la aldea global fue la trazada entre los años 1900 y 1999, es decir, aquella que se desarrolló en el siglo XX. Textos históricos -y otros de carácter literario-, además de algunos videos documentales, reafirman la gran cantidad de revoluciones llevadas a cabo durante este período y el sinnúmero de puntos de vista que confluyeron alrededor del planeta en cuanto a poder, política, economía, tecnología y el sentido de lo humano (en el hombre y la mujer), especialmente en todo lo relacionado con la sexualidad, la identidad y el género. Rodrigo José Navarrete (2006), antropólogo de la Universidad Central de Venezuela, reflexionó sobre el tema a mencionar que es a través del surgimiento de una cultura homo-social -tanto en los ámbitos exclusivos 1

Entre los que se encuentran Patricio Guerrero, Stuart Hall, Paul Du Gay, Frank Mort, Florence Thomas y J. Curran, entre otros autores citados en la bibliografía de este trabajo, quienes aseguran que esta época ha sido en la que más rápido ha evolucionado el ser humano, en toda su integridad de dimensiones (sexual, económica, social, cultural), como respuesta a las necesidades e intereses políticos y las realidades del momento, la globalización y el acelerado desarrollo tecnológico.

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de la comunidad homosexual como en la industria de masas-, que las representaciones de masculinidades y feminidades se hicieron más diversas, plurales, ambiguas y contradictorias en relación dialéctica con los cambios económicos, políticos, culturales y estéticos de la época. Para Frank Mort (1996), por su parte, es durante las últimas décadas del siglo XX que no sólo ha surgido una resignificación del lenguaje, los símbolos y los dispositivos para configurar nuevos seres sexuados, sino que también aparecieron cambios en las representaciones de la estética, y estrellas de la industria cultural para la promoción de nuevos estilos de vida(2), principalmente entre la población juvenil. Ese cambio en las tradicionales formas de comunicarse con el entorno y darle un sentido, relacionado con el tema de la (homo) sexualidad, generó una serie de medios informativos que buscaban: 1.) re-configurar la visión de mundo que tenían los homosexuales sobre su estilo de vida -no promocionado en los medios de información masivos sino hasta mediados de los noventas-; y 2.) re-plantear las formas, visiones y estéticas que el mundo le ofrecía a estas personas para desarrollar libremente su personalidad. El problema que surge por estas acciones culturales fue identificado por el investigador español, Didier Eribon, quien en su libro Identidades: Reflexiones sobre la cuestión gay, afirma que: Cada vez que los homosexuales han querido hablar de sí mismos y por sí mismos, se les ha acusado según los períodos y los humores, de corromper a la juventud, debilitar la patria o erosionar los fundamentos de la moral o de la sociedad. (2000, p. 103 - 104)

Manuel Antonio Velandia Mora(3), uno de los primeros activistas gay de Colombia, justifica el planteamiento de Eribon al asegurar que: Durante muchos años, nuestra palabra (la de los homosexuales), se quedó en el discurso de la oralidad, expresado en voz baja y a puerta cerrada, en la sala de un apartamento o en la silla trasera de un transporte público. En la medida que los homosexuales,

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“La noción de estilo de vida, según Giddens (2000), supone la existencia de una serie de estrategias individuales y colectivas elaboradas a partir del capital económico, histórico y cultural, que permiten una singular integración contextual de los discursos y las prácticas en la vida cotidiana para la definición y manifestación de las identidades”. Navarrete, R. J. (2006). El estilo de Colina: Representaciones homosociales en la Venezuela reciente. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, 12 (3).

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Fundador del Movimiento de Liberación Homosexual Colombiano, MLHC; el grupo Equiláteros, y miembro de otras organizaciones en pro de los derechos y cuestiones LGBT, sida y sexualidad, en Colombia y España.

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posteriormente las lesbianas y más recientemente las Trans, nos dimos cuenta que uno de nuestros derechos es la libertad de expresión, y lo asumimos, fuimos tomando conciencia de la importancia de construir estrategias comunicativas (2006).

Muy seguramente, por aquella época en la que se planteó un movimiento a favor de los homosexuales en Colombia, esas estrategias comunicativas -como las llama Velandia-, construidas alrededor de los gay de la época más conservadora del país(4), se vieron registradas más allá de la oralidad en un sistema de signos escritos y visuales, en unos medios impresos, tales como las revistas, los cuales reafirman la existencia de homosexuales en un territorio que, por esos días, se dedicaba a observar, debatir, interpretar y asimilar mensajes de homofobia y anti-homosexualidad(5). Al enfocarse en el planteamiento de Eribon y en los asuntos de la Comunicación podría plantearse una pregunta como: ¿Cuáles son las representaciones de la cultura gay bogotana, que se manifiestan a partir de las revistas colombianas para homosexuales de las últimas dos décadas del siglo XX: Ventana Gay (1980) y Acénto (1997)? En el marco de la reciente historia colombiana, la visibilización de aquellos hombres que no practican el modelo de relaciones sexuales aprobado por los cánones dogmático-morales de la religión judeo cristiana, a través de unas revistas propias de un ejercicio comercial o de las diferentes acciones políticas, cambió generacionalmente el sentido colectivo aplicado a los homosexuales, de personas enfermas a ciudadanos que pertenecen a la Nación y poseen derechos y deberes(6) en un país de fuertes raíces religiosas. En este punto, vale la pena mencionar que en una de sus intervenciones a finales de los años noventas, la controvertida Florence Thomas afirmó sobre el tema de la homosexualidad que:

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Construida históricamente por una cultura tradicionalista que inició el siglo XX desde el conservadurismo, más allá que por la inclinación política de los presidentes que han estado al frente del Gobierno durante los períodos en cuestión de estudio (1969-1999). La configuración histórica de la República de Colombia conservadora se puede consultar en el artículo “La república conservadora (comienzos del s. XX)”, de la edición 183 de la revista Credencial, de marzo de 2005.

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Así lo afirma quien inició el Grupo de Encuentro por la Liberación de los Güeis, GELG: “Yo decidí escribir porque generalmente otros lo hacían por mí. Escribían lo que les provocaba acerca de nuestras vidas, derechos, participación social como homosexuales, e ilustraban sus textos con las imágenes que deseaban, casi siempre, expresando contenidos homofóbicos”. Velandia Mora, M. A. (13 de noviembre de 2007). Maricadas que yo pienso. Recuperado el 29 de septiembre de 2009 de Por-no-grafiar: http:// investigadormanuelvelandia.blogspot.com/2007/11/por-no-grafiar.html

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Así lo estableció la Constitución Política de Colombia de 1991, en los Artículos 7, 13, 16, 20, 28 y 43.

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En los últimos 40 años de este siglo que agoniza (el XX), todos y todas fuimos testigos de fantásticas mutaciones de la sociedad moderna. Entre ellas, una de mayor significación e impacto es, muy seguramente, la expresada por los encuentros entre hombres y mujeres en la intimidad, desde el cuerpo, el deseo y la palabra. (1998)

Esta última expresada en una serie de publicaciones que, al ser analizadas, determinarían aquellas representaciones culturales relativas a lo homosexual tejidas alrededor del gay o el ‘marica’(7) bogotano entre 1969(8) y 1999. *** Esta investigación se desarrolla a lo largo de seis capítulos, que corresponden a la misma cantidad de colores que tiene el símbolo más representativo de la cultura gay en el mundo: el arco iris hecho bandera(9). En el primer apartado se presentarán los conceptos utilizados para el análisis, los cuales permitirán en capítulos posteriores la interpretación de las revistas que aparecieron hacia finales del siglo XX en Bogotá. Categorías como: Cultura, manifestaciones y representaciones culturales, desde la perspectiva teórica de Patricio Guerrero; representación, según el trabajo de Stuart Hall y Paul Du Gay; aquellas particularidades que definen al homosexual, al gay y al marica -sexualidad, sexo, identidad, género, orientación-; los medios de comunicación (como formas simbólicas culturales e instituciones) y sus narrativas; las producciones seriadas o revistas; y finalmente la representación mediática de lo homosexual. En segundo término se hará una descripción de cómo, a partir de las revistas para homosexuales encontradas en Colombia y producidas hasta 1999, se llega a seleccionar a la Ventana Gay y a Acénto como el corpus de análisis de esta investigación y la respectiva metodología de análisis que se aplicará a ambos impresos.

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Según Manuel Velandia, desde lo político este término “está relacionado con el discurso de la reivindicación de la analizad -el culo y su uso-, como ejercicio de poder”.

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Año en el que iniciaron los movimientos a favor de los homosexuales y las lesbianas alrededor del mundo.

Gilbert Baker fue el inventor del símbolo de orgullo para la comunidad homosexual, como alternativa al triángulo rosa impuesto por los Nazis para identificar y perseguir a las personas homosexuales. Esta bandera arco iris se utilizó en las primeras marchas y fue asumido como símbolo de recuerdos y de acciones contra las persecuciones.

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Posteriormente, en el tercer capítulo el trabajo describirá los dos objetos de análisis, sus narrativas mediáticas según los parámetros que propone Omar Rincón para el estudio de medios y el análisis comparativo que se proponen desde los “asuntos relacionados con lo metodológico”. Una cuarta instancia presentará las conclusiones del trabajo, y finalmente, en unos quinto y sexto apartados se entregan al lector las fuentes documentales y la bibliografía utilizada para esta labor investigativa, además de los anexos correspondientes.

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Cultura, representaciones, maricas y revistas: Humanos pero diversos “Creo aquĂ­ que el punto de referencia no debe ser el gran modelo del lenguaje (lengua) y de los signos, sino el de la guerra y la batalla. La historia que cuenta para nosotros y nos determina tiene la forma de una guerra y no la del lenguaje: relaciones de poder, no relaciones de sentidoâ€?. M. Foucault



C A P Í T U L O

U N O

Comprender los medios de información, especialmente aquellos que aparecen como respuesta a un discurso de poder institucional o hegemónico, requiere algo más que el mero interés de sentarse a estudiarlos, pues, como lo manifestó Omar Rincón para la Cátedra Unesco de Comunicación Social en 2003, éstos “son lugares donde memoria y olvido se inscriben como espejo, donde […] la democracia busca estabilidad” (p. 245). Los teóricos Jesús Martín-Barbero y Germán Rey afirman que los medios como escenario de los conflictos sociales: No se limitan a reflejar lo que sucede sino que intervienen activamente en la conformación del sentido que adquieren los conflictos, en las imágenes que se constituyen sus actores, en las actitudes frente a ellos se inducen y por lo tanto, en las modalidades pacíficas o violentas de afrontarlos. (Martín-Barbero y Rey, 1999, p. 259)

En medio de esta búsqueda por reconocer aquellos discursos emergentes de la auto-representación de aquellos grupos que, podría sugerirse, están al margen de lo institucional, aparece una preocupación académica en torno a la Comunicación debido a que, como lo ha planteado Martín-Barbero en su artículo Recepción de medios y consumo cultural: 11


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Apenas estamos comenzando a sentir la necesidad del desplazamiento metodológico que nos dé acceso a la lectura que los diferentes grupos sociales llevan a cabo. Lectura en la que tratan de abrirse camino otras voces, una palabra que introduce ruido en los discursos del poder, y otra gramática en la producción de sentido. (1999, p. 3)

Para el caso latinoamericano y dentro del marco de los estudios de la cultura o estudios culturales(10), el análisis de los medios se ha llevado más allá de lo masivo y se ha enfocado en las producciones mediáticas locales o alternativas resultantes de las distintas posturas sociales, ideológicas y políticas elaboradas desde las pluralidades, la diferencia y la diversidad. Esto se debe a que “probablemente las formaciones sociales en este fin de siglo (XX), marcado por la globalización de la cultura mass-mediática, no requieran ya la intervención legitimadora de las narrativas ejemplarizantes de la integración nacional producidas históricamente por los discursos culturalistas”. (GarcíaBedoya, 2001) Con el fin tener comprender de manera más clara de todo aquello a lo que apunta este trabajo, hay que definir inicialmente el término Cultura, pues esta acepción refiere a diversas connotaciones, las cuales pueden prestarse para confusiones el marco de la cotidianidad o de otros campos de estudio.

La cultura como constructora de sentido Como uno de los conceptos más complejos de las ciencias sociales, la Cultura, según Patricio Guerrero, hace referencia a la totalidad de prácticas, a toda la producción simbólica o material, resultante de la praxis que el ser humano realiza en sociedad, dentro de un proceso histórico concreto. En consecuencia, la cultura es una construcción social. “La cultura es posible porque hay seres concretos que la producen desde su propia cotidianidad, en respuesta a una realidad en continua transformación” (2002, p. 35). Pero, ¿cómo se llega a esta definición? Una aproximación al concepto de cultura Diacrónicamente, el término cultura ha cambiado a lo largo de edades y los humores; etimológicamente, según la lingüista colombo-venezolana, Zuly Usme, se parte desde el latín y se deriva de la raíz cult, perteneciente al verbo

10  Según Josep Lluís Fecé Gómez (2000), los estudios culturales son el campo de investigación que explora interdisciplinariamente las formas de producción y la creación de significados, y la difusión de los mismos en las sociedades modernas. Véase: Fecé Gómez, J.L., (2000) El circuit de la cultura. Comunicació i cultura popular. Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya

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latino colo, colui, colere, cultul, que significa cultivo (2010, p. 30). El verbo hace referencia, en esta instancia, a la población rural, a diferencia de la población urbana y el término de ciudadano libre, civitas -del cual surge la acepción de civilización-. Esta autora afirma en su texto Cocina, texto y cultura. Recetario para una semiótica culinaria: En tanto que colere es protección, habitar con los dioses, rendir culto a los dioses, se da un proceso gradual de abstracción hacia un sentido físico y moral, permanecer, cuidar, mantener, preservar, cultivar extendido a varios tipos de actividades: de culto de los dioses a cultivo de las cosas del espíritu. Cultura, culto, es el resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afinarse por medio del ejercicio de las facultades intelectuales del hombre. (Usme, 2010, p. 30)

Desde el marco de la cultura greco-romana, se considera a Marco Tulio Cicerón como el primer hombre en utilizar este vocablo como concepto, con el sentido de cultivar el espíritu. En las Disputas Tusculanas(11), Cicerón se refiere por primera vez a cultura animi, relacionándola con “toda la práctica humana que no se encuentra en la naturaleza” (Marafioti, 1993), pero la noción de Cultura que se utiliza más allá del término etimológico ya tenía existencia entre los griegos. La incorporación definitiva del término Cultura -dice Guerrero- se da en Alemania hacia el año de 1850 y el concepto kultur empieza a ser usado en el sentido de totalidad, como algo que pertenece a un colectivo social, un pueblo o a toda la humanidad. “Esta nueva percepción […] implica una caída de la visión hegeliana del geist (espíritu), para abrirla a una percepción más materialista, que irá definiendo la dicotomía entre geist y natur, entre la idea y la materia”. (2002, p. 40). La concepción pre-moderna de Cultura fue postulada por Voltaire y conceptualizada por Turgot. Este último dice que “el hombre posee un infinito tesoro de signos que le permiten conservar las ideas adquiridas, comunicarlas a otros hombres y transmitirlas a sus sucesores como una herencia continuamente creciente” (Joffre, citado por Guerrero, 2002). Pero fue Nietzsche quien consideró a la Cultura como un antónimo de saber muchas cosas, o de haber aprendido muchas cosas: “…cultura es el 11  En Tusculanas 1-13, relaciona la mente con un campo que se puede y se debe cultivar a fin de que produzca y por eso dice cultura autem animi philosophia est [pero el cultivo de la mente es (la) filosofía]. (Usme, 2010, p. 30)

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resultado de un acto de voluntad y de un pueblo”. (citado en Guerrero, 2002, p. 41) Un punto referencial en el trabajo del alemán es que él no hablaba del origen de los saberes sino de su invención, con el único objeto de tener conocimiento de ellos. Claro está, no sin antes establecer su genealogía, es decir, “el conocimiento de las condiciones históricas a partir de las cuales fueron inventados, la forma como se desarrollaron y se transformaron y cómo fueron reinventados o reinterpretados” (Nietzsche, citado por Guerrero, 2002, p. 42). Con el surgimiento de la Nación-Estado, un nuevo sentido para la Cultura se hace evidente. Se retoma el concepto en torno a los civilizados -únicos portadores de cultura- y los salvajes (o lo natural). El pensamiento científico retoma el método positivista y en medio del proceso expansivo de las potencias marítimas de la época (Gran Bretaña, Holanda y Francia), surge la antropología como respuesta a la observación del otro, el estudio de la “cultura de los otros” como un objeto, además del análisis de sus usos y costumbres. Fue de la mano de Edward B. Tylor que la noción de Cultura cambió nuevamente. En 1871, el antropólogo norteamericano introduce, por primera vez en el inglés, la palabra cultura por civilización. […] la situación de la cultura en las diversas sociedades de la especie humana, en la medida en que puede ser investigada según principios generales, es un objeto apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción del hombre […] sistemas mítico-religiosos, de significación, de tecnología y transformación […] a partir de este moderno concepto el término cultura se generalizara entre los teóricos, aplicándose a todos aquellos procesos y productos de transformación espiritual, material y social” (Usme, 2010, p. 34).

La dimensión que Tylor da al término incluye conocimientos, creencias, leyes, artes, costumbres, moral o cualquier habilidad adquirida por el hombre como miembro de una sociedad. Así, después de una construcción diacrónica del término, se plantea que la Cultura es: • El resultado de diversas construcciones sociales, que deben ser vistas como una creación específicamente humana, resultante de la acción social. • Producto de acciones sociales concretas, generadas por actores sociales igualmente concretos, y dentro de procesos históricos específicos. • La principal diferencia y constitución del ser humano, aquello que lo diferencia de los demás seres de la naturaleza. 14


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• Un acto supremo de alteridad que hace posible el encuentro dialogal de los seres humanos para ir estructurando un sentido colectivo de su ser y estar en el mundo y la vida. • Aquella herencia social -diferente a la herencia material u orgánica-, que permite la vida en sociedades organizadas. • La posibilidad de solucionar los problemas al conocer y predecir las conductas sociales de otros, lo que permite saber a otros qué pueden esperar de otro ser humano. Para la antropología interpretativa de Geertz (1990), la conducta humana tiene que ser vista como una acción simbólica, es decir, que está cargada de significados y significantes y son éstos los que construyen los sentidos de la existencia. La Cultura, asegura este autor, no debe ser comprendida desde lo reduccionista o desde simplemente lo semiótico, y se debe plantear que ésta debe ser entendida como un conjunto de interacciones simbólicas, que son interpretables, no sólo desde atributos casuales, acontecimientos, modos de conducta, instituciones o procesos. Por esto mismo, y retomando a Guerrero (2002), la cultura sólo puede ser creada con y junto a los otros y para los otros, es decir, en comunión (común-unión) y en relación dialógica con los demás(12). Sobre el lenguaje y su relación con los aspectos manifiestos y representativos de la cultura Algunos teóricos de la antropología simbólica como Geertz, Gadamer, Cassier, Turner y Sperber, entre otros, aseguran que “la Cultura fue posible cuando el ser humano estuvo en capacidad de simbolizar” (Guerrero, 2002, p. 75) debido a que una de las expresiones diferenciadoras de lo humano es, precisamente, el lenguaje(13); en especial el relacionado con los símbolos -que puede ser expresado a través de formas lingüísticas o por medio de símbolos no verbales-, aquel que le ha permitido al ser humano construirse un sentido sobre su existencia y le ha dado la posibilidad de actuar en el mundo. 12  Un concepto adicional, que se vincula a la cultura de manera antropológica y que puede ayudar a comprender un poco más el tema de la memoria colectiva, es el habitus; el término planteado por Bourdieu, no es más que “la materialización, la incorporación de esa memoria colectiva en la que se van configurando una serie de sistemas estructurados y estructurantes que, surgiendo en el pasado, se transmiten y se preservan hasta el presente; que se convierten en los principios generadores que organizan las representaciones, las percepciones, las practicas y las acciones; que modelan la vida, cotidiana, de los individuos”. (Citado por Guerrero, 2002, p. 82) 13  Stuart Hall (1997) afirma que se debe tener en cuenta que “como los lingüistas suelen decir, Los perros ladran, pero el concepto ‘perro’ no puede ladrar ni morder. Puedes hablar sólo con la palabra para vaso – VASO—que es el signo lingüístico que se usa en castellano para referirse a los objetos en que bebes agua. Es aquí en donde aparece la representación”. (p. 4)

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Para Julia Kristeva, el lenguaje es una “cadena de sonidos articulados, pero también es una red de marcas escritas [una escritura](14), o bien un juego de gestos [una gestualidad] (…) es la única forma de ser del pensamiento y, al mismo tiempo, su realidad y realización”. (1999, p. 14) En ese sentido, se puede afirmar que el lenguaje corresponde a un sistema de símbolos o signos que, según Guerrero, los humanos utilizan para comprender y ordenar su entorno físico y social, pues no pueden operar sobre la base exclusiva de los condicionamientos biológicos: “La Cultura es un contexto dentro del cual todos esos procesos encuentran significado y significación, que tienen interacciones simbólicas, que dan sentido a la vida de los seres humanos y las sociedades”. (Guerrero, 2002, p. 75) El análisis de la Cultura, desde una perspectiva o construcción simbólica, remite a su estudio como un sistema que acerca de manera más vital a los universos de sentido que construyen los seres humanos y las sociedades, es decir, al papel que juega la cultura en la vida de los seres humanos, a las representaciones de los propios sujetos constructores de la cultura(15). En el caso de interpretar aún más la cultura, el enfoque de ésta como construcción sistémica parte de la consideración de que el hombre es un animal que se encuentra insertado en diversas tramas de significados que él mismo ha tejido. Aquí, se vincula a la cultura desde dos campos: el de las manifestaciones y el de las representaciones. El campo de las manifestaciones de la cultura, se refiere a los aspectos “manifiestos” de la cultura; de las expresiones observables, materiales, evidentes y más fácilmente perceptibles de la cultura, que es al que más se hace referencia cuando se habla de ella. Según Guerrero, este campo se expresa a través de hechos o eventos, discursos y relaciones sociales (o actitudes), frente a las cuales la cultura establece relaciones y regulaciones que permiten ciertas formas de comunicación, auto-comprensión, identificación de un grupo, pero también de alteridad y diferencia con los que son diferentes (2002, p. 79).

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En su defecto, un sistema de signos o códigos lingüísticos.

15  Aun cuando el campo de lo cultural se refleja en los actos simbólicos de lo social, los discursos y los actores que van más allá de los símbolos; este trabajo no determinará la construcción de un sentido de la existencia o una forma concreta de ser y estar en el mundo y de actuar dentro de este, por ello, se pide al lector que para más referencias sobre el tema se consulte el texto de 2003, La Cultura, del ecuatoriano Patricio Guerrero.

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Este campo hace referencia a objetos, artesanías, música, danzas, fiestas, rituales, vestidos, comidas, viviendas, prácticas productivas, juegos, lengua y discursos sociales, a través de los cuales se dan las diversas formas de comunicación, auto-representación e interpretación de una sociedad. En este sub-sistema se halla un ámbito secundario que hace referencia a los aspectos sígnicos, observables o denotativos de la cultura, a aquellos fácilmente perceptibles. El segundo campo, el de las representaciones de la cultura, es el subsistema de los aspectos “encubiertos”. Guerrero lo define como el que hace referencia: Al aspecto ideal y mental de la cultura; al de la racionalidad, las cosmovisiones y las mentalidades que hacen posible la creación de un ethos, de un sistema de valores, ideas, creencias, sentimientos, sentidos, significados y significaciones […] el subsistema de las representaciones simbólicas, el de las “mentalidades”, no siempre es vívido ni está obviamente manifiesto, por tanto, es el ámbito principal de la cultura, el más profundo, el que para llegar a comprender el sentido de sus significados y significaciones requiere de lecturas connotativas. (2002, p. 79 - 80)

Aquí -agrega Guerrero-, se crean las estructuras permanentes de la cultura, por lo que está ligado a lo histórico y refleja un proceso de cambio mucho más lento que el de las manifestaciones. La Cultura se hace parte de procesos de larga duración histórica, pues se nutre de una raíz de ancestralidad que va configurando ese acumulado social de la existencia de un pueblo, que constituye memoria colectiva, que es la que ha permitido a la sociedad llegar a ‘ser’, lo que se ha construido como pueblo. (Guerrero, 2002, p. 80-81) Es importante mencionar que ambos campos trabajan en conjunto; no son independientes. Los dos establecen una relación dialéctica que hacen posible un juego continuo entre cambio y permanencia, y ambos están correlacionados con el lenguaje. En caso de situaciones de crisis -afirma Guerrero- el sistema de manifestaciones, para poder reafirmarse y revitalizarse, debe recurrir al sistema de representaciones, a la memoria colectiva, que es la que a su vez da sentido, permanencia, significado y significación a los aspectos manifiestos de la cultura (2002, p 81), es decir, aquellos que refuerzan en el espacio-tiempo su memoria colectiva y hacen permanente sus manifestaciones culturales, tienen más posibilidades de 17


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Gráfica No. 1 – Los sistemas de representación cultural (Guerrero, 2002)

construir un eje estratégico de sus propuestas políticas en un futuro y liberarse de la folklorización(16). Se puede proponer, a partir de lo enunciado, que la Cultura es un todo integrado que incluye significantes, significados y sentidos, a través de los cuales una sociedad (grupo humano, étnico, de o sector social), se reconoce, se distingue y se diferencia de otros, dentro de una dimensión holística y totalizadora, tal como se muestra en la Gráfica No. 1. Como ya se ha mencionado, la Cultura no algo pre-establecido, algo que se transmita por ósmosis u otra acción biológica, sino que es una construcción social o históricamente situada (Guerrero, 2002, p. 85), en consecuencia, es un producto histórico concreto.

16  El término ‘folklorización’ es descrito por Guerrero como “ver la cultura desde una perspectiva del folklor”, se limita a mostrar sólo aquellas dimensiones más exóticas y externas de la cultura, que pueden ser destinadas al consumo y al mercado cultural. “El acto folklórico es una mera usurpación simbólica que, como todo proceso de usurpación, empobrece y distorsiona el significado y la significación del mismo; su objetivo es agradar al público asistente, más no encontrarse con fuerzas hierofánicas que hagan posible que continúe el orden del cosmos y la vida” (2002, p. 72).

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En la escena de los estudios culturales, y con la idea de generar parte de esa metodología para entender la resistencia de la dominación desde lo contrahegemónico, aparece un concepto que ayuda a comprender la función simbólica de los lenguajes utilizados por los seres humanos para enfrentar el discurso de poder y compartir los sentidos entre los miembros de una misma cultura: la representación. En ella -sostienen los construccionistas- se utilizan signos, organizados en lenguajes de diferentes clases, con el fin de establecer procesos de comunicación significativos con otras personas; se da cuenta de algo existente en la dimensión del mundo material y, a su vez, se puede referenciar cosas imaginarias o de mundos fantasiosos. Para relacionar los sentidos en las culturas: Las representaciones Podría decirse, inicialmente, que el término representación significa: “usar el lenguaje para decir algo con sentido sobre el mundo, o para representar de manera significativa el mundo a través personas”. (Hall, 1997, p. 2) Pero en el Shorter Oxford English Dictionary (1996) se sugieren dos sentidos para esta palabra: 1. Representar algo es describirlo, dibujarlo, llamarlo a la mente mediante una descripción, retrato o imaginación; poner una semejanza de ello delante de nuestra mente o de los sentidos. 2. Representar, también significa simbolizar, estar por…, ser un espécimen de…, o sustituir a… Stuart Hall, teórico inglés que ha venido trabajando desde 1997 con el término, sugiere en su texto Representations: Cultural Representations and Signyfing Practices que la representación: Debe ser entendida como la producción de sentido de los conceptos en la mente mediante el lenguaje, y que es el vínculo entre los conceptos y el lenguaje el que nos capacita para referirnos sea al mundo ‘real’ de los objetos, la gente o los eventos, o aun a los mundos imaginarios de los objetos, la gente y los eventos ficticios (1997, p. 4).

Se habla en términos de ‘real’ o ‘ficticio’ sencillamente porque hay dos procesos implícitos en lo que Hall, junto a Paul Du Gay, denominó Sistemas de representación: las representaciones mentales y el lenguaje. 19


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Las representaciones mentales hacen referencia a un ‘sistema’ indispensable(17) mediante el cual objetos, gente y eventos mantienen una corelación con todo lo que el ser humano lleva en su cabeza, en su mente, en su imaginación. Hall afirma que el sentido depende del sistema de conceptos e imágenes que se forman en los pensamientos que pueden estar por…, o representar el mundo, capacitando a las personas a referirse a cosas que están dentro o fuera de sus cabezas (1997, p. 4). Ahora, es importante aclarar que se llama a esto un sistema de representación debido a que las representaciones mentales consisten en diferentes modos de organizar, agrupar, arreglar y clasificar conceptos, y de establecer relaciones complejas entre ellos, es decir, se pueden formar conceptos de cosas que se perciben –sillas, mesas, televisores, computadoras, etc.-y también de cosas que son abstractas, que no se pueden ver, ni sentir, ni tocar, y que probablemente nunca se verán sino que se han inventado –gente, lugares, sentimientos, deidades-, pero que pueden tener sentido a través de ciertos objetos, gráficos, lugares u otros modos de representación vinculados con el segundo sistema de representación. Antes de abordar este segundo sistema hay que tener en cuenta que cada persona tiene en su cabeza un mapa de conceptos personalizado -como lo denomina Hall-, el cual es mediado por las experiencias propias del individuo, y da paso a diferentes interpretaciones de un mismo evento, objeto o persona. Se podría decir que cada quien interpreta el mundo a su manera, individualmente; sin embargo, Du Gay afirma que somos capaces de comunicarnos porque compartimos de manera amplia los mismos mapas conceptuales e interpretamos el mundo o le damos sentido aproximadamente de la misma manera. (1997, citado en Hall, p. 4) Esto se refiere a que la gente de un mismo lugar interpreta el mundo de una forma similar al construir una cultura compartida de sentidos y, por ende, un mundo social que se habita conjuntamente. De todas formas el mapa conceptual por sí solo no tiene validez, no es suficiente, porque “debemos ser capaces de representar o intercambiar sentidos y conceptos, y podemos hacer esto sólo cuando tenemos acceso a un lenguaje compartido”. (Du Gay, 1997)

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Se adjetivan indispensables porque sin ellas no se podría de ningún modo interpretar al mundo.


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Durante el proceso global de construcción del sentido, el lenguaje, como segundo sistema de representación, es el que traduce aquellos mapas conceptuales compartidos en algo común y corelaciona los pensamientos con las expresiones escritas, los sonidos o las imágenes(18). El término utilizado comúnmente para referir expresiones del lenguaje que portan un sentido es: signos. Éstos están o representan los conceptos y las relaciones que se llevan en la mente con respecto a ellos, y su conjunto o agrupación constituye lo que comúnmente se conoce como sistemas de sentido. En su texto, Hall explica que los signos están organizados en lenguajes y la existencia de lenguajes comunes es lo que nos permite traducir nuestros pensamientos (conceptos) en palabras, sonidos o imágenes y, posteriormente, usarlos u operarlos como un lenguaje para expresar sentidos y comunicar pensamientos a otras personas (1997, p.5). De acuerdo con esto, se pueden referenciar dos sistemas relacionados de representación en medio del proceso de asignación de sentido que existe dentro de una cultura: • El primero permite darle sentido al mundo a través de la construcción de un conjunto de correspondencias o una cadena de equivalencias entre cosas y mapa de conceptos (que cada quien lleva en su mente). • El segundo que depende de la construcción de un conjunto de correspondencias entre el mapa conceptual del individuo y un determinado grupo de signos organizados en varios lenguajes los cuales representan (o están por…) unos conceptos. Una mirada al concepto desde el lenguaje, el discurso y el sujeto El resultado de este proceso que vincula las cosas (lo tangible e intangible), los conceptos (aquello que cada quien lleva en su cabeza) y los signos (que representan los conceptos) y los convierte en un conjunto, es lo que se denomina representaciones, pero, ¿cómo conecta este concepto al sentido con el lenguaje y con la cultura? Los sentidos de las representaciones Las representaciones, según Hall (1997), tienen tres enfoques o perspectivas desde las cuales pueden ser analizadas. En el primer enfoque, el reflexivo, 18  Hall (1997) explica que el concepto de lenguaje en esta instancia es utilizado en su análisis en un sentido amplio e inclusivo. Dice este autor que el sistema hablado y el sistema escrito de un lenguaje particular son ambos, obviamente, lenguaje, pero también lo son las imágenes visuales siempre y cuando se usen para expresar sentido […] también lo son otras cosas que no son lingüísticas como las expresiones faciales o gestos, los lenguajes de la moda, las luces del tráfico, la música, y los sonidos. (p. 5)

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el sentido reposa en el objeto (persona, idea o evento) y el lenguaje funciona como un espejo que refleja el verdadero sentido como él existe en el mundo. También se considera como mimético, pues propone una relación directa de imitación entre los signos (palabras, imágenes, sonidos) y las cosas a las que se refiere. En el segundo, el intencional, es el autor (el sujeto hablante) quien impone su sentido único sobre el mundo a través del lenguaje(19) (p. 5). Por último, el enfoque construccionista del sentido reconoce el carácter social y público del lenguaje. Propone una relación compleja y mediada entre las cosas del mundo, el mapa de conceptos creado en la mente y el lenguaje. La corelación entre estos tres niveles -material, conceptual y significativo-, está gobernada por los códigos culturales y lingüísticos y es ese conjunto de interconexiones el que produce el sentido. Hall asegura que este enfoque reconoce que: Ni las cosas en sí mismas ni los usuarios individuales del lenguaje pueden fijar el sentido de la lengua. Las cosas no significan: nosotros construimos el sentido usando sistemas representacionales - conceptos y signos […] son los actores sociales los que usan los sistemas conceptuales de su cultura y los sistemas lingüísticos y los demás sistemas representacionales para construir sentido, para hacer del mundo algo significativo, y para comunicarse con otros, con sentido, sobre ese mundo. (Hall, 1997, p. 10)

Este último modelo debe mucho a los trabajos de Ferdinand de Saussure quien, de cierta manera, dio las bases para los trabajos con esta aproximación teórica. Las representaciones según Saussure Según Jonathan Culler (citado en Hall, 1997, p. 15), Ferdinand de Saussure consideraba que la producción de sentido dependía del lenguaje, el cual se define como “un sistema de signos, sonidos, imágenes, palabras escritas, pinturas, fotografías, etc., que funcionan como signos solo cuando sirven para comunicar o expresar ideas […] y para comunicar ideas ellos deben formar parte de un sistema de convenciones”. (Culler, 1976, p. 19) Para Saussure, el signo está conformado por la forma y la idea o concepto (con la que se asocia la forma en la mente). A la primera la llamó significante 19  En su trabajo, Stuart Hall considera que este enfoque posee ciertas fallas. Dice Hall que “no podemos ser la única fuente de sentidos en la lengua dado que esto significaría que podríamos expresarnos en lenguajes enteramente privados […] la lengua es un sistema social de todo a todo. Esto significa que nuestros pensamientos privados han sido puestos allí a través del lenguaje y es a través del mismo como pueden ser puestos en acción” (1997, p. 10).

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y a la segunda significado. De acuerdo con sus afirmaciones, ambas están corelacionadas y son necesarias para producir sentido, pero la relación que sostiene la representación está fijada por los códigos culturales y lingüísticos, “por lo tanto, el signo es la unión de una forma que significa (el significante) [...] y una idea significada (lo significado)”. (Hall, 1997, p. 15) La conexión entre estos dos sistemas de representación produce los signos; y éstos, organizados en lenguajes, producen los sentidos, los cuales, pueden ser usados para referenciar objetos, gente, y eventos en el mundo ‘real’. Sin embargo, posteriores críticos del trabajo de Saussure -como Foucault y Derrida- afirman que los sentidos son producidos dentro de cada historia y cultura; esto, de acuerdo con el análisis de Hall, abre la representación al constante juego o deslizamiento del sentido, a la constante producción de nuevas interpretaciones. Si el sentido cambia históricamente y nunca esta finalmente fijado, entonces se sigue que ‘captar el sentido’ debe implicar un proceso activo de interpretación. El sentido debe ser activamente leído, interpretado [...] el sentido que captamos, como observadores, lectores o audiencias, nunca es exactamente el sentido que es ofrecido por el hablante o escritor, o el captado por otros interpretadores. (Hall, 1997, p. 17)

Según esto, se debe tener en cuenta que es la interpretación el aspecto más importante, esencial, en el proceso a través del cual el sentido es captado y transmitido. De esta forma, el lector se convierte en un sujeto tan importante como quien ha escrito o el objeto en cuestión dentro de la producción de sentido y se torna en un componente que adquiere una función social. Al hablar de la parte social del lenguaje hay que mencionar que Saussure dividió éste en dos partes: lengua y habla. La primera es una estructura regida por reglas del lenguaje, que habilita la producción de proposiciones bien formadas; la segunda son los actos particulares de hablar o de escribir (o de pintar) que, usando la estructura y las reglas de la lengua, son producidos por el hablante o escritor actual. Aunque la contribución de Saussure se limitó exclusivamente al campo de la lingüística, sus análisis y notas de clase promovieron -entre aquellos que lo profundizaron- la consolidación de una ciencia que estudiara como tal los signos dentro de la vida social. Hoy, lo que se conoce como semiología es la tarea que asumieron los estudiosos del modelo lingüístico y se argumenta en que: 23


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Los objetos culturales llevan sentido, y todas las prácticas culturales dependen del sentido, todos entonces deben hacer uso de los signos; y, en la medida en que lo hacen, deben trabajar como trabaja el lenguaje y ser susceptibles de un análisis que haga uso básico de los conceptos lingüísticos de Saussure. (Hall, 1997, p. 20)

De lo lingüístico a lo semiológico: Barthes En el enfoque semiológico los mismos objetos pueden funcionar como significantes en la producción de sentido. “La ropa, por ejemplo, puede tener una función simple, pero también juega como signo: construye sentido y porta un mensaje. Un vestido de noche puede significar elegancia, mientras que jeans y zapatillas, algo informal” (Barthes, citado en Hall, 1997). Sobre esto, hay que tener presente que, según Hall, sólo ciertas culturas pueden leer el significante de este modo, o más aún, poseer el concepto de vestido diferente al de jeans. El crítico francés, Roland Barthes, fue quien propuso el enfoque semiológico para ayudar a leer la cultura popular, al tratar varias actividades y objetos como signos -tales como la lucha libre, la cara de Greta Garbo, entre otros- al asegurar que a través de éstos se comunica un sentido. Barthes trató varios eventos como un texto que debía ser leído. Según este autor, “la escritura engendra escrituras o, si se prefiere, “literaturas” y a través de estas escrituras o literaturas la sociedad de masas fracciona su realidad en instituciones, prácticas, objetos y hasta en acontecimientos, porque el acontecimiento es ahora siempre escrito”. (Barthes, 1990, p. 232) Uno de los escritos, como ya se había tomado por ejemplo, es el del lenguaje de la moda. Barthes afirma que la ropa en sí misma es un significante. El código que se le ha brindado a ciertas combinaciones de ropa como ciertos conceptos (elegancia, informalidad, romance, gala), constituyen los significados. El código convierte a la ropa en un código que puede ser leído como un lenguaje. Sin embargo, en uno de sus estudios posteriores, Barthes da vida a un sistema en el cual, aún en estos días, se puede dar cuenta de un valor de representación más cercano a lo interpretativo (desde una perspectiva cultural). Alonso y Fernández, al analizar la obra del francés, aseguran que dentro sus análisis éste determinó que en “la vida cotidiana se perciben conjuntos de signos y símbolos que, pese a su aparente naturalidad, son realmente 24


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ideológicos: a la manera de un reflejo invertido, presentan lo social como natural. A estos signos, estructurados en discursos, los denomina Mitos”. (2006, p. 23) Barthes considera que el mito es un sistema semiológico en el que el signo actúa como significante, agrupando objeto e imagen; más allá del mismo, existiría un significado oculto, latente (2000, p. 203-206), pero desde la interpretación que hacen Alonso y Fernández al trabajo de este semiólogo: La característica esencial del mito es la unión entre la palabra y el sentido ideológico concreto que, por una parte, determina la evolución de las representaciones mitológicas, y, por otra, la percepción específica de formas lingüísticas, significaciones y combinaciones estilísticas. Representa un sistema dual: por una parte, es un sistema denotado, esto es, que como signo hace referencia a un objeto o denotatum que indica o anuncia (denotación). Por otro lado, es un sistema connotado, que sugiere un valor secundario, que se relaciona como signo con otro objeto, con otro significado (connotación). (2006, p. 24)

La denotación es un nivel simple de descripción. En él, la mayoría de la gente está de acuerdo con el sentido dado al objeto (si retomamos el ejemplo de la moda: los jeans, el vestido, etc.); en la connotación, los significantes que se han decodificado entran en un código más amplio (como el lenguaje de la moda), que los conecta con las ideas o amplios campos semánticos de la cultura -elegancia, formalidad, etc.-; este segundo nivel ya no es la mera descripción, en él se comienzan a interpretar aquellos signos de los amplios campos de la ideología social. “La interpretación tiene como objetivo decodificar el símbolo, traer a la superficie su sentido oculto: ésta debería ser la base del trabajo del analista, el profundizar en la connotación, des-ocultar significados latentes”. (Alonso y Fernández, 2006, p. 24) En este plano, caben preguntas como: ¿qué quiere decir esto?, ¿cuál es el sentido de este evento?, ¿a qué se refiere ese mensaje?, ¿qué interpreto de esto o aquello? Como respuesta a esto y para un análisis semiótico apropiado, Barthes propuso que se debe ser capaz de delinear con precisión los diferentes pasos mediante los cuales el sentido amplio ha sido producido. Dos procesos separados pero que se encuentran vinculados en tanto se habla de representación: los significantes (aquello contenido que es descriptible) y los significados (todo lo que estos contenidos o conceptos representan) forman en un primer nivel un signo con un mensaje simple denotado, y en un segundo grado, un mito o metalenguaje, que se 25


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convierte por un lector en un mensaje con sentido amplio, enmarcado ideológicamente. Aunque el análisis semiológico comprende que muchas palabras funcionan como signos dentro del lenguaje y no como una totalidad con mayores unidades de análisis -como narraciones, afirmaciones, discursos, entre otros-, teóricos posteriores a Barthes como Michel Foucault y Jacques Derrida enunciarían que el sentido no es estático y no puede limitarse a un sistema de captura binaria, es decir, el sentido no es susceptible de ser trabajado con enfoques positivistas. “La escritura siempre conlleva más escritura […] cualquier noción de sentido final siempre es puesto en espera”. (Derrida, citado en Hall, 1997) Del lenguaje y lo semiológico, al discurso y sus prácticas Stuart Hall afirma que “aun si el lenguaje, en algún sentido nos ‘habla’, fue también importante que en ciertos momentos históricos, algunas personas tuvieran más poder para hablar sobre ciertos temas que otros” (1997, p. 25); por ende, cuando el modelo de representación se lleva más allá del lenguaje, hacia las instancias del conocimiento y el poder, aparecen temas más amplios en los cuales enfocarse al momento de hablar de representaciones. Michel Foucault -como uno de los críticos más acérrimos de la semiótica y la dialéctica-, cambió en cierto grado el problema de la representación al plantear que se debe prestar mayor atención a las especificidades históricas que al mismo enfoque semiológico. Su punto fuerte de análisis era la construcción de conocimiento (antes que del sentido) a través de algo que va más allá del lenguaje: el discurso. Su idea, solía decir, era analizar cómo los seres humanos se entienden a sí mismos dentro de la cultura y cómo el conocimiento propio de lo social, el individuo encarnado (embodied) y los sentidos compartidos eran producto de diferentes períodos. Creo aquí que el punto de referencia no debe ser el gran modelo del lenguaje (lengua) y de los signos, sino el de la guerra y la batalla. La historia que cuenta para nosotros y nos determina tiene la forma de una guerra y no la del lenguaje: relaciones de poder, no relaciones de sentido. (Foucault, citado en Hall, 1997, p. 26).

En su trabajo, Foucault dio otra significación al término discurso más allá del concepto lingüístico que se encuentra en los diccionarios. Por ejemplo, para la Real Academia de la Lengua Española, éste es: 26


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La facultad racional con que se infieren unas cosas de otras, sacándolas por consecuencia de sus principios o conociéndolas por indicios y señales. También puede entenderse como un escrito o tratado de no mucha extensión, en que se discurre sobre una materia para enseñar o persuadir (RAE, 2001).

Pero para autores más recientes como Miguel Ruiz Obiedo (2009) este concepto se describe como una línea de razonamiento que ayuda a discernir o entender un asunto, así como para explicarlo a otros. Aunque estas definiciones son, de cierta manera, fáciles de asimilar, no llevan al análisis requerido para un estudio de medios de comunicación. Si bien ayudan a comprender qué pretende el discurso desde lo básico, es el enfoque discursivo de Michel Foucault el que mejor define este término para efectos de investigación en las ciencias sociales, y lo lleva a lo más importante en cuanto a efectos de análisis: la problematización. Foucault define el discurso como una práctica social que va más allá del habla o de un conjunto organizado de enunciados. Dice en su trabajo La arqueología del saber: Se renunciará, pues, a ver el discurso en un fenómeno de expresión, la traducción verbal de una síntesis efectuada por otra parte; se buscará en él más bien un campo de regularidad para diversas posiciones de subjetividad. El discurso concebido así no es la manifestación, majestuosamente desarrollada, de un sujeto que lo conoce, que lo piensa y que lo dice. Es, por el contrario, un conjunto donde pueden determinarse la dispersión del sujeto y su discontinuidad consigo mismo. Es un espacio de exterioridad donde se despliega una red de ámbitos distintos. (1969, p. 90)

Para apoyar esta proposición, el término discurso desde la perspectiva de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe (1990) se utiliza para enfatizar el hecho de que toda configuración social tiene sentido, más allá de la existencia material o real de un objeto en un entorno físico. Además, Lupicinio Iñiguez Rueda agrega junto a otros sociólogos que “todo discurso tiene un contexto de producción” (2006) y es como tal una práctica social que se da en un contexto, el cual -según Foucault-, está enmarcado por la formación discursiva del sujeto. En Análisis del discurso. Manual para las ciencias sociales, Iñiguez Rueda define este concepto como: Un conjunto de relaciones que articulan un discurso, cuya propiedad definitoria es la de actuar como regulaciones del orden del discurso mediante la organización de estrategias,

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facultando para la puesta en circulación de determinados enunciados en detrimento de otros, para definir o caracterizar a determinado objeto. (2006)

Este argumento ayuda a comprender que el discurso no se da desde el interior de los sujetos, sino que articula el conjunto de condiciones que permite desarrollar la cotidianidad y no debe ser asociado únicamente con el poder. Agrega Iñiguez que “las practicas discursivas ponen de manifiesto que hablar es algo más y que es algo diferente que exteriorizar un pensamiento o describir una realidad”. (2006) Aunque este autor hace un planteamiento un tanto más aterrizado al nuevo milenio, es en el enfoque de Michel Foucault, del lenguaje al discurso, donde se relaciona al poder con las prácticas que lo regulan en diferentes períodos históricos. Este concepto, afirma Foucault: 1. Describe y produce objetos de nuestro conocimiento. 2. Gobierna el modo como se puede hablar y razonar acerca de un tema. 3. Influencia cómo las ideas son puestas en práctica y usadas para regular el comportamiento o conducta de los otros. El discurso -insiste Hall al citar a Foucault-, nunca consiste en un texto, una acción o una fuente, es “característico de un modo de pensar o de un estado de conocimiento en un determinado tiempo, aparecerá a través de un rango de textos, como una forma de conducta y en […] diferentes sitios institucionales(20) dentro de la sociedad” (1997, p. 27); así, se determina que es imposible hallar el sentido de los objetos fuera de los contextos en los que son usados, es decir, fuera de las reglas de juego en las que han sido socialmente construidos. “Foucault arguye que es el discurso, no las cosas en sí mismas, las que producen conocimiento. Temas como locura, castigo, y sexualidad sólo existen significativamente dentro del discurso sobre ellos”. (Hall, 1997, p. 28) Para Hall, estudiar el discurso tendría que incluir los siguientes elementos con el fin de obtener un análisis adecuado desde la Teoría constructivista de la representación: 1. Enunciados sobre las cosas que nos dan cierto conocimiento acerca del tema en cuestión.

20  Según Milena Marinsalda (2003), este concepto se refiere a “cuerpos normativos, jurídicos y culturales, conformados por un conjunto de ideas, creencias, valores y reglas que condicionan las formas de intercambio social”, entre los que se encuentran los medios de comunicación, tal como lo afirma John B. Thompson (Op. Cit. pág. 64).

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2. Las reglas que gobiernan lo que es decible o pensable sobre el objeto en un momento histórico particular, y las cuales excluyen otros modos de expresión. 3. Los sujetos que personifican el discurso, con los atributos esperados sobre ellos. Y de acuerdo con la manera como el conocimiento sobre el objeto ha sido construido en determinado tiempo, debe tener: 1. Cómo el conocimiento sobre el tópico adquiere autoridad, sentido de ‘encarnar’ la verdad sobre él mismo; constituyendo la verdad de un asunto en cierto momento histórico. 2. Las prácticas dentro de las instituciones para trabajar con estos sujetos, cuya conducta es regularizada y organizada de acuerdo con estas ideas (ej. la disciplina moral para los sexualmente ‘desviados’). 3. El reconocimiento de que un discurso diferente surgirá posteriormente, y suplantará al existente, abriendo una nueva formación discursiva y que produce, a su vez, nuevas concepciones sobre el asunto; nuevos discursos de poder y autoridad para regular las prácticas sociales de un modo nuevo. (Hall, 1997, p. 28) En su trabajo de 1969, La arqueología del saber, Foucault aseguraba que el conocimiento y las prácticas alrededor cualquier tema eran específicas cultural e históricamente. Insistía que no debían ni podían existir fuera de los discursos específicos, por ello, en su obra reflejó la preocupación que le generaba el hecho de cómo el conocimiento se producía en medio de prácticas discursivas de contextos institucionales específicos con el fin de regular la conducta de otros seres. Desde la mirada de Hall, el enfoque de Foucault se dirigió a la relación poder/conocimiento, y en el cómo el poder opera dentro de los aparatos(21) institucionales y sus tecnologías: “La concepción de Foucault del aparato […], por ejemplo, incluía una variedad diversa de elementos lingüísticos y no lingüísticos -discursos, instituciones, arreglos arquitectónicos, regulaciones, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, moralidad, filantropía, entre otros”. (Hall, 1997, p. 30) 21  Para Foucault, el concepto ‘aparato’ se relaciona con el conjunto de estrategias de relaciones de fuerzas que dan soporte y están soportadas por tipos de conocimiento. Según la interpretación que Hall da al término, el ‘aparato’ está inscrito en un juego de poder y está siempre vinculado a ciertas coordenadas de conocimiento. Hall, S. (1997). Representation: Cultural Representations and Signifying Practices. (S. Hall, Ed., & E. Sevilla Casas, Trans.) Londres, Inglaterra: Sage Publications.

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En medio de sus estudios sobre esta relación, Foucault no creía que ninguna forma de pensamiento podía reclamar la verdad absoluta fuera del juego del discurso, y en su trabajo -el cual se acercaba más a las teorías sociológicas clásicas de la ideología, especialmente las de Marx y su planteamiento del reduccionismo económico(22) y de clases-, rechazó la pregunta tradicional marxista que plantea ¿a favor de qué intereses de clase operan el lenguaje, la representación y el poder?, y planteó dos proposiciones radicalmente nuevas sobre el discurso, el poder y el conocimiento, al distinguir estos términos de los intereses de clase y la distorsión ideológica: a.) La relación entre conocimiento, poder y verdad, y b.) Una nueva concepción del término poder. La relación conocimiento – poder – verdad

Foucault sugiere que el conocimiento no siempre es una forma de poder, sino que el poder está inmerso en las cuestiones de sí y en las circunstancias en que el conocimiento es aplicado o no. “Esta cuestión de la efectividad y aplicación del poder/conocimiento, es más importante que la verdad en cuestión”. (Foucault, citado por Hall, 1997) Esto se traduce en que el conocimiento, vinculado al poder, no sólo se convierte en una verdad temporal, sino que tiene el poder de hacerse él mismo verdadero. Hall lo resume en que: “Todo conocimiento, una vez aplicado en el mundo real, tiene efectos reales. En ese sentido, al menos, se vuelve verdadero […] el conocimiento, una vez usado para regular la conducta de los otros implica constricciones, regulaciones y prácticas disciplinarias”. (1997, p. 31) Para este autor no existe ninguna relación de poder sin la correlativa construcción de un campo de conocimiento, y no hay conocimiento que no constituya al mismo tiempo relaciones de poder. Lo que se piensa o se conoce sobre cierto tema en particular, dentro de un período específico, implica el cómo regular y controlar al sujeto que ejecuta aquella práctica discursiva en cuestión. (Foucault, 1977, p. 27) Para estudiar un tema -dice Hall- se debe tener en cuenta cómo la combinación del discurso (conocimiento) y el poder han producido cierta concepción sobre un concepto y un sujeto que lo hacen válido; cómo se han tenido ciertos efectos reales tanto para el sujeto como para quien lo regula; y cómo éstos 22  Actualmente este concepto es definido como ‘economicismo’, y según la Real Academia de la Lengua Española (2001), el término hace referencia al criterio o doctrina que concede a los factores económicos primacía sobre los de cualquier otra índole.

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han sido puestos en práctica históricamente dentro de ciertos regímenes específicos de contexto. La verdad no está por fuera del poder […] la verdad es una cosas de este mundo; es producida solo en virtud de múltiples formas de constricción e induce efectos regulares de poder. Cada sociedad tiene sus regímenes de verdad, sus políticas generales de verdad; esto es, los tipos de discurso que esa sociedad acepta y hace funcionar como verdaderos, los mecanismos y las instancias que posibilitan que uno distinga los enunciados verdaderos de los falsos, los medios por los cuales cada uno es sancionado […] el status de aquellos que están a cargo de decir qué es lo verdadero (Foucault, 1980). La nueva concepción del Poder

Foucault propuso una nueva concepción para el término poder. Se suele pensar tradicionalmente que éste tiende a moverse verticalmente en todas las instancias de la sociedad -es decir, de arriba hacia abajo-, y que es procedente de una fuente específica de poder (Estado, clase dirigente, soberanos, jefes, gerentes); sin embargo, para Foucault el poder no funciona de esa manera: él circula, nunca es monopolizado por un centro y se desarrolla en forma de red. Esto quiere decir que no toda la vida los sujetos están en medio del juego del opresor y oprimido, sino que: Las relaciones de poder permean todos los niveles de la existencia social y se encuentran por tanto en todo lugar de la vida social -tanto en las esferas privadas de la familia y la sexualidad, como en las esferas públicas de lo económico, lo político y lo legislativo-. El poder no sólo reprime lo que pretende controlar, también es productivo. […] necesita ser pensado como una red productiva que penetra todo el cuerpo social. (Foucault, 1980)

El poder no solo implica crear cosas o permitir y negar acciones, sino que produce estas últimas al inducir al placer, nuevas formas de conocimiento o producción de discursos. En el tema de sexualidad, por ejemplo, dice Hall -al interpretar a Foucault- que use produce una verdadera explosión de discurso: “Hablas sobre sexo, programas de televisión y radio, sermones y legislaciones, novelas, historias y […] revistas, consejería médica y psicológica, ensayos y artículos, tesis y programas de investigación, lo mismo que nuevas prácticas sexuales (sexo seguro) y la industria pornográfica” (Hall, 1997, p. 33), producto de un esfuerzo por controlar ese discurso. Para efectos de comprender aún más la concepción que Foucault le da al poder, en gran parte de su trabajo traslada la atención de quienes pueden 31


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tener ciertas posiciones de dominación (como el Estado, la Ley o la clase dominante), hacia la gran cantidad circuitos, tácticas, mecanismos y efectos localizados a través de los cuales circula el poder, y los cuales van “hasta lo más profundo de la sociedad” (1980); donde éste se arraiga en formas de conocimiento, cuerpos y relaciones locales que no se deben mirar como simples proyecciones del poder central, pues en estos niveles bajos no se refleja como tal la forma general del gobierno sino la manera como el poder opera en la base de las grandes pirámides sociales. En este punto, se determina que el poder debe tener un objeto -sujetoal cual aplicarle, dentro de las diferentes luchas y formaciones del poder/ conocimiento y las diferentes técnicas de regulación, ese modelo de estudio del poder que ha planteado Foucault. Ese objeto es el cuerpo. Las diferentes formaciones y aparatos discursivos dividen, clasifican e inscriben el cuerpo de manera diferente en sus respectivos regímenes de poder y de ‘verdad’ […] desde luego, este cuerpo no es el natural que todos los seres humanos tienen en todos los tiempos. Éste es producido dentro del discurso de acuerdo con las diferentes formaciones discursivas. (Hall, 1997) ¿Quién hace ‘reales’ las prácticas del discurso?: El sujeto

Hasta este punto se ha hecho una construcción teórica sobre la representación y acerca de cómo se ha pasado de estudiar el lenguaje a comprender el discurso y su relación con el poder en el campo de las ciencias sociales, pero ¿dónde están los que hacen de las representaciones una fuente de estudio? ¿Dónde está el sujeto que elabora el lenguaje, las imágenes y los discursos en determinados tiempos y espacios? Al retomar el modelo lingüístico de Saussure y los estudios de la semiología de Barthes, el sujeto hacía su aparición como aquel autor o constructor de los actos individuales del habla, pero Saussure, por ejemplo, no pensaba que este nivel fuera adecuado para un análisis científico del lenguaje. De cierta manera -dice Hall-, Foucault comparte esta posición. Para él, es el discurso, no el sujeto, quien produce el conocimiento. El discurso está comprometido con el poder, pero no es necesario hallar un ‘sujeto’ para que el poder/ conocimiento opere. Aunque Foucault sí incluyó al sujeto en sus estudios, no le dio una posición central dentro de su análisis de la representación. “Era, sin duda, profundamente crítico de lo que se llamara una concepción tradicional del sujeto” (Hall, 1997, p. 37). 32


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Hall insiste en que desde este enfoque se ve al sujeto como un individuo que posee conciencia, una entidad autónoma y estable, el núcleo del self y la fuente independiente y auténtica de la acción y el sentido, y agrega que cada vez que una persona se escucha a sí misma -cuando se oye hablar-, se siente de tal manera como lo ha dicho. Esa identidad de sujeto con lo que se dice lo posiciona privilegiadamente dentro de las relaciones que se dan en torno al sentido. “(Esto) sugiere que, aunque otras personas nos pueden malentender, nosotros siempre nos entendemos a nosotros mismos porque somos la fuente del sentido en primer lugar”. (Hall, 1997, p. 37) Incluso, dice este autor, dentro la Teoría construccionista de la representación, el sujeto está completamente desplazado del privilegio con relación al conocimiento y al sentido. Es el discurso el que produce el conocimiento, no los sujetos. Estos pueden producir textos particulares, pero ellos operan dentro de los límites de una formación discursiva, el régimen de verdad y el conocimiento de un período y una cultura particulares. Este sujeto del discurso no puede estar fuera del discurso, pero debe estar sujeto al discurso; debe someterse a sus reglas y convenciones, a sus disposiciones de poder/conocimiento. El sujeto puede llegar a ser el portador de la clase de conocimiento que produce el discurso, pero no puede estar por fuera del poder/conocimiento como su fuente y autor. (Hall, 1997, p. 37)

El mismo Foucault, en su texto de 1982, El sujeto y el poder, describe dos significados diferentes para el concepto de sujeto: sujeto al control de alguien y en su dependencia; y ligado a su propia identidad por una conciencia y conocimiento. En ese sentido, el sujeto de Foucault es analizado dentro de un marco histórico particular, como ya se ha mencionado varias veces, y es el resultado de un discurso que produce: a.) Sujetos -personas que personifican las formas particulares de conocimiento que el discurso produce-; y b.) Un lugar para ese sujeto desde el cual su conocimiento y sentido toman sentido (un lector y observador que está sujeto a ese discurso). Precisa Hall que todos los individuos de un período específico llegan a ser sujetos de un discurso particular, y por lo tanto sujetos de un poder/ conocimiento. Pero para nosotros hacerlo debemos localizarnos (asignarnos un lugar) en la posición desde la cual es discurso hace más sentido, y entonces, llegan a ser sujetos mediante la sujeción a sus sentidos, poder y regulación. Todos los discursos, por lo tanto, construyen posiciones-sujeto, desde las cuales sólo ellos hacen sentido (Hall, 1997, p. 38).

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Hall complementa estos enunciados al decir que los individuos pueden diferir en raza, credo y condición social (entre muchos otros factores), pero que no serán capaces dar o construir sentido hasta que no se hayan identificado con esas posiciones que el discurso crea, concibe o construye, sujetándose ellos mismos a sus reglas, por lo tanto, volviéndose los sujetos de su poder/ conocimiento. Sugiere entonces que los discursos mismos construyen las posiciones-sujeto desde las cuales ellos se vuelven significativos y tienen efectos. Foucault, por su parte, argumenta que es claro, por el modo como el discurso de la representación opera, que todo debe ser mirado y se le debe dar sentido desde aquella posición-sujeto de enfrente, es decir, desde la cual el espectador (analista, investigador, lector, observador), está mirando. Desde el punto de vista en que una cámara mira el encuadre para realizar una captura, una toma. (Hall, 1997, p. 38) En la evolución de los análisis teóricos sobre las representaciones, se dieron ciertos enfoques adicionales a los de la perspectiva construccionista de la representación. Autores como Moscovici y Guerrero dieron otro enfoque a las representaciones al unirlas a concepciones como lo social y lo cultural; de aquí que en algunos casos, dentro de los estudios de la cultura, se escuche hablar de “establecer las representaciones sociales” o “estudiar las representaciones culturales”. Lo gay y lo homosexual sobre la línea del tiempo Una vez definidos los términos cultura -y sus aspectos representativos y manifiestos-, lenguaje y representación, hay que describir al sujeto que elabora aquel discurso que confluirá con esta investigación: el homosexual. Se debe tener en cuenta que durante el proceso de la configuración social, de creación de cultura, es donde aparece un nuevo discurso identitario que replantea en todas las perspectivas humanas -moral, social, psicológica, etc., especialmente en un campo que para la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés), en 1973, y para la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 1990, dejó de considerarse como una enfermedad. La siguiente cuestión, en este caso, es definir ¿qué es ser homosexual?, ¿qué es ser gay?, ¿qué es ser marica?, ¿desde cuándo se habla de homosexualidad?, ¿cómo se ha visibilizado este tema en el mundo y en Colombia?, entre otros aspectos que conllevan a la exploración de un tema que todavía es considerado ilegal, incluso tabú, en muchos lugares del mundo. 34


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Antes de abordar el concepto en sí, hay que tener presentes cierta terminología y ciertas diferenciaciones con el fin de interpretar a qué se hace referencia -o qué se representa- cuando se habla de gay, maricas, locas, maricones, putos(23) u homosexuales. Contexto sobre sexo, identidad, orientación y género Cuando se toca el tópico sexualidad(24) -antes que cualquiera de sus acepciones prefijadas (es decir, que incluyen un prefijo)- hay que mencionar cuatro términos que facilitan la comprensión de los diversos discursos construidos alrededor de esta parte biológica y cultural del ser humano. En este caso es importante centrarse en todo aquello que está ligado a la cultura, pues lo físico y biológico queda en manos de los médicos y especialistas en ciencias de la salud y la anatomía quienes se enfocarán en otros ámbitos para resolver estos menesteres. El sexo -del latín sexus [cortar, dividir] (Real Academia Española, RAE, 2001)-, hace referencia a lo biológico, no al acto de tener relaciones sexuales como en muchas ocasiones la gente lo asume. En términos generales y genéticos, es biológico y no cambia una vez se ha determinado en el vientre de la madre. Sus modificaciones o alteraciones pueden ser posteriores al nacimiento del individuo, en cualquier etapa de la vida. El fenómeno del cambio de sexo en algunas personas, por ejemplo, se debe a un factor específico (además del cambio físico que realiza el cirujano plástico): la auto-identificación sexual o identidad. Desde cualquier ámbito, la identidad se puede resolver con una pregunta muy simple: ¿cómo o en qué discurso me reconozco? Este punto, de gran confusión para la mayoría de las personas, se da en términos individuales mas no colectivos. Cuando se habla del tema, desde la sexualidad, se dice que el individuo se reconoce con un discurso masculino o femenino, pero el discurso sobre sexualidad u otras instancias puede ser representado desde otros puntos de vista, puesto que se resume en una construcción social discursiva. 23  Estas son sólo algunas de las representaciones del lenguaje que han aparecido a lo largo de la historia para, socialmente, hablar de homosexuales. 24  La definición de este concepto es compleja, debido a que incluye una gran cantidad de elementos referenciados. En la página de Internet www.sexualidad.es, una definición para el término describe la sexualidad como “un universo complejo en el cual intervienen aspectos tanto biológicos, como psicológicos y sociales. La sexualidad engloba una serie de condiciones culturales, sociales, anatómicas, fisiológicas, emocionales, afectivas y de conducta, relacionadas con el sexo que caracterizan de manera decisiva al ser humano en todas las fases de su desarrollo. […] La sexualidad es vivida y entendida de modos diversos a lo largo y ancho de la geografía mundial atendiendo a las diferentes culturas, ideales, modelos de sociedad y de educación”. (2009, marzo 2) Recuperada el 5 de mayo de 2010, a las 14:55 http://www.sexualidad.es/index. php/Sexualidad

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Desde la perspectiva cultural de Guerrero (2002), el término identidad es “un discurso que nos permite decir ‘yo soy… o, nosotros somos…’, pero que solo puede construirse a partir de la cultura” (p. 103); pero para efectos de este trabajo no se habla de identidad social o cultural por gustos musicales, de vestir o de prácticas deportivas. Aquí el término se relaciona con el constructo personal que cada quien hace de sí mismo en cuanto a que se reconoce con su sexo, no con aquello que lo hace parte de un colectivo social o que le genera placer sexual. Al llevar este término al campo de la sexualidad(25), Manuel Velandia establece a partir de sus investigaciones y estudios que la identidad sexual puede entenderse como: La emergencia de una construcción, no siempre consciente, que afecta los procesos de socialización del sujeto; la identidad emerge de la vida cotidiana, mas específicamente de la educación (formal, no formal e informal) que provee a la personas los referentes del “deber ser” de la identidad, dichos referentes están basados en la cultura, son propios de una sociedad y tiempo determinados, y están afectados por los procesos de interrelación e interdependencia del individuo. (Velandia, 2006, p. 302)

Cuando el sujeto se ha identificado con un sexo (hombre o mujer) y comienza a evidenciar su relación con lo sexual, posteriormente configurará a través de las relaciones con otros individuos un vínculo con aquel o aquellos sujetos que le generan más placer -desde el plano sexual-. Ese vínculo se define como: orientación. La orientación es el elemento que clasifica al individuo según las relaciones que establece desde la práctica de su sexualidad con otros sujetos de su entorno. “Es determinado basándose en la preferencia por su pareja sexual”. (Haeberle, 2003) Es aquí donde se habla de heterosexual, homosexual (gay o lesbiana(26)) y ambisexual o bisexual, además de otras acepciones modernas que todavía están siendo discutidas en las academias y sociedades de sexólogos alrededor del mundo. La orientación sexual(27), cualquiera que esta sea, no aparece de la noche a la mañana sino que se construye al igual que el cuerpo, el sexo y el género en el proceso

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En la cual Manuel Velandia asegura que no está de acuerdo con la sexualidad.

26  La expresión gay se utiliza para hacer referencia a un hombre que obtiene placer sexual con otro hombre. Por su parte, lesbiana refiere a una mujer que obtiene placer sexual con otra mujer. Sin embargo, la aclaración del término ‘gay’ se hace más adelante para efectos de entender su uso dentro del contexto social. 27  Orientación sexual: se define con relación a la sexualidad del sujeto/a con la que asumo que puedo ejercer cuatro elementos: deseo, erotismo, afectividad, genitalidad. La persona puede poseer una orientación sin tener una identidad. (Velandia, 2010)

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de socialización. Se es homosexual o lesbiana desde sí mismo/a y con relación a la sexualidad del(a) sujeto/a con la que asumo que puedo ejercer mi deseo, erotismo, afectividad y genitalidad. Las personas cimientan una identidad de orientación sexual de su lesbianidad u homosexualidad a partir del “deber ser” de lo que la sociedad espera que sea, es decir heterosexual; el “querer ser” hace referencia a aquello que yo determino a partir del “deber” como lo que yo mismo/a entiendo y asumo que debería ser mi ser, y el “estar siendo” es la identidad que emerge del juego entre la “identidad social”, la “identidad particular” y la “identidad de socialización”. (Velandia, 2010)

Independientemente de su identidad y su orientación, el sujeto entrará a enfrentarse con el concepto de género cuando establezca relaciones sociales. El género se entiende como aquel comportamiento que la sociedad espera o anhela de cada uno de los sexos. Al igual que la Cultura (y como parte de ella), el género es una construcción social en la que el individuo, en la mayoría de los casos, está sujeto a las condiciones de comportamiento de los seres humanos con relación al hombre y la mujer. De acuerdo con Paloma Durán y Lalaguna (2007) el género es el conjunto de los aspectos sociales de la sexualidad, un conjunto de comportamientos y valores (incluso estéticos) asociados de manera arbitraria, en función del sexo. Un acercamiento a la sexualidad entre ‘iguales’ Según la Real Academia Española, homosexual, (homo, igual; y sexual, relativo al sexo), se refiere a la “inclinación hacia la relación erótica con individuos del mismo sexo y la práctica de esta relación”. (RAE, 2001) Pero desde la perspectiva Federico Guzmán (citado por Cifuentes, s.f.), la relación no sólo incluye las disposiciones de los actos sexuales, sino que engloba además lo subjetivo de todo lo relacionado con el tema afectivo y se deben comprender las influencias externas que reciben los individuos que tienen tal condición, tales como la estigmatización, la persecución o la tolerancia. Homosexual, desde la perspectiva de los estudios identitarios y como una orientación, se entenderá en adelante como un término comprendido desde el amplio espectro que cubre la sexualidad, el cual engloba a los hombres que se relacionan con otros hombres dentro de el deseo, la genitalidad, lo erótico y lo afectivo. Se denomina orientación sexual homosexual a la de un hombre (biológico, optado o transformado(28)) que orienta sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad hacia otro 28

No todas las personas (intersexuales o no) asumen un rol de género diferente a su “género por asignación”, a quienes asumen un “género por opción” se les denomina “transgeneristas” en Colombia y “transgéneros” en el resto del mundo. Las personas transgéneros acompañan el rol de género optado con...

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hombre biológico, optado o transformado y quien además ha asumido para si dicha orientación sexual. Pueden presentarse, entonces, personas que vivencian un “tránsito identitario de la masculinidad a la feminidad” y otras que experiencian un “tránsito identitario de la feminidad a la masculinidad”. (Velandia, 2009)

Esta categoría de Hombres que se relacionan con hombres o que tienen sexo con otros hombres, HSH, también incluye a hombres cuya identidad de orientación sexual puede ser homosexual, bisexual o heterosexual. Algunos hombres homosexuales prefieren tener relaciones con hombres cuya identidad no es homosexual. Prefieren hacerlo con personas que se identifican a sí mismas como heterosexuales e incluso, en algunos casos, como bisexuales. Hombres con identidad heterosexual igualmente se relacional genitalmente con homosexuales, bisexuales e incluso con personas cuya identidad igualmente es heterosexual. Con ello se está afirmando que el hecho de que una persona sea homodeseante, homoafectiva, homogenital y homoerótica no implica que necesariamente posea una identidad de orientación sexual homosexual, sino que ésta puede ser de heterosexual. En la práctica, algunos HSH heterosexuales en su identidad pueden ser bigenitales, bieróticos, bideseantes y heteroafectivos, por ejemplo, o presentar las diversas posibilidades relacionales posibles en el deseo, el erotismo, la afectividad y la genitalidad y tener una identidad de orientación sexual heterosexual. (Velandia, 2009)

Aparece, en esa medida, otro término que enmarca al mismo sujeto -hombre que se relaciona sexualmente con otros hombres-, y es el que aparece después de los disturbios de Stonewall, en Nueva York, Estados Unidos, hacia 1969: gay. Este término, retomando a la Real Academia Española (2001), refiere a algo “perteneciente o relativo a los homosexuales”, pero desde la etimología inglesa de la palabra, se hace referencia a algo que es “alegre”: una persona gozosa o vital. Vásquez (1994) sugiere que probablemente el concepto es originario del provenzal y pasa de éste a otros idiomas (gai, en francés y catalán; gayo en castellano, guei en la Colombia de principios de los ochentas). También, dice que durante un tiempo este término “se utilizó como contraseña entre

los accesorios, vestidos y maquillajes (cuando ello se considera culturalmente necesario) propios del género al que han “transitado” (…) Un hombre transexual es aquella persona que pertenece psíquicamente al género masculino como su género optado, a pesar de haber nacido con anatomía de mujer. Una persona transexual no desea los caracteres del sexo con el que ha nacido sino que le apetece un cuerpo que sea acorde con su género optado. Se es transexual así la persona quirúrgicamente, con aplicación de hormonas y/o con trucos o rellenos, transforme o no su cuerpo, para aproximarlo al cuerpo deseado. (Velandia, 2009)

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los propios homosexuales -al igual que en la actualidad términos como ‘entender’ o ‘ser de ambiente’-, para más tarde incorporarse al lenguaje público”. (Vásquez, 1994) Gay es una palabra que significa alegre. En Colombia se usó un término similar hace 30 años que designaba a los homosexuales como personas “de ambiente”. En Estados Unidos, la palabra gay se usaba para señalar, dentro del grupo homosexual, a los que militaban en organizaciones con contenido político […] Para la gente del común, gay es el artista Luís Caballero; homosexual, el doctor que atiende al hijo de una señora; marica, un peluquero; y loca, quien tiene un lenguaje exagerado de género femenino. En Colombia no existe ese contenido político que hay en otras partes del mundo. Ser gay es una forma de explicar el mundo, una manera de vivir el cuerpo y las relaciones. (Velandia, 2006)

En este caso, gay será entendido como el hombre homosexual que se identifica con las dinámicas de esa orientación sexual y ha superado el proceso de autonegación de su identidad, busca su visibilización en el campo social (y probablemente desde lo legal), pero que no transgrede los cánones institucionales impuestos socialmente, así se manifieste a través de diversas formas simbólicas. Otras definiciones como las de Carlos Monsiváis (2007) y Carmelo Vásquez (1994), sugieren que el hombre homosexual está relacionado con prejuicios que ciertamente se han reafirmado o reevaluado con el pasar de los años. El primero menciona que estos dispositivos clasifican al homosexual como: Un sujeto que debe ser afeminado; debe odiarse a sí mismo y detestar a los que son como él; debe ser y parecer frágil; debe aficionarse con todo lo no viril (empezando por las artes), y debe abstenerse de los deportes y los trabajos rudos. Además, así no sea obligación, un homosexual debe aportar el ingenio (arma defensiva), y la rapidez y la calidad al crear la moda. No valen la posición, el talento, la honradez, la capacidad de trabajo ni la generosidad. (Monsiváis, 2007)

A esta definición, que hace inmerso otro concepto, está elaborado desde la perspectiva machista que sugiere que hasta los homosexuales deben evitar al máximo actitudes femeninas e incluso pueden serlo pero sin trasgredir los cánones de la masculinidad. Por ende, a partir del argumento de Monsaváis, aparece un tercer término que delimita las relaciones “entre iguales”. 39


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La palabra marica, etimológicamente, tiene es su origen lo femenino: la palabra María. “Los maricas somos las marías”. (Velandia, 1997) Para el diccionario de la Real Academia Española (2001), “es un hombre afeminado y de poco esfuerzo, o incluso, puede llegar a ser un insulto con los significados de hombre homosexual o sin ellos”. En tanto marica es, para los lingüistas, un nombre o adjetivo utilizado tanto para hombres “casi” hombres y mujeres, con el fin de resaltar la cobardía del sujeto en cuestión en determinadas situaciones límite, también señala una conducta prudente o miedosa de personas heterosexuales. Pero bajo las condiciones relacionales de lo cotidiano, aunque el marica aparentemente es débil y termina siendo casi eliminado de la esfera social, su fuerza representativa se establece en la medida es que es un gay que no sólo ha sobrepasado el hecho de hacerse visible, que ha hecho un intento por buscar una ‘igualdad’, sino que se convierte en un sujeto trasgresor que a través de esa transformación de las prácticas de poder logra fijar un mensaje de alteridad dentro de las dinámicas cotidianas. Por eso, soy marica porque en esta sociedad machista el homosexual es menos hombre y serlo es “ser mujer”, por eso no solo soy marica sino especialmente soy “una marica”. Porque de manera despectiva, incluso muchos que se piensan a sí mismos homosexuales, ven en nosotros un cierto amaneramiento femenino, a un sujeto al que hay que separar socialmente y reivindico el derecho a ser femenino como una manera de ser homosexual, por eso soy “una mariquita”, la mas minúscula de todas, no por lo bajita sino porque deseo reivindicar en mi a la más excluida de todas las excluidas, la “loca mariquita”. Sí, además soy “loca” porque al interior de los homosexuales a las maricas mas mariquitas, como una manera de agredirlas, vulnerarlas, separarlas se les dice “locas”. (Velandia, 1997)

Una vez se relacionan estos conceptos con una memoria colectiva, inherente a todos los grupos sociales que perduran por un gran período, desde la perspectiva de Vásquez existe un argumento que sustenta el hecho de que, culturalmente, los tres términos sean entendidos como uno solo, y que difieran únicamente según el sentido que se les dé dentro de un contexto social, dentro de un discurso. Este autor afirma que en el siglo XIX se genera y amplía la idea errónea de que en todas las personas hay componentes de ambas identidades y que los homosexuales eran individuos caracterizados por tener un fuerte componente del otro sexo. Esto no es científicamente aceptable. Los homosexuales son personas íntegras desde el punto de vista de su identidad sexual: son hombres-hombres o mujeres-mujeres

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(no son ni hombres afeminados, ni mujeres hombrunas) que se sienten atraídos hacia personas de su mismo sexo […] el componente homófobo de la cultura occidental hacia la homosexualidad tiene un claro comienzo en la Edad Media, a través de la Iglesia Católica […] el cambio crucial en nuestra cultura se produce en ese período de mano de autores como Santo Tomás de Aquino(29). (Vásquez, 1994, p. 227)

Esa configuración histórica y subjetiva del concepto revela la forma cómo la sociedad reacciona frente al individuo homosexual en la actualidad, al derivar la manera como se representa ese sujeto desde la institucionalidad y al determinar, en gran medida, las formas de vida de los homosexuales dentro de la sociedad. “De hecho, solo puede hablarse técnicamente de homosexuales en ciertas sociedades, que llenan las condiciones de aquellas en las que nació y se difundió esta categoría humana -las del mundo industrializado-”. (Cifuentes Muñoz, S.f.) El descubrimiento histórico de la existencia de subculturas homosexuales activas -en los tiempos modernos -como las llamaría Guillermo Núñez (2007)-, incluso antes de la invención médica del término homosexualidad, ha renovado en algunos autores la idea de una subjetividad homosexual a través de la historia, o por lo menos de la historia moderna de occidente, y un concomitante y duradero discurso homosexual o ‘parole homosexuelle’, para usar un término de Didier Eribon. Apreciaciones como la de Florence Thomas (1998), en donde se asegura que el tema de la homosexualidad ya está inmersa en lo social y lo único que sucede es que está saltando a la vista, al igual que otros tópicos subculturales, dan cuenta aquellos cambios culturales para los que, aunque históricamente son evidentemente duraderos, hay una gran resistencia. Ningún ciudadano o ciudadana del mundo moderno puede estar alelado de los gay […] su misma visualización colectiva en la cultura urbana por medio de una estética, de un destape paulatino pero seguro en los espacios públicos, en los medios, en las calles y 29  La discusión sobre si fue o no la Iglesia Católica la que configuró el cambio de la perspectiva sobre homosexualidad se deja para otros autores como Richard Sennett, quien asegura que a pesar de que se dieran relaciones homosexuales en las antiguas Grecia y Roma, la práctica como tal no estaba avalada en ninguna de las dos culturas, al punto de ser evidente que no existía un concepto que definiera al homosexual. Si bien existían categorías que clasificaban el acto sexual (erastés y erómenos, los dos roles posibles en una relación sexual), no eran acepciones que identificaran una relación basada en el género como se entiende hoy en día. “A diferencia de los modernos moralistas, los atenienses pensaban que la sexualidad era un elemento positivo de ciudadanía […] Durante su ciclo vital, el varón griego era amado por hombres mayores y sentía amor por muchachos a medida que aumentaba su edad; asimismo, también sentía amor erótico por las mujeres. Los griegos no distinguían el ‘afeminamiento’, no la ‘homosexualidad’, como nosotros utilizamos el término, una distinción que basaban en la fisiología del cuerpo”. (Sennett, 1994, p. 50)

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en los bares, nos obliga a reflexionar sobre la cuestión homosexual porque ahí están […] alimentan las temáticas del cine, del teatro, de las novelas, y de cada uno de los campos de la estética. Ahí están, querámoslo o no, sin importar si podemos responder a la pregunta de si nacieron o se hicieron homosexuales. Están, y al igual que para los heterosexuales, el protagonista de su relación es el amor, el mismísimo amor con todos sus goces y estragos, su sexualidad, exactamente como la heterosexual, se ha construido subjetiva, histórica y culturalmente. (Thomas, 1998)

Lo homosexual sobre la línea temporal universal Con la frecuencia que amerita la construcción de una representación del homosexual en tantas instancias de la sociedad (lo médico, lo religioso, lo psicológico, lo político-social, etc.), se encuentra una brecha cultural entre lo que se concibe actualmente por el concepto y lo que las sociedades clásicas comprendían del mismo. En Grecia, Roma y la América anterior a la conquista, no existe una palabra para referirse al homosexual. En el contexto griego clásico, “los actos sexuales que expresaban sumisión se ejercían para humillar a los enemigos conquistados, por tanto, ser penetrado sin desearlo era denigrante y vergonzoso” (Velandia, 1999). En la Grecia de Pericles, dice Richard Sennett, en su texto Carne y piedra: el cuerpo y la ciudad en la civilización occidental, no existía la concepción del hombre y la mujer, pues “los griegos creían que lo ‘masculino’ y lo ‘femenino’ representaban los dos polos de un continuo corporal” (1994, p. 45). Sí se tiene registro de relaciones sexuales entre hombres, especialmente en el gymnos (gymnos, que significa desnudez), y era un lugar al exterior de la polis (polis), donde se capacitaba a los más jóvenes para la argumentación y la batalla. “En el gimnasio el muchacho aprendía cómo utilizar su cuerpo de manera que pudiera desear y ser deseado de manera honrosa”. (p. 51) Después de los registros griegos, en los que claramente se puede evidenciar un lenguaje homosexual (como Symposium o El Banquete de Platón), con la llegada de Cristo y con el Medioevo, el tema de la sexualidad entró a ser regido por el derecho canónico, la pastoral cristiana y la crecientemente ley civil. Según Carmelo Vásquez, en ese momento histórico, lo heterodoxo, lo que se aparta de la norma, comienza a ser perseguido por el poder eclesiástico católico hasta límites asfixiantes y la homosexualidad deja entonces de ser tolerada hasta convertirse en un pecado. (1994, p. 228) Por su parte, Carlos Muñoz, en su artículo El monstruo homosexual, agrega que “en este discurso tan centrado en la sexualidad legítima, no había una diferenciación neta entre las desviaciones: 42


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ser homosexual era tan pecaminoso como ser adúltero o libertino porque ambas desviaciones significaban la perdición eterna”. (Muñoz, 1996) Posteriormente, en el contexto de la construcción moderna de la homosexualidad en la Norteamérica de la Independencia -mediados del siglo XVIII-, se observaron hombres que adoptaron funciones, vestidos y accesorios de mujer y que eran pareja sexual con otros hombres. Según Walter Mejía (citado por Velandia, 1999) en el libro The Spirit And The Flesh, se dice que los misioneros franceses denominaron ‘berdache’ al homosexual masculino y a las mujeres que vestían ropas de varón y cuyas actividades eran consideradas propias de los hombres. Enuncia Mejía que “se cree que los ‘berdaches’ estaban por toda América y en todos los grupos importantes, como los Mohaves, los Navajo, los Pima, los Illinois, los Yanquis, los Zapotecas (de México) y en varias tribus suramericanas y esquimales de Alaska”. Un siglo más tarde, con la llegada de la industrialización, nace el término para referir desde la Ley a quienes no encajaban en la tradicionalidad de las relaciones sexuales. La palabra homosexualidad apareció en 1869, en un panfleto destinado a elevar una carta pública al ministro de Justicia alemán, cuando se estaba redactando el nuevo Código Penal para la Federación del Norte de Alemania, y había debate sobre si mantener la tipificación prusiana de la sodomía como un delito. El panfleto había sido elaborado por Karl María Kertbeny, uno de los diversos escritores y juristas que, para ese entonces comenzaron a desarrollar la idea de ‘orientación sexual’. (Cifuentes Muñoz, s.f.)

En los siglos XIX y XX, con el cambio de cultura en occidente y la configuración de un discurso médico-científico en el papel formulador de la verdad sobre el sexo, el sentido de la sexualidad se transforma y tendrá connotaciones diferentes. Mondimore, en su texto Una historia natural de la homosexualidad, afirma que: En tal momento histórico se coincidieron un creciente interés de los médicos en la homosexualidad como una enfermedad mental y la emergencia histórica de personas y grupos que pedían públicamente que se aceptara y se aboliera la tipificación penal de los delitos contra-natura. (1998, p. 97)

Durante este período, se escriben y se hacen relevantes estudios sobre el tema tales como los de Karl Heinrich Ulrichs(30) (1825-1895); Krafft-

30  Ulrichs fue uno de los primeros autores en trabajar el tema de orientación sexual, y quien “aportó la conceptualización de tercer sexo como concepto precursor de homosexualidad”. (Cifuentes Muñoz, s.f.)

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Ebbing(31) (1886); Henry Havelock Ellis y Jon Addington Symmonds(32) (1897); Sigmund Freud(33) (1920-1922); y, por supuesto, Michel Foucault (1976) -en el cual se establecieron las bases del concepto de homosexual moderno-, y en los que se registra: “el homosexual es ahora una especie”. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX aparecieron estudios aún más revolucionarios que, incluso, ya empezaban a visibilizar algunas estadísticas. Alfred Kinsey constató en su texto de 1948, Sexual Behavior in the Human Male, que cerca del 50 por ciento de los hombres solteros menores de 35 años, en los Estados Unidos, había tenido al menos una relación homosexual en su vida, y que el 10 por ciento de la población(34) era exclusivamente homosexual. (Citado en Cifuentes Muñoz, s.f.) La situación socio-económica mundial durante los años sesentas fue clave para la promoción de avances en materia jurídica y social que se produjeron alrededor del tema de la sexualidad y los derechos humanos, pues a finales de la década se consolidó en Estados Unidos un colectivo a favor de los derechos de los homosexuales, con la aparición del Gay and Lesbian Rights Movement. En cuanto al tema de los primeros movimientos gay que se registran alrededor del mundo, la brújula apunta hacia los países bajos germánicos (Alemania y Holanda), y el calendario marca la mitad del siglo XIX. Pero solo hasta a 31  La publicación de su obra Psycopathia Sexualis en 1886 generó tanto impacto que vinculó los estudios científicos sobre homosexualidad a los estudios de las enfermedades sexuales. “También permitió que la psiquiatría tomara las riendas del discurso sobre la normalidad sexual […] Krafft-Ebbing creía que los individuos con sexualidad constitucional contraria eran sexualmente activos a menor edad, que sus sentimientos sexuales eran más intensos y que el amor entre ellos era exagerado y exaltado: con ello se sentaron las bases científicas de la visión del homosexual como un ser súper-sexuado, incapaz de mantener relaciones maduras y proclive a la enfermedad mental”. (Cifuentes Muñoz, s.f.) 32  En su texto de 1897, Sexual Inversion, postularon la homosexualidad como una anomalía congénita latente. “Abogaban por la abolición de su criminalización y se oponían a tratamientos curativos, pero sí creían que era posible prevenirla mediante la educación conjunta de ambos sexos”. (Cifuentes Muñoz, s.f.) 33  Freud, por su parte, se oponía como tal a un concepto como tercer sexo o sexo intermedio. En sus estudios, el padre del psicoanálisis concluyó tajantemente que “la homosexualidad no es, sin duda, una ventaja, pero tampoco algo de qué avergonzarse. No es un vicio, no es una degradación y no puede catalogarse como una enfermedad; lo consideramos una variación de la función sexual producida por una detención en el desarrollo. Muchas personas respetables de los tiempos antiguos y modernos han sido homosexuales, entre ellos, algunos grandes hombres. Es una gran injusticia y una crueldad perseguir la homosexualidad como si fuera un delito...” (citado por Mondimore, 1998, p. 102) 34  Esta cifra ha estado en duda durante mucho tiempo. Incluso en la actualidad no hay un porcentaje específico establecido. Según el estudio Entre lo público y o privado de Omnicom Media, en febrero de 2008, la población de norteamericanos homosexuales (entre hombres y mujeres) era de 332.156 millones, mientras en Latinoamérica (desde México hasta Argentina) la cifra redondeaba los 558.281 millones de personas. “Los sudamericanos representan el 8% de la población mundial. La comunidad gay, el 6%”. (María Elena Valdivia, Omnicom Perú, 2008)

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finales de la década del sesenta del siglo XX se legitima todo un colectivo de personas que se consideran gay y lesbianas. Cifuentes Muñoz (s.f.) sugiere en su texto que “si los 60 fueron la cuna del movimiento de derechos civiles para los homosexuales, los 70 vieron la explosión del movimiento gay”. Esta visibilización de lo gay en la historia reciente fue suscitada por un hecho no muy agradable ocurrido en Nueva York, hacia finales de la década del sesenta. Stonewall Inn, el orgullo sale del armario Algo aparentemente ‘sin importancia’ ocurrió el 27 de junio de 1969, en el Greenwich Village, de Nueva York(35). Un hecho que había ocurrido miles de veces antes en todo Estados Unidos durante décadas. La policía llevó a cabo una redada en un bar gay. Al principio todo ocurrió de acuerdo al ritual de costumbre. Siete policías de paisano -civil- y uno uniformado entraron en el bar y anunciaron su presencia. Empezaron a pedir a la gente que se identificaran y les sacaron fuera a empujones. En un momento los sospechosos habituales decidieron salirse del guión y se enfrentaron a la Policía. Todavía se discute sobre quién inició el disturbio. ¿Fue una lesbiana vestida de hombre que se resistió al arresto o una Drag Queen que decidió exhibirse delante de los oficiales, desafiante, lo que encendió la pelea? Seguramente fueron distintos incidentes que se produjeron a la vez. El grupo de clientes que había sido echado a la calle comenzó a lanzar monedas a los policías para burlarse de su conocida costumbre de extorsionar a los propietarios de locales gay. Pronto a las monedas les siguieron botellas, piedras y otros objetos. Gritos de júbilo siguieron a la liberación de la gente que había sido introducida en el furgón de la Policía. Los oficiales se retiraron dentro del bar, destrozando el interior y golpeando salvajemente a un cantautor gay que tuvo la mala suerte de atravesar la puerta en ese momento. Al final de la jornada, un adolescente había perdido dos dedos y muchos otros resultaron heridos. La policía separó a los homosexuales que parecían afeminados para darles un “tratamiento especial”.

35  El texto a continuación es tomado de la sinopsis de la película Stonewall, del director de Nigel Finch. La historia del largometraje está basada en el libro con el mismo título, del historiador estadounidense Martin Duberman (1993). En este film se representan los hechos de la redada policial que se llevó a cabo en Greenwich Village, Nueva York, USA, entre el 27 y el 29 de junio de 1969, y que fueron el detonante de los movimientos en defensa de los derechos homosexuales alrededor del mundo y de las marchas de la comunidad gay y lésbica que se desarrollan alrededor del planeta cada 28 de junio.

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Los policías encerrados casi fueron quemados vivos cuando alguien prendió fuego a la puerta del bar. Mientras la multitud comenzó a gritar “Gay Power!” (¡Poder gay!), y al extenderse la noticia de los disturbios por el Greenwich Village, cientos de gay, lesbianas, negros e hispanos se reunieron en la calle Christopher para unirse a la revuelta. La Policía había recibido refuerzos de los antidisturbios que habían sido entrenados específicamente para dispersar a los manifestantes contra la guerra de Vietnam. Dos docenas de antidisturbios avanzaron calle abajo. Los manifestantes dieron la vuelta por otras calles para rodearlos y les atacaron con todo lo que encontraron. Cuando los policías se dieron cuenta de que la multitud simplemente se había reorganizado a su espalda, se pusieron furiosos y atacaron a todo el que tenían al alcance, pero los manifestantes no se acobardaron. El patrón se repitió muchas veces, los antidisturbios los dispersaban y ellos se reagrupaban en otro punto coreando consignas, lanzando botellas y ladrillos, encendiendo fuegos, etc. A la mañana siguiente, los manifestantes volvieron, y lo hicieron por miles. Las protestas y los incidentes continuaron con distinta intensidad durante cinco días. Al hilo de los disturbios, surgieron distintas discusiones y se produjo un debate entre la comunidad gay de la ciudad. Durante la primera semana de julio, un pequeño grupo de gay y lesbianas comenzaron a hablar sobre la creación de una nueva organización llamado Frente de Liberación Gay (GLF, por su sigla en inglés). El nombre fue conscientemente elegido por su asociación con los movimientos de lucha anti-imperialista en Vietnam y Algeria. Secciones del GLF se organizaban para apoyar a arrestados de los Panteras Negras, recaudaban dinero para trabajadores en huelga y establecieron un vínculo entre la lucha por los derechos de los homosexuales y la bandera del socialismo. Durante el siguiente año (1970), el GLF se extendió a países como Canadá, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Australia, Bélgica y Holanda. La palabra Stonewall forma parte del vocabulario de gay y lesbianas como emblema de la comunidad y su oposición a la opresión y la demanda de igualdad en todos los aspectos de la vida. El GLF ya no existe, pero la idea del Gay Power es más fuerte que nunca(36).

36  Algunas de las historias de estos hechos son relatadas con detalle en el libro Martin Duberman, Hidden From History: Reclaiming the Gay and Lesbian Past.

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La última década de ‘el XX’: el auge de los ‘homo-estudios’ Si bien los ochentas configuraron un cambio en la manera como se representaba socialmente al homosexual por la aparición del Sida, la década consecuente tuvo la característica de visibilizar aún más, a través de los estudios sobre la mujer y el género, el tema de la homosexualidad en el mundo, su relación con el Virus de Inmunodeficiencia Humana y la consolidación de grupos de investigación académicos que ayudaran a la construcción de una ‘verdad’ acerca de todos aquellos temas que abordan esta transdisciplina(37). Retomando a Carlos Muñoz y su texto de 1996, Uruguay homosexual: En 1986, un primer centro de estudios sobre homosexualidad y género es creado en la Universidad de Yale. En 1988, el City College de San Francisco crea su departamento […] En 1990 surge en la Universidad de Nueva York el CLAGS, Center of Lesbian And Gay Studies, como centro de investigación donde emergen programas académicos. En la actualidad, muchas universidades y colegios de Canadá y Estados Unidos están en proceso de expansión y desarrollo de cursos y programas en homoestudios. (p. 143)

Durante la década de los noventa se hacen también evidentes en las publicaciones miles de trabajos sobre homosexualidad desde lo biológico como desde los valores socioculturales contemporáneos y los estudios de género. Trabajos como los de John Money (1990); Le Vay (1991); Laura S. Allen y Roger A. Gorski (1992-1993); Michael Bayley y Richard Pillard (s.f.); Francis Mark Mondimore (1989-1998); y David Greenberg (1998), entre muchos otros que harían una extensa lista, difícil de incluir en este documento. La Línea temporal de los maricas en Colombia Según Eduardo Cifuentes Muñoz, dentro del documento Sujetos de especial protección en la Constitución Política (s.f., 7:1), la historia de la homosexualidad en el país se remonta a mucho antes de la época de la conquista, tal como lo plantean en sus investigaciones Luis Mott y Serge Gruzinsky. Al igual que en el resto del mundo de ese tiempo, en América Latina también se condenaron las prácticas homosexuales desde la concepción moral judeo – cristiana. Solo hasta 1936, como fruto del cambio en el Código Penal que se operó en ese año: Los actos homosexuales, aún realizados entre adultos en edad de consentir, volvieron a ser delitos en nuestra legislación. Bajo el título de “abusos deshonestos”, se agrupaban 37  Una transdisciplina es un campo del conocimiento producido desde diferentes saberes -medicina, sociología, sexología, estudios literarios, etc.-, pero que genera un marco referencial para analizar –en este caso, la homosexualidad. (Muñoz, 1996 p. 142)

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dos disposiciones: que el delito de estupro se vería agravado si la víctima era mujer virgen o de irreprochable honestidad; y que se penalizaba el acceso carnal homosexual. Esta última norma, en el Artículo 323, fue propuesta por el doctor Parmenio Cárdenas, miembro de la comisión redactora; otro miembro, Carlos Lozano y Lozano, que había elaborado el anteproyecto de los delitos sexuales, observó que el homosexualismo practicado por personas mayores de edad es sin duda profundamente inmoral, pero quizás no puede erigirse en delito porque con tales actos no se viola ningún derecho. (Cifuentes Muñoz, s.f.)

Como respuesta a ese cambio en la legislación colombiana y debido a la “nueva” penalización, surge clandestinamente el primer grupo gay en Colombia, del que no se tiene registro histórico pero data de la década de los cuarentas. Les decían Los Felipitos. El nombre, que tenía más de jardín infantil que de grupo secreto, reunió a los homosexuales declarados de Colombia en la década del 40. Declarados era una palabra rimbombante para los valientes que desde 1930 revelaban sus inclinaciones a un grupo de amigos íntimos, se identificaban entre ellos por medio de contraseñas, se reunían en bares clandestinos, expresaban su sexualidad con susto y volvían a la vida pública en medio del mayor sigilo. (Patiño, 2001)

Los Felipitos existieron solo por unos pocos años. No se conoce de otros grupos que los siguieran en la misma época, ni se tiene noticia de sus experiencias (Cifuentes Muñoz, s.f.). Pero según Velandia (2010), sólo eran un grupo de amigos, que adoptaron ese nombre pues todos eran amigos de ‘Felipe’. “Por aquella época no existía un bar gay como tal, pero Los Felipitos se encontraban en un billar del centro de Bogotá, que aún queda por la calle que está al occidente del edificio de Avianca”. Hasta 1971, la legislación persiguió la homosexualidad, en tanto que condenaba el acceso carnal homosexual con una pena de seis meses a dos años de prisión (Bustamante, 2008, p. 106-107), pero esta norma fue abolida con la expedición del primer Código de Policía […] Sin embargo, la definición de los hechos obscenos dio la posibilidad de seguir sancionando penalmente las relaciones homosexuales (p. 127). Luego, en 1980, este delito fue eliminado del Código Penal. En 1977, León Benhur Zuleta fundó El Otro en Medellín, un grupo que unos años más adelante se convertiría en el Movimiento por la Liberación 48


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Homosexual(38), cuando Zuleta se uniera a Manuel Velandia, Guillermo Cortés, Ebel Botero y Fernando Albear, en 1981. Un grupo de estudiantes de la Universidades de Antioquia y Nacional de Medellín, citados por Zuleta y entre quienes estaban Gildardo Ramírez, Fernando Albear, l@s Quintero, Urías y algunos otros que prefirieron borrar su pasado, fundaron en 1.978 el Grupo de Estudio de la Cuestión Homosexual, GRECO. Grupo que es el primero en aceptar mujeres como miembros y en crear alianzas con grupos feministas. Un tiempo después de su fundación hizo parte del GRECO, Juan de Dios Amado (quien posteriormente fuera uno de los fundadores del grupo inter-religioso Discípulo Amado). Igualmente se crean otros grupos, en Cali uno influenciado por el GELG (1.980) y del cual no se encontró alguna referencia y en Bucaramanga, Acuarius, creado por Velandia en 1.981, que tuvo como sede el bar del mismo nombre. Ebel Botero, en febrero del mismo año, organizó con el apoyo del GRECO un pequeño grupo de trabajo en Armenia. Al conjunto de todos los grupos se le llamó MLHC: Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia. (Velandia, 2007)

El 12 de agosto de 1982, la Corte Suprema de Justicia conoció la demanda de inconstitucionalidad elevada por el Artículo 94 del Decreto Extraordinario 250 de 1970, en el cual se regulaban las conductas que atentaban contra la dignidad de la administración de justicia (Cifuentes Muñoz, s.f.). Según Prieto Pisano, al citar a una de las personas que entrevistó para su investigación de 2009, Sociabilidad gay y lésbica en Bogotá en los años setentas y ochentas, “la penalización de la homosexualidad duró hasta la Constitución de 1991, dado que por todos los años ochenta se verificaron redadas de la Policía en los bares gay de Bogotá”(39) (p. 2) En cuanto a medios de comunicación, el 20 de septiembre del mismo año, la edición número 16 de Revista Semana entregó a los colombianos el primer artículo sobre homosexualidad, en el cual se esboza contundentemente el tema de los derechos gay en el país, entre los gobiernos de Guillermo 38  Este grupo organizó la primera marcha gay en la capital colombiana y posteriormente sus integrantes realizaron una de las publicaciones que serán objeto de análisis de este trabajo: Ventana Gay. 39  Para la década de 1960 se ha podido averiguar la existencia de al menos cuatro bares, la mayoría ubicados en el centro: “El Arlequín”, cuya actividad duró “al menos 20-30 años (Augusto); “El Polo” y “Fígaro”. Otro bar, del cual no se ha podido averiguar el nombre, quedaba en la zona de Chapinero. En la década de 1970 en el centro estuvieron existieron: Piscis Club Internacional, cuya actividad duró hasta mediados de los años Noventa; Toscolún, abierto en la segunda mitad de esa década; el Tasca Santamaría, cuya actividad se desarrolló entre 1979 y 2007; en Chapinero se encontraba el bar Estudio 100. En la década de los Ochentas bares y discotecas se volvieron más numerosos. Además de varios de los mencionados anteriormente, se ha averiguado la existencia de: Géminis, Charlie Max, la Carreta, Calles de San Francisco, Champaña y La Escondida, todos en el centro. En Chapinero quedaban; Escándalo Class, Scaramouche, Amigos Norte, Safari y Jockey Club. En barrio Siete de Agosto, vecino a la localidad de Chapinero, además, existía el Cronos. (Pisano, 2009, p. 8)

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León Valencia y Belisario Betancourt Cuartas. Hacia una liberación gay(40) es el primer artículo escrito por un hombre abiertamente homosexual, que es publicado por una revista de lectura masiva en Colombia. Durante la década de los noventas, y con el cambio en la Carta Constitucional en 1991, los homosexuales comenzaron a constituirse progresivamente en una minoría políticamente activa y una parte sustancial de sus acciones se encaminaron al ejercicio de los derechos para modificar su situación. Adicionalmente, los medios masivos comienzan a familiarizar a sus lectores con el tema de la homosexualidad, a partir de una serie de publicaciones que validaban la existencia social y política de este colectivo. El 3 de noviembre de 1994, el periódico El Tiempo publicó el artículo Los gay de Bogotá salen a la luz; en octubre de 1996, Buena pantalla para los gay; y más tarde “se reportaría que un crucero gay con 700 hombres homosexuales a bordo, llegó a Cartagena y estuvo allí un día, constituyendo el evento principal de la jornada para los habitantes de la ciudad”. (Cifuentes Muñoz, s.f.) En la edición número 135 de la revista Cambio 16, el tema central es el Primer matrimonio gay en Colombia; y para la edición 226, de 1997, la portada abría con el título: El poder gay. Por su parte Revista Semana en su edición 488, de septiembre de 1991, se preguntaba ¿Se nace ‘gay’?; y el 6 de mayo de 1996 en la sección ‘Juego de Damas’, el interrogante se enfocaba si la sociedad estaba preparada para recibir a las lesbianas que querían salir del clóset. Otros artículos de Semana titulaban: Los homosexuales y el Ejército, Ed. 561, 1993; Amnistía Homosexual, Ed. 615, 1994; Los homosexuales pueden adoptar, Ed. 689, 1995; Acénto Homosexual(41), Ed. 823, 1998; y para enunciar las marchas del orgullo gay en Colombia y parte de lo que pasó en Stonewall, el 28 de junio de 1999, el periódico El Espectador publicaba el encabezado Comunidad gay da la cara. El asunto es que desde principios de los ochentas los gay ya estaban ‘dándola’.

40  El artículo escrito por M. Velandia puede ser consultado digitalmente en el archivo de la Revista Semana, a través de la dirección web: http://www.semana.com/noticias-opinion/hacia-liberacion-gay/64307.aspx 41

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En el cual se hace referencia a la segunda revista que enmarca este trabajo investigativo: Acénto.


En 1997, la edición número 226 de la Revista Cambio 16 presentó a los homosexuales como personas que estaban ganando más espacios en la sociedad colombiana. Revista Cambio 16, Resolución 624 de junio 10 de 1993 de la Dirección Nacional de Derecho de Autor Portada de la edición del 13 al 20 de octubre de 1997. Los derechos de la publicación pertenecen a Inrevisa Colombia S.A., Colombia. ©1997


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El homosexual como sujeto representado por el mercado y por lo político En la realidad colombiana actual (la del 2009 - 2010), el hombre que se relaciona erótico-afectivamente con otros hombres se puede definir en dos instancias dentro del marco de la evolución: desde el consumo y desde lo político. Como sujeto de consumo(42), el gay va siendo ubicado en “modos divergentes de elaboración sensible según las brechas generacionales, las distancias económicas y las educativas”. (García-Canclini, 1999) Desde las lógicas del mercado, en la actual sociedad de consumo: Donde coexisten la abundancia y la información, el sujeto se mueve entre el exceso y la escasez por privación voluntaria […] el sujeto busca en el consumo la cura contra la crisis existencial moderna […] el individuo se enfrenta a discursos de poder que definen lo normal y/o anormal en la sociedad de consumo. (Castillo P., 2006)

Como sujeto político, es el quien participa activamente en las actividades tendientes a mejorar su calidad de vida, los derechos y la organización social adecuada para el desarrollo del individuo y el grupo relacionado a sus mismas necesidades(43). Ese que sirve de referencia a las constituciones democráticas contemporáneas es un sujeto individual y autónomo, que toma decisiones por sí mismo y está en condiciones de ejecutarlas. A este sujeto individual a quien se refieren básicamente los principios generales de libertad, igualdad y justicia que dan sentido al ordenamiento jurídico en los países democráticos. Sin embargo, la dependencia es, por definición, una situación referencial en la que una persona precisa de otras. Hay al menos dos sujetos implicados en la relación; el que necesita y el que es necesitado. (Durán H., 2006)

Estas dos perspectivas con las que se puede ver al homosexual, pero que pueden incluir otras connotaciones y que de ninguna manera son estrictas, revelan la forma a través de la cual se da un acercamiento a las posibles representaciones culturales construidas alrededor de este sector poblacional, no sólo desde el punto de vista del nuevo decenio después del año 2000, sino de las creaciones mediáticas que se dieron desde

42  Todos los seres humanos, pertenecientes o no a la masa, al cual evalúan algunos teóricos desde las minorías en las que el mercado divide a la sociedad, con su arma más poderosa: la segmentación. 43  En este aspecto es bueno recordar que hay una diferencia conceptual entre marica y gay, aunque ambos estén en búsqueda de su visibilización socio-política.

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los primeros colectivos gay colombianos. Así, aunque no se considere como tal a los gay como parte de una comunidad (y probablemente ese debate se extienda unos años más), este concepto complementa a los de representaciones y cultura, debido a que en el momento en que los hombres homosexuales dan relevancia a los mensajes que compilan a través de aquellos medios creados desde el margen institucional, se revela el sentido dado a los diversos usos del lenguaje historiado en sus publicaciones. Los medios como instituciones, productores de sentido y sus reproducciones como visibilización de las minorías Según Carlos García Sandoval y Anuar Al-Ghassani (1990), los medios “son los instrumentos mediante los cuales se informa y se comunica de modo masivo; son la manera como las personas, los miembros de una sociedad o de una comunidad se enteran de lo que sucede a su alrededor”. Pero para Janowitz (1972) “los medios de comunicación masiva comprenden las instituciones y técnicas mediante las cuales grupos especializados emplean recursos tecnológicos para difundir contenidos simbólicos en el seno de un público numeroso, heterogéneo y disperso”. Al contemplar estas dos definiciones surge un proceso de resignificación sobre los medios y se podrían plantear, inicialmente, dos cosas: 1.) una definición sencilla de los medios masivos, la cual estaría cercana a decir que éstos son sólo un canal a través del cual la información se obtiene, procesa y, lógicamente, se comunica pero -como insisten ambos autores-, a un público que es de cierta manera desconocido; ó, 2.) que los medios son una serie de formas de poder que han configurado con el paso de los años -y la evolución propia de las creaciones humanas-, las características de una época contemporánea, a través del papel que ejercen y el impacto que generan en lo social. Desde la perspectiva del segundo apartado, la cual es un poco más compleja, es con base en el trabajo del inglés John B. Thompson -quien da cuenta de otra mirada sobre los medios- como se llegan a comprender las dinámicas tejidas alrededor de los medios para la consolidación de una sociedad tal y como se conoce por estos días (la cual, incluye a los homosexuales dentro de sus prácticas de la cotidianidad y sus legislaciones), y que permite nuevas formas de acción e interacción, además de nuevos modelos alrededor del ejercicio del poder. 53


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La organización social del poder simbólico: Los medios como instituciones El uso de los medios de comunicación está vinculado al ejercicio de poder(44) que ejercen uno o más individuos, pero que no están necesariamente vinculados al Estado o al poder centralizado, por eso, es que los califica de instituciones. Al menos así lo asegura Thompson (1998), quien afirma que durante la historia del ser humano se han distinguido cuatro formas diferentes de poder, las cuales están determinadas por la posición que ocupa un individuo en un campo de interacción específico(45) y el paquete de reglas, recursos y relaciones sociales que a través de la institucionalización estos campos adquieren estabilidad. Este autor, junto a Mann y Giddens, clasifica los poderes en: económico, político, coercitivo y simbólico, debido a que con esta distinción se “reflejan los diferentes tipos de actividad en las cuales los seres humanos están implicados con frecuencia, y los diferentes tipos de recursos que emplean en el ejercicio del poder”. (1998, p. 30) Sin embargo, las instituciones “acostumbran a implicar una compleja mezcla de distintos tipos de actividad, recursos y poder, incluso si están orientadas fundamentalmente hacia la acumulación de cierta clase de recursos y el ejercicio de un cierto tipo de poder”. (1998, p. 30) En este caso, el interés se centra en descubrir a los medios desde lo cultural; por ello, las definiciones de los primeros tres poderes se omitirán por el momento y la explicación se centrará en el poder simbólico, el cual procede de “la actividad productiva, transmisora y receptora de formas simbólicas(46) significativas”, y está definido como la “capacidad de intervenir en el transcurso de los acontecimientos, para influir en las acciones de los otros y crear acontecimientos reales, a través de los medios de producción y transmisión de las formas simbólicas”. (Thompson, 1998, p. 33 - 34)

44  Para Thompson “el poder es la capacidad para actuar de acuerdo a la consecución de los propósitos e intereses de cada uno, la capacidad de intervenir en el curso de los acontecimientos y de afectar a sus resultados (…) es un fenómeno social penetrante característico de los diferentes tipos de acción y encuentros, desde las acciones políticas visibles de los representantes del Estado hasta el mundano encuentro de los individuos en la calle”. (1998, p. 29) 45  Los campos de interacción son, según Thompson (1998) al citar a Bourdieu, un conjunto de circunstancias previamente establecidas, y que ofrecen a los individuos diferentes inclinaciones y oportunidades. 46  Agrega Thompson (1998) que la actividad simbólica es una característica fundamental de la vida social, a la par de la actividad productiva, la coordinación de individuos y la coerción.

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Thompson afirma que existen unas instituciones culturales que se han hecho, a través de la historia, de los medios de información y comunicación. Las instituciones culturales, como les llama, incluyen a la Iglesia, la escuela, la familia, las universidades y por supuesto, las industrias mediáticas, las cuales “se orientan a la producción y difusión generalizada a gran escala de formas simbólicas en el espacio y el tiempo”. (Thompson, 1998, p. 35) Elaborar estas formas simbólicas y transmitirlas a otros individuos implica el uso de unos technical medium o medios técnicos, que se pueden definir como aquellos elementos físicos o materiales que sirven para transmitir un mensaje o contenido simbólico de un emisor a un receptor. Éstos, según Thompson (1998), tienen los siguientes atributos: 1. Permiten cierto grado de fijación de las formas simbólicas, es decir, permiten preservar las formas simbólicas en un medio con varios grados de durabilidad. Éstos dependen, claramente, de los medios específicos empleados (lápiz y papel, piedra, grabaciones, etc.). “Los medios técnicos, y a información o los contenidos simbólicos almacenados en ellos, pueden, posteriormente, utilizarse como un recurso para el ejercicio de las diferentes formas de poder”. (p. 37) 2. Permiten cierto grado de reproducción(47). Aquí subyace la clave del porqué los medios técnicos de comunicación se convirtieron con los años en bienes de consumo y, por ende, se explica su explotación comercial dentro del mercado (se compran y se venden); además que define la aparición de las leyes de Copyright o derecho de autor(48). (p. 39) 3. Tienen en cuenta determinados grados de separación espacio-temporal. ”Cualquier proceso de intercambio simbólico generalmente conlleva la separación de unas formas simbólicas de su contexto de producción: son arrancadas de ese contexto, tanto espacial como temporalmente, e insertadas en contextos nuevos que podrían encontrarse en diferentes tiempos y lugares”. (p. 41) Además de estas características, los medios técnicos también tienen unos objetos o fines en la práctica, es decir, unos usos que presuponen un 47  Dice el autor que al referirse al término “reproducción”, quiere hacer cuenta de la capacidad de un soporte técnico para reproducir copias múltiples a partir de una forma simbólica. (Thompson, 1998, p. 38) 48  Con respecto al desarrollo de las leyes del copyright, éstas tuvieron poco que ver con la protección de los derechos de autor en sus comienzos. Su surgimiento es dado en la medida en que los impresores y los libreros tenían mucho que perder a causa de la reproducción no autorizada de libros y otros materiales impresos. “La viabilidad comercial de las organizaciones mediáticas también depende del hecho que permiten hacer determinado grado de control sobre la reproducción de un trabajo” (Thompson, 1998, p. 39)

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proceso de codificación (esto es, que requiere reglas y procedimientos para la codificación y decodificación de la información o de contenidos simbólicos). Thompson considera tres tipos de uso: habilidades, competencias y formas de conocimiento. Cuando los individuos codifican y decodifican mensajes, emplean no solo las habilidades y competencias requeridas por los soportes técnicos, sino también varias formas de conocimiento y presuposiciones que comprenden parte de los recursos culturales que se dan durante los procesos de intercambio. Tales formas de conocimiento y presuposiciones dan forma a la manera en que entienden los mensajes, se relacionan con ellos y los integran dentro de sus vidas. (Thompson, 19998, p. 43)

Ahora bien, si los medios técnicos son herramientas o elementos con los cuales la información o contenidos simbólicos se fijan y reproducen en etapas espacio - temporales diferentes, su relación con el término medios de comunicación trae a la mente un grupo de productos o instituciones un tanto más específico: libros, periódicos, películas, casetes, discos, revistas, entre otros, que se asumen desde el rótulo de “comunicación de masas”. La comunicación de masas suele confundirse con el concepto cultural tradicional que la limita a un número de individuos (casi siempre indeterminado) que reciben cierto tipo de bienes de consumo; esto, porque el término masa “conjura la imagen de una vasta audiencia que comprende varios miles, incluso millones de individuos”. (Thompson, 1998, p. 44) Sin embargo, Thompson afirma que la característica más destacada de la comunicación de masas no viene del número de individuos que reciben los productos, sino más bien por el hecho de que los estos últimos están disponibles, en principio, a una pluralidad de destinatarios, a diferencia del tiempo en que salieron las primeras publicaciones periódicas que estaban destinadas a un público o una audiencia más bien poca y especializada. (1998, p. 44) Sobre el concepto, comunicación de masas, se debe aclarar que la mayoría de sus formas de comunicar son un flujo que resulta abrumador, pues usualmente es en una sola dirección. De otro lado, culturalmente siempre se ha hablado en términos de transmisión y difusión de los mensajes mediáticos más que de comunicación como tal, pues los receptores mediáticos solo actúan como participantes de un proceso simbólico de transmisión estructurada. 56


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(p. 45) Thompson la define como “la producción institucionalizada y difusión generalizada de bienes simbólicos a través de la fijación y transmisión de información o contenido simbólico”. (p. 47) A partir de esta definición, el inglés detalla cinco características del término: 1. Implica ciertos medios de producción y difusión, técnicos e institucionales, es decir, involucra el desarrollo de las industrias mediáticas(49). 2. Produce formas simbólicas de consumo(50). 3. Instituye una ruptura estructurada entre la producción de formas simbólicas y su recepción, pues los bienes simbólicos se producen en un conjunto de contextos y se transmiten a destinatarios localizados en contextos lejanos y diversos. (p. 49) 4. Extiende la disponibilidad de las formas simbólicas en el espacio y en el tiempo. 5. Conlleva a la circulación pública de las formas simbólicas, pues la comunicación de masas difiere de formas de comunicación que emplean los mismos medios técnicos de fijación y transmisión pero que están orientados hacia un único o muy restringido grupo de receptores. (p. 51) Pero estas características no han salido del estudio o análisis de los medios solo en el contexto moderno. La exploración de Roberto Gayón Tavera (2010) -en autores como Thompson, Burke y Brings, Martín-Barbero y Rey, Ford, entre otros-, hace un recuento de los medios sobre la línea del tiempo y define los eventos más importantes de la historia de los medios desde la imprenta hasta la modernidad, con lo cual se da cuenta en términos generales de lo desglosado hasta el momento. Sobre el surgimiento de los medios escribe este autor que: El perfeccionamiento técnico de la imprenta por Johannes Gutenberg, alrededor de 1450 y la publicación y reproducción en serie en 1517 de las 95 tesis de Martín Lutero, son la génesis de su surgimiento: por un lado, se organizan las empresas mediáticas como instituciones sociales que comienzan a concentrar, reproducir y usar material simbólico con orientación ideológica y un claro sentido de lucro; por el otro, esas instituciones se preocupaban por captar la realidad mediante palabras, imágenes o representaciones gráficas para convertirla en material informativo. (Gayón Tavera, 2010) 49  Thompson las define como el conjunto de instituciones que, desde la Alta Edad Media hasta el día de hoy, se han estado ocupando de la explotación comercial de las innovaciones técnicas que permiten producir y difundir formas simbólicas de manera generalizada. (1998, p. 47) 50  De acuerdo con Thompson (1998) la producción de bienes para el consumo de algunos materiales impresos, como los libros y los panfletos, reposan en gran medida en la capacidad de reproducir y vender múltiples copias del trabajo. Otros materiales impresos (periódicos y revistas, por ejemplo), combinan este modo de valorar con otros modos, como, por ejemplo, la capacidad para vender espacio publicitario.

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Un poco más adelante en la historia, hacia la revolución industrial y la masificación de las ciudades, la aparición pública de los diarios cambia las perspectivas y con la llegada del siglo XIX “los ingleses perfeccionaron la prensa cilíndrica y las máquinas de impresión en formas continuas; por este motivo se pudo separar a las revistas de los periódicos como medios de información”. (Gayón Tavera, 2010) Posteriormente, agrega, sólo hasta bien entrado el siglo XX el sector de las comunicaciones diversificó sus medios y las profesiones relacionadas con ellos. En plena época de Guerra Fría y de dictaduras, se apostó al modelo del desarrollismo en todos los órdenes sociales, incluido el sector de las telecomunicaciones; por ejemplo, con la llegada de la radio en los años cuarenta se fundan las primeras escuelas de enseñanza del periodismo en Argentina, México y Brasil. (Gayón Tavera, 2010)

Pero dentro del contexto de las industrias mediáticas y su forma de validar los contenidos simbólicos… ¿cómo se cuenta en los medios? Cuando los medios representan: las narrativas mediáticas Desde una perspectiva mediada por lo audiovisual, Omar Rincón establece que los seres humanos, las culturas y las sociedades son experiencia, por ello, sólo comunican lo que se vive o se desea al convertir esa experiencia en historias, en narraciones. “Siempre que buscamos explicarnos, nos convertimos en una historia. ¡Narramos!” (2006, p. 89). A partir de esto, de la narración como eje principal del desarrollo de contenidos para los medios de comunicación de masas, Rincón desarrolla una postura acerca de cómo éstos representan a través de la narración, pues, “en nuestra sociedad, asistimos a un crecimiento de lo narrativo frente a lo argumentativo o lo informativo y de lo individual o micro-social frente a lo macro o lo estructural de la cultura contemporánea”. (Ford, citado en Rincón, 2006, p. 92) Antes de abordar los modos en que se constituyen las narrativas mediáticas, es preciso decir que Narrar tiene la misma raíz etimológica que conocer. “Ambos verbos tienen origen remoto en una palabra del sánscrito, gna, conocimiento” (Martínez, citado en Rincón, 2006, p. 89); que es “tal vez por eso es que nos educamos con historias, vivimos para tener experiencias que se puedan contar en historias” (Rincón, 2006, p. 89); y que no hay narrativa sin cultura, es decir, sin leyes o convenciones, pues como asegura Rincón, “narramos como colectivo […] para conectarnos con otros y crear comunidades de sentido”. (2006, p. 90)(51)

51  Sobre esto, Buxó y De Miguel agregan que “es a través de la narración como damos significado y legitimidad a la realidad cultural” (1999, p. 19)

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Rincón define la narrativa como una perspectiva para captar el significado o el funcionamiento de los fenómenos comunicativos, “es una matriz de comprensión y explicación de las obras de la comunicación” (2006, p. 95). Sin embargo, Ford sugiere que la narración puede ir del registro de un cambio (por lo general, existencial), a la exploración de sus causas (por qué se produjo el cambio o la situación) o las consecuencias (qué produjo, qué nuevo orden instauró o no modificó)” (2001, p. 264). A partir de esto, Omar Rincón determina que la categoría “narrativa” se ha utilizado en diversos sentidos desde la comprensión del hecho comunicativo visto “fuera” de él: desde el análisis de la producción de un autor que haya construido una obra (autor/obra); desde la etapa temporal en un autor o una obra establecida (período); desde el conjunto de obras como expresión de una propuesta de pensamiento, estilo y acción política (escuela o movimiento); desde las relaciones, las propuestas y las prácticas que caracterizan las obras de un territorio (nacionalidad); y desde los modos en que las mediaciones comunicativas establecen referentes respecto a determinadas realidades o sensibilidades, como lo femenino, lo étnico, lo juvenil o lo marginal (representaciones). (2006, p. 95-96) El análisis de los contenidos mediatizados, desde el “adentro”, es relacionado por Rincón desde la narrativa entendida como: Los mecanismos mediante los cuales se establece el intercambio simbólico y dramatúrgico entre quien produce y quien asiste al mensaje mediático. Todo porque cada acto de comunicación mediático mantiene las huellas del gesto narrativo que le ha dado vida. ¡Eso es lo propiamente comunicativo! ¡Su adentro! (Rincón, 2006, p. 96-97)

Establecida la definición, Rincón agrega que la narrativa opera en tres niveles: signos, símbolos y textos “que marcan el acto de narrar pero se diluyen en historias” (2006, p. 97). Así las cosas, se sugiere que la narrativa, además de ser un mecanismo de intercambio simbólico, es un compendio de instrucciones(52) que orientan la producción, la percepción y la comprensión del relato, y se concreta en formas efectivas de conexión de los acontecimientos, construcción de la temporalidad, relato desde el espacio y construcción del estilo. (Rincón, 2006, p. 98) Para este autor, la productividad mediática se

52  “Estas instrucciones se refieren a esquemas establecidos en la sociedad, esquemas de referencia, esquemas procedimentales y esquemas estilísticos” (Cassetti, citado en Rincón, 2006, p. 98),

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encuentra en el hecho de que establece una comunidad de productores y audiencias que comparten las mismas reglas narrativas para comprender e imaginar historias a partir de su presencia cotidiana y rutinaria en la vida, y retomando modelos de referencia canónicos a partir de los cuales se construye el imaginario narrativo(53). (2006, p. 103) Esta construcción de la comunicación mediática desde el adentro, Rincón la comprenderá desde cuatro ejes básicos: • El entretenimiento: Efectivo para que los medios se encuentren con las audiencias, quienes buscan encontrar historias que generen conformidad emocional y conversación pública, distensión social y placer individual. • La industria cultural: Vistos desde el mercado, no se puede pensar a los medios sin esta lógica, sin la publicidad. • Los contenidos: “En los medios de comunicación, la preocupación por los contenidos debe actuarse desde los modos de narrar y entretener […] la comunicación es efectiva si se encuentra con los modos simbólicos de la sociedad, esos que indican los sentimientos, los valores y los pensamientos válidos para el sentido de lo público”. • El contar historias(54): Los medios como máquinas de contar historias que retomen viejas tradiciones, imaginen nuevos héroes, cuenten historias que permitan soñar y salven a la audiencia del tedio cotidiano, asignando sentidos en tiempos rápidos. (Rincón, 2006, p. 22-23) El sentido de lo informativo: las narraciones periodísticas Decir que los medios cumplen con la labor de informar, tal como lo menciona Omar Rincón, significa indiscutiblemente que éstos dan forma a la realidad. En ese caso, narrar la realidad remite a un oficio(55) que ha acompañado a la comunicación humana casi desde el principio de los tiempos: el periodismo. El hecho de que el periodismo sea un modo de narrar la realidad convierte el narrar en un acto político; pues se narra para generar relaciones, imaginar colectivamente y vigilar

53  Vale la pena, en esta instancia, retomar a Stuart Hall y decir que todo aquello que producen los medios, de cierta manera, toma sentido cuando es socializado a través del lenguaje de los mapas mentales compartidos y se establece en la cultura a través de las representaciones y las manifestaciones tal como propone Patricio Guerrero. 54

Comprendido o interpretado también como un eje de carácter periodístico.

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Así lo califica la Constitución Política colombiana de 1991.

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al poder. Se narra para que los ciudadanos tengan información útil y necesaria para la toma de decisiones. (Rincón, 2006, p. 112)

Este arte democrático es considerado por Stuart Adam como “un espacio para el descubrimiento, la aventura intelectual y la exploración cercana de la vida”, (1993, p. 12) e implica, según Bourdieu (Citado en Rincón, 2006, p. 119) una serie de leyes propias que lo rigen (actualidad, rituales, fuentes, impacto, condiciones de escritura y realidad), cuenta con estrategias propias para su comunicabilidad (géneros periodísticos) y tiene una efectividad social en la formulación de narrativas sociales (la manera como se deviene el relato público), y en la producción del sentido social (la agenda pública). Desde esta perspectiva, Rincón -al basarse en los postulados de Bourdieu-, propone una serie de condiciones bajo las cuales se produce el periodismo, y en las cuales se “constituyen los límites y las posibilidades de su comunicación”. (Rincón, 2006, p. 119). Éstas son: • • • • • • • • • • •

Condiciones de tiempo. Se produce para el aquí y el ahora (actualidad). Condiciones de espacio. Se asigna en la página o los segundos en la radio o televisión. Condiciones temáticas. Sobre aquello que se informa. Condiciones de información (informativas). Las fuentes. Condiciones de habla o escritura. Formas de relato periodístico (géneros). Condiciones de saber periodístico. Selección de lo excepcional. Condiciones de rutinas periodísticas. ¿Cuál es la lógica impuesta sobre periodista al momento informar y escribir? Condiciones de economía de empresa. El mercado como única instancia de legitimación. Condiciones de enclaustramiento. No se hace sino lo que otros medios consideran importante. Condiciones tecnológicas. La identidad del medio. Condiciones de reflexión. Autocrítica a la información encontrada y al periodista mismo.

Para Rincón, aunque no son perversas estas condiciones de producción del periodismo, narrar la información implica hacer significativos los recursos del lenguaje y la realidad, actuar dentro del horizonte del afecto y actualizar de manera inteligente el imperativo industrial de entretener desde la información, pero sin llegar a claudicar en ante el sensacionalismo. (2006, p. 121) 61


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A partir de esto y ya que están descritas las formas en que se narra en los medios de comunicación y bajo qué características están constituidos es preciso describir aquellos medios que competen a esta investigación, y así dar cuenta del tipo particular que son objeto de análisis en este trabajo: las revistas. Contenidos en lo impreso: ¿qué son las revistas? Las publicaciones que hoy en día se ven en los estantes de los supermercados, los taxis, los kioscos y que reparten ocasionalmente de manera gratuita en algunas esquinas de la ciudad (llámense periódicos, revistas, libros, etc.) se originan en otras hojas impresas como panfletos y almanaques, que comenzaron a verse en varios lugares de manera continua, cada cierto tiempo. Las primeras revistas reunían una gran variedad de materiales para enfocar intereses particulares. Una de las pioneras fue una publicación alemana: Erbauliche Monaths Unterredungen (Discusiones Mensuales Edificantes), que apareció entre los años 1663 y 1668. Pronto surgieron otras periódicas en Francia, Inglaterra e Italia; para la década de 1670 vieron la luz algunas más, ligeras y divertidas. La preliminar de todas ellas fue Le Mercure Galant, en 1672, que más tarde se llamó Mercure de France. A comienzos de siglo XVIII Joseph Addison y Richard Steele crearon The Tatler (1709-1711), la cual aparecía tres veces por semana. Algunas publicaciones, poco a poco, salían al público todos los días, y fue así como los diarios y las revistas tuvieron un origen común. (Zink, 2005)

En la actualidad, las revistas ocupan un lugar muy importante en las salas de belleza y en otros lugares donde pueden ser vistas más de un par de veces por diferentes lectores incógnitos, pero que no saben a ciencia cierta qué se entiende por el término que refiere a uno más de los tantos medios de comunicación impresos. Una definición para este medio, según el portal Definción.de, refiere a: Un tipo de publicación, por lo común semanal, que ha de atraerse al lector, no por el interés de la noticia inmediata (que de ello se ocupa cotidianamente el diario) si no por la utilización de otros elementos técnicos entre los que el grabado ocupa el primer lugar. A ello viene precisamente la denominación de la revista o impreso que se vuelve a ver (2008).

La Enciclopedia Británica (2010), por su parte, las define como “una colección impresa de textos (ensayos, artículos, historias, poemas), casi siempre ilustrada, que aparece a intervalos regulares (excluyendo a los periódicos)”(56). 56

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La traducción es mía.


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Martín Icassati (2006), al citar a Celina Valero de la revista española Glosarios, entiende a este medio como una publicación, con periodicidad más espaciada, no sometida a la urgencia de la información de actualidad, sino orientada a la divulgación cultural, o a una de sus facetas (arte, ciencia, literatura, etc.) y dirigida a un público de intereses más específicos. Por su parte, Ariel Garófalo cree que la revista está en el registro de la vida privada de los lectores. Asegura el editor español: La revista busca guiños, códigos propios, juega con deseos y pensamientos. Lo que separa una revista de un diario es la misma línea que separa a lo público de lo privado. Esto es, una revista uno no la tira al día siguiente de leerla, la revista no pierde su condición de revista una vez leída. Un diario “es” solamente cuando se lee, una vez leído pasa a ser un montón de hojas impresas. (Garófalo, citado en Icassati, 2006)

Pero al hablar acerca del papel que juegan las revistas en la actualidad -y que vienen ejerciendo desde hace muchos años-, el diseñador gráfico L. Del Valle plantea que: El rol desempeñado por las revistas es dirigirse a un público especializado o segmentado, con el cual llegan a establecer niveles de lealtad inusitada. Véase el ejemplo de Cosmopolitan en el público femenino americano y el de Times y Newsweek en el público masculino americano […] en cuanto a publicidad, éstas se caracterizan por lo permanente del mensaje publicitario impreso frente a la fugacidad del mensaje sonoro y audiovisual. (Del Valle, 2003)

Al igual que los periódicos, las revistas obtienen ingresos por la venta de ejemplares (es decir, lo que paga el lector para comprar la publicación), las suscripciones y las publicidades. (Definición.de, 2008); pero suele ser más importante la última, pues es la que más representa ingresos para las editoriales y porque la pauta dinamiza el mercado para los clientes que se anuncian a cierto público objetivo según se enfoca cada medio. Según García Sandoval Al-Ghassani (1990), las revistas cuentan con múltiples formas de producción y se pueden clasificar por su carácter en informativas, de entretenimiento, de análisis y especializadas. Las informativas, como su nombre lo indica, buscan informar sobre cualquier acontecimiento que esté sucediendo y que sea de interés general. Aquellas enfocadas en el entretenimiento hacen parte del grupo de medios que buscan divertir, distensionar o recrear a las personas valiéndose de recursos como 63


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el humor, la información sobre farándula, cine o televisión, los concursos, la emisión de música, los dibujos, los deportes, etc. En cuando a las revistas que se enfocan al análisis, se puede decir que éstas fundamentan su acción en los acontecimientos y las noticias del momento, sin por ello dejar de lado los hechos históricos. Su finalidad esencial es examinar, investigar, explicar y entender lo que está pasando para darle mayor dimensión a una noticia, pero, sobre todo, para que el público entienda las causas y consecuencias de dicha noticia. Por su parte, las especializadas se centran en lo cultural, lo científico y, en general, todos los temas que le interesan a un sector determinado del público. No son temas comunes ni muy conocidos en muchos casos, pero su trascendencia reside en que son ampliamente investigados y estrictamente tratados. Revistas de y para maricas Actualmente existen revistas especializadas para una gran diversidad de públicos. Hay magacines para hombres, mujeres, niños, adolescentes, jovencitas; las cuales cuentan con diversas temáticas (cocina, arquitectura y diseño, autos, entre otros) y contenidos (galerías de fotos, insertos, vínculos a páginas de Internet, etc.). Uno de los enfoques especializados deriva a un público muy particular, el cual, a través de los últimos años, ha venido consolidándose en la sociedad como un miembro más de la ciudadanía y parte de la vida pública sin los tapujos que existían alrededor de sus prácticas e intimidad: los homosexuales. Alrededor del mundo se conocen títulos como The Advocate(57) y Out de Estados Unidos; OMH y Boys and Toys de México; Zero, Style y Vanity Gay de España; G Magazine, de Brasil; Blue, de Australia; Têtu, de Francia; entre otras, las cuales han creado una categoría más en la clasificación de las revistas: las de temática gay (que al igual que otras de su tipo, están disponibles para ser leídas por cualquier persona interesada en este tópico, no exclusivamente homosexuales o lesbianas). Es pertinente aclarar que no existe como tal una definición teórica que enmarque estas publicaciones, como tampoco la hay para catalogar una 57  Es la revista gay más antigua que se publica en el país de las barras y las estrellas. Creada por Dick Michaels y Hill Rand activistas políticos de “Los Angeles Pride”, quienes sólo tenían la intención de publicar un boletín de noticias locales para los homosexuales de la ciudad. En la actualidad, The Advocate es un referente histórico para todo aquel interesado en la historia del movimiento gay, pues en 1977 fue vendida a David Goodstein, y en ese momento, los contenidos sociales se maximizaron y los temas eróticos y sexuales disminuyeron para posicionar las causas sociales del movimiento de liberación gay. En las tapas de su portada ha tenido la mundialmente reconocida cara de Madonna y Superman. (Fernández, 2007)

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The Avdocate, de Estados Unidos, la revista gay a la que más referencia se hace en el mundo editorial, pues se ha mantenido desde 1967 hasta la actualidad, llegando a publicar más de 170.000 ediciones mensuales. The Advocate Magazine, ISSN: 0001-8996 Portada de la edición del 18 de junio de 2005. Los derechos de la publicación pertenecen a Here Media Co., USA. ©1977-2010


La revista Zero, de España, fue hasta el 2009 la revista gay preferida por el público hispanohablante. Su distribución incluyó países como Argentina, Venezuela, México, Chile y Ecuador. Revista Zero, ISSN: 1575-0566 Portada de la edición No. 109 de 2008. Los derechos de la publicación pertenecen a Zero Press S.L., España. ©1998-2009


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revista enfocada en mujeres o adolescentes. Lo máximo que se ha dicho es que éstas se pueden clasificar en el marco de las revistas especializadas. Como propuesta terminológica, podría proponerse que las revistas gay son aquellos medios de comunicación de la línea impresa y de circulación seriada que están enfocados en un público heterogéneo de diferentes identidades sexuales y son creados por un grupo de personas sexualmente diversas las cuales narran el acontecer manifiesto del sector poblacional de hombres homosexuales y mujeres lesbianas, y otros contenidos de interés para las aquellos que desean informarse sobre temas relacionados con la sexualidad y su diversidad. La aparición de las revistas de temática homosexual en Colombia y su capital Hacia 1968, conjuntamente con el desarrollo de los movimientos de izquierda y de su lenguaje de liberación importado de Francia y el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR), surgió la consigna entre los homosexuales colombianos de ‘salir de los closets’(58). Nacieron entonces toda suerte de movimientos liberacionistas que pretendían otorgarle un carácter militante a la condición del homosexual. Un grupo de jóvenes intelectuales se dio a la tarea de editar la revista Carreta Libertaria, una de las primeras publicaciones que reflejaban este fenómeno y cuyo núcleo promovió posteriormente el surgimiento de movimientos como el Feminista Radical y otros del mismo tipo. (Velandia, 1986)

Pero fue hacia 1976 que el tema de las revistas producidas por y para homosexuales en Colombia tiene raíces en un ‘filósofo, loco, poeta y maricón’, quien fundó y distribuyó por cuenta propia el periódico El Otro, y convocó el 9 de abril de 1977 a la conformación del Grupo de Encuentro para la Liberación de los Güeis(59), GELG. León Benhur Zuleta, oriundo de Medellín, sería el responsable de que Manuel Velandia, E. Rodríguez, Guillermo Cortés, Gildardo Ramírez, Fernando Albear, l@s Quintero, Urías y algunos otros que prefirieron borrar su pasado (Velandia, 2007), se conocieran y conformaran posteriormente el Movimiento de Liberación Homosexual Colombiano, MLHC. Sobre Zuleta y su periódico, El Otro, Velandia relata en su autobiografía que:

58  Esta expresión hace referencia al hecho de que una persona ha asumido su sexualidad socialmente, y ha perdido el miedo a hacerse visible como homosexual ante la sociedad en general. 59  Según M. Velandia, Zuleta propuso usar la palabra guei en lugar de gay, y escribirlo tal y como suena en castellano, como una actitud antinorteamericana, propia de la situación general de los setentas.

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De León supe por intermedio de Lina Arregocés de Daza, una compañera de estudios de Sociología. Ella me facilitó una entrevista que le realizaron a Zuleta en un periódico trotskista en marzo de 1976. Él hablaba acerca del Movimiento de Liberación Homosexual (MLH), del que afirmaba tenía 10.000 miembros activos, y de El Otro como una revista de la que circulaba el primer número. Es que León solía hablar de sus fantasías como si fuesen realidades. Yo quise pertenecer al Movimiento. Pero no tenía idea de que era una fantasía, que todos los ceros eran falsos, como me informó al responder la carta que le escribí. También me dijo que El Otro, era él mismo, su único miembro. (Velandia, 2007)

La segunda publicación de la que se tiene memoria, pero de la cual no se ha encontrado una copia física en la actualidad, es Ellos y su Mundo, la primera publicación colombiana de distribución masiva -de la que Velandia tenga recuerdoorientada a hombres homosexuales, cuyo primer número circuló en septiembre de 1977. La revista fue el gran fiasco comercial de la vida de Óscar Vázquez, quien en 1996, unos días antes de su muerte, aún tenía montones de ellas en su casa. Una vez Velandia y los otros militantes se vieron en la tarea de realizar actividades desde los planteamientos dialécticos de Zuleta -además de algunas publicaciones como la revista española El Viejo Topo, y el libro Le désir homosexuel de Guy Hoocquenghem(60)-, el GELG atrajo otras personas que, conscientes o no, se añadieron a los trabajos y buscaron las estrategias para “darles a nuestros compañeros gay la posibilidad de liberarse, de salir de la falocrática, heterosexista y homofóbica opresión en que la sociedad nos había venido sumiendo”. (Velandia, 2007) De este ejercicio nace la revista Ventana Gay en agosto de 1980(61), única publicación que alcanzó más de 20 ediciones impresas, considerada legítimamente como la primer revista gay de Colombia reconocida de manera internacional, ganadora de un premio por parte de la International Lesbian and Gay Asociation, ILGA, como mejor publicación del año 1982, y varias de sus copias se encuentran en la Internationaal Homo/Lesbisch Informatiecentrum en Archief, IHLIA, en Holanda. Su distribución se hizo inicialmente en Bogotá y Cali(62). 60  Considerada como la primera obra de la “teoría Queer” (término que para Carmen Hernández (2003), “es sinónimo de cuestionar, de no dar por hecho nada, ni siquiera la propia teoría Queer; o no creer que hay una sola verdad, o que la identidad es algo compacto e inamovible”), y de la cual cabe resaltar que fue apropiado de la versión original en francés por los miembros del GELG a finales de los setentas y principios de los ochentas. 61  Es importante recordar que hasta ese año, la legislación colombiana perseguía penalmente las prácticas homosexuales. El Código Penal aprobado en 1936, en efecto, condenaba el “acceso carnal homosexual” con una pena de seis meses a dos años de prisión (Bustamante, 2008, p. 106-107). 62

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En la capital, era posible conseguirla en la Librería la Gaviota y en Libros Nueva Época, ambas ubicadas...


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En mayo de 1.983, Ventana Gay inicia un ensayo con otras formas organizativas, fundamentadas en el anarquismo y con dirección no autocrática. En el mismo año y con la misma filosofía surgen la Agrupación Cóndor y su Hoja Gay Libertaria. Con dicho ensayo, a finales de 1.984 se acaba Ventana que, hasta el momento, ha sido la revista más permanente: 23 números y cuatro años continuos de trabajo. (Velandia, 2007)

En 1980, también se lanzó la primera publicación gay en Barranquilla, Sucesos Gay, la cual solo tuvo una edición conocida (pero de la cual tampoco ha sido posible visualizar una versión impresa). Después de la Ventana, en los ochentas, se data de la revista De Ambiente, lanzada en enero de 1986 por el Colectivo Orgullo Gay, CORG, y de la cual la IHLIA posee cuatro ejemplares -dos de 1986 y dos de 1987-. Solo hasta el 29 de septiembre de 1994 vuelve a aparecer en escena una revista gay. Bajo el nombre OK, y con la foto de un hombre desnudo sobre una columna del estilo clásico griego, 12 páginas ilustran “una guía especializada de distribución gratuita sobre la actividad social y cultural de Bogotá”. Esta publicación, aunque es descrita como una revista, se acerca más a una guía de los sitios de homosocialización de la ciudad, pues, incluye dentro de sus páginas un mapa de ubicación de algunos lugares de la época enfocados al público homosexual. Según Velandia (2007), en marzo de 1.995, circula en Cali el Magazine Cultural Kmaleón producido por Mario Valdés, del cual tan sólo se conoció el número uno; en julio de 1.995 se imprime Express Yourself, que cuatro meses después cambió su nombre a Ghetto; en mayo de 1.997, apareció el primer número de Play Man, editado por Javier Merchán, revista que se publicó mensualmente por Queen Producciones. Todas, caracterizadas por tener como actividad principal la promoción de servicios hacia la comunidad homosexual y lésbica, a una esfera cada vez más ampliada, incluso de orden nacional. En septiembre de 1.997, aparece Franquicia, bajo la dirección de Edison Ramírez y publicada por la discoteca Zona Franca, la única que utiliza una revista para promocionar sus propios servicios, incluyendo una tarjeta de servicio al cliente con el mismo nombre. Play Man y Franquicia publican permanentemente artículos de opinión sobre diversos aspectos de la comunidad que los convoca, pero no van más allá en contenidos que la

en el centro de la ciudad; y en Cali, en la Librería Signos, ubicada a unas cuadras del Centro Cultural de Cali y el Banco de la República.

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Portada de la segunda edici贸n de la revista De Ambiente, 1988


Portada de la edici贸n n煤mero uno de Express Yourself, 1995


ROBERTO ALEJANDRO MORALES RUBIO

promoción de sitios gay. “También en 1.997 un grupo de hombres, algunos de ellos homosexuales y residentes en Medellín produjeron la revista XQ28 que se caracterizó por la seriedad de sus artículos, su contenido científico y de la cual circularon dos números”. (Velandia, 2007) El 1º de noviembre de 1997, con un artículo publicado en la Revista Semana No. 806, previo a su circulación, sale del clóset la revista Acénto. “Publicación que se convertirá en la primera revista no clandestina dirigida a la comunidad gay del país”. (Revista Semana, 1997) Este proyecto fue liderado por Clorinda Zea y Fernando Toledo, quienes hicieron lo posible por mantener la revista hasta su octava y última edición, la cual salió con las páginas en negro como rechazo a los actos violentos y una petición para que finalice la guerra(63). “Aunque hubo gente que consideró la idea como una pérdida de tinta y de papel, otros aseguran que Acénto se ‘anotó un hit’ al estilo de los mejores comerciales de Benneton®” (Revista Semana, 1998). En el artículo de la edición 806 de 1997 de la Revista Semana, Una Revista con Acénto, se aseguró que el debut de la revista fue precedido por todo tipo de suspicacias. “Aunque en el proyecto algunos socios y escritores son homosexuales, no todas las personas que se han vinculado tienen que serlo para trabajar allí”. En la lista de colaboradores se encuentran, por ejemplo, Gloria Zea, quien estará a cargo de los comentarios culturales; Karl Troller, quien será uno de los columnistas, y Adriana Mosquera, una artista que estará a cargo de las páginas de humor. Patricia Rincón y Jan Ca harán la fotografía. Pedro Rojas, quien fuera director de la revista Notas de Luz, será el encargado del tarot. También participarán otros periodistas y escritores, como Manuel Velandia, que en algunos casos firmarán sus artículos y en otros, para mantener su nombre en el anonimato, lo harán bajo seudónimo. (Revista Semana, 1997)

La última publicación del siglo XX es la reaparición de la Ventana Gay, pero al mejor estilo de Play Man, bajo la dirección Alejandro Barón, quien en 1999 retomó el nombre de la publicación iniciada por los miembros del GELG y le dio un giro a los contenidos. Barón presentó al interior de la publicación fotografías de desnudos e incluyó lugares de homo-socialización presentes en otras ciudades como Medellín, Cali y otras ciudades de Colombia. 63  Al menos así lo hizo ver en sus declaraciones Fernando Toledo, director de la revista, cuando en realidad significaba que la publicación había llegado a su fin por la falta de anunciantes y las pérdidas económicas que alcanzaron una alta suma de dinero.

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Portada de la edici贸n n煤mero uno de Revista O.K., 1994



Asuntos relacionados con lo metodológico “Fundamentados en Guba & Lincoln se puede afirmar que los significados de los fenómenos del mundo social y cultural se crean en la interacción social humana. Conocer dichos significados implica mirar las maneras en que los fenómenos son creados socialmente en la cultura, institucionalizados y convertidos en hábitos o tradición por los seres humanos en sus procesos relacionales sociales”. M. Velandia



C A P Í T U L O

D O S

Antes de abordar la temática de revistas gay en el contexto bogotano, se hace relevante distinguir el cómo se desarrolla esta investigación, la cual tiene como fin determinar cuáles son las representaciones de la cultura gay bogotana, que se manifiestan a partir de las revistas colombianas para homosexuales de las últimas dos décadas del siglo XX: Ventana Gay (1980) y Acénto (1997), desde una mirada cualitativa. Las características que tiene un trabajo desde esta perspectiva pueden resumirse en tres de gran importancia: una primera y fundamental es que orienta a captar, analizar e interpretar el sentido que los sujetos le atribuyen a sus prácticas (Sunkel, 2001, p. 47). Para este caso, lo que interesa es el sentido que se le da a la discursividad gay a través de los textos de cada revista y, de cierta manera, hacer evidente las representaciones de la cultura homosexual en dos etapas diferentes, durante un mismo período -final de siglo XX-. Una segunda particularidad es que las técnicas cualitativas se caracterizan por “ser técnicas de observación directa […] que entrañan un contacto vivo, esto es una cierta interacción personal del investigador con los sujetos o grupos investigados en condiciones controladas”. (Otrí, citado en Sunkel, 2001, p. 47) 77


ROBERTO ALEJANDRO MORALES RUBIO

Finalmente, las técnicas cualitativas exigen la manifestación libre de los sujetos investigados puesto que se trata precisamente de hacer emerger y captar discursos; esto, reconociendo que el discurso investigado es un hablar producido en el espacio-tiempo concebido entre la homosexualidad vista como delito (ochentas) y el auge de los homo-estudios (noventas). Para la realización de este trabajo se han tomado unas opciones metodológicas que son importantes esclarecer de manera breve. Inicialmente se ha optado por el uso de una entrevista semidirectiva para la recolección preliminar de información, puesto que esta supone una situación conversacional donde el entrevistado está en condiciones de manifestarse libremente. Esto para poder acceder a información de dónde conseguir los ejemplares de las revistas en cuestión. Esta herramienta, como lo dice Sunkel, no implica una situación de poder donde el investigador se sitúa en la posición de quien formula preguntas y el sujeto investigado en la posición de quien tiene una posición de quien tiene un información que debe ser extraída (2001, p. 48). En relación con el procesamiento y análisis de la información, es pertinente mencionar que algunas entrevistas fueron realizadas de manera virtual, y otras a través de la ubicación de personas que estuvieron cercanas a la producción, planeación o lectura de las revistas, quienes hicieron referencia a los lugares donde conseguir los ejemplares de cada una, e incluso revelan el contexto histórico en el que se dan las publicaciones y sus dificultades y cualidades. Estas entrevistas no tienen grabaciones ni transcripciones debido a que no son objeto de estudio ni tienen relación con los resultados del trabajo, aunque algunos de los datos suministrados por los entrevistados se mencionan dentro de la contextualización de las revistas gay en Colombia, descrito previamente. Una vez obtenidas las informaciones de diferentes fuentes para encontrar revistas de temática gay realizadas en Colombia a finales del siglo XX, o al menos una base documental adecuada para la consecución del objetivo de investigación, una segunda opción metodológica considera la muestra de objetos a estudiar o analizar. Goetz y LeCompte (citados en Sunkel, 2001) le llaman a este punto Selección basada en criterios. A través de ésta se han considerado los siguientes atributos esenciales para la obtención de los objetos específicos de estudio: 1. Deben ser revistas creadas y publicadas en la ciudad de Bogotá, entre los años 1969 y 1999. 78


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2. 3. 4. 5.

Éstas debieron ser editadas en papel. Las publicaciones deben contar con más de 5 ediciones físicas. Su énfasis puede ser sobre fines comerciales o políticos y organizativos. Deben estar reconocidas dentro del pequeño contexto histórico de homosexualidad en Colombia. 6. No deben dedicarse exclusivamente a la promoción o muestra de lugares de homo-socialización. Sus contenidos deben tener un trasfondo cultural discursivo. A partir de estas características, el número de revistas de temática gay encontradas, incluyendo los pasquines informativos donde se visibilizan los sitios de homo-socialización(64), suma más de ocho publicaciones. En su gran mayoría, son producciones de no más de diez páginas que manifiestan en su encabezado tener más de cinco ediciones impresas y socializadas en diferentes lugares de la ciudad de Bogotá. De todas ellas, solo cuatro tenían relevancia en las consideraciones de la historia reciente de los grupos homosexuales en Colombia. Las publicaciones inicialmente obtenidas son: Periódico El Otro (1979), Revista Ventana Gay (1980), Revista OK (1994) y Revista Acénto (1997). De éstas, solo dos constituyen la muestra final de investigación: Ventana Gay y Acénto; pues, dentro de los criterios de selección, son las únicas prestas para el análisis, debido a que el periódico El Otro fue realizado originalmente en Medellín y llegó a Bogotá de la mano del GELG, es decir, no fue realizado en la capital; hecho que lo asila del campo de análisis; y la Revista OK al revisarla por completo, se acerca más a un pasquín informativo que a una publicación seriada tal y como la promovió entre sus lectores el periódico El Tiempo en 1994(65). Una vez seleccionado el material se somete a reevaluación ante los objetivos de la investigación y se determina que las imágenes deben ser obviadas de las metas a conseguir, puesto que son una cantidad elevada que puede ser objeto de otro trabajo más cercano a los estudios semióticos a profundidad,

64  El término sitios de homo-socialización hace referencia a saunas, videos, bares, cafés, discotecas y otros lugares en los cuales las personas homosexuales pueden tener lugares de encuentro personal o grupal. Este concepto fue adoptado por la administración distrital de Luis Eduardo Garzón (2004-2008) en Bogotá, con el ánimo de establecer un término que encajara legalmente en la política pública LGBT de 2006. 65  La nota publicada en la sección Información general, de la edición del 13 de noviembre de 1994 en el periódico El Tiempo, mencionaba que: “La revista tiene una vaina de rumba, de bares y discotecas, pero en el fondo lo que tratamos de hacer es poder mostrarnos. que los temas que nos atañen los comentemos nosotros mismos y no otros, que seamos partícipes de nuestro destino, dice uno de sus tres creadores”. Aún así, al ver el impreso, no contaba con las características descritas para esta investigación en términos de la definición de ‘revista’.

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y se estipula que el análisis comprenderá las portadas y los contenidos de las publicaciones seleccionadas. Las portadas son analizadas desde las representaciones que se hacen evidentes en el análisis semiológico de la imagen y el texto como un discurso representativo único -modelo propuesto por Roland Barthes-; y los textos o artículos vistos desde las condiciones de producción que Omar Rincón propone para el análisis de las narrativas periodísticas, pero en un contexto delimitado por seis categorías principales: tecnología, temática, tiempo, espacio, información y habla o escritura. La investigación pretende, a partir de los artículos, determinar ¿qué era la actualidad gay?, ¿a qué temas le daban prioridad?, ¿cuál era la constante temática?, ¿cuál era la agenda noticiosa de cada revista?, ¿estaban seccionadas o divididas por secciones las publicaciones?, ¿cuáles eran las fuentes periodísticas de las dos revistas?, y ¿cuál era el estilo periodístico de cada impreso?; y posteriormente se da cuenta de todos los aspectos que relacionan a las dos publicaciones. Con el fin de poder establecer esas interrelaciones, similitudes o diferencias se hace uso de la metodología del análisis de documentos, herramienta definida como una “técnica basada en fichas bibliográficas que tiene como propósito analizar material impreso”. (Bernal, 2006, p. 177) Del análisis comparativo A partir de las categorías que evalúan las narrativas periodísticas ya mencionadas se compilan las anotaciones del análisis documental y se presenta una tabla que da cuenta de las características de cada revista de manera unificada, de tal forma que el lector pueda comprender mejor todo aquello que arrojan el estudio y la descripción de cada medio impreso. Posteriormente se definen, con base en modelo dialéctico para el análisis de la cultura propuesto por P. Guerrero (2002), todas aquellas manifestaciones culturales comunes en las dos publicaciones, a fin de encontrar en cada una de ellas las respectivas representaciones, y así formular las conclusiones del estudio. Es un importante tener en cuenta las múltiples perspectivas que se pueden connotar según la manifestación que se tome como referente de análisis. Para el caso de este trabajo, es a partir de lo que se presenta en ambas 80


MAGAYZINES: 30 AÑOS DE IMPRESIONES DIVERSAS

MANIFESTACIÓN Elementos dentro la comparación que responden a: ¿Qué se denota o percibe sobre lo gay en cierta evidencia que dejan las revistas? Visibiliza el cambio dentro del marco temporal del análisis.

REPRESENTACIÓN Resultado que resuelve la pregunta formulada para cada elemento denotado. Connotación sobre aquello que permanece en el tiempo con relación a los elementos manifiestos.

Tabla No. 1 – Matriz usada en la comparación de las revistas

revistas que se configura una pequeña matriz, la cual incluye los dos aspectos principales de una cultura: lo permanente (representaciones) y lo cambiante (manifestaciones). La Tabla No. 1 muestra el modelo planteado para la comparación de las dos revistas. La matriz está en función de los elementos que se encuentren como comparativos después de la descripción técnica de las revistas y el análisis de sus narrativas mediáticas; incluso, algunas de las condiciones temáticas a evaluar podrían reaparecer como elementos propios o independientes en la medida en que pueden tener más de una interpretación y reflejar así varios tipos de representación. De todas formas, la descripción de los aspectos que determine la matriz será presentada de manera textual, con el objeto de que el lector pueda comprender de manera más específica qué configura lo permanente de cultura gay bogotana según las evidencias encontradas. Es pertinente aclarar que aunque la matriz no sea vista en el espectro de la comparación mediática como la tabla referenciada anteriormente en esta metodología de análisis, la descripción de los aspectos encontrados se hace a través del número de manifestaciones encontradas, las respectivas representaciones de lo gay y la interpretación de las mismas, tal como lo sugiere el modelo teórico para el análisis de representaciones propuesto por Stuart Hall(66).

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Ver página 23.

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ENTRE VENTANA GAY Y ACÉNTO, LAS REPRESENTACIONES CULTURALES DEL HOMOSEXUAL BOGOTANO SALTAN A LA VISTA “Solo falta ver, si a la hora de la verdad, el público está listo para que el grupo de homosexuales pueda identificarse con un medio de comunicación y hablar de sus problemas, angustias y dificultades con libertad y con acento”. Una Revista con Acénto Revista Semana ed. 806, 1997



C A P Í T U L O

T R E S

De vuelta en los ochentas: Ventana Gay Esta revista se da a conocer al público, por primera vez, en agosto de 1980. Al menos así aparece en su fecha de publicación y en el registro de la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá en la cual se encuentra únicamente la primera edición. Según Manuel Velandia (2006), líder del proceso de elaboración y producción, constó de 23 ediciones que vieron la luz en la capital colombiana entre 1980 y 1984, y finalizó sus operaciones porque quienes querían seguir con el sueño, los jóvenes recién integrados al activismo, a tres números antes de su fin no supieron seguir el ideal de aquellos quienes empezaron el trabajo a principio de los ochentas y decidieron sacar de circulación al impreso. Posteriormente, en los noventas, apareció otra Ventana, pero su intención no fue hablar de temas políticos o incitantes a la sublevación hegemónica y falocrática que por aquel momento se vivía en Colombia, sino que sus intereses apuntaban únicamente a promocionar los lugares de homo-socialización. En mayo de 1.983, Ventana Gay inicia un ensayo con otras formas organizativas, fundamentadas en el anarquismo y con dirección no autocrática. En el mismo año y con la misma filosofía surgen la Agrupación Cóndor y su Hoja Gay Libertaria. Con dicho ensayo, a finales de 1.984 se acaba Ventana que, hasta el momento, ha sido la revista más permanente: 23 números y cuatro años continuos de trabajo. (Velandia, 2007)

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La primera Ventana Gay, la de los ochentas, surge como un proyecto de auto- reconocimiento y apoyo para los hombres homosexuales que no querían salir del clóset(67), debido a la persecución que se daba por parte de la Ley a quienes cometían accesos carnales homosexuales, antes del cambio en el primer Código de Policía y en el Código Penal. De ninguna manera, esta publicación nace del seno de la comercialización o de la ola capitalista que impone la venta de pauta para mantener un medio impreso. Su ideología es evidente a través de las 20 páginas que presenta, y su invitación a formarse políticamente en el tema de la liberación homosexual, es un valor que reafirma las intenciones de visibilización que buscaban los hombres que estaban detrás de los textos. Sus contenidos se dieron a la tarea de socializar todo lo que ocurría alrededor del mundo en relación con los movimientos de hombres gay y las situaciones que se presentaban en los diferentes países donde la homosexualidad era castigada al igual que en Colombia. Algunos de sus planteamientos se hicieron desde la base teórica que traía León Zuleta de la experiencia de trabajo obtenida a lo largo de su carrera en Medellín, y los contextos internacionales de revistas como El Viejo Topo de España, periódicos como el Washington Post y The Body Politic, y libros sobre la teoría Queer(68) como el de Guy Hoocquenghem, Le désir homosexuel. El trabajo de los redactores no sólo permitió visibilizar el debate teóricoacadémico y práctico-social que pretendían los miembros del Grupo de Estudio por la Liberación de los Gueis, GELG, sino que, hizo atractivo en otras personas para que, conscientes o no, se involucraran en el proceso y llevaran a cabo las diferentes estrategias que permitieran “darles a nuestros compañeros gay la posibilidad de liberarse, de salir de la falocrática, heterosexista y homofóbica opresión en que la sociedad nos había venido sumiendo”. (Velandia, 2007) Dentro del marco de la reciente historia de los homosexuales en Colombia es preciso decir que Ventana Gay fue la revista que más duración tuvo y

67  “Cuando se dice salir del clóset, algunos avisados comprenderán que se está hablando de los gay. Para quienes no lo sepan, es una metáfora medio heroica que identifica a quienes de ellos han tenido el valor de sacar su identidad del oscuro anonimato y decirle a la gente que sí, que son homosexuales”. Sierra, 1994, recuperado el 20 de octubre de 2010, de Eltiempo.com: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/ MAM-249078 68

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Ver nota al pie 64.


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más motivación política generó entre los hombres que querían asumir su sexualidad sin máscaras ante la sociedad, pues fueron los representantes del Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia, MHLC; del Grupo de Estudio de la Cuestión Homosexual, GRECHO de Medellín; y miembros del Grupo de Estudio por la Liberación de los Gueis, GELG, todos participantes de esta publicación, quienes organizaron la primera Marcha del orgullo homosexual en Colombia, la cual se llevó a cabo en Bogotá el miércoles 28 de junio de 1982, en la cual, “de forma similar a como sucedió en México, las autoridades de Policía nos obligaron a quienes marchábamos a cambiar y acortar la ruta prevista”, (Velandia, 2006) que contemplaba un pequeño tramo entre la Plaza de Toros y el parque de las Nieves, sobre la carrera Séptima, en el centro de la ciudad. El medio también sirvió para confirmar que en Bogotá y otras ciudades como Medellín y Cali, a donde también llegó la revista, se estaban dando experiencias de visibilización social por parte de aquellos hombres que mantenían relaciones sexuales con otros hombres, por lo que la revista se convierte en un referente clave para la historia del movimiento homosexual colombiano. Ventana Gay es considerada legítimamente entre la colectividad homosexual internacional como la primer revista marica(69) de Colombia, debido a que consiguió gran reconocimiento y fue ganadora de un premio por parte de la International Lesbian and Gay Asociation, ILGA, como mejor publicación del año 1982. Adicional a esto, varias de sus copias se pueden encontrar en el Centro de Archivos Internacionales Homo Lésbicos, Internationaal Homo/ Lesbisch Informatiecentrum en Archief (IHLIA), de los Países Bajos en Europa, y uno de los números de 1982 tiene lugar en el archivo de la Organización Nacional de Lebianas y Gays Latinos, National Latino/a Lesbian and Gay Organization (LLEGÓ), de Texas, Estados Unidos. En cuanto a la distribución de la Ventana, esta se hizo inicialmente en Bogotá y en Santiago de Cali. En la capital, Librería la Gaviota y Libros Nueva Época eran las encargadas de distribuir la revista (ambas librerías estaban ubicadas en el centro de la ciudad); y en Cali, la Librería Signos, ubicada a unas cuadras del Centro Cultural de la capital del Valle y el Banco de la República, se encargaba de darla a conocer entre los caleños. Probablemente en Medellín, 69  Con el paso de los años se ha cambiado un poco la concepción que posee de revista gay a revista marica por la finalidad política y contra hegemónica que tenía, pues ninguna otra de las publicaciones realizadas en Bogotá hasta 1999 ha conseguido este objetivo como lo hizo la Ventana.

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aunque no hay un registro de ello, tuvo un espacio entre los conocidos de León Zuleta, pero más allá de ello no existen registros de un distribuidor o comercializador oficial en esta ciudad. De las diversas experiencias que recoge Velandia durante la creación de la revista menciona que el grupo terminó acumulando “muchas copias de varias ediciones porque nadie las compraba […] Cuando la gente empezó a preguntar dónde eran nuestras oficinas, empezamos a reunirnos en el Parque Nacional. Mucha gente venía a nuestras reuniones porque nosotros dábamos volantes en los bares gay”. (Velandia, citado en Álvarez, 2008) Los involucrados en el Consejo de redacción eran siete hombres según Velandia: E. Rodríguez, Guillermo Cortés, Gildardo Ramírez, Fernando Albear, L@s Quintero, Urías y él; aunque algunas de las temáticas también tenían el tinte político-social de los pensamientos de Zuleta. Posteriormente se fueron involucrando más personas que, con el tiempo, decidieron “borrar su pasado”. La mayoría de ellos estaban relacionados con las actividades académicas, así que se hace posible contemplar la idea de que la Ventana y sus más de veinte ediciones presentaban textos alusivos a la transformación o reconfiguración del pensamiento tradicional, a través de estrategias un tanto pedagógicas, que requerían de análisis y nuevos argumentos para hacer más fuerte la idea de una organización social o colectivo que luchara, no de igual manera pero sí con ciertas similitudes, por la eliminación de aquellos imaginarios tejidos alrededor de la femineidad y el género. ¿Cómo se presentaba esta revista a sus lectores? En el texto editorial de la primera edición, Ventana Gay supone el inicio de “la liberación”, y considera que se está “afirmando uno de los baluartes para el saneamiento de la historia, esto es, la expresión sincera sobre la realidad del ser humano”. Esa sanación histórica hace referencia a la visibilización de los maricas en el país, dentro del marco de una legislación prohibitiva, del castigo personal y social, tanto psicológico como físico, y de la represión y el silencio que mantuvieron los homosexuales colombianos, incluso en las épocas en que Los Felipitos pudieron haberse expresado y no lo hicieron. El texto hace una dedicatoria a todos aquellos que mantienen, crean, disfrutan, actúan, modelan y sienten el amor homófilo(70) a gusto personal en Colombia.

70  El término hace referencia al amor entre personas del mismo sexo, como contraposición a homofóbico, para definir a quien no tolera a los homosexuales.

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En el editorial también se describe en términos generales al lector idealizado, a quien se pretende llegar con el hecho de compartir el mensaje: “…es la manifestación viva, la afirmación, de la belleza de ser GAY”. Sus intenciones como medio son expresas cuando se sugiere que, con la creación de la revista, la consolidación de la cultura gay bogotana ya es un hecho manifiesto, en tanto la publicación promete “abrir sus puertas” para que el gay tenga una visión de la realidad(71), y para que exprese cuestiones sobre su cotidianidad y sobre el mundo que le rodea. Como el mismo texto lo menciona, gran parte de lo que los editores han querido expresar se ha obviado y se podría asumir, como particularidad de los medios impresos, que fue por cuestión de espacio. “Se intentaron expresar muchas cosas, todas trascendentales […] pero todos sabemos que esos intentos hacen realidad a un editorial muy extenso”. Así es como se resumen los sentimientos y los ideales entre los cuales sería la misma existencia de la revista, la que permitiría la expresión de todas aquellas sensaciones e ideas que no se mencionaron. Pero a pesar de contar con una sola hoja para incluir todo aquello sobre lo que querían expresarse, no se omitieron manifestaciones de inconformidad con la situación externa (la que vivían en la calle, en los bares, con sus parejas y enfrentándose a la Policía), al sugerir que “empeñados en esta empresa(72), el recuerdo de todos nuestros maltratos se han sentido”. Incluso estas significaciones y revelaciones sobre el contexto cotidiano en el que se encontraban inmersos, el cierre del editorial supone un reconocimiento colectivo al enviar “saludos gay para todos”. Esto es, el intento por la identificación o al menos el conocimiento de la existencia de unos iguales dentro del marco social colombiano. Evidentemente el texto editorial tiene una connotación socio-política, mucho más allá que pretender lo comercial, auto-promocional o acumulativo en 71  En este punto queda el sin sabor de todos los medios de comunicación, pues la manifestación de hacer visible una realidad puede quedar dudosa en tanto que, quienes viven otras circunstancias, probablemente no hayan mapas de conceptos comunes para la socialización y afirmación de lo dicho en las páginas de la revista, y no se sabe a qué intereses favorece el medio. Eso es algo que no se hace expreso en la editorial. No se plantea si son un medio independiente, o si son parte de un grupo un específico que tiene unos fines. Es evidente para la investigación, a este punto, que la revista fue conformada en el seno de un grupo representativo de homosexuales en busca de su liberación, pero quien firma, El Colectivo, no deja claro si son quienes aparecen en la bandera, o es un conglomerado con otro tipo de fines. 72  Con el uso de términos como empresa se hace evidente que el uso del lenguaje propendía por permanecer en la mente de los lectores de manera de que comprendieran los ideales. Si se relaciona el concepto usado y la meta a la que se quería llegar, podría intuirse que no tenían demasiado dinero para la realización del medio y que necesitaban apoyo para poder formalizar todo aquello que en ese momento era un sueño que hasta ahora estaba contemplando convertirse en realidad al manifestarse en el papel.

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términos de capital. Su intención tiene fines organizativos, pues pide al lector eliminar su miedo a ser excluido por vivir su homosexualidad, por ser gay, y lograr la visibilización y la conformación de un Colectivo más amplio, más fuerte y transgresor, que luche a través de los Derechos Humanos y las diversas teorías que sustentan las relaciones sexuales entre hombres, por la confluencia de todos los homófilos. La portada de la Ventana: un acercamiento semiológico En la portada de la Ventana Gay se encuentran en términos denotativos, de arriba hacia abajo, los siguientes elementos: a.) cabezote; b.) precio; c.) imagen principal y d.) datos editoriales. Esta portada no tiene llamados de primera página o notas de tapa. Sencillamente al cabezote lo acompaña una ilustración, que ocupa más del 80 por ciento de la hoja. El cabezote corresponde a la frase “Ventana Gay”. Éste, se identifica por estar hecho en una tipografía robusta con rayas que atraviesan la palabra Ventana, y la aparición proporcional de la palabra Gay, mucho más pequeña (sólo se extiende en el ancho de la última letra ‘A’ de Ventana) y en negrita. Justificado hacia el margen izquierdo está el precio ($30.oo), el cual aparece centrado en relación vertical con la palabra Gay. La imagen central es una serie de cuadros en blanco y negro que sugieren algo de profundidad -como si fueran cubos en perspectiva-, y la silueta de una mano sobre ellos, la cual contiene una serie de cuatro cuadros similares a los exteriores de la silueta. Su diferencia se establece principalmente en la orientación que presentan unos cuadros negros dentro cada figura. Finalmente, en la parte inferior interna de la silueta mencionada está el mes y año de publicación, junto con el número uno después de un guión diagonal, el cual indica la edición de la revista. Al pasar al plano connotativo podría decirse que el hecho de que la palabra Gay sea tan pequeña como la letra ‘A’ del cabezote da cuenta de que el tema estaba bajo estricta vigilancia o era vetado, de poca importancia. No debía ser tan visible porque generaría problemas. Una de las características que podría asignársele a esto es que si alguien de lejos veía la publicación, al tapar la palabra gay con el dedo pulgar dejaría solo a la vista la palabra Ventana, así no habría porqué pensar mal de un pedazo de papel que tiene una mano con muchos cuadros negros en el frente. 90


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Portada de la primera edición de Ventana Gay, agosto de 1980

El sentido que se le puede asignar a los espacios negros tiene varias perspectivas: el primero es que pueden ser una superficie que expone a muchos sujetos similares, con diferentes modos de pensar, pero que construyen un mundo a través de las uniones sociales (líneas negras) que los entretejen dentro de la sociedad. Sobre ellos una señal de ¡deténgase! (la silueta de la mano), la cual indica que, dentro de ese mismo mundo, existen otras posiciones más pequeñas que se ven parecidas a la de los demás sujetos pero que en realidad no lo son, debido a que las figuras que hay al interior de la mano difieren en diseño de los demás cuadros. Los 91


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trazos cuadrados en el interior de la silueta no se parecen a ninguna de las que hay en el resto de la ilustración. Sobre la figura de la mano podría sugerirse otra interpretación adicional, además de la posición de parada, la cual sugiere que ésta un elemento que en función del reconocimiento. Esto se connota a partir del hecho de que el lector, al intentar poner su mano sobre aquella ilustrada en la portada, probablemente reconociera el medio y se reconociera en él. Como un código secreto o intencional de los creadores se asume que quienes recibían la publicación podrían encontrar en ella un signo de identificación con otros sujetos de intereses similares(73). Incluir los recuadros o ‘ventanas’ más pequeñas dentro de la mano, podría significar que allí había algo de apoyo para quienes se sentían diferentes en aquel mundo establecido como homogeneizado y regido por un establecimiento moral, legal o religioso el cual propendía por impedir las relaciones sexuales entre hombres al promoverlas como un crimen, un delito o un pecado. Una tercera apreciación propone que los cuadros simulan un vitral en mosaico que no permite ver más allá de su superficie, pero que tampoco deja ver por completo lo que hay hacia la posición en la que está la mano, a quien está del otro lado (en el interior de la revista). Este mensaje podría sugerir que todo se manejaba desde lo oscuro, en la intimidad, incluso desde la clandestinidad. Incluso, al hacer la interpretación de los cuadros al interior de la mano, es posible acotar que eran muy pocos quienes tenían acceso a ese entorno en el que ser gay ya no era un estadio delictivo(74), y que probablemente aquellos que estaban dentro de la silueta que los hace a todos seres humanos (la figura de la mano) se encontraban luchando desde ese interior por salir de la oscuridad y los imaginarios impuestos por el resto de la sociedad, y el propósito de abrir esas puertas, de salir del clóset y entrar a otro mundo en el que no había juicios de valor negativos u obscuros, era la meta principal.

73  Debo confesar que en cuanto vi la publicación lo primero que hice fue colocar mi mano sobre la que tiene la portada en símbolo de identificación con la temática. Como si hiciera parte de ese Colectivo que creó el medio y que lo puso a circular con todas las ideas que posteriormente serán analizadas. 74  Hay que recordar que en el contexto de los ochentas, en Colombia ser homosexual era un delito y tenía como castigo la cárcel o incluso la visibilización de las prácticas en el contexto familiar, a través de llamadas telefónicas que hacía la Policía a la casa de los detenidos, avisando que ellos habían sido encontrados en situaciones de desobediencia moral. Remítase al texto de Pietro Pizano, de 2009, Sociabilidad gay y lésbica en Bogotá en los años setentas y ochentas.

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El principal rasgo que distingue la portada de Ventana es que siempre pretendió ser semióticamente fuerte. Manejar mensajes codificados de manera que interpretarla fuera cuestión de imaginación. Que el mensaje trascendiera más allá que los llamados de primera página o de los titulares que describían de manera generalizada el contenido de una publicación tal y como otras revistas de la época lo hacían. Pero la identidad de todo aquello relacionado con lo gay en la revista, no sólo podía construirse a través de la portada y del cabezote. “Si la portada es una invitación a la lectura, el cuerpo […] debe responder a ese llamado”. (Sunkel, 2001) La identidad de la Ventana Desde sus particularidades, la revista se hizo notar en la historia del movimiento homosexual colombiano no sólo por ser la que más ediciones entregó al público, sino por una serie de características que, como lo anota Omar Rincón al describir las obras de la comunicación, concretan formas efectivas de conexión de los acontecimientos, construcción de la temporalidad, relato desde el espacio y construcción del estilo. (2006, p. 98) Condiciones de producción técnica La revista se distingue de otras por su tamaño. La Ventana Gay original fue elaborada en tamaño medio oficio cerrado (11,5 x 21,5 cm.), y en papel periódico de fuerte gramaje y alta blancura. Contaba con 20 páginas impresas a blanco y negro, y estaba diagramada con una retícula que contemplaba dos columnas. En algunas páginas se hacía uso de un diseño una sola columna, el cual sugiere que se aplicaba por cuestiones de ausencia ilustrativa. Se asume que las primeras versiones (1980 a 1982) estaban cocidas o grapadas al medio, característica que es percibida a partir de la versión que se encuentra en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá -la cual se conserva sin pliegues, ganchos o alteraciones de producción de imprenta-, y por los detalles que presenta el paginaje. En relación con los aspectos tipográficos, los titulares se manejaban entre cinco y seis fuentes, todas diferentes, para identificar la sección o el tema del que se hablaba. Esto sugiere que a pesar de lo creativos y recursivos, los conocimientos de los productores en cuanto a diseño tenía sus límites (era empírico). Por su parte, los cuerpos textuales estaban escritos en fuente Courier, de al menos 12 puntos. En ellos se mantenía la unidad pues todos son redactados en máquina de escribir. Su concepción refleja las formas 93


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de producción editorial de la época: las de la imprenta con fotomecánica y el uso de planchas en positivo para la posterior reproducción masiva del impreso. Por la extensión de los textos se hace evidente que el público al que estaba dirigida la revista eran personas que tenían gusto por la lectura y tiempo para profundizar en ella, pues como buenos lectores de prensa tradicional estaban habituados a encontrar bastante información sobre un hecho, sin esperar otros temas de mayor inmediatez, pues la profundidad con que se abordaban los escogidos daban la satisfacción de saber que alguien tenía la palabra sobre algo que no aparecía en ninguna instancia dentro de las páginas, sonidos o imágenes de los medios dirigidos hacia las masas. Curiosamente, la revista -a diferencia de otras- no estaba dividida por secciones. Más bien, hacía uso de tres identificadores específicos: uno para el Editorial, otro la nota Exclusiva y el último para el apartado de Libros, así dejaba las demás páginas a la deriva y generaba la sensación de que no querían comprometerse siempre a informar sobre un mismo tema, en páginas unas específicas. Esa libertad de espacios podría ser un punto a favor para los productores en la medida en que podían hacer uso de cualquier tema, en cualquier momento, pero también podía prestarse para confusiones entre los lectores debido a que no era perceptible un orden dentro de la publicación. Aún así, los temas presentados se desarrollan con las características propias de los documentos académicos, que despliegan los temas de los aspectos generales a los particulares. Condiciones de producción periodística En cuanto a contenidos la mayor parte de los textos relata de temas relevantes en el contexto mundial, ocurridos de manera reciente por aquella época (la mayoría son de junio, julio y agosto de ese mismo año). Para la revista, aunque no existían secciones como tal, la agenda noticiosa se conformaba a partir de las reuniones internacionales en torno a las temáticas gay y lésbicas -tal como la conferencia realizada por el Grupo de Lucha para la Liberación de la Lesbiana y el Frente de Liberación Gay de Cataluña, España-, de los acontecimientos revelados por diarios de talla mundial, y de informes sobre la situación legal de Colombia en esa época, con relación a la homosexualidad. Llama la atención que se reservan para las páginas centrales -10 a 13-, las 94


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cifras de represión contra los homosexuales colombiano, en lugar de abrir la revista con ellas, como tema Exclusivo. Puede considerarse, en este caso, que los editores no buscaban generar pánico entre sus lectores y pretendían contextualizar desde global hacia lo local las informaciones que se entregaban. Condiciones temáticas

La constante temática revela cierto interés los temas internacionales. El orden de presentación estaba compuesto, para el caso de la primera edición de Ventana Gay, así: Después de la portada aparecen la bandera y el texto editorial (páginas 2 y 3). De la cuarta a la séptima página se desglosa el artículo IGA, Congreso Internacional Gay, el cual resume un informe en el que Tim McCaskell, activista canadiense, da cuenta de una reunión realizada en España y de la cual el medio The Body Politic hizo el registro y la publicación original. En él se da cuenta de la gran cantidad de personas que están asistiendo en España y el mundo a las reuniones de conformación de organizaciones a favor de los gay (cerca de 200 delegados de 21 países), y data de un primer paso en la inclusión de mujeres lesbianas al activismo. El artículo también hace evidente la problemática que motivó el desarrollo de esta investigación, pues sugiere en un apartado que la homosexualidad (por aquel entonces y probablemente todavía se dé en estos días) ha sido calificada a través de conceptos tales como infancia y corrupción de menores, pero el derecho a la auto- determinación sexual es independiente del sexo o la edad y se demandan leyes que garanticen que ningún individuo sea forzado a las relaciones sexuales en contra de su voluntad. A este artículo se le designaron cuatro páginas y dos ilustraciones. En la misma página siete, en la última columna, se hace una pequeña reseña promocional del idioma Esperanto, el cual, según el autor del texto, es una lengua reconocida internacionalmente la cual facilita “la real y efectiva comunicación entre los gay a nivel mundial”, aunque sea un tanto complejo su aprendizaje y no haya muchas escuelas de ese idioma en la Bogotá de los ochentas. Las páginas ocho y nueve presentan el artículo Refugiados Cubanos, el cual habla de una noticia publicada en el Washington Post sobre campamentos de refugiados en Estados Unidos, de los cuales se aseguraba que la mitad eran homosexuales. ¿Cómo habrán llegado a esa conclusión? Insisten, en la 95


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misma nota que ni siquiera el mismo diario ha podido determinar la razón por la cual hay tantos homosexuales entre los refugiados. Lo relevante del texto es que se evidencia que en la patria del Tío Sam el ingreso a los homosexuales es prohibido “dado el criterio del Servicio de Salud Pública, de considerar la homosexualidad como una enfermedad”. Posterior a esto, entre las páginas diez y trece (las centrales), el artículo La Ley y la Homosexualidad, revela datos importantes sobre colombianos perseguidos y sindicados de “abusos deshonestos”. Algo muy curioso, que deja en duda cómo se manejaban los datos en el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, por aquella época, es el hecho de que según la posición ocupacional de 322 sindicados, ni una sola persona (el 0 por ciento) de los miembros de las clases altas fuera relacionado con este delito, siendo que unos años antes, en los cuarentas y cincuentas, cuando surgió un grupo llamado Los Felipitos, “amigos de un hijo homosexual de un ex presidente de la República, quien decidió casarse con el novio e hizo un rito en el que se vistió de novia, llegó la policía y se llevó a todo el mundo” (Velandia, 2008), podría haber representado al menos un 1 por ciento de ese índice general de sindicados. Al pasar la mitad la publicación se puede sugerir que los temas más “fríos” en términos periodísticos hacen su respectiva aparición, tal como son la mirada a los sucesos de Stonewall (1969), y una visión diferente de la compleja relación Iglesia-homosexualidad. Posteriormente, vienen los temas ligeros y los clasificados (que no podían faltar en las revistas ochenteras), para establecer contactos y promover la participación de la gente en los contenidos de la Ventana. En los folios 14 y 15 se hace una reseña del origen del Día del orgullo gay, un resumen de los hechos registrados en la calle Christopher del Greenwich Village, Nueva York el 28 de junio de 1969, y los hechos que motivaron la consolidación de los movimientos de a favor de los homosexuales en Estados Unidos durante los años en que la cacería de faggots(75). El texto también incluye una invitación a los homosexuales a informarse sobre estos eventos y a sobreponerse ante el miedo y la opresión para luchar en términos de defensa propia.

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Esta palabra, traducida del inglés, hace referencia a marica o maricón, cuando es usado peyorativamente.


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Al final de la página 15 se mencionan los costos de publicidad en la revista. Esta información aparecía sin ocupar mucho espacio, probablemente, pudo haber aparecido en páginas posteriores pero se asume que por cuestión de espacio terminó en este lugar. La página 16 presenta una descripción del libro La Iglesia y la Homosexualidad y los capítulos que lo caracterizan como un texto en el que se asegura que Dios también está de acuerdo con los gay. Lo interesante del escrito es que abre tema con el nombre del autor, el Padre John McNeil S.J., para captar sin lugar a dudas la atención del lector y dar cuenta que hasta los curas se interesan liberar tensiones entre los cánones dogmáticos y el imaginario construido alrededor del sexo entre iguales. Enfrentando este tema y acompañado de una imagen de dos hombres tomados de la mano, aparece un artículo sobre Teatro gay en Bogotá. Según el texto, la fotografía es uno de los momentos de la obra El Beso de la Mujer Araña, recién estrenada por aquellos días. Esta obra del teatro independiente latinoamericano, posteriormente será relacionada en los textos que refieren al arte con perspectiva gay como una gran manifestación cultural que a pesar del tema homosexual tuvo un gran éxito receptivo por parte de los críticos y el público. Tal como se propuso anteriormente, el lector de la Ventana debía ser alguien que sintiera amor no sólo por los hombres sino por la lectura, por ello, la parte superior de la página 18 estaba dedicada al texto Homofilia y Homofobia del filósofo, periodista e investigador, Ebel Botero, en el cual aborda estadísticas e informes internacionales para hablar sobre el tema y relaciona una supuesta realidad numérica y social de los homosexuales de la época en Colombia. Sobre este texto, José Fernando Serrano en su artículo para la revista Nómadas, Entre negación y reconocimiento. Estudios sobre homosexualidad en Colombia, menciona que: Este libro hace parte del inicio de discursos construidos por las mismas comunidades homosexuales para hablar de su situación y en ello se relaciona con procesos que se venían dando paralelos a través de publicaciones como Ventana Gay o El Otro, las cuales tuvieron durante los ochenta un carácter político, organizativo y divulgativo importante en algunos sectores de la población homosexual nacional. (Serrano, 1997)

Debajo de la breve reseña del libro, aparece en la misma página una pequeña felicitación para el cine club Hollywood, el cual permitió en aquellos días 97


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la proyección de un corto ciclo de películas gay (el primero en el país). Es curioso ver que, además del cumplido, el medio criticó al evento por omitir la exhibición otras obras importantes y la realización de un foro en torno al material proyectado. La página 19 presenta el Correo o los mensajes de quienes escribían a la publicación en busca de contactos, y un recuadro que mencionaba dónde conseguir la revista. De este espacio se puede apreciar que la mejor metodología para establecer conexiones o relaciones sociales de manera privada era el Apartado aéreo. Incluso la misma revista promovía su uso al decir que era para mantener la tranquilidad, la privacidad, la seguridad y la comodidad. Característico de los ochentas (inclusive de los primeros años de la década del noventa), era el arrendamiento de estos espacios para el envío de correos y comunicaciones y la revista no se quedaba atrás en la promoción de esta tecnología que era bastante útil para los fines del medio. El cierre, a diferencia de otros medios tales como Semana, Diners, Credencial y Punto Seguido, eran poemas e ilustraciones relacionados con homosexualidad nada evidentes, por cierto, pero con un sentido escondido que, quien no era gay o poco le interesaba el tema, podría retransmitir el mensaje como cualquier otro texto, con otras interpretaciones, que no denotarían el trasfondo que los editores quisieron dar a estos textos literarios como Presagio de Amparo Bahamón, y A Un Desconocido, de Walt Whitman. Condiciones de tiempo

La actualidad gay de los ochentas se podría definir en dos particularidades específicas: la primera hace referencia a conocer qué sucedía en el mundo con relación a los movimientos sociales pro-homosexualidad no sólo dentro del contexto colombiano sino del general internacional, lo cual evidenciaba la existencia de otros sujetos homosexuales fuera del país, luchando por las mismas condiciones de ‘libertad’, ‘liberación’; y la segunda propone el hecho participar activamente de actividades dirigidas a hombres homosexuales, que les dieran a éstos los argumentos necesarios para suprimir el miedo y los temores a identificarse como gay ante la sociedad. En condiciones de temporalidad periodística, la Gráfica No. 2 detalla el porcentaje de artículos que responden a las características de producción textual para “el aquí y el ahora”. De los once textos que incluye la primera edición de Ventana Gay el 73 por ciento, es decir, ocho, cumplen con las 98


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Actual

27%

No actual

73%

Gráfica No. 2 - Porcentaje de temas temporalmente actuales en Ventana Gay

características descritas. El 27 por ciento restante incluye escritos como los poemas, los cuales no ejercen una función informativa dentro de la revista. En relación con la concepción de los artículos en cuanto a condiciones de tiempo narrativas, es importante mencionar que la mayoría de los textos presentados en la revista están fuertemente marcados por un estilo de redacción en tiempo pasado, que no influye demasiado en el contexto de actualidad, pues informa sobre hechos relativamente cercanos en términos de fechas (entre junio y agosto de 1980). Condiciones de espacio

Para el caso de Ventana Gay los editores se enfocaron en aquella actualidad gay y decidieron publicar una mayor cantidad de textos relacionados con el ámbito internacional, antes de abordar todo lo concerniente a la información local, esto intuido desde la perspectiva de que se pretendía ejemplificar, con eventos de otros países, que era posible consolidar una forma organizativa similar en la capital colombiana y que las vivencias de los homosexuales alrededor del planeta eran situaciones muy parecidas. De las 20 páginas totales que tiene la revista, ocho están dedicadas a temas que refieren a la realidad mundial de la época; seis a cuestiones desarrolladas en el ámbito local; cuatro a la labor del entretenimiento (con una cierta perspectiva cultural); una a textos literarios o poemas (la última); una a la editorial; una al buzón de mensajes y una dedicada exclusivamente a promover a quienes elaboraban y distribuían la revista. En relación con el espacio dedicado a cada tema dentro de la publicación, la Gráfica No. 3 detalla las cantidades descritas anteriormente de manera porcentual. En ella se puede apreciar que las proporciones más altas 99


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Internacional Local

4%

5%

5%

5%

36%

Entretenimiento Poemas Editorial

18%

Correo Bandera

27% Gráfica No. 3 - Porcentaje de temas según el espacio asignado en Ventana Gay

corresponden a los temas internacionales y locales con un 36 por ciento y un 27 por ciento, respectivamente. Aquellos textos relacionados con el ocio, el entretenimiento y la cultura evidencian una participación del 18 por ciento, y un 15 por ciento cubre los aspectos “personales” en tanto incluye el Editorial, el Correo y la Bandera. Finalmente, el menor porcentaje de asignación espacial lo tienen los contenidos literarios o poemas con un 4 por ciento. Condiciones informativas

Para ser una publicación pequeña, de tan sólo 20 páginas, Ventana Gay contiene 39 fuentes informativas mencionadas, incluyendo a los autores de tres artículos, la editorial y los poemas. Aunque no a todas se les relaciona directamente con alguna cita textual (26 fuentes solo son mencionadas), once de ellas aparecen con comentarios propios de los eventos o situaciones a las que se refiere cada artículos. Al leer los textos se evidencia que los más extensos son retomados de otras informaciones encontradas en otros medios (como The Body Politic o El Washington Post) que hablan en su momento sobre homosexualidad. Otra de las características que se pueden notar de los sucesos incluidos (los comentarios a los libros, la reseña de la obra de teatro y la descripción de los datos que da el Dane), es que a pesar de no contar con un gran número de periodistas especializados(76), los textos sí demandaban una cierta experiencia en redacción y manejo de fuentes en quienes conformaban el equipo de trabajo. Considerando el número de artículos se podría sugerir que quienes elaboraban el medio lo hacían de manera empírica, sin conocimientos sobre periodismo 76

Sólo se puede considerar a uno como tal y es Ebel Botero.

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Fuentes: Internacionales

21%

79%

Locales

Gráfica No. 4 - Porcentaje de fuentes utilizadas en Ventana Gay según la ubicación

o comunicaciones, y se basaban en la estructura de lo que encontraban en otras publicaciones de la época, pero sin querer ser como ellas(77). De todas formas, esto no les impedía aprovechar aquellos sucesos del contexto local para promocionar un estilo de vida libre y sin tapujos, al exponer al público lector los eventos, libros y sucesos que tenían relación con hombres homosexuales. Las fuentes locales e internacionales utilizadas para la realización de la revista se detallan en la Gráfica No. 4. Estos datos validan con más fuerza la idea de actualidad gay estaba concebida en conocer sobre la situación de otros homosexuales (activistas o no) alrededor del mundo. En la Ventana, el 79 por ciento de las notas contiene fuentes del extranjero, las cuales podrían asumirse como guía para el desarrollo de actividades locales. Tal vez, un aspecto que descubre hasta el momento este análisis, es que esta revista podría haber dedicado más espacio a los temas locales, en tanto que, desde esta perspectiva, la generación de una cultura gay local, desde los problemas e intereses propios, se hubiera consolidado de manera más fuerte que si se importaban los consejos de quienes vivían las mismas experiencias, pero en contextos sociales completamente adversos. De todas formas, no se puede menospreciar la cantidad de fuentes locales utilizadas pues, subjetivamente, éstas tienen más relevancia en cuanto a contenidos que las notas internacionales, debido a que reflejan el plan organizativo y de activismo propio de la época, refuerzan la construcción de una personalidad auténtica a través de la identificación del individuo con temas que abordan a la homosexualidad libremente (como las reseñas de

77  No afirmo que los creadores quisieran replicar las características de otros medios ya existentes, sino que la estructura de la revista y su presentación sugiere que se inspiraban en otros medios para generar la Ventana.

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Fuentes:

97%

Oficiales No oficiales 3%

Gráfica No. 5 – Porcentaje de fuentes en Ventana Gay según su cercanía al Gobierno

los libros que pueden asumirse próximos a un soporte científico de lo gay en el contexto bogotano), y motivan la construcción de redes sociales y participación activa para un cambio social. Bajo las mismas condiciones de información, pero de otro lado de la moneda, están las fuentes que relacionan el vínculo del medio con las instituciones que mantienen el poder político-coercitivo. La aparición de informaciones provenientes del Estado o de las entidades que cobija, podrían determinar si el medio está en función de promover las estrategias y deseos del gobernador, o si hace un ejercicio periodístico independiente que busca la objetividad y la verdad de los hechos. La Gráfica No. 5 revela que el porcentaje de uso de fuentes estatales es mínimo y refleja la intención de expresar contenidos no mediados por los “detentores del poder”. Se podría afirmar, para este caso, que el notable uso de fuentes no gubernamentales sugiere que el contexto de la publicación era emitir un mensaje contra-hegemónico, con un alto contenido significativo al no tener en cuenta sino una sola fuente gubernamental dentro de toda la publicación, y usada exclusivamente para sustentar unos datos exclusivos sobre homosexualidad -pues definitivamente no existía en el contexto de los ochentas otra institución que realizara estadística a nivel nacional-, y enfatizar en el hecho de que la voz de los homosexuales, aunque se viera con más auge en el exterior, empezaba a sonar fuera de los estrados institucionales del poder político local y estaba tomando, poco a poco, una gran fuerza. El hecho de recurrir a fuentes no oficiales también se puede justificar en que el Gobierno, por aquella época, no desarrollaba iniciativas relacionadas con los homosexuales, así se conociera que alguien dentro de la institucionalidad llevaba este “estilo de vida”. Además, porque según la vivencia de algunos 102


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lectores de la revista en aquella época, la homosexualidad era sin lugar a dudas una de las peores faltas morales que podrían darse en la Bogotá de los ochentas, que no sólo se pagaba con cárcel, sino que eliminaba las relaciones sociales de la persona casi en todas las instancias donde se le conociera, empezando por la institución familiar(78). Condiciones de habla y escritura: el estilo periodístico

Dentro del análisis de los once textos que presenta la revista se podría decir que ninguno de ellos está redactado desde la perspectiva de la narrativa periodística noticiosa. Por la cantidad de artículos escritos cronológicamente, cabe afirmar que la revista logra trascender en el tiempo histórico e identifica imaginativamente las situaciones descritas en sus páginas. A partir de esto se afirma que el género más utilizado dentro de la primera edición de Ventana Gay es la crónica, debido a que la redacción evidencia una mayor cantidad de contenidos elaborados desde la organización textual temporal. De los once textos que presenta la revista, cuatro de ellos están redactados bajo los cánones de este género periodístico. Posteriormente se encuentra, sin lugar a dudas, a la reseña como el segundo género más utilizado en la redacción de artículos de la revista, en tanto describe sin temporalidad y a manera descriptiva dos libros y una obra de teatro. Curiosamente son los artículos que comprenden las páginas 16, 17 y 18. Los otros dos géneros que conforman a la Ventana son los que le dan al periodista la libertad de expresar lo que piensa, como lo son el editorial y un corto artículo de opinión (en el que se felicita la labor de un teatro por haber permitido la realización de un ciclo de cine gay allí). Los textos literarios encontrados, los poemas de la página 20, aunque no pertenecen como tal a una narrativa periodística, se contemplan desde la perspectiva en la que fueron creados, pues igual ocupan un espacio en la publicación y le generan una identidad particular. La Gráfica No. 6 muestra el porcentaje de géneros utilizados. De once notas que aparecen en toda la publicación, de las cuales se descartan dos por ser poemas, el 37 por ciento corresponde a textos redactados en forma de 78  Hecho que todavía sucede en el nuevo milenio por cuestiones de creencias religiosas y miedo al rechazo por parte de la sociedad en general, no sólo del individuo sino de sus allegados que usualmente no soportan las críticas de la gente en cuanto a este y otros temas.

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Crónica

9%

Reseña

9%

37%

Textos literarios Opinión Editorial

18%

27% Gráfica No. 6 – Porcentaje de géneros periodísticos utilizados en Ventana Gay

crónica. Un 27 por ciento a reseñas y, respectivamente, un 18 por ciento a cada uno de los géneros de opinión. Si bien quienes redactaron y editorializaron los contenidos de la Ventana no eran periodistas, se debe reconocer que el trabajo realizado por estos sujetos fue el apropiado para mantener a través de la historia el mensaje que en 1980 estaba circulando alrededor del tema homosexual. Si bien podría decirse que el impreso cuenta con ambas formas de producción escrita (periodística y literaria), para este análisis se obviarán los textos poéticos. Recorrer unas páginas con Acénto El cambio constitucional de 1991 fue el primer paso para que la visibilización gay se diera con más fuerza a través de medios de comunicación escritos en Colombia; esto, se refleja en la gran cantidad de medios impresos publicados para homosexuales durante la década de los noventas (tales como O.K., Express Yourself, Play Man, entre otras). Pero al volver en el calendario a 1997, el 1º de noviembre de ese año salió a la venta la única revista comercial colombiana dirigida a homosexuales: Acénto. Tal como aparece en el cabezote de la publicación, con tilde en la ‘É’, esta revista dio tanto de qué hablar que tuvo un amplio artículo descriptivo en la edición 806 de Revista Semana un mes antes de salir a circulación, ventaja que ninguna otra revista dirigida al público gay tuvo en la historia del país. Dirigida por el publicista y crítico de arte y música, Fernando Toledo(79), y bajo la marca editorial de Clorinda Zea, Acénto presentó al público ocho ediciones 79  Nació en Bogotá en 1948. Después de trabajar en publicidad resolvió abordar otras formas de comunicación y fundó la revista Acénto. Desde hace muchos años es gestor de diversas actividades culturales, comentarista de temas de música, de teatro, de literatura y de arte en varios periódicos y revistas. Ha publicado cuentos, dirige un programa de cultura en televisión y las transmisiones de ópera semanales en una reconocida emisora. Liturgia de difuntos es su primera novela. (Biografía tomada del Grupo Santillana, Editorial Alfaguara, 2009)

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las cuales fueron el logro mediático comercial más grande de los gay en Colombia en cuanto a medios impresos a finales del siglo XX, pues llegó a distribuirse y a vender suscripciones en otras ciudades como Medellín, Ibagué y Bucaramanga, lugares donde jamás se hubiera esperado ver una revista como esta, debido a la marcada cultura machista y homofóbica. Entre noviembre de 1997 y junio 1998, Acénto hizo eco en todas las estancias de la sociedad: los medios, los homosexuales, los heterosexuales y los que no se identificaban con la publicación (incluso con el mismo entorno familiar de Toledo(80)); pero la cima de su popularidad llegó con la octava y última edición. De las 68 páginas de esa última edición, 51 estaban impresas totalmente en negro. La razón, según su Director, fue que “el número es un rechazo a los actos violentos y una petición para que finalice la guerra” (Revista Semana, ed. 843, 1998); y contrario a lo que los editores esperaban que asumiera el público, la interpretación dejada fue que la revista desapareció, tuvo un final triste y sin contenidos, y dejó a muchos expectantes por otra similar que lograra al menos un poco de lo que Acénto logró en su corta vida. Aunque en la voz del periodista de Semana que redactó la nota del oscuro cierre de la publicación “hubo gente que consideró la idea como una pérdida de tinta y de papel, otros aseguran que Acénto se anotó un hit al estilo de los mejores comerciales de Benetton®” (Revista Semana, ed. 843, 1998), el cierre y fracaso económico de Acénto fue inminente, y en julio de 1998 dejó de publicarse y distribuirse este impreso. Lo paradójico del final de esta revista es que, teniendo todas las condiciones para obtener el éxito (tanto técnicos como humanos), terminó quebrando por exceder en gastos y no obtener los suficientes ingresos por publicidad(81). A pesar de esto, ha sido la única que incluyó marcas reconocidas dentro de sus páginas publicitarias (como Jeans & Jackets®, Fundación Granahorrar, Calvin Klein®, Paños Atlas y Absolut®, por mencionar algunas); entregó al público todo su contenido en color y tener escritores reconocidos tales como Karl Troller, Gloria Zea, Manuel Velandia y Stella Villamizar. La producción del medio corría a cargo del mismo Toledo y sus ahorros de toda una vida, y

80  Algunas personas cercanas a la revista aseguran que el medio fue la manera como Toledo salió del clóset pues, por su entorno y modo de vida, no lo había hecho antes del lanzamiento de la publicación. 81  Una gran parte de los primeros avisos publicitarios fueron obsequio a los clientes y así ofertar el mercado gay a los anunciantes. (Velandia, 2010)

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las pocas ventas de publicidad. En cuanto a distribución, Acénto llegó a las ciudades principales y a los grandes supermercados(82), bajo la promoción de una multinacional como Distribuidoras Unidas. Diferenciándola de las demás revistas, las cuales aparecen bajo la dirección de una marca editorial, Acénto no incluye en su bandera la representación legal que está al frente del medio. Lo único que se puede intuir de todo esto es que era un capital personal el que ponía a funcionar toda la publicación, y por ende sólo aparecía la dirección de las ‘oficinas’ de la revista y su apartado aéreo, o que la empresa que se fundó para la realización del impreso era lo que menos querían visibilizar los dueños, pues los lugares donde se realizaba la diagramación, la impresión y la fotomecánica digital sí aparecen en los créditos, incluso se hacía evidente la empresa que colaboraba con las fotos de portada. Otra particularidad de la publicación fue la de no tener un espacio editorial en su primera edición. Para aquel primer número, el espacio se otorgó al columnista Karl Troller, quien expresó su opinión pero no mostró las intenciones de los editores ni de la dirección de la revista. Pero más allá de proponer su punto de vista, el artículo de Troller no podría considerarse es como tal una presentación formal de la revista en tanto no expone una visión completa sobre los motivos que impulsan la salida de ésta al mercado, o el por qué busca posicionarse ante otras como Semana, Cromos y Cambio 16. A partir de la segunda edición, el espacio editorial “Con tilde en la é” empezó a aparecer a manera de presentación de los contenidos de cada edición más no con la posición propia del medio. De otro lado, se podría pensar que quien escribía en la revista era homosexual o lesbiana, pero según lo que explicó Toledo a Revista Semana: “(Acénto) …es una sociedad anónima en la que hay gente gay y no gay pero lo más importante es que todos tienen una visión humanista”. (ed. 806, 1997) Sin embargo, ¿era realmente esa “visión humanista” de lo gay la que todo el grupo de trabajo buscaba mostrar? Acénto no buscaba reivindicar los derechos de los homosexuales o las lesbianas ni generar espacios de auto-reconocimiento social en torno a la

82  Sobre la distribución en todos los mercados, en la edición número 7 de la revista aparece una mención a que las tiendas Carulla no querían incluir una revista gay en sus mostradores por diferentes razones. En ese mismo artículo se menciona la promoción y distribución de Acénto en las tiendas del grupo Cadenalco (Ley, Pomona, Superley y La Candelaria), con lo que se reafirma la venta del impreso en las cadenas de mercado más grande de Colombia para la época. Posteriormente Ley, Pomona y el mismo Carulla fueron adquiridos por el Grupo Éxito de Medellín.

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sexualidad; su finalidad era abrir los ojos de la sociedad al tema gay como algo natural, de la manera en que se leían, por ejemplo, las revistas enfocadas en públicos femeninos y que incluían modismos del lenguaje propios de las mujeres. Desde la perspectiva comercial, la revista no podía descuidar su enfoque mercantilista ni olvidar que su segundo fin era ofertar a los anunciantes el mercado gay como un nuevo sector que tenía un gran poder de compra y de adquisición. Lo que constantemente fue criticado por los activistas que vieron la revista era el aspecto social al que se estaba llevando a los gay y a las lesbianas a la posición de seres cultos y refinados, como si fueran única y exclusivamente parte de la alta esfera social bogotana, y no existieran en otros círculos o ámbitos de la sociedad y no tuvieran problemas para socializar o reafirmar su identidad. Aunque en la revista aparecían de diversos temas como la sección de correo, algo de moda, cultura, música, etc., Acénto no consiguió calar, hasta cierto punto, entre los militantes gay, debido a que el medio era reticente a publicar los sitios de homosocialización; a darle cabida a lo que se había construido en la sociedad alrededor del imaginario gay de los noventas (“los ‘mariposos’ de Sábados Felices y Ordóñese de la Risa, […] y la locura de las peluquerías”); a promover a través de sus artículos la consecución de unas políticas o leyes que avalaran la cuestión identitaria; y “a mostrar la realidad de la vida homosexual bogotana la cual incluía crímenes de odio, persecución y hasta amenazas a los activistas”. (Velandia, 2010) A esto se le puede sumar una crítica posterior en la cual sostenía que eran más bien pocos los homosexuales que podrían consumir todo aquello que la revista promocionaba en sus páginas tal como, por ejemplo, los viajes a Nueva York o a los bares de París o Bangkok. Acénto no publicó nada de lo que era cotidiano para una gran mayoría de los homosexuales en la capital: aquello relacionado con la clandestinidad. Sin embargo, intentó cambiar desde lo cultural esa visión delictiva y pecaminosa que se había impuesto a través de la historia a todo aquello que estuviera ligado a la homosexualidad. La revista intentó fomentar social y culturalmente un sujeto gay propio de las dinámicas consumistas(83): un hombre que podía

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Se asume que la revista buscaba equilibrar culturalmente los papeles entre heterosexuales y gay, al hacer ver a estos últimos desde una perspectiva estereotípica, importada de las culturas estadounidense y europea de los noventas, que buscaba desde los gustos sexuales mover la economía de las imprentas y demás mercados cuyo público objetivo incluía a los homosexuales.

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darse lujos, comprar cosas de marca, usar tarjetas de crédito, viajar en primera clase como los ejecutivos de las grandes empresas y, sobre todo, hacer parte de un ‘gay-set’(84) aún inexistente en la Colombia del 2010. En este contexto, bajo la máscara de lo burgués y lo culturizado, cabe sugerir que Acénto exploraba transfigurar aquella correlación existente entre lo gay y lo impuro, al visibilizar contenidos desde las dos perspectivas sexuales, lo hetero y lo homo, en palabras cotidianas, entendibles y de fácil lecturabilidad. Incluso, la revista hacía evidente, a través de términos lingüísticos propios de los gay, un intento por eliminar las barreras, al socializar los códigos del círculo social homosexual. El éxito de Acénto también se puede atribuir a su forma de presentar los contenidos y la discreción que manejaba al hablar abiertamente del tema homosexual sin herir susceptibilidades(85). Hay que tener presente que el contexto bogotano de la década de los noventas aún no tenía como prioridad el tema gay dentro de las instituciones mediáticas; incluso, la gran mayoría de los homosexuales no lo eran abiertamente así no se sentían discriminados(86). Quienes recuerdan la publicación, dicen que más allá de lo político la revista tenía ese toque humano que estaba más allá de otras como Cromos y Carrusel, independientemente de sus enfoques. También, vale la pena mencionar que aunque Internet era una primicia en estos años, así como los teléfonos celulares, la revista buscaba -así no todos tuvieran la posibilidad de acceder a la red-, mantener informados a los lectores sobre el tema de las tecnologías y “la movida cibergay”. Característica que la hacía única por aquellos años. Finalmente, podría sugerirse que la publicación estaba algo adelantada a su época pues son pocos los estudios (incluso en el nuevo mileno) que datan todo aquello que Acénto, en 1997, ya hacía evidente para el mercado colombiano

84  Tomo esta palabra como adaptación del extranjerismo “Jet Set”, que según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2001), significa: “Especie de clase social formada por las personas que son famosas o adineradas cuyo tipo de vida se caracteriza por la ociosidad y el divertimento. Clase social internacional, rica y ostentosa”. 85  Se apoyaba en ilustraciones y fotomontajes no ofensivos, que evitaban una tergiversación de lo erótico a lo pornográfico y que más allá de un apoyo, complementaban gráficamente los textos. 86

Aún en estos días todavía hay cierta reticencia con el tema, a pesar de los avances en materia política y social.

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y que aún hoy en día no es bien visto por la tradición conservadora y moralista del país(87). ¿Cómo se presentaba Acénto a sus lectores? Sin una página editorial que planteara la posición de aquellos que estaban al frente de la publicación en la primera edición, el artículo de opinión de Karl Troller, Dejémonos de maricadas(88), puede ser interpretado, inicialmente, como la presentación de la revista al público a través de la voz de aquellos que desde la heterosexualidad avalan el que una revista de temática gay aparezca en el mercado colombiano. El escrito, ubicado en la página siete del primer número, presenta a Acénto como un algo que era necesario para el país(89) en el marco de un siglo a punto de finalizar, pues el lanzamiento de la revista supone para Troller: Una revista gay, no para que los gay tuvieran algo que leer […] sino para que los demás puedan ver, comprender y apreciar la cultura gay. Para que nos podamos volver un poco más tolerantes en este país de prejuicios y de violencia. (Acénto, 1997)

El texto hace hincapié en algo propio de la época como era que el país estaba en épocas de cambio pero no estaba preparado para ello, pues en la práctica no se veían los resultados de la era de la transformación -al menos así la llamaba el autor-. Aunque en 1998 se llevaron a cabo elecciones presidenciales, la televisión del 97 seguía presentando a los gay desde la profesionalidad actoral de varios hombres heterosexuales, mientras que “a

87  A diferencia del caso colombiano, en lugares igual de conservadores como Estados Unidos, el éxito de las revistas para homosexuales se ha reflejado en la larga vida que han tenido estas publicaciones. Esto podría justificarse con decir que son países del primer mundo y llevan un proceso más avanzado en cuestiones sociales, culturales y legales en cuanto al tema homosexual, y que detrás de ellas hay empresas de comunicación grandes que pueden sopesar el peso de producción de una revista de este tipo. A esto puede sumarse que en estos escenarios extranjeros el tema económico publicitario y de comunicaciones ha tenido más relevancia que en las naciones sudamericanas. 88  Este nombre, aunque puede relacionarse con el programa de televisión de la misma época Dejémonos de vainas, no tiene conexión con él. La frase es tomada de la expresión cotidiana de los ochentas que refería al hecho de salirse de los cánones tradicionales y hablar sin tapujos de un tema. 89  Probablemente sí era una necesidad que los gay hicieran uso de su derecho a la libertad de prensa, pero darle la palabra sobre algo relacionado con homosexuales (el lanzamiento de un nuevo medio de comunicación) a alguien que no lo es, y que de cierta manera solo es cercano a la temática por su postura política liberal, no hace la presentación de la revista algo contundente ni representativo con relación a lo gay. Si bien es un aporte que alguien dentro del círculo falocrático hable sobre una publicación gay, hay que considerar que la voz de quienes realmente son representados culturalmente por la revista no está visible en las primeras páginas del magacín. De todas formas, también está la posición de quienes no quieren revelar su orientación sexual y prefieren el anonimato, por lo cual probablemente sí se sienten identificados al leer en palabras de quienes los juzgan sin razones (a los homosexuales) que una revista de esta índole era necesaria en un contexto como el de final del siglo XX en Colombia.

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los verdaderos gay les toca besar mujeres haciéndose pasar por varoniles galanes […] y los anunciantes deciden dejar de pautar en ese espacio”, algo por lo cual justificaba en cierta manera la salida del clóset de Acénto. La opinión de este autor contempla, más bien, una gran variedad de temas como la política, sus gustos personales, un par de “orgasmos” que le dieron al saber que con la salida de la revista se patearía “el trasero a una manada de falsos moralistas con rabo de paja, como lo es el 90 por ciento de este pueblo”, y el cuestionarse si quienes se presentaban para concejales en ese tiempo podrían hacer algo por los homosexuales que darían sus votos por ellos. Sobre los objetivos expresos de por qué nace Acénto, realmente no aparece demasiado en esa primera edición. La interpretación de una carátula con Acénto Denotativamente, la portada de la primera edición de Acénto contiene de arriba abajo: a.) cabezote; b.) volumen, edición y fecha; c.) imagen principal; y d.) notas de tapa(90). A los diseñadores -o a las directivas- se les escapó ubicar en este espacio el precio por lo que no se sabe a ciencia cierta si era gratuita o tenía precio de venta al público (PVP)(91). El cabezote corresponde a la palabra ‘Acénto’, pero con unas características particulares como son una tipografía serifada robusta y cursiva en color amarillo, con una especie de corte en la parte inferior que elimina un 5 por ciento del pie de texto; la tilde sobre la letra ‘e’ en mayúsculas, color magenta y un cuadro que invierte el color del fondo; y por último una sombra gris a 60 grados hacia la parte superior izquierda (como si la luz se proyectara desde el ángulo inferior derecho). Justo debajo del cabezote, en color blanco aparecen: el volumen de publicación, el número de la edición y la fecha de publicación (noviembre de 1997), todos en tipografía con serifas. En el fondo está la fotografía de un hombre semidesnudo, el cual utiliza una pañoleta negra en su cuello, una chaqueta y un pantalón de jean. La cara del hombre no es muy visible pues está detrás del cabezote y su postura es de alguien que está modelando. Finalmente, están las notas de tapa que anuncian los temas que contiene esta 90

A partir de su 5ª edición, Acénto cambió de diseño pero mantuvo los elementos de portada mencionados.

91  Al constatar con la segunda edición, el costo de Acénto era de $4.500 pesos. Lo curioso es que este valor no apareció en el primer número lo que deja en duda el valor de PVP inicial, aunque pudo haber oscilado entre los 4000 y 5000 pesos. Seguramente de una edición a otra, en el mismo año, no pudo haber cambiado relevantemente el costo de venta.

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Portada de la primera edición de Acénto, noviembre de 1997

edición de Acénto: ¿Cuentan los votos gay?, Colombia’s men, Mujeres en un ascensor, Gaycionario y Un refugio para dos… hombres. Desde lo connotativo, los elementos de la portada (tanto unidos como de manera individual) llevan a varias interpretaciones. Cabe recordar que, según Omar Montilla, la significación de la imagen es sin duda intencional: Lo que configura a priori los significados del mensaje publicitario son ciertos atributos del producto, y estos significados deben ser transmitidos con la mayor claridad posible; si

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la imagen contiene signos, estamos pues seguros que en publicidad estos signos están llenos, formados, con vistas a la mejor lectura posible: la imagen publicitaria es franca, o al menos, enfática. (Montilla, 2009)

Sin embargo, una primera mirada a la carátula de Acénto lleva el sentido de la vista inicialmente al iluminado cabezote. Podría sugerirse que el uso del color amarillo tiene una intención secreta de simbolizar esperanza, una especie de ‘luz informativa’ para aquellos que no eran mencionados en los medios de masas. Además de intuir que los editores utilizaron la psicología de este color(92) la cual, más allá de un primer vistazo, su intencionalidad era enviar un mensaje de visibilización, un llamado de atención a toda la audiencia y resaltar la publicación ante otras de similares condiciones de producción. Sobre el segundo elemento, la fotografía, aunque se tiene la posibilidad de utilizar color aparece en blanco y negro como sugiriendo un mensaje con tres posibles formas de interpretación principales: 1. La revista estaba dirigida a un público elegante(93) que no quería ser identificado o visibilizado y que tenía una conexión con la expresión erótica de lo masculino -el hombre que aparece en la foto está semidesnudo-. 2. La publicación buscaba recalcar, a través de la ausencia de color en su portada, que el tema gay no era algo de importancia y no tenía muchas caras que visibilizaran el tema por los años noventas, por lo que merecía un poco más de atención. 3. Los homosexuales eran un grupo de hombres que se ocultaban, vivían en la clandestinidad y a pesar de los cambios sociales del mundo, no estaban preparados para dar la cara. Esto, desde la perspectiva de que la cara del modelo no es identificable por el cuadro que rodea parte del rostro e invierte la gama de color y está justo debajo del cabezote.

92  Es el color más intelectual y puede ser asociado con una gran inteligencia o con una gran deficiencia mental; Van Gogh tenía por él una especial predilección, particularmente en los últimos años de su crisis (…) Es el color de la luz, el sol, la acción, el poder y simboliza arrogancia, oro, fuerza, voluntad y estimulo” (Estocolmo.se, Psicología del color, 2007). 93  Según la psicología del color, el negro es un tono que “estiliza y acerca. También transmite nobleza y elegancia. Entre los chinos y los egipcios, sin embargo, el negro fue signo de fertilidad. Entre los primeros, además representaba el yin femenino. Pese a la consideración negativa del negro, la razón por la cual se impuso, sobre todo durante una época, el uso del color negro como singularización de un determinado estatus social, tiene que ver con la protección que este color ejercía contra los movimientos del mal” (Estocolomo.se, Psicología del color, 2007).

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Sobre esta imagen no pueden descartarse otras intenciones tales como que la mejor manera de llamar la atención del público podía ser al presentar un fenómeno publicitario inverso al de la época en el que se sobreexpuso el cuerpo femenino para la promoción de productos, a través de la idealización y exaltación del estereotipo masculino establecido por los griegos y revitalizado por los anuncios publicitarios de los ochentas(94), es decir, capturar a los lectores con aquella admiración por el cuerpo masculino de manera muy similar al que los griegos promovían en sus más gloriosas épocas: cuerpos esculturales, musculosos, bien marcados y semidesnudos, los cuales atraían todas las miradas (y que todavía son el sueño de muchos hombres del siglo XXI)(95). Sobre las notas de tapa, el código lingüístico, no se requiere más que conocimientos en la escritura y lectura del español -al menos esto dirían los lingüistas-, pero más allá del idioma o la palabra hay algo más que se puede leer. Un primer punto es la uniformidad en la que todos los “llamados de tapa” son presentados: todos aparecen en magenta, unificados a la ‘e’ del cabezote, lo que podría significar que esa vocal tenía como objeto adicional resaltar los artículos más importantes contenidos en la publicación. Adicionalmente, los cinco mantienen su tamaño tipográfico y estilo, lo que propone una publicación seria y organizada, tema que se revalida al visualizar el cuerpo de la revista como tal. Una curiosidad sobre las notas de tapa es que, en cuanto a la exclusividad del público, dan una explicación del cambio cultural que tuvo auge dentro de la comunidad homosexual de los noventas: la inclusión de las lesbianas en los grupos y temas que antes eran exclusivos para los hombres homosexuales, es decir, la revista contenía “temas para homosexuales”, tanto hombres como mujeres, independientemente que a ellas se les llamara ‘lesbianas’ o ‘areperas’ en la calle(96). 94  Según algunos documentales sobre la revolución sexual en el mundo, especialmente en Estados Unidos, el pionero de la publicidad sexual (o sexy) fue el diseñador Calvin Klein. Otros aseguran que desde la fiebre del disco en los setentas ya se venía promoviendo una cultura un poco más sensibilizada al tema sexual, pero que tomó impulso con la aparición del Sida y el alto índice de contagio de enfermedades de transmisión sexual, especialmente entre los jóvenes. 95  Vale la pena recordar que, en los noventas, ver el torso de un hombre no era algo transgresor, como lo era el caso de los primeros anuncios o imágenes con intención erótica o sexualizante. La sexualización masculina era mejor recibida en las diferentes culturas debido a dos factores fundamentalmente: 1.) la elevada tendencia a la magnificencia del ‘macho man’; y 2.) la promoción de la belleza corporal como una industria cultural bastante ‘efectiva’ que empezaba a generar productos dirigidos a hombres, como un público objetivo potencial. 96  La ilustración de esto se remonta a principios de los noventas cuando los grupos de activistas se dedicaron a apoyar no sólo a hombres gay sino a las mujeres lesbianas, incluyendo a estas últimas en las comitivas de esos años por una cuestión cultural particular: las activistas lesbianas noventeras aún no se asumían como un grupo aparte, sino que se incluían dentro del concepto literal de la homosexualidad...

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Semiológicamente, sobre la portada hay que decir que no es muy profunda; está diseñada desde una perspectiva más comercial, publicitaria. En definitiva, un rasgo característico de Acénto era la captura de lectores a través de un lenguaje publicitario que tuviera empatía con cualquier tipo de persona del público adulto interesado en conocer qué hacía única a la cultura gay. La identidad de Acénto Esta revista se diferenciaba de las otras publicaciones impresas dirigidas a los homosexuales por el diseño y su forma de sobresalir ante los pequeños pasquines, los cuales hacían, en su mayoría, alusión a imágenes pornográficas de hombres. En cuanto a producción sus características la podrían clasificar como la revista más grande presentada al público gay. Condiciones de producción técnica Acénto está elaborada a partir de la tecnología Offset, en la cual se hace separación de colores y se imprime a través de planchas electrostáticas y maquinaria un poco más avanzada. Este detalle refleja que su costo de elaboración era alto y que definitivamente buscaba conseguir de alguna manera superar a otras de su rango a través de la calidad de sus materiales e impresión. La revista se identifica indiscutiblemente por su tamaño, el cual era de 27 cm. de ancho x 20,8 cm. de alto; estaba impresa sobre papel propalcote esmaltado de 150 gramos y contaba con 96 páginas a todo color (incluyendo la portada). Su retícula planteaba un diseño a dos columnas que, aunque algunas páginas variaba a tres, la hacía confortable para la lectura. En cuanto a acabados, la revista pasaba los procesos de encolado y refilado. Tipográficamente, la revista hacía uso de dos fuentes principales: Times New Roman y Century Gothic. La primera, aproximadamente entre 9 y 10 puntos, aparecía en los cuerpos de texto y pie de fotos; la segunda era utilizada para titulación (tanto títulos como sumario e intertítulos), destacados y letras capitales, y variaba en puntaje según la aplicación dada. Con respecto a los textos, en su gran mayoría están acompañados de imágenes (ya fueran fotografías, fotomontajes o ilustraciones). Los de las debido a que en éste cabían ambos sexos; es decir, para ellas ser ‘homosexual’ no era exclusivo de los hombres sino que, a las ellas que gustaban de las otras ellas, también se consideraban homosexuales o gay desde la feminidad, por lo tanto, la revista llegó también a este público al mostrar en su portada llamados que respondían a los gustos de los hombres y mujeres gay de la época (y a los de los heterosexuales que veían cierto fetiche en estos temas).

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primeras páginas, entre la ocho y la diez, eran un poco más cortos pues abrían la publicación como si fueran breves informativas similares a las “entradas” de los restaurantes. Posteriormente, aparecen textos más largos en los cuales se evidencia que, por esos años, aún gustaban los artículos un poco extensos pero bien escritos, o que los lectores a los que apuntaba el medio tenían cercanía con el arte de leer(97). Condiciones de producción periodística En Acénto gran parte de las temáticas propuestas propendían por hacer visible en la agenda popular todo lo relacionado con la actualidad gay, aunque ésta estaba usualmente desprovista de una temporalidad específica. Probablemente esta a-temporalidad se justificaba en la medida en que los contenidos no hacían referencia a una “actualidad noticiosa” sino a una actualidad tal y como se definió anteriormente, dedicada al seguimiento de las personas reconocidas públicamente y el fortalecimiento de la cultura gay existente en los noventas. La separación de contenidos que tenía Acénto podría compararse a la distribución de secciones “típica” de los noventas: opiniones, breves, contenidos y páginas de entretenimiento(98). En ese orden de ideas, la presentación de la primera edición de la revista tenía una estructura enfocada a un público lector heterogéneo, el cual no tenía problemas con al tema gay. Con respecto a la agenda noticiosa de Acénto, ésta se conformaba a partir de las notas que tenían mayor relación con todo aquello que sustentaba la existencia de los homosexuales, sus prácticas, su lenguaje y las opiniones sobre el tema por parte de figuras reconocidas públicamente -así no fueran homosexuales-(99). Curiosamente, en la primera nota sobre la argumentación de una población homosexual en el mundo, De naturaleza gay, aunque se presentan algunas cifras no se hace con el apoyo de imágenes, sino que todo está inmerso en un

97

Los únicos textos de poca extensión están ubicados en las páginas del horóscopo (92 y 93).

98  Sobre las estructuras (llámense sociales o culturales), Anthony Giddens (1979), en su texto Central problems in social theory: Action, strcuture and contradiction in social analysis, ha sostenido que no se puede decir que éstas existen, sin tomar en cuenta el sentido o significado que tiene para los individuos conscientes de la estructura y afectados por ella. 99  Los artículos “De naturaleza gay”, “Los candidatos presidenciales opinan”, “Gaycionario” y “Entrevista sobre el encuentro internacional gay en Cartagena” dan cuenta de las representaciones de actualidad mencionadas.

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texto descriptivo del estudio realizado por Alfred Kinsey, algunas aseveraciones del antropólogo Marvin Harris y varias opiniones del autor del artículo en las que asegura que no siempre existió “el clóset” y que la ciencia propuso varias teorías en las que, más allá del soporte científico, los homosexuales están contentos con su condición y han aprendido a aceptarla. Condiciones temáticas

El primer número de Acénto se puede describir, de principio a fin, de la siguiente manera: después de la portada, aparecen la bandera y el índice. Posteriormente, se presentan “Fermín” -la caricatura del primer número-, y el artículo de opinión de Karl Troller, Dejémonos de maricadas. De la página ocho a la diez, la sección ¡No te lo puedo creer! incluye nueve notas cortas, de carácter internacional, las cuales hacen alusión a personajes públicos del mundo o a marcas en las cuales está involucrada la actualidad gay(100), además de un par de frases célebres relativas a homosexualidad. Inmediatamente después se expone el artículo principal (el cual, irónicamente, no es expuesto en una nota de tapa ni tiene relación con la imagen de portada y se le asignan siete páginas), y en el cual se habla de la visibilización que están teniendo los homosexuales en la sociedad a través de estudios como el del doctor Kinsey, además de otras opiniones que dan varios críticos sociales. Seguido a esto, aparece un artículo sobre las trágicas vida y muerte de Diana de Gales y Gianni Versace, como contraste de dos íconos de los noventas que representaron una gran pérdida para la humanidad, los cuales dejaron “un valioso material de análisis”, pero que le corresponde ser analizado a otras instancias. De la página 24 a la 31 los editores ubicaron un despliegue político sobre la opinión que demandaban los votos de los homosexuales por parte de los candidatos presidenciales de aquella época(101), a través de una entrevista de cinco preguntas con las cuales se pretendía establecer una visión global de lo que sería el tema gay en el gobierno 1998-2002. Como dato histórico 100  Una de las notas más curiosas de esta sección es “Beneficios por igual”, en la cual menciona que, en Estados Unidos, Walt Disney y Colgate Palmolive, entre otras empresas ampliaron sus beneficios laborales a cónyuges y familiares de aquellas personas homosexuales que hayan tenido una relación de más de un año, con lo cual se data de un cambio cultural en el país norteamericano con relación a las parejas gay pero poco de lo mismo en las tierras colombianas. ¿Será que se estaba pidiendo algún cambio en la cultura nacional de la época? Evidentemente, sí. Lastimosamente ese cambio no se hizo visible sino hasta el año 2007 con la sentencia 075 de la Corte Constitucional colombiana. 101  Algo interesante que sobresale en este artículo es que para las elecciones presidenciales de 2010 en Colombia, tres de los candidatos que se presentaron en el 97 fueron los mismos: Santos, Mockus y Sanín. Lo extraño es que el discurso presentado a finales del siglo pasado se mantuvo dentro de las propuestas relacionadas con el tema de diversidad sexual para el nuevo milenio.

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de la homofobia existente en el país, la Presidencia la consiguió el candidato presidencial Andrés Pastrana, quien fue el único que no respondió el cuestionario formulado por la revista. Después de este tema se encuentra un texto que puede considerarse una manifestación cultural importante, pues es una descripción del lenguaje utilizado por los hombres y mujeres homosexuales para identificarse entre sí. El Gaycionario incluye en esta “primera entrega”, 18 términos que entre nombres, adjetivos y verbos reflejan el léxico especial(102) que han generado los gay para romper las barreras idiomáticas que la sociedad y establecer las características de la suya propia. Dentro de este mismo artículo, donde se hace referencia a una investigación entre la población homosexual masculina, el socio-lingüista, Carlos Iván García, argumenta el por qué de este artículo al afirmar que: Un término cotidiano altera totalmente su significado cuando se pronuncia intencionalmente de manera afeminada o irónica. Esa nueva definición sólo es conocida por personas que se mueven dentro del grupo y ello es lo que permite mantener a salvo esa identidad cultural como colectivo. (Acénto, 1997, p. 32)

Posterior a esto, Stella Villamizar hace un reportaje sobre Ángel Yáñez(103), en el que describe en cuatro páginas la vida de este diseñador colombiano, famoso en la escena de la moda mundial, y a través del cual quiere hacer referencia a que, más allá de la sexualidad, el éxito está en la experiencia que se gana con los años. Entre las página 40 y 45, la sección Las cosas del querer oferta la libertad de apropiarse de lo emocional que puede ser una carta dirigida a un padre y su respectiva respuesta(104). Posteriormente, los folios 46 al 54 presentan un fotorreportaje que si bien generó controversia en su momento, es el símbolo de la publicación y de su director. Ubicado en las páginas centrales, Para dos… hombres es una reseña que muestra una finca en la que, aparentemente, vivía 102

Así describe el sumario del artículo los cambios en los significantes de ciertas palabras cotidianas, que hicieron los homosexuales de este tiempo.

103

Este el primer artículo al que se le da crédito a un autor desde el texto de Karl Troller en la página 9.

104  Omitir una descripción amplia de este contenido pretende generar en el lector una interpretación personal sobre la intencionalidad que dieron los editores de la revista a este texto, por ende, en el Anexo 1 (Ver página 159), el lector podrá tomar las respectivas conclusiones sobre este ir y venir de letras, que es bastante controversial. Una experiencia que vale la pena leer.

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una pareja homosexual la cual disfrutaba del campo y tenía un ‘un panorama espléndido’ frente a una laguna. Lo que los lectores de Acénto nunca se imaginaron fue que a través de este artículo (y de una nota en televisión), Fernando Toledo rompió el silencio y manifestó a su familia -esposa, hijos y demás-, que era homosexual(105). El siguiente fotorreportaje aparece bajo el título Las imágenes no vistas en Colombia’s men y se despliega desde la página 56 hasta la 63. En total, son siete fotografías de diferentes modelos semidesnudos (es decir, muestran el torso y sus piernas, en todos los colores, musculaturas y peinados). Luego, a partir de la página 64, la sección Hedonismo abre con un artículo bastante interesante en el cual se hacen varias descripciones socio-culturales de la época de Marcel Proust con la cocina. Este texto presenta dos recetas culinarias de una manera particular y entretenida. Seguido de esto cuatro páginas sobre cultura y ocio dan cuenta de: cine, música, libros y eventos en Bogotá. Sobre las películas se reseñan seis títulos considerados clásicos del cine gay: Torch song trilogy (1988), Kiss of the spider woman (1985), Maurice (1987), Another love story (1986), Philadelphia (1993) y Boys on the side (1995); en cuanto a música, a diferencia de las otras subsecciones, esta se divide en dos partes: un artículo dedicado a Elton John y El Comenta-discos; en la parte literaria se describe el texto de Editorial Parfisal, El diario de Nijinsky; y en la página 76, Gloria Zea hace el cierre de la sección al describir los “eventos culturales más importantes para el mes de noviembre” en la Bogotá de 1997, resaltando la remodelación del teatro Jorge Eliécer Gaitán, una exposición de arte antioqueño en el Museo de Arte Moderno y el concierto de Ana Belén y Víctor Manuel. Posterior a esto, se desarrolla la Cyber-novela, una especie de cómic lésbico que tiene lugar en un ascensor, el cual no hace parte del análisis por sus características. Por su parte, en el folio 84 Manuel Velandia entrega al público un texto sobre el Encuentro internacional gay en Cartagena, donde propone, a través de dos entrevistas, la visión de un par de hombres -uno homosexual y otro heterosexualque desde sus profesiones lideran iniciativas socio-culturales y científicas para discutir la realidad nacional desde la perspectiva de los homosexuales. 105  Los comentarios que surgieron en la época aseguraban que más allá de buscar ‘salir del clóset’, Toledo se vio corto de temas para el lanzamiento y optó por promocionar la finca de su familia con el fin de sugerir que existían espacios de homo-socialización diferentes a los bares, saunas y videos, y que éstos existían en el país. Parte de esto podría tomarse como real, en la medida en que el artículo nunca refleja el sitio exacto donde está ubicada la casona que se muestra en las fotografías.

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Al igual que en otras publicaciones, Acénto da cabida a la producción poética y literaria, y en su primera edición compila dos cuentos de un libro en particular: Las mil y una noches, pero más que seleccionarlos ‘a la deriva’, su criterio se basa en la línea temática principal que es lo gay. En la página 88, se revela una nueva tendencia cultural propia de los noventas y es todo lo relacionado con la Internet. Caídos en la red es un texto que se puede describir tal y como su autor, William Michelly, lo presenta al público: “una guía de navegación por el ignoto mar de la Internet, buscando los mejores puertos del universo cybergay”. Hacia el final de la publicación, entre las páginas 90 y 91, el buzón de Priscilla Answers de Garzón(106) presenta el mejor socializador de las circunstancias de los homosexuales para aquel año (algunas todavía válidas) y la revelación de todas aquellas dudas que probablemente muchos hombres y mujeres homosexuales tenían (y tienen), y que cualquier persona no es capaz de responder con tanta claridad, humor y sinceridad. En las últimas páginas de contenido, las que correspondían a los números 92 y 93, Parfisal presentaba a los lectores las Hazañas de Hércules o, en resumidas cuentas, el horóscopo. En este aspecto, Acénto seguía la misma línea de publicaciones como Carrusel o Cromos, que entregaban a sus lectores los pronósticos espirituales a través del zodiaco griego. Es claro, en este punto del análisis, que Acénto estaba estructurada desde una planificación mucho más cercana a aquella con la producían las revistas más exitosas de la época. Su presentación no estaba improvisada -al menos así lo hacía parecer-, ni tenía la intención de competir directamente con otras revistas similares. Claramente, a través de un diseño mucho más novedoso que el otros medios impresos, logro sobresalir entre otras de su temática, por el conocimiento del grupo editorial en la elaboración de este tipo de productos y en la consolidación de una estructura propia que respondiera con cierta clase de contenidos a la demanda de los lectores gay de finales del siglo XX.

106  Aunque suene extraño, aún me queda la duda de la sexualidad de Priscilla. A pesar de que en la actualidad hay muchos referentes a mujeres que hablan abiertamente de la sexualidad, en los noventas era raro escuchar a una mujer hablar de esos temas con tanta propiedad. Por momentos, pareciera que la señora Answers era un hombre gay atrapado en el cuerpo de una mujer, la cual, había probado todo (como ella misma lo manifiesta en el sumario de su artículo de presentación), pero a través de las experiencias de otros. De todas formas, insisto dentro de mi humilde opinión, que Priscilla tenía más nombre de pseudónimo que de autora-participante. Deduzco esto porque una de las películas más recordadas de los noventas, en el tema de transgenerismo era Priscilla, Queen of the desert.

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Actual

33%

No actual

67%

Gráfica No. 7 – Porcentaje de temas temporalmente actuales en Acénto

Condiciones de tiempo

En los noventas, la actualidad gay giraba en torno a las grandes figuras y el auto-descubrimiento, es decir, a.) Conocer qué ocurría con las estrellas de Hollywood, los presidentes, las grandes marcas, los diseñadores de ropa y todo aquello que fue resultado de la industrialización de la cultura (especialmente la estadounidense); y b.) Aquellos temas relacionados con la existencia, argumento y manifestación de la homosexualidad, la cultura gay y sus estudios relacionados. Pareciera que, para los últimos diez años del siglo XX, la idea de una revolución y de una liberación gay fue minimizada por el cambio en la Constitución Política del 91 y por ende el contenido de la revista se lleva al terreno del entretenimiento y no hacia lo político y a la visibilización de las problemáticas de los homosexuales. Aunque Acénto buscaba identificar a los homosexuales alrededor de intereses particulares su línea editorial indica que lo hacía a través de contenidos ‘ligeros’ y desprovistos de intencionalidades de activismo o militancia. En lo relacionado con el aspecto de la temporalidad periodística, Acénto presenta un porcentaje moderado de contenidos que responden al concepto de actualidad gay propios de los noventas. Esto se puede apreciar en la Gráfica No. 7, la cual muestra que un 67 por ciento de los artículos escritos en la revista respondían a las características mencionadas. El 33 por ciento restante evidencia que un poco más de la tercera parte del material no tenía una finalidad informativa. En relación con la temporalidad del narrador, Acénto se caracteriza por mezclar en sus artículos pasado y presente, e intenta dar una sensación de estar abarcando varias miradas de un mismo tema en diferentes tiempos, por lo que hace agradable la lectura. Como si, en lugar de presentar artículos, quisieran contaran qué 120


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3%

2%

1%

Actualidad

24%

8%

Cultura/ocio Fotoreportaje Novela gráfica Historias de vida

Internacional Horóscopo Correo

8%

Bandera

9%

22%

Opinión

22% Gráfica No. 8 – Porcentaje de temas según el espacio asignado en Acénto

sucede alrededor del tema gay como lo hacen los amigos al “compartir un buen café”(107). Condiciones de espacio

Acénto tuvo una identidad editorial cercana a los temas de entretenimiento, cultura y contenidos en imágenes (reportajes gráficos). Pero a pesar de estar enfocada en esta perspectiva, la cantidad de notas que se dedicaron a promover la actualidad gay propia de la época supera por un pequeño margen la línea temática que compone a la revista. De 78 páginas que comprenden a Acénto, una está dedicada a la Bandera, 19 a temas de actualidad, seis a notas internacionales, una para opinión, dos para el correo (la sección de Priscilla Answers), 17 para cultura/ocio, 17 para reportajes gráficos, seis para historias de vida, dos para el horóscopo y siete para la novela gráfica, la cual se contempla como parte del material incluido en la revista pero se omite por estar fuera de los objetivos investigativos. Para apreciar el espacio otorgado a los contenidos según su enfoque se puede observar la Gráfica No. 8, la cual detalla porcentualmente las condiciones de espacio de la primera edición de Acénto. A partir de los datos obtenidos, se determina que la revista se compone en un 24 por ciento por páginas dedicadas a promocionar temas relacionados con lo que se determina actual para los homosexuales. La agenda cultural, de ocio y de entretenimiento, junto con las notas que se presentan en imágenes o fotorreportajes se distribuyen en partes iguales dentro de la publicación, con un 22 por ciento, respectivamente.

107

Utilizo esta expresión para recordar aquellos días en que la sociedad burguesa discutía ciertos temas en los pubs o cafés de las grandes ciudades, en los cuales el uso de un lenguaje particular (comprendido sólo por los culturizados), era lo más apreciado. De manera similar, Acénto presenta ciertos temas elevándolos a la mente culta y refinada con términos poco usados en la cotidianidad.

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Se puede notar un microcambio en las importancia que tenía la imagen en la sociedad, pues un nueve por ciento adicional del espacio de la publicación es otorgado a la novela gráfica, lo cual sugiere que el tema gráfico supera al contenido textual y, al unificarlo (entre los fotorreportajes y la historia ilustrada), un 31 por ciento del cuerpo de Acénto presentaba más objetos visuales y menos texto. Finalmente, se puede decir que los menores porcentajes corresponden al espacio dado a temas “personales” como el correo, el horóscopo, la página de opinión y las historias de vida, lo que reafirma el objetivo informativo de la publicación. Condiciones informativas

Para la cantidad de notas que incluye Acénto el número de fuentes utilizado revela un periodismo empírico, más cercano a una comunicación informal con el lector que a la rigidez que exige el ejercicio periodístico. En todo el contenido textual de la revista hay un total de 83 fuentes, incluyendo las opiniones de los autores dentro de algunos de los artículos. Del total de fuentes utilizadas, más de la mitad sólo se citan y no se les atribuyen opiniones, comentarios o información específica sobre los temas del artículo(108). Aunque en Acénto la producción de contenidos tenía un poco más de libertad -en la medida en que relativamente había más espacio-, la consecución de notas sobre el entorno gay local no es explotado, de manera que es poco lo que se puede ver en cuanto a sucesos ocurridos en el contexto de la capital colombiana. Si bien la revista no estaba enfocada en informar sobre temas político-sociales que requerían de inmediatez o profunda investigación, en el manejo de las fuentes se hace visible que el equipo estaba subvalorando la ventaja que tenían de poder publicar 96 páginas a todo color, pues la cantidad de artículos relacionados al contexto internacional supera al entorno local y el número de textos que incluyen la experiencia del autor como referencia principal (además por la cantidad de artículos que mezclan la primera y la tercera persona), hacen de la veracidad informativa de Acénto algo más cercano al comentario o historia que se puede escuchar en la calle o por parte de los amigos, que la información contundente e influyente que produce un medio con esta calidad de producción(109). 108  En total se registraron como ‘sólo mencionadas’, 50 fuentes de toda la revista, excluyendo a los autores de artículos que expresan su punto de vista dentro de los textos. 109  No sugiero en ningún caso que esto sea bueno o malo. Lo único a lo que hago referencia es que, aunque para el director fuera una estrategia de su medio el dirigirse en ese tono a los lectores, probablemente presentar la información con esa táctica podía hacer pensar que no hace falta una labor...

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MAGAYZINES: 30 AÑOS DE IMPRESIONES DIVERSAS

35%

Fuentes: Internacionales

65%

Locales

Gráfica No. 9 – Porcentaje de fuentes utilizadas en Acénto según la ubicación

En cuanto a las fuentes locales o nacionales e internacionales que aparecen en los textos presentados dentro de la revista, la Gráfica No. 9 detalla que las referencias internacionales superan las locales, con lo cual, se puede reafirmar que la actualidad gay de finales de los noventas se establecía a partir de los hechos ocurridos en la aldea global(110), más que de los sucesos locales propios de la vida cotidiana capitalina. Como se puede apreciar, el 65 por ciento de las fuentes consultadas corresponde a información suministrada desde el exterior y el porcentaje restante responde a personas dentro del país e incluso a los mismos autores. No obstante, no se pueden menospreciar las pocas fuentes locales utilizadas en Acénto, pues su contenido refleja una búsqueda constante en el establecimiento de la cultura gay como parte del día a día de las personas. De otro lado, el porcentaje de fuentes estatales u oficiales consultadas por los periodistas de la publicación revela que a través del tiempo no cambió la reticencia hacia informar sobre aquellas cosas que se hacían o informaban desde el Estado. La Gráfica No. 10 muestra que en Acénto el porcentaje con relación a estas fuentes varía en tanto se hacen las entrevistas a los candidatos presidenciales. En otras circunstancias, ese once por ciento se hubiera reducido sustancialmente. No podría asumirse esta falta de fuentes del Gobierno como un acto de rebeldía o de manifestación contra-hegemónica como el caso

periodística profesional, pues los abordajes no se sustentan en fuentes confrontadas, sino con todo aquello que el autor conozca sobre la temática gay. De todas formas, este comentario, claramente, no involucra todo el contenido. 110  Hago referencia a este término para llamar la atención de que culturalmente los estudios de Mcluhan no estaban tan alejados de la realidad cultural en el mundo. También lo hago para obviar el término ‘globalización’.

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ROBERTO ALEJANDRO MORALES RUBIO

Fuentes:

89%

Oficiales No oficiales

11%

Gráfica No. 10 – Porcentaje de fuentes en Acénto según su cercanía al Gobierno

de otras publicaciones, más bien, este fenómeno podría atribuirse a la línea editorial de la revista, la cual está inclinada hacia el entretenimiento como se ha mencionado anteriormente. Sin embargo, es claro que a pesar de no querer incluir el tema político o de activismo dentro de la publicación, finalmente a través de las preguntas a los candidatos la revista cedió a esto y se dio en una mínima proporción espacio a lo socio-político. No es prudente calificar esta situación como buena o mala, es preferible considerar que así se refleja el interés común de los homosexuales por la consecución de una igualdad social. Condiciones de habla y escritura: el estilo periodístico

Vittorio Sabadín asegura que “la gente tiene cada vez menos tiempo libre y quien produce -medios de comunicación- ha de invertir mucho en calidad y marketing si quiere convencer a alguien para que dedique aunque sea media hora a la lectura” (2007, p. 32), y efectivamente esta fue la tarea en la que se encomendó Acénto. Sus textos redactados de forma simple hacían que el lector quedara actualizado en poco tiempo y, de esa manera, no era complejo leer las 78 páginas de contenido en forma rápida y comprensible. Con relación a los géneros periodísticos utilizados en Acénto, las breves y reseñas eran los preferidos por los redactores. De otro lado están los contenidos que no pueden catalogarse dentro de los géneros periodísticos, los cuales confirman que la mayoría de las personas en el equipo de redacción no eran periodistas profesionales, pues los textos incluyen estructuras literarias, cartas y discursos adivinatorios, los cuales no hacen parte de las narrativas periodísticas. 124


MAGAYZINES: 30 AÑOS DE IMPRESIONES DIVERSAS

3%

Breves Reseña Textos literarios y adivinatorios Opinión

3%

29%

6% 6%

Entrevista Fotoreportaje Perfil

7%

Crónica Novela Gráfica

7%

13%

26%

Gráfica No. 11 – Porcentaje de géneros periodísticos utilizados en Acénto

De las 31 notas que incluye la revista el mayor porcentaje corresponde a las notas redactadas en forma de breves con un 29 por ciento; así lo muestra la Gráfica No. 11, en la cual se aprecian porcentualmente los géneros utilizados en la revista. Le siguen en orden descendente las reseñas con un 26 por ciento y los textos no pertenecientes a las narrativas periodísticas (discursos literarios y de adivinación) con un 13 por ciento. Las entrevistas y los artículos de opinión aparecen con siete puntos porcentuales, respectivamente; los perfiles y fotorreportajes (los cuales ocupan un mayor espacio) comprenden un seis por ciento cada uno; finalmente, aparece la novela gráfica en compañía de las crónicas con un tres por ciento, siendo este último género el menos utilizado dentro de la primera edición de Acénto. Lo “representativo” del trabajo: la comparación de las revistas A partir de lo propuesto en los “asuntos relacionados con lo metodológico”, se parte de la información descrita sobre ambas revistas y se empiezan a interrelacionar las correspondientes categorías en dos apartados particulares, de esa manera es posible dar una interpretación conjunta a lo que proponen las dos publicaciones. En el primer apartado se da cuenta de las características de ambos medios con relación a lo técnico y lo periodístico. Posteriormente, un segundo punto busca establecer, a partir de las diferentes manifestaciones culturales que comparten los impresos, aquellas representaciones o aspectos encubiertos que determinarían la existencia de una cultura gay bogotana real, a finales del siglo XX. Paralelo técnico-periodístico entre la Ventana Gay y Acénto Independientemente de la fecha en que hicieron su aparición las revistas gay en Bogotá, las características propias de cada publicación revelan que sin importar lo que se piense o diga sobre los homosexuales, éstos están dispuestos a generar estrategias mediáticas que los visibilicen y les den un 125


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lugar dentro de la esfera social. Las condiciones técnicas o de producción correspondientes para la primera edición de cada revista analizada se pueden apreciar en la Tabla No. 2. ACÉNTO

VENTANA GAY Fecha de aparición

Agosto, 1980

Noviembre, 1997

Colores

Blanco y negro

Policromía

Papel carátula

Periódico alta blancura (90 g.)

Propalcote esmaltado (150 g.)

Papel cuerpo

Periódico alta blancura (90 g.)

Propalcote esmaltado (150 g.)

Tamaño (cerrada)

11,5 x 21,5 cm.

20,8 x 27 cm.

Tipografías

Courier (principal)

Times New Roman (titulación)

Número de páginas

20

96

Número de notas incluidas en la 1ª ed.

11

32

Proceso de imprenta

Fotomecánica. Plancha a

Offset. Plancha metálica.

Century Gothic (cuerpos)

positivo. Acabados

Grapado al centro.

Encolado y refilado.

Presupuesto de producción

Bajo. Algunas ediciones podrían haber aparecido del proceso de fotocopiado o multicopiado. Podría distribuirse fácilmente, incluso por los mismos editores.

Alto. Implicaba proceso de diseño por computadora, elaboración de planchas e impresión a través de separación de colores; además de un elevado costo de distribución por la relación comercial con una distribuidora multinacional.

Fotografías/imágenes

Sí.

Sí.

Avisos publicitarios

No.

Sí.

Tabla No. 2 – Condiciones de producción técnica de las revistas Ventana Gay y Acénto

En cuanto a las características propias de los contenidos de ambas revistas, la Tabla No. 3 detalla los mayores porcentajes revelados con relación a tiempos, espacios, fuentes y estilos de escritura, para que el lector determine qué hace única a cada publicación desde las condiciones de producción periodística. Es posible plantear, a partir de ambas condiciones mediáticas, unas características propias para los lectores a los que estaba dirigida cada revista. Es claro, 126


MAGAYZINES: 30 AÑOS DE IMPRESIONES DIVERSAS

VENTANA GAY

ACÉNTO

Condiciones de tiempo

El 73 por ciento de los contenidos responde a las dinámicas de lo que se entiende por actualidad gay en los ochentas, por lo que se puede considerar una revista actual para la época. Aunque no respondía a las dinámicas de un medio informativo noticioso, sus temáticas eran vigentes en la medida en que no excedían dos o tres meses de sucedidas.

El 67 por ciento de los artículos cumplía con informar lo actual del tema homosexual propio de los noventas; aunque el porcentaje no es tan elevado como el de Ventana Gay, al menos los temas de actualidad superan la tercera parte del total del contenido.

Condiciones de espacio

Definitivamente esta revista dedicaba mayor espacio al contexto Internacional, pues el 36 por ciento del total de contenidos estaba dedicado a esta temática. Este valor determina que la publicación cumplía con las características propias de la actualidad gay de aquel entonces, por lo que daba prioridad a este tipo de contenidos.

Su línea editorial es evidente a través del porcentaje de temas sobre Actualidad (24 por ciento del contenido). Curiosamente, los temas de entretenimiento y los fotorreportajes tienen una asignación del 22 por ciento cada uno, pero si se hablara de espacio en términos visuales, el segundo ítem y la novela gráfica unidos conforman un 31 por ciento del medio, por lo que se dice que Acénto era una publicación más visual que textual, que se anticipó a las dinámicas mediáticas del nuevo milenio.

Condiciones informativas (Según ubicación)

Esta publicación cumplía a cabalidad con línea editorial y el objetivo de informar sobre la actualidad gay de los ochentas. El 79 por ciento de las fuentes referenciadas corresponden a información proveniente del contexto internacional, el cual servía de ejemplo para configurar la militancia local y evidenciar las similitudes entre los problemas sociales de los homosexuales del mundo y los colombianos.

La mayor cantidad de información proviene exterior. El 65 por ciento de los contenidos hacen referencia a fuentes internacionales, por lo que se sugiere que Acénto propendía por equilibrar sus contenidos entre lo local y lo internacional, así el número variara por una decena de puntos porcentuales.

Tabla No. 3 – Condiciones de producción periodística de las revistas Ventana Gay y Acénto

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ROBERTO ALEJANDRO MORALES RUBIO

VENTANA GAY

ACÉNTO

Condiciones informativas (Según su cercanía al Gobierno)

Es indiscutible que Ventana Gay era una publicación que buscaba hacer público un discurso contra- hegemónico, que hiciera frente al “poder falocrático” y a la homofobia propia de los ochentas. La única fuente oficial que aparece en toda la revista es el Dane, la cual corresponde al 3 por ciento de las fuentes oficiales consultadas. El porcentaje restante visibiliza la voz de otros informantes, que no pertenecían a las ramas del poder, pero que buscaban visibilizar el tema homosexual y pretendían la participación de estos hombres en escenarios de la vida cotidiana a través de la consolidación de una nueva forma organizativa similar a la que se daba en el contexto internacional.

El 89 por ciento de las fuentes en Acénto corresponde a la categoría de No oficiales. Aunque se podría afirmar que esto tiene relación con el discurso contra hegemónico del que se habla en Ventana Gay, lo curioso del resultado es que confirma la línea editorial de la revista, la cual se enfocaba en fuentes cercanas al ocio y al entretenimiento, y no al tema del activismo político de los homosexuales. De todas maneras, si la revista no hubiera consultado a los candidatos presidenciales de aquel año, ese dato hubiera cambiado contundentemente.

Condiciones de habla o escritura: géneros periodísticos

El género periodístico más utilizado en esta revista es la crónica, la cual registra un 37 por ciento de aparición entre 11 notas presentadas. Se asume que la redacción de los contenidos de forma cronológica ayudaba a la consecución de los objetivos de la publicación. En cuanto a otros géneros relevantes dentro del impreso están las reseñas y los textos literarios, los cuales aparecen con un 27 y 18 por ciento, respectivamente. Estos datos revelan que el equipo contaba al menos con un asesor periodístico o de contenidos que daba un uso equilibrado a los géneros dentro de la Ventana.

Las breves, las reseñas y los textos literarios y adivinatorios son los que mandaban la parada en Acénto. Aunque los últimos no corresponden a narrativas periodísticas se considera que eran utilizados para no dar tanta rigurosidad a la revista. En porcentaje estos géneros ocupan un 29, 26 y 13 por ciento, respectivamente. Estos datos revelan que el equipo editorial no estaba compuesto por periodistas sino por personas que buscaban mostrar la actualidad gay al público en términos coloquiales.

Tabla No. 3 – Condiciones de producción periodística de las revistas Ventana Gay y Acénto

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MAGAYZINES: 30 AÑOS DE IMPRESIONES DIVERSAS

que cada publicación tenía una intencionalidad definida y un público específico al que estaba dirigida, pues en cada contexto temporal el concepto de actualidad gay cambia y genera unas dinámicas propias en el espacio cultural y los contenidos promovidos por cada impreso. En la Tabla No. 4 se describen las particularidades del público objetivo de Ventana Gay y de Acénto. VENTANA GAY Características del público objetivo

ACÉNTO

Los lectores de Ventana Gay se caracterizarían por ser personas de una mentalidad no tradicional, con búsquedas e inquietudes intelectuales, sumergidas en el ámbito del arte o temas afines.

El carácter comercial del proyecto permite definir a su público como personas de 16 a 34 años aproximadamente, de ingresos medio altos y altos, habitantes de las principales ciudades del país.

La publicación buscaba llamar la atención de personas entre 18 y 54 años, de ingresos medios, con limitada capacidad de consumo, pero que no se inquietan demasiado por ello.

A diferencia de Ventana Gay, Acénto tiene adicionalmente un grupo objetivo comercial que son las empresas con marcas reconocidas que anuncian o compran avisos, o con presupuestos publicitarios que encontrarían en el público gay un mercado potencial para la comercialización de los bienes o servicios que producen.

Su estilo de redacción y su selección de artículos, así como postura editorial desenfadada que reclama una liberación, un lugar en el mundo para el tema gay (en vez de tratar de encajar en la sociedad, que es quizá lo que buscaban los lectores de Acénto) permite intuir que sus lectores serían personas que no se conformaban con tomar un rol predeterminado en la sociedad, sino que perseguían ideales de libertad, visibilidad y autenticidad. El nivel educativo de sus lectores se ubicaría en personas realizando o que concluyeron estudios universitarios (de pregrado o postgrado), en ciencias humanísticas. En resumen, el público objetivo de la Ventana puede considerarse bastante bohemio.

Con una gran propensión hacia el consumo, los lectores de Acénto se caracterizarían por ser personas pendientes de la moda, las tendencias y los asuntos más “terrenales” que intelectuales, pero con grandes inquietudes sobre su personalidad y afectos. Acénto sería la consejera para comprender su lugar en el mundo y una posibilidad para legitimar sus emociones. A diferencia de la contestataria Ventana Gay, el lector de Acénto sí sería una persona que quizás buscaba que su “estilo de vida” encajara en la cotidianidad. Los lectores ideales de Acénto no serían personas relacionadas con las artes. Serían profesionales en ciencias administrativas, económicas y afines, con éxito en sus carreras o que buscaban lograrlo, por ser comercialmente atractivos para los anunciantes. En resumen, serían personas que aspiran mejorar su estatus social.

Tabla No. 4 – Perfiles psicodemográficos de los lectores de Ventana Gay y Acénto

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ROBERTO ALEJANDRO MORALES RUBIO

Adicionalmente, de este paralelo de características se establecieron una serie de manifestaciones o elementos que responden a denotaciones de lo gay dentro del contexto universal de las dos revistas, es decir, elementos que se pueden evidenciar en ambas publicaciones y que, sin influencia del factor tiempo, se interrelacionan y configuran la memoria colectiva de los homosexuales bogotanos y sus respectivas representaciones culturales. Manifestaciones compartidas en las revistas que configuran las representaciones de la cultura gay bogotana Los cambios socio-culturales evidenciados a través del análisis individual de cada revista, manifiestan una pequeña serie de transformaciones en los ámbitos de la cultura capitalina con relación a: 1. Una alteración en el imaginario construido alrededor del hombre homosexual, quien pasó de ser visto en los ochentas como un humano enfermo, víctima de abusos y de un estilo de vida clandestino a convertirse en un actor social con derechos y deberes, cobijado por la Ley, con unas dinámicas de relacionamiento que podían o no incluir lo femenino en su actuar, pero que no lo hacían menos persona. 2. La conformación de una serie de colectivos políticamente activos que propendían por la ‘liberación gay’ a partir de las experiencias llevadas a cabo en otros países y que favorecían al homosexual dentro de la esfera social, además de visibilizarlo ante todas las instancias públicas. 3. Una evidente vinculación del discurso homosexual a la lucha de género que llevaban adelante las mujeres. En Colombia las lesbianas pasan, aunque con muy poca fuerza, del plano de la omisión a la participación e inclusión hacia mediados de los noventas, por lo que las publicaciones elaboradas entre 1994 y 1999 las tienen en cuenta dentro del público objetivo al que le apuestan. Si bien la comparación mediática a través de fichas bibliográficas ayudó a la percepción de muchos aspectos culturales evidentes y registrados en la pequeña historia de los movimientos a favor de los homosexuales en Colombia, el plano de las manifestaciones culturales propuesto por Guerrero (2002) permitió determinar una serie aspectos encubiertos de la cultura homosexual bogotana, los cuales tienen cabida en las dos publicaciones y además cobran mayor importancia dentro del análisis al interpretados tal y como sugiere Stuart Hall (1997). Las representaciones culturales relacionadas con los homosexuales bogotanos se pueden definir así: 130


MAGAYZINES: 30 AÑOS DE IMPRESIONES DIVERSAS

a) Apropiación de la información internacional para sustentar la existencia del homosexual en el plano local-nacional El modelo de hombre homosexual identificado a sí mismo y reconocido socialmente era universal y no propio de las prácticas locales de un grupo social, es decir, los homosexuales tanto en Bogotá como en cualquier lugar del mundo mantenían actividades políticas y socio-relacionales similares(111), pues idealizaban su participación dentro de cualquier entorno social sin ser discriminados, rechazados y estigmatizados. Si se evidencian otros seres iguales a él en el mundo, a través de los medios, se hacen posibles: 1.) La validación de este “estilo de vida”, 2.) La visibilización -pues no es el único que ejerce esas prácticas- y 3.) La facultad de remitir su caso a otros hombres reconocidos o no (en los ámbitos local, nacional e internacional) quienes se identifican con ese modelo de relacionamiento sexual y sin importarles ello, viven su vida sin el peso de la crítica social. Probablemente, se creía que si el tema era tratado en otros lugares del mundo ganaba relevancia y argumentaba esa actividad que no tenía referencias locales. Pero a lo mejor no es sólo con el tema gay. Puede que una representación general de la cultura bogotana (o colombiana) sea el referenciarse en experiencias llevadas a cabo en el exterior para aplicarlas al entorno social sin haber determinado si realmente es válido o no ese modelo para el contexto local. Evidentemente la memoria colectiva social del bogotano apunta a la apropiación de prácticas, acciones, experimentos y aprendizajes generados en otros ambientes culturales por lo que pretende imponer con mayor fuerza en la agenda noticiosa y la opinión pública lo importado, que lo suyo propio.

b) El homosexual como sujeto político sujeto al consumo y el homosexual consumista como elemento de visibilización socio-política El homosexual se autopercibía como un sujeto que buscaba la visibilización de su existencia y el ‘entendimiento’ por parte del su entorno, pero no por ello se hacía lejano de las prácticas cotidianas de los aspectos políticoeconómicos locales. En esa medida, por más que se quisiera o se buscara

111  No se consideran iguales en todos los lugares en tanto la línea de valores y principios éticos de cada espacio y temporalidad cambia la perspectiva en que se entiende al hombre homosexual.

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un reconocimiento en la esfera social, el homosexual se representa como un ser que lleva una economía diferente, lejana de la tradicional, a la de familia, el cual -por lo general- se vincula a las dinámicas de poder que el sujeto experimentara en su vida; es decir, no importaba si era peluquero, profesor, intelectual, gerente de empresa, incluso desempleado, se piensa que quien es homosexual es de clóset era un hombre que, oprimido, vulnerado, enfermo o no, se podía dar cierto tipo de lujos (así en la realidad no pudiera). Desde la perspectiva política el sujeto homosexual no encontraba la felicidad en el consumo sino en que la sociedad en la que se desenvolvía le aceptara sin problemas, empezando con la institución familiar. El homosexual que era activista hacía uso de las dinámicas propias del capitalismo y de la industria de masas pero con el único fin de mostrar al entorno su existencia y su aceptación social. Así recurría a estéticas claves de ciertos movimientos de la moda o de las industrias culturales que aceptaban o promovían este tipo de relaciones sexuales e incluso apoyaban su aprobación social.

c) Reticencia constante a la relación con fuentes gubernamentales Desde lo político y las temáticas de entretenimiento hay una fuerte y evidente referencia a la desprotección o invalidación del hombre homosexual por parte de las instituciones estatales. Desde el aspecto representativo de la cultura bogotana puede asumirse todo esto a una larga cadena de hechos históricos que, ligados a las creencias religiosas, eliminan al ser homosexual de la sociedad o lo comparan con un fenómeno, un criminal, un enfermo o incluso algo ilegal. Por ende la relación con el Gobierno (distrital o nacional) no era la mejor. Incluso en pleno siglo XXI se evidencian muchas diferencias entre los homosexuales y los representantes del Estado. Se asume que esto se quedó en el aspecto representativo de la cultura gay debido a que los homosexuales creían (y creen) que las instituciones sociales poco o nada harían por ellos y que por eso no tenía sentido recurrir a sus comentarios, opiniones o argumentos, pues tratarían de eliminar la versión de todo aquello que ellos quisieran decir sobre sí mismos en sus propios medios. El resentimiento hacia las instituciones simbólico-políticas se refleja completamente en este aspecto, tanto en la Ventana Gay que pretendía la ‘liberación’, como en todos los contenidos relacionados con el tipo de entretenimiento que promovía Acénto. 132


MAGAYZINES: 30 AÑOS DE IMPRESIONES DIVERSAS

d) La industria cultural como expositora y vínculo identitario del homosexual El cine, el teatro, los libros y demás productos del siglo XX que resultaron de la industrialización de la cultura se configuran como elementos propios para la socialización de las prácticas de los homosexuales, en tanto son un punto de encuentro universal para la visibilización de los gay, porque cumplen con una función facilitadora en la transmisión de los mensajes relativos a la sexualidad, permitiendo al lector (o a la audiencia) identificarse con las situaciones expuestas, incluso manifestadoras de los múltiples puntos de vista que hay alrededor del tema. Esta identificación con la industria cultural reafirma que la representación global alrededor del ser gay es cercana a un prototipo globalizado de hombre, propio de las modas propias de cada generación y resultado del proceso de folklorización promovido por la revolución sexual (y comercial) estadounidense de los años sesentas, el cual tiene una relación muy cercana a los productos creativos, al arte, la literatura y demás elementos propios de la liberación de lado espiritual del ser humano y la no discriminación por color de piel, creencias religiosas o gustos sexuales.

e) La literatura como referente existencial La creencia de que en el pasado también existieron este tipo de relacionamientos se hace evidente y ha permanecido la idea de que es en los relatos, poemas, cartas, cuentos y otros productos literarios que el ejercicio de la homosexualidad es un hecho registrado a través de la historia y que en cada momento de la vida de la humanidad tuvo su propio proceso vivencial. Los sentimientos de afectividad, deseo o erotismo quedan inscritos en este tipo de producciones. Los hombres gay del siglo XX hicieron uso del código textual para dejar en la posteridad no sólo las metas que pretendían en los tiempos de mayor persecución policial, sino en los años en que el lenguaje se conformaba como otra manera de validar y socializar las relaciones sexuales entre hombres.

f) El cambio en los usos del idioma como identificación social Probablemente este aspecto, por la relación dialéctica que tiene el lenguaje con el sistema de manifestaciones y representaciones de cualquier cultura sea evidente para otros estudios relacionados con el tema, pero con relación 133


ROBERTO ALEJANDRO MORALES RUBIO

a las revistas gay bogotanas, es preciso mencionar que se creía que con el cambio de significados a palabras cotidianas, los códigos de identificación social cambiaban y se hacía más sencilla el establecimiento de relaciones. La idea de clandestinidad quedó consignada en la transformación del vocablo, de tal manera que si los significados cambian en cierto contexto social, no hay riesgo de hacer notar las intenciones de relacionamiento ni la orientación sexual del individuo. Sólo quienes vivían la homosexualidad entienden de qué se está hablando o a qué se hace referencia con cierto término utilizado, hasta el momento en que éste se socializa con todo el entorno y se hace común para los gay y los heterosexuales que se relacionan con ellos(112).

g) Más allá del periodismo: estilos del habla coloquiales Al hablar de manera coloquial, como entre amigos, se hacía que el contenido no transgreda a las demás personas de tal manera que se entienda claramente y no genere alteraciones en el humor de los otros. El uso de un lenguaje amistoso, como de quien está contando algo de manera natural y no de quien está de espectador de un hecho y no tiene ni voz ni parte en el asunto (periodista), ayuda a que el lector sienta al medio cercano y de confianza, y no como un ser extraño que intenta imponer una idea, ideología o práctica social. Se asume en el campo de las representaciones que quien presenta temas en confianza hace más agradable el entendimiento de los conocimientos o las opiniones expresadas. Al igual que sucede en los contenidos de las revistas, los homosexuales a través de la historia han tratado de disminuir las diferencias sociales con sus allegados por medio de explicaciones coloquiales, que expresan confianza(113) y disminuyen la presión social que genera un tema como la homosexualidad.

h) El miedo del homosexual a la visibilización ante la sociedad, a salir del clóset No todas las personas quieren ver expuestas sus prácticas privadas en el escenario público y mucho menos que le critiquen los modos en se lleva la vida, 112  Con el paso de los años, cada generación puede generar de un mismo vocablo una nueva representación, incluso se puede eliminar del lenguaje un término (o varios) que pierda validez con el tiempo o el contexto social, incluso por la llegada de extranjerismos que reemplazan modismos propios de la cultura. 113  Como ejemplo podría suscitarse el hecho de asumir la orientación sexual y decir públicamente que se es homosexual a través formas corteses y con términos comprensibles para quien está por conocer el hecho.

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MAGAYZINES: 30 AÑOS DE IMPRESIONES DIVERSAS

más aún, cuando la cosmovisión social que ronda al homosexual es la de un hombre enfermo que requiere curación del espíritu o incluso hacer un sacrificio para evitar la ‘tentación’. La creencia arraigada de que por ser homosexual se incurre en pecado dentro del contexto religioso de los bogotanos, lleva a la mentalidad de que el acto o el estilo de vida debe ser clandestino y poco socializado con el ánimo de no revelar la orientación o identificación por cierto tipo de prácticas sexuales. Adicionalmente, el miedo a perder la vida ya sea por enfermedad o asesinato -incluso por abuso de autoridad por parte del poder coercitivo- (hechos manifiestos a lo largo de la historia de los homosexuales), se reflejan en la mayoría de textos socializados en las dos revistas, por lo que se asume que el miedo a una idea equivocada de visibilización está inmerso en los aspectos encubiertos de la cultura gay bogotana.

i) El Buzón de mensajes como campo de socialización (de problemáticas o necesidades) A partir del encuentro con dos secciones similares, el Correo en Ventana Gay y Priscilla Answers de Garzón en Acénto, a través de las cuales las personas expresaban sus dudas, conflictos, anhelos e ilusiones con relación a las personas que buscaban, se puede sugerir que: 1. El homosexual siempre buscaba a una persona que tuviera cierta experticia para aclarar su situación personal y exponer sus puntos de vista, prefiriendo el anonimato o la clandestinidad para evitar el escarnio público y las críticas. 2. Publicar mensajes de esta manera establece en la mente de la persona que pautaba o escribía al Buzón un cierto sentido de tener la capacidad de hacer las cosas sin temor(114). 3. Los modos de pensar de las personas que lograron un publicación en cada una de las revistas quedó registrado para la historia, de esa manera cada uno de los puntos de vista expuestos recrea una representación particular de cada persona que encontraba en el medio una forma de expresión. Así las cosas, la representación encontrada refiere a que la creencia de hacerse visible a través de un medio de comunicación era, de

114  Aunque en la actualidad el correo electrónico y los chat han tomado la parada en este tipo de relaciones de poder en las que alguien más puede negar o reafirmar lo que la persona está pensando sin que se le conozca del todo o le juzgue por condición física, en la época analizada esta era la herramienta más cercana a una práctica comunicativa propia de los grupos sociales que no estaban bien vistos por lo institucional.

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cierta manera, vivir por un instante la fama pero sin ser visto por todo el mundo, es decir, la recreación mental de que la persona sabe que sale a la luz hasta un punto (en el que no toda la sociedad le reconoce por haber expuesto su perspectiva o su opinión).

j) El lector como ser intelectual y culto Ambas publicaciones evidencian, con relación al público al que están dirigidas, que la identificación con el contenido de las revistas se dio en la medida en que el lector tenía un nivel cultural elevado o gozaba de la curiosidad suficiente como para internarse en esa clase de asuntos. La idea de que el público más analítico, culto e intelectual hacía a las publicaciones más interesantes o incluso más cercanas a los individuos que podían cambiar las relaciones de poder con relación a la cosmovisión social tejida alrededor del hombre homosexual. Así las cosas, se puede determinar que las relaciones entre hombres que se relacionan con otros hombres en el plano sexual están ligadas con un poco más de fuerza a la lucha por el control, por el poder, que entre las personas que llevan un estilo de vida heterosexual, pues en el plano de las representaciones culturales de estos últimos ya existe una configuración de poder vertical en el que el hombre tiene el mando y la mujer obedece (aunque no sea evidente en la cotidianidad); en su lugar, los seres “cultos, refinados e intelectuales” que comparten algunos aspectos determina unas dinámicas más chocantes en cuanto a la detención del poder y la dominación del otro. Podría afirmarse que esta dinámica de públicos viene en la memoria colectiva de los homosexuales desde los tiempos clásicos (Grecia y Roma), pues el relacionamiento entre hombres desde el plano sexual se dio con mayor fuerza en los escenarios de estas culturas en las que el conocimiento estaba en juego (los gymnos y el ágora, por ejemplo).

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Una propuesta para comprender el estudio de las revistas gay es este mapa conceptual que vincula los principales tテゥrminos relacionados en este trabajo. Mapa conceptual sobre revistas gay de Roberto Alejandro Morales Rubio que puede aplicarse para el estudio representaciones mediテ。ticas al reemplazar ciertos conceptos. Los derechos pertenen al autor de la obra. ツゥ 2010

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A MANERA DE CONCLUSIONES… AUNQUE EL TEMA DA PARA MÁS “El sentido y las representaciones culturales de los homosexuales bogotanos se evidencian en cada una de las páginas de las revistas analizadas, no sólo en las intencionalidades que los autores dieron a sus textos con el fin de establecer una Cultura gay en Colombia, sino también en las metas y logros que aquellos líderes de un movimiento por la visibilización (o liberación) homosexual consiguieron”. A. Morales



C A P Í T U L O

C U A T R O

Como un aporte a la memoria colectiva de los homosexuales bogotanos, esta exploración es una mínima parte de aquellas manifestaciones culturales propias este grupo social, el cual se ha sido configurado en Colombia a través de los modelos de otras naciones, los cuales están un poco más adelante con relación a las cuestiones socio-políticas y culturales que involucran a los hombres que se relacionan sexualmente con otros hombres. Es a partir de esas características importadas y de las experiencias que quedaron consignadas en las revistas creadas por los homosexuales de la capital como se puede decir que en Bogotá sí existe como tal una cultura gay la cual, aunque lleve pocos años de haber salido del clóset, ha generado unas representaciones y manifestaciones propias de su tiempo-espacio, las cuales responden a las dinámicas del hombre homosexual visible en la era de la globalización, de finales del siglo XX, y han permanecido a lo largo de las dos primeras décadas después del año 2000. La permanencia de esos elementos identitarios de los gay bogotanos se debe a que en el campo de las representaciones de la cultura colombiana está inscrito el hecho de mirar, relacionar y aplicar experiencias de otros lugares del mundo para 141


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luego aplicarlas al contexto local, por lo que al hablar de homosexuales en Bogotá relaciona casi las mismas problemáticas de otros espacios como Estados Unidos, país del que se han importado una gran cantidad de símbolos y costumbres, tales como la bandera gay, las marchas civiles pro homosexuales y la identificación de un territorio para el desarrollo de diversas actividades sociales en el cual se identifican los miembros de esta cultura. Podría decirse que una vez estallaron los disturbios de Stonewall, Nueva York, en 1969, los homosexuales bogotanos de finales del siglo XX estuvieron en una búsqueda constante de estrategias con las cuales se demostrara su existencia en el contexto capitalino, fuera o no un delito ser homosexual. El hecho de que se elaborara un discurso específico, a través del cual los homosexuales le hacían contrapeso a la clandestinidad, no sólo generó la despenalización de la práctica sexual entre hombres en los ochentas, sino que también configuró el nuevo modelo legislativo de libertad individual que se consolidó con la Constitución Política de 1991 y la aparición de una serie de publicaciones que identificaban como público lector a los homosexuales bogotanos, independientemente de sus necesidades comunicativas o de socialización. La aparición de las revistas dirigidas a hombres homosexuales en el contexto capitalino del siglo XX reafirma la existencia de una cultura gay en Bogotá y revela los cambios ideológico-discursivos que se dieron en dos épocas diferentes dentro de un mismo período: en los ochentas, la búsqueda de la liberación y la visibilización social con base en lo contra-hegemónico, lo antiautoritario; y en los noventas la reconfiguración del homosexual como individuo sujeto a las dinámicas del consumo y de la promoción de su estilo de vida como herramienta de legitimación de su personalidad y sus emociones. Los hombres homosexuales propios de cada época y que produjeron revistas dirigidas a homosexuales podrían definirse como individuos que pensaban las dinámicas socio-mediáticas y las utilizaban para llamar la atención de todas las instancias, tal vez por ello recurrían a las premisas propias de los medios, en la que se expresa que éstos buscan informar, educar, entretener y fiscalizar. Así, se puede decir que las revistas gay, aunque no fueron desarrolladas desde la experticia periodística, llegaron a impactar en su momento al público en general. De todas las estrategias mediáticas impresas que planearon y distribuyeron los homosexuales de Bogotá, las más representativas fueron Ventana Gay y 142


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Acénto debido al número de ediciones presentado al público, al impacto que han dejado dentro del pequeño marco histórico de homosexualidad en Colombia y al trasfondo cultural discursivo que presentan con sus respectivos contenidos. Para evidenciar la diferenciación entre ambas publicaciones se puede afirmar que la Ventana Gay era una publicación transgresora, propia de maricas, que quería de alguna manera potencializar en cada uno de los homosexuales la dinámica de la visibilización, la liberación y que planteó incluso muchos de los estamentos que motivaron la consolidación de actividades homosocializadoras tales como la actual Marcha por la ciudadanía de Lesbianas, Gay, Bisexuales y Transgeneristas. Por su parte, Acénto era una revista dirigida al público gay la cual se apropiaba de las temáticas de entretenimiento y las dinámicas comerciales para promover un estilo de vida, una identidad colectiva y una inclusión social desde la perspectiva de la adaptación; y que dejó en la historia de los gay bogotanos la esperanza de una posible reaparición. Con relación a la primer revista, Ventana Gay, puede afirmarse que cumplió con la labor de promocionar el ejercicio socio-político que tenían los homosexuales que le dieron vida. Su línea editorial, basada en la socialización de temas internacionales, respondió a un contexto en el que: a.) la cultura homosexual local no tenía referentes propios, es decir, que se hubieran desarrollado por parte de un grupo o colectivo social con anterioridad en la ciudad y que hubieran hecho una exploración de los hábitos y costumbres para dar solución a los problemas, y b.) la lucha por la visibilización social chocaba con los cánones dogmático-morales impuestos, los cuales establecían la estigmatización de los homosexuales, los gay y los maricas. En cuanto a la segunda publicación, Acénto, esta fue una revista que se ciñó editorialmente al modelo que promovía un hombre homosexual consumista, importado de la cultura estadounidense (la cual hacía uso de temáticas ligeras para generar más recordación entre quienes querían conocer sobre las prácticas del gay de los noventas), y buscaba la socialización de un estilo de vida particular, que no debería ser juzgado sino comprendido. Puede decirse que sus dinámicas nunca giraron en torno a los homosexuales que ejercían actividades de visibilización desde lo político; esto porque la revista nunca publicó la historia de los movimientos gay en el mundo, en ninguna de sus ocho ediciones, ni mostró actividades propias de la militancia o el activismo gay. Acénto, podría decirse, permitió que a finales del siglo XX el quebrantamiento del paradigma sobre el homosexual como sujeto político se estancara, se perdiera y se transformara en 143


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un referente consumista y superficial, tal y como lo promueven los estudios de mercado posteriores al año 2000. Además de todo esto, curiosamente fue una revista que fue más leída por heterosexuales que homosexuales. Al relacionar los aspectos que caracterizan a Ventana Gay y Acénto desde lo técnico-productivo, las diferencias encontradas revelan que el éxito de una publicación dirigida al público homosexual no está únicamente en la aplicación de colores e imágenes en gran cantidad (aunque esto también influye), sino en el modo de entregar contenidos de calidad en pocas páginas. Esto se revela en la cantidad de ediciones publicadas en ambos casos, en los cuales la de menor presupuesto (Ventana Gay) superó ampliamente a la que tuvo todas las posibilidades de éxito y no lo logró (Acénto). En cuestiones periodísticas, ambas revistas denotan un vacío en el manejo de esta profesión. La mayoría de los textos son redactados desde la experiencia de los autores e incluso hacen alusión a experiencias y opiniones personales, más que al referenciamiento de otras voces dentro de los textos. En aspectos específicos de estas condiciones, tales como el uso de fuentes y la referenciación de temas en el contexto internacional, se evidencia que sí se da el problema planteado por Didier Eribon, cuando él asegura que cada vez que los homosexuales quieren hablar de sí y por sí mismos se les trata de anular el discurso de la mayor manera posible, y que el ejercicio de poder desde las instituciones simbólicas será buscar la omisión de todo aquello que se les salga de sus cánones establecidos y vinculados a la doctrina o creencias religiosas de las personas que están en el ejercicio de estos poderes. En esa medida, la existencia de estos medios de comunicación, como lo son Ventana Gay y Acénto, visibilizan el reclamo de un equilibrio social y democrático en tanto cada persona es libre de practicar sexualmente, dentro del marco del respeto por el otro, lo que le reconozca su identidad como ser humano. El sentido y las representaciones culturales de los homosexuales bogotanos se evidencian en cada una de las páginas de las revistas analizadas, no sólo en las intencionalidades que los autores dieron a sus textos con el fin de establecer una Cultura gay en Colombia, sino también en las metas y logros que aquellos líderes de un movimiento por la visibilización (o liberación) homosexual consiguieron -aunque no lo hacen de manera abierta y entendida-, a pesar de que por estos días esos ideales parecen perderse en el afán de la modernidad y los intereses de quienes, como respuesta al ejercicio de poder de cada generación, luchan por su propia causa desconociendo la historia. 144


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Asimismo, puede afirmarse que los homosexuales, al igual que el resto de seres humanos, encontraron en los elementos propios de la industrialización de la cultura las herramientas para construir representaciones universales sobre sí mismos en tanto los productos generados de este ejercicios (tales como crear cine, obras de teatro, libros, música, etc.), quedó no sólo consignado en las revistas, sino también en los aspectos propios del grupo social, de tal manera que generacionalmente el mundo entenderá sus dinámicas y el estilo de vida con el cual se identifican y se diferencian de las demás personas según cada espacio-tiempo cultural. No está de más decir que los últimos veinte años del siglo XX en Colombia no fueron una época de mucho tiempo libre -pues hasta la comida se convirtió en algo ‘fast’-, así que las estrategias que importaron los medios informativos de esos años incluían la segmentación de sus públicos de una manera mucho más específica y la presentación de más y mejores contenidos en la menor espacio, tal y como se apropió posteriormente para las dinámicas comunicativas de la Internet. Es preciso sugerir, desde las dinámicas propias de las revistas dirigidas a homosexuales estudiadas, que aquellas publicaciones que se quieran enfocar en este público y pretendan salir al mercado deberán encontrar un punto de equilibrio entre la promoción de lo político y lo comercial, de tal manera que puedan contribuir a la configuración local de un movimiento pro-homosexualidad más fuerte y el reforzamiento de la cultura homosexual local; y además puedan mantenerse en el mercado de tal manera que no abandonen a sus lectores en pocos años, quienes también generarán posteriormente unos cambios en las representaciones de la cultura gay a través de esas manifestaciones. Por otra parte y para finalizar, vale la pena mencionar que este trabajo busca incluir en la agenda académica de los estudios mediático-culturales esas dinámicas comunicativas propias de los hombres que se relacionan sexualmente con otros hombres, de tal manera que, además de entregar a la sociedad en general otra manifestación a la cultura homosexual bogotana, pone en discusión el campo de las representaciones que se tejen alrededor de los homosexuales, gay y maricas (no sólo de Bogotá sino de Colombia y el mundo), aquellos aspectos encubiertos que todavía mantienen al homosexual estigmatizado, vicitimizado y anulado de las prácticas sociales en general, esto con el fin de dar un primer paso para replantear la construcción socio-cultural que impide un relacionamiento sin discriminación entre seres ‘iguales’, entre seres humanos, como se da en las sociedades en las que el respeto permite todo tipo de expresiones, incluso las mediáticas. 145



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ROBERTO ALEJANDRO MORALES RUBIO

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MAGAYZINES: 30 AÑOS DE IMPRESIONES DIVERSAS

V I D E O G R A F Í A Finch, N. (Dirección). (1995). Stonewall [Película]. Priggen, E. (Productor), Leonard, A. (Escritor), & Fox, L. (Dirección). (2008). The Story of Stuff [Película]. Estados Unidos.

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- A N E X O

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Testimonio / ADORADO PAPÁ - Tomado de Acénto, Ed. 1, 1997. Una joven sudafricana cuenta su historia o través de una carta que le escribió o su padre cuando vivía en Nueva York. Nueva York, martes, julio 22 de 1986 Ésta es una carta íntima, la respuesta a una petición tuya de hace muchos años. Estábamos en la terraza de nuestra casa hablando de muchas cosas: de mi primer novio, de la tristeza de mi madrastra por mi comportamiento con ella, de lo que pensaban mis hermanos sobre mí... Con ternura y compasión, me apretaste el tobillo por debajo de la mesa y sugeriste que escribiera mis memorias de la niñez, para ayudarme a entender quién y qué soy. ¿Recuerdas? Tengo psicoterapia los lunes y los martes y de vez en cuando, me siento a recordar. Los hilos de mi pasado comienzan a transformarse y a entretejer un vestido en el cual puedo vivir con más facilidad. ¡Tengo tantas cosas por contarte! Ahora entiendo mucho más de lo que estaba dispuesta a entender entonces. ¿Te acuerdas cuando me llevaste a La Rochelle, al internado a donde yo llegaba por primera vez? Íbamos juntos en el carro por la carretera que bordea el mar; en la radio tocaban la canción Do you know where you’re going to, do you like the things that life is showing you? Tenía 15 años. Era una época de delicada fragilidad en mi vida y eras muy importante en ella. Los fines de semana, cuando tenía salida, te esperaba con ansiedad. En las dos últimas horas del viernes, fijaba la mirada hacia la ventana para darme cuenta del momento en que tú entrabas al parqueadero y verte al lado de los demás padres, esperando. ¡Casi no podía respirar de la emoción! Sobresalías tres metros sobre mis años de pubertad y te escribía poemas y cartas sentimentales, en una confesión intensa y anormal. Mis mensajes en los regalos de cumpleaños y de Navidad todavía tienen la pretensión de esa época: el resultado de una inseguridad y de una vergüenza acerca de muchas cosas. En mi terapia comencé a entender qué tenían que ver con el patrón de mi realidad emocional, el de una aceptación que buscaba a toda costa, y el de una pérdida de lo que la bebé dentro de mí esperaba. Todos los mensajes los asimilaba de forma doble: yo era la niña pechona y piernona a los 13 años, sensual y sexual, en una familia donde el intelecto y 159


la integridad se premiaban. Contaban de mí que me acostaba en el regazo de los niños, en pre-primaria. Mi abuela decía que sería “temprano madura, temprano podrida”. Mis hermanos se burlaban diciendo que tendría un bebé antes de los 16 años. Quería que me aceptaran. Quería ser una persona seria y callada, no una víctima de mi dudosa sensualidad. En el colegio descubrí otros valores: fui escogida para ser monitora de primaria; era buena amiga; leía poesía con emoción en clase de literatura y tenía mucho éxito académico. ¿Y quién era yo? Una niña con problemas de peso: subía y bajaba con la ayuda de mi madrastra, adorada mamá, que tanto hizo por que controlara el peso... En casa recibía mensajes dobles. Yo era la niña- sol que les llevaba flores y dibujos para el día del amor y de la amistad, pero también era la niña de poco garbo, con los jeans demasiado pegados y la ropa de segunda, a quien ustedes trataban de explicarle que era linda y amable, que no necesitaba ni de joyas ni de colorete… Admirabas mi talento para escribir y ello me hacía sentir aún más incompetente. Quería mostrar la imagen de una mujer valiosa: fuerte, madura, independiente, con buen gusto; y en contraste, cargaba con una imagen de marranita: la niña chiquita que tenía que ponerse el delantal, que tropezaba en sus años de colegiala, con rotos en las medias y con cicatrices de acné. Era pretenciosa porque necesitaba tapar la vergüenza y la soledad. Construía heroínas de mujeres que eran lo que yo quería ser: Ingrid Bergmann, Simone de Beauvoir, mi abuela, la cineasta y mi profesora de inglés, la señorita Kritzinger, que vivía en silencio y lograba cosas grandiosas en nuestras mentes: citaba a Kafka y a Camus en clase y usaba su sueldo para mantener niños negros en la secundaria. Quería ser una mujer poderosa y silenciosa, y era un cuerpo redondo con una autoimagen maltratada, con relaciones afectivas poco exitosas, para tratar de conseguir la aceptación que no podía lograr. Buscaba que mis hermanos, al fin, pudieran ver detrás de la imagen torpe, con los tacones altos y el delantal, a una niña sencilla sin busto: a una intelectual con carnet. Más tarde, los mensajes dobles me perseguían: los hermanos, que un par de años antes no querían ser vistos conmigo en el mismo lado del andén, mostraban con orgullo mis fotos a sus amigos. Poco convencida, traía novios


a casa para demostrar mi popularidad. Estaba ciega frente a los patrones verdaderos: era una infeliz que se movía más y más lejos de sus ideales de ser una persona madura de la cual ustedes pudieran sentirse orgullosos. La regularidad de mis relaciones compulsivas con hombres, buscaba la aceptación que perseguía y la pérdida que yo causaba para demostrarme que la aceptación no era importante, que podía jugar el juego peligroso de cortejarla y después perderla; que era capaz de sobrevivir a cualquier pérdida. En mi terapia nos detenemos muchas veces frente a la realidad emocional de la niña de dos años que trató de digerir la muerte de su mamá haciendo un lema para toda la vida: no vale de nada que te quieran, por eso es mejor que no tengas necesidades, que no pidas nada, que aprendas a perder siempre y a fortalecerte de tus pérdidas. Por años, la mentira “perder es ganar” ocultaba mis emociones. Tenía vergüenza de mis necesidades; miedo a pedir algo a lo cual, tal vez, no tenía derecho. En el internado, un fin de semana de puente, me dio vergüenza decirte que tenía salida cuando me dijiste que se iban con unos amigos a caminar al monte. Y me quedé cuatro días sola por no mostrar mis necesidades. ¡Perder es ganar! Con esa imagen a cuestas me arrastraba por la vida, por mi primer premio de teatro en la universidad, por el modesto éxito académico, por la beca Fullbright para los Estados Unidos. Y de repente, a los 22 años, me encuentro en un mundo nuevo, que merezco y en el cual me siento cómoda. Abro mi corazón y miro atontada a un mundo de libertad emocional. Ya no soy una intrusa. Hay otra gente que pide cosas y las recibe. Y aquí hago amigos y escribo cada semana a mi novio. Y puedo entrar en la oficina de una terapeuta y decir: hola, ésta es mi marranita y ésta soy yo, enséñeme a querer a mi marranita para no tener que continuar arrastrándome por la vida. Una noche, hace casi un año, comiendo con una amiga nos preguntamos dónde quisiéramos estar en diez años, y respondí: “en algún lugar del mundo, en una casa grande, viviendo con alguien como tú” y me reí, apenada porque envidiaba su estilo de vida homosexual. ¡Con mi larga historia de relaciones heterosexuales compulsivas! Después, pensé mucho en mi envidia por su vida y en mi atracción emocional hacia ella. Es una mujer callada y seria, hija homosexual de una familia colombiana de estricto catolicismo. Un par de días


más tarde, le confesé que me había parecido extraño que tuviera curiosidad y quisiera ser parte de su vida. Me contestó, “¿Sabes?, no es fácil, tu vida tiene muchas más opciones”. Y de repente recordé que siempre tuve curiosidad acerca de las niñas de las cuales decían que eran “lesbianas”. Cuando trabajaba en el hospital, en vacaciones, identificaba a las enfermeras solteronas que compartían sus vidas con otras mujeres. Y allí estaba yo, la niña que trató por todos los medios de llegar al final bien adaptada, que quería que su madrastra se sintiera orgullosa de ella, encontrándose al fin consigo misma. Sentí que mi psique de chiquita volaba hacia mí a través del tiempo… Ya llevo un año de una relación romántica con esta amiga -tal vez se filtró sutilmente en mis otras cartas- pero hasta ahora me tomo el tiempo y tengo la valentía para contártelo. Recuerdo a nuestra familia, como a una de mucho amor y comprensión, que podía aceptar a toda suerte de “desarraigados”: niñas solteras rechazadas en su casa por estar esperando bebé, los apuestos colegas gay de mi madrastra... Había una aceptación de las minorías y al mismo tiempo, ¡Ay, qué bueno es saber que nuestros hijos son todos tan “normales”! Papá, esta carta es un rompecabezas. ¿Quién soy ahora, qué quiere decir todo esto, y qué va a pasar con tu hija marranita? No sé. Lo que pasó era, tal vez, inevitable. Tenía que hacer las paces conmigo misma. ¿Es esta relación más madura y más fuerte que las anteriores con hombres? Es diferente. Más crítica, más tierna, potencialmente más traumática. Las dos estamos en terapia, ambas trabajamos continuamente con los restos de nuestros conflictos de niñez. ¿Todo esto es difícil de oír? Me siento como una hija muy complicada y no lo soy... No sé si querías escuchar todo lo que acabo de contarte. Entiendo que hay cosas que es mejor no saber. ¿Estás desilusionado? ¿Incierto? Sé que esto es como una pedrada. Te quiero mucho. Quiero increíblemente a ese hombre con sus manos lindas y su voz suave que, desde chiquita, era mi nodriza y mi sostén principal. Quiero al padre que siempre ha sido un amigo, al hombre que animaba mi propio interés en el feminismo, que celebraba mi talento para escribir; quien con tanta ternura sacaba de entre los escombros de mi pretensión y torpeza emocional, a la niña vulnerable. Tengo que confesar que aún lucho con la


imagen ideal que siento que esperas de mí. Sé que esta carta está llena de explicaciones, como si quisiera decir: “Entiende esta escogencia mía como único camino emocional...” Me educaste para creer en mí, para hacer mis propias elecciones, para vivir bien y con sensatez. Y tal vez esto es lo que estoy tratando de hacer. Sé que estás preocupado por mi felicidad, que siempre has dejado que cometa mis propios errores. ¿Recuerdas el verso de Rilke con el cual me mandaste a estudiar a Nueva York? “Deja que todo te suceda, la belleza y el terror. Cerca queda el país que llaman ‘la vida’. Lo reconocerás por su seriedad”. Los últimos dos años han sido difíciles, de soledad y de desconocida apertura emocional. A veces doy un paso atrás y me digo: “caray, te estás tomando demasiado en serio…” Entonces, me río y prometo aprender a vivir más liviana, a dar a luz -como el perro de Milan Kundera - “dos panecillos y una abeja.” Pero, adentro, hay un hueco de ansiedad porque no sé si tengo derecho a pedirte aceptación para esta nueva parte de mi vida. Estoy tan insegura que quiero mirarte a los ojos y preguntarte: ¿todavía me quieres? Hablamos por teléfono de muchas cosas: tengo que viajar, conocer gente, trabajar duro, pasan cosas en tu vida…Y no he sido capaz de contarte lo que ha pasado. Ni siquiera sé qué espero de ti: ¿Un entusiasmo falso sobre algo que, aun para mí, todavía es incierto y vago? ¿Una mano estirada sobre el océano que diga: “Aquí estoy, no importa qué pase”? Tal vez solamente eso: que leas esta carta por lo que vale; que conozcas los detalles de mi vida, que no tenga que fingir ante ti una seguridad y todo-esmaravilloso y todo-va-a-ser-perfecto-desde- ahora. Estoy insegura sobre mi futuro y no quisiera simular otra cosa. Me haces falta y me alegra esa ampliación de mi vida. Ojalá que podamos continuar siendo francos entre nosotros. Mucho amor y un poquito de incertidumbre por la recepción que des a esta carta. Tu hija, con nostalgia siempre, Marthe



A G R A D E C I M I E N T O S

A Álvaro Ricardo, por toda la paciencia, la tolerancia, las tazas té, los ‘malgenios’, el apoyo y el amor brindado durante la concepción, realización y culminación de este trabajo. A Uriel David, mi hermano, por estar pendiente desde lejanas tierras de esta investigación y por tener la fuerza de seguir adelante en solitario mientras cada uno continuaba su destino. Ese ‘aguante’ será recompensado. A Delsar Roberto, mi gran maestro, por la colaboración, el aterrizaje teórico, la fe en el proyecto y en mí como investigador, la bibliografía y la insistencia en buscar la perfección; sin esto, el proyecto no sería lo que es. A Manuel Antonio, que a pesar de estar asilado en la Madre Patria apoyó estas labores investigativas con sus textos, la contextualización histórica, las charlas por Internet y los vínculos trazados para conseguir el material y otras bases conceptuales importantes para el tema. A Jineth, por las noches y madrugadas compartidas virtualmente, en las que -sin estar físicamente-, fue muy agradable la compañía para avanzar en la redacción; eres una gran amiga. A Zuly, un enorme “gracias por las luces”. A los gay, heterosexuales, bisexuales y hasta homófobos que lean la investigación y se apoyen en ella para buscar respuestas. Significa que mi tiempo y mi trabajo no fueron en vano. A todos los que estuvieron y no estuvieron mencionados. Mil gracias. Sus aportes también deben estar consignados en alguna parte de este texto. 165


Este ejemplar fue impreso en noviembre de 2010, como producto del trabajo de grado para obtener el tĂ­tulo de Comunicador Social.



Cada medio y cada escritor han construido una representación cultural a partir de la cual determinan no sólo quién, sino además qué y dónde se publica; ello se evidencia especialmente cuando quien escribe es o no propietario del medio y aun más cuando el posible lector, medio, director, editor y escritor tienen una orientación sexual explicita, como sucede con los medios publicados por y para homosexuales. El estudio de las revistas como reacción a la política de la identidad excluyente o como reafirmación del “deber ser” de los homosexuales tiene una gran significación ya que los medios producidos por los maricas les permitieron a éstos tener más visibilidad y abrir el camino para demandar ciertos derechos civiles. Manuel Antonio Velandia Mora


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