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Enfoque

Tienes que reconocer la honestidad de Tomás. Cuando Jesús apareció ante los discípulos después de su muerte, Tomás fue el único en la sala que tuvo el valor de expresar la incertidumbre que todos sentían. Entonces, le pidió a Jesús algo práctico: “Jesús, has puesto nuestro mundo patas arriba diciendo que te vas. ¿Podrías darnos alguna indicación para que podamos estar seguros del futuro?”

Vivimos en un mundo incierto. Justo cuando pensamos que nuestro matrimonio durará para siempre, oímos las palabras: “Quiero el divorcio”. Cuando pensamos que envejeceremos y disfrutaremos del tiempo que nos queda, el médico indica: “Es terminal”. Vivimos en un mundo tan incierto que se nos dice que las únicas cosas ciertas en esta vida son la muerte y los impuestos. Jesús, sin embargo, ya nos dió toda la certeza que necesitamos en este mundo incierto: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino a través de mí”. No hay una lista de cosas ni instrucciones paso a paso. En lugar de eso, se señala a sí mismo.

El Camino Muchas personas quieren saber si están en el camino correcto hacia la salvación. Algunos dicen que mientras seas una buena persona, estarás en el camino correcto. Alguien más dirá que mientras hagas cosas buenas, estás en el camino correcto. Otros dicen que Dios ha predestinado tu futuro, que el lugar donde termines no es tu responsabilidad. No es de extrañar, entonces, que haya tanta incertidumbre allá fuera. Mientras que el deseo de dirección asciende desde lo más profundo de nuestro corazón, escuchamos las palabras: “Yo soy el Camino. Si no estás seguro de estar en el camino correcto al cielo, no mires a nadie más. Más bien, mírame a mí. Todo lo que tienes que hacer es concentrarte en mí y sabrás, sin lugar a duda, que estás yendo en la dirección correcta”.

La Verdad Podrás suponer que la verdad es algo que se pone en papel y se memoriza, por lo que podrás pensar que tienes la verdad en tus manos. Pero la verdad no es algo, es Alguien. Las palabras resuenan a través de los tiempos: “Yo soy la Verdad”.

Si quieres saber lo que es la verdad, mira a Jesús. Él es la Verdad. Todo lo que dice ser verdad en este mundo puede evaluarse comparándolo con Jesús, y lo que no coincida con su vida o su enseñanza no es verdad en lo absoluto.

La Vida La gente trata de encontrar seguridad en la vida por todos los medios posibles. Tratan de conseguir promociones en el trabajo, de ganar tanto dinero como sea posible renunciando a las cosas que realmente importan, lo intentan por medio de las drogas, el alcohol o las relaciones. Algunos incluso lo intentan a través de la religión y se esfuerzan por alcanzar la perfección a través de sus propias acciones. Pero ninguna de estas cosas aporta la certeza de una vida plena. Es entonces cuando las palabras de Jesús nos llegan: “Yo soy la Vida”.

Vivimos en un mundo incierto. Nos detenemos y pedimos indicaciones que parecen llevarnos a cualquier parte menos a donde pretendemos llegar. Pero Jesús dice: “Sígueme. Si no hay camino no hay progreso; si no hay verdad no hay conocimiento; si no hay vida no hay existencia. Soy el camino que debes seguir, la verdad que debes creer y la vida que debes esperar”. Jesús es nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida.