Valdocco 03

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Don Bosco innovador La innovación educativa en nuestros colegios Conocerás que en estos años hemos elaborado un discurso sobre la innovación para los colegios de nuestra inspectoría. Hemos reflexionado sobre un proceso de innovación con sentido, sistémico y sostenible. Hemos asumido un proceso sereno de transformación que toque a la organización de nuestros colegios, al rol profesor-alumno, al currículo y a los espacios. Hemos compartido experiencias en las dos jornadas de innovación celebradas, hemos creado estructuras de acompañamiento inspectorial y hemos iniciado experiencias formativas para inculcar un Pensamiento en Innovación Educativa en nuestros equipos directivos y en los profesores de los centros. Ahora, el discurso de la innovación llega también a la publicación de esta hoja trimestral, concebida como una oportunidad para que cada uno de los educadores de nuestros colegios, os acerquéis a D.Bosco y así podías ser su mente, su corazón y sus brazos entre los chicos de hoy. En este número de «Valdocco» vamos a viajar a los orígenes de la experiencia educativa salesiana, para poder constatar hasta qué punto D.Bosco

fue un gran innovador y por tanto es para nosotros, la permanente fuente de inspiración carismática de nuestra propuesta de innovación pedagógica. Hacer del colegio una casa: La familiaridad como principio educativo Si una institución educativa colocará el siguiente eslogan: «Nosotros transformamos el colegio en una casa» y pusiera los medios eficaces y adecuados para llevarlo a cabo, seguramente se colocaría en el top ten de los colegios innovadores. Por eso, es bueno que

no nos olvidemos que en nuestros orígenes, D.Bosco prefería utilizar la palabra «casa» antes que la palabra «colegio». Y esto no era una cuestión terminológica, era una cuestión de principios. El método y el estilo educativo que D.Bosco inició en Valdocco se asentaba sobre unos principios que suponían una auténtica revolución en la relación entre profesor y alumno: familiaridad, espontaneidad, confianza y alegría. La familiaridad era el eje principal del ambiente que debía reinar en la relación educativa. El rol del profesor propuesto por D.Bosco,


encarnaba la cercanía y protección de un padre, el cariño demostrado y la ternura de una madre y el espíritu de igualdad y camaradería de un hermano. Todo esto en una sola persona y con un estilo de relación educativa absolutamente novedosa para la época, hecha de serenidad imperturbable, amistosa cordialidad y comprensión de las necesidades particulares de los alumnos. Los párrafos de la Carta de Roma en los que describe el necesario proceso de transformación del Oratorio para volver a la idea primigenia, son un indicador permanente de calidad de esta filosofía educativa: Sin familiaridad no existe afecto, sin afecto no hay confianza mutua y sin confianza mutua no hay contacto personal y educación posible.

parisino Le Pelerin, escribiendo sobre la relación de cercanía que había visto en una visita al Oratorio de Valdocco: «Hemos visto este sistema en acción. El Oratorio de Turín es un gran colegio internado en el que no se conocen las filas, sino que, de un lugar a otro, se va como en familia, Cada grupo rodea a un profesor, sin bulla, sin alboroto, sin resistencia. Hemos admirado la cara serena de aquellos muchachos y tuvimos que exclamar: ¡Aquí está el dedo de Dios!» Transformación del rol profesor-alumno

Cuando hoy se habla en el discurso de la innovación, de la transformación del rol profesoralumno, cómo no mirar a nuestra tradición para encontrar una fuente de inspiración. La vida de Por poner un ejemplo de esta tras- D.Bosco estuvo marcada por el formación de los colegios en ca- sinsabor que en su niñez y, sobre sas, llevada a cabo por D.Bosco, os todo en su etapa de juventud en cito una crónica que en 1883 rea- el Seminario de Chieri, le provocó lizó un corresponsal del periódico la relación distante que tenían con

él los profesores y formadores. Esta experiencia personal, le llevó a modificar radicalmente la relación educativa existente en la sociedad, por una hecha de cariño demostrado que gana los corazones de los alumnos. La constante llamada a los educadores a la cercanía, a ganarse el afecto de los alumnos, fue una preocupación permanente en la vida de D.Bosco. Hacia el final de sus días, en 1886, escribía unos recuerdos que concluía con estas emotivas palabras: «son un testamento que dirijo a los directores de las casas particulares, si se ponen en práctica estos avisos, muero tranquilo». Al referirse en ellos, al modo de relación con los alumnos señalaba la siguiente pauta de conducta: «Procura hacerte conocer de los alumnos y conocerlos, pasando con ellos todo el tiempo posible, procurando decirles al oído alguna palabra afectuosa, que tú sabes bien en la medida que adviertas la necesidad».


Las estrategias educativas para llevar a cabo esta relación cercana, cordial y afectuosa del educador con sus alumnos eran variadas. Las dos más importantes, sin duda, la prevención y la asistencia. Mucho antes de que en 1877 escribiera ese tratado sobre su sistema pedagógico denominándolo Sistema Preventivo, la prevención y la asistencia habían sido para él las estrategias fundamentales de su innovadora propuesta: educadores que están con los alumnos, pero no para un estar vigilantes, sino para un acompañamiento familiar, cercano, que acaba siendo deseado por el chico. Razonar las normas y acompañar que se llevaran a cabo, fue para D.Bosco la clave para cuidar el clima de convivencia del Oratorio, donde al educador no se veía solo como profesor que desde la cátedra enseña haciendo lo que debe, sino como alguien que, al participar de las cosas que agradan a sus alumnos, se convierte en amigo y en hermano. Otro rasgo que caracterizaba a Don Bosco y sus profesores era el talante reflexivo. Lo comprobamos en las Memorias del Oratorio cuando se narra el nacimiento de las escuelas y las clases nocturnas, allá por 1845. Ese deseo de que los muchachos adquirieran unos conocimientos sólidos en una época en la que “no había ni libros ni personas que pudiesen dar normas o consejos”, le lleva a pensar desde la realidad cotidiana, juntos, semana a semana, en un continuo proceso de lo que hoy llamaríamos investigaciónacción.

con su presencia en otros momentos educativos que le permitieron crear ese ambiente que tanto sorprendió a los observadores de su época. Algunos de ellos se han conservado como signo de identidad de nuestras casas salesianas: las excursiones, la música y el teatro. Estos medios, no solo conseguían una educación integral donde el alumno podía desarrollar sus habilidades personales, sino que eran además, un medio de socialización y de sentido de pertenencia al oratorio de D.Bosco.

el perfil de los alumnos, en los que se mezclaba la autonomía de funcionamiento y el acompañamiento de los educadores. Estos grupos, que en el lenguaje de la época se denominaron las «compañías», fueron auténticos custodios del ambiente de Valdocco. Acogían y tutelaban a los alumnos nuevos, fomentaban el asociacionismo y la amistad e incluso entraron a formar parte del reglamento del Oratorio, en una figura que D.Bosco denominó los pacificadores:

«La tarea de los pacificadores conEl protagonismo siste en evitar las peleas, los alterde los alumnos cados, las blasfemias y toda mala conversación. Se confía a los paHoy se nos está pidiendo que pon- cificadores el conciliar con los sugamos al alumno en el centro para periores a quien hubiese cometido hacerle protagonista de su proce- falta; llevar a sus padres a quién so educativo. El crecimiento del hubiera huido de ellos; durante la número de alumnos en Valdocco, semana animar a los compañeros llevó a D.Bosco a integrar a sus a participar asiduamente al Oratoalumnos en el desarrollo de su ac- rio del día festivo». ción educativa. Tal vez la estrategia El rol profesor-alumno en el ora- más conseguida fue la creación de ¿Cómo no ver en esta intuición de torio de D.Bosco, se enriquecía grupos juveniles variados, según D.Bosco, lo que hoy se reclama de


los alumnos mediadores en una gestión preventiva de la convivencia? También descubrimos continuas experiencias cooperativas de aprendizaje que hoy podríamos llamar tutoría y acompañamiento entre iguales, aprendizaje-servicio o trabajo en equipo. Y es que D.Bosco intuye desde el primer momento el valor educativo de la diversidad, favoreciendo la interacción entre los chicos de diferentes edades, sensibilidades y capacidades.

Oratorio. Robando horas al sueño publicó la «Historia Eclesiástica» en 1845, la «Historia de Italia» en 1855 o la «Historia Bíblica» en 1847… Estos fueron los materiales pedagógicos elaborados y adaptados por D.Bosco que se utilizaron en el Oratorio. Junto a ellos difundió una colección de lecturas edificantes denominada las Lecturas Católicas.

estado en el Oratorio (Savio, Magone y Besucco), establecía tres recorridos diversificados, realistas y alcanzables, para tipologías diversas de muchachos. Sin duda no habló de inteligencias múltiples, pero las tuvo en cuenta en algunas de sus intuiciones. En el Oratorio reinaba un ambiente inclusivo y como hemos dicho, se hacía de él partícipe a los alumnos que colaboraban en ayudar a sus compañeros. En la circular escrita en el año 1873 para hablar de la disciplina a los salesianos, aterrizaba en asuntos tan concretos como este: «Los maestros sean los primeros que entren en clase y los últimos en salir. Amen a todos los alumnos por igual, animen a todos, no desprecien a ninguno. Preocúpense de los más ignorantes de la clase y tengan gran cuidado de ellos, pregúnteles con frecuencia, y si hace falta, hablen con alguien que tenga esa obligación, para que se les ayude también fuera de clase».

Todo profesor de nuestros colegios que invierte tiempo e ilusión en personalizar el aprendizaje de La personalización del los alumnos por medio de blogs, aprendizaje portfolios digitales, aplicaciones creadas por él, tiene en D.Bosco D.Bosco tuvo que adaptar el na- un punto de referencia a lo que él cimiento de la escuela salesiana a hizo en el contexto de su época. las reformas que se produjeron en Italia con el paso de la escuela de El realismo y la intuición de la restauración a la escuela liberal. D.Bosco, le llevó a darse cuenta Desde sus inicios, él se dio cuenta de que la variedad de los alumnos que sus alumnos no contaban con exigía caminos diversificados que libros adecuados para su realidad llevaran al mismo fin. No todos los y por ello, como un profesor que chicos eran iguales y por ello él es hoy capaz de transformar el cu- propuso tres modelos diferentes rrículo para sacar el mayor partido de santidad para los diferentes de sus alumnos, se puso manos perfiles de los alumnos que había a la obra para escribir manuales en el Oratorio. Escribiendo tres La capacidad de emocionar apropiados para los chicos del biografías de alumnos que habían D.Bosco tenía unas enormes cualidades personales que puso al servicio de su misión educativa y evangelizadora. Convencido de que la educación es cosa del corazón y de que no basta con amar sino que es necesario lograr que los chicos se den cuenta de que se les quiere, puso todas sus cualidades e ingenio para tocar el corazón de sus alumnos.

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El testimonio publicado en el Boletín Salesiano a los dos meses de su muerte, no puede ser más elocuente del cariño que D.Bosco había suscitado entre sus chicos: «Nosotros le queríamos como se quiere la sonrisa de la infancia, las esperanzas de la juventud, el apoyo, los bienes de la edad madura. Era para nosotros todo cuanto de más grande, noble, afectuoso y generoso pudiera encontrarse en la tierra. No había un solo instante de nuestra vida que no llevara el recuerdo de su afecto por nosotros». No se puede emocionar si no se genera confianza en los alumnos. Esto D.Bosco lo hacía en cada momento, dentro y fuera del Oratorio. Es conocida la anécdota de la barbería a la que acudió D.Bosco y en ausencia del barbero, el joven aprendiz comenzó a enjabonarle. Como el barbero no llegaba, animó al chaval a que empezara a afeitarle. Llegando el dueño intentó pararle con un grito: «Aún

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no sabe, le va a desollar con la navaja, solo está para enjabonar…» D.Bosco con dulzura, le dijo al chaval, ¡ánimo, adelante! alguna vez tiene que ser la primera, comienza conmigo… No podemos educar si no somos capaces de motivar a nuestros alumnos. D.Bosco lo hacía de formas muy diversas y dado que hoy se insiste mucho en la narrativa como recurso innovador, conviene que recordemos que D.Bosco fue un gran narrador de sueños. A través de sus sueños y predicciones, generaba un ambiente de entusiasmo e ilusión en el desarrollo de su obra. Los sueños de D.Bosco, con una narrativa cuidada y sugerente, lógicamente con el imaginario de la época, provocaba en quien los escuchaba deseo de mejorar, tensión espiritual, ideales que conseguir…

eran un momento para un pensamiento sencillo, en ambiente de familia, dicho desde el corazón del educador. Como una gota que va calando generaban un ambiente educativo a base de constancia y de empatía. Solo así, las buenas noches se convertían para D.Bosco en clave de la moralidad, de la buena marcha y del éxito en la educación. Conviene que pensemos si el estilo de nuestros buenos días, responden a lo que D.Bosco ideó de forma innovadora, con su planteamiento de unas buenas noches cercanas y familiares. Un aprendizaje activo, comprensivo y significativo Cuando oímos hablar del aprendizaje competencial, no podemos evitar traer a nuestra mente la definición de nuestras presencias salesianas: Ser escuela que prepara para la vida. Para D.Bosco ese era su objetivo fundamental: Ofrecer un lugar en el que adquirir conocimientos prácticos que aplicar en el presente y en el futuro. Un aprendizaje a través de la experiencia, haciendo del oratorio un laboratorio de vida.

No pocos de estos sueños fueron narrados por D.Bosco en ese genial espacio denominado las Buenas Noches. Las Buenas Noches

De ahí su insistencia en promover un aprendizaje más comprensivo que memorístico; y, por eso, hay que «preguntar, preguntar mucho, preguntar muchísimo» porque «cuanto más se haga hablar a los alumnos tanto más aumentará el provecho»; y crear unos «textos breves, fáciles y precisos». Convencido de la eficacia de una pe-

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dagogía activa, proponía cuidar que los chicos «estén siempre ocupados» manteniéndolos en una enriquecedora dinámica de acción-reflexión-acción. Hoy que se habla como estrategia educativa de gamificar el aula, conviene que no olvidemos que una de las principales innovaciones que D.Bosco llevó a cabo en su época, fue hacer del juego y del patio uno de los factores determinantes de su ambiente educativo. En una de las buenas noches que conservamos, les decía a sus chicos: Haced completo el recreo, porque divirtiéndoos tomaréis nuevas fuerzas para estudiar mejor cuando llegue la hora de clase. El ambiente del recreo y del patio no era solo un espacio de descanso, sino un momento educativo organizado, donde la presencia

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la cuerda, ejercicios gimnásticos, la oca, damas, ajedrez, tómbola, carreras, marro, los oficios…». Si D.Bosco se preocupaba de organizar tan cuidadosamente bien el recreo, como hoy diríamos, con un programa de patios, es porque sin duda estaba convencido de la eficacia educativa de este momento. ¿Nos suena esto a los novedosos programas de patios educativos? de los educadores era esencial para poder llevarlo a cabo. En el Reglamento del Oratorio escrito por D.Bosco en el 1877, aparecía un cargo que denominaba «los reguladores del recreo» cuya finalidad describía así: «conseguir que todos puedan participar en las diversiones o juegos como las bochas, los tejos, el columpio, los zancos, el carrusel al paso del gigante, el objetivo la bola,

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La Formación Profesional No podemos terminar este número de nuestra revista Valdocco dedicada a D.Bosco innovador, sin hacer una referencia a su intuición sobre la Formación Profesional. D.Bosco vio en su época la urgencia de ayudar a la gente joven a encontrar un empleo estable. Su convicción de que la prevención era el camino para la educación,

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le llevó a montar en el Oratorio talleres profesionales que crearan un ambiente protector para jóvenes que se encontraban en riesgo. En la década de 1850 se fueron creando en el Oratorio los talleres de zapatería y sastrería, encuadernación, imprenta y forja. Mediante ensayo-error, D.Bosco dio con la fórmula más adecuada para encontrar educadores adecuados que acompañaran a los alumnos y a la vez los prepararan técnicamente para el mundo del trabajo. Los reglamentos de los talleres que conservamos y la intermediación laboral ejercida en primera persona por D.Bosco para conseguir contratos de aprendizaje justos, son un tesoro y un referente del nacimiento de la Formación Profesional Salesiana.

Sin duda, en esta innovación pastoral, no podremos usar muchas de sus expresiones, pero sí beber de sus intuiciones. Solo así podremos ser fieles al carisma, nacido para educar y evangelizar a los jóvenes por medio de colegios, centros juveniles, parroquias, obras sociales, clubes deportivos… La riqueza de la actividad salesiana es grande en los cinco continentes, acordes al ingenio y la creatividad de nuestro fundador, la clave estará en garantizar la fidelidad a los principios con los que nacimos, para ofrecer una alternativa de vida a los chicos que se cruzan en nuestro camino. Fernando García Irune López

Conclusión D.Bosco fue un hombre del siglo XIX que se educó en la escuela de la Restauración y en una sociedad teocéntrica donde Dios lo impregnaba todo. Su tiempo fue muy distinto de nuestra sociedad pluralista, laica y secularizada. D.Bosco tuvo la capacidad de dejarse acompañar para aprender de la experiencia y de la lectura creyente que realizaba de los cambiantes y complicados tiempos que le tocó vivir. Como él estamos llamados a evangelizar la cultura para ser capaces de acercar la Buena Noticia en la que creemos, a los chicos de hoy.

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