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Santuario de María Auxiliadora en Turín

“La insigne protectora del Instituto Salesiano es María Auxiliadora. A ella es a quien debe el éxito de sus trabajos y los medios de edificar sin número de casas é iglesias”. Así comienza el primer artículo sobre la Iglesia de María Auxiliadora en Turín, publicado en el Boletín Salesiano del mes de julio de 1891 (pág. 80).

San Juan Bosco fue el principal impulsor de la devoción a la Virgen María bajo el título de “Auxiliadora” (Auxilium Christianorum). Por ello, se sintió llamado a construir en Turín la Basílica de María Auxiliadora, que actualmente sobrepasa su sesquicentenario aniversario de su consagración en 1868. El templo, convertido en centro mundial de la devoción a la Auxiliadora, se levantó pese a las dificultades económi- cas para lograrlo, por lo que Don Bosco llegará a decir: “No existe un ladrillo que no sea señal de alguna gracia” y asegura la evidencia: “Ella lo ha hecho todo”. Este templo es conocido como la Iglesia Madre de la Familia Salesiana, y lugar donde cada año parten los misioneros salesianos que extienden esta veneración mariana por todo el mundo.

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Don Bosco confió su realización al arquitecto Antonio Spezia, que dirigió la construcción desde 1865. Quien visite la Basílica por primera vez se encontrará en el altar principal con una de las más bellas representaciones de María “Auxilio de los Cristianos”. Este gran cuadro de la Virgen, obra del pintor Lorenzone, fue diseñado por el mismo Juan Bosco. El edificio, de la segunda mitad del siglo XIX, tiene una fachada en estilo neo-renacentista, donde tiene grabado: “Maria auxilium christianorum ora pro nobis”.

El artículo del Boletín Salesiano de julio de 1891 sobre la iglesia de María Auxiliadora, acaba con estas palabras proféticas: “Las gracias y favores derramados con largueza por María en el tiempo que se le edificaba aquella iglesia no han cesado todavía…”.