2 minute read

Palabra de vida COMENTARIO A LOS EVANGELIOS DE LOS DOMINGOS DE ENERO

1 enero Santa María Madre de Dios

«Vayamos a Belén, y veamos lo que el Señor nos ha comunicado» (Lc 2,16)

Advertisement

Los pastores encontraron al Mesías donde, y cuando, se toparon con María. Gente sencilla no se escandaliza de ver a su esperado Salvador en un pesebre. Tras ser circuncidado, Jesús se integra en el pueblo que ha de salvar y recibe un nombre que expresa su misión salvadora.

No podremos, como María, dar cuerpo y sangre a Dios; pero podemos atrevernos a mirarlo, como los pastores, con el corazón y allí adorarlo. Que María, experta en Dios, acompañe nuestro esfuerzo de contemplación durante este año que iniciamos.

8 enero Bautismo del Señor

«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mt 3,17)

Con el bautismo Jesús inaugura su ministerio. E inicia venciendo la resistencia del Bautista para hacer lo que Dios quiere…, y Dios lo quiere como a hijo predilecto. Antes de que presente a Israel el evangelio del reino, Dios se presenta ante Israel como Padre de su evangelista.

Como Jesús, todos nosotros un día fuimos bautizados. Desde ese día Dios nos ve como hijos suyos. A diferencia de Jesús no hemos decidido todavía hacer siempre el querer del Padre. Por eso, no siempre nos sabemos, y sentimos, hijos por Él queridos. 15 enero II Domingo T. Ordinario

«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29)

El Bautista fue el primero en identificar a Jesús como el vencedor del pecado y tuvo la valentía de no silenciar cuanto sabía. Avalado por él, Jesús empezó a manifestarse entre los hombres: ¡hasta el hijo de Dios necesitó de un testigo que le diera a conocer!

El cristiano hoy, como el Bautista ayer, vive para identificar la presencia de Dios en el mundo, no permitiendo que se le ignore o se le arrincone, que se le silencie o se le olvide. Defendamos nuestra fe en Dios proclamándolo presente en el mundo. Si no, ¿para qué creemos en Él?

Comentario a los evangelios de los domingos de enero

Juan José Bartolomé, sdb

22 enero III Domingo T. Ordinario

«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres» (Mt 4,19)

Abandonando Jesús Nazaret, casa y familia, se instala en Cafarnaún, junto al mar de Galilea. Se cumple una antigua profecía: su presencia iluminará la existencia de cuantos habitan en tinieblas. A continuación, invita a que le sigan dos parejas de hermanos. Liberándolos de sus faenas y de sus familias, Jesús se dedica a predicar un Dios cercano. Rodeado de discípulos, por escasos que sean, se lanza a evangelizar, a sanar a las gentes. Donde viene Jesús, llega la luz y el evangelio. Y es posible –porque impuesto– el seguirlo.