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Vivir desde dentro

VIVIR desde dentro VIVIR

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¿CÓMO ME HABLARÁ DIOS HOY?

Cuando nos asomamos por una rendija de la puerta de una iglesia y vemos a alguien orar, en silencio, sin moverse, ¿qué es lo que más nos sorprende? A mí, me venía esta pregunta: ¿qué estarán diciendo? ¿cómo hablarán con Dios?

Cuando yo empecé después mi propio camino de iniciación a la oración, me venían otras preguntas: ¿me hablará Dios y cómo? ¿cómo lo sabré?

Recientemente, compartiendo un curso de formación, alguien me hacía esas preguntas. Y confieso que sigo viviendo con ellas a diario: ¿cómo sé que hoy Dios me habla? ¿cómo me hablará Dios hoy? ¿a través de qué o de quién?

Dios siempre se revela

De una manera original, simpática e inteligente, esa cuestión aparece en la película de 2017 –no he visto el musical– titulada La llamada. La película está ambientada en un campamento religioso, en el que participan dos amigas: María y Susana. Ambas apasionadas por la música y el baile y con el sueño de formar un grupo musical. Durante una noche de castigo, a María se le aparece Dios como un cantante, interpretando canciones de Whitney Houston, bajando por una escalera. ¡El susto es tremendo! Y la incomprensión aún mayor, sobre todo cuando tiene que contárselo a su amiga y a las monjas que dirigen el campamento.

Cuando se dan cuenta de que todo es cierto y de que Dios ha comenzado una relación de amistad con María, la directora del campamento le enseña a hablar con Dios, por si vuelve a aparecer.

María, muy aplicada, aprende todo lo que puede, porque no quiere defraudar a Dios. Cuando Dios vuelve y la ve de rodillas, leyendo unas palabras de forma artificial, se ríe y desaparece. María llora defraudada, no entiende qué ha pasado. ¿No ha aprendido bien el lenguaje de Dios? Sólo al final, cuando ella prepara un baile para recibir a Dios, se produce el reencuentro y la comunicación.

Encontrar el mejor lenguaje con Él

Sin duda que hay momentos en que no encontramos palabras para hablar con Dios y necesitamos usar su Palabra o formas de oración que han servido a otros. Si algo necesitamos para hablar con Dios es nuestro propio lenguaje, el que nos sale de dentro, libre, profundo, creativo, desde el corazón, desde lo que somos, poniendo lo mejor de nosotros mismos.

También Dios, desde siempre, ha elegido ese lenguaje, el que cada persona puede entender, el de la conciencia, el del cariño, el de cada cultura y cada edad, el de la cercanía y el de las personas y acontecimientos que hacen de mensajeros. Quizás en nuestros momentos de oración nunca logremos escuchar su voz, pero sí que podremos, de vez en cuando, captar su mensaje. ¿Lograremos encontrar nosotros nuestro propio lenguaje para dirigirnos a él?

Abel Domínguez, sdb