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Jóvenes vidas vocacionadas

Sara Palanco: “Dios me llama a entregarle mi vida entre los jóvenes”

on 32 años y natural de Valverde del Camino (Huelva), Sara está graduada en Magisterio de Educación Musical. Su relación con las Salesianas se remonta a su más tierna infancia: “Yo fui alumna del colegio que tienen las Hijas de Ma ría Auxiliadora en mi pueblo, Valverde del Camino, casa donde después trabajé como profesora. Allí me fui enamorando del carisma salesiano, de Don Bos co y Madre Mazzarello, y de sor Eusebia Palomino, beata salesiana, cuyos restos mortales se encuentran en el oratorio de la Casa y quien marcó mucho mi ca mino de discernimiento vocacional”.

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Sara profesó como Hija de María Auxiliadora en Sevilla, el 5 de agosto del 2014: “Desde ese día que comencé mi etapa como juniora (hermana de votos temporales), he vivido en dos comunidades, en San ta Cruz de Tenerife y ahora en Jerez de la Frontera. Puedo decir que me siento muy agradecida a Dios por todo lo vivido, porque me ha ayudado en mi pro ceso de crecimiento personal y en mis primeros pasos como Hija de María Auxiliadora: he podido experimentar la alegría de la entrega a Dios entre los jóvenes y la riqueza de la vida comunitaria”.

Avanzando en nuestra conversación, esta joven val verdeña me confía una convicción profunda: “Las experiencias vividas me han confirmado en el sentir de que Dios me llama a entregarle mi vida, total y defi nitivamente, entre los jóvenes”. Este convencimiento revela una clara lectura vocacional de la propia vida. A este propósito le pregunto: “¿Qué entiendes por vocación?”, a lo que me contesta sonriente: “Es el proyecto de amor que Dios tiene para cada uno de

C

Sara, en el Colle Don Bosco, durante la celebración del SYM Don Bosco (primera fila, segunda por la izquierda).

nosotros, aquello que Dios ha soñado para ti y para mí, porque sabe que te hará feliz”. Y entonces –le re plico yo– “¿cómo estás intentando responder a esa vocación que Dios te ha regalado?”. No le tiembla la voz al contestarme: “Yo siempre digo que al entregar mi vida a Dios, no soy yo la que le hago el regalo, sino que es Dios quien me lo hace llamándome a consa grar mi vida; así que lo vivo con gratitud e intento responder como decía Madre Mazzarello: con un co razón grande y generoso en lo cotidiano, entre los jóvenes, con las hermanas de mi comunidad… entre las personas con las que comparto la vida”.

Muchas gracias, Sara, por compartir con nosotros tu alegría vocacional. ¡Dios te bendiga!