6 minute read

Tema central

2020 CARTA del papa FRANCISCO a los JÓVENES

CUÁL ES EL GRAN MENSAJE QUE FRANCISCO DIRIGE A LOS JÓVENES

Advertisement

El contenido del capítulo cuarto de la Exhortación «Cristo vive» es el núcleo de este documento pontificio; en reali dad, justifica los nueve capítulos. No ocupa muchas páginas, y, por ello, podrías correr el riesgo de creer que el papa Francisco no ha querido dar mucha importancia al tema que plantea. Sin embargo, el título no engaña: «Un gran mensaje para todos los jóvenes». Las palabas introductorias son bien explícitas: «Dejando de lado cualquier otra consideración, ahora quiero expo ner a todos los jóvenes lo que es verdaderamente esencial, aquello que nunca debéis olvidar. Se trata de un mensaje con tres grandes verdades que todos necesita mos recordar constantemente: Dios te ama, Cristo te salva, ¡Cristo vive!» (CV 111).

Primera gran verdad: Dios te ama

•  «La primera verdad que quiero manifestar, a cada uno de vosotros, es esta: ‘Dios te ama’. No importa si esta verdad ya la habías escuchado alguna vez, o quizá nunca hasta ahora. Dios te ama. Nunca lo pongas en duda, suceda lo que suceda a lo largo de tu vida. En todo momento y en cualquier circunstancia, tú eres objeto del amor de Dios, un amor que no tiene límites» (CV 112).

•  «Lo que sí puedo decirte con absoluta certeza es que puedes sentirte a salvo en los brazos de Dios Padre, el Dios que te dio la vida y la mantiene en todo momento. Él es tará siempre a tu lado y te sostendrá con firmeza; pero a la vez observarás que siempre respeta plenamente tu li bertad» (CV 113).

•  «Para Dios tú eres un bien muy grande; tú no eres insignificante. Tú le importas mucho, porque eres obra de sus manos. Por eso se preocupa por ti y siempre te recuerda con cariño. Debes confiar en la memoria de Dios. En efec to, su memoria no es simplemente un ‘disco duro’ que registra y almacena todos tus datos personales. Su memoria es un corazón lleno de tierna compasión, un corazón

que se alegra al poder borrar todo vestigio de mal que pueda haber en tu vida. Él no lleva cuenta de tus caídas; siempre te ayuda a aprender, incluso de tus errores. Por que Dios te ama» (CV 115).

•  «El amor de Dios no es un amor que te oprima o agobie, un amor que te aparte de los demás, un amor que te im ponga silencio, un amor que te humille o avasalle. El amor del Señor es un amor de todos los días, un amor discreto y respetuoso, un amor que es libre y libera, un amor que nos sana y ayuda a levantarnos. El amor del Señor es una mano tendida más que una mano rígida, es más reconci liación que prohibición, es más perdón que condenación, es más futuro que pasado» (CV 116).

•  «Cuando Dios te pide algo, o simplemente desea que afrontes los retos que la vida te propone, Él también es pera que le permitas que te aliente, que te ayude a crecer. A Dios no le molesta que compartas con Él tus cuitas. Él se preocupa por ti si observa que prefieres no hablarle ni abrirte a mantener un diálogo sincero con Él» (CV 117).

Segunda gran verdad: Cristo te salva

•  «La segunda verdad es que Cristo, por amor, se sacrificó hasta el final para salvarte. Sus brazos abiertos en la Cruz son el signo más precioso de que Él es un amigo capaz de llegar hasta el extremo» (CV 118).

•  «El mismo Cristo que nos salvó de nuestros pecados clavado en la Cruz hoy continúa su obra de salvación y redención con el poder de su entrega total. Mira a su Cruz, aférrate a Él, deja que Él te salve. […] Y, si tú pecas y te alejas de Él, Él de nuevo tiende su mano y vuelve a levan tarte con el poder de su Cruz» (CV 119).

•  «Jesús nos salva porque nos ama y no puede actuar contra su propia naturaleza. Podemos hacer mil cosas contra Él; sin embargo, Él sigue amándonos y continúa salván donos, porque solo el que es amado por Él puede ser salvado. El amor del Señor es más grande que todos nuestros problemas, fragilidades y pequeñeces» (CV 120).

•  «Fija tu mirada en los brazos abiertos de Cristo crucificado y déjate salvar por Él una y otra vez. Y, cuando vayas a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericor dia, que te libera de tu culpa. Contempla su sangre derramada con un amor tan grande y déjate purificar por ella. De este modo podrás renacer de nuevo» (CV 123).

Tercera gran verdad: Cristo vive

•  «Y ahora, fijemos la atención en una tercera verdad, inseparable de la segunda: ¡Cristo vive! Tenemos que recordarlo a menudo, porque corremos el riesgo de considerar a Jesucristo solo como un hermoso ejemplo del pasado, como un recuerdo, como alguien que nos salvó hace dos mil años. Pero esto no nos serviría de nada: nos dejaría igual que antes, esto no nos liberaría» (CV 124). que todos te abandonen, Él siempre se queda contigo. Él llena tu vida con su presencia invisible. Adonde vayas, allí estará Él, esperándote» (CV 125).

•  «Y, porque Él sigue vivo, no cabe duda alguna de que la bondad ocupará un lugar de primacía en tu vida, y que todos tus desvelos habrán valido la pena. En este caso, deja de quejarte y mira hacia el futuro, porque todo es posible con Él. Esta es tu certeza. Jesús vive para siempre» (CV 127).

Invitación a la reflexión y al debate:

•  «El amor del Señor es un amor de todos los días, un amor discreto y respetuoso, un amor que es libre y li bera, un amor que nos sana y nos ayuda a levantarnos» (CV 73). ¿Qué experiencias tengo yo del amor de Dios? ¿De qué modo el amor de Dios influye en mi vida? ¿Hay algo en mi vida que me impide sentirme querido por Dios? ¿Sé cuál es este ‘problema’? ¿Qué hago para en contrar la solución?

•  «Fija tu mirada en los brazos abiertos de Cristo crucificado y déjate salvar por Él una y otra vez. Y, cuando vayas a confesar tus pecados, cree firmemente en su miseri cordia, que te libera de tu culpa» (CV 123). ¿Con qué sentimientos acudo a recibir el sacramento del perdón? ¿Me ha ayudado recibirlo? ¿Cómo? ¿Cómo puedo explicar qué impli ca ser perdonado por Dios a un amigo que no lo ha vivido?

•  «Sí, Cristo vive y está siempre presente en tu vida, para llenarla de luz y liberarla de todo dolor y toda soledad. Aunque todos te abandonen, Él siempre se queda contigo, como lo había prometido: “Yo estoy con vo sotros todos los días hasta el fin del mundo» (CV 125). ¿Cómo sería mi vida si no tuviera fe en Jesús? ¿Creo que Él me da vida? ¿En qué lo noto? Mi vida, ¿es mejor con Cristo que sin Él? ¿Sé explicar por qué?

•  «Nada debe importarte más que encontrarte con Dios y enamorarte de Él de una manera definitiva y absoluta. Aquello que amas de verdad atrapa tu imaginación y acabará afectando a toda tu vida» (CV 132). ¿Creo que Dios me ama tal como soy? ¿Qué puede impedirme que lo crea? ¿En qué momento de mi vida he sido más cons ciente de su amor? ¿En qué puedo mejorar mi testimonio como creyente en Cristo Jesús?