SSHistoria Familiar

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INFORMACIÓN DEL BLOG DE HISTORIA FAMILIAR

UN POCO DE HISTORIA FAMILIAR Investigando un poco sobre el origen de mi familia me tope con que la mayoría de mis antepasados son de diversas partes del mundo, y me vino a la mente una ocasión en que una maestra de la prepa nos dijo a mí y mis compañeros que los mexicanos somos una mezcla de razas. Y me enteré que del lado de mi familia paterna, el padre de mi abuelo es de descendencia española y su madre mexicana, y por parte de mi abuela su padre de descendencia africana y madre mexicana. Por el lado de la familia materna, mi abuelo es descendiente de españoles y mi abuela descendiente de libaneses. Esto despertó mi interés en cuanto a los inmigrantes libaneses que llegaron a México y como se adaptaron a vivir en otro país y en otra cultura. El nombre de mi bisabuela era María Teresa Rada Jarat, ella tenia 15 años cuando llego a México procedente del Líbano con sus padres. Pues resulta que ella y su familia provenían de Beirut, la capital del Líbano. Llegaron a México debido a la guerra con los turcos. Ellos eran católicos, y esa era una de las razones por las cuales salieron del Líbano ya que los turcos, siendo musulmanes, querían imponerles su religión. Existen indicios de que en 1878 desembarcaron en el Puerto de Veracruz los primeros libaneses, justo a la mitad del primer periodo presidencial del General Porfirio Díaz. Muchos libaneses llegaron a México por medio del puerto de Veracruz, pero la familia de mi bisabuela desembarco en el puerto de Tampico, Tamaulipas. Debido al auge petrolero que había en ese momento en México, decidieron establecerse en Ebano, San Luis Potosí. Muchos inmigrantes de diversas nacionalidades llegaron a Ebano. Sus padres libaneses eran comerciantes, aquí en México vendían diversos tipos de productos. En aquel entonces se les conocía a los comerciantes libaneses aquí en México como “aboneros”, porque vendían en pagos. Despúes de vivir un tiempo en San Luis Potosí emigraron a Veracruz. Mi bisabuela tenía tres hermanas y un hermano. Ella se casó con un mexicano, lo cual estaba mal visto por su familia, por que la tradición era que se casará con un libanés al igual que sus hermanas. Tuvo 10 hijas y 2 hijos, si 12 hijos, vaya, como no tenían televisión no había otra cosa en que entretenerse, de ahí los 12 hijos. Y de ahí nace mi abuela, Xochilt Ruíz Rada. Algunos datos: Líbano es uno de los países más pequeños del mundo con apenas 10,452 kilómetros


cuadrados y una población de casi cuatro millones de habitantes. Es un país de Oriente Próximo que limita al sur con Israel, al norte y al este con Siria, y está bañado por el mar Mediterráneo al oeste. En México, la mayoría de los inmigrantes que procedían del medio oriente eran libaneses y en mucho menor escala de otros pueblos de Levante. Fue usual que se les llamara “turcos”, porque hasta 1918 fueron súbditos del Imperio Otomano; también se les llamaba “árabes” por el idioma que desde entonces hablan y escriben. Atraídos por América, dejaron sus familias y tierras, y aun sin conocer el idioma y las costumbres de México, los libaneses encontraron la manera de adaptarse, y a base de trabajo y en lucha por la supervivencia exploraron mercados no atendidos, llevando a poblaciones incomunicadas mercancías necesarias y atractivas; fueron precursores de las ventas a crédito.

UN LUGAR EN LA HUASTECA (I) Uno de los lugares donde crecí es un poblado petrolero llamado Cerro Azul, ubicado en la zona norte del estado de Veracruz, en la región montañosa de la Huasteca Baja, cerca de los puertos de Tuxpan( Veracruz) y Tampico (Tamaulipas). Este pueblo fue uno de los tantos que nació con la industria petrolera en México. La historia de la industria del petróleo en México se inicia en 1900, cuando los norteamericanos Charles A. Candfield y Edward L. Doheny compraron 113 hectáreas de la hacienda "El Tulillo", en el municipio de Ébano, San Luis Potosí, que se extendían hacia los estados de Tamaulipas y Veracruz. En ese año, la hacienda pasó a ser propiedad de la "Mexican Petroleum of California", creada por Doheny, empresa que empezó a perforar en un campo al que denominaron "El Ebano" y, en 1901, se descubrió petróleo mediante un pozo que fue bautizado con el nombre de "Doheny I".


1. Talleres de Cerro Azul, 1965

Paralelamente a las actividades petroleras de Doheny, la compañía inglesa "Pearson and Son", que era contratista en el gobierno del general Porfirio Díaz y cuyo propietario era Weetman Dikinson Pearson, adquirió terrenos para la exploración y explotación de petróleo. En 1902, encontró petróleo cerca de San Cristóbal en el Istmo de Tehuantepec, y años después construyó una refinería en Minatitlán, un centro de almacenamiento y un ducto en esta zona. El 24 de diciembre de 1901, el presidente Porfirio Díaz expidió la Ley del Petróleo, aprobada por el Congreso de la Unión, con la cual se pretendía impulsar la actividad petrolera, otorgando amplias facilidades a los inversionistas extranjeros y las primeras concesiones las recibieron Edward L. Doheny y Weetman D. Pearson. En el año de 1906, se explotaron los terrenos del norte de Veracruz (en la zona conocida posteriormente como Faja de Oro ) en busca de petróleo por Edward L. Doheny. En el año de 1915 el geólogo Ezequiel Ordóñez (geólogo egresado de La Escuela Nacional de Ingenieros) localizó el pozo N°4 de Cerro Azul, uno de los pozos más productivos en la historia petrolera no sólo de México sino del mundo, localizado en los terrenos de las haciendas Toteco y Cerro Azul, propiedad de la Huasteca Petroleum Company. Brotó el 16 de Febrero de 1916 al llegar a la profundidad de 545 metros, con tal fuerza que arrojó la tubería del pozo, destrozó la torre y la columna de aceite alcanzó la altura de 180 metros. Lo primero que salió fue gas con una presión constante, después de haber arrojado las herramientas y roto la válvula . La producción de ese pozo fue de 250 mil barriles diarios, ocupando el segundo lugar de producción en el mundo. La producción del Cerro Azul No. 4, al 31 de diciembre de 1921, alcanzó más de 57 millones de barriles.


Pozo Nº 4 de Cerro Azul

En sus inicios Cerro Azul era un lugar inhóspito para los trabajadores que llegaron para expropiar el petróleo, con un ecosistema selvático , los recién llegados tuvieron que adaptarse a un lugar deshabitado y una fauna agreste. Pero en los años 20´s el poblado de Cerro Azul se transformó, comenzó a crecer de forma acelerada por su increíble producción de petróleo. Debido a esto, al inicio de ese año, el entorno geográfico se vio afectado por esta fuente de energía.

En esos tiempos de auge petrolero Cerro Azul era sinónimo de riqueza y prosperidad. Por un lado se acentuó el campo Americano al servicio de técnicos extranjeros. Estaba dispuesto de un enorme comedor con mobiliario suficiente, mantelería siempre limpia, bajillas completas, cocineros especiales (generalmente chinos) que se encargaban de servir el desayuno, la comida, la cena y de mantener siempre limpio el lugar. Las habitaciones de los americanos eran espaciosas contaban con todos los servicios incluido el sanitario, la tienda tenía un gran surtido y se podían adquirir corbatas, zapatos, sombreros, camisas, pantalones y demás artefactos que provenían del extranjero. Además el campo contaba con salón billar, alberca, cancha de basquetbol, diamante de beisbol y salón de baile, ambientado por una orquesta de músicos negros estadounidenses y mexicanos, que interpretaban charlestón y jazz como cualquier similar de la unión americana.


En contraste los obreros mexicanos no disponían de estos lujos, vivían en chozas hechas de otate con piso de tierra y carecían de los servicios más indispensables. La Huasteca Petroleum Company era la reina y señora de todo lo que acontecía y se desarrollaba en esta zona. Para ese entonces, la revolución se vivía en territorio nacional pero parecía detenerse en la huasteca.

Aquí dejo unas fotos de Cerro Azul en aquellos tiempos cuando recién se poblaba y algunas de su estado actual y sus alrededores:




UN LUGAR EN LA HUASTECA (II) Historias turbias En ese tiempo aparecen en el suelo huasteco hombres portando pistolas Colt y rifles Winchester, vestidos con camisas de seda, sombreros texanos Stilson y botas americanas. Estos hombres desconocen a toda autoridad civil o militar, toman posesión de los caminos, y llegan a impedir el paso de los correos. Forman un poderoso cuerpo que se distribuye a todos los campos e instalaciones de la Huasteca Petroleum Company y sus asociados. Los campos son cercados con tela de alambre ciclón, dejando solo puertas de acceso a los trabajadores y demás servicios, estas puertas están bajo su vigilancia y no permiten el paso a nadie si no llevan un pase expedido por una jefatura correspondiente. Así nacen las guardias blancas que son encargadas de custodiar la llamada brecha de la huasteca, un histórico y único camino de 200 kilómetros, construido por la compañía Huasteca Petroleum Company que conectaba sus campos petroleros entre Tuxpan y Tampico. En aquel entonces la firma de los contratos de venta se obtenía, muy a menudo, mediante manejos turbios, se decía en una frase originaria del despojo de la antigua hacienda de Cerro Azul: o me lo vendes o le compro a tu viuda . El poco valor relativo


de las tierras en esa región antes del auge petrolero había provocado una desidia y aun el abandono entre los propietarios, particularmente los condueños cuyos títulos de propiedad no siempre estaban regularizados. Eso dio lugar a graves abusos cuando las compañías empezaron a contratar con los usuarios para poder perforar en esas propiedades o cuando las compraban a presuntos dueños. También se sobornaba a los jueces para que admitieran documentos falsos y anularan los viejos títulos, los engaños y fraudes, lo que ocasionaba un clima de intimidación, despojos, sabotajes y homicidios a los cuales contribuyeron las guardias blancas de esas compañías. Pero el clima de violencia no sólo se entabló entre las compañías y los habitantes de la región sino también entre ellas mismas, culminando en 1908 en el incendio del pozo de San Diego del Mar (Dos Bocas), perteneciente a Pearson (dueño del Águila), que ardió durante cincuenta y ocho días hasta agotarse, y cuya producción se estimaba en 95 mil barriles diarios. La Faja de Oro con todos sus portentosos pozos y campamentos petroleros atraen a gente de todas las clases, hombres ansiosos de encontrar una fuente de trabajo de distintas razas y diversos credos confluyen aquí. Es Tampico-Tamaulipas el principal puerto del país y el más importante en cuanto a la exportación de petróleo se refiere. En su territorio y sus alrededores se encuentran las instalaciones de todas las compañías más importantes, Huasteca Petroleum Company, Standar Oil Company de John David Rockefeller, El Águila de Pearson, la Royal Dutch Shell formada en 1907 por la unión de la “Royal Dutch Petroleum Company” (propiedad de la casa reinante de Holanda) y de la “Shell Transport and Trading” de capital inglés, ligada a la corona británica. Las instalaciones de Mata Redonda y El Águila con sus respectivas refinerías concentran la producción de todos los campos: Chinampa, Potrero del Llano, Zacamiztle, Ébano, Casiano, Amatlan, Naranjos y Cerro Azul, que era un campo petrolero con una enorme actividad lo mismo en la perforación de nuevos pozos como en la explotación del pozo número 4. Los trabajadores se empleaban en todas y cada una de las actividades, y existían muchas: la refinería que producía 40000 litros de gasolina blanca, los separadores, los tanqueros, remachadores, la estación de bombas que inyectaba a los ductos aceite con rumbo de Mata Redonda, los talleres mecánico y de mantenimiento, los ductos y el tren. Los 47 km que existían de vía angosta comunicaban a Cerro Azul con San Jerónimo ahí, se transportaba material pesado para la perforación y explotación de nuevos pozos así como trabajadores. Se daba mantenimiento a las maquinas en la llamada Casa Redonda y el tren de Cerro Azul- San Jerónimo fue nervio motor del transporte en nuestra tierra en aquel entonces. En este periodo de auge petrolero se establecieron en Tampico casinos enormes que se extendían por más de diez cuadras en el puerto, donde no circulaba otra moneda que no fueran el oro y la plata. Los cabaretes de lujo, entre los cuales Playa Miramar sobresalía por su esplendor, atrajeron su lote de personajes: mafiosos renombrados, jugadores, gángsteres, prostitutas, drogadictos, además de famosos artistas de Hollywood. Cuando Madero ocupó la presidencia (según los rumores, con el apoyo de ciertas compañías petroleras extranjeras molestas por el proteccionismo que Díaz dispensaba a Pearson), estableció un impuesto sobre la producción del hidrocarburo. Asimismo, ordenó que se efectuara un registro de las compañías que operaban en la República. Cabe mencionar que en esa época, las empresas extranjeras controlaban un 95% de la


industria petrolera del país. Pero esos decretos no fueron aplicados pues Madero fue asesinado por una conjura de fuerzas conservadoras, compuestas por la Iglesia, los terratenientes y los intereses norteamericanos. Sin embargo, en vista de las ideas nacionalistas promovidas por el movimiento revolucionario, las compañías petroleras empezaron temer perder sus prerrogativas en la región y decidieron fortalecer su feudo aprovechando los tiempos de anarquía en la Huasteca. Así, el auge petrolero en la Huasteca se debió en gran medida a la alianza contraída entre las compañías petroleras y “el cacique de las Huastecas”, Manuel Peláez. Peláez empezó sus relaciones con las compañías petroleras cuando les vendió, como muchos otros terratenientes, unas partes de su terreno donde abundaban las chapopoteras en las que se atascaban las reses. En 1910, se volvió contratista de presas y otras infraestructuras de la compañía “El Aguila” pero pronto pasó a trabajar con la “Huasteca Petroleum Company” de Doheny como jefe de sus guardias blancas. Cuando Carranza intentó imponer impuestos a las compañías petroleras, Peláez, a petición de éstas, organizó una fuerza local que se levantó en 1914 y pronto dominó toda la región, volviéndose en “las mejores pertrechadas de las Huastecas”. El financiamiento de sus operaciones provenía de los terratenientes de la región y de las compañías petroleras, a quienes Peláez garantizaba el seguimiento de la producción petrólera. Atacando poblaciones y sembrando terror entre la gente que apoyaba al nuevo régimen, se encargó también de callar a los obreros subversivos de las empresas petroleras y a los campesinos despojados por ellas de sus tierras. Muchos de los que componían las huestes de Peláez fueron atraídos por los salarios que se les ofrecía, pues eran cinco veces más alto que los que las haciendas pagaban a los peones, quienes formaron una banda de mercenarios. El dominio exclusivo de Peláez en la región se manifestó cuando llegó a imponer a las compañías petroleras contribuciones de guerra y préstamos forzosos, por lo que ellas empezaron a quejarse ante el Departamento de Estado de los Estados-Unidos. Cuando los norteamericanos acudieron al representante de Carranza, la respuesta oficial confirió de hecho todas las prerrogativas a Peláez pues reconoció la incapacidad del gobierno mexicano en controlar la región petrolera y dejó dicho que las compañías quedaban en libertad de entenderse con el cacique. En efecto, las tropas del gobierno estaban ocupadas con las expediciones punitivas de los norteamericanos contra Villa que atacaba a poblados americanos (1916), y en la Huasteca se estaba creando un territorio prácticamente sustraído a la soberanía nacional. Los caminos, malos y tortuosos, eran constamente vigilados por las guardias blancas de Peláez al servicio de las empresas sin cuya autorización nadie podía transitar por ellas. Referencias: http://desdetepetzintla.blogspot.com/2008/01/video-de-cerro-azul-ver.html http://www.inafed.gob.mx/work/templates/enciclo/veracruz/municipios/30034a.htm http://nuevomundo.revues.org/574?lang=pt

UN LUGAR EN LA HUASTECA (III) Proyecto Huaxtecapan De acuerdo a Fernando Moraga en Y por el petróleo se perdían las Huastecas , después de la intervención norteamericana en Veracruz en 1914, Doheny,


decepcionado porque el desembarque no ocurrió en la Huasteca y viendo que las fuerzas revolucionarias lograban finalmente sus objetivos, se resuelvió a promover la creación de un Estado huasteco independiente donde podría seguir con sus empresas petrolíferas sin mayores estorbos. Según el plan de Doheny, Huaxtecapan, la república independiente que pensaba fomentar, sería luego anexada a Estados-Unidos siguiendo el modelo de la separación de Texas en 1836. Con el objetivo de forjar un movimiento regionalista y en fin separatista, y de marcar la diferencia entre la Huasteca y el resto de la república mexicana, Doheny impulsó entre otros, en México y en los EstadosUnidos, la difusión de las costumbres regionales, el folklore, la música y la cocina típica, un verdadero rescate cultural antes de la hora. Los músicos huapangeros fueron llevados a ciudades norteamericanas, así como los voladores de Papantla, y en los restaurantes de la ciudad de México y Estados- Unidos se promovieron los guisos regionales huastecos (zacahuil, enchiladas huastecas, molotes, bocoles y carne tampiqueña). Según Moraga, el proyecto del Huaxtecapan de Doheny encontró luego aliados en el movimiento cristero y, con el apoyo de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa concordaron apoderarse de las Huastecas e infligir una derrota al gobierno de Calles. Éste, quien reforzó el artículo 27 decretado en 1917 acerca de la nacionalización del suelo y subsuelo mexicano, perjudicaba así los intereses de algunos eclesiásticos y de los magnates del petróleo. Bajo el título del Plan Green (a nombre de un ayudante de Doheny) el proyecto fue entregado en 1924, según Moraga, al Departamento de Estado de Estados-Unidos a fin de que se contemplara un plan para apoderarse de toda la parte norte de México. Un proyecto de tal magnitud hubiera podido concebirse sólo desde el firme feudo petrolero que se había formado en la Huasteca, basado en su principio en el enclave anteriormente formado allí. El hecho de que el gobierno se deshiciera de sus prerrogativas en esa región, la avidez de las compañías petroleras por apoderarse de ella, el aislamiento del que de alguna manera aprovechó un cierto grupo social, así como una densidad de población relativamente baja que permitió un control más completo de la misma, todos esos factores contribuyeron, a lo largo, a la creación de un enclave, feudo caciquil, petrolero o ganadero, según las épocas, y aprovechado por el poder local en turno. Después del auge petrolero Tras haber alcanzado en 1921 un ritmo de producción que colocó a México como segundo productor mundial de petróleo, empezó el decaimiento productivo con el agotamiento de los pozos y su infiltración por aguas saladas. El establecimiento del Estado revolucionario y su organización así como el respaldo otorgado de parte del gobierno a la lucha laboral de los trabajadores de la industria petrolera llevó finalmente, en 1938, a la expropiación de las compañías petroleras, decretada por el Presidente Cárdenas, y a un mayor control y participación del Estado en esa región. Paralelamente, empezaron las dotaciones agrarias que crearon grandes expectativas entre los campesinos y se lanzaron así las bases de un cambio eventual de la estructura agraria regional y de la explotación de los recursos. En contrapartida a la entrega de tierras a los que las trabajaban, a mediados del siglo XX, empezó en la Huasteca un proceso de “modernización ganadera”, con el fomento de técnicas más intensivas en el uso de los potreros. Los ganaderos fueron oficialmente respaldados como estructura social y productiva por la ley de “Asociaciones Ganaderas” (1936) y reforzados por el decreto, en 1937, de la ley de “inafectabilidad ganadera” que trae veinticinco años (renovables) de seguridad en la tenencia de la tierra para los ganaderos beneficiados. Estas leyes afianzaron oficialmente el poder y las prerrogativas de la clase ganadera del país y de la región.


En los años cincuentas se construyó, por Petróleos Mexicanos (PEMEX), el tramo de carretera de Cerro Azul a Tantoyuca, abriendo también una brecha hacía Chicontepec, Ixcatepec y Chontla. Después, se abrió la ruta México - Tuxpan - Tampico y en los setentas se construyó la vía corta México -Pánuco - Tampico, pasando por Atotonilco y Huejutla. El auge petrolero del principio del siglo termino y actualmente sólo sigue en algunas partes como actividad económica principal, esencialmente en la costa, por Cerro Azul.

UNA HISTORIA DE LA HUASTECA Esta es una historia popular que se narra en el poblado de Cerro Azul, Veracruz (lugar donde crecí un tiempo), y que se remonta a la época de auge petrolero en aquella zona (por el año de 1920). Bien, esta es la leyenda del Cerro de las borrachas (cerro ubicado en las faldas de este poblado).

En el año de 1910 en medio de la selva tropical de Veracruz junto a un cerro muy alto, estaba el pozo petrolero marcado con el número 101, de nombre Juan Felipe .


En esa zona alejada de todo, había muchos trabajadores petroleros viviendo en campamentos. También allí había una cantina, donde trabajaban varías meseras, pero había una entre todas ellas apodada La Mestiza que destacaba por su belleza. Todos los trabajadores que visitaban esa cantina terminaban enamorándose de ella.

Un día llego un hombre norteamericano a trabajar al pozo 101 y desde la primer noche que visito la cantina se enamoró de la Mestiza. La Mestiza, que siempre soñó con salir de esa pobreza y tener la vida que creía merecer por su belleza, se ilusiono mucho con las falsas promesas de matrimonio que el norteamericano le hacía. Entusiasmada le contó todo a María su mejor amiga, despertando en ella la envidia. María decidió que mejor un día ella sería la esposa del gringo.


El americano se dejo querer por María, hasta que una noche la Mestiza los sorprendió juntos, muy borrachas las dos mujeres se asieron a golpes. María sacó un cuchillo para matarla, pero la Mestiza corrió hasta la cima del cerro mientras era perseguida. Desde lo más alto del cerro las mujeres cayeron, muriendo al instante. Desde esa noche los obreros aseguran que espíritus en pena vagan por la zona. Ninguno quiso seguir trabajando en ese lugar. El pozo quedo abandonado y hasta ahora nadie tiene el valor de pasar una noche allí solo. Se contaban muchas anécdotas terribles de ese lugar, la gente le tenía tanto miedo que por petición del cura, se colocó una enorme cruz bendita en la cima del cerro. A pesar de que la cruz sigue allí desde entonces, se dice que los fantasmas de las mujeres se aparecen a las personas que van solas a ese cerro. Bueno hasta aquí la historia, esta es una de las muchas otras leyendas que se cuentan en este antiguo pueblo petrolero, aquí les dejó una foto reciente de este lugar.



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