PROPOSICIONES Nº 6

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Revista de los residentes del CAMF de Leganés, nº 6, primavera 2011

LA JUNTA DE PARTICIPACIÓN NOS QUEDAMOS SIN GENA

En el CRMF de Vallekas

HéroesDeAquí

Crepúsculo de los vampiros

LA RECEPCIÓN: UNA VENTANILLA SIEMPRE ABIERTA Los ascensores del metro La historia de un renacer YA TENEMOS WIFI Los bares de El Carrascal a examen, 2 Don Manuel Hurtado Parejo, para servirnos

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TODO EL AÑO ES CARNAVAL La redacción Esteban Rius Cipriana Cobo Manolo Benéitez Amparo Almonacid Ameba Maquetación Enrique Muñoz Colaboradores Sebastián Roldán Carmen Soria Peva Ana Belén Velasco AMFIVIL Avda. de Alemania, 14 28916 Leganés MADRID revistaproposiciones@gmail.com Nuestra Web: www.issuu.com/revistaproposiciones

donde podrás leer los últimos números de nuestra revista.

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La primavera nos ha sorprendido en plenos carnavales, o sea, que este año se nos ha juntado el hambre con las ganas de comer. Más en concreto, se nos ha ido a juntar la juerga del carnaval con el despelote del parque reventando de vida. Porque nuestra vida siempre comienza en primavera, a toda máquina, y termina en invierno con todos recogidos, a la expectativa, y por lo general un poco bajos de revoluciones. Y el carnaval nos recuerda cada año, para eso lo habíamos inventado, que la educación exquisita va siempre acompañada de una muy alta dosis de miedo. Con su desvergüenza, la fiesta del carnaval rompe esta relación y nos libera de golpe de los dos inhibidores, de los dos enemigos, del miedo y de la norma. Los carnavales, pues, nos enseñan a vivir, o sea, nos enseñan a recuperar lo que con demasiada facilidad olvidamos, que somos libres y que alguna vez, con muy poco, fuimos felices. Y, por supuesto, nos enseña también que la fiesta es imposible sin el otro y que la libertad es imposible sin el otro. En realidad, el otro es la fiesta. Y la libertad es siempre con el otro. Y la otra gran noticia del trimestre, –si no mencionamos el WiFi, al que ya estamos casi acostumbrados y hemos hecho nuestro como si Internet se hubiese montado para nuestro colectivo de los diversos funcionales, en vez de para que el Pentágono dirija mejor las guerras– la mala noticia del trimestre es que Gena, la psicóloga, nos abandona. Ella nos protegía, pero también nos enseñaba a enfrentarnos con la vida. Sin ella estaremos más a la intemperie de todos los avatares, pero también tendremos la oportunidad de aplicar sus lecciones de independencia y de disfrute de la vida. Adiós, en fin, a Gena, y viva la vida.


CAMBIAMOS DE REPRESENTANTES Recientemente se celebraron elecciones para escoger a nuestros representantes en la Junta de Participación. Se habían presentado siete candidatos, de los cuales sólo Margarita Dacal repetía de la junta anterior, y salió reelegida de nuevo. En el Reglamento de Régimen Interno se articula nuestra Junta de Participación como un órgano de representación paritario, cuatro residentes y cuatro responsables del IMSERSO, con capacidad para intervenir en casi todos los asuntos concernientes a la convivencia en este centro. La Junta de Participación tiene carácter

consultivo en la mayoría de los asuntos de su competencia, pero ellos son nuestros representantes ante los responsables del centro para negociar todos los conflictos de convivencia. –¿Por qué no os presentasteis de nuevo los cesantes, dada la buena labor que habíais realizado? – preguntamos al presidente de la Junta saliente, Enrique Muñoz. –Mi experiencia personal en la Junta de Participación fue, en lo fundamental, muy positiva. Y esto es lo que me llevó a no repetir,

LaJuntaDeParticipación

Manolo Benéitez pues creo que es una responsabilidad para la que otros muchos de vosotros estáis capacitados, y es bueno que tengáis la oportunidad de asumirla. –¿No será que estabais muy quemados? –Para nada. Es cierto que nos hubiera gustado imprimir otra dinámica de convivencia en el centro, con más participación de todos los residentes y más responsabilidad. De hecho, fijamos un horario para que los compañeros hablasen con nosotros de sus problemas y sugerencias, pero no funcionó esta iniciativa. Se impuso una vez más esa especie de ideología liberal, tan poco solidaria, que nos lleva a pensar que sólo existe el problema de cada uno y que nos hace estar tan desunidos ante los pocos o muchos problemas que se nos presentan de convivencia. Para la nueva Junta de participación salió elegida Belinda Redondo como presidenta, con 34 votos. Vicepresidenta, Margarita Dacal, con 27, y vocales, Pilar Pueblas y José Luis G. Risco. La participación de votantes fue baja, una pena, apenas sobre el 35%. Más en concreto, 41 votantes. Nos pusimos en contacto con nuestros representantes recién elegidos y nos dijeron que la nueva Junta apenas estaba comenzando, que ahora mismo no podían concretar gran cosa sobre proyectos y que actuarían según vayan surgiendo los problemas. En fin, en la revista estaremos pendientes de la labor de la nueva Junta de Participación y de sus iniciativas. Les deseamos suerte en su tarea. 3


LaEntrevista

NOS QUEDAMOS SIN GENA Carmen Soria El disgusto más gordo que hemos tenido en el centro últimamente nos lo ha dado Gena, la psicóloga, el día que nos confirmó que se iba y que nos abandonaría a plazo fijo. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida... El plazo se cumple esta primavera y por eso en la redacción de la revista me encargaron que la entrevistara, para que nos diese los últimos consejos. Me recibió muy amable en un hueco que se había procurado en su muy solicitada mañana. No la acosan precisamente los reporteros, sino los pacientes. Lleva diez años con nosotros y, salvo cuando sale a fumar, y lo hace poco y bien deprisa (de todos los fumadores que conozco es ella la que más rápido quema un pitillo), nunca he observado que tenga horas libres en su consulta.

Y aún saca tiempo para ir a visitarnos al hospital, cuando alguno de nosotros tenemos la desgracia de ser ingresados.

–Voy a visitaros al hospital porque lo considero parte de mi trabajo. Sobre todo, cuando os quedáis muy solos allí, que no todos tienen la suerte de tener familia como tienes tú. –¿Damos mucha guerra psicológica los paralíticos cerebrales? –como yo soy PC, se lo tenía que preguntar. –Vosotros sois el colectivo que mejor aceptáis vuestra condición, que no en balde tú no conoces otra Carmen Soria que la que eres, ni Víctor por ejemplo otro Víctor Calvo. Hay 4

dos problemas que son los que más sufrimiento generan entre los residentes, y ahora hablo de todos. Uno es la no aceptación de la propia naturaleza y el otro la no aceptación de la propia condición social, me refiero en vuestro caso a la institucionalización. Los PCs enfrentáis ambos problemas con buen ánimo por lo general, aunque unos lo paséis peor que otros. No es el caso de los residentes afectados de ataxias y problemas neuronales, o el caso de los traumáticos. A muchos de ellos les cuesta asumir su nueva condición, y esta incomprensión de la propia naturaleza genera mucho sufrimiento. –¿Pero alguno de nosotros, los residentes, alguna vez te hemos hecho caso? –He trabajado muy a gusto con vosotros. Lo primero que hice, al llegar, amén de continuar la terapia con los residentes que trataba mi antecesora Lucía, fue conoceros a todos y evaluar vuestras necesidades de atención psicológica. Descubrí muchos problemas personales y familiares, mucho sufrimiento y mucha soledad. En los grupos que fui formando y en las terapias individuales siempre procuré airear todos estos problemas y enseñaros a hacer los duelos, a a sumir las pérdidas como una parte más de nuestra naturaleza de seres mortales. –¡Cómo te enrollas! –Perdona, pero preguntabas si habéis he-


cho caso a mis consejos. Ya sé que es una manera de hablar, pero yo no soy amiga de dar consejos. Sin embargo, te puedo asegurar que sí he conseguido con muchos de vosotros que sufráis menos y que os toleréis mejor. Muchos habéis aprendido a perdonaros y a aceptaros con más naturalidad. Yo creo que sí me habéis hecho caso. Respecto a los trastornos de conducta, que los hay graves, en los que son consecuencia de lesiones neurológicas he procurado que los

trabajadores estén informados para evitar disgustos y malentendidos. Y en los demás casos he intervenido con decisión, cuando era necesario, pero en general con tolerancia. Lo más frustrante ha sido en esos casos en que brindas tu

mucho mis problemas. Vosotros os enfrentáis a problemas serios y dais lecciones diarias de saber vivir. Por ejemplo, me habéis enseñado a ser más expresiva en mis afectos, ahora soy más tocona, me gusta acariciar. Y además, sé que mucha gente me queréis más allá de lo estrictamente profesional, y eso me llena de satisfacción. –¿Qué te gustaría que no olvidásemos de tus “consejos”? –Para mí es muy frustrante que seáis tan individualistas. Sin mucho esfuerzo, si confiaseis los unos en los otros y estuvieseis más unidos, conseguiríais grandes cosas y todo iría mucho mejor para vosotros. Y otra cosa, no le deis la espalda a la vida, o sea, a la calle, tenéis que salir más, participar más en todo le que se cuece por ahí, a vuestro alrededor. –¿Y qué vas a hacer ahora? –Lo primero, descansar, que creo que me lo he ganado. Ha habido momentos en que me he sentido muy cansada y agotada, pero me gusta mi trabajo y seguía adelante. Los problemas

ayuda y no te la aceptan, que también los hubo. –¿No te has cansado de nosotros? –Para nada. Lo primero, porque me gusta mi trabajo. Y lo segundo, porque he aprendido mucho con vuestro trato. Era la primera vez que trabajaba con vuestro colectivo de diversos funcionales y me habéis enseñado a relativizar

más fuertes siempre fueron con mis compañeros de trabajo, nunca con vosotros. La coordinación del equipo múltiple siempre es difícil. Ahora me dedicaré a descansar y a buscar trabajo, que no va a ser nada fácil. Deseadme suerte. Gena, te deseamos suerte de todo corazón, toda la suerte del mundo. Te la mereces, te la has ganado.

“No le deis la espalda a la vida, o sea, a la calle. Tenéis que participar más en todo lo que se cuece por ahí, a vuestro alrededor”

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DeOtrosCentros

En el CRMF de ValleKas

VIDA NUEVA

El 25 de octubre de 2004 fue mi primer día en el Centro de Rehabilitación de Diversos Funcionales de Vallekas. Estrenaba plaza de interna. Allí llegaba una mujer que había vivido una vida muy frustrante, pero el centro me ofrecía muchas opciones para hacer posible mi sueño de mujer independiente y realizada. Lo primero que hice fue un curso de telefonista, que para mí, una modista a la que nadie había tomado en serio, ni siquiera yo misma, ya era algo. Durante este curso descubrieron mis profe-

soras que escribía con gusto. Estos elogios me llenaron de satisfacción y me recordaron que en mis pocos días de colegio sobresalía por mis relatos. Iba al CRMF con la intención de prepararme para trabajar, pero comencé a descubrir que no sólo de trabajo viven las personas. Me apunté a un curso de pintura, que simultaneaba con el curso de telefonista. Cada vez que iba a pintar era para mí una alegría. Los cuadros los terminaba con rapidez y disfrutaba como nunca lo había hecho en mi vida. Cada cuadro era para mí como un hijo. Hasta los echo de menos ahora, pues la mayoría se quedaron en el CRMF. De pronto comenzaba a descubrirme a mí misma. Estaba rodeada de oportunidades y de grandes profesionales, capaces de orientarme y sacar de cada uno lo mejor. “Aquí os enseñamos a estudiar, pero sobre todo a vivir”, recuerdo que me dijo en una ocasión Almudena Álva6

AAG rez, una terapeuta con la que yo no me llevaba nada bien, pero que se ganó mi respeto. El siguiente curso al que me apunté fue de Empleada de oficina. Allí aprendí a manejar el ordenador y los programas de office con más soltura, y además aprendí a manejar el Paint, y me pasaba muy buenos ratos pintando. Cada vez estaba aprendiendo algo nuevo. Ya tenía los cuarenta años pero estaba descubriendo los mil mundos que hay en este mundo. Alguien pensará que era un poco tarde para empezar a estudiar, pero yo no hago sino dar gracias por estas oportunidades que se me ofrecían. Estaba disfrutando de mí vida como nunca. Comencé a estudiar la ESO sin mucha confianza en mis posibilidades, pues me decían los compañeros que no era nada fácil. Hice los tres años sin ningún problema, gracias sobre todo al profesor, Antonio López, que siempre nos ayudaba en todo lo que necesitábamos. Estaba mejorando mucho mi escritura y me presenté a un concurso de relatos por Navidad. Cuál no fue mi sorpresa que conseguí ganarlo. Me dieron una carpeta, sólo eso, pero me hizo más ilusión que si hubiese ganado una olimpiada.

Os pareceré una ingenua, pero yo sé lo que es vivir una mala vida sin merecerlo. Ocurrió que en el CRMF de ValleKas comencé a vivir una vida mejor, sólo eso. Y gracias, Miriam, mi fisioterapeuta, por tus buenos consejos.


A SU BOLA Rosa Martín es una chica joven, alegre y divertida. Todos la veréis sonreír. Y yo pocas veces la he visto llorar. Rosa Martín y yo nos conocemos desde hace muchos años, desde el colegio, éramos niñas. Yo siempre la he admirado mucho por su coraje y su valentía. A pesar de su gran discapacidad, nunca se ha quedado atrás en nada. Si teníamos que jugar a algo, ella era la primera. Me acuerdo que cuando jugábamos a cualquier juego eléctrico, ella usaba la nariz para apretar los botones, pues Rosa no puede utilizar las manos debido a sus espasmos. Si no tenía quien la ayudara a llevar su silla manual (ahora

se maneja con silla eléctrica), la empujaba con su pie, pues siempre ha querido ir al mismo ritmo que los demás, nunca ha querido perderse nada de lo que pasa a su alrededor. Rosa es joven y le encanta la música, no podría vivir sin ella. Si no me creéis, preguntadles a los vecinos de habitación del CAMF, que les vuelve locos todas las mañanas con su Alejandro Sanz, Álex, como ella le llama cariñosamente. No se ha perdido ninguno de sus conciertos en Madrid. La primera vez que lo vio de cerca fue en el estadio Calderón, desde la plataforma para los diversos funcionales que habilitan en un lateral del escenario. Me dice Rosa

HéroesDeAquí

Ana Belén Velasco que su Álex no vendrá esta primavera, pero ella está esperándole. Otra de sus aficiones, que a mí me tiene admirada y que ella ha convertido en su profesión, o sea, en su fe, es la pintura. También en esto, sus inicios no fueron nada fáciles. Deciros que empezó pintando con la boca, pero debido a que sus dientes se resentían, se le ocurrió comenzar a pintar con la cabeza. Y no veáis qué buenos resultados le ha dado. Quiero decir que sí lo podéis ver, pues Rosa pinta en el taller de Amparo con su casco en la cabeza, del que sujeta el pincel, el licornio, con una exactitud y precisión de maestra consumada. La mayor virtud de su pintura es, sin duda, que trata el color con la delicadeza de un arcángel. Os invito a que lo comprobéis por vosotros mismos cualquier mañana en el taller. Rosa Martín aprovecha su tiempo, sabe vivir. Acompañada de su madre y siempre que puede, realiza algún viajecito. Pero gracias a COCEMFE ha recorrido media España y parte del extranjero, París, Roma, Pisa, Florencia, Venecia y por ahí. O asistida por su madre o por asistentes personales contratados, Rosa siempre se lo pasa bomba. En todas las fotos que me enseña, sale sonriendo. Mi amiga sabe disfrutar de la vida. Rosa es muy amiga de sus amigos y le gusta estar en contacto con ellos. Por eso aprovecha el messenger para habla con todos, para seguir manteniendo la amistad con los amigos de siempre y para abrir nuevos caminos de conocimiento de gente nueva. Quiero dar mi enhorabuena a sus padres por tener una hija como ella. Y a Rosa, mucho ánimo para que siga pintando tan bien como lo hace. Ánimo, amiga. 7


La Recepción: A A G, con la colaboración de Carmen Soria Desde que la redacción de Proposiciones me encargó este artículo sobre las ordenanzas del CAMF, he procurado observar lo que hacen cada día. Soy nueva aquí, apenas llevo unos meses, y me sorprenden muchas cosas, pero que el lugar de trabajo de estas mujeres sea también nuestra oficina de objetos perdidos me ha dejado perpleja. –¿Qué otra sorpresa encierra vuestra recepción? –pregunté a una de las trabajadoras, Belén. –También nos dejáis las bolsas de las compras, cuando venís con prisa de Parque Sur. Y nos pedís asistencia psicológica más de una vez, los días de bajón. Entre las múltiples tareas de las ordenanzas, todo lo relacionado con la recepción del centro es lo que las mantiene más estresadas. He observado que lo más tedioso para ellas es el teléfono. El teléfono las pone de los nervios durante todas sus horas de trabajo. Llame quien llame y a la hora que llame, alguna de ellas tendrá que contestar, pasar la llamada, si es el caso, o el recado, si es lo que se solicitó, y armarse de paciencia, de mucha paciencia. –No es lo mismo repartir la correspondencia que atender las llamadas que entran –me explican– Lo mismo llama gente pidiendo trabajo que familiares preguntando por vosotros, y a todos hay que contestar. Incluso llaman los proveedores, todo el mundo. Pero la recepción no es sólo el teléfono, con ser mucho. Las entradas y salidas es otro de los quebraderos de cabeza de estas compañeras. Con los que entran, porque muy pocos reparan en que entran en casa ajena y, por tanto, deben pedir permiso. Y con los que salimos, porque no estamos acostumbrados a avisar, sobre todo cuando no salimos precisamente a tomar el sol, sino que nos ausentamos para muchas horas. –Por recepción pasa todo, de todo nos enteramos, pero de nada estamos autorizadas a hablar, como es lógico. O sea, oír, ver y callar –esto me lo dice Teresa, 8

UNA VENTANILLA

pero Ana corrige, es la broma entre ellas cuando hablan de estas cosas: –Y mejor aún, no oír, no ver, no decir. O sea, ciegas, mudas y sordas. Lo cierto es que la discreción es uno de los mandamientos en recepción. Todo pasa por ellas, pero sin ecos, sin rebotes, en silencio. A estas mujeres les puedes confiar tus secretos. Quizá sea por eso que se los confiamos más de una vez. Pero esto no es todo. Los partes de mantenimiento se los endosamos siempre a ellas, las salidas al médico, los partes de ausencias, de vacaciones, etc. Ellas son las encargadas de avisarnos de las visitas, de las citas o de las diversas actividades diarias. Todos los recados pasan por sus manos, Ana, Teresa, Belén, Viki, Evelina y Elena. –Nuestro trabajo es caótico. Hay veces que estas atendiendo una llamada y te interrumpen tres y cuatro veces otros tantos compañeros para que les informes de


LasTrabajadoras

SIEMPRE ABIERTA

cualquier cosa. Y si no es un compañero, será un residente el que interrumpe. Cómo me gustaría poner un poco de orden en este trabajo –también esto me lo dijo Belén. –Pues antes, cuando no teníais ni siquiera mamparas que os protegieran de las corrientes,

debíais de estar encantadas –comenté yo, que me he enterado de que el actual emplazamiento de recepción tiene apenas tres años. –Imagínate, estábamos en medio del vestíbulo, detrás de una mesa, atendiendo al teléfono y al que te tiraba de la manga. Las chicas de recepción son un grupo de trabajadoras que no pueden aburrirse, lo tienen prohibido por convenio. Y, si alguna mañana, por esas casualidades de la vida, los que entran no dan problemas y los que salen no son muchos porque está lloviendo, entonces a alguien se le ocurre que alguna de ellas tiene que hacer algún recado en la calle, en Madrid, en Leganés o en la luna, y alguna ordenanza cogerá el paraguas y tendrá que entregar el sobre en alguna parte. Porque nuestras ordenanzas también son las recaderas. Lo dicho, que todo pasa por sus manos, en lo que hace a administración, por supuesto, que a los residentes, aunque pasamos por recepción cada día muchas veces, las que nos cogen al peso son las cuidadoras, a los que lo necesitan, claro está, y esto también hay que decirlo. Pues lo dicho, que la recepción siempre está abierta. Y alguna de ellas, presente.

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LaLiteratura

Crepúsculo

OTRA DE VAMPIROS Peva Estos seres han aparecido en mi espacio vital en forma de libros y me he tenido que informar. O sea, que escribo estas líneas con conocimiento de causa, pues he tratado a la autora de esta saga Crepúsculo, Stephenie Meyer, una estrecha, y a los protas de sus novelas, Bella Swan y Edward Cullen, criaturas a su imagen. Aunque con este trajín también yo voy a terminar volviéndome vampiro, o sea, una mujer vampira y minus por demás, que me moriría de hambre, vamos, pues no soy vampira y ya no me como una rosca. A mí, ya digo, se me colaron en la vida en forma de libro, pero no he sido la única sorprendida, pues ya se han hecho las películas correspondientes, todo muy deprisa y muy mal, como a mí no me gusta, pero con bastante éxito entre los chicos jóvenes, que deben de estar hartos de sexo en el cine. Resulta que la autora es una estrecha compulsiva, la he oído decirlo, y evita escribir escenas de sexo, esto lo estoy comprobando según avanzo en la lectura de sus libros. Son tan pocas las apetencias de la autora al revolcón, que el chico Edward, con el cuento de que se le puede escapar un mordisco con consecuencias muy desagradables para su enamorada, una chica humana, que un calentón lo tiene cualquiera por muy vampiro que seas, vamos, me supongo, pues para evitar el mordisco fatídico, este chico pone su alarma particular cada vez que Bella se acerca y de esta forma evita el lindo cuello de la piba. La tía esta pirada, eso sí, porque hay que estar muy loca para estar colada por un vampiro que además está siempre helado, o sea, que su cuerpo es una especie de marmolillo. A mí, qué quieres que te diga, un tipo así no me pone. Pero la Bella Swan es 10

rarita, rarita. Y un día se deja al vampiro en casa y se va con otro, que es hombre lobo, como lo cuento, y se llama Jacob Black. Lo hizo para comparar y quedarse con el que más le convenía. O sea, que Bella está como una cabra y le gusta dar la nota. Porque el hombre lobo tampoco es precisamente el compañero tranquilo que en las noches del frío invierno de la ciudad de Forks, estado de Washington, siempre en la bruma, siempre en la oscuridad, se va a quedar en casa porque una gilipollas como la prota se lo pida. En cuanto ve la luna llamándole por el horizonte coqueta y sonriente, el hombre lobo sufre su transformación genética y pierde el culo tras su presa, para comérsela entera. Y elige a sus víctimas, a ser posible, más lustrosas que yo porque, si no, lo tiene claro, sólo comería huesos. Así es el hombre lobo que nos ocupa, que tampoco da mucha confianza. Yo no sabría con cuál quedarme, si el vampi o el lobezno. Aunque casi da mas miedo el chupa sangre, pero a la protagonista le pone más. Desde luego, para las noches de frío el vampiro no sirve de mucho, pues su cualidad más destacada es esa piel gélida, que siempre está fría como el marmol. Aunque a la Bella Swan de los cuatro tomos parece no importarle mucho, pues tanto le quiere al marmolillo que nada mas verlo se humedece de modo que al otro no le hace falta ni acariciarla. En fin, que yo sí sé a quién elegir: después de haber leído casi los cuatro tomos de los que se compone esta juvenil saga, me quedo tan ricamente con mis chicos de siempre, que los hay hasta simpáticos, y además no me van a chupar la sangre para convertirme en otra vampira. Pues basta ya de tonterías: ¡A dónde iría yo a buscar sangre para no morirme, con estos pelos!


AlaCalle

Los ascensores del metro

EXPERIENCIAS PARA SUBIR LA ADRENALINA

La accesibilidad en la red de Metro de Madrid ha mejorado mucho en los últimos años. Más de la mitad de las estaciones están adaptadas, pero todavía hay muchas sin ascensor, sobre todo las más antiguas. En el caso de Metro Sur, todas las estaciones tienen ascensor, pero… Es un pero así de grande, pues los ascensores se estropean con frecuencia. Habiendo tantos, son hasta lógicos los problemas. Es más, si la avería es mecánica, suelen repararla en uno o dos días, con lo que las molestias parecen asumibles. Pero la cosa cambia cuando el cierre del ascensor se debe a un accidente. En este caso, el más frecuente, pues los bebés meten la mano donde no deben con demasiada frecuencia, el ascensor se paraliza hasta que un perito de Industria lo revisa y emite su informe. Con la burocracia hemos topado, pues en este trámite pueden pasar dos meses. Así estaban las cosas, el ascensor de acceso a la estación de El Carrascal cerrado desde hacía meses, cuando en febrero de hace dos años, hartos de esperar al perito de Industria, decidimos echarnos a la calle los residentes del CAMF e hicimos una manifestación junto a dicho ascensor y una marcha por la avenida Juan Carlos I y calle Bélgica hasta el centro. Y prometimos volver el lunes siguiente. ¡Qué casualidad! Cuando volvíamos, esa misma mañana el ascensor se había puesto en marcha. Desde aquel invierno, las paradas largas se han repetido, a veces con demasiada frecuencia. En el último año han estado parados los siguientes ascensores: El ascensor de La Casa del Reloj, usado por los compañeros que hacen radio en Eco-

Manolo Benéitez Leganés, parado unos dos meses en la primavera pasada. El equipo hizo una carta de protesta. Y en el otoño estuvo fuera de servicio el ascensor del andén 2 de El Carrascal casi un mes, lo que nos obligó al equipo de redacción de esta revista, por ejemplo, de vuelta de una entrevista al Alcalde, a ir hasta El Bercial y volver. Coincidió con otra avería larga del ascensor del mismo andén en Getafe Central, por lo que la opción de ir a Madrid en el tren de Parla quedó descartada por un tiempo para nosotros. Y a primeros de diciembre quedó parado otra vez el ascensor de acceso a El Carrascal, esta vez 3 semanas. Por lo que me comentó un empleado del Metro, se adelantó su entrada en servicio debido a las presiones de los jefes de estación para que este ascensor tenga prioridad, dada la proximidad al CAMF. Pero opino que tres semanas de demora todavía es mucho tiempo para hacer una inspección, dado que dependemos totalmente de los ascensores para viajar. Aunque en lo que va de año atravesamos un período de calma en esto de las averías de ascensores próximos, en un viaje a Madrid por Navidad me encontré, al bajar del tren en Plaza España, con el ascensor del andén fuera de servicio. Menos mal que el conductor, que lo sabía, me esperó, pude volver al tren y no tuve que esperar al siguiente para salir de allí. Por cierto, los trabajadores del metro son por lo general amables. De vuelta en el tren, un viajero me aseguró que estaban fuera de servicio todos los ascensores de Plaza España. Lamentable. 11


LA HISTORIA DE UN

RENACER

DeciresHaceres

AAG

Mi historia es como tantas otras, llena de alegrías y tristezas. Nací en el seno de una familia pobre, con muchos problemas económicos. Mi padre estaba enfermo y nos costaba salir adelante. Mi madre trabajaba, pero cuando se casó tuvo que dejar el trabajo porque mi padre la obligó. En este ambiente crecí y fui haciendo míos los problemas de todos. La educación y el ambiente familiar va formando nuestra personalidad. Terminará por hacernos personas felices o infelices durante toda nuestra trayectoria vital.

En mi caso, yo era una niña con ganas de vivir, cualquier cosa me hacía feliz, jugar con los gatos, leer un cuento, mi perro pastor alemán, cantar en el patio de mi casa, jugar con mi hermana. Sin embargo, algo había en el ambiente familiar que fue anulando mis ilusiones. Lo peor de todo era que, en casa, nadie me enseñaba a quererme a mí misma. El colegio duró poco y fue fragmentado. Mi padre decidió, con doce años, que yo ya sabía bastante, me sacó y me puso a coser para la familia. Durante toda mi vida he estado haciendo lo que los demás querían, sin valorar mi trabajo, ni yo ni mis clientes. Tenía la obligación de coser y de hacerlo bien, tanto a familiares como a vecinos o amigos, pero unos agradecían y pagaban mi trabajo y otros no. En realidad, la culpable era yo, pues era la primera que no sabía valorar mi trabajo. En fin, si no te quieres a ti misma, tendrás muchos fracasos en la vida, que harán de ti una persona sin ilusión y sin ganas de vivir. Y a mí me ocurrió que, con 34 años, comencé a tener los primeros síntomas de mi esclerosis. No voy a decir que la esclerosis me ha salvado la vida, pero sí afirmo que fue la enfermedad lo que me permitió recapacitar y 12

comenzar a quererme de verdad. Y a partir de aquel momento comencé a hacer lo que en realidad me gustaba, a estudiar, a escribir, a pintar. Pero la lección llegó tarde para poder reconstruir mi vida. Tenía que tomar decisiones y lo que me condicionaba era la falta de medios económicos para poder costearme mi independencia. Fue valorando todas mis circunstancias como llegué a la conclusión de que en una residencia era donde podía estar mejor atendida para el resto de mi vida, sin tener que molestar a mi familia, sobre todo a mi hija, ya que mi esclerosis es mía y no de ella. Y solicité plaza en el CAMF de Leganés y aquí me tenéis, intentando buscar la felicidad que todos nos merecemos, pues nunca es tarde para encontrarla, sobre todo dentro de nosotros mismos.


DeciresHaceres

Nuevas tecnologías

POR FÍN TENEMOS WI-FI Era el deseo de todos. En realidad, una necesidad: que nuestra residencia nos proporcionase conexión a Internet. Hacía unos años que habíamos conseguido, por mediación de Prójimo Próximo, la sala de ordenadores para uso común, con una conexión ADSL muy buena. Pero para la mayoría de nosotros no era suficiente, lo que deseábamos era una conexión individual, o sea, Internet en las habitaciones. Lo que parecía un sueño se ha hecho realidad en estos meses de atrás. Hubo un intento de instalar el WiFi hace tiempo que no cuajó. Pero ahora, por fin, todos disponemos de conexión WiFi para nuestros ordenadores personales y todos tenemos la posibilidad de navegar por la red desde la mesa de la habitación. Por la información de que disponemos, entre el treinta y el cuarenta por ciento de los residentes ya disfrutan de conexión en sus habitaciones, o sea, todos los que tienen ordenador personal. Uno de los residentes que más frecuenta Internet y que más partido le está sacando a la red desde hace ya mucho tiempo es el compañero Enrique Muñoz. Como él está ayudando a otros compañeros en el manejo del WiFi, se lo sabe todo sobre este asunto y nos ha contestado a algunas preguntas. –¿Qué tal es la línea que nos han instalado? –A mi entender es un WiFi muy bueno, tiene una buena conectividad y la velocidad de transmisión de datos es alta. Mucha gente en sus casas firmaría por tener una instalación semejante. –¿Y cómo funciona en realidad? ¿No hay sobrecargas?

CC –Funciona bien, se le puede sacar mucho partido. Pero, como en esta vida no hay nada perfecto, tiene sus peros. La línea que tenemos es de Fibra Óptica, o sea, muy buena, pero viene desde el Centro de la Vaguada, con Proxy y una seguridad alta, o sea, que estamos detrás de un cortafuegos que limita algunas aplicaciones de Internet, como el Messenger, juegos online o descargas de programas P2P. Con todo, nada grave. Enrique nos asegura que, en general, el sistema funciona bien, y que los problemas actuales de los usuarios son consecuencia más de la poca experiencia y de los equipos de cada cual, que por problemas de conexión. Esto no ha hecho más que empezar. Habrá que familiarizarse un poco más con todos los conceptos de Internet para sacarle el máximo rendimiento. –¿Qué te comentan los residentes del WiFi? –La mayoría se queja de que no puede acceder a determinados programas y páginas web por los motivos anteriormente expuestos, pero en general creo que están satisfechos y con ganas de investigar y de aprender. En realidad, todas las murallas terminan por caer. Una prueba más de que estábamos necesitando como agua de mayo esta conexión a Internet es que, a pesar de los treinta o cuarenta residentes que tienen su ordenador en la habitación conectado, la asistencia a la sala de ordenadores de Gerardo y Enrique no ha bajado, pues continuamos siendo multitud los que queremos seguir navegando. Lo dicho, que Internet nos da alas a los diversos funcionales, por permitirnos mantener el contacto con los amigos, con los familiares y, por supuesto, con el mundo de ahí fuera y de más lejos. 13


DePuertasAfuera

Los bares de El Carrascal a examen

2.-LOS BARES QUE NOS IMPIDEN ENTRAR

Manolo Benéitez

En el número anterior de la revista hablábamos de los bares “buenos”, en los que podemos entrar los diversos funcionales. Hoy vamos a hablar de los bares con barrera, o sea, con escalón, en los que no podemos entrar, los “malos”. Partiendo del CAMF de la Avda. Alemania hacia la avenida Juan Carlos I, son estos: El primero es el Vidal , situado en la plazoleta entre las calles Italia y Yugoslavia. Tiene un escalón en la puerta lo suficientemente alto para impedir el acceso de una silla de ruedas. Y el siguiente, el Pintxos, con dos entradas, una por la calle Bélgica con dos escalones y la otra por el pasaje entre Bélgica y la plazoleta mencionada, con un escalón que sería factible rebajar sin mucho gasto, para facilitar el acceso. Siguiendo dicha calle hacia la avenida Juan Carlos I, y en la esquina de ambas, está la taberna irlandesa Garret, con un escalón bastante alto en la puerta. Y siguiendo por la acera de los pares de la avenida, junto al Metro, el Kalígulas, con el correspondiente escalón que impide el paso. Por cierto, este bar pertenece a la misma cadena que el Pintxos y el Jarraskás, este último mencionado en el anterior artículo dedicado a los bares adaptados, por lo que esperamos que el propietario se anime y adapte estos dos también. En la misma acera, yendo hacia la avenida Eu14

ropa, está el Café Sports con nada menos que dos escalones. Y a continuación, el Zaranda, con un escalón alto que da la impresión de que han intentado rebajar, pero tan tímidamente que sigue igual. Y en la esquina con el pasaje de la calle Francia, está la taberna Tithos, con un escalón no muy alto pero que no se puede subir. Y en la misma acera, pasado el cruce de la calle Francia, el Anais, con escalón que ocupa todo el edificio. Cruzando a la acera de enfrente y enfilando en dirección a la rotonda de los Derechos Humanos, nos encontramos la cafetería Suiza, con un escalón en la entrada y otros dos en la acera. Y pasada la calle Francia, el Pub Taj Mahal, en la esquina con el pasaje de la calle Austria, con un escalón bastante alto. Al lado, en el mismo pasaje está El Rincón del Vino, con un escalón bajo pero imposible de subir sin ayuda. Pero lo mejor del último está dentro: si quieres tomar algo lo vas a tener que hacer en la barra porque el acceso a las mesas tiene otro escalón, ¡toma ya! Y así unos cuantos más, el Ñam II, La Cruz Blanca, el Zamín y otros que omito por falta de espacio en este artículo. Todos nos están impidiendo el paso. Y no debería ser así, después de tanto tiempo, de tantas campañas de concienciación y de algunas leyes que protegen el derecho a la accesibilidad de los diversos funcionales. A mí me parece injusto, pero es que además es ilegal.


DeciresHaceres

Don Manuel Hurtado Parejo

PARA SERVIRNOS

Don Manuel Hurtado Parejo, todos le conocéis como Manolo, ese tipo que siempre está dispuesto a empujar nuestra silla con discreción, se ha dedicado toda su vida a moldear el acero, como mecánico ajustador. Dejó de fabricar máquinas–herramienta el día que se jubiló. Sólo durante las huelgas, que no fueron pocas en tiempos de reestructuraciones industriales, dejó de domar el acero. –¿Cómo es que a usted le dio por esto del voluntariado? ¿No cree que ya se había ganado un buen descanso, después de toda una vida de trabajo? –Se dio la circunstancia de que, al jubilarme, estuve ingresado en el Severo Ochoa 25 días. Allí conocí a un compañero de habitación que tenía una pierna amputada y le iban a amputar la otra, no comía y yo le animaba a comer. Cuando le dieron el alta en el hospital, empecé a darle paseos por la calle hasta que se le fue pasando la depre. Así fue como me di cuenta de las mil necesidades que tenéis los que os manejáis en silla de ruedas. Y me fui metiendo en esto del voluntariado. A los jubilados nos organizan cursos de jardinería, encuadernación, literatura, esas cosa, yo me veía condenado a eso. Pero un día me presenté en la Cruz Roja y pedí que me informasen, me aliste de voluntario, hice unos cursillos y hasta hoy, en el CAMF de Leganés. –¡Pero usted tiene familia! ¿No se quejan de lo abandonados que los tiene? –Sí que tengo familia, mi mujer, cuatro hijas, dos nietas y un nieto. No vengo aquí, a empujar vuestras sillas, porque me aburra en casa. Ahora vivimos solos mi mujer y yo, pero no nos aburrimos. Creo que lo que hago, ayudaros, es mucho más importante que cualquier otra cosa que se me ocurra hacer. Y mi familia está encantada. Todavía me queda tiempo para hacer las cosas de la casa, cuando me toca.

riado?

CC

–¿Cuánto tiempo dedica a las tareas del volunta-

–Prácticamente todo el día, y todos los días del año. A excepción de algunas semanas, que me voy con mi mujer de vacaciones. Ayer mismo, después de estar aquí, en el CAMF, me fui al Severo Ochoa a visitar a Pedro Jesús, un compañero vuestro del CAMF que lleva un tiempo ingresado. –¿Qué le aporta el voluntariado, tanta dedicación, tanto esfuerzo? –No gano sino sonrisas, no me aporta más que satisfacciones. Tengo mucha fuerza de voluntad, eso me lo enseño el acero, pero la ilusión de cada día me la proporcionan vuestras miradas y vuestras sonrisas. –¿Entonces, los residentes nos portamos bien con usted? –Fenomenal, con mucho respeto, y dándome las gracias continuamente. Y lo mismo los familiares, muy agradecidos. El personal del centro ya me conoce. Incluso las responsables, de vez en cuando, cuando por cualquier razón andan apuradas de personal, me piden si puedo acompañar a residentes a hacer gestiones a la calle, como llevarlos al médico, a los bancos, a Parque Sur, etc. –¿Y en verano, a la piscina otra vez con nosotros? –Eso es más serio que empujar la silla. Tengo que estar pendiente, durante el tiempo que estáis metidos en el agua, de que no os suceda nada, aparte de que os ayudo a vestiros y os acompaño a tomar el refresco, os pongo la crema, etc. En fin, que para don Manuel Hurtado Parejo la jubilación no supuso dilema, eso de cómo ocupar el tiempo libre. Al contrario, le falta tiempo, todas las horas del día son pocas para acompañar a los solitarios y para hacer rodar las sillas que no se mueven solas. O sea, para ser solidario. 15


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