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Vivienda social sustentable

- Por el MPyGIU Ing. Civil Fabio Miguel Petrecca

Magister en Planificación y Gestión de la Ingeniería Urbana. Integrante de la Comisión de Estudio de Pericias y Arbitrajes del Consejo Profesional de Ingeniería Civil (CPIC)

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Entre los grandes desafíos que nos esperan como Nación, uno de los principales objetivos, en cualquier gestión pública, debería ser disminuir las desigualdades sociales, procurando una sociedad más justa. La problemática de la vivienda de interés social, constituye una prioridad ineludible para un gran número de familias, las cuales viven en condiciones infrahumanas, relegando situaciones de higiene y seguridad elementales, al no tener acceso a un lugar digno donde vivir. Si bien no existen cifras oficiales actualizadas capaces de determinar la magnitud real del problema, estimaciones del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, establecen el déficit habitac1ional entre 3.200.000 y 3.800.000 unidades. Un análisis de la situación en nuestro país no debe limitarse al aspecto cuantitativo del problema. Existe además un déficit cualitativo asociado a viviendas urbanas, sin los servicios esenciales mínimos de agua potable, luz eléctrica o acceso a la red cloacal. A estas consideraciones, deberíamos agregar aquellos hogares con pisos de tierra, fallas estructurales, patologías constructivas por el uso de materiales inadecuados y hacinamientos, donde conviven tres o más personas por habitación. Se consideran viviendas recuperables, aquellas que mediante obras de refacción o mantenimiento, permiten mejorar sus condiciones de habitabilidad. Por el contrario, las construcciones precarias irrecuperables deben ser reemplazadas por nuevas, al existir graves deficiencias en la construcción y calidad de los materiales utilizados, o al encontrarse ubicadas en terrenos no aptos para asentamientos urbanos.

Durante el transcurso del siglo XX, los diferentes estados nacionales, provinciales y municipales han realizado numerosas intervenciones, tendientes a satisfacer la creciente demanda de vivienda, en particular, sobre aquellos sectores sociales más postergados, mediante la construcción de las denominadas viviendas sociales.

Históricamente, una de las formas de producir dicha intervención, fue mediante la construcción de grandes conjuntos urbanos, procurando brindar soluciones a un mayor número de familias.

La mayoría de esos conjuntos habitacionales, ubicados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se encuentran en permanente proceso de recuperación, requiriendo la asignación de importantes y recurrentes partidas presupuestarias, en un intento por frenar la degradación edilicia y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

La vivienda de interés social, en su evolución a través del tiempo, permitió establecer normativas y estándares mínimos para su ejecución, obteniendo una mejor administración de los recursos públicos, asignados para este tipo de intervenciones. El 30 de agosto de 2019 se sancionó la Resolución 2 59/2019 , del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, sobre Estándares Mínimos de Calidad para Viviendas de Interés Social , publicada en el Boletín Nacional del 4 de septiembre de 2019. Esta Resolución y su Anexo I, son aplicables al “Plan Nacional de Vivienda” y a otros programas y proyectos de viviendas de interés social. Los estándares mínimos abarcan un significativo conjunto de variables, las cuales incluyen: Requerimientos para localización y escala de la intervención, el diseño bioclimático, los sistemas constructivos utilizados, la flexibilidad y el potencial crecimiento de la superficie construida. Adicionalmente, la normativa estableció un mínimo de 30 años para la vida útil de las futuras construcciones involucradas. Al mismo tiempo, aparece el criterio de eficiencia energética, previamente incorporado, en la Norma IRAM 11.900 del año 2017, sobre prestaciones energéticas en viviendas, priorizando entre otras variables de importancia, el diseño y construcción de la envolvente.

Actualmente, la eficiencia energética es de gran importancia para nuestro país, por la incidencia creciente del consumo residencial sobre el total de energía utilizada, y su relación con la matriz energética nacional. La implementación de acciones, tendientes a mejorar la eficiencia energética en las viviendas, permitirá una considerable reducción del consumo, que a valores del año 2017, representaban un 27% de la demanda total del país. Otro objetivo relevante para las viviendas sociales es realizar una construcción verdaderamente sustentable, capaz de incorporar las diferentes estrategias destinadas a minimizar el impacto ambiental en todas las fases del ciclo de vida de un edificio. Ello incluye las etapas de planificación, diseño, construcción, renovación, utilización y

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eliminación o reconstrucción. Si aspiramos a una nueva generación de viviendas, que logren materializarse en un marco de sustentabilidad, existen fundamentos básicos para su realización a ser considerados apropiadamente.

Fundamentos Básicos para una Vivienda Social Sustentable

. Diseño que garantice la sustentabilidad del proyecto. . Selección de materiales apropiados y durables. . Aplicación de Nuevas Tecnologías Constructivas. . Eficiencia Energética. . Implementación de Energías No Convencionales.

El diseño procurará una integración al ecosistema, utilizando la inercia térmica de los materiales, considerando además las condiciones bioclimáticas del lugar de implantación del proyecto. La sustentabilidad de los materiales seleccionados, permitirá mantener el recurso disponible y en condiciones de ser utilizado por las generaciones futuras. Al mismo tiempo, materiales con adecuada resistencia y durabilidad aseguran una vida útil mínima para la vivienda a construir. Es altamente recomendable, reducir, reutilizar y reciclar el desecho generado una vez finalizada la vida útil de la construcción, para volver a incorporarlos al ciclo productivo. Las Nuevas Tecnologías aplicadas a las obras civiles, han conseguido mejorar la calidad de las construcciones, reduciendo costos y tiempos de obra. Utilizando tecnología de impresión en 3D, es posible la construcción de casas, acotando notablemente su tiempo de ejecución y el impacto sobre el ambiente. En toda vivienda, la eficiencia energética garantiza consumos mínimos de energía, manteniendo los estándares de confort en los 20 ºC para el invierno y en 25 ºC para el verano. Existe una gran variedad de energías no convencionales las cuales pueden utilizarse en una obra nueva, obteniendo desde un ahorro en el consumo hasta la posibilidad de comercializar la energía sobrante generada. Las Energías Renovables y su aplicación en la construcción y uso de viviendas sociales, abarcan una multiplicidad de alternativas, incorporando la generación de energía eléctrica y agua caliente utilizando energía solar, la climatización de ambientes por geotermia y hasta la recolección de agua de lluvia para limpieza y riego. Las nuevas tecnologías, al comenzar a implemen tarse, presentan costos casi inaccesibles, reduciendo la posibilidad de ser aplicadas a nivel masivo. A medida que se comprueban sus virtudes y las ventajas de su implementación, se reducen los costos de fabricación, producto de la mayor demanda, y al mismo tiempo, se mejora la calidad y durabilidad del producto final, en base a la experimentación continua. En definitiva, la Vivienda Social Sustentable, con la incorporación de nuevas tecnologías, eficiencia energética, energías renovables, sistemas constructivos apropiados y materiales sustentables, resulta ser un camino a seguir con visión de futuro, donde el ser humano se integre nuevamente como parte indisoluble del ambiente.

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Refernecias 1. Arq. María E. Bielsa (Entrevista Diario La Nación – 15-03-2020) 2. https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/resoluci%C3%B3n-59-2019-327774/texto 3. https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/if-2019-72275570apn-dnasyfmi.pdf

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