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Cuenca del río Nizao y notas sobre el río Ocoa11

El área de la cuenca es de 1,036 kilómetros cuadrados; cubre parte de las provincias de San José de Ocoa y San Cristóbal – ubicadas en el suroeste cercano de la isla, y las provincias de Monseñor Nouel y La Vega, en la región del Cibao, prácticamente el centro de la isla. El río Nizao tiene una longitud de 118 kilómetros y un caudal mensual promedio de 20.74 metros cúbicos por segundo (medido en río Abajo). Nace en los sumideros de agua próximos a Sabana Calderón y al río Malo, en Valle Nuevo, a una altura de 2,560 metros por encima del nivel del mar, y desemboca en el mar Caribe, alimentando con sus aguas a varios cachones (humedales costeros) del área. El Nizao se beneficia de tener, en sus lugares de nacimiento y en sus primeros tramos, bosques nublados y cafetales con sombras. Sus aguas se mantienen claras hasta cerca de su desembocadura y en el caso de sus principales ríos afluentes, Mahoma y Mahomita, son claras en toda su extensión. El río Nizao es aprovechado en tres presas hidroeléctricas y en un contraembalse, que producen un promedio de 309.7 gigavatios hora de energía por año, además de otros beneficios detallados más abajo.

El 62.4 por ciento de la superficie de esta cuenca está cubierta por bosques nublados, productores de agua, muchos de ellos incluidos en porciones de cuatro parques nacionales: Juan Bautista Pérez Rancier (Valle Nuevo); Loma La Humeadora; Luis Quinn; Máximo Gómez, y la reserva científica Loma La Barbacoa. La presencia de cafetales bajo sombra en la cuenca media y alta, además de contribuir con la economía local y nacional, favorece también la producción de agua. En la porción sureste de la cuenca la pluviosidad es baja.

Río Nizao, aguas abajo hidroeléctrica Aguacate 103

El río Nizao, después de deslizarse rápido, entre lomas escarpadas con áreas de pinares, café y otras especies, llega a Rancho Arriba, con una diferencia de nivel de 1,840 metros con relación a su nacimiento. Su cauce es ancho, a veces de 180 metros, y tanto las aguas superficiales como las subterráneas, se utilizan en el riego de cultivos de alto valor económico. Entre los afluentes del Nizao localizados en su cuenca alta, se destacan el río Malo y el Arroyo Quita Sueño, en Rancho Arriba. Más hacia el sur, el río Malo se alimenta del río Banilejo, el que a su vez recibe afluentes que provienen de la provincia de Monseñor Nouel, ubicada más al norte. Los afluentes principales del Nizao son los ríos Mahoma y Mahomita. Ambos nacen en la provincia de San Cristóbal, ubicada a unos 30 minutos al oeste del centro de la capital dominicana, y se constituyen en frontera entre esta provincia, así como las de San José de Ocoa y Peravia. Otros afluentes notables, situados en la cuenca media, son los arroyos Barraco y Jigüey.

La primera presa, de arriba hacia abajo, es la de Jigüey, ubicada en la zona de Palo de Caja, provincia San José de Ocoa. Se construyó a un costo de US$500 millones con fines de producir energía hidroeléctrica; comenzó a operar en 1992. El volumen útil del embalse es de 130.95 millones de metros cúbicos. El agua es conducida a la casa de máquina, situada más abajo del embalse por un túnel de presión de 6.4 kilómetros de longitud y 5.15 metros de diámetro. Su potencia instalada es de 98 megavatios. La producción de energía en el año 2020 fue de 132 gigavatios hora.

Las aguas turbinadas y las del caudal ecológico se unen y fluyen hasta la presa de Aguacate, la que es alimentada también por el río Mahomita. Esa presa está ubicada en el paraje Paso El Ermitaño, provincia Peravia, cerca de 20 kilómetros aguas abajo de la presa de Jigüey. Comenzó a operar en 1992 y su costo fue incluido en la de Jigüey. Su embalse tiene una superficie de 0.35 kilómetros cuadrados y el volumen útil es de 1.46 millones de metros cúbicos.

Presa de Jigüey, desde Palo de Caja

Río Nizao en Nizao-Las Auyamas

Presa de Jigüey

Río Nizao, aguas abajo presa de Jigüey

La energía hidroeléctrica no se genera cerca de esta presa sino que, para aprovechar mejor el desnivel y la presión el agua, es conducida por un túnel y tubería de presión de 10.8 kilómetros de largo, revestido de hormigón, con un diámetro de 4.36 metros, hasta una central de máquina localizada en el paraje de Muchas Aguas, provincia Peravia, cerca del embalse de la Presa de Valdesia, donde son turbinadas. La potencia instalada es de 60 megavatios. La producción de energía en 2020 fue de 176 gigavatios hora.

Las aguas del río Nizao, ya turbinadas dos veces, son conducidas a otra presa: Valdesia, ubicada en el paraje Muchas Aguas, sección Valdesia, provincia Peravia. Comenzó a operar en 1976 y fue la primera en aprovechar las aguas de ese importante río. Su costo de construcción fue de US$60 millones, incluyendo el contraembalse Las Barias. La superficie del embalse de la presa es de siete kilómetros cuadrados y el volumen útil de almacenamiento de agua es de 115.55 millones de metros cúbicos. La presa es de uso múltiple: suministra cinco metros cúbicos por segundo para el agua potable del acueducto de Santo Domingo (cerca de la mitad del consumo) y un metro cúbico por segundo para los acueductos de San Cristóbal y Baní. Produce un promedio de 74.71 gigavatios hora al año y también suministra agua de riego.

El aprovechamiento prosigue. Las aguas turbinadas en la presa de Valdesia retornan al río y se almacenan en el contraembalse Las Barias, a cuatro kilómetros aguas abajo de la presa de Valdesia. El embalse tiene una capacidad de almacenamiento de agua de 6.1 millones de metros cúbicos. La producción de energía en 2020 fue de 1.7 gigavatios hora. Dependiendo de la demanda de los cultivos, se derivan de nueve a doce metros cúbicos por segundo de agua al canal Marcos A. Cabral, imprescindible para el riego de unas 155,300 a 223,000 tareas (9,767 a 14,025 hectáreas) en zonas semiáridas, con cultivos de aguacate, mango y vegetales, de alto valor económico.

Otra hidroeléctrica más pequeña es la de Nizao-Najayo, con una capacidad instalada de 0.330 megavatios y una producción anual promedio de 0.57 gigavatios hora. Y otra de 0.110 megavatios en Los Anones, que opera con el agua del lateral Nizao que depende del canal Marcos A. Cabral.

En la cuenca alta y media del río Nizao hay balnearios excelentes. Se destacan los del cauce del Nizao en La Estrechura y el de Rancho Arriba, en la sección de Nizao. También, los de Mahomita en Santana y Calderón; además, el Tabernáculo La Piedra, cascada La Taína, al lado de la presa de Aguacate, Los Reyitos, cerca de la central de Jigüey, el Barco, en Muchas Aguas, y otros. El lecho de los últimos 16 kilómetros del río Nizao ha sido muchas veces trastornado por las extracciones desordenadas de agregados. Hay progreso en la protección de ese trayecto, pero se requiere continuar con ese esfuerzo. En el lugar denominado La Mina, último tramo cerca de la desembocadura, el río Nizao es aprovechado por pescadores y bañistas.

Balneario Reyito, segundo nivel, cerca de Jigüey.

Río Nizao, aguas abajo dique Jigüey.

Presa Aguacate desagüe

Río Nizao en San Gregorio

Canal Marcos A. Cabral

A pesar de las muchas áreas protegidas en la cuenca, en estas y otros lugares no protegidos persisten los impactos relacionados con la tumba de bosques para ampliar la producción de cultivos de ciclos cortos y plantaciones de aguacates.

En el lado oeste de la cuenca del Nizao está la cuenca del río Ocoa, de 677 kilómetros cuadrados. El cauce de este río tiene una longitud de 65 kilómetros. En total, aporta 5.74 y 1.80 metros cúbicos por segundo, respectivamente, para irrigar 38,764 tareas (2,438 hectáreas) y 12,163 tareas (765 hectáreas) cercanas al cruce de la carretera Azua-San José de Ocoa, ubicada en la región suroeste. En gran parte del año, el agua superficial del río no es visible, pero en épocas lluviosas arrasa con cultivos y propiedades en los últimos tramos de su cauce. Abre dos y tres bocas en la desembocadura, y deposita una gran cantidad de sedimentos. La causa se debe a la intensa deforestación de la cuenca, que acelera las avenidas del río.