Proyecto Invectivas, María Glez (Myrem) _ Paraisu rural, para Avan Espais.

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Benjamin Franklin: “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”


Nuestra idea de una obra de arte no se funda sobre una técnica específica, sino en función de las propiedades simbólicas que cualquier material u objeto puede ofrecer y las relaciones que puede mantener éste con el contexto donde participa o se inscribe.

Existen dos ejes dentro de este proceso: La performance y acción colectiva de siembra, y la creación objetual para una instalación. Dentro de nuestra propuesta, la experiencia cotidiana del acto de plantar, y desde las semillas saludables que se relacionan con el campo, el cuerpo, el espacio y con la arquitectura. En este trabajo exploramos la transmisión de conocimiento oral, con algunas acciones cotidianas de la agricultura para tratar de revelar el sentimiento de vacío que conlleva la ausencia de sentido del conocimiento de las tradiciones orales, y de las cosas. Repensemos espacios en una narrativa desde lo íntimo, descontextualizar acciones que lleven al espacio público, para provocar algún tipo de reacción, donde el espectador sea partícipe activo, y re-significar la tierra, la siembra, con apertura a una infinidad de lecturas.

Explorar el carácter cambiante y no permanente de las cosas, deconstruyendo y anulando en ocasiones la idea de estabilidad.


Invectivas

ESPAIS AVAN, 2021. Proyecto de María González Fdez, Myrem Glez. Colectivo Paraisu rural.


Comprender los discursos orales tradicionales en los pueblos es clave para comprender la identidad de un espacio rural, las personas que lo cohabitan, su naturaleza y el impacto de la trasmisión de conocimiento junto a sus lindes.

Las lindes En esta plantación se recoge la tradición oral y las conversaciones a modo de legado de conocimientos y saberes que se transmitían de padres a hijos, en este caso de abuelas a nietas e hijas, como es el caso de los conocimientos de plantas saludables y sanadoras, ubicadas en los medios rurales de Asturias, y ahora plantadas en Castellón.

En las conversaciones que se generan y las plantaciones que se observan durante esta instalación, todas las personas implicadas germinan, producen, obtienen conocimiento y apertura hacia la creatividad. Arraigada


en esta pieza con plantones de semillas asturianas en la tierra Valenciana. Comparten su estado con su pasado, y se procura un claro manifiesto de acciones participativas, vivir la ruralidad en forma de tradición oral plantada en semilleros tradicionales que germinan en forma de valores, escucha atenta, y observación en estas semillas.

En sus germinados se proyectan conceptos como agro, periferias, el rural, neorruralidad, patrimonios ocultos, transmisiones orales, etc. Germinados que vertebran las plantas y la flora de identidad campesina tradicional. Las producciones de plantas medicinales, salud que propone la pieza y se presenta mediante diferentes códigos estéticos, imágenes y narrativas, con un discurso que reafirma y manifiesta la posibilidad de ruralidades múltiples y de puentes, maneras de vincularse entre territorios del norte y el este de la península ibérica.

Por iniciativa del proyecto en Avan se crean los puentes mediante la agricultura, impulso del actual auge de la permacultura, que al fin y al cabo es el modo de agricultura sostenible de siempre, como intentos de rescate, y desde entonces a la espera. La espera.


Por otro lado, es la unión de un proyecto colectivo, Paraisu rural, programa cultural bianual propuesto por un colectivo de jóvenes agropolitanos en 2012. Inspirados por el importante patrimonio histórico y natural de la zona rural, y por el legado pedagógico que dejan los habitantes del medio rural, la propuesta se enmarca en un valle de 4 barrios o aldeas. Su programa trata de vertebrar la participación rural de tradición agropecuaria, la innovación de los saberes del arte contemporáneo, y la puesta en valor del patrimonio desarrollando acciones como la creación de instalaciones de arte y naturaleza efímeras. Junto a ello la creación de un archivo bianual colaborativo de la memoria del valle, residencias para artistas mediadores, espacios de reunión, talleres, formación, etc. Necesario programa se


debate dependiendo de fondos económicos autogestionados. Se pretende pues, ser los puentes de conocimientos entre las mentes rurales nonagenarias y las actuales, legados del desarrollo en el tiempo que permite escarbar en ese oscuro patrimonio marcado por el trauma y poder de las órdenes religiosas, hasta llegar a restaurar el ambivalente paradigma de identidad mixta artesana y agrícola.

AVAN ESPAIS De la tipología múltiple del paisaje rural que se encuentra en nuestra plantación, son los saberes y conocimientos orales rurales la actual biomedicina, quizás uno de los más antiguos patrimonios de las zonas no urbanas que se han reenfocado en la tradición oral con la sostenibilidad de esos recursos transmitidos de padres y madres a hijos e hijas, en este caso de abuelas y abuelas a nietos y nietas. Este fenómeno consolidó una fuerte identidad cultural en torno a los territorios rurales, dejando de lado muchos recursos de la química farmacéutica, fuentes económicas menos saludables y poco sostenibles de las zonas periféricas a la ciudad. Este es el caso del barrio y aldea de Vallinaoscura que, con el cierre de las industrias aledañas, el final de la ganadería sostenible, y en el contexto de la “España vaciada”, se encuentra casi despoblada y con una economía deprimida. La ebanistería que daba sentido al lugar y forjaba su identidad, ahora ya no está. Sin embargo, posee un excepcional patrimonio del oscurantismo en el legado del monasterios de San Salvador de Valdediós, arquitectura prerrománica, en forma de una red de plantas sanadoras implantadas por las órdenes del cister y el cluny entre poblaciones del valle de Boiges. Las antiguas escuelas taller de ebanistería, en el ala anexa al monasterio, fueron una infraestructura que, como tantas otras construidas para fines similares funcionó como escuela taller y se degradó hasta su desaparición.


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