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TSUNAMIS EN LA ANTIGÜEDAD

El rastro de los TSUNAMIS

La Universidad de Málaga lidera el proyecto TSUNIBER que estudia cómo grandes catástrofes marítimas afectaron al modo de vida de sociedades de la Antigüedad. Por A. F. Cerdera.

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El Cerro del Villar, en la desembocadura del malagueño río Guadalhorce, esconde bajo tierra los restos del segundo asentamiento fenicio más antiguo de la bahía de Málaga y uno de los más importantes de esta zona del Mediterráneo. Lo que hoy es un espacio elevado, en torno al siglo VIII-VI a. C. era una isla enclavada en el estuario del río. Un lugar privilegiado desde el punto de vista económico y ambiental, en el que esta población fenicia lo tenía todo para prosperar. Las excavaciones realizadas en este entorno han desvelado que se trataba de una ciudad comercial de primer nivel. Los restos hablan de la existencia de una calle principal, con una cantidad considerable de construcciones abiertas hacia ella, consideradas por los arqueólogos como unas de las primeras tiendas que hubo en lo que hoy se conoce como Bahía de Málaga. La actividad económica era muy intensa, en particular se mantenía una relación de intensos intercambios con las poblaciones autóctonas, que intercambiaron productos agrícolas a cambio de mercancías de importación, así como productos elaborados en el propio asentamiento, entre los que destacaban las conservas de pescado, que se vendían en esta isla, que bien podría ser considerada como el primer ‘centro comercial’ de la Costa del Sol. Es más, algunos restos de cerámica evidencian que este asentamiento mantuvo relaciones comerciales con otros del Levante peninsular. Esta vida próspera se vio truncada por dos acontecimientos catastróficos, como ya se había apuntado en investigaciones previas y se acaba de confirmar, con nuevos e importantes detalles, en las excavaciones realizadas a lo largo de mes de julio por la Universidad de Málaga. Una gran inundación de carácter probablemente fluvial a principio del siglo VII a.C. asestó el primer golpe. Este evento catastrófico, que es algo anterior a las primeras ocupaciones fenicias fenicias en Malaka, la actual ciudad de Málaga, y hace que los investigadores piensen (todavía no está confirmado) que puede haber alguna relación entre esta inundación y el traslado de parte de la población a este nuevo entorno de la bahía de Málaga, mucho más a salvo de fenómenos de este tipo. El segundo evento catastrófico que terminó por asolar el Cerro del Villar se produjo a finales del siglo VII a.C. En esta ocasión se trató de un desastre de origen marítimo de grandes dimensiones, posiblemente un tsunami. Debió contribuir a que el entorno del Cerro del Villar se orientase a partir de estas fechas a actividades artesanales, como la alfarería, para ir perdiendo protagonismo respecto a la emergente ciudad de Malaka a partir del siglo VI a.C. Para conocer en profundidad estos fenómenos catastróficos, la Universidad de Málaga lidera el proyecto nacional TSUNIBER – Terremotos

y tsunamis en la península ibérica en época antigua: respuestas sociales en la larga dura-

ción. Coordinado por el profesor de Historia Antigua de la Universidad de Málaga, Manuel Álvarez Martí-Aguilar, en este proyecto se están estudiando los terremotos y tsunamis ocurridos en la Península Ibérica en época antigua, y valorando su impacto económico, social y cultural en las comunidades costeras peninsulares. Sin embargo, este estudio es diferente a otros anteriores, por su enfoque multidisciplinar,

TSUNIBER

Objetivo: Estudio de los tsunamis y fenómenos costeros catastróficos que afectaron a las sociedades antiguas de la Península Ibérica.

Cerro del Villar: Este yacimiento en la desembocadura del Guadalhorce (Málaga) esconde las huellas dejadas por un posible tsunami, que asoló el enclave en el siglo VIII a.C., que ahora se estudia con técnicas más moderdas.

Multidisciplinar: En este proyecto participan investigadores de áreas de Historia Antigua, Arqueología y Geología.

Investigador principal: Manuel Álvarez Martí-Aguilar.

www.uma.es

CERRO DEL VILLAR. En la imagen principal, el equipo de la Universidad de Málaga trabajando en el Cerro del Villar. Debajo, recreación del aspecto que tenía el asentamiento en época fenicia. Al lado, estuario del Guadalhorce, donde se ven localizados los asentamientos fenicios de La Rebanadilla y el Cerro del Villar. Bajo este texto, José Suárez, investigador de la UMA.

Los pueblos de la Antigüedad no contaban con los conocimientos necesarios para interpretar de manera racional fenómenos como los tsumanis, no sabían a qué se debían esas masas de agua que rompían abruptamente las fronteras entre la tierra y el mar, y los atribuían a actuaciones de las divinidades. Manuel Álvarez MartíAguilar (en la imagen) lleva tiempo estudiando las representaciones culturales de estos cataclismos en épocas muy remotas de nuestra historia, para interpretar la simblología asociada a este tipo de desastres, una línea que se va a potenciar en el marco del proyecto TSUNIBER. “Las gentes de aquella época percibían el tsunami como la transgresión de un límite cósmico, de la barrera simbólica impuesta por la divinidad entre la tierra y el mar durante la creación. Se entendía como una ruptura de la relación de concordia entre ambos elementos y, por tanto, como un retorno al caos primigenio”, explica el investigador, que para estudiar estas imágenes acude a fuentes literarias antiguas e investigaciones recientes en el campo de la paleosismología, la geomorfología y la arqueología. Estos fenómenos catastróficos quedaron reflejados, por ejemplo, en la gramática religiosa del santuario de Heracles-Melqart en Gades (la Cádiz romana), un centro de culto célebre en el mundo antiguo, del que no quedan restos pero sí referencias en fuentes literarias antiguas. “Ciertos elementos del santuario pueden ponerse en relación con la cuestión del tsunami, con la lógica del mantenimiento de la concordia entre la tierra y el mar, y del fortalecimiento del límite divino impuesto al mar frente al riesgo de inundación”, afirma Manuel Álvarez.

con la participación de historiadores, arqueólogos y geólogos. Los resultados, además de ser mucho más ricos, aprovechan el conocimiento de la dinámica de un tsunami generado con las catástrofes de 2004 en el Índico y 2011 en Japón, que sirvieron para que la comunidad científica pudiera profundizar en las características de los depósitos generados por estos fenómenos extremos y también el tipo de material que el mar arrastra tierra adentro. Los tsunamis son poco frecuentes en las costas de ibéricas. El último de gran intensidad se produjo en 1755, asociado al terremoto que destruyó Lisboa. Este maremoto provocó cerca de mil muertes en la provincia de Huelva y las olas que llegaron a la ciudad de Cádiz alcanzaron varios metros de altura. Sin embargo, éste no será el objeto principal de estudio en el proyecto TSUNIBER. Los trabajos indagarán sobre las consecuencias que tuvieron, aparte de los dos fenómenos que asolaron el Cerro del Villar a lo largo del siglo VII a. C., el posible terremoto del Golfo de Cádiz en época tartésica, otros dos supuestos tsunamis en esta misma zona en la segunda mitad del primer milenio a.C. y a mediados del siglo I d.C., así como el horizonte de eventos catastróficos en las costas del sur de la Península Ibérica entre los siglos III y V d.C. Además, en este estudio se pretende establecer una conexión hitórica entre estos eventos, que permita conocer las respuestas a la catástrofe y las estrategias colectivas de resiliencia en las culturas tartesia, fenicia e hispanorromana. “Mediante excavación manual hemos llevado a cabo la reapertura del denominado ‘Corte 5’ del Cerro del Villar para extraer muestras de sedimentos de sus perfiles y analizarlas, siempre garantizando su conservación y posterior cubrición”, explica el profesor del Área de Prehistoria de la Universidad de Málaga, José Suárez, cuyos trabajos han profundizado en el origen fenicio de la ciudad de Málaga. Además, este proyecto contempla la realización de estudios polínicos, con los que se valorará el impacto medioambiental de la presencia fenicia y las transformaciones acontecidas en el poblamiento autóctono de la región, como resultado, previsiblemente, de actuaciones de deforestación, para la puesta en cultivo de nuevas tierras en el valle del Guadalhorce. De paso, esta investigación servirá para hacer una revisión integral de todos los terremotos y tsunamis producidos en la Antigüedad en la Península Ibérica. Y un aspecto novedoso, que hace que este proyecto adquiera una dimensión más amplia es el estudio del impacto de estos fenómenos catastróficos en la cultura y religiosidad de los pueblos que habitaron en estas épocas. Se trata de un proyecto ambicioso y original, con el que se podrá descubrir más sobre el pasado remoto de las costas españolas, los modos de vida de estos pueblos y la manera que tenían de protegerse de estos fenómenos, por ejemplo, buscando espacios más protegidos de las inclemencias marítimas, tal y como se piensa que pudieron hacer los fenicios de la Bahía de Málaga. “Las inundaciones acontecidas en el Cerro del Villar, entre otros factores, debieron resultar determinantes para que a partir de mediados del siglo VII a.C. la Malaka fenicia, localizada en el entorno del promontorio de la Colina de la Alcazaba, y cuyos restos más antiguos se conservan bajo el Rectorado de la Universidad de Málaga, se convirtiese en el principal asentamiento de la bahía”, afirman José Suárez y Manuel Álvarez. p