Revista Catarsis

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Catarsis

Catarsis Liberación de emociones y sensaciones

Mi contexto, mi espacio, Zamora Santa Rita, mi barrio

pág 7

Neo-Campesino: Una práctica de vida alternativa pág 8 - 9

Voces de Chernóbil, un caso de resiliencia en la literatura pág 16 - 17

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Catarsis Liberación de emociones y sensaciones

Mi contexto, mi espacio, Zamora Santa Rita, mi barrio

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Neo-Campesino: Una práctica de vida alternativa pág 8 - 9

Voces de Chernóbil, un caso de resiliencia en la literatura pág 16 - 17

Esta es una de cuatro publicaciones realizadas por los estudiantes del XXV Seminario de Comunicación Juvenil.

Alejandra Restrepo Yamit Velásquez Peña Dux Brisvany Rojas Pino Eder Felipe Cifuentes Posada Viviana Marcela Salazar Prieto Daniel Sánchez Moreno Ana Maria Salamanca Bermúdez Mariana Gómez Carvajal Sebastián Pérez Lopera Alejandro Camacho Mariana Gómez Carvajal Cindy Jauregui Michelly Vanessa Galindo González María Carolina Rúa Ana Paulina Echavarría Luján

Dirección Irene Gaviria Correa Coordinación General Andrés Felipe Cano Tallerista Jhon Stuar Pérez Guzmán Diseño y diagramación Elisabeth Muñóz Arango Casa Editorial EL MUNDO

No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. Eduardo Galeano

Medellín, una ciudad luz Medellín, una ciudad luz es la propuesta que nos presentan 176 jóvenes del Seminario de Comunicación Juvenil a través de diversas historias de las calles y las gentes de nuestra ciudad. Sus relatos dan cuenta de esta Medellín que brilla justo en los lugares donde han sucedido los hechos más dolorosos. Ellos ponen en práctica los conocimientos de las Narrativas restaurativas que durante tres meses aprendieron a través de meditación, danza, cineforos y talleres sobre géneros periodísticos. Narrativas restaurativas, la temática de esta vigésima quinta edición, buscó acercarse a una naciente corriente del periodismo que trabaja los hechos de dolor a través de la capacidad de sobreponerse y sacar lo mejor de los seres humanos. Nada más pertinente para una sociedad como la nuestra que ha sabido enfrentar tantos momentos difíciles. Convencidos de que un periodista debe ser primero una buena persona y un buen ciudadano, iniciamos un proceso que metodológicamente trabajó desde la introspección y la espiritualidad de cada uno de los participantes. Conocerse primero a sí mismo para poder conocer el mundo y narrarlo, fue el objetivo. El Seminario contó con un espacio académico con invitados internacionales como Judy Rodgers (EEUU) y Veronica McHugh (Irlanda) y con conferencistas nacionales como el periodista y psicólogo Sergio Ocampo y la realizadora audiovisual Inti Bachué. Y durante varias semanas la directora, los editores, redactores y colaboradores del periódico El Mundo compartieron sus experiencias y aprendizajes con los estudiantes. La Alcaldía de Medellín encontró este año en FundaMundo un gran aliado para la construcción de ciudadanía bajo su premisa Educar mientras se informa. Agradecemos también al Metro de Medellín, la Secretaría de las Mujeres, Fundación Epm, Brahma Kumaris e Imágenes y Voces de Esperanza por vincularse a este proyecto que durante un cuarto de siglo ha formado a los comunicadores y periodistas de la región.

Noviembre, 2016

Ha llegado la hora de escuchar la voz de algunos de nuestros 560 mil jóvenes, cada uno de ellos un fuego que ilumina nuestra ciudad. Juana Botero Secretaria de la Juventud Alcaldía de Medellín

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Zamora una semilla de

esperanza Yamit Velásquez Peña

N

ació en 1937, en el corregimiento de Santiago, del municipio Santo Domingo, Antioquia. Su infancia fue como la de todo campesino, trabajando la tierra y sus frutos, el ganado y sus derivados, En su infancia ganaba 50 centavos al día. A sus 16 años decide trabajar en la ciudad de Medellín, algo que logró hacer a sus 18 años, en el Ferrocarril, como frenero de trenes. Su labor comenzaba muy temprano específicamente a la altura de la Terminal del Norte donde laboraba diez días continuos y descansaba dos. Conoció a su esposa en 1960, en el tren. El también hacia la tarea de avisar qué estación seguía, porque el tren solo tardaba tres minutos por estación y en una de esas caminatas por el interior del mismo conoció a la que iba a ser la madre de sus hijos. Llegó a los barrios Zamora y El Playón, gracias a un tía llamada Concepción Álvarez que le ayudó a conseguir una “casita” arrendada. Nelson hace la descripción del barrio, como dos calles principales las cuales estaban hechas de piedra y unas cuántas casas a sus alrededores entre la hierba y árboles. Su casa la adquirió mucho después y la describe como una casa de bareque echa de barro, como aquella choza donde vivía nuestro expresidente Marco Fidel Suárez. Entre sus recuerdos estaba Abelardo, un hombre muy querido, el cual tenía una tienda y pasaba mucho tiempo con él. Ya con 79 años, Nelson nos describe lo duro que fue el conflicto armado en la comuna dos, específicamente en los barrios Zamora y El Playón, donde llamaban a los grupos al margen de la ley

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como: “los muchachos”. En el año de 1958, donde se dividía el barrio por zonas y ocurrían conflictos, Nelson no fue afectado directamente debido a que no se metía con nadie, ni en nada. Otras familias no pudieron correr con la misma suerte, el ambiente era muy pesado y no se podía salir casi a la calle, quien hablara algo que no era pertinente para estos grupos al margen de la ley, era silenciados con balas. En 1971, se pavimentan las principales calles del barrio con sus respectivas cuadras. Sin embargo, a pesar de esta violencia el barrio fue avanzando poco a poco. En 1975 se intensificó el conflicto, se veían patrullas por doquier, balaceras y personas muertas, a pesar de esto Nelson jamás pensó abandonar su casa, porque este era su barrio y su aprecio por el ya era bastante grande. Un caminante de las calles En el barrio, pasaba los días Nelson descubriendo historias, conociendo la gente y transmitiendo esa energía tan particular que hace que a uno se le alegre el día. ¿Cómo le va vecino?, así eran algunos de los saludos que recibía cuando caminaba. En el año 71 solo se distinguían dos escuelas en el barrio, las cuales se llamaban: “Guillermo Barrientos” y “Asia Ignaciana”. En 1985, Zamora y El Playón se constituyen como un barrio, con sus colegios, calles estructuradas y pavimentadas, sus respectivas direcciones, acueducto, una población numerosa. Entonces se construyeron continuamente casas y solares, los cuales le van dando forma al barrio. Se construye el Hospital de Zamora en 1988, siendo este una iniciativa de la Alcaldía de Bello, afortunadamente en estos años

el conflicto no se sintió tanto, pero si se escuchaba mucho en la radio y se leía en la prensa los muertos que la guerra dejaba en esa época. Unos años después, esto terminaría con la muerte de cuatro personas en una de las esquinas más concurridas en el barrio. En 1990, se recuerda un poco de lo que fue Pablo Escobar, su legado, lo que hizo y lo que se hablaba de él, pues nuestro caminante dijo algo que es muy cierto y con lo que estoy muy de acuerdo: “¿De qué vale hacer cosas buenas si con una cosa mala se borran todas estas buenas causas?“ En ese entonces se murmuraban cosas como el barrio que regaló y unas cuantas cosas más que hizo, pero con el tiempo salió a flote todo el daño que le hizo no solo a Medellín y sus comunas, si no, también a todo un país. Nos trasladamos al año 1991, donde el conflicto era muy evidente y la principal disputa era por el territorio. Varios combos se disputaban el barrio. Murieron muchos jóvenes en esa época, ya que perseguían un ideal o ideología que nada les aportaba a su vida. Afortunadamente esto es pasado y según nuestro protagonista, su bella historia, el barrio lleva 15 años en sana paz, algo que le ha aportado crecimiento y desarrollo a las personas que viven en él. “Esto ha traído nueva gente, nuevas ilusiones las cuales traen consigo una tranquilidad, un suspiro de paz, la cual se ha logrado con el pasar de los años, ya en el barrio no se consigue una casa o un lote, porque es muy bueno para vivir”. Así se expresa Nelson, de su barrio, el que vió crecer, el que

Zamora es un barrio hermoso, lleno de gente bella.

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vió renacer de un conflicto que solo trajo consigo muertes de inocentes y desarraigos de la vida. “Esto ha cambiado. Rutas de buses que te llevan al centro, la ruta del Metro Sit, que permite que desde el metro viajes de norte a sur, como lo hacías de una u otra manera en el Ferrocarril. Hoy le doy gracias a Dios por el bienestar en el que estamos todos, la salud, la tranquilidad, la paz y el buen ambiente que se siente en el barrio”. Nelson expresó su opinión del actual alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez y del gobernador Luis Pérez, le están cumpliendo al pueblo que es lo más importante y su forma de trabajar le ha traído progreso y cosas buenas a Antioquia. Nuestro caminante concluye con una sonrisa en su rostro y diciendo que: “Zamora es un barrio hermoso, lleno de gente bella, y que esos días oscuros acabaron hace mucho tiempo. Aquí, si hay futuro para los jóvenes a pesar de todo lo malo que pasó”. Hoy tienen oportunidades para sus hijos y sus nietos de salir adelante, en este barrio el cual lo vió crecer como persona, el cual fortaleció su manera de ver y vivir la vida. Esta fue la gran historia de Nelson de Jesús Monsalve, un hombre que vivió las adversidades del conflicto, pero que hoy es una luz de esperanza. La muestra de que las cosas buenas también se pueden lograr, detrás de la adversidad esta la restauración y detrás de las cosas malas están personas que le ponen el sello de esperanza a una comunidad, y que perduran frente a las calamidades, para así poderle brindar a sus generaciones un futuro lleno de paz y tranquilidad.

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Mi contexto, mi espacio, Zamora Santa Rita, mi barrio

Dux Brisvany Rojas Pino Conocido o más bien llamado: “Santa Rata”, lugar donde viven las ratas, los sicarios, las “mujeres fáciles”, los jíbaros, toda aquella clase de personas que ningún barrio quisiera tener. Pero esta idea falsa que se crearon aquellas personas que no viven, ni vivieron en mi barrio, es totalmente inventada, solo es un mito que no tiene fundamento, ni sentimiento moral. No niego que existieron aquellas épocas en las que sobrevivir era la prioridad, como sucede en cada barrio, cada comuna, cada espacio de nuestra ciudad. Luego de pasar aquella efímera tormenta, llega la calma llena de esperanza. Mucho amor y regocijo para la comunidad y donde la calidez de la gente te hace sentir como en casa. Cada calle, cada sonrisa y la mirada de un niño o niña, me hacen ver que no fue en vano aquellas tormentas pasadas que ahora quedan en el recuerdo de nuestro pasado.

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“Mi barrio, esencia de mi historia y parte de tu historia”


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El trato que les damos a nuestros perros, deja ver lo que realmente somos Cifras del CBA La Perla Medellín

Perros rescatados:

Perros rescatados:

Año 20 04

Añ o2 010

06

0 20

Añ o2

0

Alejandra Restrepo

H

ace algunos años cuando se caminaba por el centro de Medellín era inevitable no sentir el alma desolada. Cuando los ojos de un perro abandonado y olvidado mostraban su lucha por no morir de hambre: cuando rasgaba la bolsa de basura con desespero, era una parte de mí la que se sentía deshecha en pedazos, lo doloroso de ese tipo de momentos son esas miradas que tienen estos animales, cuando se convierten en la carga que nadie quiere tener. Entonces empiezan a mirar el mundo con culpa, sintiéndose culpables de vivir, de estar sucios, de ser heridos e ignorados. Estos perros son el resultado de las conductas más denigrantes de las personas, la consecuencia de un capricho por tener un cachorro que al crecer perdió su encanto o esa baja autoestima social que impulsa a comprar un perro, que tiene una historia cuestionable en el criadero del que salió. Estamos en el siglo de la oscuridad. Somos la continuidad del progreso que nos hace ver lo desechables que somos, en nuestros pensamientos de los que nos desprendemos con facilidad y de las novedades de las que nos aburrimos con rapidez, de las personas que tienen su fecha de vencimiento en nuestro círculo y si miramos más allá de nuestras especies hermanas, de las que nos hemos aprovechado desde siempre.

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1168 Perros dados en adopción: 849

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Añ o

o Añ

Perros rescatados:

1370

Perros dados en adopción:

399

Año 20

586

0 20

Perros dados en adopción:

016 o2 Añ

1439

Perros dados en adopción:

725

Perros rescatados:

1201

Pero estamos cambiando, estamos entendiendo que humanidad también es hacerse responsable de los errores sociales, que implica dejarse tocar el alma por cuatro patas. Si nos parece una escena fea ver a un perro en la calle padeciendo ,hay que hacer algo; si la razón nos pone como jueces de lo que vemos, también nos puede poner como parte de la solución. Los parques púbicos, donde sacamos a pasear a nuestras mascotas, están llenos de historias, de personas que se han bajado del carro y han subido a un perro herido y desde eso se han unido por un verdadero afecto. De los que han visitado hogares de paso y han regresado a sus casas con un perro, que se ha convertido en la conversación de madre e hijo cuando antes no tenían nada en común. Conozco personas que les han dado un lugar en sus vidas a perros que antes no tenían a nadie, no sólo la vida de un animal cambia, las personas salen más de sus casas, hacen más actividad física, dicen sentirse más felices, se sienten menos solas. El trato que les damos a nuestros perros, deja ver lo que realmente somos. Siento más confianza en alguien que no teme mostrar su amor al animal que eligió tener de compañía, eso refleja lo que en esencia somos.

De perro callejero al consentido de la casa

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Neo-Campesino:

Una práctica de vida alternativa Eder Felipe Cifuentes Posada Realizador audiovisual

E ¿El campo colombiano sí es un gran generador de paz y libertad?

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ste término refiere a la opción personal de emigrar de la ciudad al campo, buscando un nuevo estilo de vida. Se trata, en algunos casos, de dejar de lado la sociedad de consumo, en otros casos se trata de ir en búsqueda de empleo o por formas de vivir más cercanas a la naturaleza. Andrés Acevedo, cuenta que vivió hasta los 24 años en la ciudad, tuvo trabajo fijo desde que salió del colegio hasta el momento en que decide convertirse en neo-campesino: “Al principio el modo de vida de la ciudad me gustaba, me parecía tenerlo todo a la mano y estaba bien, pues, era muy joven y con el trabajo tenía dinero para las necesidades que la ciudad demanda. Con los años todo se volvió una rutina, el trabajo me empezó a enfermar, no dormía, tenía problemas de apetito, tenía problemas con el genio y eso me afectaba la parte social, era agobiador y estresante”. Andrés trabajó durante seis años en una empresa de calzado, de 6:00 a.m. a 7:00 p.m. lo que le producía una gran inconformidad y tristeza de no poder ver la luz del sol.


Catarsis La principal dificultad de él fue el miedo a la transición, al cambio. “El acelere y la rapidez de la ciudad a la tranquilidad y el equilibrio del campo, tener una quincena fija lo acostumbra a uno a que está la platica ahí y ya. En el campo sentís que la plata que te ganas tiene mejor energía, pues uno sabe toda la procedencia del negocio o trabajo”. También vienen etapas como: “Me salí de trabajo, ¿si me dará para vivir, si voy a poder en el campo o me tocará volver a la ciudad?” Conocer primero este modo de vida de otros amigos y contactos le ayudó para superar las anteriores etapas. Luego pasó a conocer el lugar de su instalación, de que se vive en la zona y los “vecinos cercanos”, aunque el más cercano quede a siete minutos por camino de herradura. “Dar a conocer lo que uno hace y hablar con la gente cercana le ayuda a uno a desarrollar una buena vida en el campo”. Andrés Acevedo, Neo-Campesino, de 29 años, que ahora vive en zona rural de Guarne, a más de 2.200 metros sobre el nivel del mar, trabaja en lo que le resulta en la zona, cultiva para sus necesidades. En algunas ocasiones, utiliza el truque por servicios o por comida. Se fue para el campo por creer sentir una afinidad con el y la sensación de libertad. De cada seis personas que hacen el cambio de vida del campo a la ciudad, una emigra de la ciudad al campo. La gran mayoría dicen ser más felices con este modo de vida, adoptan maneras de ayudar al medio ambiente y son autosuficientes.

Andrés dice no volver a la ciudad porque para él seria retroceder. Tener un modo de vida saludable, con aire puro, conocer y saber utilizar los cambios de clima, a la contaminación sonora y ambiental de la ciudad, a un trabajo agobiador. Creo que todas las personas por naturaleza sentimos la afinidad por el campo, por la tranquilidad que emite. Esto se evidencia cada fin de semana en las carreteras con gente emigrando al campo.

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Viviana Marcela Salazar Prieto Allí donde la basura conforma la montaña, ahora florece la esperanza, transformando el paisaje con la siembra. Allí donde reinaba la contaminación, ahora se respira un aire más puro, mejorando la calidad de vida a todas las familias que aún lo habitan. Ayer montaña de basura, hoy montaña de jardines.


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MontaĂąa de jardines

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Medellín joven, ¿y la convivencia? Evelin Alejandra Ruiz

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n nuestra niñez escuchábamos como loro mojado a los profesores hablar de la convivencia escólar, del bendito manual de convivencia y las jornadas especiales, que a todos nos gustaba, especialmente: “la convivencia” que se llevaba a cabo por grupos una vez al año, en lugares campestres y alejados del salón de clase. Que bellos y gratos recuerdos de aquellos paseos donde por un día compartíamos con todo el grupo de muchachitos o adolescentes, según la edad y el curso, entorno a dinámicas guiadas por un psicólogo sobre la empatía, el respeto por el otro y donde la solidaridad y la tolerancia ayudaban a construir desde la diferencia. Sí que éramos diferentes en aquel entonces. Sabíamos perdonar y pasar la hoja. En los colegios también teníamos el famoso: “libro de disciplina” aquel cuaderno grande donde la coordinadora de grupo nos llamaba a firmar por nuestras faltas al manual de convivencia y hacer un compromiso frente a ello. Cada dos meses nuestros padres conocían de nuestro comportamiento con base en las anotaciones realizadas según nuestros niveles hormonales del momento.

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El tema de la convivencia desde la visión escolar, la hemos dejado a un lado. Estamos en entornos un poco más maduros como la universidad, el trabajo, en el barrio o la unidad residencial y círculos de amigos más afines a nuestros gustos; pero ha sido el momento donde más ha sido necesaria en nuestra cotidianidad, ¿Y por qué lo digo? antes éramos llamados a dar las paces y pedir disculpas a un compañero de clases, por una falta al manual de convivencia, sin embargo, hoy en día fácilmente a ese compañero, novio, amigo, etc., lo eliminamos del Facebook, lo bloqueamos del WhatsApp y evitamos hablar del tema con amigos . Se destaca que hoy en día es evitado a toda costa

el contacto personal o el diálogo, quizás y rara vez se da una disculpa de alguna de las partes del conflicto, la cual es comúnmente tomada como burla o poco sincera, porque el ego no nos permite dar el brazo a torcer. ¿Será por esta razón que en el año 2015 se presentaban al día 125 riñas en Medellín? Los niveles tan altos de intolerancia hacen un llamado urgente a la cordura a todos los estratos sociales y edades especialmente a los jóvenes. Hoy, preocupa el alto índice de víctimas que están dejando las riñas por la intolerancia, entre amigos, parejas, vecinos y barristas de equipos de fútbol, debido a que todo se quiere resolver con violencia y justicia propia, dejando innumerables casos de homicidios, lesiones personales, desplazamientos forzados intraurbanos, injurias, calumnias y demás denuncias que se presentan día a día en la Fiscalía. Ya no tenemos el manual de convivencia escolar ni el libro de disciplina, donde realizamos compromisos éticos y morales. No invitamos al diálogo dentro de las familias, quienes como base de la sociedad invitan a reproducirlo en la cotidianidad y no viceversa, como funciona actualmente con la existencia de un Manual de Convivencia de Medellín, estipulado en el Decreto 1324 de 2006. Hemos dejado el tema de la convivencia a una inspección de policía. El rol de mediar entre dos o más personas invitadas a conciliar, desde el respeto y la tolerancia, excepto casos que sí ameritan la intervención, por un chisme, un malentendido o que una persona “se llenó de mocos” frente a una situación emocional, de vecinos o de fútbol. ¿Creería usted qué es el Estado, la escuela y la familia quienes imparten el llamado a la convivencia? Considero que hay un factor muy importante como la calle, ahí es donde la diferencia, las diversas situaciones y personalidades se debaten en el día a día, con el vecino, en la vía pública, en la televisión, radio, internet, estadio, el bar, etc. En la calle nos encontramos los jóvenes de la ciudad tanto como víctimas de innumerables situaciones pasajeras o permanentes que Medellín ofrece, y también aquellos jóvenes agentes movilizadores de cambio. Somos los jóvenes quienes conocemos la realidad de nuestra ciudad y nos motiva movilizarnos desde y para el arte, la cultura, la comunicación, la literatura, el baile, el grafiti, la música, la política, la poesía, la academia, lo comunitario y la expresión, entre otros, dado que estos deben ser el escenario de conciliación entre nosotros mismos y los demás. Ser un ejemplo vivido de la sana convivencia y nuestro reto más urgente. Estoy convencida de que la educación, el arte y la cultura son el camino hacia la construcción de paz y ciudadanía, donde nuevamente aprendamos a dar el brazo a torcer si nos equivocamos y a generar un diálogo con nuestro opositor, cara a cara, y no con un cuchillo en la mano y especialmente a pedir perdón sin la presión de un profesor en el aula de clase.


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Contra el tiempo y el falso progreso Juan Esteban Durango Ibáñez

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n el Valle de Aburrá la gente suele vivir de manera muy acelerada, sienten muy poco sus vidas, entregan su cotidianidad a un uróboros que los destruye sin piedad y su única recompensa es una vida estable: “sin libertad”. Me hace recordar una canción de índole libertaria que reza así: “La ciudad se levanta temprano, hay que ver que poco descansa, que alza su cabeza y que cortas son las noches en su cama […] La ciudad poco a poco va apretando las tuercas de la máquina de barrer. Avenidas enteras. Pero también de la vida de sus pobladores, cambiando risas por llantos, alegrías por dolores”. En oposición a esto hay que remitirse al año 2004, época en la cual Alonso Zuluaga, mejor conocido en ese entonces como “El duende” o “El hamaquero”, se adentraba a esa zona de Niquía que hoy día se encuentra llena de urbanizaciones, centros comerciales y demás artilugios de la vida acelerada. Juan del viento llegaría dos años después. Para quienes se les hace difícil ubicar el lugar pueden guiarse por medio de la estación Niquía del metro y el polideportivo Tulio Ospina.

Para el 2004 se encontraban pequeños edificios residenciales, el centro comercial Éxito y un par de oficinas de venta de bienes raíces, que estaban esperando pacientemente a los inmigrantes provenientes del centro de la ciudad para colonizar estos territorios baldíos de la periferia, que ellos consideraban un pequeño pueblucho, hacia sus ideas de progreso y desarrollo. Dejando de lado el “desarrollo” que se podía ver llegar desde el horizonte, hay que apuntar que aún se encontraban vestigios de una antigua vida

Juan del viento (izq.) Alonso (der.),

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Catarsis de calma. Todavía había un vago vaho de mangas que trataban de resistirse al paulatino progreso de cemento. Junto a esta insulsa resistencia de la naturaleza que se hallaba en la mira de los ciudadanos, asesinos-suicidas, se encontraban también resistiendo ciertos remanentes del hipismo en Medellín: Alonso Zuluaga “El duende” y Juan del viento, ambos portadores de diferentes concepciones al respecto, de esta forma de vida. “El entorno en sí, ahora me parece patético, porque nada de esto existía. Aquí trabajábamos era al frente de una manga, con un man que tenía un kiosko, que era el que nos vendía las cervezas a Alonso y a mí. Entonces más bien esto no me transformó, me afeitó”. Esto dice muy jovialmente, Juan del viento, al respecto de los cambios del lugar mientras se fuma un Boston y al final se manda un chorro de cerveza. Mientras que Alonso comenta con tono relajado después de sacar el humo de un Royal de su boca: “Cada vez la parte urbanística es más grande, la parte comercial cada vez aumenta más, el flujo de gente es cada vez mayor.

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Entonces, a mí me ha transformado en que ha mejorado mi situación económica, he estado más estable. La permanencia me ha dado cierta tolerancia dentro de las entidades municipales. Yo fui krishna, gnóstico, anduve medio país con los krishnas, luego me metí en la artesanía, estudie mecánica industrial, rural, automotriz, pero siempre

terminé en la artesanía. Porque no quiero cumplir horarios, quiero depender de mí mismo, no me importa capitalizar dinero, no sé qué será de mi futuro. Me llegaron dos hijas, de pronto me centraron un poco, pero yo quería volar lejos”. Mientras comentaban estas cosas y muchas más, pude comprender que ellos regresaban a ese pasado en el que aún las cosas estaban tranquilas. Cuando ellos eran jóvenes e iban “maneando” de un lugar a otro, aprendían que la vida no se puede enfrascar en horarios de trabajo y objetos lujosos, que la mayoría de veces terminan siendo innecesarios. Se devolvían de nuevo al presente, miraban a su alrededor y presentían que el hecho de ellos está todavía ahí, ser artesanos, maneadores, hipis y vendedores ambulantes los mantenía impolutos ante aquel que se añora y a la vez se odia, el tiempo. Aún son personas. No se han vuelto maquinas orgánicas irracionales. Saben responder como aquel Ramtes (película: hombre mirando al sudeste) a los estímulos humanos. Si alguien sufre, lo consuelan, alguien les pide ayuda se la dan ¿Por qué entonces todos creen que ellos son los locos? Si alguien los mira, lo miran, si alguien les habla, lo escuchan. Ellos (la gente de la vida acelerada) se han vuelto locos de a poco, por no reconocer esos estímulos. Simplemente por haber ido ignorándolos. Eliseo Subiela, “Hombre mirando al sudeste”, 1987.


Mariana Gómez Carvajal

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abemos que la realidad en Colombia respecto a la educación es frustrante. El año pasado, el estudio Programa Internacional para la Educación de Estudiantes (Pisa) arrojó que de 65 países que se encuestaron, Colombia se encuentra en el puesto 61. Claramente tenemos una pésima educación, sin embargo, no se mejora el presupuesto para la educación y se sigue permitiendo que en los colegios, debido a la mala calidad, se “formen” alumnos mediocres. No se define quien es más culpable, tal vez la misma sociedad se ha encargado de que esto siga sucediendo. Claro, ‘como nos gusta todo fácil’. Profesores que no les apasiona su trabajo, no les gusta transmitir sus conocimientos además no están capacitados para esta labor; sólo buscan ingresos. En nuestro país cualquiera puede ser profesor. Se presenta un examen al que todos los profesionales pueden acceder y consiguen entrar en el mundo de la educación. En muchos colegios esta situación es repetitiva y mi institución no es excepción, aunque con los dedos de mi mano se pueden contar los profesores que se rescatan de la anterior descripción, entre ellos está José David Arias, originario del barrio Manrique Oriental, quien tomó la decisión de estudiar, dejando a un lado la violencia que lo rodeaba. José se graduó como Licenciado en Mate-

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La educación es el medio para encontrar la respuesta mática Pura, de la Universidad de Antioquia. Soñaba con ser astronauta, pero por motivos del destino, el profesor Rodrigo Covaleda, quien lo incentivó con su manera de enseñar a encaminarse por el lado de la docencia. José es reconocido por toda la comunidad educativa, gracias a su carisma y alegría cotidiana, es un ejemplo para todos los que son o aspiran enseñar en nuestro país. Él no solo se preocupa por formar estudiantes capaces de resolver un problema matemático, sino que su verdadero objetivo como maestro es transformar el corazón de cada alumno que pasa por su aula, alentándolos para que sean capaces de centrarse en alcanzar sus sueños. “La Matemática la aprenden en YouTube, pero mi aporte en ellos será formarlos para la vida”, expresa José.

¿Conoce la calidad del profesorado en la institución que educa a sus hijos?

Reitero que mi profesor es gran ejemplo, necesitamos reformar la educación y que abunden los buenos profesores en los colegios de la nación, ya que en la educación tenemos la solución a todos los problemas que agobian y maltratan cada día más nuestro mundo. Las personas que no son conscientes del daño que le hacen al ambiente cuando arrojan una basura al piso, al igual que las que en el afán de producir para luego consumir y no alcanzan sus verdaderos sueños, son personas que les faltó educación. Manteniendo la esencia del ser humano y educando cada colombiano con la rigurosidad necesaria en este caso, es como se alcanza un país digno de ser llamado “Desarrollado”. Agradezco a José David, porque él y todo lo que ha sembrado en mí, han hecho que este acá enfocada en alcanzar todas las metas propuestas, a lo largo de mi vida.

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Sebastián Pérez Lopera Estudiante de décimo semestre de Historia

Voces de Chernóbil, un caso de resiliencia en la literatura 16

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as narrativas restaurativas como género periodístico apenas están llegando a nuestra sociedad. Poco sabemos de ella, de su trabajo y metodología, y por lo tanto adolecemos de un género literario que pueda cumplir con aquellos parámetros, que hagan de un texto una experiencia restauradora. Sin embargo afirmar que no existe una sola producción literaria donde podamos encontrar el fenómeno de las narrativas restaurativas sería caer en un error. Las narrativas restaurativas surgieron aproximadamente hace unas tres décadas. Este género tiene un enfoque, que aunque no desconoce las problemáticas y las situaciones complejas por las que puede pasar una determinada sociedad, busca por medio de la narración una proximidad constructiva de los fenómenos sociales violentos a los cuales se expone el ser humano en su diario vivir. Judy Rodgers, quien es la fundadora de Voces y Sonidos de Esperanza (IVOH), lleva trabajando treinta años en el tema de las Narrativas Restaurativas, y a través de su experiencia en los medios y la educación, vio en este género la oportunidad de hacer un periodismo más humano ante la tragedia, e imprimir en los medios de comunicación la resiliencia como agente transformadora de las desgracias.


En este contexto, la literatura puede brindar en Voces de Chernóbil un ejemplo de resiliencia, en sociedades donde la guerra, los desastres naturales y las tragedias sociales han sucedido, dejando miles de muertos. Muchas historias tristes que contar, pero sobre todo dando ejemplos de superación y de cómo el ser humano tiene la capacidad de afrontar situaciones desde todo punto de vista complejas y seguir creyendo en un futuro, construyendo amor y vida. Voces de Chernóbil, de la escritora bielorrusa Svetlana Alexievich, Premio Nobel de Literatura, es uno de los textos literarios donde tal vez se hace más evidente la resiliencia. Esta novela documental recoge cuarenta y dos testimonios, desde diferentes enfoques sociales sobre una de las tragedias más complejas y grandes en la historia de la humanidad: la explosión del reactor número cuatro de la central nuclear de Chernóbil. En estos relatos testimoniales se encuentran todo tipo de pensamientos, visiones y reflexiones sobre lo acontecido el día de la explosión,

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La resiliencia ocupa un lugar conceptual muy importante dentro de las narrativas restaurativas. Su importancia reside en dar las herramientas teóricas y prácticas necesarias para la superación de las tragedias, que acontecen a las sociedades, dando un valor superlativo a la capacidad de sobreponerse ante una situación límite, y poder rescatar de un panorama oscuro y complejo, lecciones positivas. Podemos definir las narrativas restaurativas como aquel género periodístico que no desconoce las tragedias pero que tampoco se queda estático, ante el solo hecho de informar una situación difícil. Por el contrario, buscan a través de las palabras habladas y escritas la capacidad de construir discursos esperanzadores. De quienes con su esfuerzo físico y mental salen adelante, superando las desgracias ocurridas en la sociedad.

los meses siguientes y la vida de quienes sufrieron el desastre desde cerca. Muchas familias se encontraron de un día para otro con una realidad que sobrepasaba cualquier explicación científica, política o social. Decenas de personas se negaron a ser evacuadas y escapaban continuamente de los controles del ejército para sacarlos de la zona. Se calcula que aproximadamente 600.000 personas recibieron al menos una pequeña dosis de radiación. Entre ellos se contaban lugareños y los “liquidadores”. Tras el boom periodístico que significó todo lo acontecido con el reactor número cuatro, sobrevino para los habitantes de Chernóbil la frustración del abandono y la utilización de su tragedia para fines lucrativos y de propaganda mediática. El periodismo informó sobre los sucesos trágicos, pero no se preocupó por mostrar la reconstrucción y restauración de una vida cotidiana destruida. Los habitantes de las poblaciones cercanas a la explosión fueron marcados como “las personas de Chernóbil”, y sufrieron la marginalización de la tragedia. Fueron concebidos en razón de un acontecimiento y no de sus historias personales. Para la opinión pública; sus testimonios tenían un valor en cuanto proporcionaban material “sen-

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sacionalista”. La utilización de sus vidas pareció más a un manoseo mediático, que un gesto de solidaridad con las víctimas del llamado proceso: “El átomo de la paz”. Los sentimientos que pueden percibirse a través de los recuerdos de quienes en un acto de valor deciden abrirse en medio de sus propios testimonios documentales, aparecieron como una respuesta al sufrimiento reprimido, por más de una década, gracias al silencio al que fueron sometidos por el mundo. Olvidados y relegados por la sociedad, los habitantes de Chernóbil han sido expuestos a la indiferencia mediática. Son los recuerdos, una de las pocas herramientas que les quedaron a los habitantes de Chernóbil para reclamar justicia, para restablecer la verdad, para liberar sus mentes de una realidad que los atropellaba para buscar en el pasado sentimientos de protección, de esperanza, de fe. Svetlana Alexievich recorrió gran parte de la zona afectada recogiendo los testimonios, hablando con las personas, escuchando sus palabras, reflexiones y desahogos, para construir una novela documental, donde la importancia estaba en plasmar los testimonios directos de quienes habían sido víctimas de la tragedia, con el fin único de mostrarle esta historia al mundo, desde una perspectiva más humana. Y que los seres humanos tienen una fuerza y una capacidad para sobreponerse a cualquiera acontecimiento, por más destructivo que esta pueda ser. Es esta lucha, por la supervivencia y la superación de la tragedia, un claro ejemplo de la resiliencia con que los medios pueden ayudar a una población determinada a salir adelante. Para este caso en concreto, fue a través de la literatura, en uno de sus tantos géneros: documental.


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Mañana no hay memoria La vida del “Beethoven paisa” Alejandro Camacho Técnico profesional en Televisión, Fotografía y Video

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lejandro Restrepo, músico de la ciudad de Medellín, que a pesar de ser discapacitado y tener problemas de audición, fue precursor y dejó un legado para la ciudad, integrando bandas como Antagón, El Pez, Typhon, Nómada. También, ha visto de primera mano la evolución musical que ha tenido la ciudad de Medellín, dejando estos diversos cuestionamientos hacia el futuro de este arte. Su primer acercamiento hacia la música fue un día que al estar en la casa de uno de sus amigos, este le muestra un cuarto que su padre utilizaba para la elaboración de drogas, tiempo antes de abandonarlo. Allí encuentra una guitarra con una sola cuerda. Alejandro pide a su amigo que le regale esta guitarra. Él se la lleva para su casa, la organiza y empieza así su primer acercamiento musical. Su primo Mauricio Montoya, el “Bullmetal”, primer baterista de la banda Masacre, le presta y le muestra música de Kiss, Black Sabbath, Michael Jackson, entre otros. A los 12 años empezó su legado musical, al igual que sus problemas de audición, pero este no era tan grave. Formó su primera banda: Ne-

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crofisis, la cual no perduró mucho ya que no tenían mucho conocimiento musical. En la ciudad de Medellín no había almacenes donde pudiera comprar instrumentos, pedales, amplificadores etc. Después en 1988, nace Typhon, una banda más seria y más estructurada. Se conoce como la primera banda de trash metal en la ciudad, en ser más técnicos y manejar bien los tiempos. Alejandro se da cuenta que su pérdida de audición era más grave y los médicos le dicen que si sigue con su vida musical su problema puede empeorar, allí Alejandro decide dejar Typhon. Dos años después de estar alejado de la música, decide formar El Pez, una banda que con un sonido más rockero y más funk, baja un poco los decibeles y la distorsión, para así poder encontrar un sonido un poco más ligero para él. Esta banda llego a ser una de las más importantes en la ciudad de Medellín.Con su albúm “Eléctrico y Domestico”, logró conectarse con la juventud de la ciudad, que estaba en búsqueda de un sonido nuevo y más internacional, pues se caracterizaba por ser amante al rock and roll. Cuando El Pez se presentaba, cuenta Alejandro, que había personas que se quedaban afuera, que no había necesidad de hacer publicaciones en medios de comunicación, ya que en esta época el voz a voz era más importante que un afiche publicitario, y las bandas se preocupaban más por poder generar una conexión real con su público. En esta etapa de la carrera artística de Alejandro, se dió cuenta que su problema auditivo podría llegar a ser una barrera para su carrera, pero inspirado en la vida y obra de Beethoven, el cual sufría del mismo problema, vio que eso podría ser solo un pequeño problema, pero que su sueño podría ser más fuerte que este. Es así como ex-

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Catarsis perimenta diversas formas de poder llevar este problema como en la ubicación de la tarima, la ubicación de los amplificadores, las distorsiones que usaría, el volumen de la batería, todo esto no solo para poder tocar y sonar mejor, si no para poder generar una conexión firme con el público, poder entender perfectamente el contexto y así poder dar lo mejor para esto.

cuál, algún festival va a traer la banda de sus sueños, esto también generando el problema de las bandas tributo, donde hay muy buenas bandas y muy buenos tributos, pero ni siquiera los verdaderos fanáticos de estas bandas apoyan al tributo que hay en la ciudad, además de estar perdiendo los sonidos originales que transmiten nuestras calles.

Al terminar la banda El Pez, Alejandro quedó cuatro años sin volver a tener una agrupación, pero al conectarse con nuevas amistades, y un poco más de madurez, forma Nómada, la que hoy es su banda actual.

Esto ha dejado en crisis a muchos géneros y agrupaciones de la ciudad, como lo son el punk, el heavy metal, el trash metal. Géneros que en algún momento fueron la insignia de la ciudad, incluso inspirando a bandas internacionales, las que hoy muchos de nuestros jóvenes aún esperan a que vengan a la ciudad, ignorando de donde nació este género, y de donde surgieron estas bandas.

Las cosas con Nómada no son fáciles, ya que la ciudad de Medellín cambió rotundamente por el internet, la llegada de nuevos sonidos y los festivales creados por las entidades privadas. El voz a voz que se utilizaba antes, se vio rotundamente afectado por las redes sociales. Los festivales que se organizan en la ciudad han sido un gran portal para las bandas locales, pero han dañado en si la cultura que ya hoy en la ciudad las personas no pagan boletas para ir a un concierto o aún más grave no apoyan la escena local por que en algún año que no se sabe

Hay que seguir luchando por este ambiente, por esta cultura y tradición de ciudad, donde personas como Alejandro Restrepo, una persona “limitada” aun sueña con hacer un cambio, por retomar la historia de la ciudad, romper las barreras del radicalismo que se ha creado en la ciudad por diversos motivos, poder generar más música hecha en esta ciudad, que día a día tiene diversas historias que necesitan ser contadas, y necesitan ser escuchadas.

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Mochilear no es

para todos María Carolina Rúa Estudiante de Artes, ITM

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scoger la fecha, planear ruta y alistar morral. Mochilear es una experiencia que pocos se atreven a tener. Edwar Castaño es un joven de 20 años, que en diciembre del 2015 emprendió ruta hacia Ecuador. Salió con cuatro compañeros con los que hacia música en el camino para ganar un poco de dinero y poder comer. “Salí con 50.000 en cada viaje, ya lo otro me lo rebuscaba. Las ganas de viajar lo mueven a uno, no da pena de nada”. Expresa Edwar. Lo que más le gustó del camino fueron los paisajes, conocer gente y culturas, a pesar de encontrar gente ‘mañosa’. “Cuando llegué a Quito me hacía falta pertenencias, debido que unos barristas que seguían a un equipo nos habían robado. Hay gente muy indelicada, esas son las personas que le dan la mala imagen al viajero”. Manifiesta con indignación Edwar. Antes de finalizar el año, Edwar llegó a Colombia sin contratiempos para pasar año nuevo con su familia. Tres meses después partió nuevamente a Ecuador, esta vez en compañía de su skate. “Fue un poco complejo pero me llevaban más fácil”. En Pujilí, tomando ruta hacia

“Ha sido la experiencia más linda y espero poder seguir haciéndolo, viajar y más como mochilero, es algo que pocos están dispuestos a hacer.”

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Manta, con cuatro compañeros que hizo en el camino, provenientes de Bogotá y uno de Armenia, tuvieron que presenciar el terremoto del pasado 16 de abril, de magnitud de 7.8 grados en la escala de Richter, que dejó alrededor de 663 muertos. “Veíamos como se movía la carretera y esas lámparas tambaleaban”. La sorpresa fue mayor cuando llegaron al epicentro del desastre. “Hubo desliz de tierra, edificios caídos y muchos muertos, los carros pasaban con ataúdes”. Expresa Edwar. Cuenta como el voluntariado, aparte de ser una forma de subsistencia para los mochileros que llegan a este país, en ese momento se convirtió en la manera más bonita para ayudar a quienes los acogen amablemente y se habían visto afectados. “Ayudábamos a repartir agua, comida y cobijas de lo que llegaba en los aviones a los refugiados”. Anotó Edwar. Luego de varios días difíciles en esa labor, logró contactarse con el consulado de Colombia y en los mismos aviones que prestaban ayuda, devolvían a colombianos que quisieran regresar. Él, junto con sus compañeros de camino, pudo volver con tranquilidad y a salvo, en compañía de la Fuerza Aérea Colombiana. En Colombia se cuenta con pocas casas mochileras y bajas oportunidades para hacer voluntariado, por esto muchos de los que llegan al país a punta de “aventones” y sus mismos residentes, buscan otras alternativas como son los malabares, la música y la artesanía. El mochilero debería comenzar a tomar otra imagen, más como el viajero que como el gamín ladrón.


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as escuelas de arte urbano de la comuna 8, traspasan fronteras. La escuela Elemento Ilegal, hace parte de arte sin fronteras, donde jóvenes entre los 13 y 16 años de edad, la mayoría desplazados por la violencia, le cantan a la vida para hacerse visible ante la sociedad. El arte urbano se convirtió en un medio de escape para jóvenes que buscan ser escuchados y tomados en cuenta, por una sociedad que los excluye, sin darse cuenta que en la música también se rapea, se hace break y se expresa en graffitis. Medellín es una ciudad culturalmente activa en las artes urbanas. Quienes hacen un mayor uso de este medio, son los jóvenes que desarrollan una idea, aun sin obtener el apoyo directo de la Alcaldía u otras entidades que, de forma directa o indirecta, rechazan el propósito de construir paso a paso una visión diferente de aquello que los rodea; hace parte de esa transformación de crecimiento, desarrollo empírico por parte de sus profesores y quienes la integran. Está ubicada en el sector el Faro, de la comuna 8. “Se puede decir que la escuela ha tenido grandes cambios, desde el momento que inicié en el 2012, puesto que en ese instante estuvo a punto de desaparecer por cuestiones de conflictos en el barrio Caicedo, donde inicialmente se encontraba la escuela”. Afirma Anthony Duque, graffitero, coordinador y tallerista de la escuela. A raíz de la persistencia que han tenido estos jóvenes, muchos de sus logros, hasta el día de hoy, se lo deben a la constancia y a la pasión que llevan en la sangre por este estilo de vida. Anthony Duque expresa: “Jamás hemos recibido ayuda, todo lo que les enseñamos a los “pelados” en los talleres y demás, lo hacemos con lo que sabemos y conocemos del tema. Aunque mucho de eso se lo agradecemos a Cultura y Libertad, un red de escuelas ubicadas en las comunas 1, 8 y 15, donde se encuentran personas muy talentosas que nos han aportado mucho”. Elemento Ilegal cuenta con colaboradores que, aun sin ser del sector proporcionan ayuda desde ámbitos alternos. Daniela Cortés, una ayudante activa y permanente de la escuela, ingresó hace aproximadamente un año: “Conocí la escuela gracias a unos amigos, me hablaron de ella, me interesó y asistí a un evento que se llamó ‘El alegrarte’, desde ese momento me vinculé a ella. Me llamó mucho la atención la gran cantidad de personas que se interesan por la cultura del hip hop, porque jamás imaginé que llegaran a ser tantos. Además, el apoyo que reciben los jóvenes por parte de los profesores es muy bueno y de gran importancia”, comenta, Daniela. Algunos de los estudiantes que en un principio asistían a la escuela, no eran el prototipo de jóve-

nes que se tiene en el imaginario de las personas, dado al valor de importancia que le dan a un “genero” como el rap, el hip hop e incluso al graffitero ante la sociedad. No contaban con el apoyo de sus familias, ni estaban presentes en casa. Consumían drogas y otras sustancias, sin embargo, con la nueva sede, barrio Las Golondrinas, se tomaron otro rumbo, donde aún sus asistentes son jóvenes que no llegan a su mayoría de edad. “Ciertos grupos tienen algunos estigmas frente a la sociedad. La escuela significa unión entre personas que sienten una misma pasión y ganas de salir adelante en el territorio al que pertenecen, no es la típica escuela que vas y sigues un orden. Es mucho más que eso. Somos una familia.” Dice Santiago Flores, estudiante de psicología, coordinador y tallerista. Actualmente, se presentan grandes proyecciones vinculadas con las actividades desempeñadas en la escuela y que han obtenido gracias a la participación en los eventos realizados por Multicultural, de la Secretaria de Cultura de Medellín. Mindfellaz es el nombre del grupo sueco con el cual Elemento Ilegal tuvo la oportunidad de cantar e incluso grabar un video clip al que dieron por nombre: “Del barrio”. Con este título le apostaron al proyecto Circulación Internacional. Con alrededor de 200 grupos inscritos lograron ser elegidos para la realización de ese sueño, obteniendo una calificación de 100 puntos. Gracias a las actividades extras: gorras “del barrio”, eventos, etc. que realizaron para cubrir parte de los gastos que Multicultural no llenaba. Para mediados del mes de octubre, la Escuela Elemento Ilegal, se encontraba en el país de Suecia, donde realizaron dos eventos: en un estadio y en la playa, donde continuaron fortaleciendo el proyecto que han venido desarrollando, “Del Barrio trascendiendo la comuna”, y así dar paso a la segunda parte “Del Barrio”.

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Cindy Jauregui

Cultura, crecimiento y formación en el arte urbano

“La Escuela es un lugar donde se puede llegar a ver otra visión de la vida” Santiago Flores

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Maquinando ideas Redacción CATARSIS

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s un proyecto artístico de una mujer llamada Vivimar Salazar quien, después de haber perdido todos sus escritos y fotografías en una formateada del disco duro donde las tenía, pierde toda esperanza sobre la creatividad y sufre una fuerte depresión un buen tiempo. Lo único que la mantuvo con vida era escribir y dibujar. A mediados del 2010 compra su primera máquina de escribir, en donde logra volver a creer en el acto artístico a través de la escritura, y comienza a conocer nuevas técnicas artísticas como: la pintura al óleo, acrílico y acuarela,. Además de hacer esculturas en arcilla y plastilina. Poco a poco se logra adaptar de nuevo a la

tecnología, no para crear, si no para publicar sus creaciones. Ella opina que es un acto más tangible, por ende real, a diferencia de lo digital que si no se guarda bien, en cualquier momento puede desaparecer. Así que siempre recomienda imprimir todo. Bueno por lo menos lo importante, porque también está en pro de la ecología. Acto que demuestra al darle utilidad a la basura para crear sus dibujos, como lo son estos que ha hecho con tinta negra y roja en su máquina de escribir Brother 300. Enlace http://bit.ly/2eBL0nt


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Me gusta dibujar y cuando lo hago en una máquina de escribir es más divertido porque dibujo y hago música al mismo tiempo. Me gusta poder darle ritmo al acto y con la música es más fluido. Estos son unos de los ejemplos rítmicos en la pasión por la creación y la elaboración de una realidad alternativa.

¿Quieres se mi novia? Técnica: Dibujo en Máquina de Escribir Autor: Vivimar Salazar Año: 2016

Lucha o muere Técnica: Dibujo en Máquina de Escribir Autor: Vivimar Salazar Año: 2016

¿Quieres se mi novia? Técnica: Dibujo en Máquina de Escribir Autor: Vivimar Salazar Año: 2016 25


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Ana María Salamanca Bermúdez Estudiante de Derecho en la FUNLAM

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l cuento de ser homosexual hoy en Medellín es un tema que está lleno de tabúes. Fundamentados desde el miedo que les genera a algunos machos la pérdida de su virilidad, como si el hecho de reconocer y respetar la existencia de hombres con gustos diferentes los hiciera menos machos, demostrando un machismo antiquísimo cuando afirman que les genera deseo ver dos mujeres juntas y asco ver dos hombres en la misma posición. También, desde el concepto al cual es sometida la población LGTBI por parte de algunas religiones, condenándola y sometiéndola a prejuicios, fundamentados en una moralidad ambigua, pero me pregunto, ¿quién puede juzgar a una persona cuando decide demostrar la existencia del amor en diferentes representaciones? Para beneficio del desarrollo social y cultural de Medellín, existen personas que dedican su vida a velar por los derechos e inclusión social de esta comunidad en el país. Manuel José Bermúdez Andrade, un “marica”, como se hace llamar con mucho orgullo, salió desde un barrio noroccidental de Medellín. Periodista y docente universitario, especialista en Docencia Investigativa Universitaria. Actualmente, es director de La Esquina Radio 101.4 FM, emisora comunitaria de Medellín; docente de cátedra de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de An-


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tioquia; activista de los DDHH de las diversidades sexuales y de género y reconocido en el ámbito local, nacional e internacional como el ciudadano gay de Medellín, desde 1997, cuando fue el primer candidato gay al Concejo de la ciudad y el primero en el país. En el barrio donde se crío Manuel aprendió a mantener en silencio sus deseos, pero nunca sintiéndose como una víctima con vergüenza o culpa al descubrir que le gustaban los hombres, al contrario sintiéndose orgulloso de su “maricada”. Precisamente ese es el paradigma que hay que romper en nuestra sociedad, el “marica” o “la loca” no son menos que cualquier otra persona, no es una víctima, ni tampoco un degenerado. Hoy, en pleno siglo 21 es preciso que aceptemos la diferencia de universos que existe dentro de cada persona. Manuel aprendió en la Facultad de Educación y la Facultad de Comunicación de la UdeA, enseñar la pedagogía de vida. Enseñar a vivir desde la vida misma, mostrando que se puede ser feliz y próspero sin tener que ocultar la “maricada”, dejando de lado los modelos preestablecidos de la sociedad. Más allá de querer velar por los derechos de la población LGTBI, para resaltar que hoy, dentro de esos tabúes que se deberían derrocar, está el de caracterizar a una minoría poblacional por el hecho de sus gustos, como en este caso es la población LGTBI, que solo deberían ser ciudadanos, como los demás ciudadanos de Medellín, con equidad de derechos, Manuel quiere establecer una enseñanza, trascender en la cuestión de ser un “marica” y demostrar que en la diversidad de la ciudad se puede conversar para dejar por fuera los estereotipos tradicionales de lo que es un “marica” y más aún, uno que ama y disfruta del placer que le ofrece otro hombre. Y así, desde las personas que le apuestan a la creación de conocimientos, se puede construir una Medellín más culta y más objetiva, donde, sin ser un deseo utópico, se puedan respetar y aceptar las diferencias que existen dentro mi cuadra, mi barrio, mi ciudad y el mundo entero. Resaltando esa diversidad que nos hace únicos.

Para saber más acerca del papel que juega Manuel, como ciudadano gay en Medellín, ir a ciudadanogay. wordpress.com

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Fotografía: Carlos Peláez

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Ser ciclista en Medellín, significa hacer una verdadera revolución “Somos una molestia para conductores y peatones que se traduce en la solución al problema vial de la ciudad”.

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n el papel se le da prioridad a la movilidad y planeación urbana sostenible. En un país en el que el aumento de vehículos particulares sobrepasa la capacidad de infraestructura vial. Entonces nos quedamos en eso, en un artículo más en medio de tantas leyes que se olvidan. Mientras a los colombianos se nos dan las cinco de la tarde en una ciudad como Medellín, donde ya no vemos flores pero si vemos motociclistas abarrotados en una carretera que ya no da abasto, en donde el afán crediticio por el carro se nos mete en la cabeza más rápido que el de la vivienda, y esto aún sin entender para qué se usa el pito del carro, porque por lo que entiendo para la mayoría usarlo es un pasatiempo, donde el pico y placa está lejos de ser una solución cuando hay familias con más de un carro. Es bonito ver en los noticieros los foros internaciones de movilidad donde se resalta en nombre de Medellín, pero ahora bien, y lejos de ser pesimista, la realidad es otra. No somos una ciudad que priorice la movilidad sostenible, no le damos a nuestros ciclistas el espacio que necesitan y mucho menos el que merecen, hay que hacer más por ellos y por nosotros, no solo el método utilizado por el alcalde Federico Gutiérrez para darle una solución al problema, que consiste en una fotografía suya montando bicicleta por la ciudad. Estos ciclistas que exponen sus vidas todos los días en lugares donde se termina la cicloruta o donde ésta ya se ha borrado porque las autoridades solo pintaron una línea en el pavimento dejan mucho que pensar. Son personas que se movilizan todos los días, que en sus recorridos deben inhalar CO2, que luchan contra los insultos y las arbitrariedades de los conductores, el desdén de las motocicletas, y las imprudencias de los peatones. Es un campo de batalla disfrazado de ciudad, donde ser ciclista en Medellín, significa hacer una verdadera revolución; para continuar su ruta seguro. Muchas veces un ciclista debe desobedecer las normal viales que otros no cumplen y en el orden de las cosas, la bicicleta es la más perjudicada. La lucha inicia con semáforos que son inexistentes o que si lo están como en caso de la cicloruta de la 33 con la 65, le da luz verde tanto a ciclista como a vehículos en la misma dirección y es una nueva lucha por salvar la vida, por soportar insultos, por esquivar aquí y allá, por pedalear sigilosamente sobre vías deterioradas o desviarse porque hay un carro ocupando este espacio. Se lucha también contra el clima, contra la contaminación que aumenta cada día más y contra cada persona que se otorga el derecho a ser el dueño de la vía, cuando nos creemos superiores pasando por encima del otro, es cuando más abajo estamos. “Somos una molestia para conductores y peatones que se traduce en la solución al problema vial de la ciudad”. Dice Daniel Cano ciclista desde hace cuatro años.

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Alejandra Restrepo

Es un campo de batalla disfrazado de ciudad

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Catarsis Ana Paulina Echavarría Luján

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uchas personas saben lo que significa hacer parte de una barra de fútbol, pero en este caso los integrantes de ‘’Los del Sur’, dieron su propio significado de ser fanático o popularmente llamado ‘’barristas’’. Ser fanático del Atlético Nacional tiene unas características definidas que sólo un verdolaga entiende, comprende, acepta e identifica sin discusiones. Una de ellas es que ellos siempre van a reconocer la felicidad que les causa seguir a su equipo y claramente dicen que ser integrante de la barra va mucho más allá de cualquier cosa, inclusive dejan correr lagrimas por sus mejillas diciendo lo importante que es para ellos ser parte de esto, y que se sienten orgullosos de los esfuerzos que realizan para estar presente en todos los partidos aunque no sean en Medellín, e incluso aclaran que van en representación de los aficionados que no puedan asistir. Me dan a conocer que ser parte de la barra tiene sus complejidades, y que conlleva muchas responsabilidades, las cuales asumen libremente y con todo el amor. Sí el amor, así llaman a lo que hacen y utilizan una frase que lo dice claramente, ¿cómo saber qué es amor si nunca fuiste hincha del Nacional? Uno de las responsabilidades es el cuidado y la preservación de los trapos, es el nombre que se les da a banderas y diferentes tipos de telas con los que ellos decoran las tribunas con frases representativas, los cuales cuidan como a sus vidas, expresan. Muchos de los trapos han estado desde que la barra comenzó en 1997, y también se encuentran los que han estado en diferentes partes donde ha viajado la barra, entonces esto hace que sean más representativos. Inclusive hay un comité de los trapos, que se encarga de todo lo que tienen que ver con ellos. También en esos hechos, con los cuales se sienten identificados, se encuentran los encargados de realizar salidas o tifos. Hay un comité encargado de esto en el cual se encuentran personas demasiado creativas, capaces de tener la idea de crear una figura gigantesca y mejor aún que les salga perfecta. Los barristas dan todo de ellos para colaborar cortando los plásticos, los papel y cortando los tubos de las banderas si es necesario, pero mejor aún encargarse de distribuir los plásticos en la sillas de todo el estadio para que los demás fanáticos del equipo participen. Ellos se muestran agradecidos con los asistentes a los partidos por querer hacer parte de esto, por

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Dentro de la afición tener la voluntad de sostener el plástico formando esa gran figura, solo para que su equipo querido lo vea, y demostrarles lo mucho que harían para demostrarles su amor y su pasión. Me dieron a conocer lo orgullosos que se sienten con los diferentes canticos que tienen, incluso los que han creado para sus diferentes ídolos verdolagas. Dicen que sienten mucha emoción, alegría, entusiasmo, e incluso, no encontraban la palabra perfecta para describirme lo que se sienten entonando las canciones hacia su equipo, las cuales sirven para demostrar cual es la barra que tiene más aguante. Pero esto no se queda así, los integrantes de la barra también saben de fútbol y reconocen cuando su equipo no está dando lo mejor, y ahí es cuando se llenan de fuerzas y dan todo lo mejor de sí mismos, aunque se sientan cansados. “Parcera, eso es tomarse una cerveza, seguir saltando y cantando, nosotros por el Nacional hacemos eso y mucho más’’. Las canciones que entonan dicen frases como: “Den lo mejor de ustedes, que nosotros no los abandonaremos’’, “Está es tú hinchada la que te alienta siempre en las buenas y malas’’, y así sucesivamente, aclarándole al equipo, que ellos estarán ahí siempre presentes, sea cual sea el resultado. Los barristas afirman que no hay ningún impedimento para que ellos dejen de asistir a algún partido, y que lo máximo era no estar presente en uno o dos; de lo contrario asistían sin falta. Me dan a conocer que la barra no está sólo formada de jóvenes, sino también por personas adultas. Incluso hay mujeres que integran la barra, que estan por ese mismo sentimiento y que dan todo de ellas. “No encontramos las palabras perfectas para definir este sentimiento, pero ser del Nacional es algo que muchas personas no pueden entender, es toda nuestra felicidad y la mitad de nuestras vidas. El representa todo para nosotros y así como dice un cantico que tenemos: “Verde sos mí locura, sos mí enfermedad, yo quiero verte dar otra vuelta y a la 70 iré a festejar, pongamos huevo en la tribuna que a nadie le quede duda que somos la hinchada de más aguante la que te sigue por todas partes”, concluye.


María Camila Carmona Ocampo

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esde sus orígenes el fútbol ha sido entendido y visto como un deporte de poca organización. Los factores participantes del mismo, de mucha violencia, el estigma lleno de percepciones distorsionadas hacen de lo que en realidad el deporte mismo engloba. Muchas veces, aquellos factores participantes como lo son los jugadores y la hinchada, en específico la hinchada, es tan estereotipada que ni siquiera se dan cuenta de su verdadera esencia y de lo que esta crea a partir de un sentimiento, sin dejar de lado las muchísimas cosas buenas que de allí pueden surgir, pero tampoco apartando las cosas malas, como lo son por esta la primordial causa de violencia. Debemos entender que como seres humanos llevamos este sentimiento en cada uno, por el hecho de ser seres sociables, que estamos en constante interacción el uno con el otro, así mismo, como la competencia que también surge a partir de allí. Entendiendo lo anterior como lo malo, como la fundamental causa para la predisposición que tiene la gente, y que poco a poco va creciendo impidiéndonos darnos de cuenta de muchas otras cosas buenas que puede crear dicho deporte, hay que entender, que esto también va ligado con la ignorancia, en no darnos cuenta que existe una diferencia entre barrista, hincha y fanático, en no querer entender que el mundo del fútbol puede ser un mundo lleno de diferentes pensamientos, un mundo en donde cada persona lo siente diferente, lo vive a su manera y se entrega a su manera. Mientras un barrista se encuentra laborando en semana, con esfuerzo y dedicación uno de sus llamados “trapos” que va a ser llevado a la cancha y que le va a permitir alentar a su equipo del alma, que también es pensado para protegerlos en la tribuna de una “avalancha”, en el momento de un gol y celebrarlo con sus simpatizantes. El hincha puede estar trabajando y desarrollando sus actividades normales, teniendo en mente que se llegará el día de ir a la cancha para ver a su equipo y por otro lado, puede estar el fanático que simplemente desconoce que “su equipo” jugará próximamente. pero que si le preguntan que si es hincha de esos colores él responderá con orgullo que sí o por otro lado, aquel fanático que simplemente está esperando el día de ir a la cancha únicamente para “pasar bueno”, y con pasar bueno, hago referencia a lo que se ve en dichos lugares como lo son el alcohol, las drogas y muchísimas más cosas, es aquel fanático que simplemente tiene una percepción a

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Mirá, pero mirá más alla cerca del estadio como una fiesta, como un espacio en donde “está permitido todo esto” a su manera de ver. La sociedad a la hora de ver la hinchada, como dicho estándar, comienza a crearse una barrera en el pensamiento que la lleva únicamente a entenderla como: “Esa manada de gamines”. En su mayoría las personas hacen este tipo de comentarios, porque realmente no se dan cuenta del verdadero valor de cada una de estas personas, a lo que en verdad van y hacen en la cancha, de lo mucho que a partir de este deporte produce en su ser, en su alma. De aquel sentimiento de pasión, de euforia que a la hora de estar en el estadio hace que no hayan prejuicios, que no hayan estereotipos ni mucho menos rechazo con sus simpatizantes, en donde no importa las diferencias que existan, en donde a la hora del gol, lo único que importa es el abrazo y así unir los latidos y hacer que el sentimiento crezca. Un lugar donde se comienza a crear una familia indirectamente y por lo tanto se crea un lazo que los ata sin más ni menos, allí, donde somos capaces de ser lo más humanos e inhumanos posibles; pero allí donde decidimos cómo percibir las cosas, cómo sacarlas a un mundo y de esta misma manera ser capaces de actuar en cada aspecto diferente que se presenta en la vida. Es que el día en que seamos capaces de abrir nuestro pensamiento y nuestra percepción acerca de lo que es el fútbol, acerca de lo que es una hinchada y que de la misma manera como nos unimos para presenciar esos 90 minutos, lo podemos aplicar en cada pedacito de la vida. Ese día nos daremos cuenta que teníamos la solución de muchos de nuestros problemas sociales.

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Catarsis San

Sebastián de

Palmitas

Michelly Vanessa Galindo González Estudiante de Administración de Empresas FUNLAM

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l abrir los ojos en las mañanas, de nuevo mis sentidos se ponen en marcha. Lo primero es el cantar dulce y alegre de las miles de aves que rodean mi hogar y se posan en frente de mi ventana, alegrando mi alma y mi ser. Hermosa creación de Dios. Vivir en silencio, tranquilidad y paz es un estado de la naturaleza, Ver el inmenso e infinito azul claro del cielo, el blanco de las nubes y la neblina, diferenciar los verdes que nos da la tierra, el verde de los árboles de café, los sembrados de cebolla, las plantas de plátano, dejar que tus mejillas se enfríen con el rocío que solo nos brinda la mañana y que el naciente sol te acaricie tiernamente. Este inmenso tesoro pocos lo vivimos, observamos y valoramos. Bendecida soy al vivir en este pequeño y terrenal paraíso: San Sebastián de Palmitas.

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