Nuestra identidad, orígenes, valores y fines.

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Áreas

de actuación

• Infancia y Familia. Promovemos y defendemos la educación desde el nacimiento, así como el derecho al juego. Desarrollamos programas dirigidos a la atención social y educativa de niños y niñas, contribuyendo al desarrollo integral de todas sus capacidades. Impulsamos la participación de las familias a través de las Escuelas de Familia. • Juventud. En nuestra organización dedicamos especial atención a la intervención social con este colectivo. Pretendemos dar respuestas a sus necesidades, fundamentalmente aquellas vinculadas a la salud, a la educación y a la participación social. • Interculturalidad e Inmigración. Trabajamos para favorecer el proceso de integración de la población inmigrante en la sociedad española y lograr, asimismo, una mayor cohesión social. A través de la alfabetización, la sensibilización, las aulas en español y el trabajo de convivencia e integración, logramos avanzar en el reconocimiento de los derechos y obligaciones de este colectivo. • Apoyo a la Escuela Pública. Defendemos la educación pública de calidad, pluralista, democrática y laica con valores como la solidaridad, la tolerancia y la igualdad. Trabajamos en actividades de ocio y tiempo libre alternativo, luchamos contra el absentismo escolar y llevamos a cabo actividades de refuerzo académico. • Formación para el empleo. Defendemos el derecho a la educación permanente y desarrollamos Programas de Formación Profesional y Ocupacional y de Orientación e Inserción Laboral, que atienden de forma real y coherente las necesidades sociales y laborales actuales existentes entre la juventud. • Cooperación Internacional. Desde nuestros orígenes prácticamos, de la mano de los socios locales de los países donde intervenimos la Cooperación para el Desarrollo en programas educativos de construcción de ciudadanía, de infancia y juventud, con el objetivo de que las sociedades del Sur puedan disfrutar y ejercer plenamente sus derechos sociales, económicos y culturales, promoviendo la salida del círculo de la pobreza y exclusión. • Voluntariado. El voluntariado representa una verdadera escuela de ciudadanía. Promocionamos la participación, del voluntariado desde sus inicios, comprometidos, también, con su formación y desarrollo.

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La Liga, escuela de ciudadanía activa y solidaria Victorino Mayoral Cortés Presidente de la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular

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a Liga Española de la Educación y la Cultura Popular (LEECP) puede hablar de su pequeña historia –su memoria histórica— que, en conjunto con la filosofía que la inspiran y los valores que promueve, la dotan de una singularidad, de una personalidad y de un carácter del que estamos orgullosos y que, por ello, debe ser el distintivo que aportemos al amplio y diversificado mundo de las organizaciones no gubernamentales de acción social, constituido como tercer sector, al que nosotros pertenecemos. Un sector situado entre lo público y lo privado, donde compartimos elementos de ambos mundos, pero en el que en todo caso, asumimos fines públicos. Algo que hacemos, no como organización cívica, que no somos, ni administración pública, ni empresa privada. Es evidente que tenemos el carácter y la condición de organización de “Utilidad Pública”. Eso es pues, lo que queremos ser y lo que somos: una organización social, útil a la colectividad, al pueblo, por nuestra condición de Liga de la Educación y la Cultura Popular. A ello servimos porque complementamos con nuestros recursos humanos aquellos otros recursos

que nos proporcionan las Administraciones Públicas para el cumplimiento de los objetivos comunes de interés general. Todo lo que recibimos de ellas no son prebendas, premios ni privilegios sino una contrapartida necesaria para poner en marcha las aportaciones de esfuerzo y movilización social que nosotros seamos capaces de conseguir. Comenzando por nuestra “pequeña historia”. Hemos de decir que nuestras raíces se encuentran en el marco del movimiento reformista, ilustrado, progresista, modernizador y laico que vivió la sociedad española, al igual que otras europeas, durante el último tercio del siglo XIX y casi todo el siglo XX, salvo en los periodos de retroceso que el totalitarismo impuso en algunos de nuestros países, especialmente prolongado, sectario, y destructivo en España. Hubo un precedente (desgraciadamente breve) durante la corta etapa republicana, con la creación de la Liga de la Educación Popular; pero no ya como acción sobre minorías selectas regeneracionistas, como había ocurrido con la fugaz Liga de Educación Política, sino como movimiento para la educación y la cultura de todos y todas y para todos y todas. Para luchar por el acceso a los bienes de la educación y la cultura por parte de todo el pueblo, en su más amplia acepción de clases, generaciones y territorios, rurales o ur-

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banos. Nos queda el recuerdo de las Misiones Pedagógicas y Casas del Pueblo; pero apenas de otras organizaciones de la sociedad civil, como la entonces creada Liga de la Educación Popular, vinculada a la Casa del Pueblo de Madrid, que desgraciadamente no pudieron tener una larga vida debido a los tiempos que les tocó vivir.

Nuestras raíces están en el marco del movimiento reformista, ilustrado, progresista, modernizador y laico Igual que la Liga de la Educación creada en Francia 50 años antes, la Liga Española formaba parte de un movimiento histórico que, desde finales del siglo XIX, promocionó no solo la idea ilustrada de la educación como condición imprescindible para el progreso humano, en su lucha contra la superstición y la ignorancia que tenían reducida a la especie humana a una situación de permanente minoría de edad (Kant), sino también por la institución escolar que haría posible ese derecho para todo el pueblo: la escuela pública, gratuita y laica, creada por el Estado democrático, capacitada para realizar una buena pedagogía para la democracia. Es una parte de esta herencia que hemos recibido y que queremos desarrollar conforme a las exigencias de nuestros tiempos. Este legado de ideas y de experiencias fue preservado en el largo exilio español por profesores y maestros que

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creyeron en el ideal cívico de la República y, más particularmente respecto a la LEECP, por algunos ilustres defensores de aquel ideal como sería el caso de Rodolfo Llopis, que llegó a ser Presidente de la Liga Internacional de la Educación. Así pues, podemos decir que pese a sus limitaciones en el tiempo y en el espacio, también La Liga Española de la Educación padeció el exilio y la persecución desencadenada por la dictadura y el fascismo contra las ideas y realizaciones de la escuela democrática para toda la ciudadanía, totalmente extinguida en el interior de España durante aquella etapa oscura. Pero lo que no fue posible durante el período democrático anterior a la guerra civil pudo conseguirse a partir de la Transición de la actual democracia; cuando volvieron muchos del exilio y nos entregaron el único patrimonio que les había quedado: las ideas y la ilusión por la educación y la cultura como derecho de todos; la noble idea de la ciudadanía democrática y sus valores como derecho irrenunciables a realizar; la laicidad, como recurso para organizar la convivencia en paz y tolerancia, el desarrollo de la personalidad y la conciencia libre y no como expresión sectaria y limitadora que niega las convicciones y creencias libremente asumidas por los ciudadanos. En un proceso que abarca desde finales de los años 70 hasta 1986 fuimos


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creando Ligas de ámbito provincial para poder constituir posteriormente la gran federación que hoy formamos, dispuestos a asumir los nuevos retos que la sociedad española nos lanza continuamente para satisfacer sus necesidades. Creada en 1986 como federación acogida a la legislación española, hoy la LEECP es una ONG declarada de utilidad pública existente en 10 Comunidades Autónomas, con 17 Ligas Federadas, dotada de amplios equipos y programas de intervención socioeducativa y sociocultural en sectores prioritarios como la infancia, la familia, la juventud, la inmigración, la escuela pública, la educación para la ciudadanía, la cooperación internacional y el cultivo del ocio y tiempo libre creativo y educativo. La Liga es obra y creación, en esta nueva etapa, de un gran colectivo de profesionales solidarios que asumieron y adaptaron los ideales de progreso por la educación a las exigencias y demandas sociales del presente. La Liga es, ante todo, una organización al servicio de la sociedad, no de

Somos una ONG declarada de utilidad pública. Estamos en 10 CCAA, con 17 Ligas Federadas, dotadas de amplios equipos y programas de educación socioeducativa y sociocultural

sus socios, que ha conseguido crear un importante capital humano y de recursos de todo tipo para ponerlos a disposición de proyectos para la mejora de la sociedad y beneficio de sus destinatarios directos. La Liga es una organización surgida para la práctica de la solidaridad. Una organización sin fin de lucro que contribuye a la promoción del llamado tercer sector de la economía social, generando servicios, contribuyendo por tanto a paliar factores de la desigualdad social y creando puestos de trabajo, tan necesarios en el momento actual. Somos una parte de la sociedad civil independiente, que justifica su existencia en razón a la práctica de la solidaridad. Una solidaridad que nada tiene que ver con la caridad, que siempre presupone la permanencia de la categoría de los pobres, sino una solidaridad que se fundamenta en el esfuerzo que todos debemos realizar para el logro de todos los derechos humanos por todas las personas, sin distinción de clases, etnias, confesiones, hasta alcanzar el estatuto de plena ciudadanía civil, política y social que a todos corresponde. Somos también una organización de voluntariado que expresamos nuestra solidaridad con nuestra contribución personal a los fines de la Liga. Queremos potenciar aún más el voluntariado de la Liga, contando con voluntarios jóvenes y profesionales deseosos de contribuir de modo altruista al

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bien de los demás y, desde luego, contar con el voluntariado de los mayores jubilados. En esta actuación de voluntariado debemos asumir el reto que, conforme a las encuestas, los jóvenes voluntarios expresan como motivaciones que les impulsan: “porque nos sentimos mejor, porque nos sentimos más útiles ayudando a los demás, porque intentamos cambiar el mundo y porque sentimos la ciudadanía activa como un deber ético de responsabilidad ante los problemas de nuestra sociedad”. Queremos que en el futuro ser socio de la Liga y voluntario lleguen a ser la misma cosa.

La Liga es una organización al servicio de la sociedad En una sociedad donde la injusticia, la desigualdad y la marginación actúan impidiendo el ejercicio de los derechos más esenciales de ciudadanía por parte de amplias capas de población, agravado todo ello por los efectos de una crisis económica provocada por la codicia y amoralidad de los más poderosos, será preciso un esfuerzo más exigente de solidaridad por parte de todos. Quienes formamos parte de la Liga no nos quedaremos atrás. Por tanto, la Liga es una organización de militancia social, nacida para la promoción de los valores éticos cí-

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vicos democráticos, de una ética laica común y compartida entre personas de diferentes creencias y culturas, y de una ciudadanía plena, por medio de la intervención solidaria en programas que beneficien a la infancia, las familias, los jóvenes, los inmigrantes, la escuela pública, la formación de una ciudadanía activa y participativa y el apoyo a quienes necesitan nuestra solidaridad activa, no solo dentro de España sino en aquellos otros países a los cuales hemos sido requeridos como El Salvador, Perú, Ecuador o Marruecos. Solidaridad es pues trabajar por la promoción humana y la reducción de la marginación y de sus riesgos que afectan a tantos niños, jóvenes, familias, inmigrantes y trabajadores en situaciones de precariedad. Conociendo bien los problemas que les afectan y que envuelven y condicionan nuestra sociedad, contribuimos a su solución aportando los medios a nuestro alcance, siempre actualizados y eficaces. La Liga es un movimiento educativo, cultural y social de carácter federativo, en el que cada asociación federada tiene autonomía para ejecutar las iniciativas que todos compartimos y empeñar el compromiso de los socios en todos aquellos sectores que hemos establecido como actividad común, conforme a lo establecido en el art. 2º.3 de nuestros Estatutos: “Sin perjuicio


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del campo de actuación que corresponde a las asociaciones federadas, la Federación orientará la acción de las mismas y dictará las normas para mantener la unidad de criterios y la proyección exterior, y aprobará las líneas y programas a las que habrán de acomodarse, a efectos de mantener la unidad de principios, de criterios, de acción, de organización, de imagen y actuación social”. Trabajamos y colaboramos con las tres administraciones: la local, la autonómica y la Estatal. Somos especialistas en iniciativas locales propias de nuestros campos de acción, colaborando con muchos Ayuntamientos para la creación, prestación y gestión de servicios a los ciudadanos. Como movimiento educativo, cultural y social de la sociedad civil, nuestra finalidad es esforzarnos para que todos puedan disfrutar del derecho a la educación y a la cultura, como medio para que todas las personas puedan alcanzar el estatus de ciudadanía plena en una sociedad solidaria, democrática y justa. Por ello, defendemos el derecho a la educación, a la cultura y a la educación permanente como elemento imprescindible para el desarrollo del ser humano sea cual sea su edad, sexo, condición social o de otra especie. Creemos que la educación es el único camino para formar ciudadanos

La Liga es una organización surgida para la práctica de la solidaridad

que actúen como miembros activos de la sociedad. Nuestra preocupación prioritaria es la educación; que sea realidad el derecho de todos a la misma. Nosotros, pese a que no tengamos la responsabilidad institucional que obliga a los poderes públicos a intervenir para garantizar este derecho, podemos contribuir a ello. Efectivamente, la educación no es cosa solamente del Estado y de la escuela, porque estas dos instituciones no pueden lograr los fines que les corresponden sin el aliento, la contribución y la participación del resto de los agentes sociales relacionados con el sistema educativo. Sabemos que existen muchas dificultades que es preciso vencer para que muchos ciudadanos alcancen la realización de su derecho a la educación. Este derecho no consiste solamente en disponer de una plaza escolar, pública gratuita y de calidad, lo cual consideramos como la condición de partida insustituible, sino en lograr también el éxito escolar, cuestión todavía más compleja. De modo que la escuela sea un medio para el desarrollo personal y pleno de la personalidad de todos los alumnos y no el ámbito de su fracaso o estación terminal de las esperanzas y las expectativas del futuro de los alumnos y alumnas. Sabemos que el sistema educativo de una sociedad desigual como la nues-

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tra contiene factores importantes de discriminación. Favorece a los favorecidos y ofrece escasas posibilidades a los desfavorecidos, que son habitualmente los que experimentan el fracaso escolar. Esta situación no termina en la escuela, porque al salir de ella el destino laboral, profesional y social queda definitivamente sentenciado para la inmensa mayoría. El fracaso escolar -que es la resultante no solamente del inmediato rendimiento educativo del alumno sino de otros factores de diversa índole que operan sobre él, su familia y su medio ambiente- no afecta a todos por igual. Sabemos que los hijos de padres trabajadores manuales no cualificados alcanzan una tasa de escolarización en la Educación Secundaria Obligatoria de sólo el 16,20%, mientras que los alumnos hijos de profesionales alcanzan el 82,98%. Sabemos que son muy pocos los gitanos o inmigrantes que acceden a la Educación Secundaria Post-Obligatoria y a la Universidad. Es más, según un estudio de la Fundación Secretariado Gitano, el 80% de los alumnos de esta etnia deja la escuela sin acabar la enseñanza obligatoria.

Defendemos el derecho a la educación permanente como única vía para el desarrollo del ser humano, sea cual sea su edad, sexo o condición social.

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El fracaso escolar en los/as jóvenes de 16 años que no tienen el graduado en Enseñanza Secundaria Obligatoria se sitúa en nuestro país en un 30%. Pero ese fracaso como se ve no se distribuye igualmente entre los distintos sectores sociales, urbanos y rurales. Desgraciadamente, hay bloques de alumnos cuyo porcentaje de fracaso escolar es muy superior a la media indicada, mientras en otros, mejor situados, es notoriamente inferior. Es preciso pues, indagar en las causas, entre las cuales algunos podrían contar con el hecho de la escuela más exigente, otros, una escuela carente de recursos. En algunos casos puede que sea así. Pero, a nuestro juicio, en la mayoría de las ocasiones el fracaso escolar tiene una inequívoca raíz social, de carencia de medios económicos, culturales, de conocimientos, de marginación o de exclusión, que es el lastre más importante que impide a los alumnos situarse en posición de sacar partido de los recursos que pone a su alcance el sistema educativo. Todos podemos hacer algo para promover la compensación de tales situaciones o de buscarles medios y recursos que equilibren y compensen la mala posición de partida del alumno. Nosotros debemos utilizar con finalidad compensatoria las ocasiones y los recursos que nos proporcionan los programas que ponemos a disposición de los alumnos y sus familias, en cual-


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quiera de las etapas educativas en las que podemos incidir sobre ellos. Nosotros podemos saber también quien es el alumno más necesitado en el ámbito de nuestras actuaciones. Desde nuestra intervención en los programas de infancia, en los programas de apoyo a los alumnos de las escuelas públicas, en los programas de integración juvenil, de educación para la salud, de educación ocupacional; en las escuelas de padres y madres que están bajo nuestra responsabilidad; en los programas de cooperación para el desarrollo que realizamos en diversos países en vías de desarrollo. Son muchas ocasiones para apoyar y echar una mano al niño, al joven o a la familia que más lo necesite. Son también muchas ocasiones para hacernos portavoces de sus necesidades ante los poderes públicos y pedir, con la fuerza moral de quien no pide para sí, la aportación de más recursos que requiere el cumplimiento de imperativos de justicia social. Sobre los espacios objeto de intervención socioeducativa, sociocultural y sociolaboral, en los que la Liga trabaja, inciden también otras graves problemáticas que debemos tener en cuenta para contribuir junto con padres, profesores y administraciones públicas a su reducción o neutralización: el absentismo escolar, compañero inseparable del fracaso escolar y de la marginación temprana de los jóvenes

que lo sufren; la exclusión social, que es la raíz y la consecuencia, es decir el círculo vicioso en el que se encuentran sectores más severamente necesitados de nuestra sociedad y cuyo resultante final es la aparición de capas de población que han perdido el sentido de pertenencia a una sociedad, sin presencia en el escenario social y progresivamente arrinconados en la necesidad; y la indiferencia, sin voluntad de reacción ni de participación cívica activa. Sin duda, porque la situación de dependencia se les aparece como un muro infranqueable. En este caso límite, y en otros que no alcanzan la misma severidad y que afecta a capas de población no necesariamente marginadas, nos enfrentamos ante el desolador hecho de la pérdida de ciudadanía, de una erosión que va limando el ejercicio de los derechos civiles, políticos y sociales hasta llevar al gueto o el desentendimiento propio de la marginalidad a grupos humanos que pierden su identidad cívica.

El derecho a la educación no solo consiste en tener una plaza escolar pública, gratuita y de calidad, sino también lograr el éxito escolar Además de los factores indicados, nos encontramos con algunos otros, también muy preocupantes, en nuestro trabajo cotidiano de los programas de la Liga: el individualismo mutado

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en egoísmo social y personal del sálvese quien pueda; la conducta violenta que genera tensiones y acoso entre los alumnos y de estrés en los educadores; y el consumismo de alto y bajo costo que pone su máxima aspiración en la satisfacción inmediata por la obtención de objetos de un modo acumulativo y carente de criterios valorativos. Ahí tenemos el ejemplo de sensación de abundancia y de indiferencia en que hacemos caer a tantos niños abrumados con ingentes cantidades de juguetes, inabarcables para la capacidad de juegos de la infancia. El alto consumo de programas de televisión con una cantidad de horas excesivas de los niños y jóvenes ante los televisores; los videojuegos de destrucción masiva, que condicionan la conciencia y la capacitan para asumir las catástrofes bélicas, naturales o sociales que se visualizan a través de los medios audiovisuales; y el abuso en el uso de internet, que está generando nuevos riesgos incluso para la seguridad de los más pequeños y pequeñas. Y por si faltase algo, la familia sometida a cambios que no dejan, como es natural, de incidir sobre el destino de la infancia. De todos estos cambios debemos tener en consideración, en primer lugar, las condiciones laborales precarizadas crecientemente que imponen a las familias horarios de trabajo que imposibilitan la dedicación que quisieran dar a sus hijos, de modo que pudiesen

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conocer mejor sus problemas y acompañarles más y apoyarles en sus soluciones. Los llamados “niños-llaves” son algunas de sus manifestaciones, quizás de las más extremas. Pero este problema tiene también otra expresión, a cuya solución nosotros podemos contribuir en la medida de nuestras modestas fuerzas. Es la creciente delegación que la familia se ve obligada a hacer de su función educadora a las instituciones escolares, por falta de tiempo y de recursos para intervenir como quisiera. Delegación a la escuela, que ha de crear servicios de apoyo para que los alumnos puedan estar más tiempo en los centros escolares, prestándoles servicios de distinto género y ofertando actividades formativas de ocio, cultura o apoyo escolar. Pero también estableciendo, como viene haciendo La Liga, escuelas de padres y madres, en las que éstos –en contacto y colaboración directa con los educadores de sus hijos- reciban información para contribuir a su formación integral en otros planos que van más allá de la dimensión académica. Una amenaza grave y creciente sobre la calidad de los servicios educativos, culturales y de ocio de carácter com-

La mercatilización de la educación es una gravísima amenaza, cada vez más frecuente a nivel local y autonómico


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plementario que se prestan a niños y adolescentes, que no queremos callar sino más bien llamar la atención de las administraciones públicas, está a nuestro juicio en la mercantilización que está experimentando su prestación por parte de algunas administraciones locales y autonómicas. Frente a la alternativa de su gestión como servicios públicos, puesto que están financiados con el dinero de todos los contribuyentes, se opta frecuentemente por su gestión privada, para reducir costes. Aún admitiendo la legalidad de estas soluciones lo que nos parece realmente alarmante es la deriva que estamos viendo producirse en este campo que conduce a que la gestión de centros educativos de infancia, los servicios de intervención social, o de ocio o ayuda al estudio vayan cayendo en manos de empresas privadas meramente lucrativas cuyo ámbito de actividad nada tiene que ver con la educación ni con los servicios sociales. Empresas habituadas a moverse fundamentalmente en términos de pura gestión de competitividad económica, que no excluye la precarización de los empleos ni la degradación de los salarios. Se trata de la irrupción de grandes, medianas o pequeñas empresas cuya actividad principal puede ser la limpieza de edificios, la seguridad privada, la construcción de aparcamientos o la gestión de otros productos y servicios no educativos, y que aparecen en el delicado y complejo campo de la edu-

cación en el que se juega el desarrollo de la formación integral de niños/as y jóvenes y en el que son imprescindibles buenos equipos profesionales, un buen proyecto pedagógico, la participación de las familias, etc. Éstas serían las consecuencias negativas y efectos deshumanizadores de la aceptación en el campo de la educación y los servicios sociales de una concepción economicista, fría, neoliberal y neoconservadora de la educación y de otros servicios básicos que hasta ahora formaban parte del estado de bienestar. Servicios transformados en mercancías, que cualquiera puede gestionar y vender, a ser posible al precio más bajo, al mejor postor económico, despreciando las exigencias de calidad educativa, profesorado y proyecto pedagógico. Siempre que habitualmente se esté ante consumidores que no los puedan pagar, porque los paga el Estado. Mientras que si se estuviese ante consumidores con capacidad de pago, el producto lo venderían más caro, con mayor calidad, pero en todo caso envuelto en un celofán pedagógico de alta calidad. Tememos que todos estos factores negativos que hemos mencionado, auténticos puntos débiles de nuestro sistema educativo y de nuestro Estado de bienestar en su acepción más amplia, se verán potenciados como consecuencia de la situación de crisis eco-

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nómica que nos encontramos. Existe una cantidad cada vez mayor de niños y jóvenes hijos de desempleados, cuyas familias sufrirán la precarización derivada de la pérdida de los empleos. Por ello, nos encontraremos ante las consecuencias sociales que tales retrocesos tendrán en las conductas y oportunidades de muchos niños/as y jóvenes; porque además se barruntan recortes de recursos presupuestarios por parte de las administraciones públicas para proveer a la prestación de muchos servicios educativos y sociales.

Somos un movimiento educativo, cultural y cívico para la promoción de la ciudadanía plena ¿Cómo actuar en este marco con en este panorama? ¿Cómo mantener nuestro lema, cada vez más necesario, de que educamos en valores cívicos en los ámbitos de intervención social en los que participamos? ¿Cómo se hace? Éstas son algunas de las cuestiones que planteamos y sobre cuyas respuestas debemos trabajar duro, porque las cuestiones a solventar son cada vez más difíciles. Para abordarlas propongo que nuestro pensamiento central para inspirar nuestra acción se base en el siguiente principio de conducta: a más crisis, más solida-

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ridad, no menos; a más crisis, más ciudadanía; a más crisis, más principios de ética cívica y más respeto y garantía de los Derechos Humanos que a todos pertenecen. Aún siendo organización no gubernamental, nuestros intereses no son privados, ni de lucro en ningún caso. La Liga no es una empresa privada. Actuamos para la promoción de lo común, de lo público, de lo participado, de los intereses generales. Por ello, también realizamos actuaciones de apoyo a la acción educativa de la Escuela Pública y en la Escuela Pública; partiendo de su carácter de institución escolar propia de un Estado democrático y laico. Nuestra intervención en este campo se realiza mediante programas de actividades extraescolares de ocio y tiempo libre, de refuerzo educativo, de compensación educativa externa y prevención del absentismo escolar; de aulas abiertas interculturales, de ampliación de centros abiertos; de campamentos urbanos y del programa de sensibilización por una escuela intercultural. La Liga es también un movimiento laico, realizado a partir de una serie de reflexiones sobre la cultura laica. Una organización que, interna y externamente, promueve a libertad de conciencia, de pensamiento y expresión, y de desarrollo del espíritu crítico así como de la autonomía y la


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responsabilidad moral, partiendo de unos valores de ética-cívica, por todos compartidos y reflejados en el pacto constitucional y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En la Liga asumimos la laicidad "en positivo" En la Liga asumimos la “laicidad en positivo”, que no debe ser un concepto abstracto, ni una idea desvinculada de la realidad, ni una expresión sectaria contraria a las creencias libremente elegidas por cada cual. Para nosotros la laicidad sólo es posible si se consigue conjugar la libertad de conciencia con la justicia social – la igualdad necesaria para ser auténticamente libres- y el respeto al pluralismo religioso, moral y cultural, que debe ser garantizado en una sociedad democrática de ciudadanos libres e iguales. La Liga se compromete a respetar ese pluralismo en todas y cada una de sus actuaciones. La Liga, por tanto, nada tiene que ver con ningún movimiento anti religioso o confesional, ni tampoco político, pues nos proponemos servir a todos los ciudadanos, cualesquiera que sean sus condiciones, sin someterles a ningún tipo de proseletismo a cambio de los servicios que les prestamos. Somos un movimiento educativo, cultural y cívico para la promoción de

la ciudadanía plena, inspirado en una ética cívica que pueda ser compartida por todos, cualesquiera que sean sus convicciones religiosas o políticas. La educación en valores cívicos orienta todos nuestros programas en los servicios que prestamos. Pero también ha sido la causa por la cual, a través de la Fundación Cives hicimos desde el principio un enorme esfuerzo para apoyar la incorporación a nuestro sistema educativo de la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos. Para ello pusimos en marcha el proyecto CIVES dedicado, por una parte a la formación del profesorado llamado a impartir la materia y por otro, promovimos la edición de varios libros de texto de Educación para la Ciudadanía en los niveles de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria. Hicimos una propuesta curricular en el marco del debate promovido por el Ministerio de Educación; propuesta que tuvo una excelente acogida. Hemos sido promotores desinteresados y defensores de la asignatura, tanto en sus inicios como tras su eliminación, con la aprobación de la LOMCE, denunciando ante el Consejo de Europa el incumplimiento de los acuerdos que en esta materia incurría el Gobierno con la nueva reforma educativa. Avalados por la refutación en las sentencias del Tribunal Supremo de todos y cada uno de los

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argumentos de los detractores de la asignatura desde la Fundación Cives impulsamos una coalición de centenares de organizaciones españolas y europeas en defensa de la Educación para la Ciudadanía Democrática y los Derechos Humanos que recibió el apoyo, entre otros, de comisario de derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks.

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1. La Liga es ante todo una organización de utilidad pública al servicio de la sociedad y, especialmente, de sus sectores más necesitados. 2. La Liga ha surgido para la práctica de la solidaridad laica, independiente y sin fin de lucro.

Nuestra vocación cívica no sólo se expresa en las actuaciones que hemos mencionado, sino también en las Cátedras Manuel Azaña, con el Ateneo de Cáceres y Emilio Castelar, en Madrid. Cives lleva varios años trabajando en el marco europeo a fin de colocar al ciudadano en el centro del debate y aproximar a lo sociedad civil al proceso de construcción europea a través de las siguientes apuestas: La creación de una ciudadanía europea activa y participativa; el reconocimiento del papel de las ONG y plataformas sociales como vectores de integración social; y la creación de un cuadro para un diálogo civil estructurado a nivel europeo.

3. La Liga es una organización de voluntariado para la intervención en el ámbito socio educativo.

En resumen, estas serían las bases por las que deberá regirse nuestra actuación como socios y colaboradores de la LEECP:

7. Aún siendo una ONG nuestros intereses son de carácter público y social, por eso apoyamos a la escuela pública como servicio de todos que debe ser enriquecido con la contribución de todos.

4. La Liga es una organización de militancia social conforme a los valores de una ética laica, común y compartida, basada en los principios democráticos y de convivencia. 5. La Liga es un proyecto educativo cultural y social, de carácter federativo que combina la autonomía local con la cohesión nacional. 6. La educación en los valores cívicos alienta todos los programas de la Liga y de la Fundación Cives.


e-mail: cejosalmeria@telefonica.net.

LIGA ASTURIANA. Azcárraga,26. 33010 Oviedo. T. 985080429 LIGA CÁNTABRA. Campoamor, 22 Urb. Las Palmeras. 39011 Santander. LIGA CASTELLANO MANCHEGA. Ctra Carrascosa-Sacedón. 16513 Buendía (Cuenca)

LIGA EXTREMEÑA. Av. de la Montaña, 23 1C. 10002 Cáceres. T.92 721 65 79; F.272 16579 e-mail: ligaextremadura@ligaeducacion.org

LIGA GADITANA. Av. Juan Carlos I, 13. 11007 Cádiz. T. 956287752 F. 956287752.

LIGAS FEDERADAS

LIGA DE ALICANTE. Avda. Alcoy, n. 139 - bajo. 03009 Alicante. LIGA ALMERIENSE. Ceuta, 40, Blq. 11 bajo. 04008 Almería. T. 950270899

E-mail: ligavivero@teleline.es

LIGA GRANADINA. Hornillo de la Cartuja, 6 - 1A. Edificio “El Agua”. 18071 Granada. T. 958282064 ; F. 958282064. E-mail: gabos@ugr.es

LIGA GRAN CANARIA. Jiménez Díaz, 2 bajo. 35469 Galdas (Las Palmas). T. 928895777. E-mail: ligacanariadelaeducacion@gmail.com

LIGA GIENNENSE. P. de España, 5 - puerta izda. 23008 Jaén. T. 953082466 e-mail: ligajaen@ligaeducacion.org

LIGA MADRILEÑA. Vallehermoso, 54 - 1. 28015 Madrid. T. 915945338 ; F. 914472247. E-mail: ligamadrid@ligaeducacion.org

LIGA MURCIANA. Rector José Loustán, 14. 30006 Murcia T.615360975 LIGA PALENTINA. Valentín Calderón, 13. 34001 Palencia. e-mail: ligapalentina@ligaeducacion.org

LIGA SEVILLANA. Pelay Correa, 47. 41010 Sevilla. T. 954280629 ; F. 954280629. E-mail: ligasevilla@hotmail.com.

LIGA VALENCIANA. Centro Ciudad Jar dí n. Abades esq . C/ Virgen de Fátima. 46900 Torrent (Valencia). T. 961566122. E-mail: ligavalenciana@ligaeducacion.org

LIGA VALLISOLETANA. Tordo, 7. 47012 Valladolid. T.983308942. e-mail: ligavalladolid@yahoo.es

LIGA ZAMORANA. Peña Trevinca, 18. 49032 Zamora. T. 980670695. E-mail e: ligazamorana@hotmail.com

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Liga Española de la Educación y la Cultura Popular Calle Vallehermoso 54. 28015 Madrid. T. 91 594 53 38 Calle Viriato, 2. 28010 Madrid. T. 91 298 65 55 laliga@ligaeducacion.org

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