Advenimiento de la Doctrina de la Seguridad Nacional en el Uruguay

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ADVENIMIENTO DE LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL EN EL URUGUAY por CNEL. (SIT. REF.) PEDRO MONTAÑEZ, PRESIDENTE DEL CEEU 1. INTRODUCCIÓN Sobre la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) y las dictaduras inspiradas en esta ideología, existe abundante y calificada literatura. Hemos considerado pertinente, en esta ponencia referida al caso uruguayo, limitarnos a mostrar algunos aspectos relacionados especialmente con los cambios operados a nivel ideológico en las Fuerzas Armadas y la supervivencia de los mismos en el actual Estado de Derecho, dificultando así el afianzamiento de la institucionalidad democrática.

Somos conscientes de las limitaciones de este enfoque, con el cual no pretendemos extraer conclusiones generales ni lograr una interpretación global, sino orientar la reflexión hacia el interior de la corporación en un aspecto poco examinado de la cuestión; lo que denominaremos cambios operados en su estructura psicosocial. Aspiramos que este texto, casi un sumario de puntos a tratar, pueda servir de aporte para una discusión y reflexión más amplia del tema.

2. CONCEPTO DE "ESTRUCTURA PSICOSOCIAL" DE FUERZAS ARMADAS Definimos este concepto como la manera general de pensar de las Fuerzas Armadas, la escala de valores aceptada y particularmente las actitudes que adoptan o están dispuestas a adoptar ante los estímulos del medio social. El sistema de actitudes está conformado por las normas jurídicas que rigen la institución castrense, la formación doctrinaria de los cuadros (que dan el tono del conjunto), la tradición histórica y desde luego la ideológica dominante en la cual está inmersa la "estructura psicosocial" que definimos. Como parte del aparato de coacción del Estado, las Fuerzas Armadas generan una especie de sub-área ideológica que participa de la ideología dominante, pero que presenta aspectos propios aunque subordinados. Un término de uso más corriente es el de "mentalidad militar", que estimamos no se ajusta a los límites y alcance

de la estructura que pretendemos apresar conceptualmente. "Mentalidad militar", es un concepto más genérico que está "por detrás" del que analizamos; es una estructura de más larga duración. RESUMIENDO Ø Ideología dominante equivale a ideología de la clase dominante y se correlaciona con la base material conformada por la estructura socioeconómica y las raíces históricas y culturales del país, fundamentalmente; Ø "Estructura psico-social" de las Fuerzas Armadas equivale a una sub-área de la ideología dominante, con características peculiares que se correlacionan con su ubicación en el aparato del Estado, la tradición histórica de la institución y la


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CNEL. (SIT. REF.) PEDRO MONTAÑEZ "mentalidad militar" como telón de fondo fundamentalmente, sin perjuicio de elementos coyunturales capaces de producir inflexiones en la estructura considerada.

AMPLIANDO EL CONCEPTO Esta "estructura psico-social" es además la "argamasa" que liga y da consistencia al conjunto. Es un elemento sociológico que vincula procesos mentales del individuo con los procesos del tipo ideológico del grupo. Esta "estructura" tiene una presencia permanente en las relaciones internas del grupo y del conjunto con el todo social, homogeneizando actitudes por medio de una presión social que opera sobre el indi-

viduo. Como complemento, las actitudes opuestas a la corriente más aceptada son sancionadas no solamente por instrumentos jurídicos, como ocurre en algunos casos, sino por el rechazo y marginación de los disidentes. No se encontrará en este ensayo un estudio detallado del tema, sino que mostraremos aquellos aspectos que se modifican o que tienen particular significación en el proceso estudiado. Pretendemos, sí, destacar la importancia de estos estudios, para una correcta evaluación de cuáles son los mecanismos mediante los cuales las Fuerzas Armadas internalizan determinadas orientaciones que se les procura inducir desde afuera.

3. LA "SORPRESA" DEL GOLPE DE ESTADO Las Fuerzas Armadas del Uruguay, en el transcurso de un pausado proceso, incrementaron su protagonismo represivo y fueron tomando paulatinamente el control y dominio de importantes resortes del Estado. De esa manera, desembocaron "naturalmente" en el golpe de Estado (1973) que arrojó al país en un extenso y por demás doloroso lapso autoritario (hasta 1985). No obstante lo pausado del proceso, el hecho concreto de que las Fuerzas Armadas irrumpieran a escena política provocó cierta sorpresa entre los observadores desatentos (ciudadanía en general) pues se confiaba en que la tradición democrática, legalista y civilista de la mayoría de la oficialidad, eran garantía suficiente para el mantenimiento de la institucionalidad democrática. Estábamos en presencia de cambios importantes en el colectivo militar. Un proceso inadvertido por la ciudadanía se había producido en el interior de la corporación: las pautas ideológicas tradicionales habían experimentado modificaciones sustanciales.

La inadvertencia de este cambio no es el resultado de la mera actividad conspirativa, sino que es la consecuencia, por un lado, de las características especiales del conjunto militar (marginación y reserva) y por otro, del escaso conocimiento que poseían los uruguayos respecto a su verdadera naturaleza y la importancia que tiene el monopolio de la fuerza en todo análisis del poder. Es importante señalar que este proceso, lento y larvado, que va incorporando elementos de la "Doctrina de Seguridad Nacional" en el pensamiento militar uruguayo, no sólo pasa inadvertido para la ciudadanía en general, sino que también viejos y experimentados oficiales superiores (retirados del servicio activo) no habían captado cabalmente, hasta ese momento, la existencia de esos cambios. Es obvio que las causas profundas de la ruptura del ordenamiento institucional no radican en la inflexión ideológica operada en las Fuerzas Armadas, pero es evidente que ese cambio las transforma en el instrumento adecuado para ese fin.


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Comenzaremos por una breve exposición de las principales características -en relación con el tema- de las Fuerzas Armadas uruguayas antes de operarse estos cambios. 4. BREVE INTRODUCCIÓN HISTÓRICA Durante el período histórico de gestación del Estado y definición del perfil nacional, el Ejército de Línea, como se le denominó en 1829, tenía un carácter notoriamente partidista. Aquejado de carencias serias de armamento y equipo, así como en preparación profesional, resultaba de relativa eficacia coactiva en medio de una sociedad con hábitos guerreros y condiciones sociales propicias para los alzamientos armados. En el interregno denominado militarista, de 1875-1890 que sigue de cerca a la guerra contra Paraguay (guerra de la Triple Alianza), el Ejército alcanza un grado importante de profesionalización y modernización. Ubicado en el centro del escenario socio-político, cumple además un papel protagonice en la consolidación del Estado, en estrecha relación dialéctica con los intereses de la clase dominante, el avance del capitalismo y las nuevas relaciones de dependencia y división internacional del trabajo, impulsados por Inglaterra como centro del sistema imperialista. Este Ejército de fines de siglo pasado mantiene un tono general de austeridad heredado de la época artiguista, consolida el espíritu de cuerpo y está orientado hacia el control de la población para afirmar, así, la autoridad central cuestionada reiteradamente por los caudillos rurales. Adentrados en el siglo XX, ya clausurada la etapa de las luchas intensivas armadas y canalizada la oposición por la vía de la confrontación cívica, el Ejército acompaña en su organización y doctrina el proceso de modernización del Estado (primeras décadas del siglo). Se profundiza el profesionalismo

ya iniciado en el siglo pasado y se estimula además el apoliticismo o no partidismo de las Fuerzas Armadas. El elenco gobernante (batllismo) y los cuadros superiores del Ejército empujan este proceso en el marco general de los cambios sociales y políticos de la época. Paulatinamente se va afirmando una actitud de respeto a las normas legales, así como de acatamiento a la autoridad civil. Un reclutamiento abierto, es decir, sin trabas partidistas, genera un mapa político en el conjunto de la oficialidad, que reproduce aproximadamente el del país, sin que ello signifique partidismo militante. El Golpe de Estado de 1933, que no modificó las bases del Estado, a pesar del pomposo título de "Revolución de marzo" con que lo decoró la dictadura, tampoco afectó la estructura de las Fuerzas Armadas, que tuvieron el papel casi pasivo "actuando por presencia", no obstante que algunos oficiales y clases fueron dados de baja por trabajos contra la dictadura pero reincorporados, los primeros, pasado cierto tiempo. El proceso que insinuamos se consolida -en el sentido de coronación de una etapa- en el entorno de 1940, generando un entramado ideológico (estructura psico-social) que ha sido denominado de manera genérica en Latinoamérica como "profesionalismo apolítico". Aceptamos esta conceptualización como acertada, aunque para evitar esquematismos es importante precisar el sentido que se le debe dar a dichos términos aplicados a las Fuerzas Armadas uruguayas en la década del cuarenta.


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5. PROFESIONALISMO APOLÍTICO - MARGINACIÓN Como esta terminología se ha usado en un sentido muy genérico, aplicándola a la amplia realidad de América Latina, consideramos necesario explicitar someramente los elementos más importantes que conforman su entramado ideológico. Es más, nos referiremos concretamente a las Fuerzas Armadas uruguayas en ese momento histórico, para tomarlo como punto de partida del proceso que hemos reconocido. La profesionalización de las Fuerzas Armadas, implicó fundamentalmente: burocratización, aislamiento -o marginacióny tecnificación. Este sería el cuadro general que se da en todo proceso de profesionalización; en el caso de nuestro país, la evolución estuvo acompañada de algunas derivaciones particulares, como veremos más adelante. La burocratización aproximó el pensamiento y la preocupación de los militares al de los otros empleados o técnicos al servicio del Estado. Adquieren así una mayor importancia en la atención de la oficialidad asuntos tales como sueldos, promociones, pensiones, retiros, etcétera Es decir, estabilidad y seguridad funcional. Las garantías normativas (impersonales), sustituyen o debilitan la adhesión personal a los caudillos militares (características del pasado), que aseguraba el reconocimiento de los méritos para el ascenso y la estabilidad en el escalafón. Es un notorio avance en el proceso de modernización del Estado. Se produce, como consecuencia de esta circunstancia y del entorno general, una inflexión del "encuadramiento mental" un tanto aventurero o "romántico" de la oficialidad (propio del siglo pasado) hacia una existencia en tono menor o de "aburguesamiento". El avance de la modernización, la aparición de nuevos ingenios bélicos, etcétera, impulsaron la elevación del nivel de tecnificación del conjunto de las

Fuerzas Armadas y especialmente de su personal superior. Este desarrollo se cumple fundamentalmente a través de: Ø becas de estudio en el exterior, especialmente Francia; Ø creación de nuevos institutos docentes que marcan una elevación del nivel científico de la enseñanza; Ø elaboración teórica, con intentos serios para estructurar, una "doctrina de guerra nacional", (se editan reglamentos, manuales, etcétera); y Ø modernización de la estructura orgánica de las Fuerzas Armadas, etcétera. Hasta la II Guerra Mundial, la orientación profesional del Ejército, no así la Armada, proviene de Francia. Esta circunstancia le imprime algunas características diferentes a las de otras instituciones armadas de América Latina, que tuvieron una orientación prusiana. El calificativo de apolítico significó la abstención de los militares de toda actividad política. Este concepto, recogido en la Constitución y legislación correspondiente, se hace realidad -es un lento proceso- en parte, por el esfuerzo cumplido a nivel docente militar y otros estímulos voluntaristas a que hemos hecho referencia anteriormente, pero fundamentalmente como consecuencia de que el marco ideológico y político general va desplazando a las Fuerzas Armadas del centro de la escena política. Esta abstención o prescindencia, y el aislamiento que examinaremos a continuación, se transforman en cierta medida en ajenidad, en una especie de desarraigo que tiene consecuencias ambivalentes. Por un lado mantiene a los militares apartados de toda intromisión en la cuestión política (en períodos de relativo bienestar, la clase dominan-


ADVENIMIENTO DE LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL EN EL URUGUAY te no necesita de las Fuerzas Armadas para el control interno). Y, por otro, ese mismo apartamiento va conformando un cuerpo de oficiales que permanece marginado, casi como extraño a los procesos que se desarrollan en la sociedad. Esta situación los hará más vulnerables a la penetración de las doctrinas y orientaciones ideológicas promovidas por el Pentágono. Dice Julio Busquet, militar y sociólogo español: "Un ejército apolítico no garantiza la democracia, pues se encuentra en una situación de 'indefinición ideológica' que permite su rápida politización en favor de cualquier ideología que se le imponga. Esta indefinición es además especialmente importante frente a las ideologías más conservadoras porque éstas, por una parte, se han dedicado secularmente a halagar a los militares a fin de utilizarlos, y además porque evidentemente los presupuestos ideológicos de la propia profesión (orden, disciplina, autoridad, etcétera) coinciden en alguna medida, con la ideología de la derecha tradicional". Hemos tocado tangencialmente algunos aspectos del tema "aislamiento" de las Fuerzas Armadas. Corresponde puntualizar que aunque no se trata de un fenómeno exclusivo de nuestro país, tuvo y tiene sus peculiaridades como se ha señalado someramente. Sobre este aspecto, dice el citado Busquet: "El aislamiento de los militares es constante común de todas las socie-

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dades en las que aparece el ejército permanente, sustituyendo al inicial sistema miliciano, o de ciudadanos que toman las armas en caso de peligro y en las que además, es frecuente que este ejército permanente sea utilizado para arrebatar su libertad al pueblo". El aislamiento es pues un fenómeno universal: "en la época actual, algunos gobiernos democráticos se esfuerzan en aumentar la integración del Ejército y del pueblo, pero el aislamiento sigue existiendo en importante grado". Para nuestra sociedad -traumatizada por el período dictatorial- el tema de la posible integración, constituye un tremendo desafío. Los elementos generales que hemos señalado (aislamiento, apoliticismo vulnerable, etcétera), integrados todos ellos a la improbabilidad de un conflicto exterior y a la escasa conflictividad social del período que analizamos, generaron en las Fuerzas Armadas una suerte de "repliegue resignado" o conformismo. Esta falta de posibilidades para trascender colectivamente engendró también un larvado resentimiento (o complejo de parasitismo) que, al no ser adecuadamente resuelto, reapareció con vigor en épocas recientes. Al no resolverse social y políticamente el problema anterior, se fortaleció el aislamiento, generándose corrientes "renovadoras" que procuraron rescatar los tradicionales valores militares y el protagonismo social.

6. GUERRA FRÍA La influencia francesa que predominaba en el Ejército uruguayo es sustituida a partir de la II Guerra Mundial por la norteamericana. Durante el período que va hasta mediados de la década de los cincuenta, la política norteamericana, en el campo militar respecto a Latinoamérica, está signada por el telón de fondo de la "guerra fría" y tiende a:

Ø fortalecer la dependencia; Ø orquestar bajo su dirección, la defensa continental frente al comunismo; Ø uniformar las organizaciones militares, etcétera. Los instrumentos más importantes de esa política son:


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CNEL. (SIT. REF.) PEDRO MONTAÑEZ Ø el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), Río, 1947; Ø tratados bilaterales de ayuda mutua; Ø cursos para oficiales y clases en Estados Unidos y Zona del Canal, etcétera.

Todos estos datos son muy conocidos. Trataremos de mostrar los efectos de esta política sobre la ideología de las Fuerzas Armadas uruguayas marcadas por lo que hemos denominado "profesionalismos apolítico": Ø Afirmó el profesionalismo, porque el suministro de armamento relativamente moderno (ley de Préstamos y Arriendo inicialmente y posteriormente Pacto de Ayuda Mutua) condujo a una instrucción más tecnificada. Contribuyó a ello el hecho de que las becas para estudio en el exterior se otorgaban por concurso de oposición, lo que estimulaba un mayor esfuerzo profesional. Paralelamente con esta influencia, en cierto sentido positiva, se generan otras negativas: Ø Desarrollo de un "espíritu mendicante" hacia la potencia pro-

veedora de material bélico, becas, etcétera. Ø Se profundiza la actitud de ajenidad que señaláramos antes, como consecuencia de que los estudios profesionales se realizan en manuales extranjeros, que en algunos aspectos (particularmente organización) no guardan relación con nuestra realidad. Ø "Vasallaje por deslumbramiento técnico", como consecuencia del impacto que produce en algunos oficiales el conocer de cerca (cursos, visitas, etcétera) un ejército moderno y Ø Se afirma además el concepto, sin mayor análisis, de un mundo dividido en dos bloques o sea un enfoque maniqueo. Todos estos aspectos negativos se descargan sobre oficiales que han recibido una limitada formación político cultural con relación a los problemas de la dependencia, y sumamente vulnerables, como tratamos de mostrar anteriormente. A partir de la década de los cincuenta, hay cambios en la política exterior norteamericana y se inicia una larga crisis económica y social que afectará la conformación ideológica de las Fuerzas Armadas (Doctrina de la Seguridad Nacional).

7. HACIA EL "PROFESIONALISMO PARTICIPATIVO" Transcribimos la resumida formulación "cuasi silogística" de Jorge A. Tapia Valdés, sobre los cambios que desde mediados de la década de los cincuenta, se producen en la política exterior norteamericana: Ø "La política exterior norteamericana depende y es determinada en función de las necesidades de su seguridad nacional; es una política exterior militarizada;

Ø "La seguridad exterior obliga a Estados Unidos a mantener una fuerza bélica de máxima magnitud y eficiencia, a conducir una política económica de pleno empleo o al menos en línea ascendente de crecimiento normal capaz de soportar aquel gasto y, especialmente, a proteger ciertas zonas definidas como de seguridad nacional;


ADVENIMIENTO DE LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL EN EL URUGUAY Ø "América Latina es una zona de seguridad, es decir, lo que sucede en este continente concierne a la seguridad nacional de Estados Unidos. Este es un hecho definitorio y se mantendrá como tal en la política exterior norteamericana, cualquiera sea la denominación del approach de moda: guerra fría, Alianza para el Progreso, Low Profile a la Nixon o Trilateralismo; Ø "El establecimiento, en cualquier forma, de un gobierno que no sea sensitivo a los intereses de la seguridad norteamericana, es una amenaza directa a su seguridad nacional y no puede ser tolerado, especialmente si se trata de un régimen no capitalista (a radical departure); y Ø "La falta de estabilidad política y de orden socio-económico en un país latinoamericano, pone en jaque la seguridad nacional norteamericana. Ø "Por consiguiente, Estados Unidos debe adoptar en materia de entrenamiento y programas de ayuda militar, tácticas destinadas a evitar los riesgos de tal inestabilidad, mediante el desarrollo económico y la imposición del orden". Estos criterios van de la mano de la concepción de un "nuevo soldado para la nueva estrategia y la alteración del patrón de relaciones civil-militar". Resume así este aspecto el ya mencionado Tapia Valdés: "La obsesión por lograr una situación de orden continental determinó que se asignara una función básica a los militares en cada nación latinoamericana. Cuando a la vez también se predicó, como cuestión de dogma, la esencial incapacidad y falta de patriotismo de las élites civiles para conducir estas na-

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ciones, y la falta de preparación de sus pueblos para la vida democrática, se proporcionó la excusa y la justificación moral para la transformación permanente del soldado en político. Puede concluirse (...) que la versión de la DSN para el Tercer Mundo fue tomando forma a la luz de la experiencia dejada por el entrenamiento y por la práctica real de la lucha antisubversiva en distintos lugares, con la ayuda de algunos dentistas sociales". Tenemos claro que estos cambios en la política exterior norteamericana constituyen un nuevo factor condicionante y no determinante de las nuevas orientaciones en la ideología de las distintas Fuerzas Armadas latinoamericanas. Estos estímulos exteriores no operan mecánicamente. Partiendo de esa base, mostraremos esquemáticamente la evolución de los cambios en la ideología militar uruguaya. Sobre un conjunto muy vulnerable ideológicamente como lo hemos mostrado anteriormente, comienza a caer la "fina llovizna" de un discurso anticomunista más afinado. Se reconocen los problemas de la miseria y la injusticia social como generadores de protesta legítima que aprovecha el comunismo internacional. Desarrollar a estos países es establecer la barrera adecuada para detener el avance del comunismo. Se advierte sobre el peligro insurreccional que se avizora en el horizonte. La guerra es permanente y el enemigo es interno. Es necesario prepararse para la contrainsurgencia y además para orientar y liderar a los países que se vean agredidos, etcétera. Internamente, el país comienza una larga crisis socio-económica que con diversos altibajos aún perdura. Aumenta la actividad contestaría de los sectores populares, agrupados en torno a las organizaciones sindicales, reflejándose en un importante crecimiento de la izquierda en su conjunto.


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Mediando la década de los sesenta, el "enemigo anunciado" se corporiza con la aparición de la guerrilla urbana (MLN). Para muchos oficiales el discurso militar norteamericano, ha resultado profético. El sistema político uruguayo, como mediador del poder real, se ve cuestionado duramente y el gobierno así como la derecha civil alientan una mayor par-

ticipación de las Fuerzas Armadas. Estas son afectadas profundamente por los hechos que hemos brevemente reseñado y se desata un importante debate interno, que va a generar distintas corrientes internas. A través del mismo, veremos surgir la primacía de un nuevo concepto de la actitud del militar uruguayo: el profesionalismo participativo.

8. EL DEBATE INTERNO En el marco general de la crisis que hemos esbozado y la influencia de factores externos, se va desarrollando un importante debate interno dentro de las Fuerzas Armadas. El mismo es estimulado por: Ø Los requerimientos del gobierno en apoyo de las fuerzas policiales o para poner en funcionamiento algunos servicios públicos colocados en riesgo por las fuerzas populares radicalizadas. Ø El "llamado" desde ciertos sectores de la sociedad civil (la derecha) que apela a las Fuerzas Armadas como reducto "no contaminado" de un Estado corroído por el quebramiento progresivo del sistema público. Ø La incorporación paulatina de nuevos roles que van tomando encuadramiento institucional. Ø Los nuevos conceptos sobre la estrecha vinculación entre seguridad y desarrollo que van impregnando los estudios militares (cursos en el exterior) y que se desprenden de los ejemplos brasileño y peruano. Ø El factor más importante: surgimiento de la guerrilla urbana y posteriormente las dificultades de la fuerza policial para su control. El debate se da formalmente en los institutos de estudios militares superio-

res, los Estados Mayores de las tres fuerzas e informalmente en reuniones de oficiales. Los temas centrales son, por ejemplo: Ø ¿Debe considerarse las actividades subversivas un tema exclusivamente policial? ¿Delincuentes o guerrilleros? Ø ¿Ha sido desbordada la policía? Ø ¿Es necesario organizar unidades especiales de contrainsurgencia o empeñar a las Fuerzas Armadas en su conjunto? Por este camino se ingresa naturalmente en el planteamiento de las causas de la subversión. Aunque la causa que predominantemente se esgrime es la influencia y acción del comunismo internacional, no puede dejarse de lado y reconocer otras causas: Ø corrupción de los elencos políticos; Ø deterioro del sistema democrático; Ø pero también injusticia social, injusta distribución de la riqueza, subdesarrollo, dependencia, etcétera. El año 1970, "año de los Tupamaros" según Rouquié, fue de duros enfrentamientos sociales y presencia importante del MLN con numerosos operativos, fuga de cárceles, secuestros,


ADVENIMIENTO DE LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL EN EL URUGUAY cuantiosos robos de armas en el asalto al Centro de Instrucción de la Armada, etcétera. A fines de este año se inician las tentativas, a nivel político, para una alianza de los sectores de la izquierda. Esta alianza, Frente Amplio, se creará formalmente en febrero del año 71. A comienzos del 71, el Ejército crea internamente un organismo (germen del futuro Estado Mayor Conjunto) para realizar un diagnóstico de la situación, delinear el procesamiento de la información y establecer líneas de acción y recomendaciones para la lucha antisubversiva. Este organismo está bajo la dirección del recientemente ascendido general Gregorio Álvarez, y los oficiales asignados a la misma son impulsados al estudio de aspectos y problemas de la realidad socioeconómica concreta, por ejemplo el transporte, la carne, problemas laborales, energía, etcétera, etcétera, y también aquellos aspectos delictivos que implican corrupción de los sectores particularmente financieros, los llamados ilícitos económicos. Es en este nivel (futuro Esmaco) donde el debate se concentra y desde allí se va generando una presencia cada vez más importante de las Fuerzas Armadas. En setiembre el Poder Ejecutivo -avalando estos avances autonómicos de las Fuerzas Armadas- encomienda a los mandos militares la estructuración y ejecución de un plan contra la subversión. En diciembre, se encomienda la dirección de los planes a los comandantes en jefe de las tres Fuerzas, que ya habían decidido constituirse en Junta de Comandantes en Jefe. En marzo del 73, un decreto del Poder Ejecutivo, reconoce la existencia de la Junta y del Estado Mayor Conjunto -Esmaco- como órganos asesores del más alto nivel. Con este esquemático planteo, queremos mostrar cómo las Fuerzas Armadas van respondiendo a los estímulos exteriores -de fuera y dentro del país- generando una serie de respuestas

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como resultado de su propia dinámica, que a su vez crea expectativas que se irán transformando en objetivos de la propia corporación. "De sumo interés en esta etapa es perseguir las diversas instancias de la crisis íntima que desata la confrontación con la crisis política y los recursos a través de los cuales la institución busca autonomizarse del Poder Político- en un verdadero movimiento de repliegue sobre sí misma, se esfuerza por reimplantar la verticalidad lesionada en el proceso crítico y auto-reconoce la autonomía del rol que debe cumplir, negándose a ser instrumento de los sectores dominantes. "Para ello, trata de definir mucho más precisamente sus limites legales, ideológicos y funcionales, adecuándolos a una tarea que incluye aún los roles políticos, que la Doctrina de Seguridad Nacional en boga, fundamenta largamente. La lógica de la guerra impera en la etapa, impone a nivel interno depuraciones en abundancia, susceptibles de ir forjando el aparato homogéneo necesario a la función que hay que cumplir". Como lo decíamos antes, la cohesión progresiva se realiza en beneficio de los sectores más reaccionarios de la cúpula militar. A esta praxis de la corporación, la hemos denominado "debate interno". Por este camino, la ideología que va guiando el accionar de las Fuerzas Armadas aparece, al entendimiento de sus integrantes, como un proyecto nacional de características autónomas. Como elemento que contribuye a esta errónea apreciación, debemos tener en cuenta que en períodos convulsos, de duros enfrentamientos sociales, las Fuerzas Armadas adquieren una relativa autonomía de los factores reales de poder. Las elecciones de 1971 dieron el triunfo a los sectores políticos más conservadores, aunque mostraron a una izquierda unida y en crecimiento como


10 consecuencia de la polarización político - ideológica. Estas elecciones significaron un importante test no sólo de la sociedad uruguaya en su conjunto, sino internamente dentro de las fuerzas armadas, y sirvió para afinar la información sobre las corrientes que hemos mencionado. En 1972, las Fuerzas Armadas se involucran de manera total en la "guerra sucia" contra la subversión. Derrotan y desarticulan rápidamente el aparato armado del MLN. A pesar de lo duro de la represión, se establecen ciertos relacionamientos de los prisioneros con la oficialidad subalterna que en este período opera con relativa descentralización. Estos relacionamientos complementan el debate interno, incluyéndose conversaciones del más alto nivel que apuntan a una posible tregua o "alto al

CNEL. (SIT. REF.) PEDRO MONTAÑEZ fuego". Estos relacionamientos tienen poca profundidad, dado que la situación de los prisioneros no les permite una influencia importante. No obstante, la hipótesis de una posible -aunque poco probable- "tupamarización" de las Fuerzas Armadas alarmó a sectores de la clase dominante y a los propios mandos militares. La posibilidad de fisuras o pérdida de la unidad debió ser un factor más (Tesis de Finner) para apresurar el golpe de Estado. Al asumir los comandantes la conducción política del Estado, van consolidando la unidad de las Fuerzas y desarticulando toda posibilidad de disidencia interna mediante procesamientos penales, traslados, retiros obligatorios, baja, asignación de tareas sin importancia, etcétera.

9. EL GOBIERNO AUTORITARIO, SALIDA Y DEMOCRACIA TUTELADA El gobierno autoritario que se inicia luego del golpe de Estado de 1973 suspende la actividad política y opera sobre la sociedad con una estrategia progresiva, desarticulando uno a uno los diversos sectores considerados focos de subversión: movimiento obrero, movimiento estudiantil, culminando en los años 1975-76 con la última vuelta de tuerca que aparentemente neutraliza toda la oposición organizada. Miles de presos políticos, ciudadanos torturados por decenas de miles, exiliados, desaparecidos y muertos en tortura y prisión, constituyen los elementos más notorios del "caso uruguayo" conocido en los organismos mundiales defensores de los Derechos Humanos. Un aspecto importante a destacar es que la hostilidad y rechazo de la población no cede y se manifiesta de diversas maneras. La estructura psico-social de las Fuerzas Armadas se consolida dentro del esquema del profesionalismo participativo, pero aislado de la ciudadanía.

Se nutre además de elementos que justifican las graves violaciones de los Derechos Humanos. Presionadas por diversos factores, las Fuerzas Armadas realizan un ordenado repliegue que desemboca luego de trabajosas negociaciones en las elecciones de 1984 y la instalación del estado de Derecho. Han realizado una larga experiencia de control del aparato del Estado, del cual aún no se han apartado totalmente (se mantienen organismos de seguridad e inteligencia) no obstante haber abandonado las direcciones de todos los organismos de gobierno. Han reconocido los limites de sus posibilidades autonómicas y han generado objetivos propios (defensa de privilegios, impunidad para los violadores de los Derechos Humanos, etcétera) que se aprestan a mantener, haciendo pesar en la balanza la importancia que tienen como aparato de coacción en la estructura de Poder. Cuando la Justicia ordinaria comenzó a citar a militares y policías a decla-


ADVENIMIENTO DE LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL EN EL URUGUAY rar en causas de violaciones de los Derechos Humanos, la Justicia Militar dependiente del Poder Ejecutivo planteó contiendas de competencia en cada caso ante la Suprema Corte de Justicia, paralizando la acción de los Jueces. Recientemente, sobre el filo de las resoluciones de la Corte en favor de la Justicia Ordinaria, el Parlamento (mediante el cambio de posición de cierto sector del Partido Nacional y todo el Partido Colorado, de gobierno) ha votado una ley estableciendo que "ha caducado el ejercicio de la pretensión punitiva del Estado, respecto de los delitos cometidos hasta el 1º de marzo de 1985 por funcionarios militares y policiales, equiparados y asimilados por móviles políticos o en cumplimiento de sus funciones y en ocasión de acciones ordenadas por los Mandos que actuaron durante el período de ipso". El pueblo la ha denominado "ley de impunidad". De esta manera, "la sociedad democrática hoy ve reducida aún más su escasa capacidad de controlar al afianzado rol político de las Fuerzas Armadas y de limitar el ejercicio de ese poder en el marco social". No obstante ello, sectores políticos y sociales del país se han movilizado para, al amparo de disposiciones constitucionales, reunir las firmas necesarias para plantear el recurso de referéndum contra esta ley, nacida de la presión militar y que da impunidad a los violadores de los Derechos Humanos. Montevideo, mayo, 1987. Este documento se encuentra en: http://www.chasque.net/ps/pm4.htm Bajado el 27 de junio de 2003

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ÍNDICE

ADVENIMIENTO DE LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL EN EL URUGUAY 1. INTRODUCCIÓN 2. CONCEPTO DE “ESTRUCTURA PSICOSOCIAL” DE LAS FUERZAS ARMADAS RESUMIENDO AMPLIANDO EL CONCEPTO 3. LA “SORPRESA” DEL GOLPE DE ESTADO 4. BREVE INTRODUCCIÓN HISTÓRICA 5. PROFESIONALISMO APOLÍTICO-MARGINACIÓN 6. GUERRA FRÍA 7. HACIA EL “PROFESIONALISMO PARTICIPATIVO” 8. EL DEBATE INTERNO 9. EL GOBIERNO AUTORITARIO, SALIDA Y DEMOCRACIA TUTELADA

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