No. 45. JÓVEN@S DEL CAMPO ¿Relevo generacional?

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18 de junio de 2011 • Número 45 Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada

TEMA DEL MES

JÓVEN@S DEL CAMPO ¿Relevo generacional?

De Schutter, relator de la ONU para Alimentación, en México PÁGINA 16

Pedro Valtierra


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RUMBOS OPUESTOS DE MANZANAS, PERROS,

Suplemento informativo de La Jornada 18 de junio de 2011 • Número 45 • Año IV

LEYES Y SOBERANÍAS

MM

COMITÉ EDITORIAL

Luciano Concheiro Subcoordinador

FOTO: Alfonso Contreras

El Mercedes rojo resplandece bajo las luces mientras espera a su dueño frente al Alexander´s Cafe de Santa Cruz, Bolivia.

Armando Bartra Coordinador

–¿Y no habría forma de que el derecho campesino al “buen vivir” incluyera autos como este?, dice MM con socarronería y marcando las comillas con los dedos.

Enrique Pérez S. Lourdes E. Rudiño Hernán García Crespo CONSEJO EDITORIAL Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Yolanda Massieu Trigo, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuellar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.

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Acabamos de cenar y vamos camino del hotel. En la sobremesa Edson, que viene de Brasil; Francisco, que llegó de Ecuador, y yo, que soy el mexicano, nos hemos enterado, entre otras cosas, de lo injusto que le parece a MM que su primo gane un platal trabajando con horario fijo en una compañía petrolera, mientras que ellos –los pequeños agricultores de Río Negro– se matan en el laburo día y noche y a veces no sacan ni para comer. MM viene de Neuquén, en el sur de Argentina, donde cultiva una pequeña pero bien cuidada huerta de manzanos: presume que tiene unos mil arbolitos por hectárea, lo que es mucho. La cosecha se vende por volumen y también por pieza en un localito a borde de carretera donde igualmente puedes encontrar los dulces que hace la familia con la fruta caída. Pero los manzanos cada vez dejan menos y cada vez piden más, de modo que cuando MM trabajó en una empacadora casi todo su sueldo lo invirtió en la huerta. Además de los Mercedes descapotables, a MM le gusta cultivar manzanas –“las más dulces de la región”– y por sobre todas las cosas ama a sus perros: tiene 20.

Diseño Hernán García Crespo

La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300. Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo en trámite. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores.

Se llama Mariana Marini, y lo de MM se lo pusieron en la escuela a pesar de que es delgada y morocha. Vino al Seminario sobre Desarrollo Rural y Economía Campesina Indígena en representación de una federación de agricultores familiares argentinos y está sorprendida por el intenso comunitarismo y pachamamismo discursivos de los campesindios andino amazónicos predominantes en la reunión. –Nosotros somos más individualistas –reconoce sin ambages–. Pero igual cuidamos la tierra y también estamos organizados.

PORTADA: Pedro Valtierra

MM tiene veinte años y representa a las fuerzas básicas de su Federación. –Cuando mis padres me llevaban a las reuniones, me daba cuenta de que siempre se discutía lo mismo, siempre se acordaba lo mismo y nunca pasaba nada. Entonces nosotros, los pibes, pensamos que algunas ideas nuevas no vendrían mal. Y decidimos reanimar la sección juvenil de la Federación que ya criaba telarañas.

A la luz del protagonismo que se han ganado a pulso las comunidades andino-amazónicas y mesoamericanas, agricultores familiares como MM parecieran anomalías, excepciones. Pero no; los productores pequeños y medianos del continente son tan numerosos, representativos y aferrados como los hoy lucidores campesindios. Portavoz en el Seminario de la extendida y perseverante agricultura doméstica, MM es también alentador ejemplo de que entre los jóvenes rurales aún se gestan sólidas vocaciones campesinas. Vocaciones que en este caso han ocasionado un conflicto familiar. Y es que MM y sus dos hermanas no están de acuerdo con que su único hermano varón quede al frente de la huerta, ahora que el padre ya no puede trabajar igual que antes por un problema de espalda que le vino de tanto trajinar en el tractor. Ellas son agricultoras familiares –dicen– y quieren seguir con sus manzanos y sus perros, no importa que el primo de la petrolera trabaje menos y gane más.

BJ –Era un pueblo rabón. Veinte familias escasas. No había iglesia, no había comercios, menos escuela… La verdad es que ahí no había nada. Ya mayor y exitoso profesionista, BJ rememora sus rústicos días de infancia. Y los recuerda quizá con afecto y cierta ternura pero sin añoranza. Como la familia de Mariana, el papá de BJ – que era viudo– vivía de vender fruta. Pero en uno de sus viajes a la capital cayó muerto en un corredor del palacio de gobierno. Así, desde muy pequeños BJ y sus hermanos quedaron huérfanos, primero a cargo de sus abuelos y después de un tío. De niño BJ trabajaba en el campo, como todos. –Pero esa vida se me hacía corta y el pueblo me quedaba chico. Quería conocer otros lugares, otras gentes; ver otros mundos. No quería seguir por siempre de campesino, mi ambición era vivir en una ciudad y de ser posible estudiar una carrera.

donde trabajaba de sirvienta. De modo que cuando BJ cumplió 12 años y decidió marcharse a la ciudad, tenía a donde llegar. En la capital se ocupó en varios oficios y aprendió a leer y escribir casi por su cuenta hasta que lo admitieron en un Instituto donde podía estudiar leyes. –Como los maestros eran de ideas avanzadas y a los estudiantes nos veían pobres y la mayoría bajados del cerro, la gente dizque decente decía que el Instituto era una casa de putas y que los alumnos éramos herejes y libertinos… Y seguramente los oaxaqueños racistas le han de haber dicho también indio patarrajada y pelos necios, pues aun trajeado y con la negra cabellera minuciosamente aplacada, a BJ se le nota a leguas lo zapoteca. Habiéndose recibido de abogado, BJ consiguió trabajo y por algunos años le fue bien. Digamos que para ser indio, pobre y migrante, le fue muy bien. Pero en la de malas tuvo que salir por piernas dejando atrás a la familia y, como tantos, terminó en la frontera con Estados Unidos. Ahí anduvo a salto de mata entre Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León. Por unos meses BJ se estableció a orillas del Río Bravo, en un pueblito que entonces conocían como Paso del Norte. Y gracias a que ahí vivió, hoy Paso del Norte se llama Ciudad Juárez… –¡No me cuente! Mejor no me cuente de cómo está ahorita esa ciudad. Prefiero recordar Paso del Norte como era antes… * MM y BJ. Dos jóvenes campesinos con vocaciones divergentes pero igual de plausibles. Si Benito Juárez no hubiera decidido largarse de Guelatao y hacer su vida en la ciudad, es posible que las Leyes de Reforma se hubieran demorado y sin duda el imperio de Maximiliano habría durado un poco más. Pero sin mujeres como Mariana Marini, empeñadas en que los manzanos sigan floreciendo, este mundo sería un peor lugar para vivir.

Por fortuna, una de sus hermanas se le había anticipado yéndose a la capital del estado

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Jóvenes indígenas de diversas partes del país están convirƟendo el rock en su modo de expresión, y son bien aceptados por sus comunidades, pues generan música en sus propias lenguas. Desde finales de los 90s surgieron bandas de rock de los tsotsiles de Chiapas, los seris de Sonora, los yoremes de Sinaloa y los otomís del Estado de México. Así, los jóvenes indígenas se apropian de una expresión, el rock, que nació en Estados Unidos como resultado del country, el jazz y el blues, y que inicialmente estaba asociado a las grandes ciudades.


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ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ESTAR Y EL QUEHACER DE LOS JÓVENES EN EL CAMPO • Los que se quedan en las actividades agropecuarias: son los que van heredando la explotación agrícola de la familia, las tierras, la maquinaria, el ganado, etcétera. • Los que migran pero mantienen una relación no sólo afectiva o social con la comunidad, sino operan como financiadores o socios capitalistas de la explotación familiar, enviando remesas específicamente para ello, ya sea como avío para las siembras o para compra de bienes productivos: ganado, maquinaria, etcétera. • Los que combinan la migración temporal con las actividades agropecuarias. • Los que estudian la educación media superior o superior, y que son una minoría.

FOTO: Javier Hidalgo

La destrucción de la economía campesina ha acarreado la precariedad del empleo, la imposibilidad de que la unidad familiar dé cabida a todos los hijos y la urgencia de éstos de ganarse su propio sustento

Víctor M. Quintana S.

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os jóvenes son minoría en el medio rural, lo contrario del medio urbano. Ahora bien, habría que comenzar por preguntarse cuándo se inventó y comenzó a emplearse la categoría de “jóvenes” para el medio rural. Durante mucho tiempo, y así es todavía en algunas regiones, la juventud prácticamente no existe. Eso es muy claro en el aspecto productivo: de las tareas propias del niño se pasa a las tareas propias del adulto, y esto no depende de una edad determinada, sino de la fuerza física y del grado de responsabilidad que se pueda ejercer en dichas tareas. Para las mujeres ese tránsito es mucho más rápido, dada su temprana e intensa incorporación a las tareas domésticas. Así, en el trabajo rural, ya sea en el campo, en la casa o en el traspatio sólo hay tres etapas de la vida: los que pueden realizar las tareas de una manera limitada que son los niños y las niñas; los que pueden cumplirlas de una manera plena, los jóvenes y adultos, y los que ya casi no pueden realizar ninguna: los adultos mayores. A la par de este hecho, la migración de los jóvenes del medio rural empieza a dispararse desde los años 60s y 70s, cuando la frontera agrícola deja de crecer en México, cuando

la tierra disponible ya no puede fraccionarse más para repartir al gran número de hijos, y se agudiza el problema con las políticas de ajuste en el campo, a mediados de los 80s. Primero sólo migraban los varones, pero poco a poco las mujeres se incorporan a este flujo expulsor de población rural. La creciente penetración del capitalismo oligopólico en el campo ha venido a transformar la situación de las familias y de las y los jóvenes campesinos. La destrucción de la economía campesina ha acarreado la precariedad del empleo, la imposibilidad de que la unidad familiar dé cabida a todos los hijos y la urgencia de éstos de ganarse su propio sustento. Así, mal terminan la escuela secundaria, una gran cantidad de muchachas y muchachos dejan la comunidad rural para migrar a la ciudad o a Estados Unidos. La adultez llega para ellos en el momento en que pueden ganarse la vida por sí mismos. Ya es casi un lugar común decir que el promedio de edad del productor agropecuario mexicano supera los 52 años. Sin embargo, aunque no tienen el peso demográfico que muestran en el medio urbano o en el total de la población del país, las y los jóvenes se hacen presentes en el campo de diversas maneras:

Ahora bien, desde los años 80s la paulatina penetración del crimen organizado en el campo ha ido generando otra categoría de jóvenes en ese medio: los que están al servicio de los cárteles de la droga. Su actividad propiamente agropecuaria es mínima, pero el impacto de sus acciones es muy alto, ya sea en términos económicos o en el clima de violencia que propician. Para terminar, una reflexión sobre la capacidad de cambio de las y los jóvenes del medio rural: al menos lo que se puede observar en Chihuahua es que los jóvenes que se quedan en el campo muestran mucho más apertura que sus mayores a adoptar nuevas tecnologías para la producción, a organizarse, a capacitarse. A este respecto es muy ilustrativo el caso de la Comercializadora de Frijol Carbajales Unidos, exitosa en varios aspectos: en el organizativo, en el mercantil y en el avance tecnológico y financiero. Sus integrantes son en su mayoría adultos jóvenes. Parece que en otras regiones del país sucede algo semejante con los jóvenes que participan en las organizaciones de agricultura orgánica, de comercio justo y de rescate del medio ambiente. Estas diversas maneras de estar y de actuar de los jóvenes en el campo plantean desafíos muy claros a las organizaciones campesinas: cómo adaptarse a ellos, cómo cambiar formas de participación y de representación y hasta el lenguaje mismo para resultarles atractivas y brindar cauces a su indudable deseo de mejorar sus condiciones de vida. Otra faceta de estos desafíos es cómo lograr que la economía campesina se vaya reconstruyendo de tal manera que no sólo retenga a las y los jóvenes rurales en su medio, sino que empiece a atraer a los que emigraron y a disuadir a quienes salen por la puerta falsa de la delincuencia.

LA PARADOJA CULTURAL: BOTAS, MÚSICA Y SOMBRERO

La penetración de los medios electrónicos al medio rural y la creciente migración de sus jóvenes a la ciudad y a Estados Unidos contribuyen poderosamente a la adopción de aspiraciones y pautas de consumo y de conducta juveniles. Entonces se genera una demanda muy específica de los jóvenes por cierto Ɵpo de música, de espectáculos, de prendas de vesƟr, de arơculos de aseo personal, etcétera, que afecta a las y los jóvenes rurales, aunque no en el mismo grado que a los urbanos. Esta cultura “juvenilista urbana” entraña muchas veces una desvalorización de ser “campesino” o “ranchero” y genera un desprecio por el medio rural, por las acƟvidades agropecuarias. Todo esto representa una “urbanización” cultural de los jóvenes. Paradójicamente, hay también una “ruralización” cultural de otro sector de jóvenes. En las ciudades, sobre todo del norte del país, aunque no sólo, hay muchos jóvenes que adoptan formas de vesƟr y música ơpicas en su inicio del medio rural: las botas vaqueras –exageradas hasta el extremo de las “botas chúntaras o pinochas” que se caracterizan por tener el pico más largo de lo común–; el sombrero Ɵpo tejano, y el gusto por la música Ɵpo “”pasito durangueño”, “cumbia norteña”, o “grupera”. Lo que resulta interesante es que estas prácƟcas culturales no llegan directamente del campo a la ciudad. Pasan por el tamiz del éxito entre la comunidad migrante del campo mexicano en Estados Unidos. EsƟlos de música, de prendas de vesƟr o de calzar primero son adoptadas por quienes Ɵenen más posibilidades económicas: los jóvenes migrantes al norte del Bravo y luego, ya fortalecidas por el éxito económico, se difunden entre los jóvenes urbanos, ya despojadas de toda referencia a la comunidad rural o a la acƟvidad agropecuaria. DefiniƟvamente estas expresiones culturales revelan que la cultura de masas dominante es un reflejo de las relaciones de poder que se dan en el medio rural: el predominio de la agricultura industrial y de la industria en general –cuyo asiento es urbano– sobre la agricultura campesina. También revelan el vaciamiento de todas las formas culturales de los campesinos que implican solidaridad, apego a la Ɵerra y austeridad, para dejar sólo la envoltura externa: las botas, la música, el sombrero, objetos los tres de consumo y de lucro de la industria urbana. (Víctor M. Quintana S.)


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Puebla

menazada la identidad campesina por las políticas neoliberales desde hace tres décadas, en el inicio del nuevo milenio la población rural juvenil se juega su futuro como grupo social. Ninguneados y olvidados, siempre explotados y colocados en relación de desventaja en los mercados, para los jóvenes campesinos y campesinas, su destino bien puede ser la migración como único horizonte. Pero quizá no.

LA NINGUNEADA Y EXPLOTADA ADOLESCENCIA RURAL

A

Como parte de la formación en la licenciatura, se analiza la realidad en que se vive. Entre otras cosas, se ha trabajado el tema del “ser campesino”. Por ejemplo, un grupo de 20 personas de las cuales 17 son jóvenes reflexionaron sobre la identidad campesina y llegaron a la conclusión de que es una forma de vida. Las características más importantes que consideraron del “ser campesino” son las siguientes:

Las nuevas identidades campesinas se encuentran entre lo que han heredado de sus padres y madres, la forma de vida campesina y los modelos de consumo de los medios de comunicación, pues para el capitalismo estos jóvenes son tomados en cuenta como consumidores y, en el mejor de los casos, como mano de obra barata.

Producir alimentos, aunque para complementar el sustento es necesario realizar otras actividades; conocer y aplicar conocimientos sobre los procesos que influyen en el trabajo de campo, por ejemplo la influencia de la luna, el uso de hierbas, la preparación de la tierra, el ciclo de siembra y cosecha; compartir tradiciones; ser parte de otros en espacios comunitarios, y sobre todo, mantener un vínculo con la tierra.

Ninguneados y olvidados, siempre explotados y colocados en relación de desventaja en los mercados, para los jóvenes campesinos y campesinas, su destino bien puede ser la migración como único horizonte. Pero quizá no

Esta última característica la comparten con el conjunto de estudiantes de la licenciatura, pues se identifican con el amor y respeto a la tierra que implica su cuidado buscando vivir en equilibrio y armonía con el medio ambiente. De alguna manera, se encuentran realizando acciones concretas en este sentido en su familia y en sus comunidades, por medio de su trabajo en las organizaciones en que colaboran o que han formado junto con otros y otras jóvenes.

Así, una preocupación que se escucha constantemente sobre los y las jóvenes campesinos e indígenas es que ya no les gusta el campo. De hecho muchas mujeres, madres de familia, han expresado su inquietud: “¿qué va a pasar cuando nosotras seamos grandes o ya no estemos? ¿Quién va a seguir produciendo?”

Otros de los temas que son de su interés son la cultura, la comunicación alternativa y el mejoramiento de la producción orgánica. Temas estudiados y tratados a lo largo de los cinco años de formación de la licenciatura. Estudian esta carrera porque “creen que la vida en el campo es posible, mejorando las condiciones de vida”, según comenta Esmeralda García Moreno, alumna de segundo grado.

FOTO: Rosa H. Guadalupe Govela Gutiérrez

FOTO: Antonio Saavedra Rodríguez

Y es verdad, muchos jóvenes reconocen que ya no quieren trabajar en el campo, a otros les preocupa o piensan que no es posible vivir de él. Sin embargo al Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (CESDER), en la Sierra Norte de Puebla, donde se ofrece la licenciatura en planeación del desarrollo rural, cada año, desde hace 20, llegan jóvenes, hombres y mujeres, interesados en cambiar las condiciones de vida de sus comunidades, quienes trabajan en organizaciones o han decidido formar las propias.

Los jóvenes emergen para reconstruir un tejido social, reconfigurando la matriz civilizatoria campesina con la que hay que refundar a México. Ello, en contraste con lo que se quiere hacer desde las propuestas del gobierno, por ejemplo las Ciudades Rurales, como la que están impulsando en San Miguel Tenextatiloyan, Zautla, cuyo objetivo es que las personas dejen de ser campesinas. Profesora del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural

FOTO: Rosa H. Guadalupe Govela Gutiérrez

Rosa H. Guadalupe Govela Gutiérrez


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Oaxaca

FOTO: Alejandra Aquino

CUANDO LOS HIJOS SE VAN AL NORTE…

más de lo que aprendías sobre tus costumbres, era un pasatiempo para nosotros, porque para uno como joven, no hay nada ahí en Yalalag”.

Alejandra Aquino

A

En estos municipios, la migración masiva de los jóvenes indígenas provocó una ruptura generacional, ya que mientras sus padres proyectaron el porvenir en sus territorios y vieron en la lucha y la organización comunitaria las fórmulas para salir adelante como pueblos indígenas, los migrantes tienen el sentimiento de que en sus pueblos “no hay futuro” y de que la vía política ha fracasado como alternativa para alcanzar una vida mejor. Esta idea tiene que ver con las dificultades que enfrentan los jóvenes al tratar de ganarse la vida como campesinos o artesanos en un campo devastado por 30 años de políticas neoliberales y también con la emergencia de nuevas necesidades subjetivas ligadas a la globalización. La emigración masiva de estos jóvenes constituye un desafío central para las comunidades que tienen como proyecto colectivo el ejercicio de su derecho a la autonomía, un proyecto basado en la participación de todos los miembros de la comunidad y que tiene sentido en la medida que haya gente dispuesta a asumir su libre determinación. La salida de Flor. Ella es una joven zapoteca originaria de Yalalag, hija de un destacado militante comunitario. Cuando Flor anunció que emigraría a Estados Unidos, la primera reacción de su padre, Pedro, fue de oposición. Igual que muchos hombres de su generación, él nunca vio en la migración una alternativa de vida. Ha dedicado su vida a la lucha y siempre ha pensado que la exclusión de los pueblos indios sólo podrá resolverse en colectivo y por medio de la lucha. Flor explica: “La ilusión de mi papá era que nosotros nos metamos más en las cosas del pueblo, de la lucha, por eso él me mandaba a las reuniones que había. Mi papá me involu-

FOTO: Alejandra Aquino

partir de la década de 1990 la migración hacia Estados Unidos se volvió masiva en muchos municipios zapotecas de la Sierra Norte de Oaxaca, entre ellos algunos con importantes procesos de lucha por la autonomía.

En contraste con el sentido “negativo” que adquiere la migración para la generación adulta, entre los jóvenes el balance es positivo. La mayoría no se arrepienten de su migración y repiten constantemente que si bien extrañan a su gente y han pasado por momentos difíciles y dolorosos, consideran que la migración ha sido una buena experiencia craba con tal de que yo empiece a sentir un poco de amor hacia el movimiento popular”. Aunque a Flor le gustó mucho la experiencia que vivió en el movimiento comunitario, dentro de sus planes futuros no estaba “dedicar su vida a la lucha”. Dice: “Yo estaba en el grupo juvenil del movimiento, había danza, era muy bonito en lo que se refiere al ambiente cultural, educativo, político, pero ya en lo monetario es cuando vi que no había salida, entonces es cuando dije: ‘¿Qué se me espera a mí andando en esto? Mejor emigro’”.

La situación económica y personal de Flor no era fácil, ella tenía una hija pequeña que mantener, y en Yalalag era muy difícil para los jóvenes conseguir un empleo que les permitiera autonomía personal. El padre de Flor era escéptico sobre el futuro que le esperaba en Estados Unidos pues él había visto que aunque la mayor parte de los migrantes lograban hacer grandes casas en el pueblo, del otro lado de la frontera se insertaban al mercado laboral por lo más bajo y se enfrentaban a la experiencia de la “ilegalidad”, el racismo y la explotación. La salida de Ana. Ella es otra joven zapoteca de Yalalag que participó en el movimiento comunitario y luego decidió emigrar. También se vinculó a la lucha por consejo de su padre, otro de los militantes del movimiento. Su participación comenzó cuando fue nombrada secretaria municipal, un cargo que se utilizaba para capacitar e involucrar a los jóvenes. Como ella misma cuenta: “Lo que tuvo que ver mucho que yo me inmiscuyera ahí, fue mi papá, porque a él era al que le gustaba andar en eso. Él fue el que me decía que le echara ganas, que mirara, que observara, que ahí iba yo a aprender mucho. Ahí estuve dos años y sí me gustó mucho. Por ejemplo, lo que me gustó mucho fue el Taller de Lengua y Cultura Zapoteca, porque ade-

A pesar de que Ana recuerda ese periodo de su vida como una etapa positiva, llena de aprendizajes, al cabo de dos años decidió partir al Norte; ella tenía el deseo de salir de su pueblo y de experimentar otras cosas. No fue una decisión fácil, ya que tuvo que enfrentar tanto la oposición de su familia, como la del grupo, el cual, había invertido esfuerzos en su formación con la expectativa de que se involucrara a largo plazo en el movimiento. Ella relata: “Les dije a los compañeros que iba a dejar el trabajo y pues llegaban a hablar con mi papá para que no me dejaran venir, le decían que yo estaba bien en Yalalag. Un día me dice un compañero: ‘¿A dónde vas a ir, qué vas a ir hacer?, tú te mereces algo más que Estados Unidos, además ahora es cuando más te necesitamos en el trabajo’. ‘Pues sí, pero algún día tenía que salirme’, les dije, y pues sí, con mucho dolor pero me salí y me viene a Estados Unidos”. En contraste con el sentido “negativo” que adquiere la migración para la generación adulta, entre los jóvenes el balance es positivo. La mayoría no se arrepienten de su migración y repiten constantemente que si bien extrañan a su gente y han pasado por momentos difíciles y dolorosos, consideran que la migración ha sido una buena experiencia y que, sobre todo, les permitió elegir su propio camino y hacer su vida. Como explica Flor: “Hace unos días me estaba diciendo mi papá por teléfono: ‘Yo lo que quería, hija, es que estudiaras, que te interesaras en las cosas del pueblo’. ‘Yo sé, papá, lo que usted quería y le agradezco por las cosas que usted deseaba, pero sucede que no somos dueños de nuestros hijos, somos dueños mientras estamos en la niñez, pero luego ya tienen que tener su propia decisión y mi decisión fue venir acá’ y yo digo: Gracias a Dios tengo a mi esposo, a mis hijos y pues todo lo que he pasado es una experiencia bonita, yo no me arrepiento, no me arrepiento, de verdad”.


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Guerrero

INFANCIA ENTRE LA MONTAÑA Y LOS JORNALES

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hiepetepec es una comunidad que forma parte de los 19 municipios de la región de La Montaña de Guerrero; pertenece a Tlapa de Comonfort, uno de los seis municipios que encabezan las estadísticas de migración a escala nacional; su población en 2000 era de mil 971 habitantes, según datos oficiales. La comunidad es nahua. Tiene dos primarias; un preescolar con dos salones adjuntos, uno en el centro y otro al final del pueblo, y una telesecundaria. Con pérdida de fertilidad de la tierra, escasez de agua y falta de empleos, sostenerse sin recursos externos a la comunidad no es posible. Para no migrar definitivamente, desde hace unos 20 años hombres y mujeres acuden a los centros agrícolas del noroeste del país a emplearse como jornaleros durante seis meses, al cabo de los cuales regresan a Chiepe (como lo llaman sus habitantes) a vivir con lo ahorrado el resto del año. Desde que el trabajo de jornaleros agrícolas tiene presencia en la comunidad, el apoyo de los niños es una estrategia indispensable, pues sólo si toda la familia se involucra en el trabajo, existe la posibilidad de ahorrar. No todos los niños que van con sus padres a los campos

Chihuahua Pedro Torres, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo y coordinador del Frente Democrático Campesino de Chihuahua (FDCh), es padre de tres hijas (de 25, 21 y 18 años de edad) y de un niño de 13. Él es originario del ejido de Agua Fría, municipio de Bachiniva, en Chihuahua y comparte su visión sobre los jóvenes del norte de la República: Las familias rurales de los estados del norte estamos divididas, la mitad o más vive en Estados Unidos (EU), y la otra mitad en su entidad. Eso implica que muchos jóvenes que migran a EU regresen de paseo a sus pueblos, y traen autos, ropa, dinero, cosas que los jóvenes de aquí no tienen y que representan una gran tentación; los que no se han ido ven la posibilidad de irse como una oportunidad de desarrollo y de vida. Así, el campo en Chihuahua es un campo donde van quedando sólo viejos y mujeres. Una de las situaciones que genera que los jóvenes emigren, y no sólo a Estados Unidos, sino a cualquier otra parte del país, es que no tienen seguridad social dentro de su propia familia, porque la propiedad de la tierra está a nombre de los papás, y ellos como hijos trabajan en la familia pero no tienen ninguna seguridad. Entonces, cuando el joven está estudiando o ha concluido sus estudios, busca alternativas de tener algo para él. Y lo que buscan primero es tener un vehículo en qué pasearse. En los años recientes la vida en Estados Unidos no ha sido fácil; se ha complicado mucho (por los controles impuestos a la mi-

agrícolas trabajan. Y no todos los que trabajan obtienen un salario: anteriormente hasta los más pequeños lo recibían, pero ahora sólo los mayores de 14 años lo obtienen, los demás son considerados ayudantes de sus padres, aunque realicen el mismo trabajo que ellos. Perciban o no un salario, todos contribuyen a ahorrar, evitando que se pague una guardería o que se compre comida, etcétera. En los campos se trabaja de ocho a diez horas. Y la jornada de las niñas empieza antes y termina después. Estando en su comunidad, los niños van por leña, ayudan a sembrar, a hacer los surcos, a regar y si se tiene animales a cuidarlos; las niñas además hacen la comida, la llevan a la milpa, lavan la ropa, cuidan a los hermanos menores, hacen tortillas y muelen el maíz; frecuentemente niños y niñas tienen su propia parcela en casa. Estas tareas las realizan después de asistir a la escuela. Es una forma de socializar al niño en su entorno; al mismo tiempo que contribuyen con su familia y comunidad, adquieren capacidades que les permiten vivir en su medio y mantener un lazo de arraigo. Para algunas familias de Chiepe, el trabajo como jornaleros es una forma de vida permanente. Para otras, es un esfuerzo que se hace durante algunos años hasta construir una casa con materiales más durables como

cemento, tabiques y varillas, que es lo que ahora predomina en la comunidad, y ya no las casas de adobe y tejado o de chinamite. En el nuevo paisaje se hace tangible el trabajo de los niños. Algo ha cambiado, desde que el programa Oportunidades otorga un apoyo económico a los estudiantes: cada vez menos niños migran y más se integran a la escuela. Pero mientras más veces se haya salido de la comunidad, mayor es el rezago escolar, lo que explica que haya niños cursando por tercera vez el mismo grado o jóvenes de 18 años en la primaria. Incluso la vida escolar en Chiepe parece estar organizada en torno a la migración, pues aunque no esté escrito en ninguna parte, a una de las primarias de la comunidad asisten todos los chicos que han migrado, o lo que es lo mismo, los que van desacordes con su edad y el grado escolar que cursan, mientras que la otra primaria recibe a los chicos que son regulares. Si se logra terminar la secundaria, asistir a una preparatoria plantea nuevas dificultades, si aun así se logra continuar la trayectoria académica, de antemano se debe saber que se ejercerá fuera de Chiepe. Los niños que nunca han migrado hablan de los que salen: dicen que las niñas regre-

Y los que van, todos dicen que prefieren Chiepe, ya sea porque la comida es más rica, porque el clima o los juegos son mejores, porque en el Norte la casa es muy pequeña, etcétera. En lo que definitivamente están de acuerdo es que en Chiepe no hay dinero. Uno de los primeros aprendizajes para los niños de Chiepetepec es que la comunidad no da para vivir, que sólo fuera de ella es posible hacerse de lo necesario para cada día. Eso lo expresa incluso el entrevistado más pequeño, de cuatro años. No obstante ahí está la tierra, el padrino, los abuelos, los amigos, las fiestas y ahí se habla náhuatl. Ya sea desde fuera o desde dentro, los niños aportan un trabajo que mantiene viva a su comunidad; y a pesar de todas las dificultades para lograrlo, ningún niño habla de irse de Chiepetepec, ni de cambiar su forma de vida. Para ellos, sembrar, festejar la llegada de la lluvia y agradecer la cosecha es parte de una forma de vida, algo que trasciende la lógica de costo-beneficio. Lo lamentable es que para poder perpetuar esta forma de vida se deba salir de la comunidad por meses arriesgando la salud, el bienestar y condenándose a un futuro muy parecido al presente. *Información obtenida con trabajo de campo en la comunidad en junio del 2010.

testimonio

PEDRO TORRES: PROPIEDAD DE LA TIERRA Y PROGRAMAS PÚBLICOS, CLAVES PARA LOS JÓVENES

pedagogía. Ninguna está muy empeñada con la actividad del campo.

FOTO: Enrique Pérez S. / Anec

Ana Carmen Luna

san más bonitas en su cara, en su pelo, en su ropa, y, agregan, los que vienen traen cosas buenas y tienen dinero. Entonces, ¿les gustaría ir? –preguntamos–, todos contestan que no, que en el norte se la pasa uno muy mal.

gración ilegal y por menos oportunidades de trabajo); ahora el que no va documentado ya no se va. Es muy difícil irse de mojado. Sin embargo el intento de migrar de los jóvenes continúa, y también han tenido que tomar otras decisiones (como involucrarse en actividades delictivas). El problema de la tierra es que cuando la familia es grande, es imposible dejarla como herencia a todos los hijos. Se le puede dejar a uno, pero si son cuatro o cinco hijos, ¿qué pasa? También hay problema con los programas oficiales de apoyo al campo. No están encaminados a proteger a los jóvenes. La normatividad les impide cumplir muchos requisitos inviables para acceder a los apoyos. La mayor parte de la propiedad está en manos de adultos mayores. Y el adulto mayor la requiere también como una opción para sobrevivir y no hereda al joven hasta que fallece. Entonces el joven tampoco debería estar esperanzado a que el papá fallezca para

poder formar un patrimonio. Eso no le da alternativa, y en un programa de apoyo a la mecanización, pasa lo mismo, tienes que tener tierra, tener ciertas condiciones para entrar a un programa y eso provoca la exclusión de los jóvenes. Y la situación de los jóvenes varones se replica en las mujeres, hay mucha migración femenina, y el problema aquí es más grave porque las mujeres casi nunca tienen la titularidad de las tierras. En mi caso, mis tres hijas mayores siempre están hablando de quien se quiere quedar y quien se quiere ir a la ciudad. La mayor se fue temporalmente a Estados Unidos hace cuatro años; llegó a vivir con familia que tengo allá (tres hermanos míos), quería buscar su destino allá pero no es fácil. Regresó y estudió estética y está aquí dedicada a eso. La segunda estudia en la universidad sistemas computacionales y la más chica está terminando el bachillerato y quiere estudiar

Es posible que el chico, de 13 años, se quede con la tierra. Yo quiero que se prepare pero también que conserve el patrimonio, el trabajo en el campo, la tierra, la cultura. Y es que el campo es una opción pero no da para todo. Muchas veces hay que diversificar en otras actividades para salir hacia adelante. La preparación es importante, hay que tener una especialidad, eso marca la diferencia frente a ser sólo un campesino tradicional, empírico. El niño, Pedro, no trabaja ahora en el campo, está muy pequeño, pero sí le gustan los animales, la tierra, le gusta todo. A lo mejor mis hijos pudieran estar mejor viviendo en Estados Unidos, pero no me parece bueno por la cultura, por la forma en que se desarrollan allá los jóvenes y en lo que se convierten: en peones de las empresas de allá. Considero que los gobiernos federal, estatales y municipales deben buscar que las políticas públicas se encaminen a que los jóvenes tengan opciones aquí en nuestro país. Ya sean campesinos, de la ciudad, de donde sean, deben buscarse opciones. Las hay. Si en el campo la propiedad de las cosas está a nombre de los adultos, debe darse la oportunidad a los jóvenes a que se integren a actividades productivas. Que se generen políticas para que los jóvenes participen en proyectos productivos y que las normas no los limite, de otra forma sufren falta de oportunidad y desaliento. Y el campo se está vaciando sólo quedan viejos y mujeres. (Lourdes Edith Rudiño)


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18 de junio de 2011 porte, el juego y las pláticas por la tarde con los amigos. Esta situación se endurece más en el caso de las jóvenes, quienes se convierten en sujetos de vigilancia cotidiana, por ser mujeres y por ser solteras.

Hidalgo

LAS JUVENTUDES HÑAHÑU EN CONTEXTOS DE MIGRACIÓN: LOS QUE SE QUEDAN

Los “nuevos” roles de las y los jóvenes en el espacio comunitario visibiliza, sin lugar a dudas, la importancia de la participación de la juventud en la reproducción del sentido comunitario (identidad étnica), y al mismo tiempo origina tensión y procesos conflictivos en las formas de organización social y política sustentadas históricamente en la representación y autoridad adulta y masculina, pues los jóvenes hasta no ser ciudadanos no son sujetos de voz ni de voto (no reconocimiento formal en los espacios de decisión), y en el caso de las jóvenes, no son sujetos de ciudadanía comunitaria.

Dalia Cortés Rivera

D

esde mediados del siglo pasado, por medio del programa Bracero (1942-1964), las comunidades hñahñu del Valle del Mezquital, del estado de Hidalgo, se han involucrado en la migración internacional hacia Estados Unidos.

FOTO: Rodrigo Herraz

En nuestros días, Hidalgo registra 2.79 en el índice de intensidad migratoria, superior al 1.68 del promedio nacional, y los municipios con mayor población indígena: Ixmiquilpan, Zimapan, Tasquillo y Cardonal, resaltan como lugares de muy alto y alto grado de intensidad migratoria. En 2000, Ixmiquilpan fue identificado como el primer expulsor de migrantes hñahñu y el segundo receptor de remesas de Hidalgo.

Según la Encuesta Nacional de la Juventud de 2007, Hidalgo es una de las entidades con mayor expulsión de población juvenil indígena (15 a 30 años de edad). El Consejo Nacional de Población (Conapo) indica que la tendencia de la migración de jóvenes y mujeres va en aumento: en los 15 años recientes ocho de cada diez personas tenía entre 15 y 35 años al momento de migrar. Hace 15 años migraban los jefes de familia, hoy lo hacen sus hijos. Las generaciones más jóvenes emprenden la ida en busca de oportunidades de desarrollo, percibiendo la migración casi como la única posibilidad. Las y los jóvenes del Valle del Mezquital no son la excepción. Sin embargo, la migración internacional no sólo implica a los y las jóvenes que se van, sino también a los que se quedan en sus comunidades de origen. Además de la creciente migración juvenil, en las comunidades hñahñu se empieza a presentar con regularidad la migración de la pareja de padres (madre y padre) e incluso de familias completas. El reencuentro con el esposo –principalmente– y apoyarse mutuamente para conquistar de forma más rápida el sueño americano se han vuelto algunos de los motores de la migración de las parejas. Ello se ha traducido en el abandono de niños y jóvenes o, en el mejor de los casos, son dejados en calidad de “encargo” con algún familiar cercano (tíos, abuelos, padrinos). Los más grandecitos se quedan al frente de sus familias: son jóvenes, hombres y mujeres de entre 15 y 22 años de edad, que asumen la responsabilidad de sus hermanos menores,

FOTO: Rodrigo Herraz

Para las jóvenes que son herederas de experiencias organizativas y de lucha por el reconocimiento de sus derechos, su participación cuestiona y replantea las estructuras de poder y pone sobre la mesa del debate comunitario el derecho de voz y voto de las mujeres

de las tareas de la unidad familiar (la casa, la milpa, los animales) y de la representación en el ámbito de la comunidad (faenas, cargo comunitario, reuniones y asambleas). De forma temporal o por periodos completos (un año) los jóvenes conviven con el mundo adulto (gerontocrático) y masculino en el que se construyen el ciudadano (ciudadanía comunitaria), el sujeto de derecho y obligación familiar y el padre de familia con derecho a la palabra y a participar de las decisiones comunitarias. Dado que la soltería define primeramente la juventud en las comunidades hañhñu, la participación de los y las jóvenes es condicionada al reconocimiento formal de las estructuras de autoridad, pero al mismo tiempo la participación juvenil va abriendo brecha para que su voz sea escuchada. En este sentido, las tensiones generacionales forman parte de la cotidianidad. También son cotidianas las tensiones de género. Ser joven varón o mujer, implica relaciones y retos diferentes: los varones son

ciudadanos en potencia; las mujeres, por su parte, no son sujetos de ciudadanía formal, sólo en condiciones muy particulares como ser viuda, abandonada o madre soltera. Sin embargo, para las jóvenes que son herederas de experiencias organizativas y de lucha por el reconocimiento de sus derechos, su participación cuestiona y replantea las estructuras de poder y pone sobre la mesa del debate comunitario el derecho de voz y voto de las mujeres. Por obligación, por necesidad (ausencia de un varón en la familia) o por convicción, las jóvenes cada día tienen mayor presencia en la representación de los cargos y las faenas comunitarias. El objetivo principal: representar y resguardar el honor y prestigio familiar, la membrecía y el sentido comunitario. El involucramiento de las y los jóvenes en las responsabilidades familiares y comunitarias les ha implicado un evidente aumento de trabajo (los cargos se convierten en “cargas”), abandono de sus estudios (temporal o definitivo) e incluso, un distanciamiento de las actividades lúdicas cotidianas, como el de-

En las comunidades se habla de la importancia de la participación de los jóvenes para que la comunidad siga viva. Y es justamente esta parte la que nos llama la atención, ya que hoy con los impactos de la migración, la influencia de los estereotipos generados por los medios de comunicación y la marcada influencia de la escuela (bajo la idea de éxito y progreso, por cierto, en decadencia), en las comunidades parece ser que la relación juventud y participación empiezan a ser una importante mancuerna para garantizar la sobrevivencia del sentido comunitario.

El Consejo Nacional de Población (Conapo) indica que la tendencia de la migración de jóvenes y mujeres va en aumento: en los 15 años recientes ocho de cada diez personas tenía entre 15 y 35 años al momento de migrar. Hace 15 años migraban los jefes de familia, hoy lo hacen sus hijos Hablar de las juventudes indígenas, y específicamente de la construcción de la juventud en las comunidades hñahñu, no sólo obedece a une definición “teórica”, sino también a un proceso social que construye, re-define, nombra y significa las identidades de los sujetos concretos de carne y hueso: hombres y mujeres jóvenes que se entretejen en los valores comunitarios de una identidad étnica, y en los valores, las prácticas y los estereotipos de la álgida vida cotidiana de la escuela, “la tele”, las modas, el papel del Estado por medio de “programas de atención juvenil”, los sueños y las añoranzas de ser y autodefinirse como jóvenes. En este sentido, las juventudes indígenas contemporáneas forman parte de los procesos globales acompañados de una gran movilidad social, impresionantes flujos de información, préstamos, intercambio y reinvenciones culturales, pero también de innegables procesos de explotación y desigualdad que, más que ser nuevos, traen consigo la impronta de un modelo sistémico que integra, asimila y niega. A la luz de ello, los sujetos juveniles del mundo rural (re)construyen y (re)significan sus vidas en un estire y afloje cotidiano entre la “integración” al sistema y el sentido étnico de la reproducción de las relaciones comunitarias.


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18 de junio de 2011

Michoacán

FOTO: Lourdes Edith Rudiño

TRABAJAN ORGANIZACIONES EN LA SUCESIÓN DE LAS TIERRAS; JÓVENES INQUIETOS POR APOYAR AL AGRO Lorena Huitrón Reyes

Lourdes Edith Rudiño

A

nte la situación de marginación, desempleo, violencia, limitaciones para migrar, envejecimiento de los titulares de la tierra y otros problemas que vive el medio rural, organizaciones campesinas exploran la forma de involucrar a los jóvenes en las actividades de la propia agrupación y buscan que se interesen en el campo, para así propiciar la renovación generacional. La Red de Empresas Comercializadoras Campesinas de Michoacán (Redccam) realizó una asamblea estatal el 9 y 10 de junio en Uruapan, y allí albergó un espacio para la expresión de los jóvenes: sus preocupaciones y necesidades. Lorena Huitrón Reyes, responsable de Capacitación y Equidad y Género de la Red, explicó que ésta suma mil 930 socios, de los cuales la gran mayoría son hombres y más de la mitad son adultos mayores, tan sólo cien son mujeres y apenas 30 o 40 son jóvenes. La Red ha trabajado para crear conciencia en los titulares de la tierra a fin de que piensen y actúen sobre la sucesión o herencia y para que permitan que los jóvenes asuman responsabilidades. El reto ha sido complicado, pues “muchos de los socios pensaban que iban a ser eternos” y no preveían nada de esto. “Estamos apoyando a los jóvenes con talleres y cursos; ellos mismos piden más educación y capacitación para apoyar a las empresas de la Redccam y ver alternativas de negocio, no para irse, sino para aportar al campo y sentirse productivos. Se quejan de que no son valorados, de que los adultos piensan que por ser jóvenes no pueden contribuir, y lo mismo pasa con las mujeres”, dice Lorena, joven ella también, de 23 años.

“Los jóvenes queremos sobresalir en la sociedad, y muchas veces por la propia cultura de nuestros padres –que nos dicen ‘no, tú no debes seguir en el campo, debes progresar’– sentimos desestímulo, cuando debería haber aliento, pues los jóvenes son más creativos, activos, innovadores y podrían aportar al campo no precisamente trabajando como agricultores, sino como agrónomos o en otras actividades que apoyen al agro. Entonces hay que sensibilizar también a los padres”. Relata que, por la edad avanzada, algunos agricultores ya no son aptos para contratar créditos y eso los está llevando a heredar la tierra a los hijos (al hijo mayor de cada familia, pues esa es la tradición). “Los socios están tomando conciencia; ya están trayendo a los cursos y asambleas a sus esposas, o a sus hijos, incluso a sobrinas y sobrinas. Ya entendieron que no van a ser eternos y que la tierra deberá seguir siendo trabajada”. He aquí algunos testimonios de jóvenes participantes en la asamblea de la Redccam: Ricardo González, de 20 años, hijo de un socio de la Redccam, de 60 años, que producía maíz, pero ha dejado de trabajar la tierra debido a una úlcera gástrica. Soy del municipio de Contepec. Ahorita yo estoy a cargo de la tierra, pero es secana y como no ha llovido no se puede sembrar. Lo que hacemos es rentarla y sólo me quedo con una parte, una hectárea, pero ¿cómo la siembro? Hay en mi región varios terrenos, pedacillos, que no han sembrado por lo mismo. No podemos conseguir agua. Estoy en el Proyecto de Joven Emprendedor, de Reforma Agraria, y pienso ocupar una parte de la tierra para el proyecto, que es de engor-

da de ganado. Podría poner un corral y con los apoyos sembrar por lo menos para tener rastrojos. El problema es que va a salir caro engordar a los animales, si no tengo granos, tendría que comprar maíz, sorgo; se va a poner difícil. El proyecto me va a dar dinero a crédito; accedí a él por medio de la organización campesina López Rayón. Yo estaba estudiando bachillerato con orientación a química y biología, pero lo dejé por falta de dinero, no pude sacar una beca. Era bueno en matemáticas, química, biología, pero a veces los maestros no están capacitados y nos enseñan lo mismo y lo mismo, y no saben explicar, y de allí uno no pasa. ¿Cómo me visualizo dentro de diez años? Espero que con dinero y trabajando, puedo decir que sí, que ene l campo. De chiquito no me gustaba el campo, pero ahora digo ¿por qué no? Es algo bueno. Lo que no me gusta es que no llueve. Si tengo inquietudes de jóvenes, ir a fiestas, pero echándole ganas un rato, se puede todo. De mis compañeros, algunos siguen estudiando, otros trabajan en Tepetongo (un parque acuático) y en Hacienda Cantalagua (un hotel). Así como están las cosas en el campo (bajos precios, clima incierto), muchas personas van a pensar que no es rentable, y la van a vender. Pero yo pienso que sí puede haber posibilidad. El dueño de Tepetongo y Cantalagua tiene también hectáreas de siembra, aunque son de riego, y de allí saca ganancia. Cuando yo era chiquito, veía que mi papá producía maíz, pero muy poquito y me fui haciendo a la idea de que no era productivo el campo. Pero hoy tengo la esperanza de que echándole ganas, esto salga bien. Ya antes intenté irme a Estados Unidos, pero no lo logré. La frontera ya está muy vigilada. En mi primer intento, iba con un amigo, la policía nos detuvo y nos metió en una camioneta y nos llevaron a una

AMER RECONOCE EL TRABAJO DEL GRUPO VICENTE GUERRERO* Yolanda Massieu Trigo

E

l llamado popularmente Grupo Vicente Guerrero –acreedor al Premio AMER (Asociación Mexicana de Estudios Rurales, AC) 2009 a la Mejor Experiencia de Desarrollo Rural Sustentable– merece ahora un reconocimiento público de la asociación, en el desafortunado momento en que está siendo objeto de injustos ataques. La propuesta de AMER para este reconocimiento se debe al reciente logro de la aprobación de la Ley Agrícola de Fomento y Protección al Maíz como Patrimonio Originario, en Diversificación Constante y Alimentario para el Estado de Tlaxcala. Si bien es perfectible, esta ley es un importante instrumento para avanzar hacia la preservación de las variedades de maíz nativo en Tlaxcala. Aunque es evidente que la sociedad mexicana está acostumbrada al no cumplimiento de la ley, este caso repre-

senta una esperanzadora excepción, puesto que la legislación aprobada fue empujada desde la sociedad y por una representante popular de a de veras, la diputada Ana Lilia Rivera. Por ello, el cumplimiento de esta ley es factible por la movilización de los campesinos de Tlaxcala en el interés de velar por la conservación de sus variedades nativas. Hay en todo este proceso una valoración de la diversidad genética del maíz mexicano como patrimonio alimentario no sólo de México, sino de la humanidad. Hay también cultura, historia, identidad y resistencia, respeto a los orígenes y los ancestros, en este esfuerzo, para reconocer que es en las manos campesinas donde se encierran los conocimientos y la preservación, a lo largo de siglos, de las variedades del maíz. El Grupo Vicente Guerrero llegó a este éxito legislativo después de un proceso de aproximadamente 15 años de sembrar y reflexionar; resistir y organizarse; experimentar

especie de patio. No estuvo fea la cosa, nos revisaron mochilas, nos tomaron las huellas digitales, dijeron que si regresábamos, nos meterían a la cárcel; después nos subieron a un camión, y va pa’ atrás, nos regresaron a México. Fue por un paso a Texas. Ya no me quedaron ganas de volver a intentar. Mis papás ni se enteraron. Los adultos miembros de las organizaciones dicen que los niños y jóvenes somos el futuro, pero no hacen nada práctico al respecto. Ellos deberían involucrarnos en las organizaciones, en el trabajo, para que se nos prenda el foco. Aidé Chávez, de 24 años de edad. Hija de socio de la Redccam, de 53 años de edad, quien renta la tierra. Soy del municipio Álvaro Obregón, a cinco minutos del Aeropuerto Internacional de Morelia. Trabajo en empresa comercializadora de maíz, en Guayangareo. Me gusta el ambiente rural, en el que estoy, pero algunos compañeros aspiran a irse a empresas fuera de lo rural. Digamos que un 40 por ciento quiere permanecer en el medio rural y el resto quieren salir, sobre todo a Estados Unidos, pensando sobre todo en el dinero, en poder comprarse un carro. Piensan que si siguen en el medio rural van a continuar siempre ligados al campo, trabajando en él, y yo digo que no es así, porque cualquier empresa, cualquier organización necesita de contadores, de abogados, de otros profesionistas, y puedes estudiar y quedarte aquí aunque no directamente en el campo. La incertidumbre que reina en el campo (por el clima cambiante, los precios volátiles, etcétera) desestimula por supuesto a los jóvenes, y en general a quienes siembran y producen. Los precios siempre han sido bajos, no ganas mucho; los insumos son caros y al momento de vender tu grano está muy barato. La expectativa de ganancia es muy limitada, no piensas que vas a obtener el gran dinero. En mi comunidad, la educación no está enfocada al campo. Yo estudié en escuelas públicas, y el enfoque de la educación es tradicional. En mi familia no hemos platicado quién va a heredar la tierra, nunca hemos tocado ese tema. Mi papá tiene 53 años, ha sido productor de maíz, vive con un hermano mayor en Uruapan que trabaja en una empresa de fertilizantes. Renta su tierra en Álvaro Obregón, de hecho allá un 30 por ciento de los productores renta sus tierras.

en sus siembras y sus suelos, buscando un respeto a la naturaleza y la cultura de los mexicanos. Más meritorio aún, porque su prestigio y esfuerzo han logrado expandirse a otros campesinos de Tlaxcala y de otros estados del país, pues resulta promisorio que también en Michoacán se ha aprobado recientemente una ley similar. Ante las amenazas de las poderosas corporaciones multinacionales, que dominan el mercado mundial de las semillas y la alimentación, que presionan políticamente y de muchas maneras para moldear de acuerdo a sus intereses tanto a la agricultura mexicana, sus campesinos y campesinas, como a todos los mexicanos consumidores de nuestros deliciosos y diversos guisos de maíz, la AMER se solidariza y congratula con el esfuerzo del Grupo Vicente Guerrero. Enhorabuena para ellos. Que su ejemplo y trayectoria sigan siendo un motivo de alegría y esperanza para aquellos que, desde AMER, desde las parcelas, los ejidos, las comunidades, las universidades, los centros de investigación y las organizaciones no gubernamentales, creemos que es posible una sociedad rural equitativa y sustentable. Vocal del Comité Ejecutivo Nacional saliente de AMER * Texto leído en el Octavo Congreso de la AMER, en Puebla de los Ángeles, Puebla, 27 de mayo de 2011.


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18 de junio de 2011

DECLARACIÓN DE LA SEGUNDA ASAMBLEA DE JÓVENES DE LA VÍA CAMPESINA • El campo es nuestra vida • La Ɵerra nos alimenta • Los ríos corren en nuestra sangre • Somos la juventud de La Vía Campesina • Hoy declaramos el inicio de un nuevo mundo • Venimos de los cuatro rincones de la Tierra

LOS NINIS RURALES Plutarco Emilio García Jiménez

H

ace tres décadas los jóvenes del campo no aguantaron más y emigraron a las ciudades, a otras regiones del país y al extranjero. Los hijos de los campesinos con tierra, y con mayor razón los que no la tienen, pasaron a formar parte de los millones de indocumentados en Estados Unidos y del ejército de reserva de la delincuencia organizada y del narco.

• Para unirnos con espíritu de resistencia • Trabajar creando esperanza • PlaƟcar sobre nuestras luchas • Aprender del trabajo que realizamos • Inspirarnos de nuestras canciones e historias • Construir la solidaridad entre nuestros movimientos • Unificarnos como fuerza para el cambio social. • De aquí volveremos a todos los rincones del mundo • Llevándonos un espíritu de revolución • Con la convicción de que otro mundo es posible • Y el compromiso para luchar a favor de nuestra manera de vivir. • Lucharemos hasta la victoria, hasta que las jóvenes y los jóvenes de todo el planeta puedan vivir en el campo, como campesinos, en paz y con prosperidad. • Cuando los Estados intenten reprimirnos, nos uniremos en solidaridad para seguir la lucha. • Cuando una compañera caiga, la levantaremos. • Cuando haga frío, nos abrazaremos hasta que el fuego de nuestra lucha nos caliente el corazón.

Y para ello proponemos: • Acceso a la Ɵerra, con políƟcas de apoyo al retorno y arraigo de la juventud al campo, para poder asegurar la alimentación y el futuro de nuestro planeta. • Lucha y acción contra el modelo neoliberal, el imperialismo, las fuerzas de ocupación, los tratados de libre comercio, las políƟcas agrícolas impuestas por la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, las mulƟnacionales, el consumismo, los organismos genéƟcamente modificados y la criminalización de las organizaciones sociales y de las migraciones laborales. • Solidaridad entre las regiones como movimientos sociales que están llevando a cabo modelos alternaƟvos frente al sistema neoliberal, mediante principios de integración con reciprocidad, complementariedad y cooperación para superar las desigualdades sociales. • Formación políƟca e ideológica integral de la juventud. Educación popular. Formación campesina en técnicas agroecológicas. • Mejora de la comunicación entre las y los jóvenes de diferentes organizaciones y culturas y creación de redes de comunicación alternaƟvas como instrumento políƟco y social para transformar el modelo imperante. • Profundización y avance en el debate de las causas de las migraciones y situación de la clase trabajadora. • ArƟculación de relaciones y alianzas políƟcas, sociales y culturales entre jóvenes del campo y de la ciudad con vistas a la unidad de los jóvenes del mundo para el cambio social y la conquista de la soberanía alimentaria. 21 de octubre de 2008, Maputo, Mozambique

Ya desde entonces habían terminado los tiempos en que los campesinos e indígenas eran los productores esenciales de básicos y de materias primas. Ahora son las trasnacionales las que inundan el mercado interno, y para los campesinos la tierra ya no da para comer y ellos no son competitivos y no tienen ya nada qué hacer en el campo. ¿Quién quiere quedarse en un campo devastado, desforestado, erosionado, con muchas plagas, con la tierra privatizada y sin programas de gobierno que digni-

fiquen la producción campesina? En el campo sólo han quedado los viejos que sobreviven con una magra cosecha o con la renta de su parcela. La pobreza ya es crónica, en la última década, México fue el país de América Latina que menos avanzó en combatirla, y fue en el campo donde el número de pobres creció. Las estrategias de supervivencia de los pobres rurales se basaban primordialmente en la diversificación de actividades agrícolas y no agrícolas, en las remesas de los migrantes y en la agricultura de subsistencia. La falta de fuentes de trabajo en el medio rural sólo les deja como opción el comercio informal, que no es rentable en el campo; la remesas han disminuido, y muchos miembros de familias campesinas que habían migrado hacia Estados Unidos han sido deportados como ilegales; y para quienes desean cruzar la frontera norte, no sólo se exponen a ser expulsados por la migra, sino a ser extorsionados y asesinados por la delincuencia organizada. A millones de campesinos e indígenas mexicanos sólo les queda la agricultura de subsistencia.

El mundo de oportunidades de trabajo y educación que prometieron los gobernantes del Partido Acción Nacional (PAN) resultó un fiasco, no hay oportunidades

¿QUÉ SABEMOS DE LOS JÓVENES EN EL CAMPO? Héctor M. Robles Berlanga

E

n los años recientes se han venido realizando estudios específicos sobre la presencia de las mujeres e indígenas en el medio rural, el impacto de la apertura comercial con Estados Unidos, la degradación de los recursos naturales y el impacto de las reformas de 1992 al artículo 27 constitucional, entre otros temas. Sin embargo, no se ha abordado la presencia de la población joven como grupo poblacional mayoritario en el campo. Para darnos una idea de lo que éste representa, el Censo de Población y Vivienda 2010 registró en localidades con menos de dos mil 500 habitantes, a 26.2 millones de personas, de las cuales 52.5 por ciento tiene menos de 25 años. En contraste, en localidades mayores a cien mil habitantes este sector representa sólo 44 por ciento. En el campo vive la población más joven del país. Los 13.8 millones de personas con hasta 25 años de edad que viven en localidades menores a 2500 habitantes suman más que la totalidad de la población que vivía en nuestro país en 1910 y es prácticamente la misma que habitó en localidades pequeñas hasta 1950. Uno se pregunta qué alternativas tienen los jóvenes para incorporarse a las actividades agrícolas, ganaderas o forestales cuando la tierra ya tiene dueño y el sector no genera empleo. Además, si a los 13.8 millones de personas con edades de hasta 25 años que viven en localidades pequeñas les sumamos aquellos que habitan en localidades de cinco mil a menos de 15 mil, nos da un total de 21.8 millones de personas. Los propietarios de la tierra son de edad avanzada. La edad promedio de ejida-

transmisión, se puede observar con las cifras de los dependientes económicos. Las poco más de cuatro millones de unidades de producción (UP) registradas en el Censo Agrícola Ganadero 2007 tienen 11.6 millones de dependientes económicos, de los cuales 5.9 millones son menores de 18 años, lo que representa el 50.6 por ciento de los familiares. La opción de fraccionar la tierra es poco viable pues siete de cada diez propietarios tiene cinco hectáreas o menos y por cada UP hay más de dos posibles sucesores.

tarios y comuneros es de 55.5 años. Al desagregar la información por grupo de edad, tenemos que 53 por ciento supera los 50 años y 24.5 por ciento tiene más de 65 años. Los propietarios privados tienen el mismo perfil:en promedio tienen 54.9 años. En cuanto a los grupos de edad, 57.6 por ciento tiene más de 50 años y un 24.5 por ciento más de 65 años. Puede considerarse que la edad avanzada de los titulares de la tierra es un fenómeno generalizado en nuestro país, independientemente de la tenencia de la tierra o de la región geográfica. Se aprecia un gran contraste al comparar ambas pirámides de edad: mientras que una parte importante de los dueños de la tierra se encuentra cerca de la fase final de su actividad productiva, la población rural es joven y demanda fuentes de empleo que van más allá de las actividades primarias.

Otro de los problemas es que el sector no está generando empleo para los jóvenes. En los 50 años recientes ocurrió una pérdida de empleo: en 1960 se ocupaban en actividades agrícolas, ganaderas o forestales 6.1 millones de personas; para la década de 1990-200 la cifra bajó a 5.3 millones y para 2010 a 4.5 millones. Asimismo, los ingresos obtenidos por desempeñar estas actividades son de los más bajos: 36.2 por ciento percibe dos o menos salarios mínimos y 43.2 por ciento reportó no percibir ingresos. Los jóvenes no se están incorporando a este sector de la economía tanto por los bajos ingresos como por los pocos empleos que se generan.

La idea de que es imposible que todos alcancen un pedazo de tierra, ya sea mediante la herencia o por otra vía de

Cuadro 1. Dependientes económicos Menores de 18 años

Mayores de 18 años

Hombres

Total Mujeres

Hombres

Mujeres

Hombres

Mujeres

4,726,935

6,970,293

2,993,908

2,933,395

1,733,027

4,036,898

Fuente: INEGI, Censo Agrícola Ganadero 2007.

Cuadro 2. Familiares de productores que integran la mano de obra para la actividad primaria Familiares

Menores de 12 años

De 12 a 18 años

Hombres

Mujeres

Hombres

Mujeres

Hombres

Mujeres

2,399,283

1,111,111

136,158

84,968

427,857

194,241

5.7

7.6

17.8

17.5

Fuente: INEGI, Censo Agrícola Ganadero 2007.


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18 de junio de 2011

FOTO: Guadalupe Ortega

La educación, que debiera ser una prioridad, responde a los requerimientos del capital y de las grandes empresas, no a las necesidades económicas, sociales, ambientales y culturales del pueblo. En el campo han desaparecido escuelas que estaban destinadas a los hijos de los campesinos y pueblos indígenas, ha desaparecido la mayor parte de las escuelas normales rurales. Entre tanto, las decisiones políticas en materia educativa están a merced de la santa alianza del gobierno de Calderón con la dirigencia corrupta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

de empleo en el campo; crece la carestía de alimentos, y hay un grave deterioro ambiental, una alarmante inseguridad, una crisis de valores y una gran descomposición social.

La situación se agrava aún más, pues muchos de los que no reciben ingresos o perciben salarios bajos por trabajar en el campo son menores de edad. El Censo Agrícola Ganadero preguntó sobre los familiares que integran la mano de obra para la actividad agropecuaria y resultó que 23.5 por ciento eran hombres y 25.1 mujeres menores de 18 años. En total, 843

En la década reciente, la privatización de la educación en todos sus niveles ha crecido a pasos agigantados, mientras que la educación pública muestra un grave estancamiento, lo que explica un rezago educativo que afecta a más de 30 millones de mexicanos mayores de 15 años, de los cuales cerca de seis millones son analfabetos, y la mayoría de ellos están en el campo. Además de los miles de rechazados y excluidos de las instituciones de educación media y superior, más del 40 por ciento de jóvenes desertan de la secundaria y 60 por ciento de la educación superior.

mil niños y jóvenes suman su fuerza de trabajo a la del resto de los integrantes de la familia, mantienen vínculos con este núcleo de pertenencia y apoyan la sobrevivencia del grupo familiar. En este caso, es probable que la familia aún cumpla, aunque con dificultades, su función como red social de soporte y protección.

Gráfica 1. Pirámide de edad. Población en localidades menores a 2500 habitantes

Fuente: Censo de Población y Vivienda 2010.

Gráfica 2. Pirámide de edad. Propietarios de la tierra

Los que pudieron continuar sus estudios son formados con una conciencia individualista, donde la competencia y el éxito personal son valores fundamentales. El sistema educativo neoliberal es esencialmente urbano, busca la homologación del conocimiento y del pensamiento, y excluye a quienes no califican en sus esquemas de evaluación, que son precisamente los campesinos e indígenas. Seguramente los jóvenes rurales no desean ser campesinos a la vieja usanza, pero la tierra es multifuncional y se puede realizar en ella una gran diversidad de actividades rurales no agrícolas de alta productividad; para ello, es imprescindible la realización de programas destinados al pequeño productor, ejidatario, comunero y minifundista, con la finalidad de elevar su capacidad para la producción de alimentos, tanto para su consumo, como para el mercado. Recientemente se ha observado que la población urbana en extrema pobreza, ante la ausencia de alternativas de subsistencia en las ciudades, tiende a retornar a sus lugares de origen, para reincorporarse a los procesos de producción agrícola. Lejos de agravar la pobreza en el campo, este fenómeno puede

Otro dato relevante es que entre aquellos que lograron estudiar una carrera técnico profesional, las orientaciones agronómicas no son la opción. De las 676 mil personas con 18 años o más con educación superior en localidades menores a dos mil 500 habitantes, sólo cinco por ciento estudió agronomía o veterinaria, mientras que 30.7 se fue a ciencias sociales, 21.4 a educación y 16.4 por ciento a ingeniería, manufactura y construcción. La falta de empleo y los bajos ingresos del sector alejan a las personas que pretenden o lograron estudiar una carrera técnico profesional. La opción es la migración, así lo reflejan los datos censales. La población en localidades menores a dos mil 500 habitantes representa 23.4 por ciento de la población nacional, mientras que los migrantes de estas localidades son 38.7 por ciento del total de migrantes internacionales. En números absolutos, del 1.1 millón de migrantes, 430 mil provienen de las áreas rurales más pequeñas, contra 346 mil que salieron de localidades mayores a cien mil habitantes. Lo sintomático de esta gran movilidad de la población rural es que, si bien en términos relativos cada vez son menos las personas que viven en áreas rurales, en términos absolutos nunca habíamos tenido tanta población rural, que se distingue por vivir en condiciones precarias. Para profundizar sobre la movilidad en áreas rurales, el Censo Ejidal 2007 preguntó sobre la permanencia de la mayoría de los jóvenes en sus núcleos agrarios. Los datos indican que en 41.2 por ciento de ejidos y comunidades la mayoría de los jóvenes había migrado, poco más de dos terceras partes a Estados Unidos, 25 por ciento a áreas urbanas dentro del país y sólo seis por ciento a zonas rurales. Los jóvenes ya no se interesan en emplearse o dedicarse a las actividades agropecuarias en nuestro país. Por la escasez de empleo en el sector primario, los bajos niveles de ingreso que genera esta actividad y los altos flujos de migración, se puede afirmar que la mayoría de los jóvenes en el campo viven en condiciones precarias, no tendrán acceso a la tierra y sus posibilidades de

contribuir a incrementar la producción agropecuaria, siempre que existan programas oficiales de inversión, adecuados y oportunos, tendentes a asegurar la soberanía alimentaria del país. Pese al abandono por parte del gobierno, la agricultura campesina está demostrando, una vez más, su vitalidad y su capacidad de resistencia ante la crisis alimentaria actual. El campesinado no sólo es una fuerza social para el cambio, es una forma de concebir el mundo, es una forma de vivir (buen vivir) en armonía con la naturaleza, conservando valores y cuidando nuestra identidad cultural, nuestras semillas nativas y nuestro maíz. Por ello, alarma e indigna que el presidente Calderón, que ha regateado recursos para el campo y para la educación, haciendo apología de la violencia y del Estado autoritario, ofrezca buenos salarios a los jóvenes universitarios que se incorporen a los cuerpos policíacos; y que el gobernador de Chihuahua quiera reclutar a los jóvenes que no trabajan ni estudian (ninis), para que ingresen al ejército como carne de cañón en la guerra contra el narco. Esto es lo que ofrece el gobierno a la juventud. Miembro fundador de la CNPA

acceder a ella están prácticamente canceladas, por lo que demandan opciones económicas alternativas, que el país no está creando.

Cuadro 3. Población de 18 años y más con educación superior. Localidades menores a 2500 habitantes Población de 18 años y más con educación superior

676,124

Ciencias Sociales, Administración y Derecho

30.74

Educación

21.42

Ingeniería, Manufactura y Construcción

16.49

Ciencias Naturales, Exactas y de la Computación

7.83

Salud

7.15

No especificado

6.16

Agronomía y Veterinaria

5.0

Artes y Humanidades

2.9

Servicios

2.31

Fuente: Censo de Población y Vivienda 2010.

Cuadro 4. Ejidos y comunidades sin permanencia de la mayoría de los jóvenes Concepto Ejidos y comunidades sin permanencia de la mayoría de los jóvenes

2007 (Número) 12,997

Dentro del país Áreas urbanas Áreas rurales

3,369 806

Fuera del país A Estados Unidos A otro país Fuente: INEGI, Censo Ejidal 2007.

8,805 17


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18 de junio de 2011 mica considera que la clave para impulsar la permanencia de las mujeres jóvenes en el medio rural está en transformar el sistema escolar pues “hemos visto, está orientado al mundo urbano; sus curriculum tienen el sesgo urbano, y por lo tanto está socializando a la joven en el sentido de considerar el mundo urbano como lo mejor, lo deseable, lo que es necesario alcanzar”.

Oaxaca

MÁS EDUCADAS, PERO MÁS MIGRANTES

FOTO: Alejandra Aquino

De acuerdo con Aranda, las mujeres representan una tercera parte de la población rural, generan 15 por ciento del empleo nacional y están involucradas directamente en el manejo de la biodiversidad, por lo cual son garantes de la sustentabilidad de la agricultura.

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as mujeres jóvenes del medio rural están experimentando cambios drásticos con resultados mixtos: Hay mayores grados de educación y de organización, así como nuevas prácticas sociales que han influido en la conformación de las familias, por ejemplo con el hecho de que cada vez existen menos matrimonios arreglados. Pero al mismo tiempo, se observan mayores índices de migración de las y los jóvenes. Estas son consideraciones de Josefina Aranda Bezauri, secretaria técnica del Grupo Diálogo Rural Oaxaca (GDR Oaxaca) del

Proyecto Conocimiento y Cambio en Pobreza Rural, quien afirma que el hecho de que la mujer joven rural adquiera una mayor preparación en diferentes tipos de educación ha facilitado su emigración, aun cuando los nuevos cambios en el ámbito productivo rural permiten la creación de trabajos específicos para las mujeres.

o la generación de valor agregado, que ofrecen posibilidades a las jóvenes instruidas.

Hoy día, explica Aranda Bezauri, las familias rurales dependen cada vez menos de la agricultura en sus ingresos y en su empleo, y hay áreas económicas, sobre todo de servicios, que se desarrollan alrededor del campo, como es la comercialización, la certificación

En una ponencia expuesta en un seminario del Proyecto –el cual es desarrollado por Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, junto con la Secretaría de Agricultura y con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)–, la acadé-

Oaxaca

JUVENTUD TRIQUI: VOCES QUE ROMPEN EL SILENCIO Carmen Cariño Trujillo

L

os jóvenes han sido actores fundamentales en la histórica lucha del pueblo triqui. Jóvenes que han sido sujetos activos en las propuestas de soluciones a los problemas de sus comunidades, que se han comprometido y han luchado por causas justas. El reconocimiento de su participación no ha sido fácil, y muchas veces esta participación ha sido invisivilizada por propios y extraños, más aún cuando se trata de jóvenes mujeres. Han enfrentado la represión institucional, han sido manzana de la discordia de los grupos políticos triquis en conflicto y además han tenido que luchar fuerte para lograr espacios de participación dentro de sus comunidades.

Hoy en día se recuerda a líderes que durante su juventud marcaron la historia triqui, algunos de ellos ofrendaron su vida, otros alcanzaron a burlar la muerte y continúan en la lucha. Lo cierto es que esa historia de resistencia está marcada por la participación de sus jóvenes en las distintas páginas de dignidad escritas. El trabajo de organización política del joven Guadalupe Flores Villanueva, mejor conocido como Nato, a finales de los 60s, y la recuperación de tierras en-

cabezada por Luis Flores García y Agustín Ramón Flores, de 17 años de edad ambos, durante los 70s, son dos vivos recuerdos que muestran la participación juvenil y que permanecen frescos en la memoria colectiva dentro y fuera de la región triqui. El ejemplo de esos jóvenes líderes históricos ha impulsado a los jóvenes triquis contemporáneos, pero también a las jóvenes de huipil rojo. Ellos y ellas no recuperaron tierras, pero lograron hazañas dignas de estos tiempos: ejercer su derecho –como indígenas y como jóvenes– a la comunicación, impulsando el proyecto de la radio comunitaria La Voz que Rompe el Silencio, la cual inició su programación el 20 de enero de 2008, en el marco del primer aniversario del Municipio Autónomo de San Juan Copala (MASJC). Desde sus primeras transmisiones los y las jóvenes se enfrentaron a un panorama totalmente adverso: el vacío legal que niega el derecho de los pueblos indígenas a generar sus propios medios de comunicación, la criminalización en contra de los impulsoresy amenazas por parte de caciques de la región. El acoso y las amenazas a los impulsores de la radio se cumplieron el 7 de abril de 2008, cuando dos de las locutoras fueron embosca-

“Tenemos que revertir el proceso de emigración de las jóvenes”, asegura Aranda Bezauri, quien es además directora de Programas Estratégicos de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).

das y asesinadas: Felicitas Martínez (21 años) y Teresa Bautista (23 años). El coordinador de La Voz que Rompe el Silencio denunció que desde el mismo día de inicio de transmisiones habían recibido amenazas de caciques y opositores a la autonomía: “Dijeron que iban a quemar la estación, que la radio estorba, pero no esperábamos que asesinaran a nuestras jóvenes compañeras”. Pese al riesgo que significó continuar con las emisiones y a las múltiples dificultades que enfrentaron como falta de apoyo técnico y económico, los jóvenes radialistas decidieron seguir con el proyecto. “Lo primero que hicieron los paramilitares fue destruir la radio”. El 29 de noviembre de 2009, San Juan Copala, sede del MASJC, fue sitiado por grupos paramilitares; población y autoridades autónomas denunciaron que la organización priísta Unidad de Bienestar Social para la Región Triqui (Ubisort-PRI), así como el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui del Partido Unidad Popular (MULT-PUP) se parapetaron desde los cerros disparando día y noche con armas de grueso calibre contra la población. El mismo día en que tomaron por asalto la presidencia municipal autónoma, los paramilitares se dirigieron también a la cabina de radio, que hasta ese momento seguía transmitiendo, balearon y destruyeron el equipo que los y las jóvenes habían conseguido y mantenido durante casi dos años. Las locutoras de la radio comentaron que “lo primero que hicieron los paramilitares fue destruir la radio” y cuando disparaban contra las insta-

Asimismo, 80 por ciento del territorio nacional es ocupado y manejado por las mujeres aunque sin posesión legal de las tierras, y ellas son pilar fundamental de la producción familiar campesina: “sus estrategias de sobrevivencia han evitado que la producción interna de alimentos se desplome, que aumente más la pobreza, que la emigración sea totalmente compulsiva y que la desestabilidad social se agrande”. Por ello las mujeres requieren que se revalore su posición en la sociedad, y se considere la situación particular de las jóvenes. Un aspecto destacable es que “las actuales políticas sociales focalizadoras de pobres y sin alternativa” generan desánimo de las campesinas y los campesinos en los esfuerzos por lograr organizaciones autónomas. Tales políticas propician la actitud de no querer trabajar y “sólo estirar la mano” para recibir los apoyos asistenciales, comentó Josefina Aranda citando a mujeres rurales que se quejan de la situación (LER).

laciones gritaban: “¡Esto que le está pasando a su pinche radio es lo que les va a pasar a ustedes si siguen con su autonomía!”. Durante los diez meses de cerco paramilitar, los autónomos resistieron, negándose a abandonar San Juan Copala, niños y jóvenes también resistieron el acecho de los paramilitares, algunos de ellos y ellas sucumbieron ante las balas del MULT-PUP y de la Ubisort-PRI, resultando heridos Timotilín Velasco, de 15 años; Jacinto Velasco, de 16;, Adela Ramírez López, de 14, y Selena Ramírez López, de 15 años. Allí también fue asesinado Felipe Pérez Ramírez, de 17 años, y decenas de jóvenes resultaron desplazados junto con sus familias. Los y las jóvenes de la radio también abandonaron su comunidad. Hoy en día luchan desde distintos espacios por retomar su vida. Hoy son los jóvenes varones y las jóvenes mujeres quienes encabezan la lucha por el retorno de los desplazados a sus hogares; quienes toman la palabra y expresan desde múltiples tribunas su rechazo a la violencia, la denuncia de las agresiones de las que han sido objeto y la exigencia por un retorno pacífico, seguro y digno a San Juan Copala, como lo refiere el testimonio de una joven desplazada en el plantón de la ciudad de Oaxaca: “Ahora no tenemos casa, no tenemos escuelas, nos han robado todo, por eso exigimos justicia para nuestro pueblo y justicia a los compañeros y compañeras asesinados, por eso desde aquí decimos que volveremos a Copala y seguiremos con la autonomía”. malinallict@hotmail.com


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¿

Eugenio Bermejillo Por qué una persona mayor debe considerar de importancia lo que un grupo de jóvenes, la mayor parte de ellos solteros, tiene que decir? Esta es una pregunta que está en el corazón de los proyectos de comunicación comunitaria en el campo. En los procesos de radio y video comunitario, en las publicaciones periódicas y en los trabajos de internet que desarrollan los campesinos y los pueblos indígenas, los jóvenes juegan un papel protagónico en su quehacer cotidiano. Pero sólo a condición de que puedan negociar con los mayores la apertura de un espacio dentro del tejido comunitario de las regiones y organizaciones, será que estos esfuerzos lograrán su objetivo: convertirse en foros de información y reflexión y en palancas de la participación colectiva. Sin esta difícil negociación generacional, la comunicación comunitaria quedará relegada al papel de un juguete de escuincles y/o un atajo para escapar de las comunidades. Es un fenómeno de este siglo el que las pequeñas comunidades indígenas y campesinas cuentan con educación primaria y acceso cercano a la secundaria. Por más deficiente que sea el sistema educativo en el campo, la educación formal es algo que diferencia a los jóvenes de sus mayores, un elemento de la identidad juvenil. La mayor escolaridad ha sido uno, entre muchos otros, de los factores de la aparición en el campo de esa zona entre la niñez y la vida adulta, que llamamos juventud, y que no sabemos exactamente de qué se trata. Muchos antropólogos observaron que en las sociedades tradicionales el paso de niño a adulto, tanto en hombres como mujeres, es repentino. Sin embargo, las palabras del director del Bachillerato de Guaquitepec, una de las comunidades más alejadas y tradicionales de los Altos de Chiapas, se repiten en muchas regiones: “La juventud nos cayó a en la secundaria en el lapso de dos o tres años”, aludiendo a nuevas problemáticas de tipo sexual y de orientación de vida que se le presentaron de manera inesperada en su gestión.

En los procesos de radio y video comunitario, en las publicaciones periódicas y en los trabajos de internet que desarrollan los campesinos y los pueblos indígenas, los jóvenes juegan un papel protagónico en su quehacer cotidiano Es desde esta mayor escolaridad y de su curiosidad y habilidad en el uso de la computadora (instrumento básico en la generación de medios), que muchos jóvenes rurales negocian espacios para iniciativas de los medios de comunicación. Se trata de una negociación que no es exclusiva de este ámbito, sino que se repite en una variedad de campos,

dadas las múltiples opciones que la globalización pone al frente de las comunidades. Ha sido en el lapso de una generación que una cantidad importante de comunidades tiene por primera vez frente a sí una gama tan abierta de alternativas. Los jóvenes están llamados a jugar un papel definitivo en las decisiones que se toman ante diferentes opciones que hace unas décadas ni siquiera se sospechaban: un ejemplo son los paquetes tecnológicos para la producción agropecuaria, que incluyen, en el extremo más generador de dependencia, los transgénicos, con sus fertilizantes y herbicidas y, en el otro extremo, ecotecnias generadas por otras comunidades y en ocasiones perfeccionadas y sistematizadas por científicos. Una decisión informada implica el conocimiento de palabras como gen y ecosistema. Los jóvenes podrían (o quizá, deberían) contar con espacios que les permitieran participar en las comunidades sobre este y otros temas. De la misma manera que muchos jóvenes reticentes a trabajar las parcelas de modo tradicional están desarrollando proyectos basados en ecotecnias, muchos han asumido el reto

FOTO: Radio Insurgente

ESPACIOS PARA LOS JÓVENES RURALES: UNA DIFÍCIL NEGOCIACIÓN

de generar medios de comunicación locales. Se trata de espacios que se han ganado en una tradición cerrada a las iniciativas juveniles. Las sociedades tradicionales han confiado el liderazgo en los “viejos”, en todo caso en los hombres casados, y no es fácil para los solteros y particularmente las solteras desarrollar procesos propios. Sin embargo, en algunas comunidades el aporte juvenil, con su contribución respaldada por una mayor educación formal y una apertura menos aprehensiva a la tecnología, ha ayudado a

Veracruz

CRECER EN LA HUASTECA Octavio Bautista Serna

D

esde muy pequeño he tenido el interés por los saberes tradicionales, los cuales heredé de mis abuelos y padres en Ahuatitla Arriba, municipio de Chicontepec, Veracruz. El primero fue el náhuatl, que aprendí en casa por mi familia y amigos; el segundo, el español, al cual me familiarizó la escuela por medio de libros y maestros. Mis padres practicaban algunos usos tradicionales de la comunidad, como el Tlaitlanilistli (pedimento de mano de la muchacha); el Konemaltilistli (el primer baño del bebé), y Xantolo (día de muertos), que se celebra con gran intensidad.

La milpa fue uno de los espacios más importantes durante mi educación, ya que no es un simple lugar de trabajo, sino un centro de convivencia y lugar de aprendizaje, un lugar en donde trabaja toda la familia. La milpa no sólo da matas de elotes, sino una diversidad de plantas comestibles que el campesino produce. Mi padre y mi tío practicaban la molienda en la que participábamos todos: mi mamá, mi hermana y mis tías hacían labores de cocina, y mis hermanos, mis primos y yo acarreábamos la caña y hacíamos el pilón. Todas estas actividades se llevaban a cabo en la milpa, pero algunas se han ido perdiendo con el paso de los años. Durante los últimos semestres de la preparatoria comencé a tomar interés por las necesidades de mi comunidad, pero había varios obstáculos que tenía que enfrentar y que me preocupaban, pues me daba cuenta de que con el tiempo, varios de los jóvenes emigraban a las ciudades. Algunos factores que los

empujan son el desempleo, la falta de recursos económicos, la pobreza y la marginación. A mí no me gustaba eso, pues muchos de ellos ya no estudiaban. Fue de esa manera que decidí, en 2006, ingresar a la Universidad Veracruzana Intercultural, sede Huasteca, donde estudié la licenciatura en gestión intercultural para el desarrollo. Durante los últimos semestres realicé un trabajo de investigación, junto con Elpidia Cabrera Guzmán, sobre el ritual de Elotlamanilistli, con un grupo de ritualistas de la comunidad de Colatlán, en Ixhuatlán de Madero, Veracruz. Meses después se hizo una recopilación, grabación y edición de cuentos tradicionales, junto con un video documental llamado Elotlamanilistli (ofrenda al elote), con el fin de revitalizar y difundir esta costumbre.

rearmar a las comunidades frecuentemente drenadas por la migración. Los procesos de articulación de las comunidades rurales frente al mundo exterior están en gran media en manos de sus jóvenes. Sus decisiones marcarán el camino hacia su desintegración, básicamente por la vía de la migración, o hacia su reconstitución como una base del buen vivir. Coordinador de la Red de Comunicadores Boca de Polen

El vocablo Elotlamanilistli proviene de elotl = elote y tlamanilistli = ofrenda. En español puede traducirse como “ritual del elote”; sin embargo, su significado va más allá de una simple acción de ofrendar. Este ritual se realiza a mediados de septiembre en las comunidades indígenas de la Huasteca veracruzana y conserva una estrecha relación con la reproducción agrícola y el pensamiento religioso de los pueblos nahuas de la región. La música tradicional (que nosotros la clasificamos como sones de costumbre) es común durante el ritual. También está presente la danza o baile del elote y el lenguaje simbólico compuesto por ofrendas, sacrificio de animales, rocío de sangre sobre recortes de papel, limpias y purificaciones con humo de copal. Para noviembre de 2007 hice, junto a un equipo de promotores, un diagnóstico comunitario en el poblado de Ojital Cuayo, municipio de Ixhuatlán de Madero, con la finalidad de identificar los problemas comunitarios y conocer la relevancia de sus tradiciones y costumbres. Este trabajo cerró el 28 de noviembre del mismo año, con un taller que tuvo por nombre “Conociendo nuestros derechos”, cuyo propósito fue dar a conocer a la población elementos de sus garantías individuales. Entre el 2010 y 2011 elaboré una investigación en mi comunidad titulada “Monografía de Ahuatitla Arriba, desde una visión auto etnográfica”, y en el curso de este año llevé a cabo un diagnóstico sobre flora y fauna para una asociación civil, en el centro turístico Tlenkuali, titulado “Centro ecoturístico TlenkualiI, patrimonio ambiental cultural”, que fue escrito en náhuatl y español. Este material se hizo con el propósito de resguardar y conservar la biodiversidad regional.


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18 de junio de 2011 lugar de origen era elevado, es muy probable que en la experiencia migratoria este factor esté presente; por el contrario, si no existía un sentido de afirmación y celebración de la identidad cultural propia, es muy probable que el joven migrante, aunque sea de una extracción rural, vaya siendo fácilmente absorbido por la corriente política que empuja hacia la asimilación de la identidad estadounidense.

Estados Unidos

FOTO: Lucas Ninno

JUVENTUD, MIGRACIÓN E IDENTIDAD: UN MOSAICO DE EXPERIENCIAS

Óscar Chacón

L

as migraciones desde México, los países de América Central, el Caribe y el resto de América Latina hacia Estados Unidos (EU) siempre han sido procesos protagonizados en buena medida por gente joven (de 18 a 35 años). Esta característica hace de las personas migrantes un bastión de aportes económicos a la economía del vecino del norte.

La experiencia de la juventud migrante en EU, en lo referente a su identidad cultural y la evolución de la misma, no ha sido un tema de enfoque de estudios académicos ampliamente conocidos. Las opiniones expresadas en este breve ensayo parten de mi experiencia trabajando con poblaciones migrantes durante las tres décadas recientes, habiendo sido yo mismo un joven migrante cuando llegué a EU a principios de los 80s. En estas tres décadas, y de manera más pronunciada desde principios de los 90s, la población migrante en EU ha vivido bajo un asalto político sistemático, caracterizado por el rechazo práctico a su cultura, a pesar de las celebraciones de alta visibilidad que ocurren en torno al 5 de mayo o en el Mes de la Hispanidad (octubre). El rechazo que desde la cultura dominante sufren la juventud mexicana y el resto de la población inmigrante de México y del resto de América Latina ha propiciado que busquen en la afirmación y celebración de sus propias culturas el aliciente emocional que todas las personas necesitamos para sentirnos bien con nosotros mismos. En ese contexto, se podría afirmar que las profecías hechas por intelectuales como

FOTO: Fernando Rosales

El Buró del Censo de EU estima que la mayoría de la población inmigrante latinoamericana en este país se ubica principalmente entre 20 y 44 años de edad. Pero más allá de ser gente joven y de hablar español como su primera lengua, estos migrantes representan un bloque muy heterogéneo de población en muchos sentidos.

Samuel Huntington –que parten de la idea de que las poblaciones migrantes latinoamericanas no son grupos sociales interesados en asimilarse a la cultura estadounidense (anglosajona y protestante) y por tanto representan una amenaza para EU– se están cumpliendo de alguna manera, debido a lo inhóspito del ambiente sociocultural generado por las actitudes y las políticas antiinmigrantes, las cuales son dirigidas por sectores políticos inspirados por la visión racista y xenófoba promovida precisamente por Huntington y otros de la misma línea. Si al ambiente hostil se le añade el viejo paradigma del redescubrimiento de la identidad nacional cuando uno se encuentra fuera de su territorio, el resultado es uno que se puede resumir para el caso mexicano con la afirmación de que nadie es más mexicano que un mexicano en el extranjero. Así, precisamente por estar fuera del territorio nacional, y además ser despreciado por

la cultura dominante del país de residencia, buena parte de la población mexicana que reside en EU, incluyendo a la juventud, gravita hacia un redescubrimiento y una afirmación de su propia identidad y cultura, lo cual tiene múltiples significados específicos. No se puede hablar de “la” experiencia de la juventud migrante en EU, pues se trata de una gama de experiencias diversas, dependiendo del lugar de asentamiento geográfico de la población, del grado de concentración que se da en cada lugar específico, de la condición migratoria (con visas o sin autorización), grado de educación formal, extracción socioeconómica original (ya sea urbana o rural), identidad o apariencia étnico-racial, etcétera. En el caso de la juventud migrante mexicana de origen rural, el grado de arraigo de su identidad propia previo a la experiencia migratoria influye mucho en la manera en que su cultura e identidad se irán expresando: si el grado de afirmación cultural en el

Pero más allá de todo esto, una condición que hace una diferencia decisiva es si las comunidades migrantes se organizan como tales. En la medida que la juventud migrante se organiza, ya sea como subgrupo social o como parte del colectivo migrante en general, los temas de identidad y cultura pasan a ser elementos centrales en sus procesos de inserción política, social y económica en EU. La posibilidad que los migrantes, y particularmente los jóvenes, identifiquen, afirmen y celebren su identidad y su cultura desde su individualidad en la sociedad es muy remota. Pero si las comunidades migrantes son capaces de auto-organizarse, la promoción de su identidad y cultura se convierte en un elemento central. En las grandes ciudades de EU (Los Ángeles, San José, Houston, Chicago, New York, etcétera) que han sido lugares históricos de concentración de población migrante mexicana y demás latinoamericanos, como también en los lugares nuevos de asentamiento, la juventud migrante está expuesta a los procesos antes descritos. En todo caso, esta juventud está sujeta a una transformación gradual en cuanto a su identidad y cultura. Independientemente de si los jóvenes gravitan hacia el redescubrimiento de su identidad propia, o hacia la idea de la asimilación, el resultado específico es algo nuevo y sujeto a una dinámica constante de cambio con el correr del tiempo. Finalmente, es importante notar que el cambio en cuanto a cómo se entiende y cómo se practican la identidad y la cultura de la población migrante es un proceso que se transmite también al lugar de origen de las poblaciones migrantes. En otras palabras, la transformación ocurre en los nuevos lugares de residencia de las personas migrantes, como también en sus ranchos y lugares de origen. En los casos donde la interacción entre el lugar de origen y la población residente en el extranjero es personal y muy dinámica, esta transformación tiende a ser más notable. Pero este proceso ocurre aun en los casos donde no hay mucha interacción física directa, sino por medio del incremento en la comunicación entre quienes permanecen en el lugar de origen y aquellos que viven en el extranjero. Estas dinámicas de interacción y retroalimentación tienden a fortalecer la propensión hacia más flujos migratorios, lo cual refuerza el ciclo descrito entre juventud, migración, identidad y cultura. Si la experiencia migrante en EU fuese a experimentar un cambio fundamental en cuanto al trato que se da a las personas migrantes, como también a la orientación de la política de inmigración de EU, es concebible imaginar un cambio en la manera en que estas dinámicas se podrían expresar en el futuro. Sin embargo, hoy por hoy esos cambios no parecen inminentes. Inmigrante salvadoreño en EU y director ejecutivo de la Alianza Nacional de Comunidades Caribeñas y Latino Americanas (NALACC, por sus siglas en inglés)


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unión europea

POLÍTICAS EUROPEAS PARA JÓVENES RURALES

• Sólo 7% de los agricultores tiene menos de 35 años en la UE Diego Balduzzi

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espués de la Segunda Guerra Mundial, la economía y la sociedad europeas han experimentado un fuerte desarrollo que ha transformado el rostro del viejo continente y de su medio rural. En Italia, en los años 50s poco menos de la mitad de la población trabajaba en el sector agrícola, y hoy está allí menos del cinco por ciento. Con este impetuoso cambio, la población rural, especialmente la que aún trabaja en el campo, es de edades avanzadas. En la Unión Europea sólo siete por ciento de los agricultores tiene menos de 35 años; ese es el promedio pero hay países donde la situación es todavía más crítica. De los 12 millones de agricultores europeos, 4.5 millones tienen más de 65 años. ¿Por qué no hay más jóvenes en el campo? Las razones son muchas. Lo que vivimos es claramente el resultado de un complejo proceso histórico y socio-económico, pero también hay barreras que limitan e impiden la renovación generacional de los agricultores. El alto costo de la tierra (considerando que una hectárea de riego en las zonas de agricultura más desarrolladas de Italia vale más o menos 90 mil euros, o sea alrededor de un millón 538 mil pesos mexicanos); las dificultades para acceder a préstamos; la baja renta agrícola, y la falta de servicios sociales en las zonas rurales son las principales barreras que encuentran los jóvenes que quieren montar sus explotaciones agrarias. En este marco, la Política Agrícola Común (PAC) tiene entre sus objetivos apoyar la incorporación de jóvenes como titulares de

unidades productivas. Desde la reforma de Agenda 2000, la PAC tiene dos pilares: el primero, que es mantener los apoyos directos a los agricultores –hoy sin relación con la producción, con un esquema llamado “ayudas desvinculadas”–, y los apoyos relacionados con el respeto a una serie de normas medioambientales, de inocuidad de los alimentos y de bienestar de los animales, que entran en el rubro de “condicionalidad”. El segundo pilar es el de la política de desarrollo rural, que fomenta todas las iniciativas rurales. Ésta ha sido reforzada para ayudar al campo a responder a las demandas económicas, sociales y medioambientales que plantea la sociedad europea. El Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural tiene en su presupuesto2007-2013 más recursos para fomentar los tres ejes de esa política: la competitividad en el sector agrícola, el medio ambiente y la calidad de vida en las zonas rurales.

En la Unión Europea sólo siete por ciento de los agricultores tiene menos de 35 años Cada Estado europeo tiene, bajo la supervisión de la Comisión Europea, su propio Plan de Desarrollo Rural, y en muchos países hay Planes distintos por región, con medidas específicas para los jóvenes. Los beneficiarios de estas ayudas son jóvenes, menores de 40 años, y son para que accedan a la titularidad, exclusiva o compartida, de una explotación agraria, o para que se incorporen como socios de una entidad asociativa titular de una explotación, con la generación al menos de un puesto de trabajo estable. La legis-

Guatemala

LOS IXCÁN BOYS Pablo Sigüenza Ramírez

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xcán significa, en idioma q’anjob’al, tierra de muchos relámpagos y muchas lluvias; en kaqchikel significa mujer o madre serpiente. Este municipio del norte de Guatemala fue territorio selvático inexplorado hasta que la colonización inició en los años 60s del siglo pasado. Los colonizadores, campesinos pobres, llegaron del altiplano central y occidental del país en busca de tierra para producir, recurso que en sus lugares de origen era escaso, ubicado en pendientes y de poca profundidad cultivable. Encontrar tierras en la selva les permitió no verse obligados a trabajar en las grandes fincas de los terratenientes explotadores de la Costa Sur y la Boca Costa. La lejanía de estos nuevos asentamientos y cooperativas respecto de los centros urbanos hizo que los primeros colonos pudieran sobrevivir apartados de la relación con el Estado y ya en los 70s el grado de desarrollo comunitario en el medio de la selva era considerable.

A finales de los 70s e inicios de los 80s el Ixcán fue golpeado duramente por la política contrainsurgente del Estado guatemalteco; la región fue militarizada, y la violencia fue política de gobierno (persecución a líderes comunitarios y

lación de la Unión Europea establece que las ayudas máximas, como subvención directa, por la primera instalación en una explotación pueden llegar a 70 mil euros (un millón 196 mil pesos mexicanos). Pero en Italia, así como en muchos otros países, los pagos no superan los 40mil euros (683 mil 600 pesos). En el presupuesto 2007-2013 se ha destacado mucho el tema del “plan de desarrollo de empresa”, conocido también como “paquete jóvenes”. Con éste, y por medio de un plan de desarrollo de empresa, el joven puede beneficiarse de ayudas para realizar inversiones en su granja, a efecto de modernizar construcciones y maquinaria agrícola, crear instalaciones de trasformación alimentaria y otras medidas, con una asistencia formativa y técnica. En este caso las ayudas pueden ser directas o como bonificación de los intereses del préstamo necesario para ejecutar estas inversiones y llegan a representar 50 por ciento de los gastos. Hacer un balance de estas medidas no es fácil. El Consejo Europeo de los Jóvenes Agricultores (CEJA), que reúne a las asociaciones juveniles europeas de las organizaciones empresariales agrícolas, ya ha pedido a la Comisión Europea un compromiso más fuerte para la renovación generacional en este sector. Le pide fortalecer el “paquete jóvenes agricultores” con más recursos para fomentar la instalación de explotaciones agrarias. Los jóvenes no piden sólo más ayudas, sino medidas para la formación y la educación con miras a que el agro sea cada vez más competitivo. Hay ejemplos que demuestran que la innovación ha sido la clave del éxito de muchas experiencias empresariales puestas en marcha por los jóvenes: el turismo rural en todas sus formas, la venta directa a los consumidores de productos alimentarios de calidad, los nuevos servicios medioambientales que las explotaciones agrarias pueden ofrecer a la comunidad. Todas éstas son vías innovadoras para mantenerse en el medio rural y para persistir en la agricultura que los jóvenes están persiguiendo con éxito. Ingeniero agrónomo y periodista; trabaja para la Confederación Italiana de Agricultores

cooperativistas, asesinatos y aldeas arrasadas, prácticamente desaparecidas del mapa). La población, que unos años atrás había arriesgado la vida en el proceso de colonizar, tuvo que escapar de la violencia; muchos se refugiaron en territorio mexicano, otros huyeron a las ciudades y otros quedaron escondidos dentro de la selva en lo que se conoce como las Comunidades de Población en Resistencia (CPR). Mujeres ancianas, jóvenes, embarazadas, cargando cinco o seis hijos también formaban parte de la población que corrió para salvar su vida. Niños y niñas dejaron sus juguetes, sus animales de patio y su alegría en las aldeas que estaban siendo quemadas por columnas militares. En 1998 cuatro de aquellos niños que salvaron su vida y vivieron en el sur de México por 13 años como parte de las familias de refugiados, entraron a la facultad de agronomía de la universidad estatal en Ciudad de Guatemala. A diferencia de otros estudiantes indígenas, estos cuatro compañeros no escondieron su historia ni su lengua: en los pasillos se les oía platicar en k’iche’, su idioma materno, mismo en el que desarrollaban las discusiones que la práctica de laboratorio de química orgánica exigía. Su fuerte y explícita identidad maya, además de su solidaridad como estudiantes y compañeros de clase, les valió el respeto y admiración en aquellos años de universidad. Eran conocidos como los Ixcán boys. Estos jóvenes tenían, a sus 20 años, una larga y dura historia que contar. Con el retorno de miles de refugiados guatemal-

DECLARACIÓN JÓVENES AGRICULTORES

Nosotros, jóvenes agricultores, no estamos a favor de una liberalización del sector agrícola desprovista de mecanismos de regulación, que tendría como resultado la baja de precios para los agricultores, una desestabilización de los mercados internos de los países y una reducción del acceso a la Ɵerra para los campesinos que lleve a la desaparición muchas familias campesinas. Nosotros, jóvenes agricultores del mundo, nos comprometemos a presentar y a defender esta posición ante nuestros ciudadanos y nuestros gobiernos y exhortamos a la Organización Mundial de Comercio y a sus países miembros a incluir, en el ámbito de las negociaciones agrícolas internacionales actuales, los principios y prioridades expresados en esta declaración para que los agricultores puedan vivir de su oficio. Para vencer el hambre y la pobreza en el mundo, se debe fortalecer el poder de los agricultores en los mercados con respecto a los demás actores de la cadena agroalimentaria. En efecto, en muchos casos, la desreglamentación y la liberalización condujeron a una fuerte presión hacia la baja de los precios de producción y al aumento de los márgenes comerciales París, 11 – 15 de junio de 2003.

tecos ubicados en México, ellos también regresaron al Ixcán de donde salieron huyendo con sus padres. Y con la fuerza de la juventud y con su identidad comunitaria aportaron a la reconstrucción de su aldea Santa María del Tzejá. También en 1998 los jóvenes retornados se organizaron en la Asociación de Estudiantes y Profesionales de Santa María del Tzejá y aldeas circunvecinas (Aesmac Kemb’al N’oj). Hoy son 60 miembros, entre mujeres y hombres que estudian a nivel preuniversitario y universitario o que ejercen ya su profesión. Esta juventud es motor de desarrollo e identidad comunitaria. Tiene un trabajo importante de recuperación de la memoria histórica para recordar a los familiares y amigos que cayeron en manos de la violencia militar. Sus conocimientos en las ciencias y la academia los ponen al servicio de la comunidad y de los más jóvenes: cada profesional que sale de las aulas del magisterio o la universidad dona un año completo de servicio comunitario trabajando duramente educación en los institutos de nivel básico o en el desarrollo de proyectos productivos. Es bueno saber que a pesar de la guerra fraticida que desangró al país, hay grupos de jóvenes que, nacidos y nacidas en la guerra, hoy son constructores de resistencia y de un nuevo destino. Jóvenes formando jóvenes. Identidad maya como semilla y cosecha de futuro. Investigador del Colectivo de Estudios Rurales IXIM pablosiguenzaram@gmail.com Para más información sobre el Ixcán visite: http://www.youtube.com/cantabal Contacto con la asociación AESMAC Kenb’al N’oj: aesmackn@yahoo.com Foto-reportajes sobre el campo en Guatemala: www.entrelamilpa.blogspot.com


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DEBE GOBIERNO TRANSPARENTAR PRESUPUESTOS PÚBLICOS DEL CAMPO: DE SCHUTTER • Critica los privilegios que reciben productores del norte vs abandono de campesinos pobres

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l relator especial de Naciones Unidas para la Alimentación, Olivier de Schutter, criticó la falta de equidad de los programas públicos destinados al agro; advirtió que la dependencia alimentaria de México, equivalente a más de 40 por ciento del consumo, es peligrosa y podría llegar a 80 por ciento en 2030, y dijo que espera que el gobierno mexicano explique con detalle y transparencia qué ha hecho para apoyar a los productores de pequeña escala, qué recursos públicos les ha destinado, y en particular de qué política fueron objeto durante el periodo de desgravación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), cuando México vio declinar su capacidad de auto proveerse de alimentos. El belga –quien está iniciando este 2011 su segundo periodo de tres años en este cargo de relator de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)– se reunió con 11 organizaciones campesinas en el Foro El Hambre no Espera, el 13 de junio, en el marco de la visita oficial que realiza a México del 13 al 20 de junio, y allí afirmó: “tendré muchas preguntas que hacer al gobierno en cuanto a los apoyos públicos a los agricultores mexicanos ya que me he quedado muy impactado porque programas como Ingreso Objetivo o Procampo en vez de prevenir mayor desigualdad la provocan y hacen que los grandes productores del norte sean los beneficiarios y no me queda claro qué es lo que ha hecho el gobierno para ayudar a los campesinos más pobres (…)”. En el mismo marco, pero en comentarios a la prensa, consideró que el encarecimiento y volatilidad de los precios internacionales de los productos agrícolas continuarán, dados los persistentes fenómenos de especulación, cambio climático y uso de materias primas del campo para generar agrocombustibles. Dijo: si bien el programa Oportunidades es un buen instrumento de apoyo a la población pobre ante esta situación, también es indispensable una decisión más firme: alinear el salario mínimo con los precios de la canasta básica. “Esto es algo fundamental para el derecho a la alimentación”. Previamente, en nombre de las organizaciones participantes en el Foro, Max Correa, secretario general de la Central Campesina Cardenista (CCC), le dijo que en México hay 19.5 millones de personas que sufren pobreza alimentaria, predominantemente indígenas, y muchas de ellas niños, y que el problema se presenta con más agudeza en los territorios rurales, que son los que deberían recibir impulso para producir alimentos. Max Correa entregó al relator un documento donde se le pide que exprese al mundo que México vive una situación de emergencia alimentaria. Suscribieron el texto las 11 organizaciones (ANEC, CCC, CIOAC, CNC, CCI, CNPA, Cocyp, Coduc, FDCCChih, Unorca y UNTA). Olivier de Schutter comentó una observación de Víctor Suárez, director de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), en el sentido de que es injusta y absurda la

“Estoy de acuerdo con ustedes, el hambre no espera, y para eso tenemos que tomar tres direcciones: tenemos que readecuar las políticas del hambre, en donde no sólo se decida alimentar a los países, sino que el país pueda alimentarse a sí mismo. El derecho a la alimentación no es ser alimentado sino es el derecho a alimentarse. Y por eso tenemos que ayudar a los productores a que tengan una interacción mucho más estrecha con los consumidores urbanos y debemos protegerlos de los grandes compradores de insumos. Hay que ayudar a los agricultores a que establezcan cooperativas para que utilicen su poder de negociación en la cadena alimenticia.

forma que tiene el gobierno de medir la dependencia alimentaria. De Schutter señaló que ese indicador es deficiente pues debería considerar el poder adquisitivo de la gente pobre y también tomar en cuenta que la inundación de los mercados por productos extranjeros afecta mucho a los pobres. Confió en que el derecho a la alimentación –cuya inserción en la Constitución Mexicana fue aprobado recientemente por el Congreso y está en proceso de validación de Congresos estatales– “va a hacer la diferencia para las políticas públicas del gobierno; sobre todo deberá hacerlas más transparentes, con una mayor rendición de cuentas. Además este derecho permitirá al país revisar su política de importación y exportación; hoy la dependencia alimentaria que tiene México es muy fuerte, y creo que podría tener un mejor balance para lograr la soberanía alimentaria”. Ante el Foro, recordó cómo en enero de 2007 la población mexicana salió a las calles a manifestarse contra el encarecimiento de 50 por ciento de la tortilla, fenómeno que, dijo, ocurrió fundamentalmente por la especulación de grandes consorcios comercializadores e industrializadores, como Maseca, Cargill y Arancia Corn Production. Habló del dumping que ha sufrido el agro mexicano y los efectos en pérdida de soberanía alimentaria y de daño al empleo e ingreso de la población. “Desde entonces (de 2007), las cosas no han mejorado tanto (…) Hemos visto que a partir del TLCAN, del periodo de 1997 a 2005, los agricultores han perdido mil millones de dólares anuales y los más afectados han sido los pequeños agricultores, los más pobres. Lo que sucede es muy sencillo: México fue bajando sus aranceles hasta eliminarlos en 2008, y mientras Estados Unidos no se mostró muy disciplinado y utilizó subsidios para sus productos agrícolas. En ese periodo las importaciones de soya aumentaron 159 por ciento, las de carne de cerdo 707 por ciento y las de maíz 430 por ciento (…)

FOTO: Enrique Pérez S. / ANEC

Lourdes Edith Rudiño

“La primera consecuencia de esto fue que 2.3 millones de campesinos a partir del TLCAN dejaron la agricultura para emigrar a Estados Unidos y a las ciudades, y otros cinco millones buscaron su ingreso en fuentes ajenas al campo. Esto ha afectado a la agricultura campesina en su mayor parte. La segunda consecuencia es la dependencia alimentaria presentada por México en este periodo. Se calcula que el país importa unos 25 mil millones de dólares de alimentos para su consumo. Las importaciones ya representan 43 por ciento del consumo total. Y los investigadores identifican que si sigue esta tendencia para el 2030 llegará a 80 por ciento”. De Schutter, quien en su estancia en nuestro país se reuniría con legisladores, con los titulares de Agricultura y Desarrollo Social, así como con gobernadores, como el de Chiapas, y con organizaciones civiles y de derechos humanos, dijo que México ha hecho que su campo se oriente más a las exportaciones, lo cual beneficia sólo a los agricultores de gran escala. Así, la agricultura se ha dirigido más al monocultivo y a la agricultura industrial,

MINIMIZAN FAO Y SAGARPA LA CRISIS AGROALIMENTARIA EN MÉXICO Víctor Suárez Carrera Luego de 17 años de iniciado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), las importaciones de alimentos que realiza México equivalen a 40 por ciento del consumo nacional, con un valor de 22 mil 500 millones de dólares en 2010. Y proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) dicen que si no cambia la tendencia, en 2030 este porcentaje llegará a 80. Sufrimos así una grave dependencia alimentaria con enormes y negaƟvas implicaciones en términos económicos, sociales, migratorios, nutricionales, medioambientales, de seguridad pública y de seguridad nacional, así como en los ámbitos de empleo, equidad, control inflacionario y derechos humanos que el gobierno mexicano se niega a reconocer y que sistemáƟcamente minimiza con la ayuda de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En el reciente foro ExpectaƟvas del Sector Agroalimentario y Pesquero, el Ɵtular de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), Francisco Mayorga, declaró que México está muy lejos de ser un país con dependencia alimentaria puesto que la FAO determina que un país

lo cual afecta gravemente al medio ambiente y contribuye al cambio climático, ya que mucha de la agricultura industrial depende de la energía y del petróleo.

“En segundo lugar, la transición que debemos ver es un cambio en que la agricultura se base no en los insumos sino en el conocimiento, y con esto me refiero a que tengamos más prácticas agroecológicas, que no dependamos tanto de los combustibles fósiles. Que podamos incrementar el ingreso de los agricultores al utilizar menos insumos y depender menos de las grandes corporaciones que compran sus productos. De esta manera podremos reducir el impacto ecológico de la agricultura. “La tercera transición que tenemos que ver es pasar de políticas orientadas a combatir el hambre y ayudar a los más necesitados por medio de políticas donde se describa al beneficiario como una persona que tiene capacidades y derechos. La decisión de incorporar el derecho a la alimentación en la Constitución nos permite pasar de una necesidad de reconocimiento de derechos a una obligación, y de allí la importancia de una política que sea dirigida a auxiliar a los más vulnerables, sin discriminar y sin hacer prácticas clientelistas que favorezcan la corrupción”. La participación de Olivier de Schutter, en inglés, concluyó con una frase que dijo en español: “Pero esa es una utopía, un sueño imposible. Y les leo esta cita de Eduardo Galeano: ‘La utopía está en el horizonte, me acerco dos pasos, se aleja dos pasos; me acerco diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía?, para caminar.”

Ɵene tal dependencia cuando el valor de sus importaciones de alimentos supera el 25 por ciento del valor de sus exportaciones totales, y en México se incurre sólo en el 7.7 por ciento con base en esa ecuación (La Jornada, 19/05/11). Esto fue raƟficado, “fundamentado” y apoyado entusiastamente en el propio Foro por dos representantes de la oficina de la FAO en México (Nuria Urquía y Carmen Culebro). ¡Qué maravilla! Bajo este criterio –que pareciera haber sido establecido por los países agroexportadores y las trasnacionales agroalimentarias y no por la FAO–, si México comprara en el exterior el ciento por ciento de sus alimentos, seguiría estando muy lejos de ser un país con dependencia alimentaria, puesto que las importaciones sólo significarían el 17.6 por ciento del valor de sus exportaciones totales. Para qué preocuparnos entonces. ¿Cuál dependencia alimentaria? ¿Cuál crisis agroalimentaria y nutricional global y nacional? ¿Para qué cambiar de modelo? ¡Viva el criterio de la FAO, viva el libre mercado, vivan las importaciones, vivan las trasnacionales agroalimentarias! No es posible seguir tapando el sol con un dedo. De nada sirve recurrir a arƟlugios y a criterios “de la FAO” para intentar jusƟficar un modelo fracasado y evadir los problemas de la realidad. Es hora de encarar la necesidad de otro modelo agroalimentario y nutricional. Director ejecutivo de la ANEC


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PRODUZCAMOS Y CUIDEMOS LA COMIDA PARA EL PUEBLO* Un pueblo que no es capaz de producir lo que come, no es un pueblo libre Foro Mesoamericano 2003

Plutarco Emilio García

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n México la seguridad alimentaria se ha convertido en un problema de seguridad nacional. El país no cuenta con reservas de alimentos necesarias para mantener el equilibrio social ante una situación imprevista.

Se afirmó que el concepto de soberanía alimentaria va más allá de la seguridad alimentaria. Ésta se limita al hecho de contar con una reserva suficiente de alimentos vengan de donde vengan y sin importar cómo se producen. En cambio, la soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a diseñar y aplicar sus propias políticas alimentarias, orientadas a producir una comida sana, nutritiva y culturalmente apropiada. El problema alimentario, como se ha demostrado, no lo resolverán los mercados,

lismo. Quienes estamos en la trinchera de los pobres, sabemos que la gente no quiere limosnas, necesita un trabajo digno, necesita desarrollar sus capacidades y su creatividad. El círculo vicioso de desnutrición-pobrezadesnutrición sólo se podrá romper con el desarrollo de la capacidad productiva de la población, con empleos e ingresos seguros.

El incremento de la canasta básica en más de un ciento por ciento en lo que va del sexenio de Calderón ha provocado que millones de mexicanos consuman menos alimentos, menos nutrientes, menos proteínas. Las consecuencias de este déficit en el desarrollo físico y mental de los niños serán graves.

Las hambrunas ocurren aunque no exista déficit de alimentos a nivel mundial, se trata de un problema de distribución Las hambrunas no están determinadas por la escasez global, sino por la falta de acceso a los alimentos. El crecimiento de la macroeconomía no impacta en el mejoramiento de la producción local. Las hambrunas ocurren aunque no exista déficit de alimentos a nivel mundial, se trata de un problema de distribución. Por eso es necesario no depender de las importaciones para cubrir las necesidades alimenticias. Hay que producir localmente la mayor parte de los alimentos que requerimos y obtener las divisas de otros sectores para financiar la producción agropecuaria.

Según el Observatorio de Política Social y Derechos Humanos, a principios de este año, la ingesta dejó de ser variada en dos de cada cinco hogares; el 15 por ciento de las familias había dejado de ingerir una de las tres comidas diarias y diez por ciento de hogares con menores de 18 años sólo comieron una vez al día. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reveló en enero pasado, que 15 por ciento de los niños menores de cinco años y personas de la tercera edad mostraban síntomas de anemia. En

Ante una gran cantidad de riesgos y amenazas (sequías, inundaciones, ciclones, terremotos, epidemias, escasez de alimentos, encarecimiento de la tortilla, etcétera), y ante la ineptitud de un Estado fallido, que no cumple con sus responsabilidades constitucionales, somos los ciudadanos y las organizaciones sociales los que debemos tomar medidas para prevenir esos riesgos.

FOTO: Enrique Pérez S. / ANEC

Dado que la pobreza y la exclusión se extienden a los núcleos urbanos, una insuficiencia masiva de alimentos puede ser más explosiva en los barrios populares urbanos, por tratarse de una población más concentrada, más informada y politizada. Pero la insuficiencia y la carestía de los alimentos afecta severamente tam-

En el Foro Social Mundial Porto Alegre II, celebrado en 2002, se definió la soberanía alimentaria como el “derecho de los pueblos a producir y distribuir los alimentos que necesita”, a decidir cómo producir y qué producir. Se condenó la utilización de los alimentos como arma de presión política por los países imperialistas. Se definió la alimentación como un fenómeno local, con diversidad, equidad de género y una justa distribución.

Somos un país que importa más del 40 por ciento de los alimentos que consume y de ellos más del 70 por ciento proviene de Estados Unidos. Nuestra dependencia alimentaria se ha acrecentado en las últimas décadas. Hoy importamos el 95 por ciento de soya, 30 de maíz, 78 de arroz, 50 de trigo, 15 de leche y 42 por ciento de la carne de puerco.

bién a las comunidades rurales, sobre todo a las comunidades indígenas, donde observamos la mayor pobreza y un gran descontento social. Hoy día, la población civil en el mundo se ha convertido en la principal víctima de conflictos armados, la violencia del crimen organizado, la represión gubernamental, los abusos de poder y la violación de los derechos humanos. Las naciones pobres padecen epidemias y pandemias, el saqueo de sus recursos naturales, la carestía de la vida, la monopolización de la producción y del mercado, la especulación con alimentos, el deterioro ambiental y los fenómenos naturales cada vez más recurrentes y destructivos. Frente a todos estos fenómenos, en México no contamos con la cultura de prevención. Y en cuanto a la disponibilidad de alimentos, enfrentamos un grave problema de inseguridad y de pérdida de la soberanía alimentaria.

ni las trasnacionales, ni los gobiernos, ni la Organización Mundial del Comercio, ni el Banco Mundial; para ello, tiene que intervenir la sociedad, los movimientos sociales, los pueblos indígenas y todos los agentes de cambio que luchan por un nuevo modelo de desarrollo sustentable, democrático y equitativo. Estudiosos de la economía y del desarrollo social, así como organismos internacionales nos han advertido de la gravedad de la pobreza en México y de la crisis alimentaria. Hasta el año pasado la pobreza alimentaria había aumentado en 8.3 millones de compatriotas. Mientras tanto, el presidente Felipe Calderón y el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, insisten cínicamente en que vivimos en jauja, que México ya no es un país pobre y que nuestros salarios crecen. Es evidente que estos señores viven en un mundo que nada tiene que ver con la realidad de la gran mayoría de los mexicanos.

Cochoapa el Grande, Guerrero, el municipio más pobre del país (que no es el único), 60 por ciento de los niños están desnutridos o anémicos y la esperanza de vida de los nacidos en 2005 es apenas de 40 años, igual que en Zambia y otros países de África subsahariana. Según el Coneval, en 2008, cerca de 23 millones de mexicanos experimentaron “inseguridad alimentaria severa y moderada” y 25.8 millones, “inseguridad alimentaria leve”. O sea que cerca de 50 millones de mexicanos padecen inseguridad alimentaria en diferentes grados. Del universo total de pobres, 11.2 millones de personas no pudieron siquiera adquirir la canasta de alimentos (de 864 pesos mensuales) con la que el Coneval traza la línea de pobreza extrema. Las políticas excluyentes de los gobiernos panistas para enfrentar la pobreza y el hambre no van más allá de la caridad o asistencia-

La prevención tiene que ser autogestiva, participativa y solidaria desde lo local, sin perder de vista lo global. Es necesario seguir presionando al Congreso de la Unión, para que legisle en pro del derecho a la alimentación, la soberanía y la seguridad alimentaria y nutricional; la renegociación del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la rectoría del Estado para la regulación de los mercados agroalimentarios y la creación de una reserva estratégica de alimentos a nivel nacional, regional y local. Desde nuestras organizaciones podemos impulsar reservas comunitarias y familiares, mediante el adecuado almacenamiento de granos en trojes, cuescomates y bodegas. Es necesario fortalecer la agricultura campesina por medio de la milpa, huertos familiares y producción agrícola y pecuaria de traspatio, asimismo, impulsar la autonomía de los pequeños productores y el control campesino de cadenas productivas, fomentando el intercambio comunitario de alimentos, los mercados locales y tianguis campesinos. México cuenta con un rico y extenso territorio, con suelos fértiles y una gran variedad de semillas; lo que falta es la implementación de políticas que liberen esta potencialidad. La agricultura campesina sustentable puede contribuir a enfriar el planeta. Los campesinos somos los verdaderos guardianes de la naturaleza. Defendamos y cuidemos nuestros territorios. Fortalezcamos nuestros valores éticos y culturales y nuestra unidad de acción, porque el hambre no espera. Miembro fundador de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA) *Discurso leído durante el foro El Hambre no Espera, donde 11 organizaciones campesinas se reunieron con Olivier de Schutter, relator especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación.


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18 de junio de 2011 Dentro de la programación también se disfrutó de los cortometrajes De adentro hacia afuera, realizado por Mariel Alejandra Buenfil Blánquez y Prende tu foco, de la directora Andrea Alcaraz, ambos trabajos ganadores del festival “Hazlo en Cortometraje 2010”, concurso organizado por Fundación BBVA Bancomer, AC y Fundación Cinépolis.

DIÁLOGO ENTRE CAMPO Y CIUDAD, LOGRO DEL FICC

Evento: Coloquio Internacional sobre la crisis climática: de Cancún a Durban y Río + 20. Organiza: RMALC / Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Fecha: 20 y 21 de junio de 2011. Lugar: Museo de la Ciudad de México. Hora: A partir de las 9:00 horas. Informes: rmalc@laneta.apc.org

Asimismo, tuvimos como invitada a la producción denominada Los invisibles, de Gael García Bernal y Marc Silver, realizada en colaboración con Amnistía Internacional. El filme muestra el compromiso que tienen los directores con los derechos de los migrantes. Este año el público asistente a las funciones del FICC será el jurado y decidirá cuáles de los cortometrajes participantes serán los ganadores al finalizar la gira. Debido a la alianza que el FICC tiene con el Vancouver Latin American Film Festival (VLAFF), el ganador del primer lugar del FICC viajará a Vancouver, Canadá, a la presentación de su cortometraje en el VLAFF, y participará como miembro del jurado en un concurso de cortometrajes organizado por el VLAFF para su próxima edición.

Evento: Primer Congreso Universitario de Historia Oral Usos y Aplicaciones en las Ciencias Sociales. Organiza: La Universidad Autónoma de la Cuidad de México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, Universidad Autónoma Chapingo, Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma Metropolitana, Universidad Autónoma del Estado de México. Fecha: Del 26 al 28 de octubre del 2011. Lugar: Plantel San Lorenzo Tezonco, de la UACM. Informes: congresohistoriaoraldf@hotmail.com / http:// www.congresohistoriaoral2011.blogspot.com/

FOTOS: Francisco Arellano y Horacio Escamilla

Evento: Séptima Asamblea Nacional de Afectados Ambientales. Organiza: Asamblea Nacional de Afectados Ambientales. Fecha: 30 y 31 de julio de 2011. Lugar: Comunidad Salsipuedes, La Parota, Guerrero. Informes: Deyanira Navarrete: deyanis_31@yahoo.com.mx / Octavio Rosaslanda: orr@sevidor.unam.mx

Alondra Montero González

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l Festival Internacional Cine en el Campo (FICC) nació en 2008, partiendo de la necesidad de llevar el cine a comunidades rurales de la República Mexicana. A lo largo de cuatro ediciones, el FICC ha logrado entablar el diálogo entre el campo y la ciudad, siendo el primero el eje central de esta iniciativa. El bajo porcentaje de habitantes que tienen acceso a la experiencia cinematográfica –según estadísticas–, es preocupante; de ahí la necesidad de crear conciencia respecto a las condiciones culturales en nuestro país.

Informe: DESCA 2010: Informe Anual sobre la Situación de los Derechos Económicos Sociales, Culturales y Ambientales en México 2009-2010. www.derechoshumanos.org.mx

Radio La Milpa http://radiolamilparadio.blogspot.com/

Convocatoria: Festival de Documental Universitario POTLATCH. Organiza: Organiza el colectivo El Hubiera y Proyecto Mextech. Informes: http://www.proyectomextech.com

El FICC, a su vez, apoya la difusión de producciones de cortometrajes realizados por jóvenes talentosos y promueve, por medio de los talleres “Cuéntamelo filmando”, el cine como herramienta de expresión y debate. Con ello se buscan soluciones reales a las problemáticas actuales en México. En el marco de la tercera edición del Festival, los talleres “Cuéntamelo filmando” se realizaron con el apoyo de 80 niños de las comunidades de Ucazanastacua, Urandén e Isla Yunuén, Estado de Michoacán. El resultado fue la creación de tres cortometrajes de corte ecológico, uno de ellos, “La Aventura de Monochoa”, resultó ganador en la categoría “Mejor corto de animación” en la Cumbre de Cine Ambiental el marco de la COP 16 (edición 16 de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático). Este trabajo, realizado y escrito por alumnos

de la escuela primaria de la isla de Uránden, estado de Michoacán, compitió con producciones nacionales e internacionales; mostró las inquietudes de los niños y la forma como se relacionan con el medio ambiente. Para esta cuarta edición, los habitantes de Mulegé y Guerrero Negro, del estado de Baja California, tendrán la oportunidad de vincularse a este proceso creativo. Durante cuatro años el FICC ha contado con la asistencia de más de cien mil espectadores y se han realizado más de 250 funciones gratuitas en diferentes estados de la República Mexicana (Distrito Federal, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Puebla, Michoacán, Morelos, Veracruz, Yucatán y Zacatecas, entre otros). Para la cuarta edición, presentada por Fundación BBVA Bancomer, AC y con el apoyo del Instituto Mexicano de Cinematografía, en enero de este año el FICC lanzó la convocatoria bajo el tema “Historias por un mundo mejor”, con la expectativa de contar con cortometrajes basados en los géneros de animación, documental y ficción, que abordaran temas como: una migración justa; un mundo con agua para todos, y un mundo más ecológico, más pacífico, más amoroso y más tolerante. Se obtuvo una excelente respuesta y el programa quedó integrado de la siguiente manera: Eskimal, del director Homero Ramírez Tena; Noches de tungsteno, de María Torres; Dulce, de Iván Ruiz Flores; Luna, dirigida por Raúl Cárdenas y Rafael Cárdenas: Algo está sucediendo, de Javier Yazp, y Azul, del director: Hugo Arizmendi.

Festival Internacional Cine en el Campo ha tenido una respuesta más que favorable por parte de los espectadores quienes, por medio de esta experiencia artística y colectiva, han reflexionado sobre situaciones paralelas en México y el mundo, todas ellas plasmadas en los cortometrajes que integran su programación. El público se ha identificado con las diferentes historias que se han presentado en este cine itinerante en las plazas, zócalos y espacios al aire libre en su comunidad; llenan las funciones e interactúan por medio de su voto para elegir al ganador. Por medio de esto, la gente no sólo participa de la función, sino que comparte sus intereses y visiones de vida.

Para la cuarta edición, presentada por Fundación BBVA Bancomer, AC y con el apoyo del Instituto Mexicano de Cinematografía, en enero de este año el FICC lanzó la convocatoria bajo el tema “Historias por un mundo mejor”, con la expectativa de contar con cortometrajes basados en los géneros de animación, documental y ficción De igual manera, la respuesta a las convocatorias del FICC ha aumentado con el paso del tiempo. Los directores –comprometidos con la idea de descentralizar los circuitos del cine y estimular la creación de cortometrajes que proyecten la diversidad cultural y profundicen en problemáticas sociales y medioambientales– han comenzado a mirar al campo como un lugar donde mostrar sus producciones y también un escenario para realizarlas. El séptimo arte es una de las manifestaciones artísticas de mayor relevancia, la cual debe estar al alcance de todos. El FICC cree firmemente que además de generar un espacio de entretenimiento, el cine vincula a espectadores con ideas y sentimientos que despiertan conciencia en ellos.


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hidrocefalia. Pero esta actividad agrícola es la única que tienen para sostenerse”. Damián resalta que el rock indígena es un movimiento underground, porque expresa el sentimiento contemporáneo de los excluidos de la sociedad, como lo fue el blues cantado por los esclavos negros en las plantaciones de Estados Unidos, o actualmente los corridos revolucionarios en las comunidades zapatistas.

RELÁMPAGO DE ESPERANZAS MUSICALES, DE JÓVENES PARA JÓVENES urgida en 1996 en San Lorenzo Zinacantán, Chiapas, Sak Tzevul es una banda de batz’i rock, o rock verdadero, de los pueblos originarios que ha dado voz a muchos jóvenes “para expresar sus sueños, realidad y frustraciones en su lengua materna”.

“Nuestra música se inspira en la historia no contada, en los sueños y leyendas ancestrales, o en el dolor histórico padecido por 500 años de olvido y resistencia al exterminio cultural; se inspira en el ideal de integración y reconocimiento de las naciones mayas y demás naciones originarias del mundo; se inspira en la discriminación en todos los sentidos.

“Veo a mi pueblo y me inspira la sonrisa y la esperanza de los niños, o los cantos y las ofrendas a la tierra, los rostros agrietados de nuestros ancianos, o los colores que lucen en sus cabellos nuestras mujeres, los tejidos y telares que nos enseñan la filosofía y la trama de la vida, el universo, el microcosmos, el macrocosmos, la vida.

Sak Tzevul, o Relámpago, “simboliza también la luz que da inteligencia y despierta los saberes ocultos; marca los nuevos comienzos; una blanca serpiente que brilla y se revela por un instante pero que indica el camino a seguir para luego ocultarse de nuevo en la oscuridad; transparencia; pureza, y cambio verdadero”.

Discos de Sak Tzevul: K’evujel ta Jteklum o Canto de mi Pueblo (2001), Muk ta sots, o Gran Murciélago (2005), Xch’ulel Balamil o Espíritu de la Tierra (2009), y Antología de Sak Tzevul 20002010 (2010).

“Nos inspira la indiferencia de un mundo en decadencia que necesita nueva sangre o sangre verdadera, el deterioro ambiental y el mal uso de los recursos naturales por culpa de la ambición de unos cuantos, y el sufrimiento de muchos a causa de esto”.

Enrique Pérez S.

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Influidos por la música tradicional, el rock de Led Zeppelin, The Doors, Pink Floyd, El Tri, Rockdrigo González y Caifanes, e ideológicamente por Víctor Jara y Silvio Rodríguez, así como por la música clásica de Bach, Beethoven, entre otros, cantan lo mismo en tsotsil, tzeltal y tojolabal, que en castellano, y ahora también lo hacen en japonés, debido a que dos de sus integrantes son de Japón. Damián Martínez, músico y compositor de Sak Tzevul, habla para La Jornada del Campo: “El grupo nació por la necesidad de forjar una nueva propuesta de rock que fuera auténtica y tomara en cuenta las raíces verdaderas de los mexicanos, como lo es la música indígena, la cual ha sido siempre excluida de la música mexicana y del término rock mexicano. La música indígena ha sido menospreciada y arrinconada únicamente para trabajos antropológicos, sin promover su evolución y ha servido sólo para cumplir las metas de las instituciones culturales de nuestro país, pero ahora constituye una parte del nuevo rock mexicano. Y es que al decir la palabra mexicano no nos podemos quitar de la mente los sombreros de charro y la música de mariachi, pero ya es tiempo de ver más allá: mexicano es tanto un arpa tsotsil como un violín huichol o un trovador zapoteco o una canción en tsotsil a ritmo de rock o rock indígena.

Integrantes de Sak Tzevul: Damián Marơnez/ guitarra y voz, Zinacantán; Rie Watanabe/ violín y voz, Tokushima, Japón; David Álvarez/ percusión laƟna, San Cristóbal, Chiapas; José L. Lobato/ batería, San Cristóbal; Mario Egremy/ bajo, Cancún, Quintana Roo; Enrique Ruiz/ guitarra, Tuxtla GuƟérrez, Chiapas. Han interactuado con Sak Tzevul: Enrique Marơnez / batería, Zinacantán; Paco MarƟnez/ batería, Zinacantán; Juan Pérez/ percusión tradicional, Zinacantán; Pedro Pérez/ bajo, Zinacantán; Julián Hernández/ guitarra, Zinacantán; Germán Román/ bajo, San Cristóbal; OƩo Anzures/ chelo y bajo, Tuxtla GuƟérrez; Fermín Orlando/ guitarra, San Cristóbal; Juan Ramírez/ violín, Tuxtla GuƟérrez; Cipactli Hernández/ percusión, Ciudad de México; Don Chepe Pérez/ músico tradicional, flauta, violín, Zinacantán; Esteban Pérez/ músico tradicional, tambor, Zinacantán; Valeriano Gómez/ guitarra, San Juan Chamula, Chiapas; Kaori Nishii/ trombón y ocarina, Kumamoto, Japón; Gerardo Ventura/ contrabajo y bajo, Tapanatepec, Oaxaca; Milton Wilson/ batería, Tijuana, Baja California; Judith Vázquez/ coro, corno francés, percusión, Tuxtla GuƟérrez; Carlos Lot/ violín, Ciudad de México; Gustavo Marơn/ chelo, Ciudad de México; Israel Moreno/ percusiones, Chiapa de Corzo, Chiapas.

“Nos inspira la idea de tener que hacer algo por salvar lo poco que nos queda.

Las letras de Sak Tzevul, dice Damián, tratan de hacer un cuadro de mil colores, una historia si no con un final feliz, sí dejando el camino abierto hacia la esperanza. “Los jóvenes de ahora ya no estamos en esa etapa pasada de quejarnos de las injusticias en nuestras canciones, lo cual no quiere decir que no existan tales injusticias. La música es una alternativa no un escape, pero creo que se quiere ver hacia adelante, porque eres lo que cantas: si cantas puras miserias, eres miserable, y si cantas a la vida es que quieres vivir más. Entonces creo que esto segundo es lo mejor. Aquí decimos el Lekil Kuxlejal, o la vida plena. Para que vengan las cosas buenas tienes que desearlas, llamarlas, si es preciso gritarlas, cantarlas. Es nuestra costumbre rezarle al mundo y a la tierra, a los corazones de los hombres y las mujeres para llamar a las buenas cosas, llamar a los buenos tiempos. “En Zinacantán muchos jóvenes se dedican al cultivo de la flor, así sostienen sus estudios, y algunos tienen el sueño de ser músicos. Lo que me preocupa es el uso excesivo de agroquímicos, ya que no sólo afectan a quien está en contacto directo, sino que se activan y dispersan con la luz solar, dañando a toda la población alrededor y hay casos de jóvenes y niños con problemas en la piel o

FOTO: Facebook, Sak Tzevul Oficial

“Hoy en día entre los jóvenes hay una gran indignación, silenciosa y oculta que sólo sale en los conciertos: una violencia natural, quizás una rabia ancestral, un coraje generacional, que a veces puede espantar a los adultos porque quizás las generaciones pasadas se acostumbraron a agachar la cabeza y a no cuestionar, y a no rebelarse, a no manifestarse.

El movimiento de rock indígena representa una rebeldía por siglos de miseria y saqueo tanto material como intelectual de los pueblos indígenas, es una revolución pacifica y por lo tanto es contestataria “El no cuestionar es algo que está cambiando, lentamente pero está cambiando, y eso me da gusto; quizás sea producto del alzamiento zapatista, ya que hay unos acuerdos por ahí que se firmaron y que nunca entendieron los gobiernos, ni mucho menos los han respetado. Creo que la mejor manera de buscar la libertad es sentirla desde ahora mismo. “Desafortunadamente, se sigue usando a los jóvenes músicos para promoción política o personal, y luego quedan a expensas de los coyotes, o managers que los mantienen con la idea de llevarlos a la fama de la noche a la mañana y ganar dinero, pero no se les da lo que verdaderamente necesitan, que es capacitación y buena educación musical. El movimiento de rock indígena representa una rebeldía por siglos de miseria y saqueo tanto material como intelectual de los pueblos indígenas, es una revolución pacifica y por lo tanto es contestataria, y agradecidos deberíamos estar porque estos jóvenes decidan tomar una guitarra en la mano y no un arma. “Finalmente quiero hacer un llamado a todos los y las jóvenes mexicanos, a que se manifiesten con el arte y usen la creatividad para comunicar sus ideas, que se organicen y se junten, que no tenga miedo sus corazones a expresarse, que no pierdan la fe, porque el día de hoy tenemos en nuestras manos el futuro de este país. Que crean en las cosas pequeñas, porque todo lo grande comienza por ser pequeño; deseo que puedan leer la historia oculta en sus sueños, deseo que podamos recuperar esta tierra y utilicemos el tiempo y sepamos jugar con los colores y decodifiquemos el silencio. Quiero convocarlos con mi voz humilde a creer que todos los sueños son posibles, deseo que un día podamos vernos a los ojos y saber que lo dimos todo; que lleguemos hasta donde lleguemos, no permitamos que pase más tiempo y no permanezcamos en la indiferencia: es tiempo de hacer algo por nosotros mismos, de darnos lo mejor. No esperemos a que nos den las condiciones y los espacios, tomemos los espacios y mejoremos las condiciones de vida de nuestro país y de nuestras comunidades”. Coordinador de Prensa y Comunicación de ANEC Para conocer más de Sak Tzevul visita la página Facebook: Sak Tzevul Oficial http://saktzevul.com/web/


SLAJE'M K'OP

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18 de junio de 2011 En ocasiones a las autoridades de la presidencia no les gusta cuando se reúnen estos jóvenes, ellos piensan que somos rateros, muchas cosas piensan, tal vez porque los ancianos aún no entienden la razón de por qué lo hacemos, los jovencitos ya entienden qué es lo que piensa nuestro corazón. ¿Por qué les preocupa el hecho de que algunos ya no quieran hablar su lengua? Si uno de nosotros habla puro castellano así aprenden los demás y así les empieza a dar vergüenza decir de dónde son, así es como se pierde el conocimiento, lo que llamamos la cultura, se vuelven kaxlanes, bueno no son kaxlanes. Eso es lo que no queremos, tratamos de expresar en nuestras canciones que no les dé vergüenza, que estén orgullosos de demostrar de dónde son, eso es lo que nosotros queremos lograr. M’C Bats’i k’op: Hay algunos que van a trabajar al norte y cuando regresan, si no están casados, buscan mujer y a sus hijos ya no les enseñan a hablar la lengua, sólo castellano. Los niños ya no quieren hablar la lengua, ya no saben hablar la lengua, ya no aprenden si no les enseñan desde pequeños ¡Tenemos que aprender la lengua! ¿Qué se puede hacer para que los pobladores ya no salgan a buscar trabajo fuera de sus comunidades?

Juan Méndez Rodríguez

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n cada día, cada noche nos observa la Madre Tierra. Cada día nos hacemos más grandes, nos volvemos más inteligentes, abrimos los ojos.

M’C Kuxlejal: Nosotros como gente no podemos resolver eso, quien puede hacer ese trabajo para nosotros es el presidente, pero él no nos ayuda, él se preocupa sólo de sí mismo. Por eso es que nosotros sufrimos y tenemos que salir a buscar trabajo. ¡Debemos organizarnos!

Aún viene a mi mente cuando me decían no tienes ch’ulel. Y yo pensaba: dónde lo busco, qué es eso. Luego entendí qué es el ch’ulel, quisiera explicarles.

Es bueno aprender el castellano para podernos defender, pero no perdamos nuestras lenguas verdaderas, hay que llevarla parejo; pero no perdamos nuestras costumbres en nuestros pueblos.

En castellano algunos han traducido al ch’ulel como el alma, otros como el espíritu. ¡No es eso! Dice una amiga: El ch’ulel es cuando empezamos a pensarnos como pueblo, como hombres y mujeres verdaderos, como seres humanos.

Es por eso compañeros, el ch’ulel ha surgido ya en los jóvenes. Los jóvenes están despertando muy temprano, hace años quisieron matar al pueblo Chamula, a la palabra de los maxes, ellos se defendieron.

Así como lo ha empezado a hacer un grupo de jóvenes en Chamula. Se organizaron, ¿para qué? A este grupo de chavos les gusta un movimiento nacido en tierras gringas que se llama hip hop. ¿Qué es el hip hop? Nacido en el Bronx a principios de los años 70s del siglo pasado, surge como una forma de protesta por parte de las comunidades afromestizas y latinas que querían dejar de ser segregadas y marginadas. Fueron los primeros gritos de lucha de libertad.

Hasta acá llegaron los invasores para ultrajar a los pueblos, los chamulas “han mantenido sus tradiciones como un medio de defensa al sistema de explotación feudal; ha sido el pueblo más rebelde, jamás se ha resignado, no es un pueblo convencido de los beneficios que le ha llevado la civilización y nunca se ha sentido vacío” (cita tomada de Ricardo Pozas, Chamula, un pueblo indio en los Altos de Chiapas, Instituto Nacional Indigenista)

Surge como una bala que no pretende matar a los seres humanos, sino abrir los ojos ante los actos de genocidio por parte del sistema; una bala para hacer conciencia acerca de lo que estaba sucediendo. Son cuatro los elementos que componen este movimiento, cada uno con diferente proceso; son el DJ, el M’C, el Breaker y el Graffiti. Estos jóvenes chamulas han escogido ser M’Cs, hacen rap en tsotsil. ¿Qué es lo que quieren proyectar con su rap? Al respecto, nos comenta M’C Kuxlejal: Queremos dar a conocer nuestra lengua para que no desaparezca, hay muchos que ya sólo hablan en castellano, ahora nosotros queremos buscar la forma para que no se pierdan los conocimientos mayas acá en la tierra Chamula. He visto cómo varios de mis compañeros que van a buscar trabajo al otro lado regresan maleados, pierden la palabra, pier-

den el conocimiento. Ya no saben la palabra de sus ancestros. Pidieron a la Casa de la Cultura un corte de la música tradicional de su pueblo para mezclarlo con bases ajenas. Lo que ellos reflejan en sus canciones es que en nuestro pueblo hay pleitos y hasta matanzas. Sobre esto sacó una rima M’C Ts’ibajom, la rima se llama Tierra de Sangre, así comentó M’C Bats’i k’op.

M’C Ts’ibajom: Me gusta como riman los de Quinto Sol, digamos que hablan de su cultura, quieren que no se pierda, quieren que no hayan pleitos que debemos respetarnos. Así es como me gustó el hip hop. M’C Kuxlejal: A mí me gusta más escuchar a Cartel de Santa. M’C Bats’i k’op: A mí también Quinto Sol; me gusta como tocan las base o como riman. Hablan cómo era antes y qué cosas suceden en México.

Empero, “no existe separación irrefutable entre las culturas indígenas y la vida nacional” (cita también de Chamula...), por ello cada acontecimiento en la vida nacional poco a poco va entrando a las comunidades originarias. Desde años atrás son varias las personas que migran en busca del recurso monetario; algunos salen de sus comunidades como pequeños comerciantes, otros sólo a conocer el mundo, otros más por razones de estudios, etc. Es por ello que la cultura de los pueblos originarios puede estar en peligro de desaparecer, esto siempre debido a que aún se sigue menospreciando el valor real en el ámbito nacional. Por esto es alentador ver a jóvenes que están haciendo algo por la preservación de su cultura sin caer en el encierro, estan cantando en su lengua originaria. *Artículo tomado de la revista Kuxaelan, número 2, diciembre de 2010


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