No.40 México Bárbaro

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15 de enero de 2011 • Número 40 Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada

TEMA DEL MES


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EL CLÓSET DE LA CIVILIZACIÓN De esta manera la civilización habría engendrado a la barbarie. Fernand Braudel

Suplemento informativo de La Jornada 15 de enero de 2011 • Número 40 • Año IV

COMITÉ EDITORIAL

“¡Bar…bar…bar! A estos fuereños no se les entiende ni soca. Más que hablar, ladran”. Y los llamaron bárbaros. Por decir: los tartajosos, los no griegos, los extraños, los otros.

Armando Bartra Coordinador Luciano Concheiro Subcoordinador

Como enseña Tucídides, la unidad de la Hélade durante el siglo V aC se logró en la guerra del Peloponeso y con la expulsión de los bárbaros: “Poco tiempo después, todos a una y de común acuerdo, echaron a los bárbaros de Grecia”. Y es que “los bárbaros (…) venían a robar y hacer mal a la ciudad”.

Enrique Pérez S. Lourdes E. Rudiño Hernán García Crespo CONSEJO EDITORIAL Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuellar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.

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Diseño Hernán García Crespo

La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300. Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo en trámite. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores.

Pero, ¿quiénes son en verdad los bárbaros? ¿Son los ladrones, los malvados? Nos han hecho creer que la barbarie es el horizonte inhóspito de la civilización: territorio salvaje al que todavía no llegan las luces de la razón, los valores de la modernidad, las técnicas del progreso, las sutilezas de la cultura… No hay tal, de hecho los bárbaros han sido siempre los expulsados, los excluidos, los saqueados. “De esta manera la civilización habría engendrado a la barbarie”, escribe Braudel. Sin embargo, advierte el historiador, los bárbaros regresan, quieren ser admitidos. “Y ese retorno rara vez es pacífico”. Siempre fue así. Los imperios necesitan una exterioridad salvaje cuya rudeza y primitivismo justifiquen el empleo de la fuerza. Un más allá sin ley del que se puedan tomar riquezas y hombres cuando hacen falta y al que se pueda enviar basura y población sobrante cuando ya no se necesitan. La barbarie no son premodernos marginales en espera de que les llegue la redención. La barbarie es el back yard de los imperios, el closet de la civilización, el lado oscuro y vergonzoso del progreso, el cadáver en el baúl de la modernidad.

PORTADA: Francisco de Goya, Saturno devorando a su hijo (1819-1823)

Y en nuestros países, que llegaron tarde al banquete del take off y les tocó comer en la cocina con la servidumbre, la barbarie es el retrato de Dorian Grey del desarrollo, los daños colaterales de un crecimiento que –tanto si es rápido como si es lento– siempre resulta cucho, tuerto, contrahecho… vale decir predador, desigual, polarizado. Malcriada, necia e imprudente como es, la barbarie tiene el mal gusto de asomarse por la sala cuando la civilización está de manteles largos. Como si le gustara echar a perder las fiestas exhibiendo sus garras percudidas, sus greñas mal peinadas, sus pústulas… Y luego le da por quejarse, por lamentarse en público, por gritar improperios, por romper la vajilla… Esta es parte de nuestra historia de celebraciones frustradas por la irrupción de los bárbaros. En 1910, en plenos fastos del centenario de la Independencia, el régimen de Porfirio Díaz presumía sus mejores galas –30 años de paz social, crecimiento económico y florecimiento de las artes–. Los hijos de un régimen que se congratulaba de haber sustituido la política por administración desfilaban en sus carruajes por nuestros Campos Elíseos, por la imperial Avenida Reforma, eran los entenados del milagro porfirista. Entonces el peladaje urbano

y la chusma rural llegaron a contradecir. La revolución de 1910 fue un escupitajo en la cara polveada de Don Perfidio, del mixteco talqueado en que se había convertido el héroe del 2 de abril. Pero fue también un mentís a las promesas del progreso, un zape a la emperifollada modernidad. Sesenta años después, en 1968, el régimen celebraba un nuevo milagro mexicano: urbanización, industrialización, ampliación de las clases medias, medio siglo de estabilidad y crecimiento económico a tasas del siete por ciento anual. Un país capaz de organizar Olimpiadas era un país instalado en la modernidad. Pero los estudiantes llegaron a contradecir. No la pobrería obrera y campesina sino los privilegiados con acceso a la educación media y superior. ¡Malagradecidos! El movimiento del 68 fue un escupitajo en la cara de Díaz Ordaz, del “pinche hocicón”, del asesino de Tlatelolco, pero también un tache a la “revolución hecha gobierno” y al “desarrollo estabilizador” como fórmulas de progreso y modernidad. Un cuarto de siglo más tarde, operadas las políticas de “ajuste estructural”, desregulación, privatización de funciones públicas y apertura económica, los tecnócratas festejaban la puesta en sintonía del país con las recetas del Consenso de Washington. En 1994 no hubo fiestas del Centenario ni Olimpiadas mexicanas, a cambio de eso se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), nuestra garantía de que el malencarado cadenero ahora sí nos permitiría ingresar al selecto antro de los primermundistas. Y en eso estábamos cuando los indios del sur se alzaron en armas. Con el clarinazo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el “pelón Salinas” –de origen, políticamente ilegítimo– llegaba al término de su administración en medio de la ilegitimidad social. Y de pasada los pasamontañas chiapanecos torpedeaban la pretensión de que, por obra del TLCAN, ya éramos miembros del selecto club de la modernidad globalizada. Han transcurrido otros 16 años y en México no sólo se conmemoran cien años de la Revolución y 200 de la Independencia, el panismo celebra también una década de ocupar la Presidencia. En el 2000 se puso fin a un autoritarismo priísta que parecía eterno y hoy tenemos pluralismo político, alternancia de partidos en cargos públicos, equilibrio de poderes... Con las administraciones de Fox y Calderón, la “dictadura perfecta” inaugurada en el arranque de la posrevolución habría dejado paso a la democracia y con ello a la esperada modernidad política… Y sin embargo el país se cae a pedazos y nunca el futuro fue tan ominoso. ¿Será que algún masiosare se place en sabotear nuestras expectativas de saborear las mieles del progreso? ¿O es que los mexicanos estamos hechos a la mala vida y solitos arruinamos una y otra vez nuestro ingreso a la real modernidad? Ni lo uno ni lo otro. Lo que pasa es que civilización y barbarie son las dos caras de una misma realidad social, tan inseparables como el rostro amable del doctor Hekyll y la torva faz de mister Hide. México es una sociedad bárbara no porque le haga falta modernizarse más, sino porque así de fea, dispareja y contrahecha es la modernidad capitalista realmente existente. ¿Que si hay de otra sopa? Claro que la hay. Pero para guisarla habrá que romper primero el espejo encantado de la modernidad, desembarazarnos del fetiche del progreso y retomar –o inventar– el camino del buen vivir.

nos a la experiencia mexicana de John Kenneth Turner, el periodista que hace cien años acuñó la fórmula en un libro de ese nombre publicado en inglés. A principios del pasado siglo, aun para los gringos con ideas de izquierda, como John, México era un país que se iba de gane y Díaz un “tirano amable”, un “déspota gentil”. De modo que no comprendían por qué Ricardo Flores Magón, Librado Rivera y Antonio Villarreal organizaban guerrillas para sacarlo, motivo por el cual el gobierno estadounidense los tenía en la cárcel. Para tratar de entender, el periodista entrevista en prisión a los mexicanos y más tarde publica lo que le dijeron. Este es un fragmento: “¿Por qué unos hombres cultos se alzaban en armas contra una República? ¿Por qué deseaban derrocar a su gobierno? “Porque éste había hecho a un lado la Constitución –respondieron–, porque había abolido los derechos cívicos; porque había desposeído al pueblo de sus tierras; porque había convertido a los trabajadores en siervos, peones y algunos de ellos verdaderos esclavos”. Bueno, me dije, si esto es verdad tengo que verlo”. Y lo vio. Saldo de su viaje fue una serie de reportajes que documentan la guerra de exterminio contra los yaquis, que al caer prisioneros eran llevados a trabajar como esclavos en las haciendas henequeneras de Yucatán; el consumo “a muerte” de la mano de obra forzada que laboraba en las vegas tabacaleras de Valle Nacional, porque era más barato conseguir nuevos trabajadores que mantener vivos a los “usados”; las cárceles privadas; los castigos corporales. En resumen, la ignominiosa barbarie que sustentaba la modernidad porfirista… y cualquier otra modernidad. Miradas al nuevo México bárbaro: Lo que va de ayer a hoy. Hace cien años los jóvenes desempleados del centro y el norte eran forzados a trabajar en las plantaciones negreras del sur y el sureste. Hoy los jóvenes desempleados del sur y el sureste se ven forzados a trabajar en las plantaciones negreras del norte y el noroeste. Exilio dorado. Al principio los pobres se iban a Estados Unidos porque México era un desastre, luego las clases medias se iban a Estados Unidos porque México era un desastre, hoy los ricos se van a Estados Unidos porque México es un desastre… El tamaño sí importa. No asesinan a un migrante, en un día matan a 72. No escapa un preso, huyen más de 150 de una sola vez. El cierre de Luz y Fuerza del Centro deja 40 mil desempleados. Los migrantes en tránsito afectados por secuestros suman 20 mil. Las bajas mortales por la guerra de Calderón pasan de 30 mil… ¿Ninis? Dice el gobierno que no es correcto llamar ninis a los ninis. Tiene razón. Lo correcto es llamarlos nonis, pues no estudian ni trabajan. Niño malo. Un narco de 14 años, mata, descuartiza, castra… Los medios están consternados. No por la sociedad que hizo delincuente a un niño, sino porque nuestras leyes no permiten castigarlo como el desgraciado se merece. *** Al excluir y expulsar a los “sobrantes” la civilización engendra a la barbarie, explicaba Braudel. Pero los excluidos regresan –advertía– y “este retorno rara vez es pacífico”.

Antes de documentar con algunas perlas el “México bárbaro” del tercer milenio, puede ser útil asomar-

BUZÓN DEL CAMPO Carlos Rodríguez Wallenius y Ramses Arturo Cruz Arenas fueron coeditores del presente número del suplemento

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1910-2010

Hace cien años el periodista estadounidense John Kenneth Turner publicó el libro México bárbaro: conjunto de reportajes que documentan la injusticia, el autoritarismo y la descomposición de un país que, después de 30 años de supuesta modernización porfirista y, puesto como ejemplo de progreso y civilización, era en verdad una sociedad bárbara. b Un siglo ha transcurrido y también hoy la oligarquía, q el gobierno y algunos analistas proclaman los presuntos s logros de 30 años de modernización neoliberal, cuando c lo cierto es que el México del tercer milenio es un país cada día más bárbaro. EL LADRÓN SAGAZ

Turner constató el etnocidio y los sistemas de trabajo forzado imperantes en el porfiriato, pero quienes registraban la brutalidad cotidiana de una sociedad envilecida y descompuesta eran los reporteros y periodistas gráficos de la prensa más modesta y popular. Entre ellos destaca el grabador José Guadalupe Posada, quien, sobre todo en sus trabajos para el editor Vanegas Arroyo, dio testimonio gráfico del México bárbaro de hace cien años. Vistos hoy, los truculentos dibujos de Posada, que ilustraban periodiquillos de la llamada prensa chica, hojas volantes noticiosas y calaveras, cobran una siniestra actualidad pues los asuntos que nos muestran son pasmosamente semejantes a los sanguinarios sucesos que día a día nos conmueven. EL BORRACHO

Las técnicas de registro e impresión de las imágenes han cambiado, su vergonzoso contenido no.

LAS BICICLETAS

REVOLUCIONARIO

EL DERRIBAHOMBRES

CRIMEN DE UNA ADÚLTERA

EL CHALEQUERO

LA EJECUCIÓN DE VAILLANT GRABADOS: José Guadalupe Posada


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15 de enero de 2011 la casa grande, encontrará la casa de los trabajadores –como le llaman los finqueros o los guías de turistas de la mencionada ruta, aunque los jornaleros les llaman galeras o polleras– y ahí está la verdadera fuerza de una finca.

Chiapas, Soconusco

MODERNIDAD Y BARBARIE, BINOMIO PERFECTO Ramses A. Cruz Arenas

Hoy los rostros productivos más visibles del Soconusco son las inmensas plantaciones de banano que lo convierten en una prolongación de las repúblicas bananeras centroamericanas, y las atomizadas, pero presentes en toda la región, huertas de mango Ataulfo y Manila. Además hay un considerable territorio dedicado al cultivo de caña, papaya y palma africana, y en los tiempos recientes se observan productos tan exóticos como el rambután. Y sobrevive el sistema de fincas cafetaleras. Si en tiempos remotos el cacao daba renombre a la región, hoy lo hace el mango Ataulfo. Dicen los huacaleros –gentilicio de Tapachula– que esta variedad fue detectada en la huerta de un productor local del que, además del nombre, también se tomaron las yemas y varetas de este producto que se concentra en 21 municipios de Chiapas –básicamente del Soconusco–, en los que se ocupan más de seis mil productores con más de 30

mil hectáreas. Según de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), el valor de la producción en campo es de 500 millones de pesos y en anaquel de mil 500 millones de pesos. La fruta genera 900 mil empleos directos y un millón de jornales indirectos.

cambio, dejaron su huella hasta el presente: tzotziles de los Altos y mames de Guatemala. Pero también imprimieron sus huellas los negros y mulatos, chinos, japoneses y alemanes. Actualmente la región es una de las principales rutas de paso de los migrantes centroamericanos en busca de mejores condiciones de vida en Estados Unidos. Acá algunos pueden encontrar trabajo como empleadas domésticas y jornaleros, pero al amparo de la migración se genera una serie de factores degradantes como el tráfico humano, la trata de blancas, el abuso de autoridad y el pandillerismo. Prostitución y esclavismo –en la forma de trabajo forzado y privación de la libertad– son productos tangibles de este fenómeno.

El problema de esta tierra pródiga es que ahí donde se presenta la vanguardia de las fuerzas de mercado en Chiapas, también se dan las relaciones sociales más abigarradas y, a secas, inhumanas. Tierra de extranjeros y extranjeros en su tierra. Si el Soconusco tiene una vocación de la producción de cara a las exigencias del mercado mundial, también hay que reconocer que es una tierra de extranjeros por excelencia. Al ser un puente natural que une a Centroamérica con México, ha sido lugar de paso y ruta comercial desde tiempos inmemoriales. De los tiempos de los que sí tenemos recuerdos, sabemos que la población originaria prácticamente ha desaparecido víctima del genocidio que comparte con el resto de los pueblos del continente. Sabemos también que al escasear trabajadores, se realizó todo tipo de acciones para asegurar mano de obra, trayendo, con o contra su voluntad, a personas de diversos pueblos. Algunos, como los kanakas, traídos en el siglo XIX desde las Islas Polinesias, vinieron sólo a morir en estas tierras y únicamente se sabe de ellos por trabajos especializados; otros, en

Producto de sangre: café negro. El café le ha dado rostro al estado y es que en Chiapas, según las estadísticas oficiales, a su cultivo se le destina una superficie de cerca de 243 mil hectáreas en 88 municipios –de los 118 que hay en estado– y en él se ocupan unos 75 mil productores. Hoy por hoy Chiapas es el principal productor del aromático a escala nacional, sea convencional u orgánico; empero, es posible diferenciar a grandes rasgos dos modelos: la pequeña producción en huertas familiares que muchas veces va de la mano con el acuerpamiento en organizaciones sociales, y, por otro lado, la producción en fincas, cuyo principal reducto está en el Soconusco.

FOTO: Eduardo Soteras

Esta región tiene el mayor producto interno bruto per cápita del estado y más de la mitad de su población se dedica a actividades primarias. A diferencia de gran parte de Chiapas, el Soconusco cuenta con una agricultura altamente tecnificada, no es casual que su producción agrícola tenga una clara vocación hacia el mercado nacional e internacional.

FOTO: Ramses Arturo Cruz Arenas

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l Soconusco ha sido históricamente la región más productiva de Chiapas. Este paso costero goza de una tierra virtuosa en la que casi todo producto tropical se da. En tiempos del encontronazo con los españoles, el territorio era el mayor productor de cacao en Mesoamérica. La producción decayó cuando, a la par que se descubrían nuevos sitios para producirlo, la población originaria era exterminada como saldo de su entrada al sistema mundo capitalista. La ganadería también encontró espacio idóneo, por ejemplo en una zona contigua conocida en la Colonia como El Despoblado había un predio ganadero, llamado la Estancia Grande, que con sus cerca de diez mil cabezas rallaba en lo absurdo. Otro periodo económico importante se desató en la región con el cultivo del café y su explosión productiva de finales del siglo XIX.

Han sido las grandes plantaciones de café propiedad exclusiva de extranjeros y sus descendientes, principalmente alemanes que, aprovechando ese espíritu “emprendedor” tan propio de los paneuropeos, asentaron sus reales en esta provincia y la insertaron de lleno en el sistema mundial. La producción de café necesita de una importante mano de obra en la época de cosecha, lo que llevó a que se estableciera un suministro continuo, desde los Altos de Chiapas, de indígenas enganchados y con sueldos de miseria, que más que trabajadores libres eran semi-esclavizados. Aunque hoy se quiera decir que eso se modificó, la realidad nos muestra que el cambio es superficial. No se engañen aquellos que toman la promovida Ruta del Café; incluso lo que verán como maravillosas fincas enclavadas en cerros cubiertos de vegetación y con una casa grande hecha de maderas preciosas son sólo producto del trabajo indígena. Aquel que se atreva a transgredir

Si antes la fuerza esclavizada parcialmente se obtenía de los tzotziles de los Altos sobre todo, ahora se obtiene de los pueblos originarios de Guatemala. Quizás esto sea para expiar las culpas, pero todo parece indicar que éstos son más baratos y ofrecen la ventaja de que tampoco cuentan con derecho alguno, ya que si bien muchos de ellos son certificados por el Instituto Nacional de Migración, una vez enganchados son propiedad del finquero. Sobre ellos los tratos son siempre más crueles, pues el Soconusco comparte con el país una xenofobia velada hacia los centroamericanos. También son sometidos a jornadas de trabajo extenuantes, salarios que muchas veces son retenidos por los contratistas y de miseria cuando se les paga; generalmente los contratistas cobran una comisión y ellos establecen las condiciones de trabajo. Una finca cafetalera cuenta con una mano de obra permanente para los trabajos de mantenimiento, pero requiere una población flotante que se emplea en tareas específicas en particular durante la cosecha. Los salarios están relacionados con estos tiempos; en teoría, los que trabajan en la cosecha ganan más, porque se les paga por cada caja que recolectan, pero aunque se les debería pagar unos 90 pesos por caja muchas veces se les paga menos. Un jornalero que se aplica desde que el sol sale hasta bien entrada la tarde hace una caja al día. Aun hoy la mentalidad progresista también se baña de arcaísmo, pues pese a las condiciones mencionadas los finqueros siguen considerando que les hacen un favor a los jornaleros porque “cosas como los baños y colchonetas que puedan alcanzar no las tiene en sus lugares de origen”.

A diferencia de gran parte de Chiapas, el Soconusco cuenta con una agricultura altamente tecnificada, no es casual que su producción agrícola tenga una clara vocación hacia el mercado nacional e internacional Los esclavos están ahí, sólo hay que buscarlos, especialmente en la producción que requiere fuerza de trabajo permanente, tal como el café, pero también el banano. Para ambos productos se ha documentado esto. Si bien tal relación en el café ya es ancestral, no deja de sorprender que hace apenas unos meses se desmantelara una red compuesta por los capataces de varias fincas bananeras que traficaban centroamericanos y los tenían privados de su libertad, básicamente como esclavos. ¿Cómo es posible que vanagloriándose de ser la región más productiva del estado persistan este tipo de relaciones sociales? Hay que ser enfático en una idea: estas relaciones no son un remanente del pasado, son sólo posibles como resultado de las fuerzas productivas que la región ha alcanzado, de la avanzada capitalista que, pese a sus teóricos, no es una fuerza liberadora, por el contrario es un sistema sumamente violento, que en la búsqueda de maximizar la ganancia no le importa que estas formas persistan en su seno.


Chiapas

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topista San Cristóbal-Palenque, que inicia en el poblado de Mitzitón es la opción para llevar el flujo de mercancías y de turistas, y así acumular dinero vía pago de casetas que, dicho sea de paso, están en manos de constructoras españolas. La política del capital a escala estatal permite ver la intencionalidad del complejo turístico Centro Integralmente Planeado Palenque Cascadas de Agua Azul, que no pretende ser sino un espacio de acumulación vía venta de placer que requiere de mayor inversión en cadenas hoteleras, restaurantes y campos de recreación.

Diana Itzu Luna

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El saqueo en la comunidad tzotzil de Mitzitón corre y no descansa. Irrumpe con varias caretas; la tala de bosques es cínica y ya no encubierta. Asalto prolongado hacia mil 800 hectáreas por una jerarquía de funcionarios del gobierno de San Cristóbal de las Casas en los 15 años recientes. Junto a ellos, dicen los pobladores, más de cien personas comandadas por el líder Carmen Díaz hacen rutina “en la tala clandestina de árboles, acompañados de armas de alto calibre; los troncos son transportados en los mismos camiones que trasladan hermanos hondureños salvadoreños y guatemaltecos”. Sólo que la madera fina viaja pocos kilómetros para ser alojada en uno de los aserraderos más viejos de la ciudad colonial, el cual provee de este recurso a una empresa privada de cabañas ecoturisticas de la región. La madera vieja se queda en los aserraderos de caciques locales de Betania, la Cañada y Huixtan. Los migrantes, en cambio, dejan su sudor en tierras de la agroindustria

ILUSTRACIÓN: Claude-Joseph Désiré Charnay

ace más de cien años la inversión extranjera y la apropiación de recursos naturales y humanos como vestimenta colonial hacían gala en el césped del sureste mexicano con el gobierno de don Porfirio Díaz. Hace más de una década que Armando Bartra nos introdujo en su obra México bárbaro a la brutalidad con la que paseaba la señora civilización y coqueteaba apirañándose de aquello que permitiera una máxima ganancia y dejando barbarie a su paso. Hoy Chiapas se sigue vistiendo a la moda de la bestialidad, sólo que las escalas y los frentes de apropiación y uso para controlar lo vendible cambian según la dinámica de acumulación del capital.

EL SAQUEO EN MITZITÓN de jitomate en Sonora y Baja California. Finalmente los camiones de tres toneladas se llenan según las coyunturas, es decir, de madera o de tráfico de inmigrantes. Pero las garras del saqueo son oportunistas en dicho contexto; las encarnan también las instituciones de gobierno. Funcionarios de la Secretaría de Medio Ambiente extraen semillas de cedro, ocote y pino con el pretexto de “reforestar áreas muertas” ofreciendo 250 pesos por costal y una que otra pregunta sobre conocimientos culturales, coqueteándose con una que otra farmacéu-

tica. Ahí se unen instituciones académicas imponiendo a su paso estudios en bioprospección. Actualmente el Banco de Germoplasma Forestal es vecino de la comunidad tzotzil y está cobijado por el campamento militar de Rancho Nuevo. También las tácticas de rapiña dibujan “espacios fijos” que desde un mapeo de la geopolítica del capital a escala mayor dejan ver el reacomodo del capital. Una veta importante es la de extraer ganancia vía turismo, para lo que se necesita infraestructura vial: la au-

Chiapas

DESPOJO DE RECURSOS NATURALES León Enrique Ávila Romero

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ara los pueblos originarios de Chiapas, el territorio es el punto de partida para la cohesión familiar y comunitaria. Poseen una visión amplia del espacio físico y de sus recursos naturales adyacentes, de los que obtienen satisfactores inmediatos y necesarios para la sobrevivencia familiar; allí desarrollan diversos saberes y prácticas agrícolas tradicionales. En Chiapas existen experiencias de autogobierno que se organizan de diversas formas para construir su propio desarrollo y uno de los mecanismos es la apropiación territorial. Así, han construido espacios productivos, los cuales nombran en su propia lengua, y cuentan con amplios recursos naturales y conocimientos, que para el actual desarrollo capitalista tienen una utilidad fundamental. Por ello se observan diversos procesos de conflicto territorial. La disputa por el patrimonio biocultural. En las comunidades indígenas de Chiapas existen diversos saberes, entre los que sobresalen los agrícolas, sobre la milpa, las plantas, los hongos y animales, los cuales son un punto de partida para el acercamiento a otra forma de concebir el mundo. Esta perspectiva particular del universo se encuentra en disputa permanente con la imposición de normas y valores hegemónicos procedentes de la cultura occidental. Es así que el espíritu utilitarista de la naturaleza aparece y nos indica que sólo aquel conocimiento que sea útil y susceptible de ser mercantilizado tiene posibilidades de ser enseñado y revitalizado, y en una escalera macabra puede ser patentado. Ante esta disputa, aparece la posibilidad de la custodia, en la cual desde el colectivo se garantiza la posibilidad de que el legado no desaparezca ni se privatice. En

México existen experiencias de reservas campesinas e indígenas que permiten garantizar dicho patrimonio y son la base de la defensa del patrimonio biocultural de los pueblos originarios. El modelo extractivista. En Chiapas, los recursos naturales son amplios y diversos, el agua, el gas y la minería, y se encuentran en el centro de la disputa territorial. Desde el sexenio de Vicente Fox (2000-2006) la penetración del capital trasnacional ha llegado a un punto extremo. Cerca de 15 por ciento de la superficie estatal está concesionado a empresas mineras; hasta 2009 se tenían registradas más de 97 concesiones a empresas canadienses que están a la espera de las condiciones y el momento idóneos para extraer a cielo abierto la barita y el oro que hay en el suelo chiapaneco. El boom minero promete un desarrollo de corte agresivo, la generación de empleos y riquezas que detonarán un crecimiento sin parangón en el estado. Con el paso del tiempo la realidad local mostrará otro escenario: destrucción ambiental, abandono de tierras, ruptura del tejido social, asesinato de opositores y una fuerte vulnerabilidad social y ambiental en las nuevas regiones mineras. La ruptura de la agricultura campesina y el fomento a la agro-exportación. Otro fuerte escenario de disputa es la prevalencia en amplias regiones indígenas y campesinas del estado de una economía eminentemente familiar. Pese a los apoyos y a la creación de nuevas formas que favorecen la concentración poblacional, los indígenas chiapanecos han decidido seguir siendo campesinos. La producción de la milpa diversificada (maíz, frijol, calabaza y chile, entre otros), subsiste en las regiones Altos, Norte, Selva y Sierra del estado. Aunque se han incorporado insumos químicos, que ayudan a evitar la caída en los

Mitzitón evoca su historia sin necesidad de sistematizar calendarios. Hace cien años el finquero español Antonio Aguilar acaparaba más de seis mil hectáreas, ahí había peones que cuidaban el ganado del patrón o trabajaban en el aserradero. Ahora en la apropiación de recursos naturales y explotación de trabajo humano participan grupos paramilitares cobijados por funcionarios de gobierno que trasladan inmigrantes centroamericanos y barbechan propiedad comunal para abrir camino a la infraestructura vial. Unos se llevan personas o madera, otros conocimientos culturales, unos cobran 100 pesos por cabeza para dejar “monte pelado”, represión y tortura a su paso. Otros hacen capital político y permiten sin trabas concesiones a constructoras españolas. Otros pocos especulan a mayor escala. Ricardo Flores Magón decía que “los tiempos de Porfirio Díaz se fueron para no volver jamás” y no cito esa linea cómo una intromisión del pasado revolucionario que hoy se asoma nostálgico, sino como un pasado presente que exige desenmascarar las caretas y escalas de los tiempos del México bárbaro de ahora, que se asoman en frentes de saqueo para acumular ganancias.

rendimientos, miles de hectáreas en los territorios indígenas pueden ser consideradas como naturales u orgánicas. Esta necedad es incomprensible para los planificadores del desarrollo que buscarían el campo abierto para, en aquellas tierras que habitan los campesinos, poder emprender proyectos de corte turístico y de agro-exportación. En el estado hay más de 37 mil hectáreas de palma africana, sembradas en las áreas de amortiguamiento de las reservas de la biosfera de Montes Azules, de la Sepultura y de la Encrucijada. Actualmente la producción de aceite de palma, que se entrega al grupo Bimbo en Guadalajara, se concentra en pocas empresas (Agroimsa y Palma Tica, entre otras) y representa un peligro latente para la diversidad biocultural, ya que se simplifican de manera impresionante las prácticas y conocimientos agrícolas. Otro riesgo es la siembra destinada a los agrocombustibles, pues las tierras que se ocupan hoy en la producción de alimentos podrían enfocarse en un momento dado a la siembra del piñón mexicano (jatropha), materia prima de biodiesel, o a otros cultivos que ofrecen una mayor rentabilidad. En la agro-exportación prevalecen tres mecanismos fundamentales: a) concentración: son pocas las empresas y propietarios privados que se benefician de los apoyos provenientes del gobierno federal; b) enfoque productivista simplificador del agroecosistema, basado en la utilización masiva de energía fósil (fertilizantes y agroquímicos) y c) imposición cultural, los productores son vistos como simples trabajadores de la agroindustria capitalista, aunque conservan la propiedad de la tierra.

El espíritu utilitarista de la naturaleza aparece y nos indica que sólo aquel conocimiento que sea útil y susceptible de ser mercantilizado tiene posibilidades de ser enseñado y revitalizado, y en una escalera macabra puede ser patentado


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LA SOBREEXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES EN TEXCOCO

Mayra Nieves Guevara

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istóricamente el municipio de Texcoco ha mantenido una relación ininterrumpida de intercambio político, comercial, cultural, social y ambiental con la actual metrópoli que se conforma alrededor de la Ciudad de México. Los recursos naturales (bosque, agua, flora, fauna y suelo) constituyen un elemento central de esta relación y han sufrido detrimento en la medida en que el crecimiento urbano se ha acentuado, en particular a partir del desarrollo industrial promovido desde mediados del siglo pasado. En los 20 años recientes el principal cambio que se observa en la región oriente del Estado de México es el crecimiento urbano desordenado, que ha ejercido una fuerte presión sobre los recursos naturales. Este fenómeno ha sido particularmente visible en los municipios de Chimalhuacán, Netzahualcóyotl, Chicoloapan, Ecatepec, Tecámac, Chalco, Ayotla e Ixtapaluca, los cuales rodean al municipio de Texcoco. La construcción de unidades habitacionales por parte de inmo-

biliarias como Ara Geo, Beta y Hir, entre otras, ha atraído una gran cantidad de población, sobre todo del Distrito Federal, lo que ha implicado no sólo la desaparición de terrenos agrícolas y la generación de mayores servicios sino también más basura, que en el municipio alcanza las 150 toneladas diarias, y un acelerado deterioro ambiental. A esta degradación también contribuye la construcción de grandes redes carreteras y centros comerciales como Wal Mart o Sam’s Club en Puerta Texcoco y Gran Patio, lo cual además ha modificado el paisaje rural y trastocado las relaciones comerciales, sociales y culturales. La situación se agudiza ante el creciente agotamiento del agua, como lo afirma la Comisión de Agua del Estado de México (CAEM): en el Valle de México se registra una sobreexplotación de los mantos acuíferos del 200 por ciento, mientras que en Texcoco es de 858 por ciento. De cada mil litros de agua que se extraen de los acuíferos del Valle de México, sólo se recarga el ocho por ciento en los casos de mayor sobreexplo-

FOTO: Aaron Forrest

Estado de México

tación (CAEM, 2003). Ante este hecho, los efectos esperados son el aumento de los costos de extracción, así como el surgimiento de nuevos conflictos por la apropiación del recurso tanto a nivel municipal como regional, cuestión que ya se ha presentado en algunas comunidades al definir la posesión y el usufructo de pozos y manantiales y al definir las condiciones de concesión y distribución. Lo mismo sucede cuando el cambio de actividades productivas que requieren mayor consumo de agua –como la engorda de ganado, la floricultura y la producción de hortalizas bajo invernadero–, genera conflictos entre los productores y el resto de la población. El problema también surge entre las comunidades y la cabecera municipal para garantizar su abastecimiento, por lo que a mediano plazo puede desatarse una tensión mayor debido a la extracción de agua que, mediante pozos profundos, realizan las compañías inmobiliarias en la zona baja de la cuenca.

La sobreexplotación de los recursos naturales es expresión de las nuevas formas de acumulación del capital que sólo buscan responder a los intereses de pequeños grupos de poder a costa de la sustentabilidad social, cultural y ambiental Igual de complejo resulta el problema de la sobreexplotación de los recursos forestales, ya que los diversos programas de reforestación no han logrado revertir el daño a la masa forestal, con las consecuentes pérdidas de suelo por erosión y abatimiento de los manantiales de la zona serrana. La tala clandestina del bosque, el sobrepastoreo, las plagas y enfermedades, así como los incendios forestales son los principales problemas que enfrentan las comunidades de la zona serrana, y aunque se ha tratado de revertir la situación mediante programas de manejo y conservación, lo cierto es que se ha generado

DISCRIMINACIÓN INDÍGENA EN EL ESTADO DE MÉXICO: EL CASO DEL TRANSPORTE Mayra Nieves Guevara

¡Apúrense, súbanse ya, indios apestosos! Chaparritos, prietitos, ¿qué nos pueden hacer?” Estas expresiones sintetizan la valoración y el trato indigno de los operadores y empresarios del transporte público hacia la población de Santa Catarina del Monte y en general hacia todos los habitantes de las comunidades de la zona serrana donde se concentra la población indígena nahua del municipio de Texcoco. Para la población de Santa Catarina del Monte estas expresiones representaron el fundamento y origen de su lucha por solucionar un problema no sólo de carácter económico, sino también social y cultural, con miras a lograr un trato digno e igualitario. Así, en mayo de 2004, esta comunidad, apoyada por el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, inició un proceso de lucha y movilización en contra de México-Texcoco y Valle de México, que son las principales empresas privadas de transporte público concesionado que controlan el servicio en el oriente del Estado de México. El conflicto surgió a raíz del aumento de precio en el servicio de transporte pero, sobre todo, por el trato indigno, discriminatorio y deficiente del servicio que ofrecían las

empresas. A partir de esta lucha y movilización comcomunitaria, Santa Catarina del Monte logró establecer su propio servicio de transporte, con una flotilla que actualmente cuenta con 55 unidades, mismas que reemplazaron no sólo a las viejas unidades de las empresas, sino también las que tuvo la comunidad inicialmente para brindar el servicio. La ventaja hoy es que las unidades son nuevas y están dando empleo a los jóvenes del lugar, además de que se logró resolver el problema del trato indigno a la población. Sin embargo, las dificultades que ha enfrentado la organización de transportistas siguen vigentes, pues las autoridades de la Secretaría de Transporte del gobierno del Estado de México y del gobierno municipal han obstaculizado su regularización, la concesión y el permiso legal del servicio, a pesar de haber cumplido con los procesos y requerimientos legales que establece la mencionada secretaria. La actitud de menosprecio y discriminación de las autoridades del transporte y de los empresarios se reitera constantemente al negarles el permiso de concesión. Les reclaman: “¿quién les ha dicho a ustedes que son transportistas?, ustedes son del cerro, váyanse a su monte, váyanse a vender su leña”, como una forma más de hacerlos desistir de su intención y derecho a legalizar su transporte comunitario.

una mayor sobreexplotación de los recursos, pues debido a los convenios que con apoyo del gobierno establecen las empresas madereras con las comunidades, se ha realizado una tala indiscriminada de árboles e incluso se han presentado casos de soborno que encubren la tala clandestina. La minería es otro ejemplo de la fuerte presión que se ejerce sobre los recursos naturales. Llama la atención que el ciento por ciento del valor agregado de la minería sea aportado por el municipio de Texcoco, no sólo por la importancia económica y laboral que representa, sino por los costos ambientales que la actividad conlleva. Se trata, por un lado, de la explotación de arena y grava por parte de grandes empresas cementeras dedicadas a la construcción, así como de empresas inmobiliarias nacionales y extranjeras, que si bien ofrecen empleo y recursos económicos a algunos habitantes de la región, obtienen beneficios superiores a los costos de extracción. Por otro lado, las áreas de explotación minera a cielo abierto que se localizan en la zona a pie de monte del municipio se han convertido en un problema ecológico, pues generan fuertes tolvaneras. Así, además de la transformación del paisaje que se puede observar a lo largo y ancho de la zona intermontana, principalmente de los municipios de Texcoco y Tepetlaoxtoc, preocupa el hecho de que se esté contemplando la posibilidad de crear rellenos sanitarios, lo que vendría a incrementar los problemas de contaminación, sobre todo, de los mantos freáticos. El deterioro y agotamiento de los recursos naturales va más allá de lo evidente y observable, pues no sólo es consecuencia del acelerado y anárquico crecimiento urbano, promovido por las empresas inmobiliarias, cementeras y de servicios, amparadas y apoyadas por el Estado y sus diferentes niveles de gobierno. La sobreexplotación de los recursos naturales es expresión de las nuevas formas de acumulación del capital que sólo buscan responder a los intereses de pequeños grupos de poder a costa de la sustentabilidad social, cultural y ambiental.

Dada la situación de “ilegalidad” en que se encuentra el grupo de transportistas comunitarios, las autoridades los obligó a constituirse como empresa, cuestión que también los orilló a buscar alianzas y cobertura con la Comisión para el Mejoramiento del Transporte del Estado de México (COMTEM), una cúpula empresarial de transportistas que agrupa a diversas cooperativas y grupos de transporte, esto con el fin de evitar que sus operadores estén siendo constantemente acosados y amenazados por parte de las autoridades con retener sus vehículos y ser consignados ante el ministerio público. Para los empresarios, la conformación del grupo de transportistas de la comunidad ha representado una fuerte afectación a sus intereses, porque les han arrebatado sus rutas, cobran cuotas menores por el servicio y la gente de otras comunidades los prefiere e incluso han manifestado la posibilidad de seguir su ejemplo para conformar una red de transporte comunitario en la zona serrana del municipio. Las autoridades del transporte, por su parte, no se han mostrado imparciales sino que han manifestado abiertamente su apoyo a los empresarios del transporte y en contra de la población que también ha reiterado su derecho a un servicio eficiente, barato y propio.

El conflicto surgió a raíz del aumento de precio en el servicio de transporte pero, sobre todo, por el trato indigno, discriminatorio y deficiente del servicio


Estado de México

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15 de enero de 2011 Mayra Irasema Terrones Medina

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n noviembre pasado la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se rehusó a dar información sobre la compra de terrenos en los municipios de Atenco, Texcoco y Chimalhuacán ya que, argumentó, los conflictos en la región, principalmente con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), ponen en riesgo la seguridad nacional. Dijo que podría haber sabotajes a los proyectos de esta Comisión. De esta situación se desprende una serie de cuestionamientos que van más allá de la transparencia.

INSISTENCIA GUBERNAMENTAL PARA ADUEÑARSE DE LOS TERRENOS DE ATENCO

go de la Conagua. Cabe mencionar que de las opciones que el proyecto tuvo para elegir, prefirió la de mayor costo tanto en inversión como en mantenimiento. Frente a estos elementos podemos observar la falta de congruencia en los proyectos que se han destinado para esta región. ¿Por qué, si existía desde 1971 un programa de rescate del Lago de Texcoco, se ha permitido el crecimiento sin planeación de la zona conurbada y del mismo Distrito Federal hacia esa región?, ¿cómo fue que, a pesar del crecimiento desordenado y del incumplimiento del programa de rescate ecológico, el gobierno federal se plantó la construcción del nuevo aeropuerto en esa zona?

El primero y más importante tiene que ver con las razones por las cuales se generaron los conflictos citados por la Conagua a principios de la década. Recordemos que esta zona había sido expropiada para la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México durante el sexenio de Vicente Fox y que los pobladores lograron la derogación del decreto expropiatorio en 2002. En su momento se plantearon argumentos en contra del proyecto, que contrastan con las razones por las que hoy en día se pretende impulsar el proyecto Zona de Mitigación y Rescate Ecológico del Lago de Texcoco (ZMRE). En 2001 el gobierno federal hizo oídos sordos a las críticas en torno al impacto ecológico y urbano que generaría la construcción del aeropuerto en la zona del Lago de Texcoco y prefirió la confrontación con los habitantes de la región al diálogo. Hoy el proyecto de la Conagua para esta región es completamente diferente al decretado en el 2001 pero mantiene las mismas características de falta de transparencia y diálogo con las comunidades implicadas.

FOTO: Jesús Villaseca / La Jornada

Si el proyecto del aeropuerto generó grandes conflictos por la falta de diálogo y transparencia, por qué hoy día se mantienen el hermetismo y las descalificaciones hacia los pobladores de esta zona

De acuerdo con la información disponible, la ZMRE será desarrollada con cinco mil 775 millones de pesos, que serían desembolsados entre 2008 y 2010. Los principales rubros de tal presupuesto son: conformación del polígono de mitigación (cinco mil millones de pesos), obras viales (141 millones 519 mil pesos) y construcción de sistemas de riego (196 millones). Destaca que más del 85 por ciento del recurso está destinado a la adquisición de tierras para la conformación de

la zona de mitigación, proceso que incluye el cambio de régimen de la propiedad ejidal de las comunidades aledañas a propiedad privada, calculando el costo por metro cuadrado de tierra en 200 pesos. El costo anual de operación del proyecto es de 70 mil 130 millones de pesos, y se financiará al cien por ciento con recursos federales establecidos en el Presupuesto de Egresos de la Federación y su ejecución estará a car-

Si las tolvaneras, o lo que la Conagua llama erosión eólica, son el principal problema que se mantiene en esta zona, se tendría que pensar en un proyecto que contemplara a los habitantes de esta región y el diálogo con ellos. Y no concebir a estas personas como sujetos que pueden poner en riesgo la seguridad nacional. Se tendría que pensar en un proyecto que considerara también la naturaleza de la propiedad que está inscrita en este territorio, es decir la social, comunitaria.

¿Qué impactos sociales, económicos, ecológicos y políticos tendremos que sortear a mediano plazo, si permitimos que se sigan generando políticas públicas poco transparentes y claras para la ciudadanía?

FOTO: María Luisa Severiano / La Jornada

Desde 2008 la Conagua desarrolla el proyecto de ZMRE en los ejidos de Santa Isabel Ixtapa, Nexquipayac, San Salvador Atenco, Ampliación de San Bernardino, Chimalhuacán y Huexotla en el Estado de México. A decir de la Conagua, el proyecto en los terrenos aledaños a la zona del Lago de Texcoco consiste en conformar una zona de mitigación de tres mil 200 hectáreas en un polígono al oriente de la zona federal del lago de Texcoco y del Parque Gerardo Cruickshank, que contendrá los suelos más vulnerables a la erosión eólica. La introducción del proyecto de ZMRE parte de una serie de reflexiones de la Conagua respecto al crecimiento urbano desordenado y la falta de control por parte de las autoridades correspondientes, reflexión ausente en el año 2001, y asume como antecedente principal el Programa de Rescate Hidroecológico del Lago de Texcoco de 1971, proyecto ignorado por Vicente Fox. Estas contradicciones han generado cuestionamientos al proyecto de ZMRE, principalmente por las comunidades que a principios de la década defendieron su tierra frente al proyecto del aeropuerto.

Si el proyecto del aeropuerto generó grandes conflictos por la falta de diálogo y transparencia, ¿por qué hoy día se mantienen el hermetismo y las descalificaciones hacia los pobladores de esta zona? Representantes de la Conagua se han dedicado durante los tres años recientes a recorrer los comisariados ejidales que se inscriben en la zona, planteando la necesidad de cambiar el régimen de propiedad para implementar un proyecto de conservación ecológica, dando prioridad a los trámites para la privatización de estas tierras más que al mismo proyecto. ¿Por qué no poner el acento en el desarrollo urbano desordenado y en la forma irracional con la que se han sobreexplotado durante décadas los acuíferos en el Valle de México, en particular el de Texcoco?

En este sentido y como ciudadana de este país, me atrevo a hacer más cuestionamientos: ¿quién nos garantizará que en algunos años este proyecto no va a fracasar al igual que el de 1971 (deduciéndolo de la justificación que el mismo proyecto de la ZMRE retoma) y lejos de convertirse en una zona de mitigación de rescate ecológico, los terrenos, ya con el cambio de propiedad social a privada, serán utilizados para la construcción de desarrollos habitacionales o incluso para el aeropuerto, tomando en cuenta que más de 80 por ciento del presupuesto está destinado a la compra de tierras, construcción de vialidades y electrificación? ¿Qué impactos sociales, económicos, ecológicos y políticos tendremos que sortear a mediano plazo, si permitimos que se sigan generando políticas públicas poco transparentes y claras para la ciudadanía? ¿Quiénes son en realidad los interesados en privatizar este territorio libre aún de la urbanización desordenada que los mismos gobiernos han reconocido?


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Aura Helena Ramírez Corona Detrás del esplendor, la contemplación y la visión edénica con que suele asociarse al turismo, más allá del encanto físico de un lugar (…) suele también ocultarse la vida social diaria, laboral, política de los pueblos, hombres y mujeres que habitan y trabajan las tierras y aguas en que se desarrollan tales actividades turísticas. Luis Ramírez Sevilla. Fuego en el paraíso, 1992

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partir de la reforma en 1992 al artículo 27 constitucional, y de manera mucho más notoria en las dos administraciones recientes, hemos visto cómo se intensifica un gran número de disputas por las tierras y los territorios costeros del país, en función del gran impulso que se da al turismo exclusivo o de gran lujo, como

FOTO: Ernesto Bolado

PRIVATIZACIÓN Y DESPOJO DE LA BAHÍA DE TENACATITA

estrategia principal para el crecimiento económico de algunas zonas del país. Es este el caso de cientos de hombres, mujeres y niños de El Rebalsito de Apazulco, que, a su manera, durante 18 años resistieron los continuos embates del capital turístico, hasta que el 4 de agosto de 2010 fueron desalojados y despojados de todo aquello que formaba parte de su vida junto al mar, en la hermosa Bahía de Tenacatita, en la costa sur de Jalisco. Bajo la orden del juez civil de primera instancia de Autlán de Navarro, la policía estatal echó fuera a todo aquel que se encontraba en la bahía para poner el predio conocido como El Palmar de Tenacatita a disposición de su legítimo dueño: el empresario y presidente de la Expo Guadalajara, José María Andrés Villalobos.

TURISMO SIN SOSTENIBILIDAD EN EL NOROESTE COSTERO Gabriel Hernández García* y Adriana Rodríguez Cabo Doria**

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n fantasma recorre las comunidades de pescadores ribereños asentadas en las zonas litorales del país. Es el fantasma del “desarrollo”. A veces bajo la forma de unidades intensivas de producción acuícola (como las granjas camaronícolas); en ocasiones, como complejos turísticos de élite destinados fundamentalmente a satisfacer el imaginario y las necesidades de consumo de los visitantes internacionales. Invariablemente, este tipo de fantasmas niegan las formas de vida ribereñas. No sólo las humanas, sino las de complejos ecosistémicos que tienen como fundamento lagunas costeras, bahías, deltas, esteros, manglares, etcétera. Por su cercanía con estados como California y Arizona, las costas del noroeste ubicadas en Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa y Nayarit se han convertido en los destinos privilegiados del turismo estadounidense: Cabo San Lucas, Puerto Peñasco, Bahía de Kino, Guaymas-San Carlos y Mazatlán, entre otros. Poco o nada importa que muchos de estos destinos sean parte de o colinden con ejidos y comunidades agrarias, territorios indígenas, Áreas Naturales Protegidas o Reservas de la Biósfera, lo que implicaría regular e incluso prohibir actividades turísticas de mediano y alto impacto ambiental.

Uno de los espacios costeros que recientemente se convirtió en objeto de deseo del capital nacional y trasnacional es el humedal Marismas Nacionales. Es precisamente dentro de sus límites donde se está imponiendo la creación del Centro Integralmente Planeado (CIP) Costa Pacífico, desarrollado por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) en Sinaloa. Se ubica a cien kilómetros al sur de Mazatlán, en el municipio de Escuinapa. Está distribuido a lo largo de 12 kilómetros de frente de playa en el Mar de Cortés. Ha sido definido como “un destino de alto nivel”, con una superficie total de dos mil 381 hectáreas (el doble de Cancún).

ras del poder, con el fin de garantizar el despojo de los territorios costeros del ejido en beneficio no sólo de los de grandes capitales turísticos, sino del grupo caciquil local. De modo que este último, tras ejercer el poder de forma arbitraria durante más de 50 años, ha comenzado a simular el papel de canalizador de las demandas de la población afectada, al mismo tiempo que siembra un ambiente de sospecha entre la misma.

Diversas formas de dominación y sometimiento fueron puestas en práctica desde diferentes esferas del poder, con el fin de garantizar el despojo de los territorios costeros del ejido en beneficio no sólo de los de grandes capitales turísticos, sino del grupo caciquil local

Por su parte, el gobierno municipal repentinamente otorgó créditos a fondo perdido para proyectos productivos que no estuvieran relacionados con la pesca o la agricultura, lo que causó conflicto y división entre la gente, que se encontraba ansiosa por regresar a sus actividades en la playa, pero debatiéndose entre sobrevivir y dejar de hacerlo. El gobernador del estado, Emilio González Márquez, respaldó públicamente las acciones de la policía estatal a favor del empresario y se negó a entablar el diálogo con la población afectada.

Con anterioridad y en repetidas ocasiones, pescadores y restauranteros tuvieron que reconstruir sus espacios de trabajo tras ser quemados o parcialmente destruidos por grupos enviados por el empresario; posteriormente, en 2006, fueron acusados de despojo y sometidos a una estrategia de desgaste físico, emocional y económico constante, que hasta la fecha continúa, y por último, el 4 de agosto tras ser desalojados, se encontraron con una malla ciclónica que cerró el paso a la bahía, en cuya entrada se apostó la policía estatal.

Como se puede ver, las causas de que la disputa de la comunidad frente al avasallante poder del capital turístico se esté dando en un contexto totalmente favorable a este último –y donde los afectados, acostumbrados a un régimen caciquil, no contemplan más acciones de defensa que las gestiones que puedan realizar los líderes de organizaciones como la Confederación Nacional Campesina–, no se derivan sólo del poder de una persona para imponer su voluntad sobre los intereses de una comunidad de un día para otro, sino que son profundas y complejas, se enredan en las redes de poder local, regional, estatal y nacional.

A partir de esa noche, la vida de la comunidad entera se transformó radicalmente. La de por sí ardua vida en la costa recrudeció su miseria, y diversas formas de dominación y sometimiento fueron puestas en práctica desde diferentes esfe-

Estudiante de la maestría en desarrollo rural UAX- Xochimilco

Siendo Marismas Nacionales una de las zonas del país con un importante grado de conservación de humedales de mangle, la creación de este centro representa una amenaza directa para la reproducción de especies de escama y sobre todo de camarón, que constituyen el fundamento económico de las comunidades ribereñas aledañas. La infraestructura turística que forma parte del proyecto ejercerá un importante efecto negativo en el proceso de salinización de los suelos, en la escasez de agua dulce y en la erosión de la barra arenosa de playa. Ya se visualiza una serie de marinas, campos de golf, pistas artificiales de esquí acuático, un malecón, plazas públicas, senderos turísticos, áreas comerciales, clubes de playa, hoteles, villas residenciales y condominios que le darán a Escuinapa la fisonomía de un nuevo Cancún. Un neoparaí-

so para el turismo y un reluciente escenario de despojo territorial, polarización social y creación de periféricos cinturones de miseria. Despojo y extinción de una forma de vida y de un modo no capitalista de uso de los recursos naturales que a cambio sólo promete para los pescadores y agricultores locales trabajo estacional con salario mínimo para “servir” al turismo trasnacional. Este proyecto ya ha empezado a generar reacciones de rechazo entre los pescadores y campesinos que verán afectadas tanto sus actividades económicas como la vida de sus familias y de su comunidad. Además, manifiestan la preocupación de que se conecte el CIP a la red de agua potable que reciben las comunidades desde el Río Baluarte y, por otro lado, de que se emplee el agua del manto freático conocido como Laguna Agua Grande para la operación de la infraestructura turística. Esto colocaría en una situación de crisis terminal a la producción agrícola de riego que depende de dicho acuífero y que es apenas suficiente para cubrir las necesidades actuales de los productores.

FOTO: El vía crucis

PODER, MISERIA Y GRAN TURISMO:

A todas luces el hecho fue ilegal, pues la orden no implicaba a la bahía, sino al predio colindante con ella, y vino a coronar una serie de intentos fallidos que el empresario había emprendido desde 1992 para persuadir a la población local de abandonar las actividades relacionadas con la pesca ribereña y el turismo regional de bajos recursos.

Frente al despojo de recursos y a la imposición de modelos ecocidas y etnocidas de desarrollo, la oposición social crece con un lento proceso de acumulación de fuerzas. Este proceso obligará al Estado a reconocer como interlocutores legítimos no sólo a los inversionistas privados sino a los actores sociales que apuestan por la defensa colectiva de la vida humana y no humana. Para mayor información, consúltese: www.miopinióncuenta.org.mx *INAH/UAM-X/CEDICAR **Maestría en Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Sinaloa


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CAMPOS AGRÍCOLAS SINALOENSES:

Jesús López Estrada

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n los valles agrícolas de Culiacán y del Fuerte en Sinaloa es común ver campos agrícolas dedicados a los cultivos de exportación, como tomate, chile, calabaza, berenjena, ejote, melón y pepino. Para la producción y empaque de estas hortalizas se utiliza la misma tecnología que en los campos de California: riego por goteo o aspersión, maquinaria y equipos agrícolas modernos, uso de plásticos para evitar las malas hierbas y enfermedades fungosas, y todo ello se debe en parte a que los horticultores han mantenido una constante relación con la agricultura y el mercado estadounidenses. Esta relación no sólo es para vender las hortalizas, también hay intercambio de información sobre las variedades de que el mercado

FOTO: Jesús López Estrada

NUEVAS TECNOLOGÍAS DE PRODUCCIÓN, VIEJAS FORMAS DE EXPLOTACIÓN demanda; de Estados Unidos los productores obtienen parte del financiamiento para su actividad, además de semillas para la siembra y agroquímicos; la competencia en el mercado de hortalizas exige producir con lo más avanzado de la tecnología y disminuir los costos de producción. Así han operado por años los horticultores sinaloenses. La producción de hortalizas en Sinaloa en 2009 fue de un millón 904 mil 101 toneladas, con un valor de ocho mil 846 millones de pesos, según el Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Secretaría de Agricultura. El ciclo agrícola otoño/invierno empieza para los productores en julio/agosto con las labores de preparación de la tierra: barbecho, rastreo, surcado, canalización, colocación de vara y estacón y el riego de “asiento”. Estas

labores las realizan trabajadores y jornaleros agrícolas locales; sin embargo, las siguientes labores como plantar el tomate, chile, tomatillo, etcétera, los deshierbes y las fumigaciones exigen mucha mano de obra que ha sido previamente contratada y trasladada de otros estados. Según José Zavala Aispuro, secretario general del Sindicato Industrial, Obrero, Campesino de Sinaloa, este año vinieron sólo 75 mil jornaleros agrícolas, fundamentalmente de Oaxaca (20 mil), Guerrero, (20 mil), Veracruz (10 mil), Puebla (tres mil 500), Morelos (tres mil 500), Michoacán (tres mil 500), Guanajuato, (tres mil 500); Zacatecas (dos mil) y Durango (dos mil 500).

contrato colectivo de trabajo y permite que la empresa pague salarios de miseria, que no cubra los aguinaldos, la prima vacacional y el reparto de utilidades que son parte de los derechos laborales de los trabajadores que vienen a Sinaloa.

En California a un migrante ilegal mexicano le pagan a 5.25 dólares la hora de deshierbe, en Sinaloa los salarios van de 60 a 75 pesos por día En el estado laboran aproximadamente 40 mil jornaleros locales y aproximadamente 75 mil 500 migrantes; estos últimos son alojados en campamentos ubicados a orillas de los poblados o en el campo; no se les permite salir; viven hacinados en cuartos de 12 a 16 metros cuadrados; los fogones para preparar sus alimentos están al aire libre; los baños, lavaderos y sanitarios son colectivos; la empresa tiene en cada campamento un “campero” como responsable de que haya orden. El “campero” cierra el círculo de explotación de los migrantes, que se inicia con los salarios de miseria, nulas prestaciones laborales y los descuentos para el sindicato. En el campamento donde viven los jornaleros, tienen que comprar algunos de sus alimentos en la tienda, donde la mujer del campero les vende todos los productos más caros, desde las Sabritas hasta la Maseca, aprovechándose de que los jornaleros sólo pueden salir del campamento para ir a cubrir su jornada de trabajo, o para volver a su tierra.

La explotación de los jornaleros migrantes permite explicar por qué los horticultores sinaloenses compiten con los de Florida y California. Mientras en el fil en California a un migrante ilegal mexicano le pagan a 5.25 dólares la hora de deshierbe, en Sinaloa los salarios van de 60 a 75 pesos por día, y cuando la cosecha y el mercado lo exigen, se les paga según las cantidades que corten de tomate, chile, berenjena o calabaza. A las mujeres que clasifican las hortalizas en el empaque les pagan a 14 pesos la hora; a los “bomberos” que aplican agroquímicos cargando una bomba aspersora sobre sus espaldas, con el riesgo de sufrir intoxicaciones, a 120 pesos el día; al “camionetero” que traslada a la “cuadrilla” al campo le pagan 32 pesos por persona. A todos los trabajadores la empresa les descuenta un dos por ciento de su salario, para entregarlo a los dirigentes del Sindicato Nacional De Trabajadores, Obreros y Asalariados del Campo, Similares y Conexos de la Confederación de Trabajadores de México, organismo que detenta el

Doctorado en Desarrollo Rural, UAM-X

Distrito Federal

y en particular el caso que nos ocupa, San Gregorio Atlapulco, se ha ido incorporando poco a poco a la dinámica de la gran ciudad.

MIGRANTES AGRÍCOLAS: CONFLICTOS Y EXCLUSIÓN EN EL ÁMBITO RURAL-URBANO

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an Gregorio Atlapulco es un pueblo de origen náhuatl asentado en la delegación Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, a orillas de lo que fue el lago de Xochimilco, en la cuenca del valle de México. Su sistema de producción agrícola, heredado desde tiempos prehispánicos, ha consistido en traer la tierra al agua; en construir terrenos agrícolas con lodo del fondo lacustre, alternado en capas con tiras de césped hasta lograr una parcela de 25 centímetros sobre el nivel de las aguas. El terreno queda afianzado con los ahuejotes a su alrededor. La estructura rectangular de las parcelas permitía la humedad por filtración, pero en la actualidad, debido al desecamiento de los canales, se ha tenido que recurrir al riego y al bombeo de agua. En tanto su carácter de espacio rural, San Gregorio Altapulco tiene un importante antecedente prehispánico, que continúa hasta nuestros días, en el cual la cultura agrícola está organizada en función del lago, de manera tal que la unidad territorial son las chinampas, que se distribuyen a modo de islotes entre los canales. Dichas prácticas, de gran tradición histórica, no han moldeado únicamente el territorio, sino que además le han dado una fisonomía particular al paisaje

y una identidad a Xochimilco, donde se encuentra ubicada la comunidad en cuestión. En este sentido, las tierras más fértiles de la región son las de esta localidad. Lo anterior ha llevado a que la vida y la pertenencia territorial en San Gregorio se hayan ligado por razones instrumentales, funcionales, simbólicas y afectivas al agua. La práctica ha subsistido por más de 500 años, principalmente para la siembra de hortalizas y flores, pero su extensión ha ido menguando; en parte por las acciones que desde el porfiriato y a lo largo del siglo XX afectaron las fuentes hidráulicas de la región. Los canales existentes en la cuenca hasta la primera mitad del siglo XX permitían que hasta tiempos recientes se llevara la producción de estas zonas a los principales mercados de la Ciudad de México. Sin embargo, los ríos y canales que cruzaban la ciudad fueron desapareciendo de la superficie. Algunos ya no existen, otros se entubaron y los pocos que aún quedan están muy contaminados. Los escurrimientos y los manantiales que alimentaban al lago fueron utilizados para abastecer de agua a la zona urbana. Los paisajes del lago, de las chinampas y de los canales cortaban la respiración por su belleza, por esa naturaleza en que el agua

irradia fuerza vital. Esos eran los años en que el nivel del agua estaba a escasos centímetros de la tierra, no como ahora en que se han desecado los canales varios metros. Las canoas eran el medio de transporte tanto de las personas como de los productos agrícolas. Las chinampas no eran sólo áreas productivas, también eran lugares de convivencia, de trabajo comunitario, de recreación.

El lugar se encuentra sometido a presiones de urbanización y que atentan contra los recursos ecológicos y sociales del lugar. En este sentido, se puede dar cuenta de la depredación sobre el medio ambiente, producto de la urbanización, la presión del mercado inmobiliario sobre los terrenos agrícolas y la generación de proyectos enmarcados en una dinámica capitalista que busca sacar el mayor beneficio económico, sin respetar los geosímbolos y las tradiciones locales.

Aunado a lo anterior, el crecimiento tan acelerado de la que es hoy una de las áreas metropolitanas más grandes del mundo ha ido conquistando las periferias, en consecuencia el suelo ha incrementado su uso habitacional y se han ido desestimando las prácticas agrícolas. Con ello Xochimilco en general,

Actualmente la descarga de aguas negras provenientes de la laguna de San Lorenzo y del colector América contamina los cuerpos de agua y los suelos y amenazan la flora endémica.

FOTO: David Jiménez

Gisela Landázuri y Liliana López

A pesar de su apreciable reducción territorial, el lugar de las chinampas en la historia regional y en el paisaje de la cuenca de México ha marcado una importante tradición e identidad que va más allá de los grupos campesinos y que la ha llevado incluso a ser reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que en 1987 declaró a Xochimilco, patrimonio de la Humanidad.

La noticia de un proyecto turístico en la zona, que incluye la construcción de un acuario y que se propone modificar la zona lacustre, ha puesto en alerta a los pobladores de San Gregorio, que han emprendido una serie de acciones de difusión para preservar las chinampas y evitar su extinción.


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ILUSTRACIÓN: Gerardo Vargas Frías

en una gran diversidad cultural: se estima que ocupamos el octavo lugar mundial entre los países con la mayor cantidad de pueblos indígenas. No es para menos, ya que se estima que en el país se hablan entre 56 y 62 lenguas, dependiendo el criterio utilizado, sin contar las que han desaparecido a lo largo del tiempo.

Ramses A. Cruz Arenas y Carlos Rodríguez Wallenius

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ierra rica, pueblo pobre. Desde antes de conformarse como nación, México ya era un territorio virtuoso. No sólo por la extensión que tiene, sino por la riqueza que alberga: minerales como la plata y el oro –de los que ocupa respectivamente el segundo y noveno lugar a escala mundial–, recursos hídricos importantes y un inmenso litoral de 11 mil 122 kilómetros producto de tener costas en 17 de los 32 estados. Todo esto complementado por una diversidad biológica que lo convierte en el quinto país megadiverso. Esto a su vez se retraduce

El país, con un producto interno bruto (PIB) calculado por el Banco Mundial en 874 mil 810 millones de dólares, está dentro del Grupo de los 20, que no es otra cosa que coquetear con los países económicamente más poderosos del orbe, los del Grupo de los Siete, pero seguir bajo la denominación de países emergentes. El campo mexicano es un ejemplo pulcro de la devoción a las ventajas comparativas y es difícil cuantificar bien a bien lo que exporta –porque eso incluye a humanos y drogas–, sin embargo de lo que sí es cuantificable vemos que, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura, en 2009 se exportaron unos 15 mil 876 millones de dólares. La producción del campo nacional con orientación a la exportación tiene a nuestro vecino del norte como principal destino y son los productos agroalimentarios, las hortalizas, verduras y frutales los que más mercado encuentran. Los saldos de la modernidad. He acá que tenemos un país potencialmente moderno insertado en las lógicas de mercado y teniendo como aliado de primer orden a Estados Unidos (EU), la principal economía mundial.

– Estamos pobres, no hay de otra: La pobreza debería ser declarada pandemia en México, pues es una enfermedad que nos pega a todos. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), en 2008 habían en el país 47.2 millones de pobres; en lugares como Chiapas estos pobres representan el 76.7 por ciento de la población. En otras palabras, la mitad de los mexicanos vive en la pobreza; sin embargo, no significa que la otra mitad viva fuera de ella, vive luchando no caer en esa condición. En su tercera década neoliberal el país ha evolucionado a polarizar la distribución de la riqueza, ya que, según la Revista Forbes, no más de una docena de personas acaparan más del 10 por ciento del PIB nacional. – Pero aparte de pobres estamos jodidos. De acuerdo con el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Eco-

ILUSTRACIÓN: Fernando Castro Pacheco, El henequén, 1947

La segunda es una obra de historia económica que ve a la luz un siglo después que la de Kenneth Turner y es producto de Armando Bartra. El México bárbaro de Bartra es precedido por el levantamiento indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. La tesis, que es mucho más compleja, se puede resumir en que la barbarie no es un elemento externo a la modernidad, que este rasgo no viene de un pasado remoto y asalta el presente moderno, que la barbarie en concreto es producto de la propia modernidad y por ello espejo de la misma.

Ramses Arturo Cruz Arenas

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xordio: Cuando hablamos del México bárbaro nos referimos a una idea que fue plasmada en dos obras de gran envergadura. La primera se conforma de una serie de artículos del periodista estadounidense John Kenneth Turner, quien luego de haber entrevistado a cuatro “revolucionarios” –Ricardo Flores Magón, entre ellos– pertenecientes a la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, viaja al México porfiriano a investigar lo que éstos le habían contado. Acompañado por Lázaro Gutiérrez de Lara, Turner se centra en recorrer las fincas henequeneras de la península de Yucatán y las de producción de tabaco en el Valle Nacional. A finales de 1909 los reportajes de Turner empiezan a ser publicados en American Magazine. Como libro, México bárbaro aparece en 1911 pero en español sólo es traducido en 1955, siete años después de muerto Turner.

TEMA D

Sin embargo, esto tiene implicaciones catastróficas para el país pues por un lado lo vuelve sumamente receptivo a los vaivenes del mercado de EU y lo resiente de forma inmediata. Más aún, tenemos una gringo-dependencia, que se expresa en que 85 por ciento de nuestro comercio es con ese país, lo que puede resultar fatal en caso de que nos suspendan sus compras. Pero más allá de eso, queremos destacar los verdaderos rostros de la falsa modernidad que nos están queriendo vender en el país. No somos un país en vías de desarrollo, por el contrario vamos rumbo al barranco:

Esta tesis no sólo es válida para México, lo es para el planeta entero. Así la barbarie frente a la modernidad fue desarrollada especialmente por el marxismo crítico desarrollado en la Escuela de Frankfurt. Dejando fuera a Theodor Adorno y Max Horkheimer, fundadores de esa escuela, quien mejor plantea esta tesis es el filósofo Walter Benjamin, quien en la tesis nueve de Tesis sobre la historia nos dice: Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso. Tal idea se vuelve radical cuando en la tesis siete menciona que “no hay documento de cultura que no sea a la vez un documento de barbarie”. Pero las ideas de Adorno, y de toda esa escuela, hicieron eco en Latinoamérica. En México quien mejor retomó las tesis fue Bolívar Echeverría, el filósofo méxico-ecuatoriano que fue a su vez el mayor impulsor de la obra de Benjamin de quien tradujo al español Tesis sobre la historia. En sus Quince tesis sobre modernidad y capitalismo expone “La historia contemporánea, configurada en torno al destino de la modernización capitalista, se encuentra ante un dilema: o persiste en esta dirección, y deja de ser un modo (aunque sea contradictorio) de afirmación de la vida para

nomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante los tres años recientes la canasta básica subió en 93 por ciento, esto significa que cada vez se puede comprar menos con lo que ganamos, y de al tiro la mitad de la población mexicana en pobreza pasa las de Caín pues en 2010 el salario mínimo más elevado –zona A– fue de 57.46 pesos y la canasta alimenticia recomendable (CAR) se podía adquirir con 165.15. En otras palabras, si se vive con el salario mínimo solamente se puede adquirir el 34.79 por ciento de la CAR. El mismo CAM estima que para

convertirse en la simple aceptación selectiva de la muerte, o la abandona y, al dejar sin soporte a la civilización alcanzada, lleva en cambio a la vida social en dirección a la barbarie”. Así las cosas, eso que llamamos modernidad es también representación de la barbarie. Sin duda el concepto de México bárbaro se lo de debemos a Kenneth Turner, pero éste sólo es reflejo del México realmente existente. -El rostro indígena: Si algo ha caracterizado la continuidad del México bárbaro es la relación que se tiene con los pueblos originarios. Ambos autores destacan esta condición étnica en sus respectivas obras. Por ejemplo Turner hacía ver cuál era el trato de la Casta Divina para los mayas de Yucatán, que no era sino el reflejo del trato que tenía el régimen porfirista con los indígenas. Por su parte, Armando Bartra nos da sobradamente testimonios de lo que pasaba con los indígenas en las plantaciones tropicales de café, chicle, hule, tabaco así como en las monterías, todas ellas economías de enclave orgullo del porfirismo. En 1994, con el levantamiento zapatista el Estado declaró tener una deuda histórica con los indígenas. Hoy esa deuda sigue pendiente. Y es que Vicente Fox no resolvió nada en 15 minutos ni en todo el sexenio y Felipe Calderón imitó a Salinas de Gortari en su “ni los veo ni los oigo”. Los pueblos originarios están ahí y se han hecho especialmente visibles aquellos que están en resistencia, pero a ¿qué se resiste? Por razones de espacio esbozaré sólo tres elementos: -La falsa dicotomía indio y mestizo, barbarie y modernidad: Nuestra historia nos ha hecho identificar al mestizo con la modernidad y al indio con la barbarie, ya que a los pueblos originarios se les ha visto siempre de manera peyorativa. Así de inmediato se asocia al indio con lo atrasado, con el lastre que no permite al país avanzar glorioso hacia la modernidad. Por ejemplo, para los finqueros de Chiapas los indios eran flojos por naturaleza y ellos eran los destinados a sacarlos de ese marasmo para encauzarlos al progreso. Estos flojos hombres siempre trabajan de sol a sol y aquellos que han estado en algún pueblo indígena sabrán que la vida laboral inicia mucho antes de que el sol salga. Hoy mismo no hay una acepción positiva a la palabra indio. Por ejemplo la Real Academia Española nos aporta algunas definiciones de indio: -Inculto: de modales rústicos.


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FOTO: Anónimo, Barbarous Mexico, 1911

DEL MES

que un trabajador con salario mínimo pueda acceder a la CAR se necesitan 23 horas de las 24 que ocupa un día. Como decía el buen Chava Flores “los probes estábamos divididos en dos clases: en miserables y muertos de hambre, yo pertenecía a las dos”. – Rusticidio a mansalva. El campo y los rústicos del país resisten, pero vaya que les ha tocado bailar con la más fea, pues tienen que sortear elementos como la crisis, que ya se antoja perpetua, el encarecimiento de los insumos y el bajo precio de los productos del

campo. A eso debemos sumar las políticas de fomento para abandonar el campo. Y es que la lógica de mercado tiende a homogenizar la producción sin importarle el hecho de que si algo ha caracterizado a los campesinos del país es la diversidad a la que le apuestan. La milpa y el café son claros ejemplos de ello. Sin embargo en la fiebre del Tratado de Libre Comercio se apuesta por ver hacia fuera. Aquellos campesinos que son de autosubsistencia hoy tienen que preocuparse porque cada vez son menos y cada vez menos la tierra destinada a los productos de éstos. Por ejemplo, de acuerdo con las estadísticas del Sistema de Información Agropecuaria y Pesquera (SIAP), de la Secretaría de Agricultura, en la primera década del milenio se perdieron un millón de hectáreas de la superficie sembrada dedicada al cultivo del maíz y el frijol, pues pasó de poco más diez y medio millones de hectáreas en el 2000 a poco más de nueve millones 400 mil en 2009, lo que a su vez equivale básicamente a la superficie destinada en 1980. Así, crece la población nacional pero se abandona la base productiva propia del país. Y si bien el campo no aguanta, más vaya que los campesinos sí. El CAM estima que 88.9 por ciento de los campesinos no puede adquirir la canasta básica. Además este mismo organismo calcula que cerca del 22.5 por ciento de las tierras ejidales del país están por ser propiedad de empresas trasnacionales, y véalos ahí siguen. – Bienvenidos al mercado de carne: migrar o morir. Pero no todos siguen, otros más optan

por el éxodo forzado. En México todo parece indicar que una de las ventajas comparativas que tiene el país es su mano de obra, y por tanto, los gobiernos de la década reciente, si bien no han promovido abiertamente la migración, han hecho todo lo posible para que se migre. Así el país bien puede ser de origen, de tránsito o destino. Según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones, cerca de diez por ciento de la población mexicana se encuentra en Estados Unidos y representa el 30 por ciento de la población de migrantes que vive en ese país. A ello es necesario sumar que al ser México el puente que une a Centro y Sudamérica con EU, es el paso forzado de millones de personas, y no es cualquier paso pues con sus cerca de 9.3 millones de migrantes es el corredor más importante del planeta. Pero el éxodo no solamente se da al exterior, una parte importante de la población se está moviendo dentro de los límites del país. La Secretaría de Desarrollo Social, en su Encuesta Nacional de Jornaleros Agrícolas, estima en más de 9.2 millones la población jornalera. De ésta, se considera que existen poco más de dos millones de población jornalera migrante, que el 39.1 por ciento de la población jornalera agrícola es menor de 18 años y se calcula en cerca de 711 mil 688 la población jornalera agrícola migrante. Migrar les permite a muchos vivir, pero a otros más los mata. Epílogo: los rostros del México bárbaro Hoy, al cumplirse la primera década del siglo XXI, nuestro país reproduce nuevas barbari-

-Indio de carga: indio que en las Indias Occidentales conducía de una parte a otra las cargas, supliendo la carencia de otros medios de transporte.

la traición ha sido una constante no debería de extrañarnos). Como en todo movimiento social existen reflujos, el propio movimiento indígena resintió el golpe y la estrategia de contrainsurgencia social fue brindando sus frutos. Con todo y esto, en el arranque del tercer milenio los originarios siguen diciendo ¡ya basta!

-Caer de indio: caer en un engaño por ingenuo. -Hacer el indio: divertirse o divertir a los demás con travesuras o bromas. Hacer algo desacertado y perjudicial para quien lo hace. Hice el indio al prestarle las cinco mil pesetas que me pidió.

La autonomía como un régimen se escapó, en cambio una parte importante del movimiento indígena optó por tomar las autonomías por los cuernos, por medio de las autonomías de hecho.

ILUSTRACIÓN: Angelus novus, de Paul Klee

-¿Somos indios?: se usa para reconvenir a alguien cuando quiere engañar o cree que no le entienden lo que dice. -Subírsele a alguien el indio: montar en cólera. Así pues, el indio sirve para cargar, para mofarse, es perjudicial e iracundo, ingenuo e inculto. Carlos Montemayor en Diccionario del náhuatl nos dice que la palabra naco es la voz despectiva para indio. Aún hoy es común escuchar que se tiene pelo de indio cuando éste no es dócil, o se exclama “no seas indio” como sinónimo de no ser necio, atrasado, inculto. -Aquí estamos y no nos vamos: Aunque generalmente pasa desapercibido creo que el primer gran elemento de resistencia de los originarios es el de sobrevivir, la larga noche de los 500 años no es una mera metáfora. No debemos olvidar que en los procesos de Conquista, la Colonia, el México independiente y el que nació de la Revolución se ha pasado del genocidio abierto al velado, de la guerra de exterminio a las políticas de asimilación e integración. Como producto de esto, y otros factores, en muchas partes del país la población originaria despareció. Si bien hoy uno de cada diez mexicanos pertenece a algún pueblo originario, y poblaciones como los nahuas, zapotecos o tzotziles tienen un importante presencia, actualmente pueblos como los kiliwa, kumiai, aguacatecos o ixil están a punto de desaparecer. Junto con estos pueblos resisten sus saberes, sus culturas, sus conocimientos, sus formas de relacionarse con el medio y sus gobiernos y cosmovisiones. -Políticas de exclusión: Pese a que hoy los pueblos originarios son un ejemplo de alternativas creativas frente al sistema excluyente, no significa que hayan ganado la batalla. Si actualmente ser mexicano es casi sinónimo de ser pobre, si se es indígena la cosa se pone peor y no es por casualidad. Se-

dades sobre los más humildes de los mexicanos. Y es que se ha reestructurado el sistema económico que empobrece y depreda, el sistema político que excluye, que promueve una relación gobierno-sociedad con base en la corrupción. Las formas como se expresa el México bárbaro las podemos observar en el saqueo de recursos naturales (agua, tierra, paisaje, minerales, petróleo, etcétera), el trato discriminatorio hacia los pueblos originarios, la triple explotación de las mujeres campesinas, la expoliación de los migrantes en las ciudades y en los campos agrícolas, el autoritarismo antidemocrático de gobernantes y, tal vez más evidente en la actualidad, el narcotráfico y la criminalización producto del combate a esta actividad por el gobierno calderonista. Pero la guerra al crimen organizado, como reflector de la barbarie mexicana, es una acción que no tiene futuro, porque no se está atacando al corazón del problema, que es el sistema que empobrece, explota y excluye: la serpiente no se morderá la cola. A esto se agrega el hecho de tener a Estados Unidos al lado, y es que nuestro vecino es el mayor consumidor de drogas de todo el orbe. Así, mientras la demanda exista, la oferta se dará. Sin embargo no todo está perdido, las alternativas de solución se están construyendo desde abajo, desde las comunidades que autogestionan sus servicios, desde los campesinos que producen sus propios alimentos de forma sustentable, desde los pueblos originarios que construyen su autonomía, y por aquellos que apostamos a un México más humano.

gún el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) –que mide pobreza multidimensional–, en 2008 se estimó que 93.9 por ciento de la población indígena no tenía acceso a alguno de los seis derechos sociales que estipularon –alimentación, educación, salud, seguridad social, servicios básicos y vivienda–, incluso cerca de 64.2 por ciento no tenía acceso a tres de estos derechos; también se estimó que siete de cada diez indígenas son pobres. Con todo, los pueblos originarios resisten creando alternativas desde abajo. Pero la mayoría de éstas son a contrapelo de los deseos del Estado –que en todo caso debería apoyarlas– y muchas veces son criminalizadas. -Los que antes eran los últimos hoy son la vanguardia de la resistencia mundial. La autonomía, como expresión concreta del derecho a la libre determinación, ha sido la bandera de lucha del movimiento indígena nacional. Sin embargo, después de la fiesta de las autonomías vino la traición del Congreso en la contrarreforma del 2001 (en un país en donde

La expresión más amplia y compleja sigue siendo la propuesta zapatista que, articulada por medio de los Caracoles, ha tomado en sus manos la construcción de un mundo nuevo, donde los zapatistas tienen elementos como salud, educación y justicia autónomos. Pero también formas de gobierno nuevas basadas en relaciones que procuran la mayor horizontalidad posible, que parten de un principio básico: todos sabemos gobernarnos. Esto nos deja una lección importante, el ejercicio de la política es tan importante que no podemos dejarlo en manos solamente de los políticos. A eso debemos sumar formas de producción bajo una lógica autonómica. Pero no son los únicos: la autonomía que se busca en el país no siempre habla de la necesidad de todos los elementos, existen expresiones que apuestan por algún o algunos pisos de la autonomía. Tal es el caso de la Policía Comunitaria de Guerrero que busca pasar a manos de los originarios la capacidad de brindarse seguridad, pero también justicia. Lo mismo que la Universidad de los Pueblos del Sur, que impulsa una educación autónoma a contracorriente de la propuesta estatal que tiene su contrapeso en las universidades interculturales. Pero también el ejemplo de Radio Ñonmda (“La palabra del agua”) nos habla de la necesidad de que los originarios tomen en sus manos la valiosa comunicación social tan jodidamente llevada por los grandes consorcios televisivos del país. Los pueblos originarios de México conforman hoy la punta de lanza del movimiento de resistencia mundial frente al capitalismo salvaje, hermanados con los piqueteros en Argentina, con el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, con los indígenas del Cauca en Colombia, lo mismo que con los ecuatorianos y bolivianos. La esperanza se teje en territorios indígenas.


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Los cambios en materia agraria formaban parte de un amplio programa de privatización de bienes públicos y colectivos: una ofensiva que buscaba despojar de terrenos y recursos a los indígenas y campesinos. Eso se puede observar con los cambios a la Ley Minera en 1993, que abrió este sector a las empresas extranjeras en áreas antes reservadas al capital nacional, además de que dio preferencia a la explotación y el beneficio de los minerales sobre cualquier otro tipo de usos del suelo, y aumentó la duración de las concesiones por explotación a 50 años con posibilidad de prórroga. Finalmente, el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), que entró en vigor en 1994, incluyó un amplio conjunto de medidas que facilitaron la entrada a nuestro país a inversiones y productos de Estados Unidos y Canadá.

Las empresas canadienses que operan en México representan el 77 por ciento de las corporaciones extranjeras registradas en el sector minero, es decir, son 198 Los cambios en el marco jurídico y medidas de política económica posibilitaron la ofensiva del capital en regiones que tienen yacimientos de minerales, sobre todo a inicios del siglo XXI, cuando empiezan a incrementarse los precios de las materias primas y en particular de los metales, por el aumento de la demanda mundial, específicamente por las necesidades de China y de la India. La minería y la desposesión. El modelo de explotación en el que se basan muchas empresas mineras se inscribe en lo que David Harvey llama “acumulación por desposesión”: un mecanismo de acumulación del capital que se basa en la privatización de los bienes públicos y comunitarios; un modelo de explotación de los recursos naturales que proporciona a las empresas excepcionales condiciones de rentabilidad, pero sin mejorar las condiciones de vida de sus habitantes; es decir, que responde a la necesidad de insertar plenamente en el mercado capitalista aquellos bienes y recursos que están en territorios bajo la soberanía de los campesinos. Lo que ha reactivado la explotación de los minerales en el mundo se debe a un espectacular incremento en los precios de los metales, pero en especial de los metales preciosos, que se han encarecido notablemente desde el año 2000. Por ejemplo, en los diez años recientes el oro aumentó en 325 por ciento y la plata en 412. Ello se debe a varios factores como el crecimiento de la demanda (sobre todo de China e India). A partir del 2008, la crisis financiera global y la depresión de la economía de Estados Unidos hicieron que los inversionistas y especuladores financieros se refugiaran en estos metales.

DOMINIO DEL TERRENO CAMPESINO POR MINERAS CANADIENSES Este auge trajo como práctica extractiva la técnica de tajo a cielo abierto, que se caracteriza por excavar y mover grandes cantidades de material térreo para trasladarlos a patios en los que se extrae el mineral. Esta técnica es barata y reduce los tiempos para obtener el metal, pero es altamente destructiva del medio y requiere del uso intensivo de recursos como el agua, para acelerar los procesos de extracción del mineral, usando patios de lixiviación, en los que se aplican químicos como el cianuro para extraerles el mineral de oro. Este proceso implica la destrucción del hábitat pues modifica la morfología del terreno y altera las microcuencas; se elimina la flora y fauna, y se remueve la capa fértil, lo que impide el cultivo posterior de plantas y árboles. Los materiales de desecho alteran los cauces naturales de los escurrimientos de aguas. También existen problemas por la contaminación en los suelos y mantos freáticos. Las mineras canadienses y las comunidades campesinas. En las décadas recientes, las empresas mineras canadienses han cobrado una importancia cada vez mayor a escala mundial. En especial, en México han privilegiado sus inversiones y han hecho énfasis en el control de los metales preciosos (oro y plata). El 75 por ciento de sus inversiones mineras están en los proyectos de exploración y producción de estos dos metales. Carlos Montemayor caracterizó la forma en que las empresas empezaban a controlar el territorio nacional: “las compañías mineras canadienses son la avanzada de la barbarie actual contra los pueblos inermes y ecosistemas de países con gobiernos corruptos o vulnerables como el de México”. No andaba errado ya que estamos hablando de que los recursos minerales de México están siendo despojados por las corporaciones globales

más importantes del mundo. Entre ellas están Goldcorp, Kinross, Yamana Gold, Agnico Eagle Mines, solamente por mencionar aquellas que están enlistadas en la Revista Fortune dentro de los dos mil corporativos más importantes del mundo. Pero las empresas canadienses que operan en México son más amplias y representan el 77 por ciento de las corporaciones extranjeras registradas en el sector minero, es decir, son 198. Nombres como Excellon, New Gold, Fortuna Silver, Blackfire, Alamos Gold, Minefinders se adicionan a las empresas ya conocidas.

en México para la colocación de empresas y proyectos mineros”, y es que los requerimientos de minerales de las empresas canadienses está enfrentando cada vez más la resistencia de las comunidades y los pueblos campesinos, que protestan e impiden que las minas se establezcan en sus tierras. Esto tienen que ver con el reparto agrario logrado por comunidades indígenas y campesinas, con el que lograron tener un poco más de la mitad del país (105 millones de hectáreas) bajo propiedad social, en las que viven y trabajan cinco millones de ejidatarios y comuneros.

Las altas inversiones y la posibilidad de jugosas ganancias en estos proyectos mineros han reforzado la estrategia de las empresas por la apropiación de los territorios donde se ubican los yacimientos minerales Donde quiera que exploren y ubiquen yacimientos de minerales, las empresas mineras se enfrentan al hecho que están debajo de terrenos que son propiedad ejidal o comunal. Esto plantea la base de muchos de los conflictos en los territorios rurales de México, pues en reiteradas ocasiones los campesinos prefieren mantener su forma de vida a tener que rentarle o cederle sus tierras a las empresas trasnacionales. Ello ha desatado una serie importante de conflictos esparcidos en todo el país. Como los casos de New Gold, en el Cerro de San Pedro, San Luis Potosí; de Goldcorp, en Mezcala, Guerrero; de Blackfire en Chicomuselo, Chiapas; de Fortuna Silver Mines, en Ocotlán, Oaxaca; de Carrizal Mining, en Zimapán, Hidalgo; de Vista Gold, en La Concordia-Paredones Amarillos, Baja California Sur; entre otros.

Los canadienses se han centrado en el ramo de los metales preciosos, lo que implica que de las 11 unidades mineras más importantes de oro, ocho sean de Canadá, y que 11 de las 14 minas de plata más productivas estén en sus manos. Para 2010-2012, de los 738 proyectos de exploración registrados en el país 553 pertenecen a compañías canadienses. En un documento reciente, la Cámara Minera de México reivindica la prioridad que le otorgan las leyes a la actividad minera en un tema central para el desarrollo de sus empresas: el de la tenencia de la tierra. Su argumentación se basa en la Ley Minera, que establece que la explotación de los minerales serán preferentes sobre cualquier otro uso o aprovechamiento del terreno, pero que en los hechos las controversias suscitadas con los superficiarios (ejidos y comunidades agrarias) son frecuentes y en los años recientes han colocado a la industria en una muy difícil situación, deteniendo inversiones y el desarrollo de proyectos.

Disputas con las comunidades. Las altas inversiones y la posibilidad de jugosas ganancias en estos proyectos mineros han reforzado la estrategia de las empresas por la apropiación de los territorios donde se ubican los yacimientos minerales, implementando una serie de mecanismos que aseguren las condiciones de estabilidad para sus capitales. Esto se muestra en el caso de Goldcorp en Mezcala, en donde hay importantes reservas auríferas: Mediante diferentes arreglos apoyados por los gobiernos federal y estatal, la empresa minera fue controlando el territorio y sus recursos, a costa de una irreversible devastación ambiental y del paisaje, debido al gigantesco cráter excavado por sistema de tajo abierto, que destruye las posibilidades futuras de la producción campesina en por lo menos 25 por ciento de las tierras ejidales y comunales de la zona.

Por su parte, Kevan Cowan, directivo del Toronto Stock Exchange, comenta que las dificultades por la tenencia de la tierra y los derechos de propiedad, son “uno de los problemas más importantes que se enfrenta

ILUSTRACIÓN: CorpWatch.org

esde 1980 los gobiernos federales han impulsado políticas neoliberales que afectan a la población indígena y campesina, en particular con las modificaciones al artículo 27 constitucional y a la Ley Agraria en 1992, que permitieron la venta de las tierras de propiedad social (de ejidos y comunidades), terminaron el reparto agrario y propiciaron el aumento de las extensiones en la propiedad privada.

FOTO: Carlos Ramos Mamahua / La Jornada

Carlos A. Rodríguez Wallenius

El mecanismo que utilizó Blackfire para poder extraer los vastos depósitos de barita en el ejido Grecia, del municipio de Chicomuselo, obligó a la empresa a establecer mecanismos de prebendas con las autoridades estatales, municipales y ejidales. Sólo la lucha social de los campesinos pudo detener este despojo, después del asesinato del líder comunitario Mariano Abarca. Este es el escenario que, poco a poco, se va perfilando en regiones con recursos minerales: desde la destrucción de los territorios campesinos, por las actividades extractivas realizadas por empresas trasnacionales, hasta la resistencia popular que posibilita la continuidad de ejidos y comunidades.


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Alejandra Meza Velarde

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os años recientes han sido para el municipio de Cuetzalan, Puebla, una expresión de nuevas formas de cómo el capital ha intentado apropiarse del territorio indígena, en particular por el embate encabezado desde la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). En 2009 la entonces delegada estatal, Anahí Romero Alonso, promovió junto con la Universidad Anáhuac un proyecto para que un grupo de inversionistas privados con importantes capitales nacionales y extranjeros creara empresas turísticas sobre áreas estratégicas para los ecosistemas locales, en particular los afloramientos de agua que surten a las poblaciones del municipio. El proyecto de la hoy depuesta delegada de la CDI implicaba el desplazamiento de los proyectos de las comunidades y organizaciones prestadoras de servicios turísticos indígenas, que previamente habían sido apoyados por la CDI o por el anterior Instituto Nacional Indigenista (INI), con el argumento de que se crearían fuentes de empleo en la construcción de los hoteles y después en las actividades de los mismos. Denominado Bosque de Niebla, el proyecto pretendía ser instalado en un predio de 30 hectáreas localizado en el corazón de tres ameyales muy importantes, Atexolahua, Atequiza y Cohuatichan, que surten de agua potable a por lo menos 18 mil habitantes de las juntas auxiliares de Tzinacapan, Yohualichan, Xiloxochico y Yancuictlalpan y de localidades del poniente de la cabecera municipal. Históricamente Cuetzalan ha sido un territorio indígena totonaco y nahua, y desde su llegada los españoles iniciaron los embates por ocupar diferentes áreas para aprovechar los recursos naturales. En el México independiente, en especial

en la segunda mitad del siglo XIX, a partir de la reformas liberales de la Ley Lerdo, los liberales coyomes (mestizos) e incluso extranjeros empezaron a desplazar a las corporaciones civiles comunitarias propietarias del suelo, que eran y siguen siendo nahuas (masehuales). Este proceso se acompañó con la introducción de la caña y el café, que fueron modificando los patrones de producción y de comercialización de la zona. La comunidad agraria desapareció por completo y se impusieron diversas formas de propiedad privada de la tierra, incluyendo el latifundio. La Revolución no pasó por Cuetzalan, y en la actualidad se mezcla el minifundio con importantes extensiones de tierra en pocas manos.

La Revolución no pasó por Cuetzalan, en la actualidad se mezcla el minifundio con importantes extensiones de tierra en pocas manos Cuetzalan es un reducto de biodiversidad que tiene como expresión principal los ecosistemas del bosque mesófilo de montaña, de pino encino, y de la selva baja subperenifolia, entremezclados de manera poco ortodoxa debido a un relieve abrupto y complejo, cuyas altitudes van de los mil 600 a los 150 metros sobre el nivel del mar. Es uno de los lugares del país con mayor intensidad de lluvia: alcanza una precipitación promedio anual de cuatro mil 200 milímetros. Cuenta además con un sistema geológico cárstico, que produce un comportamiento peculiar del agua y la presencia de ecosistemas de cavernas. Los nahuas, que desplazaron a los totonacas en el siglo XV, han logrado adaptarse a las cambiantes condiciones estructurantes de la historia, la producción y la cultura, y hoy

FOTO: Víctor Suárez / Anec

ESTADO Y CAPITAL, AMENAZAS PARA CUETZALAN

representan todavía 72 por ciento de la población del municipio. Hay que destacar que a pesar de las “modernidades” impuestas a partir de la Colonia, los masehuales han sostenido formas de producción en el campo y de aprovechamiento de la flora y de la fauna respetuosas de la naturaleza, a partir de una cosmovisión que establece que la naturaleza no pertenece al ser humano sino por el contrario, el humano debe integrarse a ella, a la que pertenece. Hay multitud expresiones de esto en las danzas, en los ritos, en las ceremonias diversas, en toda su cotidianidad. Pero debe destacarse la producción en el llamado kuojtakiloyan –que significa “monte donde se produce”– y que ha sido analizado por diversos autores como Eckart Boege, Víctor Toledo y Narciso Barrera Bassols, quienes lo consideran una forma de producción compatible con el medio ambiente porque comparte elementos de la selva originaria con frutales, otros productos y básicamente el café, de los cuales el indígena obtiene bienes para el autoconsumo y para el intercambio comercial. En los 30 años recientes esta forma de producción ganó terreno en Cuetzalan en detrimento de áreas perniciosas para el medio ambiente, como son los potreros. El hecho de que en Cuetzalan haya cientos de afloramientos de agua y de escurrimientos con paisajes extraordinarios lo convierte en objeto del deseo de los inversionistas para explotarlos, como fue el caso de la CDI, un evento extraordinario porque se trató de una

PETROLIZACIÓN DEL CAMPO HUASTECO: EL PROYECTO ACEITE TERCIARIO DEL GOLFO Mauricio González González

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a extracción de hidrocarburos en la Huasteca ha sido una constante en su historia. Las primeras intervenciones petroleras en la región se registraron en 1907, en pleno porfiriato. No obstante, su territorio continúa siendo uno construido por la diversidad que imprimen los pueblos nahua, otomí, tepehua, totonaco, pame y tének, los cuales, en intensa interacción con los no indígenas, conforman un complejo en donde la reproducción campesina y la espiritual convergen. Huasteca fértil que mereció el apelativo mexica de Tonakatlalpan, “Tierra de comida”, hoy día enfrenta el riesgo de ser reducida a simple yacimiento petrolero. Si bien el Paleocanal de Chicontepec fue descubierto desde 1926, nunca antes la ambición trasnacional ha sido tan voraz, lo que se constata en el proyecto Aceite Terciario del Golfo (PATG). En dos años la perforación de pozos en el Paleocanal se incrementó en más de 60 por ciento de lo que se había hecho en 80 años. Hasta el 2002 sólo había 951 pozos, de los cuales 102 operaban en 2006. Para 2008 este

proyecto alcanzó mil 479 pozos, de los cuales 631 estaban en operación y 848 cerrados. El PATG contempla por lo menos 16 municipios de Veracruz y Puebla, con una extensión de tres mil 815 kilómetros cuadrados pero, tal como lo afirma Antonio Gershenson, a pesar de la aún incalculable inversión, su producción no se compara con la que se realiza en la región sur del país y el litoral de Tabasco, ya que representa sólo el uno por ciento de la producción nacional. En otras palabras, es una intervención que no sólo es injustificada por impactar una región pluricultural y agrodiversa, sino también en términos productivos, pues es un proyecto caro que produce poco petróleo y que lo vende al precio del que se extrae de forma más barata. Hoy día el enrarecimiento se acrecienta aún más. Al avalar la constitucionalidad de los contratos de servicios integrales de Pemex, la Suprema Corte de Justicia de la Nación consolidó la intromisión de empresas privadas y trasnacionales en el usufructo de un bien nacional. La certeza que John Kenneth Turner tenía al dar cuenta de su México bár-

acción de Estado con el señuelo de crear fuentes de trabajo y de beneficiar a los grupos indígenas, pero encaminado en realidad a favorecer la apropiación de la riqueza en manos del capital nacional y extranjero afectando los intereses de la sociedad cuetzalteca. El acaparamiento de servicios de “turismo de naturaleza” que contaba con la asesoría de la Universidad Anáhuac, estaba planeado para 11 municipios de la región nororiental de la Sierra Norte de Puebla, e incluía la creación de una discoteca VIP en la Cueva de Santa Helena y un hotel escuela. Toda esta riqueza ambicionada por el capital también se expresó en 2010 cuando Televisa pretendió apropiarse de la cultura local filmando la fiesta tradicional de San Miguel Arcángel en la comunidad de San Miguel Tzinacapan; a cambio la empresa ofreció pintar el templo. La intención fue rechazada en una asamblea comunitaria bajo la consigna “nuestra cultura no se vende”. En noviembre pasado, la trasnacional Wal Mart, primera en ventas en el mundo, pretendió la instalación de una tienda Bodega Aurrerá, con el ofrecimiento de crear 60 empleos, pero que impactaría en la economía local de 300 establecimientos comerciales y dejaría sin trabajo a mil 600 personas que dependen de estos negocios, como lo señaló doña Rufina Villa, secretaria del órgano ejecutivo del Comité del Ordenamiento Ecológico, recientemente organizado en el municipio. De la misma manera, la tienda de la trasnacional afectaría al tianguis semanal en el que se comercializan los productos campesinos del kuojtakiloyan, por lo que el cabildo municipal, en sesión abierta, y los pobladores de Cuetzalan rechazaron por unanimidad la pretensión del consorcio. La organización de las organizaciones de Cuetzalan y la autoridad municipal rechazaron estos proyectos, y no sólo eso, desplegaron una serie de actividades para regular el uso de su territorio y crearon una amplia representación social, proceso que en sí mismo es motivo de otro análisis.

baro nos asiste, pues mientras él escribía se desarrollaba una disputa, “una guerra por el petróleo ocasionada por el intento de la única otra empresa distribuidora del país –controlada por los Pearson–, para forzar a la Standard Oil a comprarla a un precio favorable. La situación promete una pronta victoria para la Standard Oil después de la cual su monopolio será completo”. Y si bien nuestro México bárbaro hoy evoca otros nombres (Halliburton, Repsol, Tecpetrol, Grupo Diavaz, GCM, Shell, ICA Davis, etcétera), la lógica que subyace a todos es la misma, una que confunde nombres, tiempos y espacios: la lógica de acumulación por despojo. Pero si en enero de 2011 estas empresas se frotan las manos por ganar una licitación, décadas atrás numerosas comunidades, organizaciones campesinas y civiles se han forjado con base en la lucha y la resistencia. No son pocas las Asambleas que ya se han manifestado en contra de esta nueva oleada expoliadora y, tal como el periodista estadounidense predijo para el país, nosotros auguramos una confrontación huasteca cuya legitimidad se afirma en un milenario rostro rural irreductible a la lógica económica que el PATG prioriza. Una Huasteca bárbara se dibuja con el brazo del capital, más se borra con el codo de los pueblos que la constituyen. La solidaridad para ellos se alista desde numerosos frentes. UAM-X/MNA-INAH/Cedicar


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15 de enero de 2011 la Constitución y la Ley. Es el sostén principal de la esclavitud, pues hay intereses comerciales que obtienen grandes ganancias del sistema porfiriano de esclavitud y autocracia”. Un siglo después esta descripción es actualizada cotidianamente por la clase política.

Oaxaca

Víctor Leonel Juan Martínez

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ado que Díaz es un gobernante en contra de la voluntad de su pueblo, ha privado al pueblo de sus libertades. Mediante la fuerza militar y la policía controló las elecciones, la prensa y la libertad de palabra e hizo del gobierno popular una farsa”, escribió Kenneth Turner en México bárbaro, en 1908. Un siglo después la descripción encaja en lo que vivió el sureño estado de Oaxaca en la década reciente. Y es que las causas que originaron el movimiento revolucionario de 1910 se mantienen o han mutado a otros mecanismos de explotación, represión y agravios contra el pueblo mexicano. Es el caso del control político autoritario, impronta del régimen porfirista, que ha sido adoptado por los gobernadores. En Oaxaca el autoritarismo, que tiene base constitucional y legislativa; la represión y criminalización de la lucha social; la injusticia e impunidad; la violencia política, que escribe la historia contemporánea en la nota roja; la corrupción; la réplica autoritaria en que se convirtieron los presidentes municipales;

el agotamiento de los esquemas clientelares y corporativos, y la violación sistemática a los derechos humanos fueron causales para que en 2006 estallara el movimiento popular más significativo de la década en el país.

El triunfo sobre el autoritarismo es un capítulo vital en la historia de Oaxaca y puede ser fundamental para el devenir de la nación El caso oaxaqueño muestra también el incumplimiento de las promesas de la Revolución y la persistencia de la explotación e injusticia social, potenciadas por las políticas neoliberales. La constitución de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) evidenció el agotamiento del sistema político mexicano construido por el priismo y los graves alcances de la descomposición social que conlleva. El 2006 mostró la obsolescencia institucional y legislativa, como lo admitió el Senado de la República al dictaminar que había ingobernabilidad en Oaxaca, pero no podría decretarse

Michoacán

FORMAS DE VIOLENCIA Y DESPOJO EN SANTA MARÍA OSTULA Emiliano Díaz Carnero

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l 29 de junio de 2009 fue el día que la digna rabia de la comunidad indígena de Ostula dijo ¡basta! y recuperó de manera pacífica más de mil hectáreas de tierras de su territorio ancestral que estaban en posesión, según denuncian los propios comuneros, de poderosos caciques locales vinculados a la presidencia municipal de Aquila, Michoacán, y al crimen organizado. Fue el día en que más de mil comuneros, niños y ancianos fueron atacados cobardemente por sicarios y narco-paramilitares con armas de grueso calibre. Pero también fue el día en que la región y todo México recordaron el derecho natural a la autodefensa. Derecho que la comunidad ejerció por medio de su guardia comunal, que los protegió, defendió y pudo repeler el indiscriminado ataque de los mercenarios sin que ningún comunero perdiera la vida en ese momento. Fue el día en que se fundó un nuevo poblado, San Diego Xayakalan con más de cien hogares con sus respectivas familias que viven ahí resguardadas hasta hoy por su guardia comunal. Día en que la digna rabia acumulada de la comunidad se cansó de vivir despojada, y denunció no sólo la barbarie del capitalismo en México, sino al sistema que permite su impune actuar: el Estado mexicano. Desde hace más de 40 años, desde el 27 de abril de 1964, fecha de su resolución presidencial, la comunidad nahua de Ostula realiza esfuerzos para que las autoridades reconozcan la totalidad de su territorio ancestral. Territo-

FOTO: Alfredo Domínguez / La Jornada

ENTRE EL AUTORITARISMO Y EL SUFRAGIO EFECTIVO

rio respaldado por su posesión histórica, su resolución presidencial, su título virreinal y lo más importante: el reconocimiento de las tres comunidades nahuas vecinas, Aquila, Coire y Pómaro. Reconocimiento que las autoridades no han hecho efectivo, ya que los documentos agrarios fueron realizados indebidamente por los funcionarios de aquel tiempo y presentan serias inconsistencias técnicas tanto en la resolución presidencial como en el plano de confirmación, donde las distancias de los documentos oficiales se alejan en cientos de metros de las distancias reales en el terreno. Problema “técnico” que se traduce en un conflicto social añejo y de gran trascendencia para la región. Dicha inconsistencia “técnica” ha motivado que, paulatinamente, supuestos pequeños propietarios (SPP) en el derecho, pero en los hechos poderosos caciques locales, vayan penetrando, tomando posesión y “titulando” terrenos comunales, lo que ha dado pie al juicio 78/04 que busca la definición de los límites entre los terrenos de los SPP y los de la comunidad de Ostula. Este juicio se pretendía resolver de manera irregular, en dos meses, por fast track, cuando juicios así llegan a durar un año como mínimo, lo cual dio la impresión de ser una sentencia por consigna a favor de los SPP y motivó el amparo de la comunidad y la paralización del proyecto de los “pequeños propietarios”, quienes, según se cuenta en la región, pretenden construir un puerto en las más de mil hectáreas de tierras costeras en disputa. Pero más allá de las cuestiones judiciales, está el conflicto social cotidiano que pade-

la desaparición de poderes “porque el marco legal fue pensado para un sistema que ha sido rebasado por la realidad actual”. Tal obsolescencia se vio también en 2009, luego de la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la responsabilidad lisa y llana del gobernador Ulises Ruiz en la violación de garantías individuales durante el conflicto del 2006; al no tener implicaciones jurídicas, esa resolución convirtió al máximo tribunal en el certificador de que la impunidad existe en México y no se hace nada para acabarla. Turner escribe de Porfirio Díaz: “Mientras prometía respetar las instituciones progresistas de Juárez y Lerdo, instituyó un sistema propio en el que su propia persona es la figura central y dominante; en el que su capricho es

cen los comuneros. El 26 de julio de 2008 fue encontrado en las tierras en disputa el cuerpo sin vida del profesor Diego Ramírez Domínguez, comunero de Ostula y presidente de la comisión nombrada por la asamblea de comuneros para la resolución del conflicto agrario. Aunado a este claro mensaje de los caciques sobre el tema, la comunidad ha sido objeto del asesinato de más de ocho comuneros desde que se fundó Xayakalan y ha visto el sufrimiento que genera el “levantón” del presidente de bienes comunales, Francisco de Asís Manuel, secuestrado de su casa por un comando armado el 20 de abril de 2010. Ello, además de que Javier Martínez Robles y Gerardo Vera Orcino, regidor y profesor, respectivamente, y activos líderes comunales, fueron secuestrados el 23 de febrero de 2010 en un restaurante del centro de Aquila, por un grupo paramilitar a plena luz del día. Son sucesos que acontecen a menos de 20 kilómetros del retén permanente que la Marina Armada de México tiene en el poblado de La Placita y que hasta la fecha no han sido esclarecidos. No han merecido la debida investigación de las autoridades judiciales ni el debido tratamiento y seguimiento de los medios de comunicación locales. ¿Negligencia, complicidad, incompetencia, abandono, desprecio? Usted dirá. ¿Qué intereses hay detrás de estos hechos?, ¿cuál es el contexto histórico de la región? La costa michoacana, además de ser la principal región en concentración de hierro del país, tiene más de 200 kilómetros de playas paradisiacas muy codiciadas por grandes grupos hoteleros y desde hace 20 años han sido refugio, residencia y ruta de tráfico de grandes capos de la droga. Desde 1998 –fecha en que se instaló la empresa minera Las Encinas, propiedad de la

En 2006 miles de oaxaqueños protagonizaron una intensa movilización en contra del régimen. Tras meses de ingobernabilidad, la respuesta fue policiaca; el contexto nacional y el estatal e intereses de partidos y élites impidieron la caída del gobernante. Cuatro años después miles de oaxaqueños vuelven a movilizarse. No hacen marchas, ni toman calles, el 4 de julio de 2010 ejercen la conquista revolucionaria “Sufragio efectivo”, para vencer, por otra vía, al régimen ulisista. Con ello logra el triunfo Gabino Cué, quien en diciembre pasado asumió como gobernador. Oaxaca deja enseñanzas. Ni la movilización social, ni la vía institucional, por sí solas, bastan para hacer cambios. Se requiere articular ambas formas de lucha para avanzar y defender las conquistas alcanzadas. El mensaje de los oaxaqueños es claro; la respuesta, incierta. El triunfo sobre el autoritarismo es un capítulo vital en la historia de Oaxaca y puede ser fundamental para el devenir de la nación. Que no sea un espejismo, sino una posibilidad real de transformación democrática y de justicia, es una tarea que corresponde a todos.

trasnacional Ternium/Hylsa– la región ha sufrido progresivamente la devastación de sus montes y cerros sin que ningún nahua obtenga un beneficio mayor a los mil 500 pesos anuales que reciben los comuneros de Aquila por parte de la minera que extrae de sus tierras más de tres mil toneladas de hierro anulaes, según la empresa; y diez mil toneladas, según los comuneros. Ese mineral tiene un precio promedio en el mercado de entre 30 y 40 dólares la tonelada. Playas en posesión y propiedad de Ostula, Coire y Pómaro, que han sido integradas al Plan Regional para el Desarrollo Turístico Integral de la Costa de Michoacán, que pretende generar un boom inmobiliario a lo largo de toda la costa del estado. Hasta la fecha, el proyecto cuenta con una inversión total de dos mil 564 millones de pesos, de los cuales 76 por ciento es aportado por la iniciativa privada, seis por ciento por el gobierno federal, 13 por ciento por el gobierno del estado y cinco por ciento por los municipios involucrados. El plan ha sido totalmente rechazado por las tres comunidades, las cuales nunca fueron consultadas para su diseño y ejecución, y que, según los propios comuneros, sólo busca despojarlos de sus playas, ya que de acuerdo con los diagnósticos de los documentos oficiales, define a la organización comunal (propiedad y asambleas) como un obstáculo para la inversión privada y la ejecución del mismo. Según la revista Proceso, en su edición especial número 25 (segunda parte), “en sus huidas, y cada uno por su lado, Joaquín Guzmán, El Chapo; Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos. y Javier Arellano Félix, El Tigrillo, recalaron en este municipio de la costa michoacana, corredor estratégico para el tráfico de drogas entre el sur y el norte del continente”.


Guerrero

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15 de enero de 2011 Alejandra Toscana Aparicio

EL PROYECTO HIDROELÉCTRICO LA PAROTA

existen antecedentes de la informalidad de la CFE, que juega en su contra: la CFE aún no ha indemnizado a algunos de los afectados por sus obras en tiempos pasados

existen evidencias a escala mundial de que las presas no han logrado generar un desarrollo local-regional equilibrado, sino que sólo han beneficiado a minorías locales y han servido a polos de desarrollo externos a las cuencas que las sustentan. Las consecuencias adversas ambientales (modificaciones a los sistemas hidrológicos y a los ecosistemas) y sociales (ruptura del tejido social, migración y desempleo) son mayores que los beneficios, motivo por el cual algunas presas se han desmantelado y sustituido por proyectos de menor escala con impactos menos drásticos para la población local.

El gobierno federal, por medio de la CFE, anunció el proyecto de La Parota como una oportunidad para generar desarrollo en uno de los estados que registran mayores niveles de pobreza en el país, como una obra con capacidad para abastecer de energía eléctrica a una amplia región. Sin embargo, los pobladores afectados no piensan igual: no se sienten parte de esa visión de desarrollo y no están dispuestos a perder su territorio ni el acceso al agua del río Papagayo. Además,

La construcción de La Parota implicaría cambios en el uso y propiedad del suelo y reubicación de varias localidades asentadas en la cuenca del río Papagayo, pero además una profunda transformación a toda la cuenca que afectaría a otras comunidades, cuyas formas de vida están relacionadas con el entorno físico. No obstante, el gobierno federal ha insistido en la implementación de este megaproyecto, posiblemente porque es parte del Plan Puebla Panamá, ahora denominado Programa de Integración y Desarrollo de Mesoamérica (PIDM), que pretende

“desarrollar” la región mesoamericana por medio de un “corredor” de inversión, en donde una obra como La Parota ofrecería la energía eléctrica necesaria para abastecer a la zona. En las comunidades locales hay quienes se oponen al proyecto porque no comparten la visión del gobierno federal, y desde el 2003 se han organizado en el Consejo de Ejidatarios y Comuneros Opositores a La Parota (CECOP) para impedir la construcción de la presa. Los motivos del CECOP para oponerse son variados, entre ellos: el proyecto generaría más desigualdad social y exclusión socio territorial, ya que sólo beneficiaría a las grandes empresas nacionales y trasnacionales, mientras que la población local tendría que buscar nuevas formas de vida. Su construcción implicaría un despojo del territorio y la privación del derecho de la población al agua del río. El CECOP considera que las acciones de la CFE son ilegales pues, argumentan, la empresa ha fomentado la celebración de asambleas comunales y ejidales fraudulentas que violan la Ley Agraria y el estado de dere-

segundo periodo de compromisos del Protocolo de Kioto en el futuro (¿COP 17; Durbán, Sudáfrica?) y, a diferencia de Copenhague, se mantuvo el carácter multilateral de las negociaciones.

Crisis climática, balance de la COP-16 “Divididos no avanzaremos; no debe haber hegemonía de ningún sector. Hay que enfrentar al capitalismo juntos, con calidad ideológica y programática” Evo Morales (Cancún; 9 de diciembre de 2010) Los modos hegemónicos de la agricultura industrial altamente demandante de energía fósil y su contrapartida de depauperación, despojo y exclusión de la economía agrícola y rural en manos de pequeños y medianos productores, campesinos, indígenas y de sus comunidades y pueblos, han contribuido al calentamiento global en una proporción más relevante de lo que actualmente se reconoce. Este hecho coloca a los territorios rurales y a sus formas de gestión como víctimas, y a la vez causantes importantes del cambio climático global. Por lo tanto, la relación cambio climático y campo-economía campesina-gestión de los territorios rurales se revela con suma claridad, además de la estrecha interdependencia de las relaciones crisis económica-campo y crisis social-campo, entre muchas otras más. O se transforman radicalmente los modos hegemónicos de producción y reproducción en la agricultura, la economía agroalimentaria y la gestión de los territorios rurales a escala mundial y en los Estados nacionales en otra lógica que no sea la de mercantilización y acumulación capitalista, o no sólo el sistema-mundo capitalista profundizará su Gran Crisis (incluyendo la aceleración del calentamiento planetario), sino la humanidad entera estará en riesgo de sobrevivencia. Los llamados Acuerdos de Cancún de la COP 16 no representan acuerdos legales y vinculantes para la reducción de emisiones por parte de los países desarrollados y con mayor responsabilidad en la crisis climática planetaria. Se trata de compromisos “voluntarios” no sujetos a medición, verificación o sanción en caso de incumplimiento. En este sentido, la COP 16 es un rotundo fracaso, si bien no se rechazó, en principio, un posible

FOTO: Gonzalo Pérez

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l proyecto hidroeléctrico La Parota, ubicado en la cuenca del río Papagayo, en territorio de los municipios Acapulco, San Marcos, Juan R. Escudero y Tecoanapa, del estado de Guerrero, fue vislumbrado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a principios de los 70s para la generación de energía eléctrica y desde entonces se comenzaron a hacer los estudios de viabilidad. Pero fue apenas a principios del siglo XXI cuando la construcción de la presa se replanteó y se anunció como uno de los megaproyectos –fallidos– del sexenio de Vicente Fox (2000-2006); ello motivó un conflicto entre el Estado en sus diferentes niveles y las comunidades afectadas directa e indirectamente por la presa, las cuales han logrado detener su construcción.

Para evitar llegar a compromisos vinculantes, los países desarrollados ofrecieron la “zanahoria” de 30 mil millones de dólares en 2011 para mitigación y adaptación en países vulnerables. Este monto, aparte de ser absolutamente insuficiente, será administrado por el Banco Mundial, responsable de las políticas neoliberales y causantes del calentamiento global en las décadas pasadas, y servirá para promover nuevos mecanismos de mercado de carbono. Además se acordó una promesa en el “largo plazo” de mayores fondos. Por parte del gobierno mexicano, se confirma el doble discurso: hacia afuera, “adalid del clima”; hacia adentro, el mantenimiento de las mismas políticas macroeconómicas, energéticas, de transporte y agroalimentarias causantes de emisiones de gases de efecto invernadero, además de profundizar la desigualdad, la pobreza, la dependencia e inseguridad alimentarias y la depredación de los recursos naturales. Ejemplos de lo anterior son: a) Autorización de siembras experimentales de maíz genéticamente modificado para satisfacer los intereses de Monsanto, lo cual pone en grave riesgo la agrodiversidad de los maíces mexicanos, vital para la adaptación frente al cambio climático; b) promoción de plantaciones forestales industriales privadas, en lugar de poner en el centro de las políticas forestales la restauración campesina de los suelos y el manejo comunitario de bosques; c) fomento y protección de la minería a cielo abierto por empresas trasnacionales, violando las leyes mexicanas y los derechos de las comunidades campesinas, los pueblos indios y los pobladores urbanos de las áreas de influencia; d) promoción con subsidios públicos de plantaciones de café robusta genéticamente modificado a cielo abierto para favorecer a la Nestlé, en lugar de impulsar y proteger la caficultura orgánica de café arábigo de altura bajo sombra, con base en las comunidades campesinas e indígenas; e) promoción del uso de tierras de cultivo para establecer plantaciones industriales de oleaginosas destinadas a los agrocombustibles y presión al Congreso para modificar leyes que prohíben el uso de maíz para la elaboración de bioetanol, cuando México importa el 40 por ciento de sus alimentos y 20 por ciento de la población padece hambre y desnutrición; f) impulso al despojo de territorios campesinos para favorecer inversiones extranjeras en energía eólica, y g) subsidios de mil millones de pesos en 2010 para importar fertilizantes químicos de Ucrania y otros países y

cho, en las que busca la aprobación popular del proyecto, y de manera paralela, amenaza de muerte y criminaliza a los opositores. También porque el proyecto implica cambios irreversibles en el sistema hidrológico y en los ecosistemas de la cuenca; porque el embalse se convertiría en una fuente de enfermedades transmitidas por vectores; y porque al ubicarse en una zona de alta sismicidad abre la posibilidad de grandes desastres socio ambientales. Además, según el CECOP, no existen estudios que busquen otras opciones para cubrir las necesidades de energía eléctrica y agua. Y por si fuera poco, existen antecedentes de la informalidad de la CFE, que juega en su contra: la CFE aún no ha indemnizado a algunos de los afectados por sus obras en tiempos pasados, y el precio que pretende pagar por los terrenos que se requieren para la construcción de la presa (70 centavos el metro cuadrado) no permite a la población seguir reproduciendo sus formas de vida. En resumen, existe oposición al proyecto porque desde el 2002, cuando la CFE llegó al municipio de Acapulco para iniciar las obras, se han violado los derechos humanos de la población local. Por los motivos anteriores, el CECOP y otras organizaciones solidarias nacionales e internacionales exigen que se cancele en forma definitiva el proyecto y cesen los hostigamientos a sus opositores. El caso del proyecto hidroeléctrico es un ejemplo de lo que David Harvey denomina “acumulación por desposesión” y de la confrontación entre lógicas diferentes, intereses y nociones de desarrollo. También ejemplifica el poder de la resistencia organizada que ha sido capaz de detener o retrasar megaproyectos que implican expropiaciones y despojo de bienes colectivos y recursos naturales.

cero subsidios para la producción local de abonos orgánicos y la restauración de suelos agrícolas degradados. El Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (Conoc) y un conjunto amplio y plural de asociaciones de la sociedad civil participantes en el Espacio Mexicano frente al Cambio Climático-Diálogo Climático (Esmex-DC) han planteado propuestas viables a escala local, nacional e internacional para detener el calentamiento del planeta en el marco de un nuevo modelo agroalimentario y de organización económica y de la convivencia de la humanidad. Se requiere mantener la unidad, iniciativa y movilización de las organizaciones y movimientos sociales después de Cancún para lograr los cambios requeridos. Entre tanto, para continuar el esfuerzo y la lucha de décadas por un nuevo modelo agroalimentario a favor del planeta, innumerables comunidades y organizaciones autónomas y autogestivas del país, como las articuladas en el Conoc, se han comprometido a continuar impulsando y extendiendo sus prácticas e innovaciones en la agricultura sustentable de granos básicos, caficultura orgánica bajo sombra, manejo comunitario de bosques, sistemas financieros rurales sociales así como en la defensa y manejo sustentable de los recursos naturales en manos de campesinos y campesinas y pueblos indios. Atentamente, Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas CONOC: Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (AMUCSS) Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC) Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC) Coordinadora Estatal de los Productores de Café de Oaxaca (CEPCO) Frente Democrático Campesino de Chihuahua (FDC) Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ) Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Red MOCAF) www.conoc.org.mx

contacto@conoc.org.mx


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15 de enero de 2011

Carmen Cariño Trujillo y Armando Martínez Rosales

Parte de esta cortina de humo tendida por el gobierno federal ocultó la represión sobre el municipio autónomo de San Juan Copala (MASJC) en la región triqui del estado de Oaxaca, cuya población permaneció más de diez meses bajo un cerco paramilitar que dejó como saldo cerca de 17 asesinatos, heridos, y cientos de desplazados triquis. Entre los habitantes de Copala perdura el recuerdo del líder triqui Hilario Alonso Medina, (Hilarión) encabezando al pueblo triqui que se unió al ejército insurgente y luchó al lado de Morelos a su paso por la Mixteca durante el movimiento de Independencia. De la misma forma, y quizás aún más presentes, permanecen las historias del paso tardío de la Revolución Mexicana por la región. A pesar de ser protagonistas en ambos momentos históricos, al igual que otros pueblos indígenas, los triquis han sido discriminados, reprimidos y despojados de su territorio durante estos 200 años de Independencia y cien de Revolución. Sin embargo, de diversas formas y en distintos tiempos, el pueblo triqui siempre ha defendido su territorio y cultura. En enero de 2007, diversas comunidades triquis, cansadas de los falsos liderazgos políticos, de la corrupción de los partidos políticos regionales y nacionales, y de los abusos de caciques de Juxtlahuaca y Putla (municipios

SAN JUAN COPALA: ESTRATEGIA DE EXTERMINIO mestizos que han ejercido históricamente su dominación sobre el pueblo triqui) hicieron pública su decisión de agruparse y conformar el MASJC con la intención de ejercer en los hechos su derecho a la libre determinación como pueblo indígena, sin la intervención de partidos políticos y fortaleciendo sus propios marcos jurídicos y de organización política. Sumaron así su experiencia autonómica a la de otros pueblos indígenas como las Juntas de Buen Gobierno zapatistas en Chiapas y la Policía Comunitaria en Guerrero.

Las acciones y omisiones de las autoridades de todo nivel generan la impunidad y el despojo del que han sido víctimas los impulsores de las autonomías a lo largo del país La respuesta gubernamental ante esta nueva propuesta de lucha fue criminalizar y reprimir la autonomía. Por un lado, fabricando órdenes de aprehensión en contra de las autoridades autónomas; y por otro, con agresiones armadas a manos de grupos paramilitares que en abril de 2008 cobraron las primeras víctimas con el asesinato a Teresa Bautista y Felícitas Martínez, locutoras de La Voz que Rompe el Silencio, radio comunitaria del MASJC. A pesar de las abiertas agresiones en contra de la autonomía triqui, ésta trajo frutos palpables para las comuni-

dades que la conforman, al establecer un territorio de paz, y al realizar obras públicas –como apertura de caminos y remodelación de escuelas y albergues escolares– proyectos educativos y de salud comunitaria, así como eventos culturales. Todo ello desde una perspectiva propia y de acuerdo con las necesidades que la autonomía planteó. En noviembre de 2009, durante el proceso de asambleas comunitarias para elegir a sus nuevas autoridades autónomas, las comunidades del MASJC fueron sometidas a una agresión más abierta y directa a manos de paramilitartes que crearon un cerco alrededor de San Juan Copala, sede del MASJC, y lo sostuvieron por más de 10 meses, lo cual generó el desplazamiento forzoso de alrededor de 700 triquis y ocasionó la muerte de 17 personas , entre ellas los dos defensores de derechos humanos asesinados el 27 de abril de 2010: la mixteca Alberta Cariño y el finlandés Jyri Antero Jakkola. Hasta septiembre de 2010, la población resistió día y noche las balaceras y la privación de servicios elementales como agua potable, luz eléctrica, atención médica, educación y libre tránsito, sin que ninguna instancia gubernamental tomara cartas en el asunto y ante el silencio de gran parte de la sociedad. Fuera de su comunidad los desplazados son todavía más vulnerables, al no ser reconocidos como tales por el Estado, pero tampoco por la mayoría de organismos de la sociedad civil, los cuales se han mantenido

EL ORIENTE MICHOACANO Y LAS DROGAS Emiliano Palacios de los Reyes El narcotráfico es hoy el rostro más visible de la barbarie en el país y afecta a las poblaciones rurales de diferentes maneras. Por ejemplo, en Senguio, municipio del oriente michoacano, la vida había transcurrido relativamente tranquila hasta junio de 2010 cuando, a raíz del descubrimiento de un narco-laboratorio, se desató una fuerte presencia militar y de corporaciones de seguridad estatal y federal. El laboratorio fue producto de la actividad de la agrupación delincuencial Familia Michoacana (FM) que salió a la luz pública en noviembre de 2006 y ha incrementado su presencia en Senguio. Aunque la noticia se vio opacada por la violencia en otros sitios, a los pobladores no les pasó inadvertida: “Aquí hubo un laboratorio y olía a químicos todo el día muy fuerte. Nosotros pues vivimos y trabajamos la tierra, no nos metemos con nadie, pero luego vienen y nos presionan unos, que denunciemos, que si no somos malos ciudadanos, pero por el otro lado nos amenazan y pues uno ya mejor no hace nada para no tener problemas”. (Entrevista con Ramiro XX, julio 2010).

Es imposible negar que la vida cotidiana en el municipio ha sufrido cambios, algunos paulatinos, pero otros repentinos y drásticos. Por un lado tenemos la presencia de la FM, siempre con una labor sigilosa, oculta, al menos en esta región del estado, ya que sus métodos de amenaza y extorsión le aseguran secrecía, lealtades y un amplio margen de maniobra. Para asentarse en una plaza proceden de forma casi invisible, sus acciones se basan en su movilidad y su fuerte control del territorio en cuanto son atacados. La FM funciona como empresa delictiva pero bajo un estricto “código” de comportamiento, el cual le asegura lealtad de sus miembros, y tiene presencia regional, nacional e internacional, donde está el mejor negocio. Por otro lado se encuentra la postura combativa del gobierno de México, el cual parte de investigaciones o denuncias para actuar, pero una vez decidido el camino a seguir, no se detiene por ningún motivo, ni por el respeto a la vida y los derechos ciudadanos, y rompe también la vida cotidiana. De hecho, entre más visible sea su labor pareciera que es más efectiva, con lo cual se intenta validar las acciones frente a la ciudadanía. Y apoyado con grandes campañas nacionales en los medios masivos de comunica-

FOTO: Scott / Soupshow

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n contubernio, el gobierno mexicano, los grandes consorcios que monopolizan los medios de comunicación y las empresas en nuestro país convirtieron el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución en una marca registrada que vendieron hasta el hartazgo con jugosas ganancias económicas. Las celebraciones oficiales intentaron ocultar la realidad nacional: desempleo, empobrecimiento, violación sistemática de derechos humanos, militarización del país, inseguridad, corrupción, despojos territoriales a los pueblos indígenas y no indígenas y las cerca de 30 mil muertes de mexicanos y mexicanas en lo que va del sexenio calderonista.

“neutrales” asumiendo también el discurso que considera como “conflicto de triquis” una estrategia de exterminio sobre el MASJC que intenta invisibilizar la mano del Estado detrás de los grupos paramilitares y a su vez niega la violación de los Principios Rectores establecidos por las Naciones Unidas para los casos de Desplazamientos internos. Sin embargo, desde el exilio, los triquis autónomos siguen resistiendo y denunciando su grave situación. Así, en el marco de las celebraciones del bicentenario y centenario, las autoridades, tanto municipales y estatales como federales, negaron (y lo siguen haciendo) la existencia de dichos grupos paramilitares, que a la vista de todos sitiaron a un pueblo entero, violaron, secuestraron y asesinaron, alimentando la impunidad y generando las condiciones para la continuidad de la estrategia represiva contra la autonomía triqui. El pasado 28 de diciembre la PGR negó las órdenes de aprehensión contra los asesinos de Alberta Cariño y Jyri Jakkola, hecho que puso de manifiesto su negativa a impartir justicia y castigar a los asesinos. Así, a 200 años de su conformación, el Estado mexicano continúa excluyendo y discriminando las formas propias de los pueblos indígenas para gobernarse aun cuando es signatario de leyes internacionales que lo obligan a reconocer las autonomías como formas de derecho colectivo de los pueblos. El caso del MASJC no es una excepción. Las acciones y omisiones de las autoridades de todo nivel generan la impunidad y el despojo del que han sido víctimas los impulsores de las autonomías a lo largo del país. La pregunta que lanzamos es ¿qué podía celebrar el pueblo triqui del MASJC en el bicentenario y el centenario frente a la muerte de mujeres, hombres, niños y niñas triquis, y a la represión y el despojo de su territorio? ¿A qué tipo de justicia y libertad puede aspirar el pueblo triqui cuando Gabino Cué Monteagudo, nuevo gobernador de Oaxaca, se declaró admirador del dictador Porfirio Díaz y de la parte “no anarquista-progresista de los Flores Magón”, además de catalogar como “fuera de la ley” la autonomía triqui?

ción, especialmente televisión y radio, trata de demostrar en cada cápsula la legitimidad de sus acciones, pero sin reconocer que sus actividades siempre impactan y cambian vidas en todos los ámbitos. El México bárbaro que hoy vemos en las noticias es el México que se ha ido creando a la sombra de las “grandes” decisiones gubernamentales, que dejaron pasar al enemigo al terreno de los amigos y que una vez adentro éste ha crecido de forma monumental y su desaparición no depende solamente de la lucha bélica. Así en este marco de confrontación se encuentran los vecinos del municipio rural de Senguio, atrapados entre dos fuegos. Se hace necesaria la reflexión para generar posibles escenarios de trabajo para disminuir los efectos. Situaciones como la aquí relatada han aumentado la migración por motivos violentos y no económicos, el involucramiento de personas en las actividades delictivas, el movimiento de grandes cantidades de dinero que lo único que logran es que se desarrollen conflictos violentos entre vecinos. Estas y muchas otras razones representan un peligro para las comunidades rurales marginales de México e incrementan cada vez la idea de que el México bárbaro nunca ha dejado de existir. Estudiante del doctorado en desarrollo rural de la Universidad Autónoma Metropolitana


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Desde hace años los precios del maíz cayeron, cada vez es menos rentable su cultivo. Mientras por un kilo de maíz se pagan unos cuantos pesos, de tres a cinco, por el kilo de goma de opio hay quien paga diez mil pesos Como ocurre con otros grandes consorcios de negocios internacionales, los que menos ganan son los jornaleros y vigilantes de las cosechas, quienes exponen la vida y la libertad para producir la goma de la amapola, la materia prima para la producción de heroína. En los primeros tres meses del año, con mucha frecuencia a mediados de abril, los campos donde se siembra la amapola se tiñen de un intenso color rojo. Por fin ha llegado el tiempo de rayar la flor. “Nada más se raya la cascarita y le sale agua; después hay que esperar a que cuaje como cuatro o cinco horas y quede ahí pegada. Luego hay que recogerla en un traste”. Allá, en La Montaña a la amapola la llaman maíz bola. El imaginario popular ha encontrado una versión distinta del tradicional cultivo, que por generaciones alimentó a los pobladores de las comunidades indígenas.

CÁNCER DEL CAMPO MEXICANO Desde hace años los precios del maíz cayeron, cada vez es menos rentable su cultivo. Mientras por un kilo de maíz se pagan unos cuantos pesos, de tres a cinco, por el kilo de goma de opio hay quien paga diez mil pesos, poco menos de mil dólares.

Allá en la intrincada sierra de Sinaloa comienza esta historia. La más socorrida hipótesis atribuye a inmigrantes chinos la introducción del cultivo de la amapola en el sureste mexicano. Lo que es un hecho, es que cuando la Segunda Guerra Mundial, el negocio creció ante la demanda de morfina por parte de Estados Unidos.

Pero los beneficios del negocio, del verdadero negocio, están lejos de las apartadas regiones donde se cultiva la amapola en pueblos como Laguna Seca, La Sábana y el Duraznal.

Pasaron muchos años para cuando a mitad de la década de los 70s, entre 1975 y 1978, se emplearan 10 mil efectivos militares en la llamada Operación Cóndor con el propósito de erradicar cultivos de amapola y mariguana en el noroeste del país, en la sierra de Sinaloa, Chihuahua y Durango, una región conocida hoy como el Triangulo Dorado.

Según datos oficiales, desde mediados de los años 90s en la región de La Montaña, en el estado de Guerrero, se produce la mayor parte de la amapola mexicana. “La semilla la trajeron personas que viven acá, al norte de la región, la empezaron a vender secretamente. Después se hizo tan popular que cualquiera le regalaba semilla al vecino o quien fuera. Sólo al principio la semilla era negocio. En aquel tiempo estaba como en 50 pesos la onza. La misma gente que venía del norte, de otro pueblo que se llama Cuautlichán, nos enseñó a sembrarla”.

En el Guamuchilito, donde Amado Carrillo fincó una casa para su madre y sus hermanas, un poblado cercano a Novolato, en Sinaloa, la gente no olvida a Amado, quien trajo los beneficios de la pavimentación de las calles, la construcción de la iglesia y de la cancha de básquet. Siempre generoso el llamado Señor de los Cielos, ocupó a mucha gente en el rancho de la familia.

Seiscientos mil jornaleros trabajan para el narco... La geografía de los narco cultivos se extiende por el país, la siembra de mariguana y amapola se ha multiplicado desde mediados de los 90s en Sonora, Sinaloa, Durango, Michoacán, Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Morelos.

Es un hecho que en algunos pueblos serranos de Sinaloa, lo mismo que en Michoacán y Durango, el narco suplió muchas necesidades de los pueblos, generó una verdadera economía, pero el espejismo del desarrollo sólo benefició a unos cuantos con un costo de grave deterioro social.

¿Cuántos jornaleros mexicanos ocupan el último eslabón en la cadena de producción de las trasnacionales del narco, cuántos no han encontrado otra alternativa de subsistencia ante la pobreza y las deplorables condiciones del campo mexicano, que alquilarse como mano de obra barata para los productores de droga?

Hace ya algunos años, el 23 de mayo del 2005, Francisco Guevara, dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, denunció la creciente violencia resultado de la penetración del narcotráfico en distintas zonas de Durango, donde por sus características geográficas y la pobreza de sus habitantes, operadores del narcotráfico empezaron a rentar tierras y contratar jornaleros. Desde entonces la siembra de mariguana prosperó como un gran negocio. “Los campesinos de Durango están siendo afectados por la infiltración del narcotráfico, la violencia y la extorsión por parte de autoridades policiacas”, alertó desde ese entonces el líder de una de las organizaciones que hoy reconocen la presencia del narco y sus secuelas en el campo mexicano como uno de los rubros centrales en sus agendas de trabajo. Tema de verdadera emergencia si se toma en cuenta como el narcotráfico ha sido determinante para el deterioro de las redes comunitarias y la degradación social en muchas comunidades y pueblos del México rural. Cuántos jóvenes nacidos en las serranías de Michoacán, Durango, Chihuahua, Sinaloa,

o en la región de La Montaña en Guerrero han encontrado como única opción de vida convertirse en carne de cañón de las empresas del narco, hacerse jornaleros, servir de mulas para el trasiego o terminar de sicarios.

FOTO: Marco Peláez / La Jornada

“H

ay que barbechar, aflojar la tierra para sembrar, como son lugares donde no puede entrar el tractor ni la yunta, hay que hacerlo a mano o con zapapico. Es laborioso. Sembrar es fácil porque nada más se tira la semilla, pero después de que nace hay que cuidarla. Son plantas muy delicadas, hay que abonarlas y más que nada regarlas”. Este testimonio anónimo procede de uno de los pueblos de la región de La Montaña en Guerrero, donde el cultivo de la amapola para muchos es una alternativa de subsistencia ante las precarias condiciones del campo. Este hombre, como muchos más, pertenece a la legión de los esclavos del narco, quienes cultivan la amapola de la que se extrae la heroína morena, la mexicana, que se consume en las calles de las ciudades de Estados Unidos, donde la dosis ofrecida por un dealer puede llegar a costar 15 dólares.

LA NARCO AGRICULTURA:

FOTO: Jesús Villaseca / La Jornada

Víctor Ronquillo

La narco cultura, el tributo a la violencia, los narco corridos, muestran las historias de la supervivencia en el lado cruel de la vida, cuando no queda más remedio que “jugársela”. Aquel hombre, el del testimonio anónimo en uno de tantos pueblos de la región de La Montaña en Guerrero donde se cultiva amapola, habla sobre lo que el narco ha generado en muchas zonas serranas del país: “La gente se volvió más violenta. A raíz de eso llegó a haber muchos asesinatos. Los emboscaban, los mataban. Empezó a haber muchas armas, compararon pistolas, rifles y hasta ametralladoras”. Las cifras sobre cómo se ha extendido por el campo mexicano el narcotráfico resultan dramáticas. De acuerdo con distintas fuentes de información hay que encender focos rojos de emergencia: -José Narro Céspedes, de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA) hace unos cuántos días, al ser entrevistado cuando esta organización protestaba por la falta de recursos destinados al campo fuera de las oficinas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, afirmó: “Ante la grave crisis que enfrenta el campo mexicano, el narcotráfico ha penetrado en más de un 60 por ciento al agro nacional”. -En su plataforma electoral 2009-2012, el Partido Verde Ecologista advierte que el crimen organizado ya se apoderó del 30 por ciento de las tierras cultivables del país. -Hace ya un par de años Ricardo García Villalobos, presidente del Tribunal Agrario, hizo cuentas para determinar en cuántas hectáreas del campo mexicano se cosecha mariguana y amapola. “Cifras oficiales –afirmó en declaraciones recogidas por la agencia Notimex– marcan que en el sexenio pasado cada 15 minutos se destruía una hectárea con sembradío de estupefacientes. Entonces cada seis horas se erradicaban 24 hectáreas que, multiplicadas por 360 días al año, suman ocho mil 640, lo que representa 31. 6 por ciento de la superficie cultivada”. Son muchas las secuelas de violencia dejadas por la narco agricultura: la explotación de los jornaleros, la violencia, el deterioro del tejido social, la perversión de la escala de valores en miles de jóvenes convertidos en carne de cañón, jornaleros, transportistas en menor escala, sicarios...


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NESTLÉ: APROPIACIÓN PRIVADA DE AGUA DE LA IZTACCÍHUATL Alejandra Meza Velarde

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n el volcán la Iztaccíhuatl, el consorcio trasnacional Nestlé –Nestlé Waters– se apropió de manantiales propiedad de la nación para el rentable negocio de la venta de agua embotellada, al tiempo que en el mismo espacio campesinos de las comunidades y ejidos del municipio poblano de Tlahuapan tienen restringido el aprovechamiento de agua para consumo humano y es vedado su uso para la producción agrícola. Lo más sobresaliente es que la multinacional comercializa el “agua natural de manantial” extraída de mantos acuíferos en una zona en veda, para un negocio del que se desconoce el volumen real del líquido aprovechado, la apertura de pozos y el monto que pagan al país por la apropiación de un bien vital de dominio público, de valor social, económico y ambiental, como se establece en la Ley de Aguas Nacionales. Vale mencionar que el líquido se extrae de los acuíferos más importantes del país localizados en el Eje Neovolcánico Transversal; 40 de éstos se identifican en la región del Balsas, de los cuales 16 se encuentran en el Alto Balsas donde se localizan los manantiales apropiados por Nestlé, y que son para el estado de Puebla fundamentales, ya que las fuentes superficia-

les son escasas y de reducido volumen o se encuentran totalmente aprovechadas. Este dato es significativo, toda vez que los crecientes conflictos y la disputa por el líquido se centran en el espacio geográfico del área del Izta-Popo. La relevancia del espacio socio-natural que habitan las comunidades rurales y sus ejidos de Tlahuapan está asociada a los recursos hidrológicos estratégicos que posee la Sierra Nevada, lo que le confiere un papel destacado para la región más densamente poblada de la República. Estos excepcionales recursos hídricos nacen en la Iztaccíhuatl y el Popocatépetl, principalmente por el deshielo de los glaciares y la precipitación pluvial abundante, por arriba de los mil milímetros promedio anuales. Las corrientes superficiales son abundantes durante la época lluviosa y producen una gran filtración de agua que alimenta las corrientes subterráneas; así, los ecosistemas efectúan los procesos que permiten la recarga de acuíferos que abastecen buena parte de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, del Valle de Chalco, del Valle de Puebla-Tlaxcala y del Valle CuautlaCuernavaca (Parque Izta-Popo, 2008). En este lugar de enorme relevancia hídrica están emplazados los territorios campesinos de los ejidos forestales de Tlahuapan que, mediante el manejo de sus bosques, en un sitio cabecera de cuenca, son considerados “(…)

FOTO: Ramses A. Cruz Arenas

Estado de México

lugares clave como ‘fábricas’ de agua para el resto de los ecosistemas y para la sociedad (…), en los que la captación de agua no depende sólo de la simple precipitación sino del manejo (…) campesino de bosques y suelos, del que depende que en estas regiones se favorezca la evaporación, infiltración y el escurrimiento (Eckart Boege, 2008). No obstante, sus comunidades enfrentan una insuficiente disponibilidad de agua por la decretada veda permanente, pero se privilegia el suministro del agua sobre todo para las ciudades, en particular de Puebla y San Martín Texmelucan, para las embotelladoras de la región y para empresas como la automotriz Volkswagen.

y privatización del agua, que produce diversas manifestaciones y estrategias locales, así como reacciones como la que expresó con disgusto don Vicente García Guzmán, ex tesorero del comisariado ejidal de Santa Cruz Moxolahuac: “Si producimos agua, las comunidades de abajo nos deben de pagar. ¿Por qué a ellos sí les dan permisos para abrir pozos y a nosotros, que producimos el agua, no? El agua nace en la comunidad y ahora ¡ya no se tienen derechos! ¡Necesitamos agua (…) urge para nuestra población! Los beneficiados son los de abajo. Aquí trabajamos y allá ¿que hacen? Aquí no quieren que perforemos un pozo. ¿Quién hizo la veda del agua?”

Nestlé posee manantiales que pertenecieron a la empresa mexicana Agua Santa María y probablemente ha perforado pozos en la misma zona. En 2007, el consorcio obtuvo del gobierno federal una nueva concesión en la comunidad de Santa Cruz Otlatla del municipio de Tlahuapan, donde radica la planta de Nestlé, para incrementar la extracción de agua del acuífero. Con la nueva concesión, de acuerdo con una interpretación micro hidrológica del especialista César Solís Gómez, basado en los datos oficiales del Registro Público de Derechos de Agua (Repda), se infiere que sólo con este último manantial de un volumen de 500 mil metros cúbicos al año, se pudieran regar alrededor de diez mil hectáreas o abastecer de agua potable a diez mil habitantes, una cuarta parte de la población total del municipio de Tlahuapan.

Estos hechos también han propiciado en la región de Puebla y Tlaxcala diversas movilizaciones, por lo que se constituyó el frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y Agua Puebla–Tlaxcala.

Más allá del derecho humano al agua, estos escenarios, tensiones y conflictos se producen por las políticas de acceso, de abasto y de control y por acciones de privatización del agua que condicionan a las sociedades rurales que ven reducidas sus posibilidades de servirse del agua para el desarrollo comunitario y consumo familiar, dada la lógica que concibe el agua como un bien económico para las empresas privadas y multinacionales y genera una desigual distribución de privilegio para las ciudades y descobijo al campo. De esta manera, se ha propiciado un contexto tirante y de resistencias por la accesibilidad, distribución, control, explotación

LOS APICULTORES MAZATECOS EN UN ESCENARIO DE CRISIS Rosa Isela Beltrán ¿Dónde se ha ido la energía, la fuerza, el esfuerzo que han hecho los campesinos? ¿Dónde ha quedado…, o sea, en manos de quién ha quedado?

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Apicultor mazateco

os cerca de 42 mil pequeños productores apícolas en México, organizados o de manera individual, se enfrentan a grandes retos y limitaciones para mantener los mercados a los que han logrado ingresar: locales, nacionales o de exportación; con intermediarios, en los mercados justos o al menudeo. Los apicultores mazatecos, ubicados al norte de Oaxaca, en la región Cañada, no son ajenos a la situación; generalmente venden su miel a los intermediarios regionales, nacionales o trasnacionales. Así, quedan al margen de pagos justos y a expensas de alianzas que hacen los compradores con prácticas clientelares, políticas y económicas y que limitan el desarrollo campesino. Los apicultores, así, quedan estancados en la producción primaria, sin posibilidades de avanzar en el valor agregado, y la recuperación de su inversión es limitada y con riesgo de fuertes pérdidas económicas.

Asimismo, estos apicultores mazatecos, enfrentan la insuficiencia de apoyos gubernamentales y de financiamiento para el fomento a la producción –por los complicados mecanismos de acceso a éstos– y están expuestos a los desastres climatológicos, al incremento de costos de producción, al proteccionismo comercial de otros países a favor de sus apicultores y a las luchas políticas y de poder dentro y fuera del grupo. Si agregamos rezagos de infraestructura en sus asentamientos, excesiva burocracia gubernamental en el estado, desatención a zonas indígenas y escasas facilidades de asesoría profesional, los esfuerzos y retos se incrementan. El analfabetismo, el monolingüismo y los grados de alta y muy alta marginación social en que se encuentran, de igual manera dificultan las gestiones con el gobierno y la participación en capacitaciones o la toma de decisiones. Así, “en la economía campesina, la comercialización se ha convertido en uno de lo principales cuellos de botella. La dispersión del mercado, el alto impacto de los costos

Así, en este territorio sociohistórico descubrimos por un lado, conflictos y fisuras comunitarias e intercomunitarias por obtener el agua de los manantiales locales, y por el otro, “(…) hasta la lucha por el control del agua, que se debate entre las tendencias privatizadoras del manejo desde la cuenca, manantiales, infraestructura y venta del líquido” (Boege, 2008). Los considerables fenómenos hídricos en el planeta vislumbran un momento histórico de crisis del agua enlazado con las maneras como el ser humano se ha relacionado con el entorno natural, en particular con el proceso económico de degradación de la naturaleza. Así, el mundo enfrenta problemas críticos de escasez por contaminación no sólo de agua sino de aire, por sobreexplotación, así como pérdida de suelos, efecto invernadero, alteraciones climáticas, entre otros. Todos estos son indicios de los límites a los que ha conducido el modelo de apropiación depredadora de la naturaleza. Es un sistema, el capitalista, que omite la determinación mutua entre el ser humano y la naturaleza, y se expande sin límites en busca de mayores utilidades y acumulación de capital por encima de los ciclos y ritmos de los recursos naturales como son los bosques o el agua.

de intermediación, así como la ausencia de formas de organización y cooperación de los productores para afrontar este aspecto, se ha tornado en problemas estructurales” (Useche, 2008: 289). Pero también se han vuelto problemas estructurales la baja productividad; la alta marginación en zonas rurales; las formas de participación excluyente; las prácticas clientelares y el poder caciquil de líderes locales, regionales y estatales, y la poca transparencia en la ejecución de recursos, entre otros aspectos. Otro problema escasamente atendido por los gobiernos es la apertura de espacios donde su participación y trabajo como colectivos permitan propuestas de modificación de las políticas agropecuarias actuales que no mejoran sus condiciones productivas y comerciales. Hay una urgencia de creación de nuevas instituciones capaces de escuchar, negociar y atender las demandas y problemas de los pequeños productores. La solución no es dejar de vender en los mercados nacionales o internacionales. El problema es que el escenario actual resulta desventajoso para los pequeños apicultores, indígenas y no indígenas. Se les pone a competir comercialmente con las mínimas condiciones. Es urgente crear estrategias políticas con los pequeños productores y la autogestión social, económica y productiva es indispensable, como también lo es la reconfiguración del ejercicio político.


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BIOCOMBUSTIBLES Y AGRICULTURA: ¿NUEVA GEOPOLÍTICA DE LA EXCLUSIÓN? Yolanda Massieu Trigo

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l petróleo se acaba. Si algo demuestra el reciente derrame de la British Petroleum en el Golfo de México es la cada vez mayor dificultad y el riesgo para extraerlo. Las predicciones afirman que seguirá siendo el rey de los energéticos por 50 años más, pero es innegable que la búsqueda de fuentes alternas de energía se ha vuelto apremiante y necesaria. Es así que en los años por venir veremos un crecimiento importante de los llamados biocombustibles, que más adecuadamente debían nombrarse agrocombustibles, pues a la fecha se trata de combustibles extraídos de productos agrícolas. Estamos hablando básicamente del etanol, obtenido en Brasil a partir de caña de azúcar y en Estados Unidos de maíz, y del biodiesel, de remolacha y otras materias primas. Los dos países mencionados son los principales productores de etanol, con 19 mil millones de litros de producción anual en 2007 Estados Unidos y 26 mil 500 millones Brasil el mismo año. A México le ha salido cara la aparición de los agrocombustibles en cuanto a su ya perdida autosuficiencia alimentaria: si en algún momento el gobierno pensó que era más costeable comprar el maíz de Estados Unidos que producirlo internamente, ahora el vecino país destina cantidades crecientes de su cereal a producir etanol y ya no tiene los mismos volúmenes para venderle a México. Esta fue una de las causas del aumento de los precios de los alimentos en 2008, incluido el de la tortilla (cuya alza en estos momentos continúa). Los inventarios internacionales de maíz se redujeron, porque ahora este grano se usa para producir agrocombustible. Es decir, la competencia por tierras agrícolas entre la producción de alimentos y energéticos ha comenzado. Con ello, se inaugura una nueva era en la que la producción agrícola y la energética expresan un nuevo tipo de vínculo. El carácter excluyente de la producción de estos energéticos se expresa claramente en Brasil, donde los nuevos reyes del etanol son los viejos terratenientes, y hay numerosas denuncias de que están utilizando trabajo en condiciones de semiesclavitud para alcanzar los altos niveles de rentabilidad que ahora tienen, como líderes de esta reciente y pujante agroindustria. El debate sobre la sustentabilidad de los agrocombustibles está abierto, pues no está clara su eficiencia energética, dado que requieren de una considerable cantidad de energía y recursos naturales en la producción agrícola (tierra, agua, insumos). Es decir, si bien con su producción en masa los riesgos de derrames contaminantes característicos del petróleo no se darían, parece que sería muy costoso en términos energéticos mover los autos exclusivamente a partir de estos combustibles. Ello, aunado al costo social de destinar más tierras a la producción de combustibles que de alimentos, lo que implicaría elevar el número de excluidos y hambrientos con tal de tener suficiente energía. Mejor alimentar a los autos que a la gente, en un contexto mundial en que la crisis alimentaria ha elevado el número de hambrientos en el mundo de 800 millones a mil 200 millones de personas, según cálculos conservadores de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

De cualquier forma, es innegable que la sociedad actual no puede concebirse sin energía y que la paulatina e irreversible escasez del petróleo obliga a buscar alternativas. Una opción es la obtención de biogas a partir de los desechos orgánicos, pero esta vía no es considerada por los grandes capitales del sector energético. Nuestro país enfrenta muchas dificultades. Tras décadas de mala administración y corrupción en Petróleos Mexicanos, encontramos que la gran riqueza petrolera del país se está acabando. No hubo previsión ni se invirtió

suficientemente en tecnología y exploración para enfrentar el agotamiento de los yacimientos explorados, por no hablar de la dilapidación del reciente gobierno de Vicente Fox de los ingresos petroleros, cuando el precio del hidrocarburo estuvo más alto que nunca. La tan publicitada reforma energética de 2008 poco contribuyó a resolver la actual situación y nos enfrentamos al hecho de que la producción petrolera del país ha caído (el volumen de exportación disminuyó de mil 844 millones de barriles en 2003 a mil 398 en 2008), si bien con precios altos que compensan un poco. Nuestro petróleo se agotará en los años venideros y urge buscar alternativas, antes de empezar a importar etanol de Estados Unidos o Brasil, pues ya importamos

gasolina desde hace varias décadas del vecino del norte. En este contexto, el absurdo de haber destinado fondos públicos a empresarios sinaloenses para producir etanol de maíz y exportarlo a Estados Unidos aparentemente ha sido detenido, si bien hay una planta construida en Los Mochis con este fin. En Chiapas existen proyectos sugerentes para obtener etanol a partir de la jatropha, la higuerilla, la palma y otras plantas endémicas. Si bien suena racional ambiental y tecnológicamente, aún está por verse si se repetirá el excluyente modelo brasileño, o si los campesinos chiapanecos y una capa amplia de la población podrán beneficiarse de esta nueva agroindustria. De cualquier manera, más vale tarde que nunca para comenzar a buscar alternativas energéticas.


Armando Bartra

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arija es uno de los departamentos bolivianos de la llamada Media Luna, región en la que aún tiene fuerza considerable la oligarquía. Y la relevancia del departamento es grande pues de ahí proviene el gas boliviano, lo que le permite a la administración local manejar una porción sustantiva de la renta generada por los hidrocarburos. No sorprende entonces que Tarija esté todavía gobernado por la derecha, que también tiene mayoría en la Asamblea y controla la mayor parte de sus 11 municipios. Esto cambió el 15 de diciembre de 2010 al ser suspendido el gobernador Mario Cossío para enfrentar un cargo por corrupción, pero su temporal sustitución por Lino Condori, del Movimiento al Socialismo (MAS), no modifica el hecho de que en la reciente elección de gobernador, realizada en abril de 2010, en Tarija ganó la derecha. En cierto modo la revolución, vencedora en el plano nacional, aún no ha triunfado del todo en éste y otros departamentos. Lo que sí ha comenzado a cambiar es la correlación de fuerzas. Como dicen los tarijeños “de razón” refiriéndose a la “contaminación” de las comunidades rurales del sur boliviano por la insurgencia de los aymaras y quechuas de las tierras altas de occidente: “nuestros campesinos se han vuelto como los collas”. Manifestaciones, tomas de oficinas públicas, bloqueos de carreteras son, cuando menos desde hace ocho años, práctica frecuente en el departamento. Cecilio: representante campesino. Salimos de la ciudad de Tarija cruzando las viñas que producen un afamado vino de altura y remontamos la reseca cordillera por un camino de terracería tan nuevo que los perros no sólo corren ladrando al lado de la movilidad, se atraviesan a su paso pensando que la camioneta es alguna clase de caballo y lo pueden atajar. Ya aprenderán. Cecilio nos espera junto a las grandes piedras que amontonó su padre para consolidar las terrazas que ahora él cultiva. Ahí tiene maíz, trigo –que trilla con burros en una arcaica era de laja–, habas y papas. Las cebollas están en riesgo porque les cayó una plaga de hormiga sacamanteca. Camino a la nueva presa que reforzará los rústicos sistemas con que ahora aprovechan la poca agua disponible, cruzamos entre rebaños de ovejas y saludamos a los que van con sus burros al otro lado de la montaña para cosechar naranjas que venderán en Tarija. Otros, que practican una desparramada ganadería trashumante, van a visitar las vacas que dejaron en sus potreros remotos. “Algunos decían que desde la revolución de 1953 el Movimiento Nacional Revolucionario nos había quitado el yugo –comenta Cecilio, que es secretario general del sindicato de su comunidad, perteneciente a la Federación Sindical Única de Comunidades Campesinas, de Tarija–. Pero no era verdad. Antes esperábamos que las cosas nos cayeran de arriba, ahora el cambio viene de abajo. Es gracias a la lucha que la gente está consiguiendo lo que nunca había tenido”. No es poco: en los cinco años recientes las comunidades que encabeza Cecilio han logrado que se haga el mentado camino carretero; que lleguen el agua potable y la electricidad, y que en la escuela, donde antes sólo había un maestro, ahora haya cuatro. Para esto han tenido que lidiar con los funcionarios de la alcaldía y del gobierno departamental: agotadoras nego-

BOLIVIA

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“ACTUAR COMO LOCOS”

Pero en esta mudanza hay dos tiempos, uno es el largo, el de las Cartas Orgánicas, que van a definir hacia donde vamos; y el otro es el corto, porque también hay que satisfacer las necesidades inmediatas de la gente”. FOTO: Flavio Barbosa

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HACIENDO LA REVOLUCIÓN EN TARIJA

ciaciones que sólo se agilizan con cortes de carreteras y ocupación de oficinas. Un ejemplo: en estas tierras altas habilitadas mediante terrazas ancestrales llueve poco y para cosechar maíz, trigo, haba, cebolla y otras hortalizas es necesario regar. Con este fin han hecho canalizaciones rústicas y para aprovechar mejor el agua pidieron al gobierno que los apoyara en la construcción de algunas presas pequeñas. En vez de esto la obra se licitó y la compañía ganadora hizo las cosas tan mal que tuvieron que expulsarla. Ahora ellos están terminando las obras con trabajo comunal. Otro logro de la gente de Cecilio fue la creación de una nueva comunidad en tierras que estaban en litigio con presuntos dueños y que, gracias al saneamiento que se hizo en el marco de la Ley 3545, se descubrió que en realidad eran fiscales y por tanto susceptibles de entregarse a los campesinos si conformaban una comunidad. “Ya estamos en la última pataleada para que las tierras queden dominadas por comunitarios”, dice el dirigente. Estos avances tienen que ver con reforma agraria y con desarrollo rural, pero el cambio más importante en que están enfrascados es el de crear uno o dos nuevos municipios. Y es que el de Cercado, donde está la capital departamental, siempre ha sido gobernado por los ricos de Tarija y en beneficio de la zona urbana, mientras que la periferia rural fue por completo abandonada. Por eso ahora las comunidades se han propuesto conformar un par de nuevos municipalidades de carácter campesino en el área rústica de la actual circunscripción, que abarcarían inclusive la zona periurbana de Tarija, habitada por personas de origen y ocupación rural. Los demandantes son cerca de 30 mil y reúnen las condiciones para que se autorice la remunicipalización, con la cual el astroso anillo campesino que rodea a la flamante capital gubernamental, conquistaría autonomía y gobierno propio. De lograrlo, los siempre despreciados chapacos asestarían un fuerte golpe, tanto político como simbólico, a los orgullosos jailones de la derecha tarijeña. En sus nuevas batallas, los campesinos de Tarija cuentan con el apoyo del gobierno de La Paz, lo que es muy relevante, pero la correlación de fuerzas decisiva es la local, y en los años recientes la han ido inclinando a su favor. Bertha, Guadalupe y Lino: asambleístas. En el nivel departamental el poder legislativo es una Asamblea conformada por 30 integrantes, los que habitualmente eran representantes de las élites, llevados al parlamento por los partidos tradicionales. Hoy en Tarija las cosas han comenzado a cambiar, pues hay 11 asambleístas de izquierda y algunos de ellos son campesinos y campesinas propuestos por la Federación y postulados por el MAS. Guadalupe, Bertha y don Lino son asambleístas campesinos, y los dos últimos forman parte de la Comisión de Desarrollo Producti-

vo. Los nuevos parlamentarios están claros de lo que hace falta: “Después de una larga lucha ganamos el poder político en lo nacional –dice Guadalupe–, pero nos hace falta ganar el poder económico que está en manos de los que siempre han llevado la pobreza al campo. El departamento tiene harta plata para el agro pero se emplea muy mal y no ayuda a los campesinos jodidos que vendemos siempre a precio de gallina muerta, sino sólo a los grandes que lo tienen todo. Además de que la mayor parte del dinero se va en el pago del personal. El problema lo tenemos en que la élite está desde siempre controlándolo todo desde la capital del Departamento” Entonces Bertha toca la cuestión de fondo: “Lo más jodido es que en Tarija no tenemos mayoría en la Asamblea, somos 11 contra 19. Pero la gente piensa que ya llegamos y que desde ahí lo vamos a hacer toíto. Y no es así. Los congresistas nos sentimos como huérfanos. La organización nos puso y luego nos dejó solos”. En la reunión está Elvio, que es representante de la Federación, y se compromete a formar un grupo –un parlamento, dice– que asesore y acompañe a los asambleístas campesinos. Gladis, Juan Carlos, José y Roberto Carlos: alcaldes. De los 11 municipios de Tarija sólo en cuatro hay alcaldes campesinos propuestos por las organizaciones y postulados por el MAS, quienes no sólo son minoría sino que están ahorcados presupuestalmente por gobierno departamental derechista. Para hacer frente al desafío, los munícipes de izquierda formaron un Bloque de Alcaldes Campesinos.

Tenemos que actuar como locos. Poner las cosas al revés. Porque si empezamos a comportarnos como ellos, como los curas viejos, el sistema nos va a capar Si los asambleístas tienen que aprobar el Estatuto Autonómico Departamental, los alcaldes tienen que elaborar las Cartas Orgánicas Municipales que especificarán sus atribuciones y funcionamiento. Y la tarea es importante pues si la revolución boliviana ha de ser descolonizadora, los municipios deben refundarse, dado que su funcionamiento actual reproduce la lógica centralista y autoritaria del anterior Estado nacional, privilegiando política y presupuestalmente a las élites y los centros urbanos y marginando a las mayorías y los entornos rurales. Juan Carlos es uno de los alcaldes más jóvenes de Bolivia y se ha propuesto cambiar las cosas. “Necesitamos un cambio de verdad. Y esto significa dejar de gastar el dinero en la cabecera y pasarles de una vez toda la plata a las comunidades. Si no descentralizamos el presupuesto y también la decisión de cómo emplearlo, estaremos actuando como ellos.

Gladis, José y Roberto Carlos, que son los otros alcaldes del Bloque, están de acuerdo con esto. Pero hay diferencias en el énfasis. Algunos piensan que lo más importante es lograr que la gente se sienta satisfecha, y para esto hay que “aprender a ser alcaldes” y “gobernar bien”, de modo que “ganemos tiempo para cambiar el rumbo”. Mientras que el joven Juan Carlos sostiene que lo más importante es dar el golpe de timón, aunque algunos no vean satisfechas sus expectativas inmediatas: “Sólo hay dos caminos –insiste– ser diferentes de ellos o ser como ellos”. Armonizar los ritmos diferenciados de esos dos tiempos es el reto no sólo de los alcaldes campesinos tarijeños sino de la propia revolución boliviana, que ha necesitado caminar con las dos piernas: solucionar las necesidades más urgentes de una población cuyas carencias son tan abismales como elevadas sus expectativas, a la vez que construía una nueva institucionalidad, una nueva cultura y nuevas prácticas que permitan avanzar hacia objetivos más ambiciosos y hagan irreversibles los cambios ya logrados. Elvio: “Actuar como locos”. “Cuando a Cantinflas le encargan la iglesia, él, como cura nuevo y joven, lo primero que hace es pintarla de colores: rojo, azul, amarillo, verde; luego en vez de llamar a misa con las campanas llama con mariachi; y además no oficia de mañana sino a la media noche, que es cuando vienen las tentaciones y se despiertan los malos pensamientos”. Esto dice Elvio, sin que de momento sepamos a donde quiere llegar. “Así tenemos que hacer nosotros –continúa–. Tenemos que actuar como locos. Poner las cosas al revés. Porque si empezamos a comportarnos como ellos, como los curas viejos, el sistema nos va a capar”. “La Federación nació en 1982 –rememora el dirigente mientras mastica hoja de coca– y al principio todo era posicionamiento crítico, protesta, movilización permanente. Ahora la cosa es distinta: tenemos asambleístas, alcaldes, concejales. Y por eso corremos el riesgo de ser absorbidos por el sistema, por las normas y estructuras de la función pública. Entonces lo que hay que hacer es actuar de otra manera, actuar como locos. Si no queremos que lo de Estado Plurinacional se quede en el solo nombrecito, necesitamos un cambio revolucionario, un cambio total. Algunos dicen que la Federación está adormecida porque tenemos un presidente indígena, además de alcaldes y asambleístas campesinos. “Pero no basta llevar a los nuestros a los puestos de representación, es necesario definir su mandato, hace falta propuesta, hace falta debate. Parece como si la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), como si la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), como si las Bartolinas tuvieran miedo de criticar y de autocriticarse, porque tenemos enfrente a la derecha. Pero no. Los compañeros como Guadalupe, Gladis, Bertha, Juan Carlos, José, Roberto Carlos, don Lino, que por primera vez están ocupando cargos públicos, no deben permitir que el sistema los castre al adoptar el comportamiento de la administración vieja. Hay que atreverse a actuar como locos”.


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