HISTORIA DE GRECIA

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GRECIA: Geografía Historia Polis Lengua y Literatura Arte Mitos

Sergio Ballesteros Ronda Curso 20032003-2004


Índice La Grecia Clásica en su Marco Geográfico La Grecia Clásica en su Marco Histórico La Sociedad Griega: la Polis La Lengua Griega: escritura y alfabeto Los Géneros Literarios Griegos La Prosa Los Griegos y el Arte Mitos Griegos

-La Guerra de Troya


La Grecia Clásica en su Marco Geográfico


La Grecia Clásica en su Marco Histórico Las guerras Médicas tuvieron, entre otras consecuencias, la hegemonía de Atenas, que fundó la Liga Délica y creó un auténtico imperio comercial y marino. Comenzó así la época o siglo de Pericles, durante la cual la cultura griega alcanzó su apogeo. El enfrentamiento entre Atenas y Esparta no tardó en transformarse en una serie de luchas por la hegemonía, que se conocen como Guerras del Peloponeso (431-405). Atenas fue derrotada por la Liga del Peloponeso y a partir de entonces fue dirigida por Esparta con la ayuda de gobiernos oligárquicos (Atenas y Esparta). La nueva hegemonía espartana que contaba con el apoyo de Persia , hubo de enfrentarse a Tebas, aliada con Atenas, que derrotó a los espartanos en Leuctra (371 a.C.). Esta situación de luchas civiles benefició a Macedonia, región situada al Norte de Tesalia, cuyo rey, Filipo II, se adueñó en toda Grecia con la victoria final de Queronea(338 a.C.). La dominación macedónica fue continuada por Alejandro Magno, y

a la

muerte de éste, por sus generales. En el 146 a.C. Macedonia fue convertida en provincia romana, y las ciudades griegas, sometidas a tributo, con lo que paulatinamente toda Grecia cayó en poder de Roma.


La Sociedad Griega: la Polis Origen y desarrollo La polis griega es la unidad política que comprende una ciudad y la comarca circundante. Esta estructura no es una invención griega, existía ya una tradición milenaria extendida entre los diferentes pueblos de Mesopotamia. Posteriormente, en la civilización minoica también se produjeron procesos de urbanización. Pero mientras que en esos momentos la organización territorial se supeditaba a la construcción de imperios, fue en la Grecia del siglo VIII a.C. cuando se configuró un sistema de organización que se mantendría durante varios siglos como forma esencial de convivencia, y donde se gestó el concepto de ciudadanía. El origen de la polis, por tanto, se encontraría en el asentamiento entorno a un punto fortificado de los clanes o de las tribus prehelénicas, primero aqueas y después dorias. El desarrollo de la agricultura y del comercio y de la necesidad de protección determinó el surgimiento de las ciudades, que se fueron convirtiendo en centro político. La polis surgió con la idea de polites (ciudadano, cuando un conjunto de individuos se consideraron relacionados entre si por un vínculo común político y en cierta medida religioso y cultural, codificado en leyes y normas. Fue en el marco de la polis donde tuvo lugar la explosión artística e intelectual de los siglos VI y V a.C., aunque en cierta forma supuso el canto del cisne de estas formaciones.


Las formulaciones teóricas sobre la evolución de la ciudad Estado griega se remontan al siglo IV a.C. Desde la constitución de la polis habían transcurrido tres siglos, a lo largo de los cuales los Estados griegos habían experimentado también grandes transformaciones sociales y económicas; sin embargo, se mantenía el mismo objetivo el bienestar de la comunidad ciudadana.

Estructura Específicamente, al hablar de polis griega es necesario diferenciar el concepto de ciudad o núcleo urbano principal dentro de un territorio de aldeas –centro político y religioso-, del de polis, sistema que organiza la vida de una comunidad y mediante el cual se regulan los derechos y deberes de los ciudadanos (politai). En la ciudad (asty) también residen los no ciudadanos : mujeres, niños, esclavos y extranjeros (metecos), sin derecho a participar en la vida política. La polis representaba el ámbito más amplio de organización, que llegaría a identificarse con Estado, e incluía tanto la ciudad como su territorio circundante (chora), en el que se ubicaban las aldeas.


Distintos modelos de polis -La La polis monárquica Desde las monarquías primitivas a las que se refiere Homero, hasta los basileis de época de Hesíodo, a comienzos del siglo VII a.C., las ciudades griegas se organizaron políticamente según un régimen de basileia, no siempre equivalente a la monarquía. Sin embargo, el régimen monárquico desapareció en el mundo griego a lo largo del siglo VII a.C., coincidiendo con la configuración de las polis, sistema que se fundamentó en elementos institucionales y sociales ya existentes. Se la atribuye a un rey la fundación de las ciudades. Transmisor de su condición por vía hereditaria, sería uno de los jefes de las tribus que formaban la ciudad y que ostentaba la jefatura religiosa y militar de la comunidad. Más tarde, el rey sería elegido por miembros de la nobleza, y finalmente, la figura del monarca quedaría abolida y el poder político en manos del Consejo de nobles. En estas polis monárquicas ya existiría una estratificación social por razones de origen, propiedad y trabajo, que habría motivado el surgimiento de grupos de individuos

que

necesitaban

normas

reguladoras

del

funcionamiento de la sociedad. En este tiempo, por tanto, se pasó de un régimen patriarcal s la configuración de las primeras polis.


-La polis aristocrática El paso de la monarquía al gobierno de la aristocracia fue consecuencia del creciente poder adquirido por este grupo durante el periodo anterior. Sin embargo, en muchos casos no significó la abolición total de la figura del rey, que siguió conservando este título. La aristocracia era propietaria de la mayor parte de las tierras, representaba el poder militar del estado y había formado parte del Consejo del rey, controlando así la política de la polis. Las monarquías dieron paso, progresivamente, a repúblicas organizadas mediante un sistema de poder compartido. Esta polis aristocrática se mantuvo durante los siglos VII y VI a.C. y en ella se fueron produciendo

cambios

condicionaron

el

políticos

desarrollo

y

económicos

posterior,

entre

otros,

que la

introducción de la moneda, la expansión colonial o el surgimiento de regímenes tiránicos. Pero el pueblo (demos), que había ido adquiriendo mayor poder económico y militar reclamaba al Estado mayor participación política. -La polis democrática La introducción de la moneda, la codificación escrita de las leyes y la rivalidad entre las diferentes familias aristocráticas dieron la oportunidad de acceder a la ciudadanía a un nuevo grupo no aristocrático. El pueblo pudo votar en la Asamblea elegir a los magistrados y ser el depositario del poder soberano de la nueva organización política. Fue Atenas el paradigma de la ciudad democrática (Clístenes, 508 a.C.).


Organización política administrativa de la polis griega Aerópago (guardianes de las leyes) Arcontes Consejo (bulé o gerusia)

Tesorero

(ejecutivo) Asamblea popular (ecclesia)

Pueblo de las polis Tribus (filai) 4 clases de ciudadanos

Funciones especiales de supervisión y delitos de sangre Elaborar proyectos de ley para la asamblea Votar leyes y decisiones sobre la comunidad

Tribunal popular


La Lengua Griega: escritura y alfabeto Indoeuropeos procedentes del Norte introdujeron el griego en la península Balcánica en el II milenio a.C. En tiempos prehistóricos hubo pueblos que emigraron procedentes del Asia septentrional y central hasta las tierras fértiles del sur y se asentaron en varias regiones de Grecia, donde aparecieron diferentes dialectos; los cuatro principales fueron el arcadiochipriota, el dórico, eólico y jónico. El dialecto arcadio-chipriota, del que poco se conoce, desciende de la lengua que se hablaba durante el dominio de Micenas en el Peloponeso y algunas islas meridionales. En 1952 se descifró lo que se ha llamado escritura cretense B lineal, cuyas inscripciones se encontraron en unas tablillas de arcilla mientras se llevaban a cabo unas excavaciones en Creta y otras partes de Grecia desde 1900, y se fijaron como antecedentes del arcadio-chipriota por estar fechadas en el 1500 a.C. Estas investigaciones demostraron que los griegos tenían expresión literaria varios cientos de años antes de su primer

poeta

conocido,

Homero,

que

probablemente

perteneciera al siglo IX antes de Cristo. El dialecto dórico, en sus orígenes se hablaba en el norte de Grecia, pero sustituyó al arcadio-chipriota en el Peloponeso, además se habló en la región meridional en las islas Cícladas, la de Creta, las colonias griegas de Asia Menor, Sicilia e Italia. En el siglo III a.C. se escribieron en él muchos poemas como


los de Teócrito y también hay rasgos dóricos en Píndaro. En la región de Eolia se hablaba el eolio, así como en Tesalia y Beocia. Fue la lengua en la que escribieron sus poemas Alceo y Safo, y Teócrito tres de los Idilios. El dialecto jónico se hablaba en las islas del Egeo y en casi toda la costa occidental del Asia Menor. En él se escribieron muchas obras del siglo V a.C. como las del médico Hipócrates y las del historiador Herodoto. En cuanto a la lengua de los poemas homéricos es el resultado de toda una tradición literaria que pudiera haberse iniciado en el micénico, transmitido a través del eólico y jónico para alcanzar una forma final en ático, aunque el jónico es el dialecto más representado. El dialecto jónico dio lugar al ático, que es el elemento básico del griego clásico. Era la lengua de Atenas y su zona circundante la Ática y se distinguía de otras variedades del jónico en su característica contracción de las vocales. En función de la supremacía política y su papel predominante en el arte, la filosofía y el teatro en torno al siglo V a.C. el dialecto ático sustituyó a todos los demás y se convirtió en la lengua literaria. Su influencia fue aún mayor porque en él se expresaron los mejores intelectuales, sabios y escritores de la época, como los dramaturgos Esquilo, Eurípides y Sófocles, el orador Demóstenes, el filósofo Platón y los historiadores Tucídides y Jenofonte. En el siglo IV a.C., gracias a las conquistas de Alejandro Magno y a la expansión de Macedonia, tuvo lugar un cambio


en la población griega que llegó desde la propia Grecia hasta los asentamientos del Oriente Próximo. En este periodo, llamado helenístico, el dialecto ático, hablado por las clases cultas, los mercaderes y los emigrantes, se convirtió en lengua común por todo el Oriente Próximo. Al mezclarse los griegos con otros pueblos, la lengua cambió; el ático se convirtió en la base de una nueva forma del griego, la koiné (la norma), que se extendió por todas las áreas de influencia griega. Durante el imperio helenístico la koiné fue la lengua de la corte, de la literatura y el comercio. La koiné se dividió en dos niveles: la literaria o culta y la lengua vernácula o popular. Usaron y hablaron la lengua culta las clases superiores educadas que hasta la conquista romana mantuvieron una vida artística e intelectual plena de vigor e independencia, y aunque no olvidaron a los grandes escritores de tiempos anteriores, desarrollaron una lengua que expresara sus nuevas necesidades, concretamente las relacionadas con las ideas abstractas del ámbito de la filosofía, la gramática, las ciencias físicas y las sociales. A la vez se simplificó la lengua con la supresión de muchas formas gramaticales irregulares y también se produjeron algunos cambios fónicos. Se perdió la condición musical del ático de Atenas; se igualaron los valores vocálicos y los diptongos se monoptonaron. En la lengua popular, aunque en menor medida, también influyeron el prestigio de los clásicos y el nuevo pensamiento


helenístico. Aceptó con mayor libertad préstamos léxicos que procedían de las lenguas del Oriente Próximo y se separó mucho de la gramática tradicional. Esta variedad se conoce por cartas de papiros y textos de algunos escritores de las clases populares. Las obras más importantes fueron los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento, que ofrecen una peculiar forma de la koiné mezclada con elementos claramente semíticos. Después, los padres de la iglesia escribieron en la forma culta. Durante los dos primeros siglos de nuestra era un grupo de intelectuales provocó la vuelta al dialecto ático puro de los siglos IV y V a.C. No obstante el apoyo entusiasta de Galeno, el del gramático del siglo II Frínico y de otros escritores como Luciano; el llamado movimiento aticista no obtuvo un éxito completo. Muchos escritores del siglo II y otros posteriores, como el ensayista y biógrafo Plutarco y el geógrafo Pausanias usaron la koiné en su forma culta, pero los aticistas aparecían de vez en cuando y esporádicamente dominaron el panorama literario, como ejemplo está el orador del siglo IV Libanio. Con la destrucción de la biblioteca de Alejandría en las guerras del siglo III, la política del emperador Teodosio en torno al año 191 y la desaparición de las escuelas atenienses de filosofía que ordenara el emperador Justiniano en el 529, la lengua literaria, que estaba cada vez más alejada de la popular, quedó relegada a la iglesia, a unos pocos estudiosos y algunos escritores repetitivos


Alfabeto Griego EVOLUCIÓN

LETRAS TRANSLIGRIEGAS TRANSLImayúscula y TERACIÓN

NOMBRE NOMBRE

minúscula

SONIDO

FONÉTICA

EN

HABITUAL AL

GRIEGO

CASTELLANO CON EJEMPLOS

a

alfa

a (larga o breve)

b

beta

b

g

gamma

g (como en ga)

d

delta

d

e

epsilón

e (breve)

z

dseta

ds (con 's' sonora)

e

eta

e (larga y abierta)

zeta

t con aspiración posterior

th

i

iota

i

k

cappa

k

'a' artrosis, afasia, analgesia, adenoma 'b' biología, microbio, émbolo 'g' génesis, prognosis, ecografía, analgesia, gonorrea 'd' diarrea, disfagia, endógeno, epidermis 'e' exocrino, enema, epitelio, génesis 'z' o 'c' eczema, enzima, esquizofrenia pócima 'e' ecolalia, etmoides, acinesia, paraplejia, diabetes, sístole 't' trombo, exantema, artrosis, prótesis, idiopatía 'i' idiopatía, isocoria, epidemia, simbiosis 'c' crisis, cefalalgia, carditis, citología, colon


l

lambda

l

m

my

m

n

ny

n

x

xi

x

o

omicrón

o (breve)

p

pi

p

r

rho

r

s

sigma

s

t

tau

t

y, u

ph

ypsilón

fi

y como u francesa [ü] u como u (en diptongos au, eu, ou) p con aspiración posterior

'l' lisis, miología, émbolo, plasma, encéfalo 'm' morfología, macrófago, ortomelia, hormona 'n' neuritis, neoplasia, zoonosis, analisis 'x' o 'j' xeroderma, xantoma, axón, toxicología apoplejía 'o' osteopatía, oligofrenia, ortopedia, apófisis 'p' pericardio, prótesis, patogenia, epidemia 'r' rinitis, reúma, raquis, parálisis, neuritis 's' sinapsis, esperma, otoscopio 't' tomografía, toxicología, trófico, antígeno 'i' o 'u' parálisis, hiperplasia, hipófisis, braquicéfalo, paquicolia eucariota, neurona, pleuritis

'f' fisiología, enfisema, afasia, fotofobia


kh

ji

k con aspiración posterior

ps

psi

ps

o

´ `

^

h

'q' o 'c' quimioterapia, braquicéfalo, bronquio dolicocéfalo, broncorrea 'ps' psicrofobia, psiquiatría, autopsia, apepsia 'o' otalgia, diagnóstico, glotis

o (larga y abierta) ACENTOS pequeña agudo elevación tonal La acentuación castellana de las pequeña grave bajada tonal palabras de origen griego depende de las normas de acentuación sólo en latinas. vocales circunflejo largas, elevación y bajada tonal ESPÍRITUS omega

suave

no suena

áspero

aspiración inicial de palabra

'h-' hormona, hipertermia, hemólisis

DIPTONGOS ai

ei

oi au

'e' ai hemorragia, anestesia, pediatría, cenogénesis, etiología 'i' o 'ei' e larga íleo, anquiloquilia, terapia, cerrada (muy quirúrgico, angiología próxima a 'i') eisantema 'e' u 'oi' oi cenotipo, diarrea, edema, celoma, paranoia, poiquilocito, 'au' au autopsia, cauterio, glaucoma


eu

eu

'eu' aneurisma, neurosis, eutanasia, pleuritis

ou

o larga cerrada (muy próxima a 'u')

'u' abulia, uretra


Los Géneros Literarios Griegos: Lírica La lírica procede de canciones acompañadas de la lira, y en la antigua Grecia había dos tipos principales, la personal y la coral. La lírica personal se desarrolló en la isla de Lesbos. El poeta y músico Terpandro, que había nacido en Lesbos pero que vivió casi toda su vida en Esparta, está considerado como el primer poeta lírico griego porque fue el que antes compuso música y poesía. La mayor parte de sus poemas eran nomos o himnos litúrgicos en honor de Apolo, y cantados por un solo intérprete acompañado de la lira. Después de Terpandro aparecieron en el siglo VII a.C. los grandes poetas de Lesbos. Los poemas líricos de Alceo, inventor de la estrofa alcea, hablan de temas políticos, religiosos e intimistas. Safo, la poetisa más importante de la antigua Grecia, creó la estrofa sáfica aunque escribió también en otras formas líricas. Sus poemas de amor y amistad se encuentran entre los más apasionados y mejor trabajados de la tradición occidental. Los poetas lésbicos, así como varios poetas líricos posteriores de compusieron en dialecto eólico.

otras ciudades griegas,


En el siglo VI a.C., el poeta Anacreonte escribió alegres poemas sobre el vino y el amor en varios metros líricos; sus obras posteriores, similares en tono y tema, se conocen como anacreónticos. También escribió dísticos (pareados) elegíacos, epigramas y poemas en metros yámbicos. La lírica coral surgió en el siglo VII a.C. obra de poetas que escribieron en dialecto dórico, dominante en la región de Esparta, y que se utilizó incluso en épocas posteriores cuando los poetas de otros lugares de Grecia adoptaban este género lírico. Los poetas espartanos fueron los primeros en escribir de esta forma canciones para celebraciones públicas religiosas. Más tarde lo hicieron para celebrar triunfos personales, como, por ejemplo, una victoria en los juegos olímpicos. Taletas, que viajó de Creta a Esparta para sofocar una epidemia con himnos corales a Apolo, fue probablemente el primer poeta lírico coral. Le siguieron Terpandro, que escribió tanto poemas líricos intimistas como corales; Alcmán, autor sobre todo de partheneia, es decir, himnos procesionales corales cantados por un coro de doncellas y de carácter parcialmente religioso, de tono más ligero que los himnos a Apolo; y Arión, posible creador del ditirambo (forma poética en honor a Dioniso) y del estilo trágico, que se utilizó ampliamente en el drama griego. Entre los grandes escritores posteriores de poemas líricos corales se encuentran el poeta siciliano Estesícoro, contemporáneo de Alceo, que introdujo


la forma ternaria de la oda coral, consistente en series de grupos de tres estrofas; Íbico de Reggio, autor de un largo fragmento que se conserva de una oda coral ternaria y de poemas líricos personales eróticos; Simónides de Ceos, cuya lírica coral incluye epinicia, u odas corales en honor de los vencedores en los juegos olímpicos, encomia, o himnos corales en honor a personas concretas, y cantos fúnebres, además de poemas líricos personales que incluyen epigramas; y Baquílides de Ceos, sobrino de Simónides, que escribió epinicios, de los que se conservan trece, y ditirambos, cinco de los cuales han llegado hasta la actualidad. La lírica coral alcanzó su apogeo hacia mediados del siglo V a.C. en las obras de Píndaro, que escribió muchos poemas de este género en todas las formas, incluyendo himnos, ditirambos y epinicios. Se conserva cerca de la cuarta parte de su obra, principalmente epinicios con la estructura trinaria creada por Estesícoro. Las tragedias de la época incluyen muchas odas corales importantes.


Dramática Los primeros datos documentados de literatura dramática son del siglo VI a.C.; la primera obra crítica sobre la literatura y el teatro es Poética (330 a.C.) de Aristóteles. Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a partir del ditirambo, himnos corales en honor del dios Dioniso que no solamente lo alababan sino que a menudo contaban una historia. Según la tradición, Thespis, el director de un coro del siglo VI a.C., creó el drama al separar en un ditirambo el papel del personaje principal del resto del coro: él hablaba y el coro respondía. Según Aristóteles, desde ese hecho sólo había que dar un pequeño paso hacia la evolución del drama como forma independiente con la incorporación de otros actores y personajes. Pero el desarrollo espontáneo hacia el drama trágico, un género muy elaborado y sin precedentes, es difícil de documentar. La tragedia griega floreció en el siglo V a.C. con autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides. Las obras son solemnes, escritas en verso y estructuradas en escenas (episodios) entre personajes (nunca hay más de tres actores hablando en una escena) e intervenciones del coro en forma de canciones (odas). Las historias están basadas en su mayoría en mitos o antiguos relatos, aunque el objetivo no fuera simplemente volver a contar esas historias (sobre las que los poetas se tomaban


frecuentes libertades), sino hacer consideraciones sobre el carácter de los personajes, el papel de la humanidad en el mundo y las consecuencias de las acciones individuales. Por lo general, eran obras de poca acción y los hechos se relataban a través de diálogos y canciones del coro. Las obras se representaban en festivales en honor de Dioniso; entre estos festivales se encontraban el Gran Dionisíaco de Atenas, en primavera; el Dionisíaco Rural, en invierno; y la Lenaea, también en invierno tras el Rural. Se seleccionaban las obras de tres poetas para su representación. Aparte de tres obras trágicas (una trilogía), cada poeta tenía que presentar una sátira y una farsa, a menudo atrevida parodia sobre los dioses y sus mitos. Después se representaba la comedia, que se desarrolló hacia la mitad del siglo V a.C. Las comedias más antiguas que se conservan son las de Aristófanes. Tienen una estructura muy cuidada derivada de los antiguos ritos de fertilidad. Su comicidad consistía en una mezcla de ataques satíricos a personalidades públicas del momento,

atrevidos

chistes

escatológicos

y

parodias

aparentemente sacrílegas de los dioses. Para el siglo IV a.C. la comedia había sustituido a la tragedia como forma dominante. Con la expansión de la cultura griega a raíz de las conquistas de Alejandro III el Magno, las comedias literarias y basadas en tópicos, así como las tragedias filosóficas, pasaron a ser poco apropiadas y dejaron paso a un tipo de comedia local, muy


abundante, llamada nueva. El misántropo es la única obra completa que se conserva de Menandro, el gran autor de comedias nuevas. La trama gira alrededor de una complicación o situación que tiene que ver con amor, dinero, problemas familiares

y

similares.

Los

personajes

son

típicos

e

identificables, tipos socialmente simples, como el padre miserable o la suegra molesta. La forma del recinto teatral griego evolucionó durante dos siglos; es interesante observar que los teatros permanentes de piedra, algunos de los cuales aún hoy sobreviven, no se construyeron hasta el siglo IV a.C.; es decir, tras el periodo clásico. Los teatros al aire libre pueden haber constado de una orquesta, un área circular y plana utilizada para las danzas del coro, detrás un escenario elevado para los actores, y una zona de asientos más o menos semicircular construida en torno a la orquesta aprovechando la pendiente de una colina. Tenían un aforo de 15.000 a 20.000 espectadores. Con el aumento de la importancia de los actores y la disminución de la del coro, los escenarios se agrandaron y elevaron invadiendo parte del espacio de la orquesta. Los actores, todos hombres, iban vestidos con la ropa al uso pero portaban máscaras que permitían la visibilidad y ayudaban al espectador a reconocer la característica del personaje. En grandes teatros, los gestos sutiles y las expresiones faciales, de las que tanto dependen los actores modernos, habrían sido inútiles. El movimiento era aparentemente formal y estilizado, y


se ponía gran énfasis en la declamación. La música acompañaba a las danzas. Una antigua producción griega estaba probablemente más cerca de la ópera que del teatro moderno.

Algunos autores autores destacados Sófocles Sófocles, considerado como uno de

los

mayores

dramaturgos

griegos, materializó importantes avances dentro del teatro durante el siglo V a.C. En Edipo rey llevó a los escenarios la famosa historia de Edipo, la figura mitológica griega que, sin saberlo, asesinó al rey, su padre, y se casó con su propia madre. Eurípides En oposición a otros autores griegos del siglo V a. C., el poeta trágico Eurípides trató en sus obras los conflictos del hombre común, y no los de los héroes míticos. Aunque sus contemporáneos criticaron con agudeza su heterodoxia, las obras de Eurípides que han llegado hasta hoy se han convertido en clásicas, de una influencia notable sobre el teatro y la poesía posteriores.


Épica Los primitivos habitantes de Grecia, los pueblos de las civilizaciones egea y micénica, poseyeron una literatura oral compuesta en su mayor parte por canciones que hablaban de las guerras, las cosechas y los ritos funerarios. Los helenos se apropiaron de estas canciones en el segundo milenio a.C. y, aunque no se conserva ningún fragmento, los cantos de los aedos dedicados a los héroes prefiguran la poesía épica. La épica griega alcanzó su máximo esplendor con la Iliada y la Odisea de Homero, aunque se cree que pueden ser obra de una sucesión de poetas que vivieron a lo largo del siglo IX a.C. (véase Épica; Poesía). Escritos en dialecto jónico con mezclas eólico, la perfección de sus versos hexámetros dáctilos indica que los poemas son la culminación, más que el principio, de una tradición literaria. Los poemas épicos homéricos se difundieron en las recitaciones de cantores profesionales que, en sucesivas generaciones, alteraron el original, actualizando el lenguaje. Esta tradición oral se mantuvo durante más de cuatro siglos. Otros acontecimientos míticos y heroicos que no se celebran en la obra homérica o que no se narran en su totalidad, se convirtieron en el argumento de varios poemas épicos posteriores, algunos de cuyos fragmentos se conservan. Un grupo de estos poemas épicos, compuestos


entre 800-550 a.C., por un número indeterminado de poetas conocidos como poetas cíclicos, tratan de la guerra de Troya y la expedición de Los Siete contra Tebas. Entre los poetas épicos conocidos, casi todos posteriores, se cuentan Pisandro de Rodas, autor de la Heracleia, que trata de las hazañas del héroe mitológico Hércules; Paniasis de Halicarnaso, que escribió una obra también llamada Heracleia, de la que sólo se conservan algunos fragmentos, y Antímaco de Colofón o Claros, autor de la Tebas y considerado fundador de la llamada escuela de poesía épica. Antímaco influyó poderosamente en los poetas épicos alejandrinos posteriores (véase, más adelante, el periodo helenístico). La crítica textual contemporánea ha establecido que varias de las obras atribuidas en un principio a Homero son de autoría posterior. Las más tempranas son, probablemente, los llamados 34 himnos homéricos, fechados entre el 700 y el 400 a.C., una magnífica serie de himnos a los dioses escritos en hexámetros dactílicos. Entre otros poemas semejantes destaca la burlesca Batracomiomaquia. Poco después de Homero, el poeta Hesíodo escribió su obra principal, Los trabajos y los días, compuesta también en dialecto jónico con algunas mezclas de eólico. Es el primer poema griego que abandona la leyenda o el mito para centrarse

en

la

vida

cotidiana,

las

experiencias

y


pensamientos de un granjero beocio. La Teogonía, normalmente atribuida a Hesíodo, aunque algunos críticos la consideran posterior, narra el nacimiento del orden a partir del caos y el de los dioses. El dístico elegíaco se popularizó en toda Grecia durante el siglo VII a.C. y se utilizó en composiciones de todas clases, desde canciones fúnebres a canciones de amor. El primer autor conocido de elegías fue Calino de Éfeso. Otros famosos poetas elegíacos primitivos fueron Tirteo de Esparta, Mimnermo de Colofón, Arquíloco de Paros, Solón —el primer poeta ateniense— y Teognis de Megara. Se cree que el creador del verso yámbico fue Arquíloco, que lo utilizó ampliamente en sátiras mordaces. Solón y muchos otros poetas también lo usaron en poemas reflexivos. Puesto que representa los ritmos de la antigua habla griega con mayor fidelidad que ningún otro metro, el verso yámbico empezó a emplearse también en el diálogo de las tragedias, en la forma de trímetro yámbico. Las fábulas de Esopo se escribieron originalmente en trímetros yámbicos, aunque los textos que han llegado hasta nuestros días datan de mucho tiempo después.


La Prosa Posiblemente, la obra más importante del periodo helenístico fue realizada por sabios, científicos y eruditos, en particular por el médico Herófilo, el anatomista Erasístrato, los astrónomos Hiparco de Nicea, Claudio Tolomeo y Aristarco de Samos (el primero que sostuvo que la Tierra giraba alrededor del Sol) y el matemático, astrónomo y geógrafo Eratóstenes, que midió la circunferencia de la Tierra.

Algunos autores Heródoto o Herodoto (c. 484425 a.C.). Historiador griego, reconocido como el padre de la historiografía. Nació en Halicarnaso (actual Bodrum, en Turquía), de donde se cree que estuvo exiliado hacia el 457 a.C. por conspirar contra el gobierno de la ciudad, favorable a los persas. Probablemente fue directamente a Samos, desde donde viajó por Asia Menor, Babilonia, Egipto y Grecia. La dirección y extensión de sus viajes no se conocen con exactitud, pero le proporcionaron valiosos conocimientos de primera mano de casi todo el antiguo Oriente Próximo. Hacia el 447 a.C. llegó a Atenas, entonces el centro


cultural del mundo griego, donde obtuvo la admiración de los hombres más distinguidos, incluido el gran político ateniense Pericles. En el 443 a.C. Heródoto se instaló en la colonia griega de Turios (Thurioi), fundada en el sur de Italia por iniciativa de aquél. Se dedicó el resto de su vida a completar su gran obra, conocida como Historias, cuyo título deriva de la palabra griega historia (‘investigación’, ‘búsqueda’).

Demóstenes (c. 385-322 a.C.). Político ateniense, el orador más grande de la antigua Grecia, dirigió la oposición de Atenas frente a Macedonia. Nació en el demo

de

Paeonia,

cerca

de

Atenas. Su padre murió cuando era un niño de siete años, dejando una fortuna en fideicomiso para su hijo. Tan pronto como Demóstenes alcanzó la mayoría de edad, procesó a los fideicomisarios, que habían intentado estafarle. Sin embargo, sólo consiguió recuperar una parte de su herencia y centró su actividad en escribir discursos que usó en litigios legales particulares. Según sus biógrafos sufría un impedimento del habla y sus intentos de expresar sus propios discursos fueron tan infructuosos que recurrió a medios poco frecuentes para superar su defecto, incluida la práctica de hablar con guijarros en la boca.


Aunque Demóstenes continuó la práctica legal privada, se interesó cada vez más por los asuntos públicos. Se dedicó a restablecer el espíritu público en Atenas y a la conservación de la cultura griega. La mayoría de sus principales discursos estuvieron dirigidos contra el poder creciente del rey Filipo II de Macedonia, a quien veía como una amenaza no sólo para Atenas sino para todas las ciudades-estado griegas. El tema principal de su primer discurso contra Filipo, conocido como la Primera Filípica (351 a.C.), fue todo un presagio, ya que dos años más tarde Filipo atacó Olinto, aliado de Atenas, y en tres discursos, llamados las Olínticas, Demóstenes exhortó a Atenas a ayudar a su aliado. Cuando Olinto fue destruido, Demóstenes estaba entre los enviados (346 a.C.) para negociar la paz entre Atenas y Filipo. Sin embargo, durante los ocho años siguientes, continuó con sus advertencias contra los abusos macedónicos. Entre sus discursos de este periodo destacan la Segunda Filípica, el discurso conocido como Sobre la falsa embajada, contra Esquines, orador rival y partidario de Filipo, y la Tercera Filípica, considerada la mejor de este grupo, en la que se exigía una acción resuelta contra Filipo. En gran parte a través de los esfuerzos de Demóstenes, el intento de Filipo, en el 340 a.C., de capturar Bizancio (ahora Estambul) se retrasó. A pesar de una alianza entre Tebas y Atenas, ciudades hostiles entre sí durante largo tiempo, Filipo las derrotó en Queronea en el 338 a.C.


Demóstenes continuó hablando a favor de la liberación, incluso después de la conquista de Grecia por Macedonia. En el 336 a.C. el orador Ctesifonte propuso que Atenas honrara a Demóstenes por sus servicios a la ciudad presentándole, según la costumbre, con una corona dorada. Esta propuesta se convirtió en una cuestión política, y en el 330 a.C., mediante un tecnicismo legal, Esquines procesó a Ctesifonte por haber ofrecido la corona. En su brillante discurso Sobre la corona, Demóstenes no sólo defendió a Ctesifonte sino que también atacó a quienes pudieran haber preferido la paz con Macedonia. Como resultado, Ctesifonte fue absuelto y Esquines se vio obligado a exiliarse. En el 324 a.C. Demóstenes fue declarado culpable, es posible que injustamente, de aceptar un soborno de Harpalo, a quien el hijo de Filipo, Alejandro Magno, había confiado grandes tesoros y que se había fugado refugiándose en Atenas. Después de la muerte de Alejandro en el 323 a.C. Demóstenes exigió de nuevo a los griegos liberarse del control macedónico, pero el sucesor de Alejandro, Antípatro, sofocó toda resistencia y exigió que los atenienses le entregaran a Demóstenes y a otros líderes patriotas. Cuando la asamblea ateniense aprobó una sentencia

condenando

a

muerte

a

los

patriotas,

Demóstenes huyó a un santuario en la isla de Calauria, donde se suicidó. La fama de sus discursos continuó


durante siglos, inspirando al orador romano Cicerón, entre otros, en sus discursos contra Marco Antonio después de la muerte de Julio César.

Jenofonte El militar y polígrafo griego Jenofonte escribió hacia el 386 a.C. una de las obras de la antigüedad griega más leídas, la famosa Anábasis, en la cual narró la campaña emprendida quince años antes por el príncipe Ciro de Persia el Joven contra su hermano Artajerjes II, así como la consiguiente retirada de las tropas mercenarias griegas dirigida por el propio autor.


Los Griegos y el Arte El Periodo Clásico El arte griego del periodo clásico, que se desarrolló desde la época de las Guerras Médicas hasta el final del reinado de Alejandro Magno, por una parte se mantuvo totalmente independiente y por otra ejerció una gran influencia en otras culturas. La Alta Época Clásica (475 a.C.a.C.-448 a.C.) Después de la victoria griega sobre los persas, la necesidad de reparar la devastación de la guerra generó una gran actividad artística tanto en arquitectura como en escultura. Esto fue especialmente evidente en Atenas, centro neurálgico del poder político y económico. La Arquitectura La mayoría de los templos de la alta época clásica eran de orden dórico. La mayoría de los templos de la alta época clásica eran de orden dórico. El templo de Zeus en Olimpia (mediados del siglo V a.C.), proyectado por Libón de Elis, es un ejemplo excepcional. Sus columnas relativamente esbeltas indican una


reacción contra las proporciones pesadas del dórico de la época arcaica. La Escultura La escultura de la alta época clásica no presenta la típica sonrisa arcaica o los suaves detalles característicos del periodo anterior. En su lugar, transmite una cierta solemnidad además de nueva fuerza y simplicidad de las formas. Entre los mejores ejemplos se encuentran los frontones escultóricos del templo de Zeus en Olimpia (Museo Arqueológico de Olimpia), el Auriga de Delfos (Museo Arqueológico de Delfos), el joven de pie o Efebo de Kritias—denominado así por el escultor ateniense Kritias— y la cabeza del Efebo rubio (ambos en el Museo de la Acrópolis de Atenas), así como el Idolino del Museo Arqueológico de Florencia. Los escultores de esta época representaban a los personajes en el momento inmediatamente anterior o posterior a la culminación de una acción significativa. Las esculturas del templo de Zeus en Olimpia son una muestra: en el frontón oriental aparecen los preparativos, supervisados por Zeus, para la fatal carrera de carros ente las legendarias figuras de Pélope y Enómao; en el frontón occidental la batalla entre lapitas y centauros; y las doce metopas que se conservan describen los trabajos de Hércules ayudado por la diosa Atenea.


Muchas de las obras de la alta época clásica se perdieron en la antigüedad. Algunas han perdurado, sin embargo, en las copias realizadas por los romanos, que sentían gran admiración por la cultura clásica. Entre algunas de esas copias se encuentran el grupo de los tiranicidas realizado por Kritias en colaboración con Nesiotes (Museo de Nápoles) y los numerosos trabajos de Policleto, entre los que se incluye el Doríforo o portador de la lanza (Museo de Nápoles), Diadumeno de Delos (Museo Nacional de Atenas) y la Amazona (Museo Metropolitano de Arte, Nueva York). En estas esculturas, la postura frontal de las figuras del periodo arcaico se sustituye por posiciones más complejas y actitudes más naturales. La Pintura De la alta época clásica casi no se conservan pinturas murales. El pintor más importante del momento fue Polignoto. En sus frescos de Leskhe de los Cnidios en Delfos, descritos por el historiador griego Pausanias, representó la destrucción de Troya y la visita al Hades. Plinio el Viejo escribió que Polignoto fue el primer maestro de la expresión. El descubrimiento en 1968 de un sarcófago griego pintado al fresco en Paestum (c. 470 a.C., Museo Arqueológico de Paestum) muestra los logros de la pintura mural de la alta época clásica. Las figuras de los asistentes a un banquete y la representación de un nadador muestran el dominio de la


anatomía, del trazo y de las expresiones faciales. Los ojos están dibujados de perfil en lugar de frontales y también aparecen escenas paisajísticas. En la pintura de vasijas las escenas de carácter simbólico y decorativo fueron remplazadas

de forma

gradual

por

representaciones tridimensionales, como en las obras de Pistoxenus y Penthesilea. Las formas son más nítidas, los ojos se representan de perfil y los pliegues de las telas adquieren formas más naturalistas. Estas características, especialmente en las vasijas del pintor de los Niobides, sugieren la influencia de Polignoto y ofrecen más información de su estilo artístico. El Periodo Clásico Medio (448 a.C.a.C.-400 a.C.) El clasicismo pleno se desarrolló durante la segunda mitad del siglo V a.C., especialmente bajo el patronazgo de Pericles, el político ateniense. La arquitectura y la escultura de Atenas alcanzaron entonces una perfección raramente igualada. La Arquitectura Los arquitectos desarrollaron gran cantidad de métodos para contrarrestar las distorsiones ópticas. Así, el basamento o crepidoma de los templos se curvaba levemente hacia arriba, las columnas se tallaban más anchas en el centro que en los extremos (éntasis) y se inclinaban ligeramente hacia el interior, y


las líneas verticales del edificio se dibujaban con la pendiente necesaria para corregir la distorsión pertinente. En Occidente, el enorme templo de Apolo en Selinonte (Sicilia) se terminó después de cien años de trabajo. En el Ática, Pericles ordenó la restauración de muchos templos quemados por los persas. El escultor Fidias se encargó de la supervisión de los trabajos en la Acrópolis, recinto que era el lugar tradicional de los templos atenienses. El edificio más importante fue el Partenón, proyectado por los arquitectos Ictino y Calícrates. Los Propileos, o puerta monumental de acceso a la Acrópolis, fue otra de las construcciones importantes. El Partenón se erigió al lado de dos templos anteriores, el viejo templo de Atenea, conocido como el Hecatompedón, construido aproximadamente el 570 a.C. y ampliado hacia el 530 a.C., y el antiguo Partenón, comenzado el 488 a.C. y destruido por los persas el 480 a.C. cuando aún no estaba terminado. La construcción del nuevo edificio se inició el 448 a.C. El Partenón se construyó en su totalidad con el mármol de las célebres canteras del monte Pentelikon. Estaba rodeado por una gran columnata de ocho columnas dóricas en sus extremos y otras 17 en cada lado. El techo del peristilo estaba decorado con un artesonado de mármol. El santuario se dividía


en dos partes (cella y tesoro), a las que se accedía a través de un estrecho vestíbulo. El techo de la estancia mayor o cella, situada en el extremo oriental, contenía una enorme estatua criselefantina (realizada en oro y marfil) que representaba a la diosa Atenea, protectora de la ciudad, sostenida en tres de sus lados por una columnata dórica de dos cuerpos verticales superpuestos. La estancia más pequeña o tesoro se elevaba sobre cuatro esbeltas columnas jónicas. Un ambicioso programa escultórico se extendía por las metopas, los frontones y el alto friso que recorría el exterior de la cella. Fidias definió el estilo de las esculturas del Partenón, pero la mayoría de ellas fueron probablemente ejecutadas por sus discípulos en el taller del maestro. Las metopas del lado oriental representan una batalla de gigantes, las occidentales una batalla contra las amazonas, las del norte la destrucción de Troya y las del sur la batalla entre lapitas y centauros. El friso representa a los ciudadanos atenienses acercándose a la diosa Atenea en el cortejo procesional de las fiestas panateneas. En el frontón oriental aparece el nacimiento de Atenea, rodeada de los dioses del Olimpo, y en el frontón occidental su lucha con el dios Poseidón por el dominio de las tierras del Ática. Las esculturas del Partenón y otros monumentos de la antigua Atenas se conservan en la colección Elgin (porque fue lord Elgin quien los llevó a Inglaterra) en el Museo Británico de Londres.


Los Propileos se iniciaron el 437 a.C., pero nunca llegaron a terminarse, probablemente debido al comienzo de la guerra del Peloponeso en el año 431 a.C. Fidias encargó su construcción a Mnesicles, que proyectó sus pórticos como si fueran fachadas de templos dóricos. Además, también utilizó columnas jónicas, consideradas como unas de las muestras más hermosas de este orden arquitectónico, y reforzó los arquitrabes del edificio con piezas de hierro. Otro de los edificios dóricos de este periodo es el Teseión, o sepulcro de Teseo, que se alzaba en una colina al oeste del ágora o plaza del mercado de Atenas, y que se ha convertido en uno de las construcciones mejor conservadas de Grecia. El templo de Poseidón en el cabo Sunion y el templo de Apolo Epicuro (450 a.C.) en Bassae, en plena Arcadia, son los edificios más antiguos donde han aparecido capiteles corintios. El Erecteion, erigido en la Acrópolis en frente del Partenón, y quizás obra de Mnesicles, es un templo jónico excepcional. El hecho de que el terreno fuera accidentado, y el temor a destruir los santuarios anteriores del lugar, forzaron al arquitecto a idear una complicada planta asimétrica. El entablamento del pórtico que oculta la bajada a la tumba de Erecteo se apoya sobre unas esculturas femeninas llamadas cariátides. El templo de Atenea Niké, en el extremo suroeste de la Acrópolis, es otro edificio jónico ligero y elegante. El templo estuvo en pie hasta el siglo XVII, cuando los turcos otomanos


lo derribaron para convertirlo en una posición de artillería, pero fue reconstruido el año 1835, conservando la mayor semejanza posible con la estructura original. La Escultura La estatua de Zeus que Fidias hizo para Olimpia hacia el 435 a.C., fue quizás la escultura más famosa de la antigüedad griega. La toga del dios y sus ornamentos fueron realizados en oro y la escultura se esculpió en marfil. Hoy día la estatua se conoce únicamente por los escritos que dejaron los contemporáneos de Fidias. El Discóbolo, estatua de tamaño natural realizada por Mirón de Eleutera hacia el 450 a.C. pertenece al periodo clásico del arte griego. Originariamente hecha en bronce, sobrevive gracias a una copia romana en mármol. La composición de la escultura incorpora dos arcos cruzados, creando una sensación de movimiento y de tensión. Fidias y Policleto fueron los escultores más importantes del periodo clásico medio. Para los antiguos, Fidias era el escultor de los dioses y Policleto el de los seres humanos o mortales. El primero creó dos estatuas criselefantinas colosales, una de Zeus en Olimpia, considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo, y otra de Atenea en el Partenón, aunque ninguna de las dos ha llegado hasta nuestros días. La cabeza


de Atenea Lemnia (Museo de Bolonia) copia romana de una obra de Fidias, junto con el trabajo de sus discípulos Alcámenes y Agorácrito, permite deducir algunas ideas de su arte. La Niké alada de Paionios, en Olimpia, y los trabajos posteriores del eminente escultor Mirón, son contemporáneos al Partenón. El Discóbolo y Atenea y Marsias, dos de las esculturas más famosas del segundo, estuvieron en un principio en la Acrópolis y son conocidas únicamente por las copias romanas conservadas. La Pintura Aunque dibujadas con una perspectiva lineal rudimentaria, las figuras de las vasijas del periodo clásico medio poseen un cierto efecto tridimensional. Estas pinturas se parecen probablemente a las obras desaparecidas de Apolodoro y Zeuxis de Heraclea. El segundo es famoso por haber pintado un racimo de uvas de forma tan veraz que hasta los pájaros trataron de picotear sus granos.


El Periodo Clásico Final (400 a.C.a.C.-323 a.C.) Las obras arquitectónicas disminuyeron cuando Atenas, derrotada en la guerra del Peloponeso, perdió su hegemonía política en el ámbito griego. En las artes plásticas, la nueva y detallada caracterización de las figuras reflejó un interés por el individuo, hecho que corroboran los poetas y filósofos de aquel momento. La Arquitectura

Teatro de Epidauro, Grecia Epidauro, antigua ciudad levantada en la costa nororiental de la península del Peloponeso, a orillas del golfo Sarónico (hoy golfo de Egina), conserva un magnífico teatro del año 350 a.C., proyectado por Policleto el Joven, que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. Este teatro, con una excelente acústica, presenta un escenario circular en torno al cual las gradas, con capacidad


para 14.000 personas, se extienden sobre el terreno inclinado de una colina. En él, todos los veranos se celebra un festival de teatro griego clásico. Aunque los templos se seguían construyendo en orden dórico, desapareció el porche posterior (opistodomo). El templo de Asclepio en Epidauro (c. 380 a.C.) es un buen ejemplo. Las columnas corintias (el tercer orden arquitectónico griego), una especie de columnas jónicas con hojas de acanto en los capiteles, se utilizaron para levantar la columnata interior del tolos o edificio circular de Epidauro, realizado por Policleto el Joven. A partir de este momento los teatros, construidos con gradas de madera sobre la ladera una colina, se empezaron a construir en piedra. Así, por ejemplo, el teatro de Epidauro (350 a.C.), proyectado también por Policleto el Joven, se edificó sobre un terreno inclinado alrededor de una escena circular. En Asia Menor tuvo lugar un renacimiento del orden jónico. El edificio más impresionante fue el mausoleo de Halicarnaso, la enorme tumba de Mausolo, rey de Caria (c. 376 a.C.-353 a.C.), que está considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo. Elevado sobre un pedestal, estaba rodeado por una columnata jónica cubierta por una techumbre piramidal coronada por una cuadriga. Según la costumbre, cada uno de sus lados estaba decorado con frisos de Escopas y otros tres escultores áticos. Los restos de su estructura se conservan en


el Museo Británico de Londres, junto con una estatua colosal de Mausolo. La Escultura

Hermes con Dioniso niño Hermes con Dioniso niño (c. 330 a.C.) es una escultura atribuida a Praxiteles, escultor griego del final del periodo clásico. La estatua de mármol, que mide aproximadamente 2 m, fue realizada para el templo de Hera en Olimpia. La individualidad y la naturalidad de la obra fueron cualidades cultivadas por los escultores de finales del periodo clásico. La escultura del último clasicismo estuvo dominada por Lisipo, Praxiteles y Escopas. El primero esculpió ágiles atletas, como el desaparecido bronce del Apoxiomenos (c. 330 a.C.). Quizás el más excepcional de los tres sea Praxiteles, que trabajó en un estilo delicado y elegante. En su Hermes con


Dioniso niño (c. 330 a.C.-320 a.C., Museo Arqueológico de Olimpia) el tronco del árbol en el que se apoya Hermes equilibra compositivamente la voluptuosa curva de la figura. Su Afrodita de Cnidos (350 a.C., copia romana en el Museo PíoClementino, Vaticano) aparece cubriéndose con la mano derecha el centro del cuerpo, en un gesto púdico que sirvió de pauta para los desnudos femeninos posteriores. Su expresión combina la dignidad, el encanto delicado y la frivolidad mundana.

Sus

párpados

inferiores

están

remarcados

únicamente por medio de una talla ligera y la superficie de la figura está esculpida de tal forma que produce un suave juego de luces y sombras. La escultura del siglo IV a.C. llevó más lejos los logros de Policleto. Lisipo introdujo un nuevo canon que alargaba la longitud del cuerpo en proporción a la cabeza. Además, como escultor de la corte de Alejandro Magno, introdujo las imágenes de los gobernantes en el repertorio artístico. Escopas, su contemporáneo, tal y como podemos observar en las figuras que se conservan del templo de Atenea Alea en Tegea (hoy en el Museo Nacional de Atenas), abandonó gradualmente la expresión serena del periodo clásico e introdujo en los rostros de las figuras una expresión pasional y emotiva.


Se conservan numerosas estatuas en terracota sin esmaltar del siglo IV a.C. Estas piezas proceden fundamentalmente de ajuares funerarios y se conocen como figurillas Tanagra en honor a la ciudad de la región griega de Beocia donde se encontraron por primera vez. Muchas de ellas están huecas porque se realizaron con moldes. Están pintadas al temple y recrean diversos temas, como actores cómicos, mujeres elegantemente vestidas, enanos y dioses en miniatura. Las lápidas áticas de los siglos IV y V a.C. consistían en una losa decorada en relieve, con personajes que transmiten la tristeza de la partida. A menudo, las figuras estaban flanqueadas por pilastras coronadas por una cornisa. La Pintura Todos los murales griegos del siglo IV a.C., incluyendo los del gran Apeles, han desaparecido. Sin embargo, su influencia puede observarse en los trampantojos y en los paisajes arquitectónicos pintados sobre los muros de las casas romanas de Pompeya y Herculano en el siglo I d.C. A partir del 320 a.C. Atenas no exportó más cerámica y sólo se fabricaron algunas vasijas que se entregaban como premio a los atletas de las panateneas. La cerámica de la península Itálica ocupó el lugar de la ateniense en el mercado mediterráneo. Las piezas italianas eran de distintos tipos, entre


los cuales destaca la cerámica de Canosa, ciudad al norte de Italia, que presenta a menudo la firma de su ceramista. Las vasijas de Centuripa (Sicilia) son más complicadas y sus escenas están decoradas con figuras pintadas que recuerdan la técnica actual del pastel. Los cuerpos de estas piezas están adornados con motivos florales y tridimensionales.


Mitos Griegos Dioses Olímpicos


Mitos Griegos Introducción Los mitos son relatos con prácticamente ninguna base real y grandes dosis de fantasía creados para dar una explicación al origen del mundo y a la existencia humana. El hecho de que una gran parte se refieran a cuestiones relativas a un tiempo anterior al nacimiento del mundo convencional los caracteriza y los diferencia de los cuentos y las leyendas. Los mitos son los portadores de los mensajes más elementales de la vida. En ellos se da una explicación de cómo fueron creados el universo, los seres humanos y los animales, y de cómo se originaron ciertas costumbres, ritos o actividades humanas. Casi todas las culturas poseen o poseyeron alguna vez mitos y vivieron en relación con ellos. Los griegos hicieron a los dioses a su imagen y semejanza, lo que significa que las divinidades de los griegos son reflejo de todas las virtudes de los hombres, pero también de sus defectos. Muchas de sus historias están repletas de crímenes, raptos violaciones, incestos y una violencia extrema. Por lo tanto, lo que distingue a los hombres de los dioses es básicamente

que

estos

últimos

gozan

de

poderes

sobrenaturales y pueden acometer increíbles hazañas. Otra peculiaridad de las mitologías clásicas es que sus dioses no son los creadores de los humanos, sino algo inherente al mundo que había surgido del Caos.


Los Dioses Griegos Los griegos creían que los dioses habían elegido el monte Olimpo, en una región de Grecia llamada Tesalia, como su residencia. En el Olimpo, los dioses formaban una sociedad organizada en términos de autoridad y poderes, se movían con total libertad y formaban tres grupos que controlaban sendos poderes: el cielo o firmamento, el mar y la tierra. Los doce dioses principales, habitualmente llamados Olímpicos, eran Zeus, Hera, Hefesto, Atenea, Apolo, Ártemis, Ares, Afrodita, Hestia, Hermes, Deméter y Poseidón. Zeus era el dios supremo, padre espiritual de los dioses y de los hombres. Su mujer, Hera, era la reina de los cielos y la guardiana del matrimonio. Otros dioses asociados con los cielos eran Hefesto, dios del fuego y de los herreros, Atenea, diosa de la sabiduría y de la guerra, y Apolo, dios de la luz, la poesía y la música. Ártemis, diosa de la fauna y de la luna, Ares, dios de la guerra y Afrodita, diosa del amor, eran otros dioses del firmamento. Quienes los reunían eran Hestia, diosa del hogar, y Hermes, mensajero de los dioses y soberano de la ciencia y la invención. Poseidón era el soberano del mar y, junto con su mujer Anfitrite, guiaba a un grupo de dioses marinos menos importantes, tales como las nereidas y los tritones. Deméter, la diosa de la agricultura, estaba vinculada a la tierra. Hades, un dios importante pero generalmente no considerado un olímpico,


regía el mundo subterráneo, donde vivía su mujer, Perséfone. El submundo era un lugar oscuro y lúgubre situado en el centro de la tierra. Lo poblaban las almas de las personas que habían muerto Dioniso, dios del vino y del placer, estaba entre los dioses más populares. Los griegos dedicaban muchos festivales a este dios telúrico, y en algunas regiones llegó a ser tan importante como Zeus. A menudo lo acompañaba una hueste de dioses fantásticos que incluía a sátiros, centauros y ninfas. Los sátiros eran criaturas con piernas de cabra y la parte superior del cuerpo era simiesca o humana. Los centauros tenían la cabeza y el torso de hombre y el resto del cuerpo de caballo. Las hermosas y encantadoras ninfas frecuentaban bosques y selvas. Descendientes de Zeus


Culto y creencias La mitología griega acentuaba el contraste entre la debilidad de los seres humanos y los grandes y aterradores poderes de la naturaleza. Por lo tanto, el pueblo griego reconocía que sus vidas dependían completamente de la voluntad de los dioses. En general, las relaciones entre los seres humanos y los dioses se consideraban amistosas. Pero los dioses aplicaban severos castigos a los mortales que revelaban una conducta inaceptable, tal como la soberbia complaciente, la ambición extrema y hasta la excesiva prosperidad. La mitología griega estaba ligada a todos los aspectos de la vida humana. Cada ciudad estaba consagrada a un dios particular o grupo de dioses, a quienes los ciudadanos solían construir templos dedicados al culto. Regularmente honraban a los

dioses

en

festivales,

supervisados

por

los

altos

funcionarios. En los festivales y otras reuniones oficiales, los poetas recitaban o cantaban significativas leyendas e historias. Muchos griegos conocían a los dioses a través de la palabra de los poetas. Los griegos también relacionaban su vida doméstica con la de los dioses y en ella les rendían el culto debido. Diferentes partes de la casa estaban dedicadas a determinados dioses, y los individuos les elevaban ruegos regularmente. Un altar de


Zeus, por ejemplo, podía colocarse en el patio, mientras que a Hestia se la honraba ritualmente en el hogar. Aunque en Grecia no había una organización religiosa oficial, por lo común se veneraban ciertos lugares sagrados. Delfos, por ejemplo, era un sitio sagrado dedicado a Apolo. El templo construido en Delfos incluía un oráculo, o adivino, a quien valerosos viajeros consultaban sobre su futuro. Un grupo de sacerdotes, que representaban a cada uno de estos lugares sagrados y que podían ser además funcionarios de la comunidad, interpretaban las palabras de los dioses, pero no poseían ningún poder especial. Aparte de sus plegarias, los griegos solían ofrecer sacrificios de animales domésticos a los dioses, por lo común cabras. Templo de Apolo en Dídimo


Hércules Héroe conocido por su fuerza y valor así como por sus muchas y legendarias hazañas. Hércules es el nombre romano del héroe griego Heracles. Era hijo del dios Zeus y de Alcmena, mujer del general tebano Anfitrión. Hera, la celosa esposa de Zeus, decidida a matar al hijo de su infiel marido, poco después del nacimiento de Hércules envió dos grandes serpientes para que acabaran con él. El niño era aún muy pequeño pero estranguló a las serpientes. Ya de joven, mató a un león con sus propias manos. Como trofeo de esta aventura, se puso la piel de su víctima como una capa y su cabeza como un yelmo. El héroe conquistó posteriormente a una tribu que exigía a Tebas el pago de un tributo. Como recompensa, se le concedió la mano de la princesa tebana Megara, con quien tuvo tres hijos. Hera, aún implacable en su odio hacia Hércules, le hizo pasar un acceso de locura durante el cual mató a su mujer y a sus hijos. Horrorizado y con remordimientos por este acto, Hércules se habría suicidado, pero el oráculo de Delfos le comunicó que podría purgar su delito convirtiéndose en sirviente de su primo Euristeo, rey de Micenas. Euristeo, compelido por Hera, le impuso el desafío de afrontar doce difíciles pruebas, los doce trabajos de Hércules.


La Guerra de Troya Guerra librada por los griegos contra la ciudad de Troya. Se cree que la leyenda se basa en hechos verídicos, episodios de una guerra real entre los griegos del último periodo micénico y los habitantes de Tróade, en Anatolia, parte de la actual Turquía. Modernas excavaciones arqueológicas han revelado que Troya fue destruida por el fuego a principios del siglo XII a.C., tradicional fecha de la guerra, y que ésta pudo haber estallado o bien por el deseo de saquear esa rica ciudad o por poner fin al control comercial que Troya ejercía sobre Dardanelos. Relatos legendarios de la guerra remontan su origen a una manzana de oro, dedicada a “la más bella”, que lanzó Eris, diosa de la discordia, entre los invitados celestiales a las bodas de Peleo, soberano de los mirmidones, y Tetis, una de las nereidas. La entrega de la manzana a Afrodita, diosa del amor, por parte de Paris, hijo de Príamo, rey de Troya, aseguró a Paris el favor de la diosa y el amor de la hermosa Helena, mujer de Menelao, rey de Esparta. Helena se fue con Paris a Troya y como consecuencia se organizó una expedición de castigo, al mando de Agamenón, rey de Micenas, para vengar la afrenta hecha a Menelao. El ejército de Agamenón incluía a muchos héroes griegos famosos, como Aquiles, Patroclo, Áyax, hijo de Telamón y Áyax, hijo de Oileo, Teucro, Néstor, Odiseo y Diomedes.


Como los troyanos se negaron a devolver a Helena a Menelao, los guerreros griegos se reunieron en la bahía de Áulide y avanzaron hacia Troya en mil naves. El sitio duró diez años y los nueve primeros transcurrieron sin mayores incidentes. En el décimo año, Aquiles se retiró de la batalla por un altercado que tuvo con Agamenón; la acción de Aquiles proporcionó a Homero el tema de la Iliada. Para vengar la muerte de su amigo Patroclo, Aquiles retomó la lucha y mató a Héctor, el principal guerrero troyano. Otros hechos, que aparecen narrados en poemas épicos posteriores, abarcan la victoria de Aquiles sobre Pentesilea, reina de las Amazonas, y Memnón, rey de Etiopía, y la muerte de Aquiles en manos de Paris. La ciudad de Troya fue tomada finalmente gracias a una traición. Un grupo de guerreros griegos consiguió entrar en la ciudad ocultándose en el interior de un gran caballo de madera (véase Caballo de Troya). A continuación los griegos saquearon y quemaron la ciudad. Sólo escaparon unos pocos troyanos, el más famoso de ellos Eneas, quien condujo a los demás sobrevivientes hacia la actual Italia. Virgilio ha contado esta historia en la Eneida. El retorno de los guerreros griegos a Grecia también inspiró muchos poemas épicos. El más famoso de ellos es el de Ulises, que regresa a Ítaca después de diez años de difícil travesía, tal como lo elabora poéticamente Homero en la Odisea.


Ulises El más célebre de los héroes antiguos, gobernador de la isla de Ítaca y uno de los jefes del ejército griego durante la guerra de Troya. Homero, en la Odisea, narra las aventuras de Ulises y su final regreso al hogar diez años después de la caída de Troya. Inicialmente, se le mencionaba como hijo de Laertes, rey de Ítaca, aunque en la tradición posterior se consideró a Sísifo, rey de Corinto, como su padre real. Su madre se habría casado posteriormente con Laertes. Al principio Ulises se negó a acompañar a los griegos a Troya, y se fingió loco, sembrando sus campos con sal, pero sus compañeros pusieron a su hijo Telémaco a que arara los campos y, entonces, se vio obligado a admitir su engaño y se reunió con el ejército invasor. En la Iliada de Homero, aparece como un guerrero valiente, sagaz y astuto, y se le concede la famosa armadura del guerrero griego Aquiles cuando éste muere. Ulises fue a buscar a Neoptólemo y Filoctetes para que participaran en la fase final del conflicto. En la Odisea se dice que él propuso la estratagema del Caballo de Troya, recurso mediante el cual se conquistó la ciudad. En las obras de los escritores clásicos posteriores, especialmente en las del poeta griego Píndaro, el dramaturgo griego Eurípides y el poeta romano Virgilio, Ulises aparece caracterizado como un político cobarde e intrigante.


Bibliografía Gran Enciclopedia Universal Espasa Libro sobre Mitología Griega y Romana Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta


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