El pincel de Walt

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DIARIO JOVEN, lunes 6 de mayo de 2013

hisToriA y moDELos DEL PErioDismo WALT DISNEY

El pincel de Walt Este reportaje trata de analizar la cobertura que cuatro diarios, dos internacionales: New York Times y The Guardian, y dos nacionales: ABC y La Vanguardia hacen de la muerte de Walt Disney. El objetivo es dilucidar cómo, a través de la

prensa de la época, se trata el fallecimiento de una persona tan importante a nivel mundial. Sus creaciones perviven en el tiempo y hay quién dice que está congelado en algún lugar. No se sabe. Lo que se sabe es que sus figura nunca morirá.

A. PULIDO; P. OSORIO; J. SANZ

málaga

V

iajamos desde Estados Unidos hasta Reino Unido haciendo paradas en España para descubrir cómo se vivió el fallecimiento de Walt Disney en la sociedad de mitad del siglo XX. Dibujamos su figura a través de sus propios dibujos. No tenía edad para trabajar en una pequeña granja de Misuri, pero sí que adquiría licencia para imaginar. Rodeado de animales en el sur de Estados Unidos se topó con lo que más tarde acabaría esbozándole la mayor de las sonrisas. Eran tiempos de criminalidad con pistola en mano y preguntas manchadas de sangre, de diferencias raciales donde el dominador vestía de blanco y el resto eran simples lacayos, un tiempo monocolor que nadie se atrevía a colorear. O no querían mancharse el traje con tiznajos que hicieran peligrar su estatus social. Fue necesario que un ratón combinara los dos extremos de un mundo incoloro y tintara con un manto blanquinegro la gama de emociones más viva de la historia cinematográfica, justo antes de que la inconsciencia humana pudiera erradicar el arcoiris que la fabrica. Disney edificó a partir de un barco de vapor y un silbido. Desde entonces, el pincel de Walt unificó bandos y abrió sonrisas. Mejoró el mundo con ayuda de los animales que le vieron crecer. Después de 112 años desde su muerte, sigue estando presente. Y por ello no pasó inadvertido para los medios de comunicación de la época. De hecho, para confeccionar este escrito se ha optado por la hemeroteca de cuatro periódicos, dos de ellos nacionales (La Vanguardia y ABC -edición Madrid y Sevilla) y los otros dos, internacionales (The Guardian –Reino Unido- y The New York Times -Estados Unidos-). Este cuarteto ha sido escogido debido a la magnificencia que Walt Disney emanó tras su muerte, cuya repercusión fue desarrollada por la inmensa mayoría a nivel mundial. Por otro lado, al tratarse de dos periódicos de origen anglosajón, serían mayor las probabilidades de un trato más cercano. Es en este punto donde The New York Times adquiere ventaja respecto al resto de tabloides a analizar. Entre otras cosas, porque dedica una edición especial y un extenso obituario al fallecimiento de Disney, ade-

Walt Disney posa con una lámpara con la forma de una de sus creaciones. / infosurhoy.com

más de tratarse del medio de comunicación con mejor localización geográfica respecto al hecho. Para nutrirnos de información, en la hemeroteca de la página web del diario se puede rescatar el texto que se publicó en el periódico el día posterior a su muerte. La información está firmada a 15 de diciembre en Los Ángeles, titulando de la siguiente manera: “Walt Disney, de 65 años, muere en la costa; fundó un imperio desde un ratón”. Ya desde las primeras palabras se atisba grandeza a modo de presentación de los siguientes párrafos (“imperio”). Comienza hablando del hombre que construyó una edificación empresarial que proporcionaba unos 100 millones de dólares anuales a través de la industria del entretenimiento y que, como el título indica, murió a los 65 años. Además, conforme avanzamos se nos descubre un dato que contextualiza el acontecimiento y aporta datos desconocidos para el público de a pie: murió en el hospital de St. Joseph de Burbank a causa de un colapso circulatorio agudo.

Pero los detalles de su muerte no acaban, ya que The New York Times destaca unas líneas más adelante un hecho relevante y de trascendencia descubierto gracias a “un chequeo rutinario”: un mes antes de morir se había operado de un tumor pulmonar. Al margen de los problemas de salud, en todo momento se magnifica la figura del dibujante hasta el punto de que el diario se refiere a él como “Señor Disney” cada vez que necesita nombrarlo, algo así como una muestra de respeto post mortem que en ningún momento desaparece de la lectura. Mencionando los proyectos que llevaba a cabo justo antes de morir, The New York Times se puso en contacto con sus más allegados. Por ejemplo, su hermano Ron Disney, que tenía 74 años de edad en el momento de su muerte y era el encargado de las finanzas del imperio de Walt, aseguró que la empresa seguiría funcionando tal y como su hermano la dejó y que todos los planes de futuro que tenía su hermano seguirían en marcha. Todo seguiría su curso, aun siendo huérfanos.

La información se centra entonces en su perfil de creador de fantasías y hace referencia, entrando en terreno político, a que fue el único hombre, en plena Guerra Fría, elogiado a la vez por la nación estadounidense y la Unión Soviética. Profundizando en este aspecto farragoso, el diario cuenta una anécdota que muestra cómo Disney era querido por todos: Disneyland, parque temático creado en 1955 y uno de los mayores sueños del dibujante californiano, atraía la atención de todo el planeta, incluso del primer ministro soviético Nikita Khrushchev en 1959, una fecha en la que la tensión entre ambos países era más que evidente. No se nos muestra como un simple artista, sino como un nexo de unión con tal expansión emocional que hacía coincidir a los más impertérritos enemigos. Además de las declaraciones de su hermano, la información recoge más testimonios. Como es el caso dibujante británico David Low (ya fallecido), quien le llegó a considerar “la figura más importante en artes gráficas desde Leonardo” o el del expre-

sidente de EE.UU. Dwight Eisenhower, personalidad que también alabó su actitud simpática hacia la vida como “algo que ayudó [y ayuda] a los niños a desarrollar una visión limpia y alegre de la humanidad”. Las comparaciones son muy socorridas en la prensa angloparlante y así lo confirmó también The Guardian tras referirse a Disney como uno de las talentos más notorios del cine desde Chaplin. De esta forma se calibra, de cierta forma, el influjo de Walt en el planeta. La trayectoria de aquel hombre nacido en Chicago también merece, por supuesto, un repaso de todas sus creaciones, su legado, como dibujante y productor de cine hasta la fecha de su muerte: desde la idea de Mickey Mouse hasta el Pato Donald, pasando por Pluto, Blancanieves y Bambi sin olvidar sus aportaciones técnicas como la introducción de sonido en un corto, lo que simuló ser la catapulta hacia el génesis de su éxito. Su influencia fue tan extraordinaria que escapaba de los límites cinematográficos. La Universidad de Yale


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hisToriA y moDELos DEL PErioDismo WALT DISNEY llegó a equiparar su figura con la del premio Nobel Thomas Mann, otorgando a ambos una distinción honorífica el mismo día. Fue uno de los más de 700 premios que recibió a lo largo de su vida gracias a un impacto global tremendo, desde el propio márquetin hasta la influencia en modistos y joyeros de todo el mundo. Sus películas modificaron la sociedad de la época y el periódico lo refleja con total naturalidad. Lo trata como genio. Un genio, además, alérgico a soberbias. Sin embargo, toda esta suntuosidad no alteró la personalidad popular de la que gozó, vista la imagen rendida en tanto que se devoran las líneas, un personaje humilde que no pensaba en abusar de su poder ni reprender a subordinados para que el clima de trabajo fuera afable y sin problemas. También se resalta el sentido del humor que desprendía en ocasiones, lo que denota un ser humano simpático y para nada arrogante. Para ejemplo, la reacción tras haber ganado una importante cantidad de dinero: “Ya sólo le debo ocho millones de dólares al banco”. Fue, ante todo, querido. Y eso que empezó con 40 dólares (y prestados). Casi a punto de finalizar con el extenso obituario se centra la atención en un dato de poca consciencia: no fue el propio Disney quien dibujó a su personaje más famoso, Mickey Mouse (fue Ub Iwerks, su compañero), pero que eso no impidió ser la voz reconocible del ratón más famoso. Ni una sola mala palabra hacia él, todo son halagos que no se vieron perturbados por su única acción altiva: la construcción de Disneyland. Como conclusión, se puede decir que The New York Times hace un repaso de la vida artística de Walt Disney así como de sus aportaciones y su influencia al mundo del cine y de los dibujos animados. Todo desde una perspectiva amable hacia el dibujante donde no se puede encontrar ni una sola crítica hacia su persona, tanto de su vida privada como profesional. Algo que no cambia The Guardian pese a dedicarle mucho menos espacio a la muerte de Disney y que prosigue con la línea de alabanzas hacia

el dibujante, como se puede apreciar en el título, en el que lo califica como “Héroe folklórico”. Es un texto diferente al escrito en The New York Times, ya que su brevedad se justifica porque abarca más un repertorio anecdótico que una extensa biografía. La información es un llamamiento a la nostalgia y al despertar de los sentimientos en el propio lector, quien ha desarrollado una imagen entrañable de Disney que difícilmente se agrietará. No obstante, también hay aspectos dignos de mención como son sus primeros pasos como dibujante y su entrada al mercado audiovisual, todo bien acompañado por un discurso literario que no desentona con el mensaje que pretende transmitir el autor del texto, Alistair Cookie. Acertaríamos a decir que el tratamiento que hace The Guardian de la muerte de Walt Disney no va encaminado a hacer una extensa biografía ni descripción de sus trabajos, sino a mostrar el lado más desconocido del dibujante, pequeños sucesos que se complementan para elaborar la efigie de un revolucionario. Y pacífico. Cambiamos de idioma por primera vez para visitar la prensa nacional. ABC dedica una página completa a la muerte del protagonista en su edición del 16 de diciembre de 1966. Hasta ahora, los textos analizados se localizaban transcritos digitalmente sin tener rastro de cómo fue su forma original, un aspecto que no ocurre en el diario español, del que se puede encontrar la página original publicada. Esto nos permite mayor presencia analítica. Se trata de la número 67, donde aparece un dibujo, una información a tres columnas y un despiece. El titular, que ocupa dos de las tres columnas que tiene la página, reza lo siguiente: “Walt Disney -65 años- murió ayer en un hospital de Hollywood”. El subtítulo también ocupa dos columnas y dice: “El creador de Mickey y de tantas obras maestras había sufrido una importante operación quirúrgica hace un mes”. Cimentar una página completa en torno a un mismo tema da cuenta de la importancia del hecho, más en un país distinto donde ocurrió el suceso.

La criogenización acabó en cenizas Erróneamente, al igual que el lugar de su nacimiento, se tiende afirmar que Walt Disney sigue con vida, aunque manteniendo unas constantes vitales gracias a un proceso de criónica (o congelación total del cuerpo humano). Lo cierto es que no se trata más que de un bulo desembocado a leyenda desde hace décadas (concretamente, desde la publicación en una revista de 1969). Sin lugar a dudas, Walt Disney murió en 1966. Existe constancia tanto de su muerte como de su posterior incineración, por lo que cualquier teoría de revivir su cuerpo queda obsoleta y no hace más que alimentar una mentira sin estómago.

Walt Disney, en su estudio, dibujando a uno de sus personajes más queridos, Bambi./ ThEgAThEringirELAnD.com

Como es habitual, la noticia comienza con una breve información básica (autoría de la agencia EFE) antes de dar paso a la confeccionada por el propio periódico, la cual versa sobre la vida de Walt Disney. El obituario está firmado por J.L.M.R. y aparecen algunas frases que muestran lo importante que había sido su persona y lo que suponía para el mundo del cine. Acompañando al texto va un despiece que, con un toque sentimen-

“Ha muerto el padre de nuestras fantasías infantiles”, describe el diario ABC tal, pretende reflejar al cariño que generaba Disney y la viveza que le daba a cada uno de sus dibujos. “Ha muerto el padre de nuestras fantasías infantiles”, dice una de las frases de la información. En todo momento se trata a Disney como una persona que era querida por todos, como un mago que hacía de los dibujos un arte: “Un día de diciembre, entre canciones de Navidad, contem-

Mago sin varita mágica, mago sin capa, mago de niños y de hombres

Ahí descansan las cenizas de Walt

Es posible que al utilizar el crematoria en un ámbito estrictamente privado y el interés de Disney por las innovaciones tecnológicas en sus últimos años de vida hayan permitido que se teorice sobre esta práctica. No obstante, son simples confabulaciones que, como su cuerpo, acabarán en cenizas.

plando con tristeza infinita la vida de la que estaba despegando, se nos ha ido Walt Disney. Mago sin varita mágica, mago sin capa, mago de niños y de hombres. La historia de Hollywood, que es en gran medida la historia del cine, pone la palabra 'Fin' a uno de sus capítulos más venturosos”. Literatura latina al servicio de Disney. El tratamiento que ABC da a la muerte de Disney se puede comparar con la edición de ABC de Sevilla. En la 'edición Sevilla', el titular y el sub-

título van a una sola columna. El titular expresa: “Ha muerto Walt Disney” y el subtítulo: “Recientemente le había sido extirpado un pulmón”. Igual que en la edición nacional, aparece una noticia breve firmada por la agencia EFE. Luego aparece una información más extensa en el que trata su biografía, pero sin profundizar demasiado en sus aspectos personales. Se centra, sobre todo, en su trayectoria como dibujante. En último lugar, el diario La Vanguardia redacta un espacio a Walt Disney, pero lo hace dos días después de su muerte. La información aparece en la página 20 el día 17 de diciembre de 1966. Una página dedicada íntegramente a su persona con tres fotografías. Hay una información principal firmada por Lorenzo Gomis cuyo titular es “Los caminos de Walt Disney”. El texto define qué supuso la personalidad de Disney y sus características a la hora de dibujar y de dar vida a sus personajes. En todo momento, cuando se refiere al dibujante, lo hace mediante la palabra pedagogo, como puede leerse en esta frase: “El pedagogo Disney nos introdujo en un mundo en que la bondad no se enseñaba, se respiraba”. En este obituario no se habla tanto de su biografía, sino de sus personajes, lo que suponían, lo que transmitían. Es decir, resalta la función educativa que sus obras transmitían hacia cualquier persona pero, sobre todo, en el público infantil (el futuro de las generaciones). Esta información va enlazada a dos despieces. El primero, titulado “Pilar de la literatura infantil”, está escrito por una bibliotecaria que asegura que todas las de su gremio conocen la importancia de las películas de Walt Disney. Da su propio punto desde la perspectiva de una profesional de los libros, además de hablar sus personajes y películas. El segundo tiene aspecto de columna de opinión, firmado por Manuel Pombo Ángulo. Hace una reflexión donde habla de los personajes de Disney, de sus aspectos más sentimentales que hacen que tanto los padres como sus hijos se ilusionen,

sueñen y se identifiquen con ellos. Una vez recorridos cuatro rincones planetarios en torno a la pérdida de Walt Disney, es necesario considerar varios aspectos en torno a su figura. El primero de todos (y más evidente) es el ferviente cariño que se le muestra en cada uno de los escritos, independientemente de si se trata de medios estadounidenses, británicos o españoles, por lo que existe la sensación de que tales elogios se mantendrían si los objetos de estudio hubieran tenido sede en Alemania, Francia, Australia o Asia. El ambiente general invita a pensar que Walt Disney actuó por el bien social de cada territorio, incluso siendo capaz de no despertar ningún tipo de malestar en la inmensa mayoría de sus creaciones. Todos coinciden en su capacidad para revolucionar la industria cinematográfica, simulando ser viento fresco en una habitación sin ventanas. Rejuveneció la animación y transformó la perspectiva del público con especial atención a la infancia, objetivo de sus metas más pueriles. No pasó desapercibido para nadie, ejemplo de ello son las muestras de agradecimiento que sigue recibiendo casi medio siglo después de su muerte. Nadie se pone de acuerdo en insultarle porque no hay resquicio siquiera a que la envidia nuble la mente de quien le conoce. Ya sea personal o fílmicamente. La moral humana no se correspondería con una mala palabra. Al menos, eso es lo que nos transmiten los que sí convivieron temporalmente con él. Hoy, en un mundo invadido por las nuevas tecnologías es difícil que vuelva a existir un personaje dispuesto a despertar la admiración de quien protagoniza las líneas de más arriba. Nadie, por supuesto, es capaz de expandir un número de valores aproximados con tan pocos recursos como los que tuvo Walt Disney. 7 Sentado bajo la sombra de un árbol, esbozó los primeros trazos de lo que después consiguió: dibujar el mundo con la única ayuda de su pincel.


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