Lo que nombro con fuego / Benjamín Hernández Rojas

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Lo que nombro con fuego


Ayuntamiento de Puebla Blanca Alcalá Ruiz Presidenta Municipal del H. Ayuntamiento de Puebla Capital Pedro Ocejo Tarno Director General del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla Beatriz Meyer Rodríguez Subdirectora de Promoción Cultural y Patrimonial Miguel Ángel Andrade Lectura de aquí para allá / Coordinador de la serie

Primera edición: 2010 isbn: 978-607-95361-1-4 D.R. © Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla 3 norte 3, Centro. CP. 72000 Puebla, Pue. tel. (222) 4097426 ext. 108 D.R. © Benemérita Universidad Autónoma de Puebla 4 sur 104, Puebla, Pue. C.P. 72000 Ilustración de portada: Daniel Chastinet Impreso en México/ Printed inMexico Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito del autor o del editor.


Lo que nombro con fuego Benjamín Hernández Rojas



Benjamín Hernández Rojas

Lo que nombro con fuego: Un marino que vuelve de la vera del Leteo Un desierto de corales lleno Lo que nombro con agua: El polvo que la nube inhala y llora en hilos de plata Lo que nombro con tierra: Piedra en el zapato de la mala suerte Lo que nombro con aire: El brío que hincha marinero las velas de mi voz en vuelo de luna Lo que nombro con arena: Las conchas morenas que desnudó el encaje de una marea juguetona y los pezones huraños como cangrejos Lo que nombro con un grito: El néctar de locos que a cantos bebe mi corazón El brío alado de versos que surca deseo, tiempo y conjuro: habrá cada bramar de tormenta de fuego, lo que prefiero nombrar con muda fe habrá cada verdad y su bálsamo de silencio

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Lo que nombro con fuego

Celebro el tiempo, danza de abanico en espiral Cuando azotan los vientos y la fiebre de la piedra es tanta se enciende el canto del gigante hincha de un gemido sonoro la veta de la piedra en la que nada y late el pez beta cuando queda desnudo, cuando queda al viento También el contingente de cangrejos celebra el tiempo cuando llega –en la faena por la vida evitando la marea para desovar– la hora en cada brazada que muere mariposa Cuando por fin la gota entiende que de amor no hay más alto modo que la muerte y cae el telón la ópera de tu nombre abre sus olas de claridad y esconde a los amantes celebro los cabellos que a galope se deshojan Celebro la falda circular donde todo empieza todo el tiempo y sopla el silencio en dirección al centro a la orilla del tiempo 8


Benjamín Hernández Rojas

Nubes i

huye al cielo malva huye libre, coraje aborda el horizonte esta senda, la balsa extiende tu lenta luz desborda el margen el tajo desvanecido y marrón este origen del eco en extravío los estribos de mi oleaje calmo ii

Vino del mar ese silencio que María… ese velo pegado a la piel esa muda mirada esa capita que alumbra mi sed bébelo el pezdoradoelefante sacude la trenza de su trompa la trenzaleta roja de su tromba

iii

sobre las puntas baila de nuevo un sol calla, alienta, moja desnuda el pábilo el fuego la faz 9


Lo que nombro con fuego

Muro de nubes

adentro no se mira la frontera de tan ancho el vapor emerge del centro de la carne no hay color opaco tentativa ni pecado arena una Preso mi latido de su sombra cruzar el muro intento trapecista pero adentro, en la herida no hay frontera ni caĂ­da libre es honda como un suspiro que no retorna una piedrecilla que suelto en el pozo de la o y que nunca toca fondo una nube sin viento ni llanto adentro no se mira la frontera la voz se va y no regresa el muro blanco escucha con los ojos

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Benjamín Hernández Rojas

Novia de nubes

El caldero de su velo ese tul cocinado tieso evocando el muelle viene con la prisa vaporosa de una locomotora Aquella nube guarda un secreto entre la nieve Como de muy lejano pisando la orilla vestida de océano perla risa de su cola otro, que no era el novio, dijo: vine por la novia Ah, novia Nube láctea caldero locomotor sin vía Arriban a la estación de inmigrantes cósmicos de primaveral extasiados Novia, nube, láctea vía enamorada y locomotor

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Lo que nombro con fuego

Reina del océano el viento se detiene con tu paso matinal murmullo cáliz Levanta sus velas un dulce bergantín respira el tiempo y la senda que desembocan en la cuenca de tus ojos el abismo ¿Qué será sin ti de la noche? ¿Quién pondrá los alfileres que sostienen su manto? El mar otro cáliz que no sabe cómo partir sin dejar herida Sin ti queda inquieta la marea queda el fuego que hiere la calma una luz hincada y hueca en pleno corazón queda en fuego la flor su honda raíz fina luz cayendo entre ramas y latidos 12


BenjamĂ­n HernĂĄndez Rojas

tu canto de sirena abisal suspiro entre olas de silencio Sin ti queda inquieta la marea

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Lo que nombro con fuego

La membrana lila de la seda sutil del fondo del mar de la mirada del cristal que gime en la cima del cuerno que estremece al viento de cumbres serenas y hondos clamores de un crepĂşsculo herido por el rojo minuto de la daga devela tu nombre

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BenjamĂ­n HernĂĄndez Rojas

Va que va lento va enterrando el yugo balas que no matan por la espalda balas que son nuestras propias sombras va lastimando el vientre valiente vaivĂŠn que lento va va y viene

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Lo que nombro con fuego

Cuando mi boca de palo nombra la pata de río y la cola de pera agita su cabecita de plátano se erizan los remos del barco de pelo de búfalo que afelpa la toalla Pero la pata del cielo tropieza con mi cola de nardo y llora su cría –El Mar– su racimo de peras gotas Un perro mira mira el cuello de la luna de queso de la vaca de besos y come con su boca de palo mi risa de coliflor esa morada encía esta playa petrolera donde zarpan los caprichos de gato las comadres del sol las nueras del río el seco paladar de pato Agito mi sombrero de pájaros agricultores sobre el camino de lengua de toro donde los espolones atoran en cada enagua y te veo a los ojos corazón amordazado veo tus aletas de jirafán que no callan tus trompetas de jurafán, infame tu sable de huraisán intocable tu grito de luciérnagas que apaga mi silente mueca de rosas desbordadas con tu latido matinal infinito a cuentagotas 16


Benjamín Hernández Rojas

Dispar(r)a A Nicanor

1 contra la pausa, la vigilia contra la moral, la miseria contra el grito, la lengua contra el frío, una línea contra esa línea que no para… una pausa

2 niebla ola nube amén

de mi cabellera de cristal impenetrable del himen

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Lo que nombro con fuego

i

Mira la calma ofrenda del viento que mueve la sombra el eco tu voz

ii

Cada salto al pasado desnuda la gruta oculta la cascada de llanto y albedrĂ­o

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Benjamín Hernández Rojas

El sueño embiste el largo amanecer de ciegos desviste la muerte a secas muerde la bocanada que en el vacío nada y en el colmo gime y anda Rema sereno a contra luz entre la rima del mar y el temple del salterio La piedra llora lágrimas de luz camino de paz casa de luz canto y antifaz

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Lo que nombro con fuego

En otro amanecer amartillado por las sendas de pan dorado por el 谩mbar de hojas secas, de la queja de una mujer con labios de vapor y del jerez brot贸 el beso amarillo de un demonio mares de arroz en calma despert贸 luci茅rnagas que vuelven al siguiente amanecer

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Benjamín Hernández Rojas

Eco de luz El sol parió una rama y un papayo lo parió de rama en rama piedra roja el ojo negro sonríe sonrojado

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Lo que nombro con fuego

Dolor óleo mudo con pestañas de plata luz comisura de un eco muriendo ataúd arde el bosque, el abanico y la tarde sobre las sienes rama verde cavidad y clarinete que toca el mar con un solo brazo tono parpadeo agudo o carmesí bajo el pecho de un colibrí nido sierpe madura trenzada en lo alto de la cruz agua en el llano de mi espalda se mira una cebra en el espejo roto

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Benjamín Hernández Rojas

El silencio que habita en el corazón de la piedra imita en su lengua al universo y palpando la escarola de la distancia se condensa entre las ruinas evaporadas de olivo el cuenco es la gota A menudo en su joroba duerme la luna su historia su sombra todos sus amantes la flama rubia de la noche Y mi lengua de raíces va y viene en su página de caoba

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buenos aires: aspiro: / brahim Z. . Se incendia la palabra / Judith Santoprieto . Mañana / Alejandro Palma . Lo que nombro con fuego / Benjamín Hernández Rojas . bitácora del mundo de los imposibles / gabriela puente . oración a un dios ausente / Guillermo Carrera


Benjamín Hernández Rojas (autobiografía) Nací, bajo el signo de la contradicción, un día de muertos de 1980. Mi padre tuvo a bien nombrarme Benjamín, aunque soy el mayor de cuatro hermanos. Tez morena, cabello negro, flaco de oro me decía la abuela Carmen, flaco de oro negro me decía Cristian, mi mejor amigo en la adolescencia; tengo ojos de antílope dice Angélica, mi niña amante, mujer amiga, amada amante como canta Roberto Carlos, también me hizo notar que al caminar tiendo ligeramente mi cabeza hacia la izquierda. Estudié Lingüística y Literatura Hispánica en la Universidad Autónoma de Puebla; publiqué en la revista Crítica dos poemas; en Catedral cuando Meneses oficiaba aún, y nobles amigos han leído con fraternidad y amor a la palabra mis corazonadas: Karen Rojas Kauffman, Omar Martínez, José Prats, Rafael Mondragón, Yliana Cohen, Carlos Blázquez, Miguel Ángel Andrade, Arturo Vázquez, Mario Meléndez, Angélica López, Cinthya Estrada, Omar Lara, Alejandro Palma, Paloma Villalobos, Fernando Sánchez Clelo, Josefina, Gina, Adrián Serdio, Sofía Sambrano, Amanda Azcona, Ángela Pérez, Carlos Lezama y desde luego muchos más, aunque los tenga menos presentes. Estoy agradecido con todos.

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Lo que nombro con fuego de Benjamín Hernández Rojas se terminó de imprimir en febrero de 2010 en los talleres El Errante Editor S. A. de C. V. –Priv. Emiliano Zapata 5947, col. San Baltasar Campeche, Puebla, Pue. C. P. 72450– en la barroquísima ciudad de Puebla, México. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Miguel Ángel Andrade. Se tiraron 1000 ejemplares, más sobrantes para su reposición.

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