Y fue la luz. Poesía (2019). Maikel Santiesteban

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Y FUE LA LUZ poesĂ­a Maikel Santiesteban

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Maikel Santiesteban Y FUE LA LUZ POESĂ?A HEBEL

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Y FUE LA LUZ poesĂ­a Maikel Santiesteban

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Y FUE LA LUZ. POESÍA © Maikel Santiesteban © HEBEL Ediciones Colección Cuadrá-Tú| Poesía Santiago de Chile, 2019 www.issuu.com/hebel.ediciones Qué es HEBEL. Es un sello editorial sin fines de lucro. Término hebreo que denota lo efímero, lo vano, lo pasajero, soplo leve que parte veloz. Así, este sello quiere ser un gesto de frágil permanencia de las palabras, en ediciones siempre preliminares, que se lanzan por el espacio y tiempo para hacer bien o simplemente para inquietar la vida, que siempre está en permanente devenir, en especial la de este "humus que mira el cielo".

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Preludio

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INVITACIĂ“N A LA LUZ Oigan cantar a Santiesteban No dejen caer sus palabras Pues traen un silbo apacible Justo en su lomo Y recuerdan a la caricia Y rememoran una nostalgia De camino ido y vuelto De esperanza que renace Y de luz que remonta Por sobre cada una De todas nuestras tinieblas. Luis Cruz-Villalobos Santiago de Chile, 2019

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I Mil regresos

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Hijo prรณdigo Quiero rebasar el hilo divisorio que solo habita cuando pienso en lo imposible. Recortar esos espacios que hacen mรกs grandes mis abismos. Salir de la trinchera donde resguardo mis antojos y arrojar esa coraza protectora ante tus manos. Disfrutar de tu existencia infinita contemplada en el ocaso. Volver a estar cerca de ti para romper los contornos que no existen. 13


Pasos Detrás de un Viernes Santo cruza la furia de unos ojos, la calidez de unas manos, leve desnudez de pájaro, el primer grito de los niños. Has cruzado tú. Los pasos se aligeran con el tiempo.

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Credo Creo en ti, no hace falta merodearme con dichos ilustrados, absorbo ese discurso asido del silencio y la esperanza. Me ofrezco a transitar esos caminos. Cierro los ojos, reconozco tus designios. Reniego voluntades extraviadas que se van en los torrentes y en el viento de esta tarde. Mi atracadero de conciencia, de temores y de gloria. El presente insiste en una opciรณn. 15


Mil regresos Tu luz se expande hasta el fondo donde habito. EscudriĂąas lo inservible para lucir el milagro que me hizo respirar. Me alcanza tu memoria en los recodos mĂĄs intransitables. Susurras con paciencia salvadora un discurso ya escuchado, paciencia que ofrece mil regresos, un camino, otro mĂĄs de tus destellos.

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Afortunado Fui cruz, clavo, martillo, madero ensangrentado, espina lacerante en busca de tus huesos, látigo incesante reclamando tus espaldas, tus costillas, todo tu cuerpo. Fui cadena, espada, índice, camino pedregoso al Gólgota, mirada indiferente a lo lejos, caminante sin vereda sin este pan, sin este vino. Tú, un día mustio sin destellos, hierba que nació bajo la sombra,

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castigo de miles, costado abierto, fino cristal en abandono. Hoy soy el mรกs afortunado.

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Espero Espero en el olimpo de la noche algún abrazo, las tardes ofrecen unos ojos en el lienzo apacible de tu faz. Aguardo el soplo que refresca mis huesos, la canción fundada un día sin espanto, la misericordia de un transeúnte, el surco que dejan tus miradas sobre mi ser estremecido. La estela de tu voz arde y funde.

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Caída De algún lugar en las alturas viene un hombre estrepitoso y se desangra, a sus orillas muchos sin saber de sus destinos. Él cruza los brazos y espera en la alborada volver con certidumbre de este espacio momentåneo y cavila, no hay problemas de bocetos, el final es lo distinto.

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DespuĂŠs de este desplome nadie surge arriba ni abajo, todos nacimos cayendo.

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Presente Con un trozo de mí, una espada entre las manos regreso de lugares donde nunca quise estar. Un aliento de luz me ha encontrado. La brisa, caídas sus alas recuerda que he sufrido, me conduce hasta aquí donde habito descubierto, ahondado por tus sienes, asido de un pensamiento, consiente que este día aún existe. 22


Petición Pedí la soledad de un minuto, un respiro que pase por las vísceras, puntal para mis hombros. Me fue quitado el peso de los párpados.

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Nehemías Un sitio invoca el regreso de tus manos con sus puertas, sus muros. Tenue luz descubre los escombros, cenizas, vestigios. Cincuenta y dos días, milagro después del río.

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II No me dejes

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No me dejes No me dejes a la suerte de hojarascas en el viento. No me prives, no es momento, de ese gozo de tenerte. Sabes Dios, no soy tan fuerte sin tu inmensa compañía. Voy al pairo en travesía procurando tu sosiego no me dejes te lo ruego, te preciso todavía.

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Naufragio Anda hermano ven y busca que este barco de sofoco ya no aguanta … o sólo un poco otro golpe de ola brusca. Aunque la noche te induzca a dudar en magnitud busca tierra… ¡prontitud! que se agotaron mis ojos de tanto llanto y enojo que laceran mi actitud.

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Sentencia Cómo podría librar de la espada nuestras vidas. ¿Será el dolor la salida? ¿Tirarse al suelo a llorar? Clamar, hermano, clamar que aunque es dura la sentencia no hay mayor penitencia que en el alma no tener la valentía de Ester y de su Dios, su presencia.

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Manantial del desierto Vas pendiente de un olvido estela de humo, viento. No eres más que un viejo invento de capricho retorcido. Hoja de árbol caído en ola de mar incierto. Mas cuando creas que muerto llegas inerte al final verás agua, arenal, es manantial del desierto.

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El burro y el Rey Quiso entrar en la ciudad en burro montado el Rey donde esperaba su grey dando gloria y majestad. Mostraban a Él su lealtad Con cantos y algarabía pero el burro se creía que celebraban por él y se olvidaba de aquel que en sus espaldas venía. El mundo a él se rendía ante su paso elegante, el burro henchido y flamante… 31


(al menos eso creĂ­a) Burro al fin que no entendĂ­a. La gloria, las ovaciones, las palmeras, las canciones, los mantos en el sendero eran para el verdadero Rey de nuestros corazones. Si crees que existen razones para la fama alcanzar que sin Dios puedes lograr tus anhelos y ambiciones; deja tales emociones, nunca olvides, eres como polvo en la tierra y somos siempre el burro y no el SeĂąor porque llevas el favor del Rey cargado en tus lomos. 32


Amor y voluntad Triunfar es más que querer, si aspiras lograr un sueño para que alcances tu empeño ponle también el hacer. Amar no es mero placer, es voluntad para actuar, es sacrificio, es luchar cuando la fuerza no alcanza es sufrir con la esperanza de que puedes soportar. Y si un simple sentimiento es tu guía al caminar verás tus sueños pasar 33


como la espuma en el viento. Ponle mรกs que el pensamiento No toleres la frialdad. a la mรกs pura verdad pon manos, pies, corazรณn. Enfrenta cada razรณn Con amor y voluntad.

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Librado de culpa Yo culpable pecador llevo cargado un madero, es mi lomo el paradero del lรกtigo acusador. Suspiro, arrecia el dolor que hace el alma desgarrar mas el fin he de esperar y se estremece mi mente porque he visto de repente que alguien tomรณ mi lugar.

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La ola y el arrecife La ola del mar que baña al arrecife arrogante vaivén sutil y constante transforma en arte su maña. Agua cálida que apaña paciencia de azul fragancia. Hace arena la arrogancia del peñasco más brutal es labradora de tal inigualable constancia.

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Encuentro En un sitio inesperado quiero encontrarme contigo, sin transeúnte ni testigo ese lugar impensado. Donde llegue muy cansado y el andar me sea más duro. Que en el tramo más oscuro del sendero más estrecho camines conmigo un trecho para sentirme seguro. No en el parque, ni en la plaza, no en lugares espaciosos, yo te espero silencioso 37


en un rincĂłn de mi casa. Quiero estar por donde pasas y que tropieces conmigo. Cuando el pan de los amigos Sepa a desdĂŠn y reproche. Si es muy negra y frĂ­a la noche quiero encontrarme contigo.

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Manos perfumadas Quise atraparte en mis brazos llevarte siempre conmigo. Quise que fuera tu abrigo el calor de mi regazo. Quise agarrar de un zarpazo el brillo de tu mirada, tu belleza delicada que incita a una caricia. Y ahora siento la delicia de mis manos perfumadas.

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El que no tenga pecado Un tumulto se lanzaba detrás de aquella mujer la justicia al parecer ante mis ojos pasaba. Yo que mi tiempo esperaba haciéndome el justiciero tan culpable como fiero sin ver lo que había en mí. Piedra en mano, así corrí y pude llegar primero. Más de pronto alguien miraba compasivo, penetrante, con su voz tierna y cortante 40


la sed de juicio frenaba. Mi corazón que temblaba no se pudo contener. La piedra dejé caer, mi orgullo y mi vanidad. Comprendí que en mi maldad, era igual a esa mujer.

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Viernes Santo ¿Recuerdas? Fue Viernes Santo la noche y primera vez, vencimos la timidez, todo miedo y todo espanto. Nos quisimos tanto y tanto que no hay viernes más sagrado. Y como Cristo clavado al madero de la cruz yo quedé bajo tu luz a tu amor crucificado.

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Vana duda Y pensar que tantas veces has peleado a mi favor y en mil batallas tu amor has demostrado con creces. Sin embargo aĂşn parece cuando la prueba al llegar que volviera a claudicar y tambaleara mi fe. Vana duda, si al fin sĂŠ tĂş me vuelves a librar.

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Jama s seré vencido Si en caminos empedrados fuera yo en mi caminar aun así puedo confiar en Jesús que va a mi lado. Su amor nunca me ha dejado es por siempre su bondad y aunque dura tempestad se aproxime a donde estoy, en la barca donde voy nunca falta su lealtad. No tengo de que temer, no tengo por qué llorar en mi Dios puedo esperar 44


Él me viene a socorrer. Y aunque pueda parecer que estuviera destruido, lastimado y afligido clamaría yo al Señor me levanta con su amor y jamás seré vencido.

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Tardes de café Y quien dice que han pasado tantas tardes… tantos días que el valor y la osadía una vez fue liberado. Sentimiento revelado que Viernes Santo entregué. Quién dice que solo fue de la inocencia un alarde pues aún hay una tarde, y en tus manos un café.

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Pedro II Y que harรกs si el gallo canta delatando tu actitud, y despoja de virtud el llanto de tu garganta. Si el valor que ya no aguanta se te esfuma entre la gente. Sin poder alzar la frente llegarรกs ya sin razรณn, abatido en un rincรณn a llorar amargamente. No es mรกs puro aquel que intente ver el juicio y la condena del que va de pena en pena 47


por algún error pendiente. Ni es tu dedo suficiente que lo pueda señalar. Si te quiso perdonar quien por tu culpa ha sufrido. ¿Es que acaso no has oído también al gallo cantar?

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Y fue la luz Cual rincón desordenado y vacío era mi mundo, era un abismo profundo por las tiniebla colmado. Mas tu divino costado Deslumbró desde la cruz. Soy creación de ti Jesús y fue tu sangre mi vida. Al gemir en cada herida, sea la luz y fue la luz.

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Ofrezco Sé que buscas unas manos que ayuden en la batalla, y aunque buscas no las hallas ni en los confines lejanos. Pues conozco a un simple humano que promete un universo y si el mundo gira inverso sin aparente razón, él te ofrece un corazón, estas manos y estos versos.

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Verbo Tu palabra es un puĂąal. Piedad mezclada con filo. CompasiĂłn se llama el hilo con que curas al final. Tu verbo no tiene igual para inquirir en el centro y convocar un encuentro de insondables reflexiones. Un manojo de expresiones que nos miran desde adentro

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Sé Sé una verdad prominente, la quietud indescriptible y ese gozo inconfundible que me envuelve de repente. El futuro es el presente porque sé de una esperanza, Sé de un sitio de bonanza, de un obsequio, del perdón, sé qué cosa es redención y el lugar de mi confianza.

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Dicha inmerecida No es asunto de la suerte esta dicha que me vino, enfadado mi destino se desvela por creerte. Mas a ti el sorprenderte Imposible es para mí. Revélame, no entendí, aun miro y no puedo ver. ¿Qué encontraste en este ser para quererlo elegir?.

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Contracorriente Lleva al juicio la mirada del tumulto que me asecha cual andante en senda estrecha voy opuesto igual a nada. Avalancha contrariada, pues yo vengo de otra fuente, inmaculado torrente que no acusa al desigual. yo prefiero ser tal cual, quiero ser contracorriente.

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Tiempo Va de paso un peregrino que surca en breve los dĂ­as. Entreteje fantasĂ­as, ansias y penas, destinos. Llega inerte, pasa fino por senderos escabrosos. Se despide con sollozos de estas horas que se van. Nadie sabe si vendrĂĄn los minutos milagrosos

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