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La Oferta de Trigo Argentino en el Marco de un Escenario Global Condicionado por el Clima y la Guerra – Lic. Iván Ullmann

Lic. Iván Ullmann

Asesor Mercado de Granos @ivan_ullmann info@acopiadoresdebahia.com.ar

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La campaña triguera 2022/23 se sucede en un marco especial. Por un lado, un impensado escenario global que expone una guerra entre dos de los oferentes más importantes del comercio de trigo, y por otro, un clima que no acompañó de la mejor manera a las producciones del hemisferio norte y da lugar a dudas sobre los potenciales de las sementeras del hemisferio sur. La resultante: restricción de oferta que se enfrenta a una demanda sostenida, y conduce a un nuevo ajuste en las proyecciones de stocks globales

Es en este contexto, donde toma relevancia lo que suceda con las venideras cosechas de los jugadores del sur. Por el momento, Australia parece bien encaminada a una producción superior a los 30 millones de toneladas, los eventos de clima Niña favorecen sus resultados. Sin embargo, en lo que respecta a la Argentina surgen interrogantes que merecen un análisis con mayor grado de detalle.

La campaña 22/23 de Argentina comenzó con expectativas favorables, las primeras proyecciones apuntaban a sostener la superficie

implantada en un nivel similar al logrado en el ciclo previo, en un entorno de precios globales más que interesantes. Sin embargo, dudas sobre el futuro de las políticas dirigidas al agro local y un clima que comenzó a no ser tan benévolo limaron las intenciones y provocaron una merma en el área cubierta. Finalmente, se implantaron 6 millones de hectáreas, lejos de los 7 millones inicialmente previstos. El ajuste de superficie tuvo lugar en el centro-norte del área agrícola mientras que los núcleos trigueros del sur lograron cumplir las metas.

Posterior a la siembra, las precipitaciones continuaron esquivas para las regiones más afectadas, lo que imposibilitó la recuperación de humedad en el perfil y condicionó en gran manera el estado de los lotes. A la falta de lluvias, se sumó un invierno que registró intensas y continuas heladas con elevado impacto producto de la baja humedad ambiente.

El resultado de lo descrito es un 35% del área triguera de Argentina que afronta algún grado de sequía y un 26% de los lotes con una calificación regular a mala, así lo grafica el reporte del Panorama Agrícola de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires del 8 de septiembre. En las zonas con mayor afección ya es real una pérdida en el potencial de rendimiento, siendo necesarias nuevas lluvias para evitar mayores mermas.

Las proyecciones de producción, en un principio ubicadas por arriba de los 22 millones de toneladas, hoy se posicionan en torno a los 18 millones. El adverso clima no ha sido gratis.

Ahora, cabe destacar que gran parte del volumen esperado se apoya en los núcleos trigueros del sur. A diferencia del centro-norte del área agrícola, esta región experimentó un otoño con mayores aportes de precipitaciones lo que permitió recargar los perfiles. Actualmente, los lotes del sudeste y sudoeste de la provincia de Buenos Aires y del sudeste de La Pampa transitan su estado fenológico de macollaje bajo condiciones de humedad aceptables. Las tareas de fertilización se desarrollan con normalidad, con el objetivo de apuntalar rinde y calidad. Claro está, que de aquí en adelante la demanda hídrica de los cultivos será mayor y con ello la necesidad de recibir adecuadas lluvias.

En base a lo dicho, se desprende que los trigos del sur de Argentina enfrentan una vez más una interesante oportunidad comercial. Y al mismo tiempo, el desafío de atender, por la naturaleza exportadora de esta región, una demanda externa que exige cantidad y calidad. Los planteos productivos apuntan a ello, pero será necesario que el clima del último trimestre del año acompañe para lograr los objetivos.

Dato: en los primeros 7 meses de 2022 el puerto de Bahía Blanca, el cual concentra las exportaciones de una importante zona triguera del sudeste de La Pampa y del sudoeste de Buenos Aires, anotó despachos del cereal por 2,5 millones de toneladas, explicando el 21% de las exportaciones de trigo de Argentina. Se posiciona como el puerto líder en materia de exportaciones de este grano.

El 25% del cereal embarcado desde Bahía Blanca tuvo como destino Brasil, un 12% se despachó hacia Indonesia y el porcentaje restante se distribuye entre destinos de Asia, África y Latinoamérica. De acuerdo a las muestras recibidas en las terminales exportadoras y analizadas por la Cámara Arbitral de Bahía Blanca, la proteína promedio se ubica en 10,8 puntos (s/base 13,5% húmeda) y el peso hectolítrico muestra una media de 79,9.

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