Programa de mano, OSUG, 4 - 2da Temp, 2023

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ORQUESTA SINFÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

Tradición y vanguardia

La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) ocupa un lugar privilegiado en el panorama musical de México como uno de los ensambles orquestales de mayor prestigio en el país y con una sólida proyección internacional. Desde su fundación, importantes solistas y directores han participado en los programas de la orquesta, entre ellos Francesca Dego, Yuja Wang, Brodsky Quartet, Shlomo Mintz, Dmitri Hvorostovsky, Neeme Järvi, Cyprien Katsaris Christian Lindberg, Eduardo Mata, Jorge Federico Osorio, Leif Segerstam, y el Trío Altenberg.

En razón de su alta calidad interpretativa, la OSUG es la orquesta residente del Festival Internacional Cervantino, el festival dedicado a las artes escénicas más importante de América Latina, mismo en el que ha participado con programas de gran trascendencia como el estreno en México de la Sinfonía no. 4 de Lutoslawski, las Sinfonías no. 4 y 7 de Shostakovich, Das Lied von der Erde de Mahler y decenas de estrenos y ejecuciones de obras de compositores tales como Mario Lavista, Joaquín Gutiérrez Heras, Phillip Manoury, Igor Stravinsky, Anton Bruckner, Silvestre Revueltas. Gracias a su enorme repertorio, dinamismo y personalidad, la OSUG ha sido invitada a diversos festivales nacionales y ha realizado múltiples giras internacionales.

Esta orquesta es testimonio vivo de la larga tradición cultural del estado de Guanajuato y es la primera orquesta profesional permanente de una universidad mexicana. Su concierto inaugural ocurrió el 25 de abril de 1952 bajo la batuta del maestro José Rodríguez Frausto, quien estuvo al frente de ella por 34 años. En 1986 asumió la dirección el maestro Mario Rodríguez Taboada y para 1992 la OSUG se fusionó con la Filarmónica del Bajío para crear un solo organismo, del cual

asumió la titularidad Héctor Quintanar. Durante este periodo, la orquesta desarrolló un valioso proyecto de difusión de la música nacional con la grabación de seis discos compactos de la colección Compositores Mexicanos, integrada por 32 obras inéditas de 23 autores.

En 1997 José Luis Castillo asumió el cargo de director titular y expandió notablemente el repertorio de la orquesta, recorriendo todas las etapas del vasto espectro musical con un acento particular en lo contemporáneo. De 2005 a 2011 Enrique Bátiz asumió el cargo de director invitado y asesor musical, con quien la OSUG realizó giras por China y Egipto.

En 2012, año en que la OSUG cumplió sesenta años de existencia, se designó como director titular al maestro Juan Trigos, quien continuó la idea de difusión de la música nacional impulsada en la OSUG por Héctor Quintanar. Entre 2012 y 2014 se efectuaron giras por México, Estados Unidos e Italia.

En junio de 2015 Roberto Beltrán Zavala fue nombrado director titular de la OSUG. Con una sólida carrera internacional y una nutrida agenda de conciertos su enfoque en el sonido Orquestal y en el repertorio post-romántico ha dado a la OSUG una profunda personalidad como ente artístico..

En mayo y junio de 2017, con motivo de sus 65 años de fundación, la OSUG realiza exitosamente una gira por Europa, donde compartió escenario con, el Cuarteto Brodsky, Francesca Dego y Shlomo Mintz, en importantes salas de conciertos y teatros de España, Francia e Italia donde se culminó con un exitoso concierto en la prestigiada sala Verdi en Milán.

CARL MARIA VON WEBER

(1786-1826)

Concertino para clarinete y orquesta en mi bemol, op. 26 (J. 109)

Adagio ma non troppo

Tema con variazoni: Andante Allegro

Si esta fuera una nota de programa normal y razonable, se iniciaría con un breve apunte biográfico de Carl Maria von Weber. Pero como hoy no me siento ni normal ni razonable, ofrezco a mis lectores una biografía distinta.

Heinrich Joseph Bärmann nació en la ciudad alemana de Potsdam el 14 de febrero de 1784 y estudió el oboe en la Escuela de Música Militar de su ciudad natal. En su juventud fue director de la banda de los Guardias Prusianos y más tarde cambió el oboe por el clarinete, siendo los señores Joseph Beer y Franz Tausch sus principales tutores en este instrumento. Muy pronto, Bärmann se convirtió en un clarinetista de renombre, y entre concierto y concierto se las arregló para llevar una vida bastante agitada. Bärmann formaba parte del ejército prusiano

cuando ocurrió la famosa batalla de Jena, y fue hecho prisionero por los franceses; sin embargo, pronto logró escapar de sus captores y fue a dar a Munich, donde obtuvo un puesto en la orquesta de la corte. Además de su gran fama en el mundo de habla alemana, Bärmann dejó una huella musical importante en Francia, Inglaterra y Rusia. Además de sus labores como intérprete de primera, dedicó parte de su tiempo a la composición y escribió un buen número de obras para clarinete, incluyendo conciertos, fantasías, quintetos, cuartetos y sonatas. Su hijo Carl Bärmann se convirtió también en un notable intérprete del clarinete y llegó a dominar el bassett horn o corno di bassetto. El joven Bärmann, para no competir con las habilidades de su padre, terminó por dedicarse más a la enseñanza que a la ejecución, y preparó ejercicios técnicos y piezas didácticas para los estudiantes del instrumento; estas aportaciones suyas al estudio y práctica del clarinete aún están vigentes en Alemania. Una de las obras más conocidas del catálogo de Bärmann Sr. es el Quinteto op. 23, cuyo adagio ha sido atribuido a Richard Wagner (1813-1883), sin fundamento musicológico alguno. De hecho, esta pieza aparece en muchos de los catálogos de las obras de Wagner, y no fue sino hasta 1971 que la casa editora Breitkopf y Härtel la publicó bajo el nombre de su verdadero autor, Heinrich Joseph Bärmann.

Hacia febrero de 1811 Carl Maria von Weber se hallaba en la ciudad de Darmstadt, donde compuso, entre otras cosas, un dueto para dos violas, orquesta de cámara y clarinete obligado; en la ejecución de esta obra de dotación poco común, Bärmann fue el solista en el clarinete. Más tarde, Weber estuvo de paso por Munich, y resultó que Bärmann era amigo de la familia en cuya casa estaba alojado el compositor. Así, Weber y Bärmann, tiempo después de su primer encuentro en Darmstadt, se hicieron grandes amigos en Munich. De hecho, se presentaron juntos en diversos conciertos en Praga y en algunas

ciudades de Alemania, entre 1811 y 1812. Ya con pleno y cercano conocimiento de las cualidades de Bärmann como intérprete, el compositor escribió para él su Concertino op. 26, que fue estrenado por el clarinetista en abril de 1811 en Munich. Para fortuna de Weber (e indirectamente, la de Bärmann), el rey estaba presente en ese concierto, y dicen los cronistas de la época que disfrutó mucho esa velada, tanto por la música de Weber como por la ejecución de Bärmann. Así, en un impulso generoso del momento, el monarca encargó a Weber la composición de dos obras musicales. (Aprovechando la situación, varios miembros de la orquesta le pidieron a Weber que compusiera conciertos para ellos, pero el único proyecto que fructificó a partir de este asunto fue el Concierto para fagot op. 75, escrito para Georg Friedrich Brandt). Ni tardo ni perezoso, Weber se dio a la tarea de escribir más música para su amigo clarinetista, y en mayo y julio de ese mismo año de 1811 terminó la composición de sus dos conciertos para clarinete y orquesta. El Primer concierto, op. 73, fue estrenado por Bärmann el 3 de junio, con el acompañamiento de la famosa Orquesta de la Corte de Munich, de la que el clarinetista era miembro ilustre. Para entonces, los músicos del conjunto sinfónico de Munich tenían ya un gran respeto por Weber y su música, de modo que trabajaron a fondo los ensayos para el estreno, lo que dio como resultado una sesión musical de alta calidad. Como era lógico suponer, estas circunstancias se repitieron pocos meses después, cuando Bärmann estrenó el Segundo concierto para clarinete de Weber, que lleva el número de opus 74 y que había sido terminado por Weber el 17 de julio de 1811. Las crónicas de la época muestran que Bärmann era muy apreciado, al grado de que le llamaban el Rubini del clarinete (en referencia a un famoso tenor italiano de la época) debido a su sonido expresivo y aterciopelado, que contrastaba con los tonos estridentes de sus colegas. Específicamente, Weber escribió sobre Bärmann

que admiraba la admirable homogeneidad de sonido a lo largo de todo el registro del instrumento.

La fortuna indudable de haberse encontrado a Bärmann en su camino le permitió a Weber convertirse en el creador de tres obras muy importantes en el repertorio del clarinete; de hecho, no sería muy descabellado afirmar que las contribuciones de Weber a la literatura de este instrumento son las más importantes realizadas en la generación posterior a Mozart. No contento con dedicarle a Bärmann el concertino y los dos conciertos, Weber compuso para él las Variaciones op. 33 sobre un tema de su ópera Silvana, escrita en (1808-1810); la única obra de Weber para el clarinete que no fue dedicada a Bärmann fue el Gran dúo concertante op. 48 para clarinete y piano, escrita al parecer para Johann Simon Hermstedt. El musicólogo John Warrack se refiere en estos términos al Concertino op. 26 de Weber:

El Concertino para clarinete, primera de las obras de Weber para Bärmann, presenta una introducción lenta que da lugar a una serie de variaciones con un pasaje antes del Allegro final en el que el compositor conjuga ingeniosamente el registro grave del clarinete con una de sus sonoridades favoritas, las violas en terceras.

Fueron precisamente Bärmann y Weber los encargados de interpretar el estreno del Concertino para clarinete durante un concierto realizado en la corte de Baviera en honor del rey Maximiliano I. Después de una larga y fructífera carrera, apuntalada de manera especial por su relación con Weber, el gran clarinetista Heinrich Joseph Bärmann murió en Munich el 11 de junio de 1847.

MAX BRUCH

Doble concierto para clarinete, viola y orquesta en mi menor, op. 88

Andante con moto

Allegro moderato Allegro molto

Por mucho, la más conocida y difundida de las obras del compositor alemán Max Bruch es su Concierto op. 26 para violín y orquesta (1868). En un lejano segundo lugar se encuentra su Kol Nidrei, op. 47 para violoncello y orquesta (1881) y, por lo demás, el resto de su producción ha permanecido en una oscuridad profunda y duradera, tanto en su natal Alemania como en el resto del mundo. Bruch había demostrado un innegable talento musical desde muy joven, y fue un compositor que escribía con facilidad y eficiencia. Sin embargo, el paso de los años demostró que el talento evidente de Bruch no llegó a cuajar del todo, al menos no en la medida que sus contemporáneos hubieran querido. Uno de los problemas principales en el desarrollo profesional de Bruch se encuentra en el hecho de que mientras él componía obras fáciles y melodiosas, con claras influencias de la música folklórica de diversos países, los más importantes de sus contemporáneos alemanes estaban ya instalados en la búsqueda

(1836-1920)

de la modernidad. Así, se dice que, a pesar de sus esfuerzos en el campo de la ópera, la música orquestal y la música de cámara, son sus obras corales las únicas en las que logró una conjunción importante de metas y resultados, gracias a una sólida y refinada técnica de escritura vocal. Y, aun así, la música coral de Bruch apenas es conocida más allá de las fronteras de Alemania.

Después de muchos años de trabajar en relativa oscuridad, Max Bruch vio reconocidos sus esfuerzos por la dirección de la Academia de Berlín, institución que lo nombró profesor de su clase magisterial de composición en el año de 1891. Profesor constante y dedicado, Bruch se encargó de esa cátedra hasta el año de su retiro, 1910. Al mismo tiempo, durante los tres últimos años de su labor didáctica, Bruch fue vicepresidente de la Academia, puesto al que accedió a la muerte del legendario violinista Joseph Joachim en 1907. Fue precisamente al año siguiente de su retiro de la Academia de Berlín, en 1911, cuando Max Bruch compuso el Doble concierto para viola y clarinete, op. 88. En esta forma, que es su forma original, Bruch dedicó el concierto a su hijo Max Felix, quien era un buen clarinetista que con el paso del tiempo se incorporó de lleno a la entonces novedosa y creciente industria de las grabaciones. Esta acotación es importante porque el Doble concierto para clarinete y viola op. 88 suele ser interpretado y grabado con frecuencia en la otra versión realizada por Bruch, la versión para violín y viola. El primer punto que suelen señalar los analistas respecto al Doble concierto de Bruch es el hecho de que se trata de una obra plenamente clásica, con algunos tintes románticos y una clara deuda expresiva con Félix Mendelssohn (1809-1847), y que fue compuesta el mismo año que, por ejemplo, el ballet Petrushka de Igor Stravinski (1882-1971). Esta permanencia evidente en el pasado, claramente expresada en esta obra, es un reflejo de cierta incapacidad de Bruch de actuali-

zarse en cuanto a lenguaje y expresión, y es sin duda una de las causas principales de la poca difusión que tienen la mayoría de sus obras. Uno de los elementos atractivos de la op. 88 está en su orquestación. Mientras que en las primeras páginas del concierto el compositor propone un acompañamiento prácticamente camerístico, a medida que la obra progresa la orquestación va creciendo hasta adoptar las proporciones de una sinfónica de mediano tamaño.

Aunque es poco conocido, este concierto presenta algunas de las características que han hecho tan famoso al Concierto para violín op. 26, tales como el empleo de pasajes semejantes al recitativo, los episodios en que se siente el espíritu de la improvisación, los pasajes melódicos con referencias más o menos estilizadas a las músicas folklóricas que tanto le gustaban al compositor. Bruch compuso el Doble concierto op. 88 entre noviembre y diciembre de 1911 en Friedenau y la partitura fue editada en Berlín en 1943. El compositor indica una orquestación consistente en dos flautas, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, dos fagotes, cuatro cornos, dos trompetas, timbales y cuerdas. La obra se estrenó en Wilhelmshaven pocos meses después de haber sido escrita, el 5 de marzo de 1912, con Max Felix Bruch en el clarinete y, en la viola, Willy Hess, instrumentista alemán que tocaba indistintamente el violín y la viola.

Es interesante recordar que en el catálogo de Max Bruch hay un Concierto para dos pianos y orquesta que lleva el número de catálogo op. 88a y que, a pesar de la semejanza del número, poco o nada tiene que ver con el Doble concierto para clarinete y viola.

WOLFGANG AMADEUS MOZART

(1756-1791)

Sinfonía no. 40 en sol menor, K. 550

Molto allegro Andante

Menuetto (Allegretto)

Allegro assai

Ya entrado el último cuarto del siglo XX, la música de Wolfgang Amadeus Mozart recibió un importante impulso, surgido de una fuente improbable y, hasta la fecha, muy discutida. Un malogrado músico de origen argentino, llamado Waldo de los Ríos, tuvo la idea de grabar algunos fragmentos de obras de Mozart, tomándose ciertas libertades con la orquestación original y, sobre todo, añadiendo en dosis moderadas los sonidos de la guitarra y el bajo eléctricos, y la batería. Por razones que hoy son más o menos comprensibles, esas grabaciones de trozos mozartianos corregidos, editados y modernizados tuvieron un éxito notable entre una gama amplia de melómanos, sobre todo en el continente americano. De inmediato, los puristas alarmados se quejaron enfáticamente, y con

razón, por la deformación que Waldo de los Ríos había perpetrado a la música de Mozart. Sin embargo, con el paso del tiempo, ocurrió un fenómeno interesante: mucha gente (sobre todo gente joven) que nunca antes se había acercado a Mozart, comenzó a buscar su música, a asistir a conciertos, a buscar las versiones originales de aquello que habían conocido a través de Waldo de los Ríos. Así, de modo indirecto, esos extraños arreglos sobre las obras de Mozart cumplieron con el propósito de ampliar la difusión de la música de este magnífico compositor. Y, como todos bien recordamos, la obra que alcanzó mayor popularidad gracias a De los Ríos fue la Sinfonía no. 40 de Mozart… o al menos, su primer movimiento.

Para entrar en materia respecto a esta soberbia obra, es posible, por ejemplo, recordar un dato curioso que tiene que ver con la elección de tonalidades en las sinfonías de Mozart: de las 41 sinfonías del catálogo del compositor de Salzburgo, solamente dos fueron escritas en una tonalidad menor, la no. 25 y la no. 40. Por casualidad, ambas están escritas en la tonalidad de sol menor. Durante los últimos cuatro años de su vida, Mozart estuvo ocupado principalmente con la creación de óperas; de este período final datan Don Giovanni, Cosí fan tutte, La flauta mágica y La clemencia de Tito. Debido a esta orientación de su actividad productiva, Mozart había dejado a un lado la composición de sinfonías. El 6 de diciembre de 1786 el compositor había firmado el manuscrito de su Sinfonía no. 38, Praga, y durante casi dos años no había vuelto a escribir sinfonías. De pronto, en el verano de 1788, en un corto período de siete semanas, Mozart creó sus tres últimas sinfonías, todas ellas obras maestras del género, para cerrar de manera brillante un catálogo sinfónico incomparable. Y todos los indicios históricos apuntan hacia el hecho de que, sin encargos ni compromisos de por medio, Mozart escribió estas tres sinfonías por el puro placer de hacerlo. La historia nos

dice también que los contemporáneos de Mozart no valoraron las valoraron en su correcta medida, aunque, por fortuna, tiempo después se alzaron voces lúcidas y generosas para hacerles justicia. En particular, es posible citar a algunos personajes que se refirieron a la Sinfonía no. 40 en estos términos:

Sir Donald Tovey: “La Sinfonía en sol menor define con toda precisión el rango de pasiones contenido en el arte de Mozart”.

Richard Wagner: “Esta es una obra de belleza indestructible. El Andante es exuberante, lleno de pasión y audacia. La belleza de sus últimos compases me sugiere el ideal de la muerte a través del amor”.

Arturo Toscanini: “El Minueto de esta sinfonía es una de las piezas más trágicas y oscuras jamás escritas.

J. F. Fétis: “Aunque Mozart no utilizó fuerzas orquestales formidables en su Sinfonía en sol menor, ninguno de los enormes efectos que uno encuentra en una sinfonía de Beethoven, la invención que ilumina esta obra, los acentos de energía y pasión que la habitan y el color melancólico que la domina la convierten en una de las más bellas manifestaciones del espíritu humano”.

[Respecto a lo escrito por Fétis sobre la orquestación de la obra, cabe aclarar que, en efecto, Mozart utilizó fuerzas musicales modestas: una flauta, el resto de las maderas a dos, un par de cornos y cuerdas, lo que no le impidió lograr colores sumamente atractivos a lo largo de la obra, colores por lo general oscuros y llenos de pasión. Esta hermosa sinfonía existe en dos versiones, una con clarinetes, la otra sin ellos. Vale la pena, finalmente, citar las sencillas pero precisas palabras de Robert Schumann (1810-1856) respecto a esta formidable obra, porque resumen de manera muy clara no sólo las cualidades de la Sinfonía no. 40 de Mozart, sino en general las de toda su música. Decía Schumann: “En la Sinfonía en sol menor de

Mozart encuentro la mejor manifestación de la elegancia griega”.

Es decir, una obra maestra clásica, en el mejor sentido del término.

Realiza estudios de violín bajo la tutela de la maestra Natalia Gvozdetskaya, piano con la maestra Farizat Tchibirova, canto con el maestro Héctor Sosa y dirección de orquesta con los maestros Iván López Reynoso y Gonzalo Romeu.

Ha desempeñado el rol de director musical asistente en la Ópera de Bellas Artes, participando en la producción operística de Pescadores de Perlas, así como director musicalen la producción operística de Don Giovanni con la Orquesta Sinfónica de Michoacán y el Taller de Ópera del IMA. Además, ha sido director asistente en las producciones operísticas de Hansel y Gretel y Don Giovanni junto a la Orquesta Sinfónica de la Universidad Panamericana.

Ha dirigido conciertos sinfónicos como director huésped de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, la Orquesta de Cámara de la Universidad Michoacana, la Orquesta Sinfónica del Instituto de la Juventud de la Ciudad de México y la Orquesta Sinfónica Juvenil de Zapopan.

Hugo Manzanilla Victoria Clarinete

Clarinetista originario de Mérida, Yucatán, inicia sus estudios musicales en el Centro Estatal de Bellas Artes y en la Escuela de Música “José Jacinto Cuevas” de la misma ciudad, bajo la tutela de los profesores Carlos González Castillo y Félix Betancourt. Posteriormente se traslada a la Ciudad de México ingresando a la Escuela Nacional de Música de la UNAM tomando clases inicialmente con Ana Ma. Castro y posteriormente con Luis Humberto Ramos profesor con el que concluye los ciclos propedéutico y de licenciatura. Egresó con honores de dicha institución y fue becario del Instituto de Cultura de Yucatán.

Ha recibido cursos y clases magistrales de clarinete y/o música de cámara de los siguientes profesores: Richard Luby (Inglaterra), Julie DeRoche (E.U.A.), Joaquín Valdepeñas (México/Canadá), David Campbell (Inglaterra), Howard Klugh (E.U.A.), Roger Salander (E.U.A./Viena), Luis Humberto Ramos (México), Valdemar Rodríguez (Colombia), Martín Scalona (Argentina), Alois Brandhofer (Alemania) Luis Rossi (Argentina), Walter Boeykens (Bélgica), Joan Enric Lluna (España/Inglaterra), Hans Colbers (Holanda), Michael Rusineck (Canadá/E.U.A.), Eddy Va-

noosthuyse (Bélgica), Philippe Cuper (Francia), Andre Moisan (Canadá), David Smeyers (E.U.A/Alemania), Marcos Ivorra (España), Iván Marín (España), Romie de Guise-Langlois (Canadá/E.U.A.), Marie B Bilote (Mónaco/Francia), Sauro Berti (Italia), Milan Rericha (República Checa), Jean-Marc Fessard (Francia/ Polonia) y Pierre Genisson (Francia).

En la rama de los concursos, es ganador del Concurso para participar como solista con la OFUNAM, así como del primer lugar por dos años consecutivos del concurso interno de música de cámara de la Escuela Nacional de Música, y del tercer lugar del “I Concurso Juvenil Universitario de Clarinete”.

Ha participado como solista frente a la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM), la Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY) y la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) donde actualmente es Clarinete Principal.

Alexander Applegate Viola

Nacido en 1987 en Detroit, Michigan, viene de una familia de músicos. Comenzó a tocar violín y piano a los seis años. En los últimos dos años de Prepatoria empezó a tocar fagot y viola, estudió en Interlochen Arts Academy en Interlochen, Michigan, E.U.A., tocando principal de ambos instrumentos mientras estaba estudiando jazz, violín, piano y composición. Después estudió durante dos años con Jerzy Kosmala (viola), Bill Ludwig (fagot), y Dinos Constandides (composición) en la Universidad del Estado de Louisiana (LSU) con beca completa empezando en 2005.

Regresó en 2008 a Michigan y empezó su carrera tocando con orquestas en la región, incluyendo las orquestas sinfónicas de Grand Rapids, Chicago, Detroit, Toledo, Fort Wayne, Ann Arbor, Lansing, entre otras. Trabajó en Michigan hasta septiembre de 2012, cuando viaja a México para integrarse a la OSUG en viola y donde más tarde cambió a violín.

Durante su tiempo en México ha tocado violín y viola con la Orquesta de Mine-

ría en la Cuidad de México, y actualmente es miembro de un quarteto de jazz (Momias de Jazz) donde toca saxofón tenor y alto con su compañero de bajo en la orquesta, Jorge Presa, y su hijo Jorge (batería) y Jacobo Cerda (piano).

Sus maestros principales de cuerda son sus padres y Emmanuelle Boisvert, Jerzy Kosmala, Alexander Mishnaevski, Jim VanValkenburg, Dave Holland, y Steven Dann. Estudió fagot con Robert Williams y Bill Ludwig, y jazz con Bill Sears, James Forston y Rodney Whitaker.

DR. LUIS FELIPE GUERRERO AGRIPINO Rector General

DRA. GRACIELA MA. DE LA LUZ RUIZ AGUILAR Secretaria General

DR. SERGIO ANTONIO SILVA MUÑOZ Secretario Académico

DR. SALVADOR HERNÁNDEZ CASTRO Secretario de Gestión y Desarrollo

DR. JOSÉ OSVALDO CHÁVEZ RODRÍGUEZ Director de Extensión Cultural

ORQUESTA SINFÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

Director titular

Roberto Beltrán Zavala

Violines Primeros

Dmitry Kiselev - Concertino

Héctor Hernández Pérez –

Asistente de concertino

Maksim Smakkev

Jorge Luis Torres Martinez

Luis Enrique Palomino

Katherine Giovanna Ramírez

Urpi Dainzú Holguin González

Yessica Melgar

David Jesús Viña

Pedro Zayas Aleman

David Pérez Patlan***

Andrés Tovar Gómez ***

Violines Segundos

Sergio Andrés González * (-)

Claudia Valeria Blanco Mota

** (-)

Elizabeth Martínez Ramírez

Maria Camila Florez

Andrés Idelfonso Gallegos

Rodríguez

Carlos Alberto López García

Moab Alberto González López

Fidel Berrones Goo

Oscar González

Christian Barajas Hernández***

Violas

Alexander Applegate *

Lydia Bunn **

Augusto Antonio Mirón Pleitez

Betsabé Jiménez Valencia

Carlos Reyes Hernández

Anayantzi Oropeza Silva

Oscar Pinedo Nava

David Gutiérrez Escalante***

Violonchelos

Michael Severens *

Bruno Mente ** (-)

Luis Gerardo Barajas Bermejo

Fernando Melchor Ascencio

Fortunato Rojas Francisco

Omar Barrientos

Cintia Presa ****

Contrabajos Russell Brown *

Óscar Argumedo González *

Jorge Preza Garduño

Rodrigo Mata Álvarez

Pedro Álvarez Vigil

Guillermo Caminos López

Andrés Peredo Plascencia

Flautas

Cuauhtémoc Trejo *

Victor Frausto Zamora **

Luis Carolina Saldivar***

Oboes

Héctor Fernández **

Jorge Arturo García Villegas

Carlos Antonio Campos Araiza***

Clarinetes

Hugo Manzanilla *

Heather Millette ** - Clarinete

Piccolo

Israel Esparza ***

Fagotes Katherine Snelling *

Ariel Rodríguez Samaniego

Cornos

Claire Hellweg *

Darío Bojórquez **

Michelle Pettit

Daniel Norman

Apolinar Alavez Salas

Trompetas

Macedonio Pérez Matías *

Juan Cruz Torres Díaz **

José Cayetano Hernández Díaz

Trombones

Louis Olenick *

Gil Martínez Herrera

Trombón bajo

John Swadley

Tuba

Salvador Pérez Galaviz *

Timbales

Óscar Samuel Esqueda

Velázquez *

Percusiones

Mario Alonso Gómez Sosa **

Octavio Zapien González

Alan Sánchez Sánchez

Ulises Hernández

Everardo Pérez Casasola***

Piano

Iván Hugo Figueroa **

Personal Administrativo OSUG

Alejandro Guzmán Rojas

Gerente

Carolina de la Luz Pérez Cortés

Coordinadora de personal

Lilian Bello Suazo

Coordinadora de producción

Diseñadora

Juan Carlos Urdapilleta Muñoz

Coordinador de Biblioteca

Atziri Joaquin Ramos

Coordinadora de relaciones

públicas

Zugehy Alejandra Soto Vázquez

Administradora

Paulina Torres Ordaz

Servicio profesional

Cuauhtémoc Vega

Gustavo Emilio Espinosa

Manuel Gutiérrez

Auxiliares técnicos

Fernanda Negrete

Servicio social

Darío Sarmiento Saviñón

Servicio social

Programa de mano

Notas al programa:

Juan Arturo Brennan

Corrección de notas:

Jonathan Mirrus

Fabiola Correa

*Principal | **Co-principal | ***Invitado | (-) Temporal
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