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Calle

La calle está vacía deambulan gorriones encima de las horas y semáforos azules anuncian amapolas.

Te miro desde lejos en un rincón repleto de tristeza, tu fotografía rota es un recuerdo oculto en la maleza.

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Es curioso pero contigo nunca me di cuenta de la fealdad del mundo. Pero caminé y vi en el parque a un niño golpeando a su cachorro; y en el asilo la cuidadora persignando ancianos con cruces y excrementos; por los orfanatos crucé y ofertaban niños como penetrados orificios.

¿Qué soy yo ante todo eso? Tanto desastre y uno aquí, escribiendo poemas que van a ningún lado, con la naturaleza rota y el corazón en cada mano, trazo violentas líneas hastiadas de lo humano directas a pudrirse a lo largo de los años .