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l soldado conscripto debe presentarse a las siete, puntualmente, en la guardia de la Secretaría de Guerra. El colimba tiene veinte años y la noche se ha estirado con amigos y acortado para el sueño. Se despierta tarde y apenas alcanza a calzarse los borceguíes cuando unos sonoros campanazos lo llaman desde la calle. Sale a la disparada acomodándose el birrete y trepa al tranvía 44 que lo espera... ¡en la puerta de su casa! –¡Gracias, Negro...! Me quedé de apoliyo. –La noche se hizo para dormir, soldado... –me carga el conductor del bondi de las seis menos veinte, el mismo que me lleva todas las mañanas, a su lado, en la plataforma delantera. La escasa hora de viaje la gastamos conversando sobre todos los temas, desde el infaltable fútbol de los lunes, hasta minas, familia, política... Lo ayudo con los bártulos que traen los que pretenden hacer una mudanza en tranvía... Le hago el cambio en Gascón... Recuerdo una vez que le pregunté sobre su oficio y me contestó: –Manejo un mundo, pibe... un pequeño mundo... –y le creí. El tranvía era un microcosmos de nostálgica recordación para quienes lo transitamos como entorno obligado de nuestra infancia y juventud. Con otros valores. Y también otras carencias, otros padeceres que la selección de la memoria elige olvidar. “Aquí cerca y hace tiempo” –106 años para ser precisos–, comenzaba, atravesando Boedo, la historia del tranvía eléctrico. Una época en que la gente se movilizaba con otras urgencias, o sin ninguna. Cuando a su estribo trepaban todas las clases sociales y ningún humo de ningún escape de su limpio desplazamiento nos inventaba la polución ambiental.

vecinal. Causa impresión ver esa mole de dos pisos moviéndose sola; la parte baja cerrada con asientos a lo largo del vehículo, de espaldas a las ventanillas. Y el altillo, descubierto, con un pequeño entoldado, que se agradece con estos primeros calores, portando sus bancos a lo largo, en el centro, espalda contra espalda. Dicen que, para el invierno, una cobertura cerrada dará mayor confort a los audaces del primer piso. Ya tenemos el eléctrico y para el año que viene prometen otra línea a parque Patricios que llegará hasta los Corrales. Lo bueno es que también tendremos más luz porque la compañía ‘La Capital’ está obligada a instalar faroles de 1000 bujías a lo largo del trayecto y dejarlos encendidos mientras circulen los tranvías.” “¡Ah! Y no quieran quitarnos el honor de que la primera línea eléctrica pase por Boedo porque lo anterior de La Plata fue un ensayo y lo de abril en Palermo seis modestas cuadritas. De manera que recorrido eléctrico de verdad, el del ‘imperial’ de ‘La Capital’ que pasa por Boedo. Y a otra cosa.” (De una crónica imaginaria, de un imaginario “Desde Boedo” “Boedo, 5 de diciembre de 1897. Los vecinos de diciembre de 1897). del barrio salimos de nuestras casas a contemplar el fenómeno: va a pasar el ‘imperial’ de ‘La Capital’. Ha partido de la avenida Entre Ríos por Independencia cargado de funcionarios en su viaje inaugural. Es la primera línea de tranvías eléctricos del país y no todos celebramos su aparición. Su fantástica velocidad de treinta kilómetros por hora y la corriente eléctrica son fantasmas de la modernidad que no se digieren fácilmente. Tanto, que este demorado debut debe su tardanza al rechazo de algunos vecinos que no permiten amurar a sus paredes los rosetones de anclaje de los cables para alimentar al ‘trolley’, temerosos El interior de la planta baja del “imperial”, circa 1900. del riesgo de electrocución. Pero ver pasar los majestuosos dos pisos del ‘imperial’ es otra Ya en 1892 se habían realizado los primeros cosa. Ahí sí se unen el griterío de los pibes, el ensayos de electrificación tranviaria que conaplauso –y hasta algún vitoreo– de los más taban con el antecedente de 1880 en Lichgrandes y la mirada incrédula de los viejos. El tefelde, Alemania, donde Von Siemens había chafe detiene a algún carrero desprevenido asombrado con su invención. La moderna ciupara abrirle paso al tramway que dobla por dad de La Plata, con su diseño y su alumbrado Boedo, hace un par de cuadras y toma Europa público eléctrico, era uno de los ámbitos más (Carlos Calvo) para ingresar a los pagos de adecuados para ensayar la innovación. La exCaballito por Río Cuarto (Pedro Goyena) y periencia se llevó a cabo en cinco cuadras de la perderse en el horizonte hacia su destino: pla- avenida 7, entre 45 y 50. A pesar del éxito de la za Flores, dejando su estela para el chusmerío prueba, la idea no fructificó. Hasta 1897 no se retomó la iniciativa, concretada el 22 de abril de ese año con un corto recorrido desde plaza Italia hasta Las Heras y Canning (Scalabrini Ortiz). Una “jardinera” roja que conducía 36 pasajeros sentados despertaba el asombro de la concurrencia por la ausencia de caballos y los chisporroteos del innovador sistema que incluía esa extraña vara en el techo. Las publicaciones de la época, entre ellas la afamada “Caras y Caretas” que no tardaba en encontrar aristas hilarantes a cualquier suceso, ilustraba la Instalación de rieles en Rio Cuarto (Pedro Goyena), 1897. situación con un cuadro de historieta donde

dos baturros dialogaban: –¡Ñó...! ¡Qué velociá...! –a lo que su compañero respondía: –¡Y eso que va amarrao del techo con el cable, que si no...! Estos primeros escarceos dieron finalmente origen, en diciembre del mismo año, al primer recorrido tranviario eléctrico que tuvo cabeceras distantes como para considerarlo un verdadero transporte: desde Independencia y Entre Ríos hasta Flores, pasando por Boedo, a bordo de los “imperiales” de “La Capital”. Fue el comienzo de una verdadera invasión tranviaria. Las compañías se multiplicaron geométricamente y, en pocos años, cubrieron la ciudad con sus rieles dando lugar a la formación de una de las redes más importantes del mundo. En diciembre de 1962 el tranvía eléctrico cumplía 65 años de vigencia. Alguien con el poder suficiente advirtió que podían aplicársele, por edad, las leyes jubilatorias. Sería sólo una humorada si hubiera otras razones de peso para el “retiro involuntario”. Sin embargo, hasta podría ser esa la razón, dada la arbitrariedad de la medida del gobierno títere de José María Guido al decretar el fallecimiento funcional del tranvía. Las argumentaciones en favor de la permanencia carecieron de peso frente a los oscuros intereses que pugnaban por la desaparición. Y así fue como al entrañable tranguai lo borraron de un sopapo. Sólo nos quedan los gladiadores de las huestes de Aquilino*, los fines de semana en Directorio y Emilio Mitre, y alguna que otra vía perdida en calles barriales fogoneando recuerdos... En una esquina de la ciudad –donde parece haber más rieles que adoquines– un motorman baja la ventanilla que le sirve de parabrisas, toma el pesado fierro que lleva en su trompa el tranvía y lo hunde en la aguja de cambio. Ahora sí, el 30 va a doblar por Carlos Calvo en lugar de seguir derecho por Boedo como el 23

que va delante. El guarda se quita la gorra y, asomando su cuerpo por una de las ventanillas traseras, sujeta la soga del trole para evitar que descarrile. Luego cierra la puerta de tijera y empuñando la boletera responde al pedido: –Dos de diez. –El par de chirolas se alojan en el monedero de su cintura antes de que junte prolijamente las puertas corredizas y retorne a su plataforma. Quizá la pareja que acaba de subir recorra unas pocas cuadras en los lustrosos asientos de madera. Tal vez vaya hasta el Puente Saavedra; da lo mismo, los diez centavos pagan todo el resto del trayecto. El caballero cede a la dama la ventanilla, no sin antes abrirla para disfrutar del fresco de la marcha. El aroma de los paraísos de Carlos Calvo no pide permiso y el vaho de la acaroína regada en Garay y Alberti se esconde humillado. Un armónico concierto de percusión acompaña la cadencia del desplazamiento. La melodía del motor eléctrico lleva el compás del rítmico golpeteo de las uniones de rieles. Un toque de campanilla que el guarda genera desde su piolita hace saber que este movimiento de la sinfonía, andante ma non presto, se detendrá bajo el octógono amarillo con la “P”. Alguien se incorpora a la platea. Otros, no sin pena, la abandonan. Da el guarda su señal de partida con un par de tañidos del pequeño carillón tranviario que incluye una sonora campana para alertar al entorno, a modo de bocina. Chirrían las ruedas contra los rieles de la curva, vibran los cristales de las ventanillas. Se ha reanudado el concierto, esta vez en adagio. Me tiro del estribo antes de que acelere y contemplo cómo el tranvía se desvanece –para siempre– por Quintino... Mario Bellocchio (*) Me refiero a la Asociación Amigos del Tranvía que preside Aquilino González Podestá, a quienes agradezco el material bibliográfico ( “La era del tranvía eléctrico”, J. L. González López, Ferroclub Argentino, Bs. As., 11/1999; “El tranvía eléctrico y el barrio”, Aquilino González Podestá, s/f; “Los tranvías de Bs. As.”, del mismo autor, Asoc. Amigos del Tranvía, Bs. As., 1986.) y el fotográfico AGN, que permitieron la elaboración de este artículo.


Domingos a las 17: Las Walkyrias. (Entrada $ 3) Autor y director: Fernando Alegre Espectáculo para niños y adolescentes. Domingo 14 a las 20: “Mística del Medio Oriente” (Danzas árabes) Muestra de fin de curso de la profesora Shasnaz. BIBLIOTECA “LUBRANO ZAS”: ver actividades de la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo. UCBA (Unión de Correctores de Bs. As.): Talleres INFORMES:ucba@starmedia.com / 4 307-2968

El pasado lunes 17 de noviembre la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico-Cultural de la Ciudad de Buenos Aires presentó, en “La Balear”, el folleto desplegable correspondiente a Boedo. En la oportunidad pudimos asistir también a una completísima demostración sobre la página web: www.dgpatrimonio.buenosaires.gov.ar, donde el despliegue gráfico se multiplicó informáticamente en medio de un intrincado y sumamente atractivo acopio de información, mateLos homenajes a Piana, en el centenario de su natalicio, se rial fotográfico e ilustraciones barriales. cumplieron exitosamente conforme al vasto programa del que dimos cuenta en nuestra edición anteriorJosé incluido Muchnik el suplemento especial. Comenzando con la muestra en el Centro de Museos de El notable retratista y acuarelista Ernesto Grafman presentó, la ciudad con proyección de los films que musicalizó, siguiendo por la exposición pictórica y disertación en la Academia Porteña el martes 20, sus trabajos en el auditorio del Museo Monte de del Lunfardo, las disertaciones y concierto en el Salón Dorado de Piedad, los que podrán ser admirados de lunes a viernes de 10 a la Casa de la Cultura, los actos de la comunidad educativa y la 17 (los martes y jueves se extiende el horario hasta las 20). El actuación del lunes 24 de la Orquesta Escuela del Tango, dirigida afecto sobre Ernesto tiñe los comentarios ponderativos, ampliapor el maestro Emilio Balcarce, en el café "Esquina Homero Man- mente merecidos, por otra parte. zi", que fue, sin duda alguna, la de mayor repercusión popular.

El domingo 7, por la tarde, Elsa Mateo partió. Asi como se llevó nuestro cariño, nos dejó su tierna sonrisa de los sábados por la mañana, en la vereda del “Margot”. Nuestro amigo y colaborador Diego Ruiz sufre la pérdida de su compañera y queremos confortarlo en tan triste momento.

CONTAR LA VIDA Gabriel Montergous Contar la vida es la última novela que escribió Montergous. Su autor, uno de esos escritores que fueron condenados al silencio casi total, unas pocas veces logró golpear la cáscara del sistema editorial. Dos de esos golpes son notables, dos novelas que lo definen como un escritor que sí tuvo historias para contar y que supo cómo contarlas. Tanto Polo y los dispersos como Nudos de hierro, las novelas en cuestión, son libros que indefectiblemente se guardan un lugar en la memoria del lector. Ahora se agrega Contar la vida, una nueva y certera invitación a la lectura con el sello inconfundible, con la voz destacada de Montergous. Como afirmó el escritor y crítico literario Ignacio Xurxo, Montergous era un artesano solitario, no podía escribir mal ni aun proponiéndoselo. (E. L.) Literaria ediciones, Buenos Aires, 2003.

MUSEO DE LA CIUDAD Arq. José María Peña En una visión orgánica, pedagógica y entretenida, su responsable, J.M.P., lleva al lector por los salones de esta casa que en sus inicios se llamó Museo Edilicio, posteriormente Museo Arquitectónico y finalmente, tal como debía ser, Museo de la Ciudad. La obra, profusamente ilustrada, historia los inicios de esta institución y reseña las importantes muestras realizadas con la curaduría de su director y el trabajo de investigación de sus infatigables colaboradores, así como también testimonia acerca de las múltiples realizaciones conexas llevadas a cabo desde su fundación en 1968. Dice con acierto en el prólogo del libro el arquitecto Néstor Zakim que “el desarrollo de las naciones pasa por el desarrollo de su cultura; conociendo la historia para atesorarla sabremos cuál es el marco cultural que nos identifica. Los porteños y los habitantes de nuestra Buenos Aires tenemos en el Museo de la Ciudad y en sus actividades una herramienta insoslayable en ese camino de búsqueda cultural”, conceptos a los que adhiere la mayoría de los ciudadanos de nuestra urbe y hace suyos con fuerza de convicción quien firma este comentario. (R.D.) Ediciones Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico-Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, Bs. As., 2003.

Culminó el ciclo “Buenos Aires lee en la voz de sus autores” en sucesivas fechas del pasado noviembre. El día 5, en el bar “DVT” de Devoto, Mireya Keller leyó sus trabajos y dialogó con los concurrentes y alumnos del CENS 17, quienes se interesaron por conocer los disparadores de sus textos y su posición como escritora mujer. El miércoles 12, en un repleto salón de encuentros de “El Federal”, se presentó Norma Pérez Martín, integrante del “Grupo de los siete”. Luego de la lectura seguida con atención, se generaron interesantes intercambios con la escritora, quien respondió con solvencia a la requisitoria. El jueves 20, Nira Etchenique, en el bar “El Progreso” de Barracas, leyó fragmentos de su obra “Judith querida” –de carácter autobiográfico– que calaron hondo en la sensibilidad de la concurrencia mayormente integrada por una importante cantidad de alumnos del CENS 32. Finalmente, el miércoles 26, Rafael A. Vásquez hizo su presentación en el “Margot”, donde se dieron cita el público en general y los alumnos del CENS 59. Su poesía comprometida que extiende una mirada escrutadora hacia los terribles años de la dictadura generó un agudo debate. Estuvieron presentes en esta jornada final, la secretaria de Educación, Lic. Roxana Perazza y la directora general de Educación Haydée de Caffarena (GCABA). Extendidas durante los tres últimos meses, 21 visitas guiadas de grupos de entre 25 y 35 alumnos y sus docentes concurrieron al Museo Monte de Piedad para concretar la iniciativa de la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo involucrada en la campaña “Buenos Aires lee” de la Sec. de Educación del GCABA. Los grupos fueron llevados desde y hasta sus establecimientos educativos por transportes cedidos por el Banco Ciudad, guiados en visita dentro del museo, contextualizados por medio de diapositivas con respecto a la lectura de Yunque elegida (un cuento titulado “Baldo y Ceto”) y finalmente involucrados en la lectura y comentarios de la misma. Fue llamativo el interés que despertó en el alumnado la actividad. Los miembros de la Junta en pleno colaboraron con la lectura y contextualización así como los del Museo con su labor de anfitriones y guía museológica. Un trabajo de conjunto cuyo perfecto ensamble auspicia nuevos logros. En breve síntesis: los 21 grupos visitantes estuvieron integrados por 538 alumnos primarios y 79 secundarios. Todos recibieron una fotocopia del cuento leído y folletos del Museo. Se entregaron 120 libros de “El amor sigue siendo niño” de Alvaro Yunque a los establecimientos y, a los docentes, 40 ejemplares de un folleto sobre la personalidad de Yunque y otros tantos de sugerencias didácticas a llevar a cabo aprovechando la experiencia.

El “abc” simboliza lo imprescindible para asumir el conocimiento de alguna materia. Y el “ABC” ejemplifica –en materia de publicaciones barriales– qué es lo que se debe abordar, con qué grado de compromiso y con qué originalidad, hasta su propio formato. Arnaldo Goenaga y sus colaboradores pueden sentir legítimo orgullo por su trabajo y exhibir la bien ganada declaración “de interés cultural” que la Legislatura de la Ciudad acaba de entregarles. Felicitaciones al colega amigo y a su troupe.

“Comidas con arte” que incluyen el espacio de venta de productos alimentarios artesanales (de 9 a 20 hs.).De lunes a jueves, piano en vivo, desde las 13. Viernes y sábados: abierto a la noche con performances artísticas.

Sábado 13 a las 22: Jorge Capusotti, “Show de Tango”. Entrada $ 5.-

Jueves 18 a las 19: Muestra de talleres, fin de curso.

Domingos a las 16.30: Títeres. Espectáculo infantil (a la gorra).

Domingo 14 a las 17.30: “Concierto de fin de año” por los alumnos de la escuela. En el Teatro Bernasconi, Catamarca 2099.

JUNTA DE ESTUDIOS HISTORICOS DEL BARRIO DE BOEDO Las Casas 3634 Dep. 4 / Tel.: 4 924-6858 E-mail: boedohistoria@yahoo.com

Actividades de diciembre Los sábados de 10 a 13.30: En la vereda del “Margot” (Boedo y San Ignacio) se despliega la mesa de publicaciones de la Junta, compartiendo su espacio con “Ediciones Papeles de Boedo”, “Desde Boedo” y “Boedo XXI”.

Biblioteca pública “Lubrano Zas”: en Boedo 853, piso 1º, Tel.: 4 957-1400; Horario de atención al público: Lunes de 15 a 17; miércoles y jueves de 17 a 19.

En los nueve años que lleva recorridos el ciclo “Te espero en el café” resulta difícil recordar todos los espectáculos realizados. Pero hay algunos, como el que nos ocupa, que seguramente dejarán una huella especial. El sábado 8 de noviembre presentaba condiciones poco propicias para una convocatoria a un evento cultural: calor anticipado, casi de pleno verano, tarde lluviosa. Pero el ángel de Buenos Aires acudió a la cita igualmente. En el programa el profesar Alberto Jorge Di Nardo presentó su último trabajo: “Manzi, un hombre en la forja de la cultura nacional”, con ilustraciones musicales de grabaciones seleccionadas y las intervenciones del trío dirigido por el bandoneonista Carlos Buono, que fueron ajustadas y brillantes, desde un memorable “Boedo” hasta el infaltable “Sur”, coreado por la concurrencia. Di Nardo hizo un resumen de su trabajo extrayendo los pasajes más interesantes de la vida de Homero Manzi, con rigor en la investigación histórica y el claro objetivo de acercar una imagen del poeta más profunda y abarcativa a través de un lenguaje llano y accesible. Y lo logró con creces. Sorprendió su síntesis en la que no faltaron toques de humor y creciente emotividad, que, dosificadas con las grabaciones elegidas, lograron un clima muy especial en el auditorio. Es un ejemplo de la valía de los historiadores más jóvenes y sus diferentes propuestas que consiguen un acercamiento a los temas de la ciudad y su arte de una manera actual, con excelente nivel pero sin anquilosamientos, requisito indispensable para llegar a las nuevas generaciones. El resultado fue muy especial: ciento ochenta personas emocionadas, entre las cuales se encontraba Acho Manzi, aplaudieron de pie. Desde algún sitio del cielo Homero debe haber intercedido para que esto sucediera en su Boedo tan querido. Rosa María Silva

“Te espero en el café”: En “Recuerdo”, Esquina Osvaldo Pugliese, Boedo y Carlos Calvo, el sábado 13 de diciembre a las 17.30, última reunión del ciclo 2003. La escritora y narradora Liliana Cinetto presenta su espectáculo “Cuentos, deseos y secretos”. Luego actuará el “Cuarteto de vientos Alaire” (Marina Ríos, Gabriela Bollia, Laura Canteros y Sabrina Pugliese).

Informa a sus lectores que nuestro periódico puede retirarse mensualmente (a partir del día 10) del puesto móvil que compartimos con la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo, Ediciones Papeles de Boedo y Boedo XXI, en la vereda del “Margot” (Boedo y San Ignacio), los sábados de 10 a 13.30, o en los locales de cualquiera de nuestros anunciantes. Gracias por su interés.

Derlis: una guía antológica El sábado 22 de noviembre “La Balear” exhibió el lleno de sus mejores jornadas: Rubén Derlis presentaba su “Guía para vagabarrios” con el bonus track (Rubén censuraría acremente el anglicismo) de su “Antología mínima”. Abrió el acto Aníbal Lomba en nombre de “Papeles de Boedo”, presentó la obra Eduardo Semán y disfrutamos de las impecables interpretaciones de Esteban Morgado, aplaudido de pie por la numerosa concurrencia. Finalmente, Roberto Gutiérrez improvisó un gracioso remate de los ejemplares de las publicaciones, las que fueron ampliamente requeridas por quienes nos acompañaron en la presentación.


Se llevó a cabo el pasado 5 de noviembre en el salón San Martín de la Legislatura porteña. Entre los rostros de los concurrentes, mujeres y hombres de todas las edades, había clara señal de respeto, asombro y admiración. En el acto se distinguió con el título de “Ciudadano Ilustre de Buenos Aires” a un poeta. Ilustres también los allí presentes por compartir ese momento. “El alerta que cruza los recintos. / ¿No escuchas el alerta? / Trallazo que te dice en cada instante / que tu vida entre muros está quieta. / Preso, el preso no puede ver los ríos. / Su mirada, aunque mire, está desierta: / No hay bosques, no hay montañas, no hay acacias. / ¡Pleno está el aire de tantas ausencias! / El alerta se cruza por los muros, / y el alerta repite los alertas. / Los cerrojos repiten, en su habla, / que la puerta es más puerta que otra puerta. / Es de noche. Hay silencio. ¡Qué silencio! / [...] / Sólo una voz repite que está alerta.” Luis Alberto Quesada, de él se trata, nacido en Lomas de Zamora (provincia de Buenos Aires) en 1919, residía en España cuando, en 1936, se inició la Guerra Civil, una sangrienta lucha que se prolongó durante tres largos años en los campos de batalla. Debió haber sido una contienda entre españoles y sólo entre españoles: los partidarios de una república legítima, recién nacida en brazos de la voluntad mayoritaria de una sociedad lastimada por siglos de atraso y sojuzgamiento, y aquellos otros, representantes del secular autoritarismo reaccionario con ropajes diversos: monárquicos, militares, obispales o falangistas. Pero no. La Guerra Civil fue también el laboratorio donde ensayaron sus armas, estrategias y tácticas, ante la indiferencia de las naciones denominadas democráticas que declararon la no intervención, los países del eje nazifascista, brindando apoyo militar y financiero a las fuerzas cohesionadas a fuego y terror por un ejército sublevado. Tanta desproporción tuvo, a pesar de la heroica resistencia popular, un final trágico. Cientos de miles de españoles muertos y el oprobio, la persecución y la

venganza durante décadas, contra los que sólo conservaron su vida. Quesada, menor de edad, se alistó como voluntario en las fuerzas de la República. Ocupó distintos puestos en el frente de batalla: sargento en la Sierra de Guadarrama, pasó más tarde a desempeñarse como comisario de compañía, batallón y brigada. Al terminar la guerra, cruzó con su unidad de combate la frontera francesa, donde fue internado en un campo de refugiados del cual, al poco tiempo, escapó. Iniciada la Segunda Guerra Mundial se incorporó a la resistencia francesa. Perseguido por la Gestapo vuelve a España donde, en 1943, es detenido durante más de cinco meses en los sótanos de la Gobernación hasta que, al año siguiente, es condenado a muerte y encerrado en la cárcel. Como consecuencia de gestiones realizadas desde la Argentina, se le conmuta dicha pena por la de treinta años de prisión. De ese encierro recordará: “García Lorca ha sido asesinado. Machado ha muerto en el destierro. Miguel Hernández vive encarcelado en Alicante para morir más tarde. En otra escala poética pero en el mismo plano humano, vemos ya, en 1939, a Marcos Ana en la cárcel. En 1943, en la prisión de Porlier –Galería provisional– yo me uno a él”. “Durante los primeros cinco años de la liberación de España, fueron fusiladas unas

La frase veinte años de democracia nos conduce a reflexionar sobre el pasado y el presente, sobre el antes y el después de la reinstauración del Estado de derecho y la vigencia de las instituciones.

A lo mejor Alberto Federico Acosta es sólo un futbolista dotado para embocarla 300 veces en un rectángulo con piolines. Tal vez la suerte lo haya auxiliado cuando se propuso salir de su Arocena natal y dejar de ser uno de los millones de ignotos que recorren las mismas ambiciones. Todo puede ser a la hora de los talveces. Lo que seguramente no cosecha dudas para trazar su semblanza es qué cosa hizo el capitán Beto con su dotación genética, además de goles. Madurar con dignidad, crecer en lo suyo, tomar con entera responsabilidad su profesión, ponerse el equipo al hombro –como suele decirse– cuando fue necesario, convertir sus mañas, pelearla hasta el último segundo y, sobre todo, saber cuándo ese tiempo se renueva en otro, quizá su familia, ésa que junta en los cuatro dedos de su inolvidable dedicatoria de goles. Hizo el 300 y se fue cargado de gloria. ¡Gracias Beto! Te lo digo, especialmente, en nombre de los que tenemos sístole azul y diástole grana. Mario Bellocchio

Sangre, sudor y lágrimas, enunciado muy ponderado por los demócratas liberales de la mitad del siglo pasado, adultera los términos de su propio discurso, ya que sangre refiere a muerte, sudor, a un humor segregado por los seres vivos y lágrimas, a dolor por el bien perdido. La sangre ocupando el primer lugar alude a la privación de la vida, sin la cual es imposible sudar, y las lágrimas sólo pueden ser vertidas por los deudos de las víctimas. A partir del “imperativo categórico” de Churchill fue construyéndose el consenso cultural de apoyo al nuevo orden de los vencedores aliados, orden que de allí en más, para occidente, sería norteamericano y democrático-liberal. No obstante, la democracia asume diversas formas y las variantes institucionales acorda-

Otro fin de año. Parecería ser que la comercial costumbre del balance ha echado raíces fuera del ámbito de los negocios. Los que pugnamos contra el almanaque, rechazamos a priori la prepotencia de las fechas. Pero, animales sociales al fin, terminamos sumisamente entregando nuestras cifras al libro de saldos y repartiendo buenos deseos en las celebraciones, en medio de excesos culinarios. A pesar de los desbordes, parece ser el momento más adecuado para categorizar lo transcurrido, adoptar las conductas que hayan sido útiles, desechar las criticables; en síntesis, seguir sutilizando la elección de vida. Ahí cae nuestra intimidad tanto como nuestras ocupaciones. La Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo –que me cuenta entre sus miembros de número– ha desarrollado una proficua labor durante el 2003, cuyo pormenorizado detalle es tarea que excede este espacio. Sin embargo, me gustaría enumerar algunas actividades de directa vinculación con el ámbito barrial que han tenido destacada repercusión social: en primer lugar la reafirmación del ciclo “Te espero en el café” que ganó en logros artísticos y en jerarquía de sus panelistas, mayoritariamente dedicados a la difusión de temáticas barriales, su historia, su patrimonio. Un comienzo promisorio para las visitas guiadas que lograron una trascendencia digna de ser tenida en cuenta en la próxima temporada. La biblioteca “Lubrano Zas”, otro vínculo a disposición de la consulta pública. La lectura a colegios –dentro del programa “Buenos Aires lee” del GCABA– del reeditado Alvaro Yunque y el vínculo con el nuevo “Museo Monte de Piedad”. Y la mesa de publicaciones que la Junta, “Papeles de Boedo” y “Desde Boedo” compartimos en la vereda de Boedo y San Ignacio todos los sábados de 10 a 14. Actividades –todas ellas– que confirman la inserción social de una institución creada para investigar nuestras raíces, divulgar esos conocimientos y proteger nuestro patrimonio. Mario Bellocchio

cuatrocientas mil personas. ¡Cuatrocientas mil!, lo cual supone una media de doscientos fusilamientos diarios. En la semana hay dos veces saca. Es entonces cuando en la cancela van apareciendo guardianes. Con ellos, el director de la prisión, los oficiales, los jefes. En la mano llevan algunos la pistola preparada. Uno trae también en la mano el arma más peligrosa para el condenado a muerte: la lista. El guardián se adelanta y, pura y llanamente, lee nombres. Suenan los camiones que se los llevan. Ya no se oye nada. Hay un Madrid que, como los presos, aterrorizado, no duerme.” Van a pasar diecisiete años hasta que en 1960, por presiones ejercidas desde la Argentina, consiga recuperar su libertad.

das por diferentes sociedades para gobernarse –dentro de parámetros igualmente democráticos– admiten, en la organización de los partidos políticos, el pluripartidismo, el bipartidismo y el sistema de partido único. Sin embargo, la autorreferencialidad del discurso liberal no reconoce otra forma de democracia que la propia. En nuestro país la Nación se conformó a partir de la dominación oligárquica –basada en la exclusión y la marginación de las grandes mayorías– que se apropió del Estado para servirse de él. Los sucesivos golpes militares sufridos a partir de 1930 tuvieron un doble objetivo: en el orden interno, la aniquilación de las fuerzas populares; en el externo, la imposición del orden económico internacional a los Estados dependientes, debida a los cambios producidos en el proceso de acumulación del capital financiero. Años después, para instrumentar esos propósitos, se implantó la dictadura genocida del proceso, que ejerció una represión sistemática sobre la sociedad argentina, llevada a cabo por medio de la amenaza, el terrorismo de estado y

De aquella época son sus poemas agrupados en “Muro y alba” en los que, haciendo a un lado penurias, angustias y dolor, seguirá cantando con el alma, a la esperanza, al amor y a la libertad. Y seguirá luchando, luchando por una utopía que es también la nuestra, la de mujeres y hombres que siguen amando la libertad, la paz y la justicia. “Yo quiero salir y verte. / Quiero salir de esta rueda, / Salir, y en brazos mecerte, / Aunque al ratito me muera. / ¡Ay, si pudiera tenerte! / ¡Ay, si tenerte pudiera, / no me importara la muerte, / si es que la muerte viniera...! / Mas que no venga. / Que lo que venga sea vida; / Y, con la vida, te tenga / Sobre mis brazos dormida.” Carlos Caffarena el exterminio, aniquilando toda forma de pensamiento y producción cultural, ideológica y política que se opusiera a la sustentada por las fuerzas golpistas de 1976. En 1983, el discurso de la denominada transición democrática, promoviendo el pluralismo, la participación y la apertura del espacio político, dura poco. Los saqueadores ya están muy cerca. Durante la dictadura la sociedad había sufrido un grave proceso desintegrador, por lo que, años más tarde, no resultó difícil introducir en ella el ideario neo-liberal que difundía la “conveniencia” de la retirada del Estado, su reemplazo por la actividad privada y la necesidad de la apertura que, contrariamente a la prédica del fundamentalismo económico vigente, no era otra cosa que la introducción de capitales foráneos en la economía nacional para luego transferir sus ingresos hacia el centro del sistema. Las consecuencias son bien conocidas –y sufridas– por la mayoría. Hoy resurge la esperanza, paulatinamente va descreyéndose de las profecías del pensamiento único, poco a poco va cimentándose la idea de que el Estado debe hacer sentir su presencia en lugar de convertirse en esclavo del mercado. Dolorosamente va iniciándose la difícil reconstrucción. Estos veinte años recorridos también nos conducen a reflexionar sobre qué tipo de democracia necesitamos. Veinte años de democracia es una frase. El verbo, la acción, corre por nuestra cuenta. María Virginia Ameztoy


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¿Adentro o afuera de este mundo?, así la pregunta y las dos respuestas. Adentro, estás adentro pibe ya no tan pibe, estás adentro porque es en este mundo donde se te gastan los días; y ¿sabés qué?, afuera, sí, también estás afuera, pibe que ya carga con pasado, porque mientras se te gastan los días no alcanzás a entrar a ciertos recovecos, a ciertos atajos, lugares ajenos que prueban que no sos de acá, de este mundo; ya no sos de este barrio y fijate que vivís en la esquina. Acordate del chiste que siempre le hacés a tus viejos, Ustedes, escúchenme, ¿no vieron los tiempos que se venían?, ¿no vieron que se avecinaban calles donde no es bueno tener límites...?, ustedes, sí, ustedes, que intentaron que el nene saliera educado, responsable, con principios. Después todos se reían alrededor de la mesa del comedor, porque los padres habían tratado de ser derechos, de no cagar a nadie, y bastante bien lo habían hecho; porque a no olvidar, el hombre es, si está vivo, básicamente humano; luego, imperfecto. Entonces el nene no habrá salido joyita, pero guardó esa cuestión del respeto, de ciertos principios; resguardar aquello que le gusta llamar patrias internas. El nene sabe que es dios y diablo, se diría que es un convencido de la existencia de esta dualidad; pero a veces no está tan seguro, en especial cuando piensa en lo dicho por su músico preferido, Tom Waits, quien afirmó que el diablo no existe y que es el mismo dios cuando se pasa con los tragos, y es

Buenos Aires, como la mayor parte de las ciudades americanas, carece de la larga tradición de las europeas en su nomenclatura urbana; no encontraremos calles “de los cordeleros”, “de plateros” o “de cuchilleros”, u otros más poéticos como “de la flota” o “del crepúsculo”. Los jóvenes pueblos y naciones americanas necesitaron afirmar simbólicamente su identidad y, ya tras las Invasiones Inglesas, renombraron las calles con los héroes del momento, vivos o muertos, pulsión que alcanzó su máxima expresión en los tiempos del Centenario de Mayo, nombrando o renom-

entonces cuando la dualidad hace agua y otra vez queda la unidad, pero en definitiva, ¿es que en algún momento hay alguien más que uno mismo?; a veces el pibe se complica un poco más cuando recuerda una línea del escritor Gesualdo Bufalino, No soy complicado, pero contengo juntas una docena de almas simples, y entonces da para un picado en cancha chica. Los años pasaron, siguen pasando y el ya no tan pibe se encuentra con que su humanidad imperfecta, dueña y señora de sus patrias internas a las que no quiere renunciar, se pregunta qué es estar adentro y qué es estar afuera de este mundo. El pueblo quiere, quisiera saber, por qué, por ejemplo, a tanto payaso le han escondido el circo. El pueblo quiere, quisiera saber, por qué tantos, tantísimos payasos, son aplaudidos cuando alguien escondió los circos y por tanto no debería haber función. Ahora bien, pibe, ¿no será que la cantidad de payasos sueltos se debe a que la carpa empayasada ondea firme y alta en el cielo, en ese mismo cielo que cubre este mundo en el que a veces estás adentro y en el que a veces salvajemente no? Fue Jotacarlos Onetti quien anotó una expresiva llamada sobre parte de tu mundo con adentro y afuera, Pero si fue posible llegar a la Luna y fotografiar a Saturno, otros milagros pueden ser cumplidos. El lema de este siglo parece ser “¿Por qué no?” ¿Por qué no intentar poner fin o atenuar la ola de estupidez que recorre el mundo y de la que diariamente nos infor-

brando calles, parques y plazas. Sin embargo, la ciudad cuenta por lo menos con una pequeña reliquia de los tiempos en que las calles tomaban el nombre de los templos o instituciones que se alzaban a su vera, cuando Corrientes se llamaba San Nicolás; Belgrano, Santo Domingo; o Cerrito, Monserrat. Hablamos de la pequeña cortada Bethlem en el corazón de San Telmo que flanquea por el norte la plaza Dorrego y hace esquina con Anselmo Aieta, que la cierra por el oeste. En realidad, toda la calle Humberto I, o mejor dicho sus escasas cuadras que no pasaban

man los llamados medios de información? Porque las masacres, los asesinatos, ajusticiamientos y ejecuciones no son el resultado del pecado original ni de la influencia del diablo. No. Son hijos de la estupidez que domina y crece, ayudada por sus parientes codicia, desprecio, egoísmo. Así el pibe puede estar contento por no encajar en este mundo, en todas las miserias de este mundo. El pibe, si quiere, puede resistir, trazar el límite sobre el papel, sobre sus acciones cotidianas, y estar feliz por no ser uno de los helechos de turno; podrá estar dentro del mundo cuando es tiempo de la mujer, del amigo, del libro, de la pausa para la música, la charla; podrá estar adentro en las pausas que definen qué es estar vivo hoy y no dejar las cosas para mañana, vivo adentro de cada uno de los días y así respirar atento a pura conciencia. Pero, estimado pibe, tratar de oponerse a la estupidez tendrá su costo; en más de una ocasión aquel que no habita la línea no podrá evitar sentirse un condenado. Estar condenado significa, por ejemplo, ver al periodista estrella, incisivo y valiente mientras no para de preguntar estupideces parado en una cornisa (López Murphy, ¿usted se afeitaría el bigote?, sí, una pregunta urticante), ocupar cada vez más espacio en los días de muchas personas. El periodista jugado golpea la puerta y entra y se queda a vivir; el intelectual, el académico, el de izquierda, sí, el progre que después vota a la derecha, golpea, le abren, y también se queda. Hay puer-

de la actual Cerrito, llevaba el nombre de Bethlem por haberse instalado en el solar que va de Balcarce a Defensa el Hospital de Santa Catalina, llamado de los Betlemitas por estar a cargo de esta Orden fundada allá por 1660, en Guatemala, por Pedro de Betencourt, un sacerdote canario que profesaba una particular devoción al Misterio del Nacimiento del Redentor en el portal de Belén. Tras la expulsión de los jesuitas, los padres se mudaron unas cuadras al norte, a la Residencia que bajo aquellos llevara asimismo el nombre de Colegio de Belén en las actuales Defensa y México y que funcionaría por décadas como principal establecimiento asistencial. Sin em-bargo, en la cuadra original perduró hasta nuestros días la Iglesia de Nuestra Señora de Belén, erróneamente designada en muchas ocasiones como “San Telmo”, siendo que el beato Pedro González Telmo es el patrono del curato luego parroquia erigido por el obispo Lué en 1808, desgajándolo de la parroquia de la Concepción, y cuya sede es precisamente el templo. En cuanto a la actual cortada, se originó al

tas bajo seguridad que sólo hacen posible su picaporte para todos aquellos que son funcionales al sistema que eterniza la estupidez sobre este mundo, este mundillo que a veces te deja afuera y estás adentro, que a veces te condena y sin embargo se las arregla para enrostrarte, desde adentro, la burla. En este país, lo único que no tiene límites es la estupidez, y sería tiempo de ponerle el cascabel al gato, de marcar con tiza el bleiser del turro. William Holden entra al prostíbulo y dice, Vamos; entonces Ernest Borgnine completa, ¿Por qué no? Es una escena de la película de Sam Peckinpah, La pandilla salvaje. El diálogo se da momentos antes de que el grupo de amigos se haga matar en el intento de rescatar a un amigo prisionero. La suerte estaba echada para Holden y compañía, siempre perdedores los personajes de Peckinpah, pero aún así lo intentaron. Podemos tener un tiempo de ¿Por qué no? a la mano, ya es tiempo para ese tiempo; propongo alentar su génesis consignando un poema del escritor Hugo Ditaranto, que no habita en las academias y al que nunca se le abrieron las puertas; de su libro La mandrágora alucinada tomo nota, Son persistentes, / tozudos, coherentes. / Lo han ensayado, corrompido, / abrumado, dolorido, / destruido, todo. / Ahora / probarán conmigo. / Y no han llegado jamás, / al triunfo definitivo, / que es poder sonreír, / como sonrío. Edgardo Lois

crearse, en 1861, el “Mercado del Comercio” en el solar de la plaza Dorrego y, con la citada Anselmo Aieta, servían para la carga y descarga de mercaderías, tal como la actual cortada Carabelas lo había hecho con el Mercado del Plata. Muchos años sin nombre, debemos el rescate de la antigua denominación al Museo de la Ciudad, léase el arquitecto José María Peña, que hizo la propuesta, consagrada por Ordenanza Municipal en 1982. Curiosamente otras dos calles de Buenos Aires recuerdan, en una u otra forma , el nacimiento de Jesucristo; Belén, en Floresta, que se refiere a la antigua ciudad catamarqueña y Natal, en Nueva Pompeya, que evoca a la ciudad brasileña y que en portugués, precisamente, significa “Navidad”. Diego Ruiz


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