La LOMCE, la ley educativa que un mercado laboral precario pide

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La reforma de la LOE pretende la “competitividad” del sistema productivo español mejorando “su capacidad de competir con éxito en la arena internacional”. Bien claro lo ponen. Si se destruyen empleos en sectores de mayor cualificación como en el sector público, en el financiero o en la investigación, si ya el modelo productivo tiene una orientación histórica hacia actividades de poco valor añadido y baja cualificación laboral, si lo que abunda es el Mc-empleo y la mejora de la competitividad en el mercado global se basa en la bajada de los costes laborales, entonces ya sabemos qué sistema educativo quieren “los mercados”, ya sabemos qué vende la derecha. Primer objetivo: Reducir el gasto público educativo. El PP ya planteaba en su programa electoral la necesidad de aumentar el porcentaje de estudiantes que optan por la FP básica y de grado medio en detrimento de los que optan por el bachillerato. Estos últimos resultan más caros pues prolongarán su escolarización en estudios superiores, sean universitarios o de FP de grado superior. ¿Cómo limitar el acceso al bachillerato? 1. Estableciendo un mecanismo de selección. Las reválidas marcarán en Primaria, en la ESO determinarán el acceso al bachillerato y finalmente la tercera reválida supondrá jugarse el título a una carta y endurecer el acceso a la universidad. 2. Favoreciendo el abandono temprano. A los 13 años un alumno podrá ser derivado a un PMAR que conduce directamente a la FP básica ya que la posibilidad de retornar al currículo ordinario en 4º es únicamente propagandista. El resultado será la deriva hacia la FP de baja inversión, antesala de la precariedad, de los alumnos con más dificultades. Dificultades que tienen, fundamentalmente, una explicación social. En la actualidad, el 50 % de los hijos de padres sin estudios abandonan frente al 8% de los hijos de padres con estudios universitarios. El sistema público de enseñanza debería ser un mecanismo de compensación de desigualdades, la reforma camina claramente hacia otra funcionalidad, la de reproducir fielmente las desigualdades sociales. Segundo objetivo: Adaptar el currículo a las necesidades de “los mercados”. En la lógica neoliberal el sistema educativo debe satisfacer las necesidades de mano de obra. Esto se opone al derecho individual a la educación en sentido amplio. Se priorizan aquellos contenidos más directamente relacionados con la formación como trabajador. Un mayor peso de lo instrumental en detrimento de las ciencias sociales o las enseñanzas artísticas, un menor peso de la formación general y comprensiva. El nuevo currículo pretende además mejorar los resultados internacionales de una manera grosera: lo que no es evaluado en PISA no cuenta. Mientras tanto se profundiza en el control ideológico manteniendo la presencia de la Religión y sustituyendo Ciudadanía por una nueva materia de mayor carga ideológica. Las posibilidades de autonomía docente, de ejercicio de la libertad de cátedra, de experimentación pedagógica se limitan por la importancia que las reválidas adquieren. El proceso de enseñanza aprendizaje se condiciona a la orientación que el gobierno dé a la evaluación de fin de etapa. ¿Cómo afrontarán los reajustes de plantilla? Si sobran docentes en una especialidad y faltan en otra, las administraciones podrán reconvertir plantilla de una manera burda, mediante la movilidad funcional y geográfica forzosa establecida en la disposición transitoria. Que un profesor de música de secundaria imparta cocina en un Ciclo de Grado Medio, no hay problema, coste cero. Tercer objetivo: Consolidar una enseñanza dual La LOMCE mejora la capacidad de selección del alumnado que los centros concertados siempre tuvieron. Se compatibiliza la segregación por sexo y el concierto educativo, se facilita la especialización de los centros en aquellos itinerarios que les permita un alumnado más homogéneo. Además en los centros públicos se impulsarán acciones tendentes a la selección del alumnado. Centros “excelentes”, con especialización curricular, que busquen cierta “tipología del alumnado”. Centros en los que el director será amo y señor con la capacidad de seleccionar directamente al personal docente, funcionario o interino. Centros públicos que funcionarán como centros privados de élite y que recibirán como premio una mayor financiación. La LOMCE pretende una enseñanza dual que de más a quien más tiene, menos a quien más necesita. Como decía Andrea Fabra “que se jodan”. Esta es la ley del PP, el que no lo vea es que no lo quiere ver. Tenemos que organizarnos en los centros y con la comunidad educativa para luchar contra este nuevo ataque que quiere llevar el sistema educativo a donde ya estuvo. Caminamos para atrás. NO A LA LEY WERT


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