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Contenido

ARTÍCULOS Y REPORTAJES

Pág. 1

Astrología: Un mito del pasado remoto

Pág. 3

Homeopatía: ¿Memoria o amnesia del agua?

Pág. 5 Prejuicios cognitivos: Confirmación ilógica de las preconcepciones

Pág. 7 El poder de nuestras neuronas

Pág. 9 El cerebro y los prejuicios cognitivos: Pareidolia

Pág. 11 Desinformación y pánico antivacunación

Pág. 13

Neurogénesis: ¿Produce el cerebro adulto neuronas nuevas?

LO QUE PUEDE LA CIENCIA Pág. 15

Implantación de electrodos en el cerebro facilita los moviemintos de un brazo robótico

Neuronas capaces de ordenar a células madre, la fabricación de nuevas neuronas

¿Es la hipersensibilidad electromagnética una enfermedad nacida de la autosugestión?

Señales por internet conectan dos cerebros humanos


NOTA DE LA DIRECCIÓN

Esta colección de artículos, anteriormente publicados en eek’, se edita como una contribución del CONACyT y el COZCyT a la XXIISNCT. Su publicación y distribución gratuita tiene como objetivo llevar el tema del cerebro y de los mitos a las y los maestros de ciencias, así como a sus estudiantes, para estimularles a que se documenten y hagan sus propias reflexiones sobre un tema tan fascinante. El cerebro humano es, tal vez, el objeto más complejo que se conoce en el universo. Todavía carecemos de explicaciones razonablemente validadas sobre la forma en que funciona y su relación directa o indirecta con nuestra conciencia y nuestra relación con el entorno entre otras cosas.

Diana Arauz Mercado

Jesús Manuel Rivas Martínez

Revista eek´(ISSN:2007-4565) es una publicación bimestral editada por el Consejo Zacatecano de Ciencia, Tecnología e Innovación (COZCyT). Av. de la Juventud No. 504, Col. Barros Sierra, C.P. 98090, Zacatecas, Zac. MÉXICO. Tel. (492) 921 2816 www.cozcyt. gob.mx,eek@cozcyt.gob.mx. Editora responsable: Gema A. Mercado Sánchez. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2012-021711542800-102, otorgados por el Instituto Nacional de Derechos de Autor, Licitud de Título y Contenido No. 15706 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Impresa por Compañía Periodística Meridiano S.A. de C.V. Blvd. Calzada de los Héroes 708, Col. La Martinica, León, Gto., C.P. 37500. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación.

Teodoro Ibarra Pérez Juan Pablo Pérez González Medel José Pérez Quintana

Se autoriza la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes, siempre y cuando se cite la fuente y no sea con fines de lucro.

Edición especial “El cerebro y nuestros mitos”

Muchas preguntas permanecen aún sin respuesta en el funcionamiento del cerebro. Este complejo órgano está formado por millones de células que actúan bajo la influencia de los genes y de su entorno físico y energético. ¿Cuál de ellos tiene mayor influencia en las características principales de la vida de las células? La respuesta a esta pregunta permanece como un asunto no aclarado completamente en las investigaciones que realizan los científicos. Al igual que en las células aisladas, el carácter de nuestra existencia se ve influenciado por nuestros genes y por nuestra interacción con el medio ambiente. No está claro si la manera en que estos dos factores influencian o determinan la vida de las células individuales es la misma que condiciona nuestra respuesta a las señales ambientales que recibimos continuamente. Lo antes dicho implica que aún estamos muy lejos de poder explicar el por qué los seres humanos son capaces de aferrarse con fanatismo y tenacidad a falsas creencias, como la astrología y la medicina homeopática, a pesar de que carecen completamente de base científica.


E L C E RE BRO Y NUESTRO S M ITO S

Un mito del pasado

r emoto Medel José Pérez Quintana mjperezq17@gmail.com

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ace ya casi 2000 años Cayo o Tito Petronio, escritor y político romano nos hablaba de Enotea, en su novela Satiricón, y nos contaba que ella vaticinaba acontecimientos futuros según la forma de flotar las avellanas en un recipiente con vino, y que podía leer el futuro en el hígado de un ganso. Petronio reflejaba en su novela los mitos y creencias absurdas que existían en la sociedad romana de su época. Esos intentos de los humanos por predecir acontecimientos futuros son mucho más antiguos. Desde decenas de miles de años atrás, los humanos observaban los astros y los fenómenos celestes. Estas observaciones se regularizaron con los cambios sociales que se produjeron por el desarrollo del lenguaje articulado, la escritura y la agricultura.

Aparecen entonces las primeras evidencias de lo que hoy llamamos astronomía, una maravillosa ciencia que, con su desarrollo incesante, nos ha permitido conocer con precisión nuestro sistema solar y avanzar, a pasos de gigantes, en el conocimiento del universo. Sin el desarrollo de la astronomía, y de las ciencias y técnicas que le sirven de apoyo, no tendríamos TV satelital, ni habríamos ido a la Luna o enviado con éxito sondas espaciales a explorar las características de otros planetas y seguiríamos sin saber absolutamente nada sobre la naturaleza y evolución de las estrellas. Sin embargo, con el nacimiento de la astronomía surgió también la astrología, que no es una ciencia sino el vano intento de predecir los acontecimientos futuros de la vida de las personas mediante la observación de los objetos celestes.

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No pretendemos en este breve artículo demostrar las falsedades en las que se basa la astrología. Si alguien me dice que los dragones existen, que hay caballos voladores u otra afirmación de ese estilo, es esa persona quien debe probar lo que dice y no estamos obligados los demás a demostrarle que está equivocado. Lo mismo sucede con los llamados astrólogos, que explotan la ingenuidad y buena fe de muchas personas para obtener muy buenas ganancias con sus falsas predicciones.


EL CER EBRO Y N UE STROS M IT O S

Vemos anuncios pagados en la TV, por cierto muy costosos, en los que nos aseguran que los planetas influyen en nuestra vida y que un determinado astrólogo o astróloga nos ayudará a conseguir trabajo, amor, dinero, etc. Veamos el punto de vista de la ciencia sobre esas afirmaciones. El universo influye sobre nosotros. Eso es una verdad como un templo. El universo actúa sobre nosotros mediante tres tipos de interacciones: la atracción gravitacional a la que estamos sometidos todos los cuerpos del universo, la radiación electromagnética y las partículas que vienen ambas del Sol y de las estrellas. La atracción gravitacional más importante que actúa sobre nosotros es la de nuestro planeta, la Tierra, que nos mantiene literalmente pegados al suelo. La de los planetas es insignificante e inferior a la atracción gravitacional que ejerce la casa del vecino sobre nosotros mientras dormimos. Esto no es porque alguien lo diga sino que es el resultado de los cálculos hechos por los científicos. Los mismos cálculos que nos han permitido descender en la Luna y enviar exitosamente numerosas sondas hasta otros planetas del sistema solar. Y, respecto a la radiación y las partículas que vienen del Sol, debemos decir que ambas resultan muy peligrosas y dañinas para la vida humana. Sin embargo, nuestra atmósfera nos protege de ellas con mucha eficiencia. Aún así, debemos evitar la excesiva exposición al Sol durante las horas del mediodía.

Las otras estrellas están tan lejanas de nosotros que su radiación y las partículas que lanzan al espacio no nos afectan. De modo que los planetas y las estrellas, excepto el Sol, no interaccionan con nosotros de modo significativo. Ese es un hecho perfectamente comprobado por la ciencia y aunque los astrólogos afirman lo contrario, lo cierto es que jamás han podido dar una sola prueba convincente de ello. Los astrólogos también nos dicen que si hemos nacido en determinada época del año estamos bajo la influencia de Acuario, Piscis, Libra u otra constelación de estrellas y nuestra conducta y personalidad tendrán determinadas características que se pueden predecir de antemano. Sin embargo, en los hospitales de las grandes ciudades de nuestro planeta nacen, en el mismo día y hora, multitud de niños que tienen

después vidas y destinos muy diferentes. Lo mismo sucede con los partos múltiples. Esos niños resultan después muy diferentes a pesar de haber nacido bajo el mismo signo zodiacal. Nunca los astrólogos han podido hallar una explicación razonable a esta contradicción tan evidente. La enorme evidencia acumulada de que el universo influye sobre todos nosotros de la misma manera, sin importar para nada el lugar y el momento en que hayamos nacido, es el enorme abismo que separa a la astrología de la astronomía y en general de la ciencia. Toda persona tiene el derecho insoslayable a creer en lo que estime adecuado, a expresarlo y a defenderlo. A lo que no hay derecho es a comerciar vendiendo supuestas predicciones que, hasta el momento, nunca han podido ser legitimadas.

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EL C EREBRO Y NU EST ROS M I T OS

Homeopatía:

¿Memoria o amnesia

delagua? Medel José Pérez Quintana mjperezq17@gmail.com Juan Pablo Pérez González pablo.perez@mail.rus

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ace unas pocas semanas, conversando con unos amigos, se entabló una pequeña discusión sobre los argumentos a favor y en contra de la llamada medicina homeopática. No tuve participación en la discusión porque conocía muy poco del tema, sin embargo, me llamó la atención que alguien dijera que la homeopatía se basa en “la memoria del agua”. Como nunca encontré alusiones a “la memoria del agua” en mis estudios de Física y Química, decidí averiguar el significado de esa frase. Y, veamos, lo que he encontrado. A principios del siglo XIX el médico alemán Samuel Hahnemann comenzó a formular los principios básicos de la homeopatía (del griego homos: semejante; y pathos: dolencia o enfermedad) estableciendo la “ley de similitud”. Dicha ley establece que lo similar se cura con lo similar (similia similibus curantur), o dicho de otra manera, la toxina que produce determinados síntomas en el individuo se combate con algo que produzca los mismos síntomas. Así, el veneno de serpiente puede utilizarse para casos de mordidas de serpiente. El problema radica en que eso probablemente mataría al paciente. Para evitar resultados trágicos Hahnemann comenzó a diluir los remedios y estableció que “mientras más diluidos estuviesen, más efectivos serían”. Ésto se conoce como la “ley de infinitesimales”, y es lo opuesto de la relación dosisrespuesta establecida por la farmacología. Estas dos “leyes” constituyen afirmaciones que se toman como axiomas en la homeopatía, pero no son leyes naturales porque no se ha demostrado científicamente su validez.

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El proceso de dilución, consecuencia de la “ley de infinitesimales”, va desde una parte de sustancia activa en 10 partes de agua, hasta una dilución de una parte en 1060, que es equivalente a menos de una gota de la sustancia activa diluida en toda el agua del planeta. En tal caso, si tomásemos mil litros de esa agua, la probabilidad de hallar moléculas de la sustancia activa en ella sería casi nula. Teniendo en cuenta que, al menos, es necesario que haya una molécula de dicha sustancia presente en el agua para que exista algún mecanismo de acción, es fácil ver como la ausencia de moléculas de la sustancia activa en las disoluciones sigue siendo fuente de controversias.


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Los defensores de la homeopatía afirman, sin haberlo podido demostrar todavía, que aún cuando el medicamento homeopático sólo sea agua, su efectividad reside en que esa agua, en el pasado, antes de efectuarse las numerosas diluciones, adquirió propiedades especiales que proceden de la sustancia activa. En definitiva, que esa agua posee memoria. La existencia de un mecanismo de acción, basado en una sustancia que no está presente en el medicamento, va en contra de toda vía o mecanismo físico, químico o biológico reconocido hasta el momento. Sin embargo, una característica fundamental de la ciencia es su capacidad para admitir ideas nuevas, por muy sorprendentes e increíbles que sean, siempre y cuando conduzcan a resultados rigurosamente verificables. Y, como decía el famoso astrónomo y divulgador científico Carl Sagan, “afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias”. La idea de la “memoria del agua” procede de los experimentos realizados por el inmunólogo francés Jaques Benveniste. Los experimentos de Benveniste consistieron en el estudio del efecto de exponer basófilos, un tipo de leucocitos o células blancas presentes en la sangre, a ciertos anticuerpos, lo que normalmente produciría una reacción alérgica. La idea era diluir los anticuerpos siguiendo el principio infinitesimal homeopático y observar si los basófilos mostraban reacción alérgica al contacto con la solución diluída. Lo esperado era que no hubiese reacción ya que la solución estaba tan diluida que no era más que agua. En cambio, Benveniste halló reacciones positivas estadísticamente significativas. La razón esgrimida fue que el agua contuviese “memoria” o un mecanismo capaz de transmitir el efecto producido por la anterior presencia de los basófilos en el agua. Sin embargo, en 1988, la dirección de la revista científica Nature, que se publica en el Reino Unido desde 1869, accedió a publicar esos resultados, con la condición de que los experi-

mentos serían duplicados bajo la supervisión de un grupo de especialistas independientes. Cuando el equipo de investigadores seleccionados por la revista repitió los experimentos, introduciendo el método doble ciego, tomando medidas extremas, los resultados fueron negativos. La revista publicó una crítica a los experimentos de Benveniste señalando sus deficiencias técnicas. Benveniste, por su parte, se quejó de cacería de brujas y se comparó a Galileo, continuó realizando experimentos y publicó un estudio donde se afirmaba capaz de transmitir el fenómeno de la memoria del agua a través de líneas telefónicas e internet. Murió en 2004 sin poder demostrar sus afirmaciones. Hay reportes de otros laboratorios que afirman haber tenido resultados como los de Benveniste, pero los mismos no han sido validados. Sin embargo, numerosos estudios realizados bajo estricto control experimental, muestran efectos significativos de los medicamentos convencionales y confirman que los escasos efectos clínicos de los preparados homeopáticos son consecuencia del efecto placebo*. Que el agua tenga memoria, como afirman los defensores de la medicina homeopática, requiere evidencias extraordinarias, propiamente establecidas y verificables. Pero, hasta ahora, como en muchas afirmaciones de la medicina homeopática, no han aparecido pruebas que sean aceptadas por la comunidad científica. Osea que desde el punto de vista de las ciencias naturales la medicina homeopática no cuenta con pruea alguna que la fundamente. Algo muy parecido a lo que sucede con la astrología, en ambos casos los que las defienden están obligados a presentar estas pruebas o a permanecer en el marco de lo fraudulento.

*El efecto placebo es un fenómeno psicofisiológico en el que los síntomas de algunos pacientes pueden mejorar mediante un tratamiento con una sustancia placebo, es decir, una sustancia inocua pero considerada un medicamento por dichos pacientes.

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cognitivos: Co n f ir m ac i ó n i l óg ica d e l a s p reconcepciones Juan Pablo Pérez González pablo.perez@mail.rus

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os prejuicios cognitivos en general constituyen una alteración en la interpretación de la percepción, conllevan una distorsión cognitiva, un juicio impreciso o alterado. No deben confundirse con lo que usualmente denominamos “prejuicios”, más bien relacionados con la ética y la moral. Los prejuicios cognitivos son fenómenos psicológicos apoyados por un soporte empírico y son fundamentalmente subconscientes.

subjetivos, y creencias que nos afectan en el entorno en que nos desarrollamos. Es un mecanismo favorecido por circunstancias evolutivas en las que una información necesita una reacción instantánea. Contrariamente a lo que muchos piensan, primero creemos y luego buscamos las evidencias que soportan nuestra creencia.

La cantidad de información que el cerebro recibe es de tal magnitud que sólo es posible procesarla en paralelo y al margen de la conciencia. La mayor parte de los procesos cognitivos ocurren en las áreas más primitivas del cerebro. Funciones como el control de la respiración y la frecuencia cardíaca están reguladas en el tronco encefálico muy cerca de las emociones en el sistema límbico. Este es el cerebro “primitivo” que compartimos con nuestros ancestros, cubriendo toda la escala evolutiva desde los primates hasta los reptiles, de ahí que también se le llame nuestro “cerebro reptil”. Aquí los procesos cerebrales son instintivos y repetitivos.

El sesgo de confirmación está relacionado con este mecanismo, se trata de la tendencia a favorecer la información que confirma las propias creencias o hipótesis.

Es aquí donde una emoción funciona como un mecanismo de atajo enviando una señal de alarma que nos lleva a tomar una decisión imprescindible para la supervivencia, por ejemplo sentir miedo ante una situación que pone en peligro nuestra vida, y que requiere una decisión instantánea sin que se pueda esperar por el resultado de otros procesos cognitivos como el razonamiento lógico.

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Las evidencias experimentales apuntan a que este mecanismo mediante el cual el cerebro recibe una información (peligro) y genera una emoción (miedo) sin que medie ningún proceso de los que tienen lugar en las áreas de procesamiento sofisticado —donde ocurren ideas, razonamiento, abstracción— no sólo es subyacente sino que contamina el funcionamiento de las áreas del cerebro “nuevo”, adquirido como resultado de la evolución. El cerebro funciona como una máquina de creer donde aceptamos ideas y conceptos como válidos por estar asociados a determinadas emociones, razonamientos

Esta tendencia se produce al analizar información de manera selectiva. El efecto es mayor cuando se trata de temas de alto contenido emocional o creencias firmemente arraigadas. El sesgo de confirmación es el resultado de un procesamiento automático. Los individuos no utilizan estrategias engañosas para falsear los datos o las interpretaciones. El procesamiento de información tiene lugar de manera más o menos no intencionada y se basa en las limitaciones de la capacidad del cerebro para ocuparse de tareas complejas y los atajos o heurísticas que usa. Se han realizado experimentos que demuestran que las personas tienden a favorecer hipótesis de modo unilateral, buscando evidencias que confirmen la hipótesis, en vez de buscar de manera neutral entre todas las posibles pruebas. Se prefiere la pregunta de, “¿qué pasaría si la hipótesis fuese verdadera?”, a la pregunta de, “¿qué pasaría si la hipótesis fuese falsa?”. Pero el sesgo de confirmación no se limita a la recopilación de pruebas sino que en igualdad de información, la interpretación de la misma también puede estar prejuiciada. Y se ha visto en pruebas que la imparcialidad en el análisis de la información no se limita a temas de significado emocional.

Entre los e f e c to s re lacio na dos con el sesgo de confirmación se encuentra el denominado efecto “Backfire” o de resultado contraproducente. Este se genera cuando a un individuo se le presentan evidencias que niegan su creencia y este termina rechazando las evidencias y aferrándose aún más a la creencia errónea. Otro efecto relacionado es el denominado “polarización de las actitudes” o “polarización de las creencias”. En este caso individuos con puntos de vista opuestos interpretan imparcialmente información nueva y terminan alejándose aún más en sus posiciones. El sesgo de confirmación explica la persistencia de creencias que han sido refutadas mediante evidencias. Experimentos muestran que cuando a un individuo se le presentan evidencias que generan una creencia, y más tarde se le explica que la evidencia era falsa y que las evidencias verdaderas niegan completamente la creencia, existe la tendencia a mantener algunas de las ideas que han sido refutadas, aún a sabiendas.


EL C ER EBRO Y NUESTROS MIT O S

La tendencia a ver una correlación inexistente entre eventos es otra manifestación de este fenómeno. El efecto lunar es un buen ejemplo para demostrar las diversas manifestaciones de los prejuicios cognitivos. En algún momento alguien conecta las noches de luna llena con la locura (correlación inexistente entre eventos). Sin hacer un análisis estadístico de las otras fases lunares o de la incidencia de trastornos psiquiátricos, en general se establece la creencia de asociar la luna llena con la locura (sesgo de confirmación). Dicha creencia se convierte en mito, en parte de la cultura. Los estudios que han demostrado que no existe ninguna relación entre ambos eventos no son suficientes (polarización de actitudes y creencias) para muchos que van a continuar creyendo que la luna llena está relacionada con la locura, los partos, el ciclo menstrual, los sonámbulos, los suicidios o la epilepsia. La lista de correlaciones sería muy larga porque podríamos añadir todo lo que se nos ocurriese. Lo irónico es que siempre habrá quienes creerán más en el efecto lunar luego de leer los estudios científicos que no han encontrado ninguna conexión (efecto “backfire”). El estudio de las ilusiones ópticas ha precedido a la investigación de los prejuicios cognitivos y es importante usarlo como elemento demostrativo. Nuestra comprensión del sistema visual humano viene en gran parte del resultado del estudio de situaciones en las que nuestros ojos son “engañados” viendo algo que no existe. En la ilusión visual de Muller-Lyer, la presencia de flechas orientadas de manera opuesta en dos líneas de la misma longitud, hace que una luzca más larga que la otra.

(a)

(b)

Fig. 1 Ilusión visual de Muller-Lyer (las dos líneas son del mismo tamaño).

Referencias -Cognitive bias http://en.wikipedia.org/wiki/Cognitive_bias -Confirmation bias http://en.wikipedia.org/wiki/Confirmation_bias -Sesgo de confirmación http://es.wikipedia.org/wiki/Sesgo_de_confirmaci%C3%B3n -Steven Novella - Your Deceptive Mind: A Scientic Guide to Critical Thinking Skills. -Michael Shermer - The Believing Brain: From Ghosts and Gods to Politics and Conspiracies—How We Construct Beliefs and Reinforce Them as Truths. -Michael Shermer - Science of Good and Evil and of Why People Believe Weird Things -Thomas Gilovich - Convencidos, pero equivocados.

Generalmente no notamos cuán subjetiva es esta construcción. Sentimos que lo que vemos es una copia exacta de la realidad. Todos los prejuicios cognitivos funcionan de la misma manera —sentimos que nuestras percepciones y análisis capturan perfectamente el mundo objetivo— ¡Y estamos tan equivocados como frente a la ilusión de Muller-Lyer! Teniendo en cuenta este grado de certidumbre subjetiva y que se trata de procesos inconscientes, es fácil concluir que ni siquiera la investigación científica escapa al sesgo de confirmación. Aunque vale destacar que el método científico contiene procedimientos para evitarlo. Entre los casos más famosos de errores garrafales de la ciencia atribuibles al sesgo de confirmación se encuentra el del inmunólogo francés Jaques Benveniste, previamente mencionado en esta revista en el artículo “La memoria del agua”. En el laboratorio de Benveniste se hicieron interpretaciones erróneas y se utilizó selectivamente información que apoyaba la hipótesis que se debatía. No creo que nadie dude de la honestidad de Benveniste. Simplemente que no fue riguroso en emplear mecanismos para prevenir el sesgo de confirmación. El resultado es que la proposición de que el agua contiene un mecanismo para transmitir memoria no está demostrada. Los que creen, continúan creyendo, algunos de ellos aún más que nunca pese a la falta de evidencias concluyentes. Es una manifestación clásica de prejuicios cognitivos. A la lista de errores garrafales tenemos que añadir el caso de los rayos N, una forma de radiación descrita por el físico francés Prosper-René Blondlot en 1903. Blondlot anunció su descubrimiento mientras trabajaba intentando polarizar rayos X. Había notado unos destellos eléctricos que atribuyó a una nueva forma de radiación que llamó N en honor a la Universidad de Nancy donde trabajaba. Decenas de científicos confirmaron el hallazgo. Sin embargo, físicos notables, como Lord Kelvin y otros, fueron incapaces de reproducirlo. El “descubrimiento” causó furor internacional y la revista Nature involucró al físico norteamericano Robert W. Wood que tenía fama de refutador de proposiciones absurdas. Wood eliminó partes esenciales del aparato que supuestamente detectaba los rayos sin que nadie lo notase y los investigadores aún observaron los rayos. La revista Nature publicó el resultado de la investigación de Wood señalando que se trataba de un fenómeno puramente subjetivo. Entre otros casos famosos donde parece estar involucrado el sesgo de confirmación se encuentran los experimentos de fusión fría de Stanley Pons y Martin Fleischmann que nadie ha podido repetir con resultados concluyentes; el cálculo erróneo de la edad de la Tierra hecho por el físico Lord Kelvin ignorando todas las evidencias en contra; y la constante cosmológica que Einstein introdujo para explicar un universo estático porque no quiso aceptar el hecho de que el universo se estaba expandiendo o contrayendo. En conclusión, en la interpretación de la realidad es importante utilizar la metacognición como una herramienta, el pensar en cómo pensamos, cuáles son los mecanismos subyacentes involucrados en la percepción y el análisis de la información recibida. Ello nos ayuda a distanciarnos de los prejuicios cognitivos.

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Teodoro Ibarra Pérez teo1800@yahoo.com

¿Qué pensarías si te dijera que es posible controlar un brazo robot con sólo generar pensamientos en el cerebro?

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uigi Galvani en 1791 descubrió que había actividad eléctrica en los animales. Hermann von Helmholtz dedujo que la electricidad que se generaba en las células nerviosas o neuronas era un medio para transmitir mensajes de un extremo a otro; de este modo la información viaja a través de nuestro cerebro mediante impulsos eléctricos para procesarlas rápidamente ejerciendo el control y la coordinación sobre los demás órganos del cuerpo humano. Este proceso se realiza mediante la recepción de señales provenientes de nuestro cerebro que son enviadas a nuestro sistema nervioso para ejecutar distintas acciones como el movimiento de pies, manos, ojos, boca y demás partes del cuerpo.

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Nuestro cerebro está generando actividad eléctrica constantemente, dicha actividad puede seguir ciertos patrones que pueden ser estudiados y procesados gracias a la tecnología de hoy en día. Los estudios de electroencefalografía (EEG) pueden ayudar a interpretar y descifrar la información que nuestro

cerebro está procesando permitiendo saber lo que nuestro cerebro piensa y quiere hacer. Durante los últimos años, la comunidad científica se ha interesado en el desarrollo de interfaces cerebro-computadora o BCI1 (en inglés Brain-Computer Interfaces) mediante técnicas no invasivas de electroencefalografía (EEG). Realmente, obtener la información de nuestro cerebro y descifrar las señales vinculadas al movimiento de manos, pies, ojos y otras partes del cuerpo humano promete ser una esperanza de vida, principalmente para personas que son diagnosticadas con parálisis cerebral y que aún presentan actividad en el cerebro. Hoy en día, existen diversas tecnologías para la obtención de señales cerebrales y estas han logrado cobrar gran importancia en los trabajos de investigación encaminados a tratar de evaluar la función cerebral y la conciencia en estado vegetativo. Las señales de EEG presentan ciertas limitaciones para el desarrollo de BCI, no obstante, al compararlas con otras tecnologías existentes para registrar la actividad cerebral, como la tomografía por emisión de positrones (PET), la resonancia magnética funcional (IRMF) y la magnetoencefalografía (MEG) que requieren de grandes equipos y costos elevados, por lo que resulta que la tecnología EEG es más económica, principalmente no es invasiva y facilita la movilidad del usuario, lo cual resulta interesante en aplicaciones de BCI.


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Un sistema BCI es un dispositivo de comunicación que traduce las intenciones del usuario, registradas a partir de las señales eléctricas, magnéticas, térmicas o químicas generadas por el cerebro, en órdenes que son interpretadas y ejecutadas por una computadora. Actualmente ya existen sistemas BCI que nos permiten seleccionar una opción de menú en una aplicación informática, mover nuestro personaje en un videojuego, o controlar una silla de ruedas gracias a las tecnologías que permiten la interpretación de las señales producidas por el cerebro. Actualmente no existe herramienta alguna para diagnosticar con exactitud el grado de conciencia en un paciente. Diferenciar entre la conciencia y la no conciencia puede basarse en un principio pragmático. En particular, se han reportado tasas del 18%, relativamente bajas en diagnósticos erróneos con pacientes en estado vegetativo y en cierto número de casos se ha demostrado que presentan alguna actividad cerebral intencionada y con cierta conciencia. Aunque la cifra es aparentemente menor, se han dado casos en los que el 40% de los pacientes son diagnosticados erróneamente, este dato muestra que la línea que separa los estados consciente e inconsciente no es tan clara aún y puede ser consecuencia de la falta de habilidad o capacitación en la evaluación de los pacientes y el conocimiento limitado de esta enfermedad relativamente rara. Estudios realizados con pacientes en estado vegetativo, han demostrado una reducción en el metabolismo cerebral de hasta un 50% y una reducción en la actividad basal en estado de reposo (cantidad de energía mínima necesaria para que la célula subsista y se puedan llevar a cabo las funciones metabólicas esenciales). Adicionalmente, algunos niveles de funciones cognitivas como procesamiento de la lingüística están presentes en pacientes con conciencia mínima. El neurocientífico Adrian Owen y sus colaboradores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido han trabajado durante los últimos años en el diseño de sistemas para la exploración de la actividad bioeléctrica en el cerebro en condiciones basales de reposo y han logrado obtener resultados favorables en pacientes con daño cerebral. Este tipo de sistemas ha permitido comprender las respuestas que los pacientes han dado a conocer mediante una serie de preguntas realizadas durante la prueba. Con ello, se espera que en menos de una década se puedan comercializar interfaces cerebro-máquina donde se pueda controlar el movimiento de una silla de ruedas, reconstrucción del movimiento de extremidades aplicadas a la compensación/rehabilitación en personas que presentan trastornos de movilidad o fuertes deficiencias motoras ocasionadas por parálisis cerebral, o simplemente para facilitar las tareas cotidianas y flexibilizar los tiempos que empleamos para el desarrollo de ciertas actividades con el simple hecho de pensar, como abrir o cerrar la cajuela del coche, la aplicación en sistemas de entretenimiento y de seguridad.

Referencias I. Iturrate, J. Antelis, A Kübler, and J. Minguez, A Noninvasive Brain-Actuated Wheelchar Based on a P300 Neurophysiological Protocol and Automated Navigation, IEEE Transactions on Robotics, vol 25 no. 3, pp. 614-627, June 2009. Giacino JT, Ashwal S, Childs N, Cranford R, Jennett B, Katz Dl, et al. The minimally conscious state: definition and diagnostic criteria. Neurology 2002;58:349-53. Owen AM, Coleman MR. Functional neuroimaging of the vegetative state. Nat Rev Neuroscience 2008;9:23 5-43.

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Pareidolia El cerebro y los prejuicios cognitivos:

Juan Pablo Pérez González pablo.perez@mail.rus

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n su comentario sobre el método científico Richard Feynman nos dice que “En la búsqueda de una nueva ley empezamos con una conjetura. Luego, calculamos las consecuencias de dicha suposición para ver qué implicaría esta ley si lo que hemos supuesto fuera correcto. A continuación, comparamos los resultados del cálculo con lo que se produce en la naturaleza, mediante un experimento o a través de la experiencia, es decir, lo comparamos directamente con lo que se observa, para ver si funciona. Si no concuerda con el experimento, entonces es falso. En esta información tan sencilla está la clave de la ciencia”. En el centro de este proceso, descrito por Feynman, se encuentra el ser humano, sus órganos sensoriales como receptores de información y el cerebro como centro de procesamiento e interpretación de dicha información. Sabemos que la ciencia contiene un mecanismo intrínseco de autocorrección pero, ¿qué sucede con los sentidos y el cerebro? El modo en el que el cerebro interpreta la información que recibe de nuestros sentidos se ve afectado por creencias pre-establecidas,esquemas,prejuicios, y expectativas personales que son el resultado de nuestra educación y el medio que nos rodea. Otros factores son el resultado intrínseco de un largo proceso evolutivo.

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Uno de estos mecanismos consiste en la manera en que el cerebro trata de darle sentido a información aleatoria y vaga. El fenómeno es más común en relación con información de origen visual, pero también ocurre con información auditiva. El mecanismo se conoce como pareidolia, del griego “para” (junto a), y “eidolon” (imagen figura).

Un caso típico de pareidolia es la inclinación que tenemos a identificar caras donde no existe ninguna. Carl Sagan en su libro “El mundo y sus demonios” teoriza que la percepción de rostros se origina en la necesidad evolutiva de reconocer caras rápidamente. En consecuencia el cerebro, tratando de aislar una cara entre luz, sombra y detalles, termina creando una en donde no la hay. Así vemos caras en formaciones geológicas, en las nubes, en el tronco de un árbol y en otras formaciones aleatorias. Un ejemplo de pareidolia en relación con las señales auditivas se encuentra en discos de vinilo que, al tocarlos al revés, nos hacen escuchar mensajes ocultos que en realidad no existen. Aún cuando hay discos que contienen grabaciones originalmente hechas al revés, técnica que iniciaron los Beatles. Hay otros casos en que el supuesto mensaje oculto no es más que un efecto de pareidolia ante una serie de sonidos aleatorios y sin sentido.


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Uno de los casos más famosos de pareidolia de tipo visual es la cara de Marte. Cuando el Viking 1 tomó fotografías de la superficie de Marte en 1976 apareció una cara bien delineada en ellas. Como resultado, la cara de Marte apareció en toda clase de publicaciones pseudo-científicas y teorías conspiratorias sobre extraterrestres en Marte. Se trataba de fotografías de baja resolución. No había fotos desde otros ángulos, con la luz incidiendo desde otro lado, que sirviesen de comparación para aclarar el fenómeno. En 2001 la NASA puso punto final a la controversia cuando la nave Mars Global Surveyor tomó fotografías de alta resolución con el Sol a un ángulo diferente revelando un simple accidente geográfico. La percepción de imágenes religiosas en fenómenos naturales es también parte del efecto de pareidolia. En 1994 una mujer de Florida, EE.UU., notó la cara de Jesús en un sándwich que preparaba. Diez años después un casino compró esa tostada por 28 mil dólares. Aunque no fue el primer caso, ni será el último, el advenimiento de internet, con su interconexión mundial, ha propiciado que el fenómeno sea más conocido. El rostro de Jesús, o el de la Virgen María, ha “aparecido” en troncos de árboles, formaciones rocosas, paredes de viejos edificios y en las más variadas circunstancias en diferentes lugares de nuestro planeta. Referencias

Desde la cara en Marte hasta la interpretación de ciertas imágenes como rostros venerados por alguna religión, si seguimos el principio de la navaja de Ockham que nos dice que “En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta”, es más probable que concluyamos que la explicación acertada se reduce, en estos casos, a la forma en que funciona el cerebro humano. Las capacidades del cerebro son espectaculares, llegan hasta el punto de engañarnos a nosotros mismos. Conocer los prejuicios cognitivos presentes en las funciones de nuestro cerebro nos ayuda a entender mejor nuestras percepciones de la realidad y cómo la interpretamos.

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E L C E RE B RO Y NU EST ROS M I T OS

Desinformación

ypánico antivacunación

Juan Pablo Pérez González pablo.perez@mail.rus

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n 1998 la prestigiosa revista médica británica The Lancet publicó los resultados de un estudio realizado por el doctor Andrew Wakefield. Dicho estudio parecía establecer una relación entre la vacuna triple vírica, contra el sarampión, la parotiditis o paperas, y la rubeola; y la presencia de autismo, un trastorno del desarrollo mental que afecta la comunicación y la socialización. La investigación de Wakefield incluía sólo 12 pacientes y ningún estudio independiente que la confirmase. Como es usual; la prensa no especializada reaccionó con noticias sensacionalistas incapaces de transmitir una valoración adecuada del estudio. Como resultado, una marea de pánico anti-vacunacion azotó al Reino Unido. Ésto condujo a que el sarampión, que estaba declarado bajo control por las autoridades médicas británicas desde mediados de los 90, alcanzase el nivel de endemia, que se declara cuando una enfermedad se mantiene activa durante largo tiempo en una población o zona geográfica. En consecuencia, el número de casos en Inglaterra y Wales se incrementó desde alrededor de 50 en el año en que se publicó el estudio, hasta más de 1 300 en 2008, debido a que muchos padres dejaron de vacunar a sus hijos. Ninguno de los amplios estudios epidemiológicos independientes que se han realizado han confirmado la relación entre la vacuna triple vírica y el autismo. Y la razón es simple.

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El periodista Brian Deer, en la investigación periodística más larga que se haya hecho sobre la medicina en una generación, reveló cómo el estudio del doctor Wakefield estuvo plagado de inconsistencias, conflictos de interés y manipulación de datos. La muestra de pacientes fue seleccionada para obtener los resultados deseados por que ya existían planes de lanzar una demanda en contra de los productores de vacunas. Wakefield recibió más de medio millón de dólares en gastos genéricos y costos disfrazados para que demostrase que la vacuna triple vírica era culpable, y por otro lado Wakefield, poco antes de desatar la crisis, había presentado una patente para tres vacunas separadas que reemplazarían a la triple, como solución al falso problema.


EL C ER EBRO Y NUESTROS MITO S

En 2004 The Lancet publicó una retractación parcial del estudio de Wakefield y en 2010 una retractación total. Sin embargo, en enero de 2011, tras nuevas evidencias, el BMJ (British Medical Journal) publicó un editorial en el que señalaba que la publicación del Dr. Wakefield en la revista The Lancet consistía en un evidente fraude. Durante largo tiempo un consejo médico general discutió el caso de Wakefield y en mayo de 2010 concluyó que el mismo había sido “deshonesto, carente de ética y cruel”, y como resultado fue eliminado del registro médico del Reino Unido donde ya no podrá ejercer. El psiquiatra y divulgador científico Ben Goldacre en su libro “Mala Ciencia” describe el pánico de la vacuna triple como una de las tres clásicas historias científicas falsas de todos los tiempos, siendo las otras el caso de Arpad Pusztai y del “doctor” Chris Malyszewicz. En efecto, el pánico creado por la historia de Wakefield se ha multiplicado y expandido a muchos países, con decenas de sitios webs, blogs y fórums dedicados a desinformar y apoyar teorías paranoides y falacias pseudocientíficas. Al frente de esa ola de desinformación se encuentran personajes célebres como el actor cómico Jim Carey, la ex modelo de Playboy Jenny McCarthy y el abogado y político Robert F. Kennedy. En un estudio realizado por la organización NNII (Red Nacional para la Información de la Inmunización) se analizaron 22 sitios anti-vacunación. Dichos sitios declaran que la vacunación es causa de enfermedades y trastornos como el autismo, el síndrome de muerte súbita infantil, trastornos inmunológicos, diabetes, asma, etc. Estos sitios enlazan a otros sitios anti-vacunación provocando un círculo vicioso de desinformación donde nunca se citan fuentes científicas. La mayoría de estos sitios y fórums provee historias personales de padres que creen que las enfermedades de sus hijos se deben a vacunas que recibieron. Ninguno discute el hecho de que las anécdotas personales no son evidencias científicas válidas. Este tipo de historias se caracteriza por la falacia lógica de creer que cuando un hecho antecede a otro existe una correlación entre ambos o peor aún, que uno es causante del otro. Sin embargo, para establecer grado de correlación o de causalidad es necesario diseñar un experimento apropiado que lo demuestre. En el caso de la posible relación entre vacunas y autismo, dichos estudios se han realizado y no han demostrado que tal relación exista. Muchos de estos sitios ofrecen información sobre cómo evitar la vacunación, y recomiendan medicina alternativa, homeopatía y otros métodos “naturales”. Vale destacar que no existe ninguna vía alternativa capaz de replicar el efecto de la vacunación. Tales soluciones no están apoyadas por evidencias científicas apropiadas ni confirmadas por estudios independientes. De hecho, un reporte publicado en PubMed, la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU., denota el caso de cinco mujeres que usaron una “vacuna” antimalaria homeopática antes de visitar África. Todas regresaron con malaria del viaje. Uno de los argumentos conspirativos más frecuentes que las políticas de salud pública están motivadas por ganancias monetarias tras las que se encuentran las compañías farmacéuticas. Pero este argumento no resiste el más mínimo análisis.

Si sólo se trata de ganancias monetarias es obvio que la vacuna triple vírica ofrece menos ganancias que tres vacunas separadas. Precisamente esta era la idea de Wakefield y los abogados que pretendían demandar a los fabricantes de vacunas, todos apoyados por el mismo grupo de personas que están en contra de la vacunación. Y por supuesto las consecuencias de no vacunar implican estar a favor de la diseminación de enfermedades que enriquecen secundariamente a las compañías farmacéuticas. ¿Qué tal grado de ironía? Internet es un método extraordinario y fácil de acceso a información, pero hay que tener en cuenta que mucha de esa información no es confiable o simplemente incorrecta. Cuando se trata de algo tan serio como la salud, una dosis razonable de escepticismo siempre es buena pero eso implica indagar, comparar y encontrar fuentes serias. Si se trata de entretenimiento, usted puede ver una película de Jim Carey. Pero cuando se trate de algún tratamiento, medicamento o vacuna, más vale que le pregunte a su médico.

Referencias

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EL C EREBRO Y NU EST ROS M I T OS

Neurogénesis:

¿Produce el cerebro adulto neuronas nuevas? Juan Pablo Pérez González pablo.perez@mail.rus

L

a idea de que nacemos con un número fijo de neuronas data de inicios del siglo pasado. Santiago Ramón y Cajal, considerado el padre de las neurociencias, nos dice en su libro Estudios sobre Degeneración y Regeneración del Sistema Nervioso que “En los cerebros adultos las vías nerviosas son algo fijo, terminado, inmutable. Todo puede morir, nada puede regenerarse”. Sin embargo Santiago, como hombre de ciencia excepcional, intentó evitar que el resultado de sus descubrimientos se convirtiese en dogma cuando más adelante escribiera “Corresponde a la ciencia del futuro, si es posible, cambiar este cruel decreto”. Eventualmente el concepto de que el Sistema Nervioso Central es una estructura funcional inalterable y anatómicamente estática, se convirtió en dogma. Pero la ciencia no admite dogmas imperecederos. Ideas opuestas, si están apoyadas por evidencias suficientes y concluyentes, terminan reemplazando a los supuestos dogmas. Tal parece ser el caso de la neurogénesis, la formación de neuronas nuevas, en el cerebro adulto.

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Los últimos 20 años han visto un cambio radical a este “cruel decreto”, pero el inicio de estos cambios se remonta al año 1962 cuando el científico Joseph Altman, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, observó evidencias de neurogénesis en el cerebro de una rata adulta, en un área conocida como hipocampo, que está íntimamente ligada al aprendizaje y la memoria.

Sin embargo, los reportes de neurogénesis en el cerebro adulto no dejaron de sorprender a otros investigadores convencidos de que esto no era posible en el ser humano. A inicios de los 80, un científico tratando de entender cómo los pájaros aprenden a cantar sugirió revisar nuevamente el tema.

Altman luego reportó evidencias de que las neuronas nuevas emigraban hacia otras áreas del cerebro. En 1974 Pasko Rakic realizó un trabajo en primates que reestableció el dogma de que no nacían neuronas nuevas en el cerebro adulto de los mamíferos. Pero en 1979 Michael Kaplan, con el uso de un microscopio electrónico, confirmó los hallazgos de Altman, y en 1983 descubrió células precursoras neurales, células que luego producirán neuronas inmaduras, en el cerebro anterior de un mono adulto.

En una serie de experimentos, Fernando Nottebohm y su equipo de investigación mostraron que el número de neuronas en el prosencéfalo (cerebro primitivo anterior) de canarios machos, aumentaba dramáticamente durante la temporada de apareamiento. Este era el momento en el que las aves tenían que aprender nuevos cantos para atraer a las hembras.


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¿Por qué el cerebro de estos pájaros añade neuronas en un momento tan crítico en el aprendizaje? Nottebohm creía que era porque las neuronas nuevas ayudaban a almacenar nuevos patrones de cantos dentro de los circuitos neuronales del cerebro anterior, el área del cerebro que controla los comportamientos complejos. Estas nuevas neuronas hacían posible el aprendizaje. Si esto sucedía en aves, Nottebohm pensó que tal vez también fuese posible en mamíferos. Por otro lado Rakic, uno de los especialistas más respetados de su generación en neurociencias, se dio a la tarea de poner punto final al tema de la neurogénesis en los primates. Rakic estudió 12 monos Rhesus, inyectándolos con una substancia radiactiva para delinear el desarrollo de las neuronas. Los cerebros fueron analizados en diferentes etapas del proceso y no se encontraron neuronas nuevas. Todas las neuronas se generan en el período pre-natal y post-natal temprano, concluía Rakic. Al mismo tiempo que admitía que sus evidencias eran limitadas, Rakic defendía las ideas firmemente establecidas. Rakic fue más allá, tratando de construir una teoría plausible evolutiva de por qué las neuronas no se dividen. Teorizaba que en algún momento lejano de nuestro pasado, los primates habían cambiado la capacidad de dar a luz nuevas neuronas por la capacidad de retener la plasticidad de las neuronas viejas. De acuerdo a Rakic, la conducta social y cognitiva de los primates requiere la ausencia de neurogénesis. Su trabajo, con la demostración de algo que ya todos conocían, al parecer puso punto final al tema y nadie se molestó en verificar los hallazgos. Sin embargo, la genialidad del método científico consiste en no aceptar ideas permanentes, como ya hemos mencionado. El escepticismo se encarga de la renovación porque a fin de cuentas toda teoría es imperfecta. Los hechos científicos son significativos precisamente porque una observación nueva y más precisa puede cambiarlos. Y eso es exactamente lo que le sucedió a Rakic: su posición fue refutada.

La década de los 90 trajo nuevas evidencias. En 1992 Samuel Weiss y Brent Reynolds, de la Universidad de Calgary, identificaron células madres neurales en el cerebro de una rata adulta, dichas células eran capaces de generar neuronas y astrocitos (células de forma estrellada) en una placa de Petri (medio de cultivo). Por otro lado Elizabeth Gould, de la Universidad de Princeton, había estado trabajando en los efectos del estrés y la muerte neuronal en primates. Parte del proceso de investigación implicaba contar el número de neuronas que morían, pero Gould se sorprendió al hallar evidencias que sugerían lo contrario. Supuso que había algo erróneo en el método de conteo y al indagar más en busca de soluciones dio con los estudios de Altman. Vale notar que esto sucedió antes de que este tipo de información estuviese ampliamente disponible en internet. El trabajo de Gould fue el primer reporte de neurogénesis en el hipocampo del cerebro del mono adulto. A estas alturas el consenso de la comunidad científica aún se balanceaba a favor del dogma y la posición de Gould fue muy valiente, especialmente teniendo en cuenta que Altman fue ignorado por un lado, criticado por el otro, y sus fondos de investigación eventualmente eliminados. Altman se vio forzado por las circunstancias a cambiar de tema de investigación, y Kaplan también fue víctima del rechazo y condenado al ostracismo. En 1998, Fred Gage, del Instituto Salk, y Peter Eriksson, de la Universidad de Gotemburgo, publicaron en la revista Nature el resultado de una investigación que demostró, por primera vez, el crecimiento de neuronas nuevas en el hipotálamo del cerebro humano adulto. Sin embargo, no hubo evidencias de que estas neuronas fuesen funcionales. Al año siguiente Rakic finalmente confirmó hallar neurogénesis en primates, aunque a

un nivel bajo. Desde entonces las investigaciones se han multiplicado, así como también las interrogantes. El crecimiento de nuevas neuronas en el cerebro se ha asociado al ejercicio, a la restricción calórica, a determinados medicamentos; y por otro lado a agentes que lo deprimen como el estrés y factores ambientales. Los estudios no son de ninguna manera concluyentes, por más que los titulares de prensa le hagan pensar lo contrario. Pero las implicaciones son enormes, especialmente en el área clínica. Del fatalismo de que no se puede hacer nada, hoy se transita hacia la búsqueda de nuevas formas de estimular los cambios plásticos que permitan la restauración de funciones cerebrales alteradas por traumas o enfermedades. El caso de la neurogénesis es un ejemplo perfecto de cómo se hacen la mayoría de los descubrimientos en la ciencia: mediante un largo y lento proceso de observaciones que acumula evidencias. Observaciones anómalas que generan hipótesis, las cuales conducen a nuevos experimentos. Al final las evidencias se enlazan para formular una teoría nueva, en este caso la teoría de que ciertas regiones del cerebro adulto de los primates, continúan generando neuronas durante toda la vida. Referencias es.wikipedia.org/wiki/Neurog%C3A9nesis sites.lafayete.edu es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Altman en.wikipeida/Elizabeth_Gould_%28psychologist%29 Fred Gage en.wikipedia.org/Fred_Gage www.princeton.edu/pr/news/99/q4/1014-brain.htm www.nature.com/nm/journal/v4/n11/nm1198_1313.html

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EL C EREBRO Y NU EST ROS M I T OS

E S P E C IA L

Neuronas capaces de ordenar a células madre, la fabricación de

LO QUE PUEDE LA CIENCIA

nuevas

Medel José Pérez Quintana mjperezq17@gmail.com

neuronas Se ha descubierto la existencia de una clase de neuronas, en el cerebro adulto, que son capaces de inducir a las células madre a generar nuevas neuronas. Además, y aunque los experimentos están todavía en sus primeras fases, el hallazgo abre la tentadora posibilidad de que el cerebro pueda repararse a sí mismo desde el interior, en un proceso que quizá algún día pueda ser inducido de manera artificial por los médicos en los pacientes.

¿Es la hipersensibilidad electromagnética una enfermedad nacida de la

autosugestión? Las conclusiones a las que se ha llegado en una investigación que, sin duda han despertado polémicas, apuntan a que las personas fácilmente sugestionables que creen que algo les hará sentirse mal, pasan por un fenómeno comparable al del efecto placebo pero a la inversa, y ello podría ser la verdadera causa del conocido síndrome de hipersensibilidad electromagnética.

LO QUE PUEDE LA CIENCIA

La lectura de un reportaje en el que se presente que alguna cosa es sospechosa de ser peligrosa para la salud puede hacer que aquellos lectores muy sugestionables expuestos a esa cosa sospechosa comiencen a experimentar síntomas de malestar físico, como si se hubiesen enfermado, aunque no haya razón objetiva alguna para ello. Ésta es la controvertida conclusión del mencionado estudio sobre el fenómeno conocido como hipersensibilidad electromagnética. Algunos especialistas consideran que la presencia de ciertos malestares en personas que permanecen mucho tiempo en la cercanía de aparatos activos con campos electromagnéticos se debe a la acción de dichos campos sobre su cerebro.

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El equipo del Dr. Michael Witthöft, de la Universidad Johannes Gutenberg en Maguncia, Alemania, ofrece una explicación alternativa sobre las causas del síndrome. Según ellos la hipersensibilidad electromagnética en realidad sería el resultado de un efecto psicológico idéntico al efecto placebo, con la única diferencia de que en vez de ser positivo es negativo.

“La mera anticipación a una posible lesión puede llegar a generar dolor o trastornos”, acota el Dr. Witthöft. Las personas sensibles a los campos electromagnéticos afirman tener síntomas como dolores de cabeza, mareos y sensaciones de ardor u hormigueo en la piel, y atribuyen estos efectos a esta radiación. Sin embargo, las pruebas realizadas en la nueva investigación a cargo del equipo de Witthöft y G. James Rubin del King’s College de Londres, han mostrado que las personas afectadas no pueden determinar si realmente han estado expuestas a un campo electromagnético. De hecho, sus síntomas se activan exactamente del mismo modo al ser expuestas a campos reales y a campos simulados. Este fenómeno de autosugestión con efecto inverso al del placebo fue inicialmente identificado durante ensayos farmacéuticos. Se observó que los sujetos presentaban efectos secundarios que ellos achacaban al fármaco que estaba siendo probado, pese a que, sin que lo supieran, en realidad habían estado recibiendo un placebo inocuo para ellos en vez de dicho fármaco. De ser confirmadas estas conclusiones por estudios independientes habría que preguntarse si las personas que afirman que las vacunas producen determinadas consecuencias desagradables no están padeciendo, por su elevada capacidad de autosugestión, de este efecto placebo negativo.


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Implantación

de electrodos en el cerebro facilita los movimientos de un brazo robótico

El funcionamiento tradicional de un brazo robótico, asociado a un implante cerebral, se basa en el registro de señales del córtex motor, región del cerebro que se encarga de la ejecución de los movimientos. Por ello, con esos implantes tradicionales, el individuo debe pensar de manera detallada y específica en cada uno de los movimientos que quiere realizar. Por ejemplo, para coger un vaso, debe pensar en alargar la mano y cerrar los dedos. Este proceso es lento y requiere mucha paciencia y entrenamiento. Pero los científicos nunca se detienen ante los problemas. Un grupo de especialistas del Instituto Tecnológico de California y de la Universidad de California Sur desarrollaron un método en el que la lectura neuronal se realiza con un implante en el corte parietal posterior del cerebro (CPP), lo que permite que la neuroprótesis sea más rápida y el brazo robótico efectúe movimientos más fluidos. El CPP ocupa un lugar anterior en el proceso del movimiento. La ventaja de registrar los impulsos en esta zona en lugar de en el córtex motor, según los investigadores, es que el cerebro no necesita especificar de manera detallada un movimiento, pues este trabajo se puede hacer con la ayuda de ordenadores y robots inteligentes que sólo necesitan conocer el propósito final del sujeto. Esto permite que para el paciente sea más sencillo emitir las órdenes transmitidas al brazo robótico y que los movimientos de éste sean mucho más naturales y fáciles de conseguir. Los investigadores aplicaron este método a Erik G. Sorto, de 21 años, quien se vio envuelto en un tiroteo que lo dejó paralizado del cuello para abajo.

Fuente: SINC

Tras más de 10 años sin poder efectuar ningún movimiento por sí solo, ahora puede, tras varias semanas de entrenamiento, dar la mano, tomarse un vaso de agua o controlar el cursor de su ordenador con su brazo robótico, todo ello de manera más sencilla que con los implantes tradicionales. A partir de los resultados obtenidos en esta primera experiencia basada en la implantación de electrodos en la zona del cerebro que controla la intencionalidad del movimiento (CPP) los investigadores pretenden profundizar en el conocimiento de las relaciones entre el movimiento y la actividad en el CPP, para que el paciente pueda efectuar actividades más complejas.

conectan2cerebros humanos Señales por internet

La ciencia sigue acercándonos continuamente a la comprensión de la estructura de nuestro cerebro y a las funciones que desarrolla. Investigadores de la Universidad de Bonn en Alemania y del Instituto de Biotecnología Molecular de Viena, desarrollaron en el laboratorio, a partir de células madres, pequeñas estructuras celulares similares al cerebro humano. Otra muestra de ello es que varios estudios recientes que utilizaron tecnología de interfaz cerebrocomputador (en inglés Brain Computer Interfaces, BCI) demostraron que nuestras mentes pueden controlar varios objetos, como un brazo robótico.

“Fue emocionante y espeluznante a la vez ver cómo una acción imaginaria de mi cerebro se traducía en acción real a través de otro cerebro”, dijo Rajesh Rao, profesor de ciencias de la computación e ingeniería.

LO QUE PUEDE LA CIENCIA

Después de eso, investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard consiguieron, el pasado mes de abril, conectar un cerebro humano al de una rata, lo que resultó en el control de los movimientos de dicho animal. La rata movió la cola a voluntad del participante humano.

Y, ahora, científicos de la Universidad de Washington diseñaron una interfaz que les ha permitido comunicar dos cerebros humanos, por primera vez, de modo que una persona controlase un movimiento de la otra. Dos investigadores, desde puntos distintos del campus universitario, se conectaron entre sí. Uno de los investigadores envió una señal de su cerebro al otro, a través de internet, logrando el movimiento inducido de un dedo de la mano del otro.

“Era básicamente un flujo unidireccional de información de mi cerebro al suyo. El siguiente paso será tener una conversación bidireccional directa entre los dos cerebros”, añadió. 16


La ciencia avanza en la prevención y tratamiento de los accidentes

cerebrovasculares (ACV).

Un accidente cerebrovascular (ACV) priva al cerebro de oxígeno cuando se corta el suministro de sangre, ya sea por un coágulo (accidente cerebrovascular isquémico) o cuando los vasos sanguíneos explotan dentro del cerebro (accidente cerebrovascular hemorrágico). Un 80% de los ataques son causados por coágulos de sangre. Sin embargo, en las personas menores de 65 años, la mitad de los ACV son de carácter hemorrágico. Los derrames pueden deberse a defectos en los vasos sanguíneos que han estado presentes desde el nacimiento, a aumentos repentinos de la presión arterial, a problemas de irregularidad en los latidos del corazón, y a factores hereditarios de carácter genético. Un factor importante que influye en que se produzca un ACV es la acumulación de grasa y colesterol en las paredes de las arterias. Es importante saber que cualquier persona, y no sólo los ancianos, pueden sufrir un ACV. Fumar, tener peso excesivo -especialmente en el área abdominal- y ser demasiado aficionado a las bebidas alcohólicas no causan estos accidentes de la noche a la mañana, pero van aumentando el riesgo gradualmente hasta que se produce un derrame cerebral.

Los tomates son una fuente rica de licopenos, los compuestos antioxidantes que les dan su color rojo.

Una dieta sana que incluya al menos dos porciones de pescado graso a la semana, como salmón, arenque, sardinas y atún puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir un evento cerebrovascular y las probabilidades de presentar enfermedades cardiovasculares, incluida la enfermedad coronaria. Sin embargo, el consumo de suplementos no parece producir tales beneficios, según muestran las investigaciones realizadas hasta el momento. También algunos estudios indican que una dieta rica en frutas y verduras es muy beneficiosa para la salud. Si dicha dieta contiene tomates o productos a base de tomates, disminuye, además, el riesgo de un accidente cerebrovascular (ACV). Ello se debe al alto contenido del antioxidante licopeno que contienen los tomates.

El pescado graso, como sardinas, atún o salmón, es una fuente rica en ácidos grasos omega 3.

Los científicos nos alertan: Si queremos reducir el riesgo de presentar un accidente cerebrovascular, con las desagradables consecuencias que provoca, reduzca el consumo de grasas y carnes rojas todo lo que pueda y aumente el consumo de pescado graso. Y, por supuesto, no olvide incluir frutas y verduras, especialmente tomates, en su dieta diaria. Fuente: BBC Mundo


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