Club #58: El secreto mejor guardado

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CARACTER pedro mezquita arcaya 21 el objeto de mi AFECTO 26 pret-a- PORTER el secreto mejor guardado

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el club de la buena ESTRELLA la privacidad de 4 talentos venezolanos

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futuro PERFECTO moda a susurros

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METROPOLIS caracas, secreto a voces 68 calles de FUEGO mercados multiculti en caracas

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por amor al ARTE juan pablo garza

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la vida es BELLA

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director general GONZALO PEÑA VELOZ directora de comercialización MARIANA BENCOMO DE PEÑA diseño y montaje WILSON DESIGN C.A. editor caracas CARLOS FLORES LEÓN-MÁRQUEZ coordinadoras ejecutivas CARMEN TOVAR / Clarissa Perfetti fotografía DORIS DIAZ/ NATALIA BRAND / CARLOS FOUGUET ARON OSORIO / JULIO GAGGIA / ANIBAL MESTRE / NATASCHA LUNA / REYNALDO ORTIZ Pablo Costanzo / Jonathan Faría / José Gregorio Romero redacción Ignacio Alen / Diego Alejandro García / Ingrid Contreras Arias NADIA GRADECKY SANTA CRUZ / Patricia Carmona Vallenilla Mariana Herrera Domínguez / SOFIA AGOSTINI / RAQUEL SEIJAS / RAFAEL RICO colaboradores TITINA PENZINI / ANGELA ORÁA / JOSÉ ROBERTO COPPOLA / LOUIS VOLTAIRE MARVA GRIFFIN WILSHIRE / ANITA CARLI / ERIK DE ALMEIDA asesoras de ventas CARMEN TOVAR/ KAREN DOMINGUEZ JOHANNA DE JONGH / ANNALISA LEPORE DE PEÑA fotolito DIBARI MAC PC impresión ALTOLITHO club valencia es un producto de club de editores valencia c.a. nº ISSN: 1317-2816. nº de depósito legal: pp 200002CA855 teléfono: + 58.241.8243114 móviles: +58 414.4382330/ 414.4320868/ 424.4221102 / 424.4001178 dirección: Av. Rio Orinoco, Reda Building, Torre B, Piso 3, Oficina 9 Valencia, Venezuela. Rif: J-30653852-6 email: clubmagazine@gmail.com web: www.issuu.com/clubmagazine blog: clubmagazinevenezuela.blogspot.com twitter: @clubmagazine - facebook: club magazine venezuela tumblr: clubmagazine

El secreto mejor guardado

fotografía: pablo costanzo maquillaje y cabellos: maria consuelo gonzález modelos: romina palmisano y damián licheri vestuario: @ar_ound y @mfp2am dirección creativa: gonzalo peña veloz

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Secreto. (Del latin Secretum) 1. m. Cosa que cuidadosamente se tiene reservada y oculta. / 2. m. Reserva, sigilo. / 3. m. Conocimiento que exclusivamente alguien posee de la virtud o propiedades de una cosa o de un procedimiento útil en medicina o en otra ciencia, arte u oficio. [rae.es] En tiempos en los que la información es poder, y en que el poder se basa en la cantidad y calidad de información adquirida, procesada y utilizada, el mantenimiento de datos confidenciales –o de desconocimiento para el común de los mortales- es un as bajo la manga que otorga al portador de éstos un estatus ventajoso sobre el resto de las personas que le rodean. No estamos hablando de secretos escabrosos, escándalos ocultos o información de tipo negativa (que también proporcionan una importante cuota de poder), nos referimos a la posesión de información y data de interés para un interlocutor interesado en obtener información en una conversación. El atesorar una base repleta de datos curiosos, tips de utilidad, recomendaciones exclusivas, conexión de personas que puedan desarrollar un proyecto y, por supuesto, hasta anécdotas “grado 33”, proporcionan un nivel referencial al hombre y mujer contemporáneo y le garantizan éxito, no solo en su área de acción inmediata, sino en innumerables e insospechados espacios. En este siglo XXI, la posesión de información clave abre muchísimas puertas, desdibuja fronteras y garantiza el futuro de cualquier persona que posea una buena dosis de curiosidad e interés. Si a esto se une la capacidad de procesar, sintetizar, abstraer y darle uso a esa data, extendiendo redes interpersonales a través del “networking”, el éxito está asegurado. Dice el dicho que “la suerte no es más que la alianza entre el talento de un individuo y una buena oportunidad que se le presente”. Cada vez más, ese pensamiento le asigna un peso importante al talento –relacionando a éste con la información poseída a través de su preparación y el desarrollo de la llamada inteligencia emocional-. Observar lo que sucede a nuestro alrededor, estar atento a los acontecimientos, intercambiar información interesante con personas afines y preguntar oportunamente, son ejercicios cotidianos para el desarrollo de un “olfato” que conduce a construir esa base de datos personal y convirtiéndonos en portadores de esos secretos mejor guardados. Desde asuntos tan intrascendentes como el sitio donde elegimos comer cuando estamos fuera de casa, pasando por la elección de una casa para vivir, hasta la creación y desarrollo de un proyecto profesional a largo plazo, en todos estos asuntos, la información juega un papel muy importante. Es por eso que decidimos salir a desentrañar algunos personajes, historias y lugares que encarnaran el espíritu de esta entrega que quizá se caracteriza por basarse en información transmitida informal y verbalmente como recomendación personal entre amigos. Todos fungen de ejemplo al hablar del tema informativo. Quién mas que Pedro Mezquita Arcaya, abogado de profesión, exitoso productor ejecutivo de cine y ahora flamante Presidente del Grupo Cinex para abrir nuesta entrevista principal en “Carácter”. Su agilidad mental, su condición de relacionista público nato y su capacidad de atesorar una base de datos con lugares, personas e historias de especial interés lo convirtieron en la opción principal para adentrarnos en el tema. Seguimos con “Pret-a-porter”, una experiencia sinigual, donde el momento de color que vive la moda en estos tiempos fue captado en unas espectaculares imágenes de Pablo Costanzo realizadas con los talentosos modelos internacionales Romina Palmisano y Damián Licheri, quienes –para mantener la secrecía conceptual de esta edición- debieron permanecer encerrados en unos contenedores de madera. En “El Club de la Buena Estrella”, Carlos Flores León-Márquez, traspasó el umbral que separa lo público de lo privado en la vida de cuatro creadores y nos revela la intimidad de sus espacios cotidianos. En “Futuro Perfecto”, José Roberto Coppola devela tres talentos venezolanos del mundo de la moda con una importante proyección internacional. En “Metrópolis”, descubrimos un personaje y dos espacios up-and-coming de Caracas. En “Calles de Fuego”, los mercados multiculti se descubren para los ciudadanos interesados en explorar las aceras de una gran urbe. En “Por amor al arte”, descubrimos un joven artista contemporáneo, Juan Pablo Garza, quien está dando mucho de que hablar. Como siempre, historias, personajes y lugares que nos hacen sentir y pensar que todavía hay mucho que descubrir, mucho que inventar, mucho que difundir y mucho, muchísimo potencial en esta Tierra de Gracia. Gonzalo y Mariana

DISTRIBUCIÓN GRATUITA

VALENCIA: Guataparo C.C., Country Club de Valencia, Struktura, Centro Italo, Hermandad Gallega, Coffee Market, La Patisserie, Giglio, Malina, Paladar, Palau Café, Fatua Valencia y La Locanda Trattoria, Hotel Hesperia WTC, Gaspard Brasserie, Kokivi y Ahavá. CARACAS: Antigua, Aprilis LPG, Atar Creaciones Culinarias, Atelier Alejandro Ramírez, Atelier Fabiana Kübler, Atelier Roberi Parra, Café Atlantique, Calíope, Casa Curuba, Catar, Come a Casa, Corot, G7, La Guayaba Verde, Librería Kalathos, Madame Blac, Mobel, Mokambo, Mitra, No Pise La Grama, Quincalla Zoco, Tawa, Zona Verde y Rustiaco Caracas Las Mercedes, Tarbay, Favola Ristorante y Aprile.


















CARACTER

carlos flores león-márquez fotos: natalia brand

Pedro Mezquita Arcaya

El hombre orquesta Sus cuerdas vocales deben estar bajo el mismo hechizo que el óleo de Dorian Gray, la pintura aquella que se iba volviendo más densa y atemorizante conforme el modelo de carne y hueso permanecía lozano, apuesto, envidiable. Pero en el caso del venezolano Pedro Manuel Mezquita Arcaya, nacido en Madrid un 15 de abril de 1963, el rugido grave que brota de sus labios pareciera ser la suma invisible de muchas vivencias, muchas gratas comidas, muchos viajes, muchas imágenes, muchas levantadas de varita mágica para unir unos talentos con otros, mucha fuerza. Y sí, qué fastidio tener que volver sobre él con el mismo inciso de su musgosa voz, aparte en el preámbulo de una entrevista tan aguda, pero ya sabemos que no hay mayor pista en el escrutinio humano que la forma en que se expresan los individuos de su especie. Quizá por eso la tesitura sube un grado más cuando empieza a hablar de su infancia, fijando la lupa sobre el día aquel cuando, muerto su padre en su España natal por un transplante de riñón que nunca logró, aterrizó de la mano de su madre –hasta entonces exilada de Pérez Jiménez por propinarle en 1952, y en pleno Panteón Nacional, “unas merecidas cachetadas a Laureano Vallenilla, el gran esbirro del dictador”– a una Caracas que no conocía. “Recuerdo el sol del aeropuerto, todos los familiares de mi mamá llorando, los carros gigantes y la llegada a la casa de mi abuela materna en El Paraíso, que era completamente intimidante”. Pero cómo no, si ella era la fiel descendiente de un linaje cuatricentenario, heredera de las sabidurías de todos esos abogados, escritores, políticos y filósofos que desde el siglo XV corrían a raudales por su venas; hija, para más señas, del creador de una de las estanterías privadas más grandes del mundo, la Biblioteca Arcaya, con casi 180.000 volúmenes en diez idiomas, y dueño de una casona linajuda en Coro que, también llamada “El balcón de los Arcaya”, guarda entre su palmarés la definición de 1956 de la revista Times como “la casa de dos pisos más antigua del hemisferio”. Blasones mediante, señalará que esa misma madre admirable lo era porque, entonces viuda y funcionaria pública, “hacía milagros con su sueldo, así que recuerdo que compraba los mamones en Antímano y las lechugas en el Alto Hatillo porque les salían más económicos”.

Por eso deber ser que en Los Laureles, la casa matriz donde creció rodeado de tíos mayores y jugó con los hijos de sus primos hermanos a causa de haber nacido de una madre tan avanzada de edad, nunca oyó frases como “los Mendoza son dueños de la Polar”, por cuanto si alguien mencionaba un apellido, la conversación era siempre por algún hecho histórico, familiar, o se basaba en una anécdota política o intelectual. “Además, fui a un colegio de europeos pobres, así que nunca había fiestas, ni íbamos a restaurantes, pero vivíamos en un gran jardín y éramos como 30 primos”. Con el primer puesto de entre los casi 270 abogados que se graduaron con él en la UCAB, lo que lo hizo merecedor de una Beca Fulbright para estudiar un postgrado de Derecho en Harvard, ahora trabaja en un escritorio como miembro del despacho internacional Ontier, sigue como productor ejecutivo de brillantes películas nacionales, y recientemente fue nombrado presidente de Cinex. De cómo y cuándo se le ocurrió lanzarse al mundillo de la cinematografía local, dirá: “Un día oí a Jean-Claude Carrière [el actor y guionista francés que trabaja mano a mano con Luis Buñuel] hablar de la necesidad de producción local de cine y TV como única manera de permitirles, a los distintos pueblos, ver su realidad reflejada en la pantalla. Y se lamentaba de que ya en el África negra eso no existía de manera alguna, por lo que pensé en lo triste que sería para Venezuela si todas las películas fueran en inglés sobre problemas de parejas en los suburbios de, digamos, Kentucky, las novelas mexicanas y los programas de chistes españoles”. Así, de los 11 filmes en que ha trabajado, confiesa que su favorita es Una casa con vista al mar de Alberto Arvelo, y aunque hayan pasado unos 12 años del estreno, todavía llora cuando escucha “Dante’s Prayer”, la canción final que Loreena McKennitt adaptó especialmente para la película. Pero si hay algo que lo vuelve un personaje asombroso, y no frente a las cámaras sino siempre detrás de ellas, con humildad, sin alardes, y al fondo de ese gran teatro que es la vida, a caballo entre operador de la tramoya y guionista omnipresente, omnisciente, omnipotente, es su capacidad de unir destinos y personas. Con unas carcajadas que lo preceden, espetará: “Yo soy absolutamente ‘celestino’: tengo seis parejas de amigos casados que he presentado directamente, y además me la paso haciendo conexiones de todo tipo. La verdad es que hace un par de


años leí un libro que se llama ‘The Tipping Point’, que explica que para que en la historia ocurran grandes eventos, revoluciones, epidemias y hasta modas, hace falta que converjan en un lugar y momento específicos cuatro caracteres distintos. Uno de esos es el ‘conector’. Cuando leí lo que hablaba sobre ése, me di cuenta de que yo era el ‘conector’. Lo que no he logrado es desencadenar ese gran evento”. Y aunque vuelve a soltar un rosario de risas como quien pretende acentuar la modestia de su última frase, asombrosa es la historia de cómo logró que la firma Swarovski diseñara la primera batuta creada para director de orquesta alguno, y esta vez para su coterráneo Eduardo Marturet. “La familia Swarovski ha tenido un hato en Apure destinado por completo a la conservación y la ecología desde 1920. Diana Langes Swarovski, que es una de las herederas, ha venido anualmente a Venezuela desde su infancia, y nos ayudó en la producción de “Manuela Sáenz”, la película. Allí oyó la música de Eduardo, y se quedó interesada en su carrera. Hace dos años yo estaba en Marbella, en casa de Diana con su hermano Markus, que es el presidente del grupo, cuando por casualidad me llamó Marturet, y entre la conversación me contó su idea para la batuta Swarovski de la Miami Symphony Orchestra, lo que a Markus le encantó de inmediato”. Optimista irredento como se define, teórico de que la felicidad no se trata de lograr todo lo que quieres en la vida sino más bien de ser feliz con lo que tienes y sacarle el jugo a todo, es autor junto a Paula Quinteros de “La Guía Clímax”, un elenco impreso que nació con la idea de reflejar los lugares esenciales en Caracas, así como rescatar otros espacios maravillosos de la ciudad que quizá no se conocen, se han olvidado o que pasan desapercibidos. “No se trata de los 400 mejores lugares para salir a comer, sino de buscar qué cosas tienen esos lugares

que los hace especiales: en unos es la comida, en otros, el ambiente, los dueños, la historia, o simplemente algún hecho anecdótico que ocurrió ahí”. Sin las cursilerías de un oráculo ni las nostalgias de un historiador, Pedro Manuel no sueña con el futuro. Para él ese tiempo sucede hoy y es lo que hagas mañana al despertarte. Aun así lo escolta el untuoso pasado de los Arcaya, ora en el balcón falconiano que mira al mar, ora en la mansión que nunca se dormirá en sus laureles para hacer país, pero siempre estará apoyado en aquellos libros de tapa muy dura que le dan dimensión a su presente, y que, como un bibliotecario mágico en medio de esas paredes vivientes de papel, ensarta mundos con personas, historias con ahoras, y logra universos ni siquiera imaginados por eso que llamamos Dios. Cuando era pequeño acostumbraba a… comer chucherías. Todavía lo hago. Siempre recuerdo… el Colegio San Agustín de El Paraíso y la increíble diversidad de países que convivían en mi clase. 90% del salón eran hijos de extranjeros. Era como una Europa pobre, aunque había hasta un japonés llamado Michihiro Uetmatsu Kawai. Cuando cumplí veinte años pensaba que… cada presidente que habíamos tenido era peor que el anterior. Todavía lo creo. Siempre me ha gustado… el cine, soy un fanático absoluto. Mi película favorita siempre fue “Z” de Constantino Costa Gavras; y de las venezolanas, “Jericó” de Luis Alberto Lamata y “Una casa con vista al mar” de Alberto Arvelo. Mi padre… tenía 39 años cuando murió. Parece que era súper simpático. Sus amigos dicen que saqué mucho de su personalidad curiosa y abierta. Mi madre… vivió casi 40 años fuera de Venezuela; se educó en el Colegio Madeira de Washington; era muy culta y muy resabida. Su idioma principal era el inglés. No era especialmente cariñosa, pero se fajaba por nosotros en todo y vivía para complacernos. Mis abuelas… eran muy distintas. Mi abuela materna era de una familia venezolana muy antigua de Caracas y Cumaná (Urrutia Vallenilla). Tenía mucho carácter y era muy distinguida. Mi abuela paterna era española, de una familia casi campesina; y sin embargo mi abuela materna era mucho más sencilla, abierta y democrática que ella. Mis hijos… tienen personalidades diferentes, pero ambos son absolutamente sensibles y van a ser buenos seres humanos, que es lo que más me importa. Venezuela es… la historia de mi familia por más de 400 años, el futuro de mis hijos, y sobre todo nuestro presente y nuestro destino, así que mejor la acomodamos. Caracas es… extraordinaria. Es una mezcla de historias, de naciones, de lugares, de formas de vivir, de lucha de civilizaciones si se quiere; pero como oí de alguien que regresaba de un autoexilio, “Prefiero que me maten de un tiro en Caracas que morirme del aburrimiento en Miami”. París es… estudié en La Sorbona un DSU en Derecho, pero para mi París es una ciudad bonita y donde se come bien. Punto. (Risas). Nueva York es… casi no conozco Nueva York, y tampoco siento un gran interés. Voy frecuentemente de trabajo, pero es como si la ciudad cambiara de piel año tras año, por lo que no te reconoces. El mundo es… paso. El lujo es…. yo vivo mi vida tratando de hacer el bien, de ayudar a la gente y de


mejorar el país. No me importan los carros ni la ropa, y jamás he usado un reloj, pero para el que no tiene con qué comer, mi vida debe ser un derroche de lujos. Pararme a producir una película es… ayudar a un amigo, trabajar en equipo, contar una historia que deje algo. Suena cursi, pero también es hacer patria. Siento que soy una de las pocas personas que… ¡Yo no siento que soy “una de las pocas” nada! Yo vivo la vida que me tocó vivir, y tengo una suerte increíble en todo, pero de repente es que tengo suerte porque me creo que la tengo. La primera gran película que vi fue… una en el Cine Barceló en Madrid, era de un caballo. Iba poquísimo al cine de pequeño porque mi mamá era muy mayor y le dolía la espalda al sentarse, así que quizás por eso es que ahora voy tanto. La última gran película que produje fue… Bueno, eso de “gran” lo dices tú. En todo caso, la última estrenada en que trabajé fue “Dudamel, El Sonido de los Niños”; aunque este año vamos a estrenar una coproducción con España llamada “Lo que tiene el otro” y un documental llamado “El vendedor de Orquídeas”, sobre ese gran valenciano que es Oswaldo Vigas. Ser cazatalentos en Venezuela significa… ¿cazar con ametralladora en una granja de conejos? (Risas). No lo sé, pero a mí me parece que éste es EL país de los talentos, y no lo digo yo, lo dicen desde Simon Rattle en la música hasta el manager de los NY Mets en el béisbol. Entre una película de culto y una muy comercial que asegure mi vida en diez años, prefiero… pana, yo nunca he ganado dinero de una película, así que el día que sepa de una que me asegure esos diez años, ¡no dudes que la haré! (Risas). Aunque típico que luego me pongo a hacer la otra y me lo gasto todo en seis meses.

La vida es… levantarse cada mañana como si fueras a empezar un proyecto de cero, yo no creo en los mari-millas, los hijo-millas, los buenomillas, ni en ningún crédito pasado que te permita “vivir de la fama”. Yo todos los días hago lo que debería hacer, y no me refugio en excusas tipo “Bueno, hoy me da flojera, pero te he llevado al fútbol toda la semana”, cuando sabes que te toca llevarlo también hoy y todos los días. La creatividad es… ¡no lo sé! Yo no la tengo, pero creo que la creatividad debe tener un grandísimo componente de esfuerzo. El manejo del talento en una producción significa… tener gente buena, que puedas confiar en ellos, y que hagan un buen equipo. Yo he tenido una gran suerte en eso. Me gustaría estudiar más sobre… sistemas en red y sobre Final Cut Pro, un programa de edición y montaje . Soy un ignorante en eso (también en eso, quiero decir). (Risas). La fama es… me imagino que maravillosa: te pagan por hacer lo que igual querías hacer, por divertirte; hasta por aparecerte en unas fiestas o por salir en unas fotos de la revista Hola posando con unos panas en un yate en Montecarlo. Me inspiran… las personas que salen cada día a la calle buscando el pan para sus hijos. Eso es lo que de verdad me inspira y me conmueve. El mayor premio que uno puede recibir es… una bebecita que la cuidas por 18 años y luego te cuida a ti. (Risas). Yo ando buscando candidata para eso desde hace un tiempo, porque mis hijos son varones y ya casi mayores de edad. Nunca he podido aprender a… tener paciencia, ni a calarme sermones, ni a sentarme a escuchar. No entiendo las guerras, las compras de armamento ni, en


general, nada que tenga que ver con militares, armadas ni uniformes. A veces me gustaría volver hacia atrás para… ¡no, pana, para nada! ¿Te imaginas el despelote si pudiéramos estar todos regresándonos a hacer unos “arreglitos” al pasado? Me prohibieron… me lo habré prohibido yo porque yo no tengo perro que me ladre, como dicen por ahí, y la verdad es que si me prohíbo algo que me gusta, seguro luego me levanto la prohibición. La vanidad es… una absoluta “pajudez” porque todo es relativo. Te crees la tapa de la Coca-Cola en Venezuela o en México, pero de repente llegas a Londres y eres tremendo gafo que obviamente nadie reconoce, y al que no dejan entrar ni en la disco de segunda categoría que está de moda esa semana, Un espejo es… pana, yo de varilla me peino en las mañanas, y no creo que tenga más de tres camisas sin huecos, así que esa pregunta no es para mí. (Risas). La soberbia supone… que vas dejando enemigos a tu paso, y además que eres tan tonto que no te importa dejarlos. La humildad significa… mi ex suegro, Henrique Machado Zuloaga. Yo nunca había conocido a una persona técnicamente tan “importante”, que hubiera hecho tanto por su familia, su empresa y su país, y que sin embargo fuera un ser humano excepcional, comiera en su casa cada día, manejara el mismo su carrito, le tuviera tanta fobia a la pantallería. Bueno, para ser justo, creo que el Dr. Gustavo Vollmer Herrera es también el mismo estilo de humildad. Me molesta… a mí me molestan pocas cosas, y cuando algo me molesta, huyo rápido. Pero me molesta el derroche innecesario; pero más que molestarme, me intriga la gente miserable. En lo primero que me fijo de un talento es… ¿si está buena? (Risas). 24

Al espectador venezolano le gusta… Tom Cruise, Tom Cruise y Tom Cruise. Los espectadores venezolanos se diferencian de otros… porque estamos completamente americanizados: nos gusta el béisbol, las mamis, la cerveza, el ruido, los chistes que sólo entendemos los venezolanos y el “cornflei”. Lo primero que noto en una persona es… si está loca o no. Yo no tengo esa antenita de saber quién es malo, quién es ladrón, quién es gay, quién se metió droga. La única capacidad que tengo hiper desarrollada es el detector de locos, y no sabes de los problemas que me ha salvado. La obra que me gustaría realizar sería… no lo sé. Cuando se me ocurra, ten por seguro que la haré, o al menos empezaré a hacerla. Mi mayor orgullo es… te parecerá una tontería, pero cuando voy a un local y el dueño me dice emocionado que mi reseña en Mesaservida, Clímax o El Mundo ha sido uno de los reconocimientos más bellos de su labor, y hasta de los orgullos más grandes que ha sentido, se me aguan los ojos. Los productores que más admiro son... esta es una profesión de héroes. Yo los admiro a todos, pero admiro aun más a los productores de teatro, música, radio. Lo primero que hago al levantarme es… llevar a mis hijos al colegio e irme (cual cochino al matadero) al gimnasio, pero es que tengo que bajar las 4 horas en el próximo maratón. El dinero es… una maravilla, una felicidad. (Risas). Es un medio de distribuir y de dar felicidad, pero lo importante con el dinero es aprender a no vivir para él sino de él. No hay nada más patético que un miserable, y eso lo consigues en cualquier capa social. La mayor satisfacción que puede tener un productor ejecutivo es… Cuando yo vi “Una casa con vista al mar” por primera vez, pensé: si nadie la ve, si a nadie le gusta, si no gana ningún premio, si no recupero un centavo, no importa, yo con haberla visto hoy ya soy feliz. Un reclamo es… yo huyo de los reclamos. Ése no es mi departamento. Nunca salgo de casa sin llevar… yo ando en moto, así que si se me queda algo me devuelvo. Cargo un morral desde que tengo como 16 años, y siempre llevo una agenda escolar (de agosto a agosto) que es la misma, y las guardo. Desde hace 23 años anoto todas las citas, mis tareas, mis deudas, los viajes, las películas que he visto y una buena parte de mi vida. De los cinco sentidos, me inclino por… yo soy completamente sordo, casi confundo a Dudamel con las canciones operáticas de Queen, así que eso me deja sólo cuatro. ¡Y esos los uso todos! El sitio que más impacto me ha causado es… yo he ido a muchos lugares raros. Conozco Venezuela de punta a punta como si fuera un político. Conozco muchísimos países, y en todos lados consigo algo que me impacta. Ahorita estoy leyendo… “Último inventario antes de la liquidación” de Frédéric Beigbeder. Soy un absoluto fanático de Frédéric Beigbeder, el mejor autor que ha producido el mundo desde Albert Camus, y además es divertido. La película que no olvidaré es… “Lo que el viento se llevó”. ¡Lo digo por lo galla! (Risas). Hablando en serio, “Cyrano Fernández” fue la producción más humana que he trabajado: se filmó completamente en el barrio San Miguel de la Cota 905 por ocho semanas. Además, Beto Arvelo y Edgar Ramírez hacen juntos la dupla humana y artística más maravillosa que jamás he conocido. Si me defino con una palabra, diría que soy… atorado.



el objeto de mi AFECTO chic étnico

Caftán Athena Procopiu, clutch Matthew Williamson y Zapatos Loubi Zeppa de Christian Louboutin [net-a-porter.com]

paraíso tropical

Top Christopher Kane [colette.fr], falda Altuzarra y cartera Artemis de Christian Louboutin [net-a-porter.com]

secreto guardado

Armario Altedeutsche x Studio Job [moooi.com]

leyenda hotelera

Vela perfumada “Alessandra” [chateaumarmont.com]

secretos extravagantes

fragancia atemporal

Eau de Parfum “Aedes de Venustas” by Bertrand Duchafour [aedes.com]

bling bling

Sneakers Giuseppe Zanotti y pendientes Shourouk [net-a-porter.com]

apoyo excesivo Mesa Sequoia [brabbu.com]

boudoir noir

Silla Miss Less x Philippe Starck [kartell.it] y lavamanos Marcel Wanders [bisazza.com]



Top y collar Nopiselagrama Pantalรณn pitillo y zapatos Ahavรก Brazalete Shangrilรก Moda


prêt-à- PORTER

gonzalo peña veloz

Alianza de moda y color

El secreto mejor guardado Era fines de septiembre de 2010. Semana de la Moda en Milán. El discurso estético que se dejaba ver en el mundo entero, apuntaba a un comeback del minimalismo de los 90s –reinterpretado, por supuesto- con las texturas y el volumen como aliados para encarnar un nuevo lujo, una nueva sofisticación basada en los valores de esa sociedad bajo perfil -Old Money- que huye de las estridencias y los excesos que caracterizan el nuevorriquisimo, una palabreja que volvió a colarse en las conversaciones de los grandes salones y a caracterizar el lifestyle durante buena parte del inicio del siglo XXI. Llegó el final del 2008 y la burbuja financiera se desinfló. Vino la catástrofe. Fue mucha la gente que pasó del cielo al infierno de la noche a la mañana. Otros pasaron al purgatorio. Si, ese, el de la austeridad. El que pretendieron confundir con “nuevo lujo”. Fue en ese septiembre de 2010, en plena Semana de la Moda milanesa que ocurrió el “golpe de timón”. El diseñador Raf Simons ofreció una colección Primavera-Verano 2011 diseñada para la firma alemana Jil Sander que teñía la pasarela de colores vibrantes. Una suerte de homenaje a varios de los grandes diseñadores de los años sesenta con un enfoque muy sofisticado y contemporáneo. La propuesta hizo “click” inmediato en la audiencia –editores, fashionistas, compradores de las grandes tiendas- generando una tendencia que hasta esos días se mantenía flotando en el ambiente. Y es que no solo Simons generó la colorida explosión; junto a él, en Italia, la inigualable Miuccia Prada, Frida Giannini para Gucci y Karl Lagerfeld para Fendi, entre muchos otros, apostaron al poder del color. Siguieron esta fuerte avanzada cromática en Paris, John Galliano para Christian Dior –en uno de sus últimos desfiles para esta casa- y Alexandre Herchcovitch. La onda hipercolorista –como los expertos comenzaron a llamarle por esos días- pasó, de ser un secreto susurrado en los talleres de estos importantes nombres del fashion, a una tendencia de carácter viral

que invadió el mundo entero. El fenómeno fue algo así como la desesperada ruptura de una “viuda alegre” de otros tiempos con un régimen de luto y austeridad impuestos. En febrero 2011, las campañas publicitarias de muchas firmas –en impresos y vallas- ostentaban una lluvia de color que llamaba la atención del comprador. No solo las mujeres, sino los hombres también, abrazaron esta nueva onda technicolor y ya para verano, en cualquier conversación sobre trapos y accesorios, se deslizaba el término que se utiliza para etiquetar esta fiebre: Color Block. Durante los meses de vacaciones, los resorts y sitios nocturnos del mundo entero parecían una mezcla de luces de neón en movimiento. Millares de contenedores de ropa viajaban por el mundo entero transportando este arcoíris textil hasta el último rincón del planeta. Muchos pensaban que, con la llegada de otoño e invierno, la tendencia hipercromática retornaría al closet, en espera de esta primavera 2012, pero eso no sucedió. La fiebre por el color continuó y cada vez se ha ido depurando cada vez más, incorporando elementos, texturas, estampados y formas, logrando hacer un espacio en el guardarropa de hombres y mujeres de estos nuevos tiempos. Este retorno del color, un elemento tan utilizado en la moda por grandes como Dior, Balenciaga, Saint Laurent y Lacroix, devuelve a la moda esa mezcla de sofisticación y audacia, y ese es el gran logro que se gestó en ese septiembre milanés. En un mundo acelerado lleno de consumidores sobreestimulados, en el que hasta la manera de vestir se ha convertido en un despliegue público de signos y símbolos, jugar con lo inesperado en la indumentaria es lo que conduce a la permanencia en la memoria. Ese elemento imprevisto que de pronto hace pestañear al ojo del otro y llama su atención es la clave para resaltar de entre el montón. Después de todo, es el factor sorpresa el que impulsa las mayores decisiones en la constante transformación que experimenta el mundo de la moda. Ese es su secreto mejor guardado.

Fotografía: Pablo Costanzo [pablocostanzo.blogspot.com] / Dirección creativa y producción: Gonzalo Peña Veloz / Maquillaje y Cabellos: María Consuelo González Modelos: Romina Palmisano [elitemodel.com - @RomiPalmisano] y Damián Licheri [@JTManagement] / Vestuario: 2:AM by Maria Fernanda Pulgar y Audra Blanco [@MFP2am], Ahavá by Inés Mujica [@AHAVAstyle], Nopiselagrama by Daniela Panaro [@NoPiseLaGrama], ARound by Alejandro Ramirez [@AR_ound], Daniel Espig [@DanielEspig], Muuza by Dr.Muu [@MuuuBlanco], Candy&Roll [@candyandroll] y Master Terror [@Master_Terror] / Accesorios: y @Kokivi Design y @FatuaValencia [ARound, Gabriela Brazao, Del + Allá, ContainerKR, Shangrilá Moda, Primula by Quisys, Vero Rahn y David Ángulo] / Zapatos: Importados por Ahavá [@AHAVAstyle] Catering: Coffee Market Valencia [@coffeemkt] / Agradecimientos: Antonino y Elda Castellano, Hesperia WTC Hotel & Convention Center [@HesperiaVZLA], Cristian Palmisano y Johnny Tovar


Franelilla ARound Pantalones 2:AM Sombrero Ahavรก


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Camisa y shorts ARound Bolso David Angulo


Camiseta Master Terror Pantalones y Cinta 2:AM Pulseras Del+Allรก


Vestido Candy&Roll Zarcillos Gabriela Brazao Medias y zapatos Ahavรก


club de la buena ESTRELLA

carlos flores león-márquez fotos: natalia brand y carlos fouguet

La privacidad de cuatro talentos venezolanos

Secretos cotidianos

“Debo cambiar la soledad silenciosa y fértil del cuarto de estudio por las posibilidades arriesgadas y resonantes de la sociedad”, confiesa Lajos en la novela La herencia de Eszter de Sándor Márai, un personaje que siempre hablaba como si estuviera leyéndolo todo en un libro. He allí una simple oración de dos líneas por la que se cuela un debate de escenarios: el habitual, reflejado en las entrañas de una recámara, y el esporádico, definido en el sol o luna abiertos a que se somete la vida de salón. Pero, ¿qué pasa si esas dos costas se unen gracias al puente de oro de la cotidianidad? ¿Qué pasa si el umbral que separa lo público de lo privado se traspasa y sus límites se borran? ¿Qué pasa si el cuarto de estudio se vuelve cuarto de trabajo, el salón de sociedad trueca salón de vida, y ambos tornan una misma cosa, siameses inseparables? Pues esa misma pregunta han venido a responder los cinco personajes de este extenso capítulo de más de veinte páginas. Sus vidas privadas parecieran contener de forma inmediata a sus vidas públicas, propiciando una retroalimentación tan profunda que esos supuestos polos ahora se convierten en un solo centro dinámico y dinamizador. Cristóbal Ochoa vive por el arte, la escultura vive con él, vive para todos, y las piezas que han venido componiendo ese lenguaje son símil de los mutantes en que nos hemos convertido. Patricia Gómez se graduó de arquitecto, pero quiso edificar 42

un complejo en honor a la moda al que bautizó Calíope, monolito con 15 años de edad cuya noción del buen vestir –transferida en buena medida a las que han soportado estoicamente su positivo látigo de fashion advisor– merece aplausos sin guante. Adriana Gibbs vibra por la gastronomía, el periodismo local de gastronomía no sería el mismo sin ella, y el registro sociológico que logra con ese “me gusta; no me gusta” nuestro aborda el mestizaje que trota por nuestras multisápidas venas. María Fernanda Pulgar y Audra Blanco encontraron en Altamira una alta caja de concreto donde montaron un laboratorio de moda, y con tijeras, dedales, reglas y telas han ensamblado, juntas, un patrón que más bien es propuesta consciente de la versatilidad que reclaman los bolsillos de esta década. Puras lecciones de vida, ejemplos fehacientes de que si nos entregamos en cerebro, cuerpo y potencia a la causa en que creemos, borrando los límites entre lo público y lo privado, podemos configurar el mejor escenario para que transcurra eso que llamamos rutina. Unos caracteres salpicados de crónica y unas imágenes intimistas –como de paparazzi- iluminadas al estilo del famoso fotógrafo alemán Juergen Teller –con Ringflash nuevo en mano, como diría Natalia Brand– perpetrarán la cacería del aquí y ahora. Y expondrá, parcialmente, el espacio íntimo que se mantiene reservado para unos pocos afortunados.



Cristóbal Ochoa

carlos flores león-márquez fotos: natalia brand

El inmenso caserón todavía guarda pinceladas de la mansión que alguna vez fue. Incluso saberla con el mismo nombre de la calle que la refugia es símbolo inequívoco de que, otrora, fue casa principal de esa manzana que se abre al cerro caraqueño como un abanico de conquista territorial. En el puente de acceso –sí, un puente– nos recibe un temible mastín color plomo que ruje sin cesar, pero que luego adivinaremos dulcísimo, acompañado de su amo, del Cristóbal Ochoa (1986) de quien nos hemos venido a ocupar. Pues allí estaban sus pestañas, idénticas a la primera vez, tan rizadas que parecen humedecidas por un líquido secreto, invisible. Y sus labios, sus venas, su organismo entero que han bebido desde siempre el mejor agua de Caracas, ésa que brota de los manantiales de El Ávila y que va a parar directamente (por su privilegiada cercanía) a la Urbanización Miranda, las heredades donde creció y en las que se formaría el puntal artístico que de unos meses para acá lo ha estado ubicando estupendamente en el mapa del arte contemporáneo nacional. Su abuelo, quien fuera terrateniente y urbanizador de la propia Urbanización Miranda, fue un próspero empresario que manejó entre otras propiedades el Hotel Dunes en Margarita, y quien junto con su hijo, padre del entrevistado, profesaba debilidad por lo exótico: se dice que al principio todo era tan inhóspito que tenían por mascotas a varias leonas y caballos que andan sueltos por allí. Y a pesar de que una decisión repentina le arrebató a su abuelo de la vida –cuando Cristóbal apenas rozaba 13 años de edad–, éste no se conformó con heredarle el parecido físico sino que dejó impreso en el nieto ese gusto por lo raro, por lo peligroso, por lo exótico, al punto de que el joven artista ha venido a inyectarnos los ojos (como ningún otro) con su bestiario mutante en lienzo y cerámica de las profundidades oceánicas ya que, en palabras de su colega Érika Ordosgoitti, “Las formas marinas se han sumergido en su psique, por eso se vale de la tierra y el fuego para hablarnos del agua, del mar profundo; del elemento que simboliza las emociones y la muerte, el peligro y la creatividad”. Debe ser por eso que, cuando le entra la musa, puede durar veinticuatro horas en una sola pieza, o alternarse entre ésa y otras más. “Yo me tengo que dejar impresionar a mí mismo para poder seguir. A veces hago piezas de corte comercial, sí, pero es que siempre no salen obras maravillosas. Ahora, cuando sé que están por salir, casi ni como cuando empiezo a producirlas”. El asunto de la creación es volátil en su caso, porque hay días en que no se le ocurre nada y otros en que mucho. A lo que complementará: “En el momento en que el artista desarrolla un lenguaje, las piezas aparecen de una en su cabeza. Hay situaciones, personalmente hablando, en que pueden llegar a ser piezas deficientes o brillantes, que responden a un proceso espontáneo o racional”. 44


Los ventanales de seis puertas que custodian su espalda son de un alto verdaderamente suicida, y lo enmarcan con un halo de mundanidad tal que uno se cree en medio de un loft escondido de Green Point, el nuevo vecindario hipster de Nueva York, con la atmósfera al descuido y ese olor a décadas confitadas. Para llegar al recinto (que antes era el estudio fotográfico de su padre) hay que atravesar un laberinto de mundos paralelos, de una casa, de un estacionamiento con Hummer desvencijada al costado, de una breve colina, de sótanos y oficinas fantasmas. Quizá por esto, quizá también por el entresijo de experiencias que cunden su cráneo de pequeño genio, es que Cristóbal asuma el suyo como un proceso creativo de tres dimensiones. “Sí, yo pienso en 3D. Las pinturas son un extra, pero no me considero pintor. Prefiero expresarme a través de materiales que me permitan crear piezas tridimensionales. Ahorita estoy enfocado en la cerámica por su maleabilidad; con

ella no hay límites en las formas. Sin embargo, tampoco quiero ser ceramista para siempre; esto responde a un momento, a que es un material barato y amigable, a que no tengo personal”. Y a que el inmenso espacio que le cediera su padre goza de un clima ideal para trabajarla: en el día, como está al ras del techo de la construcción, el sol seca la arcilla y después, por la noche, la humedad conserva las que deja en reserva. Graduado en el ya desparecido Instituto de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón con una licenciatura en Artes, especialización Escultura, insiste en que para él las formas son una cosa y el color, otra; así que cuando decide que tal pieza es de tal tono es porque algo interno se lo dice. “Mi fuerte en las obras es la estética; sin embargo, creo que tengo que ahondar en lo intelectual, en su fondo. Me interesa el comportamiento humano, me seduce el cómo sin ser animales, nos protegemos. Por eso el lenguaje orgánico


de mis piezas, que son una metáfora de cómo los animales crean mecanismos de resguardo. Lo mío son imágenes de la defensa: de algo que sale desde dentro y algo que lo recubre. La esencia pura la identifico con colores claros; los escudos, con oscuros. Y así somos a diario, nos vamos poniendo corazas que van haciendo de nosotros otra cosa. Por eso siempre procuro dejar salir mi personalidad a flote, ser lo más consciente posible, lo más correcto posible”. Una bandeja de galletitas recién compradas en la panadería más cercana, unas botellitas de jugo de durazno pasteurizado y unos vasos con el agua más suculenta de Caracas se instalan de pronto en nuestros cachetes para ensayar una pausa. Aun así queda flotando la duda de si el peso estético de sus obras es mayor al peso conceptual, y sin tener la musculatura de los grandes curadores y críticos de arte, el veredicto falla a su favor (aunque él mismo no lo crea). Hay tanto fondo como forma. Hay tanta profundi46


dad como escala. Hay tanto de bulbos como de escamas en cada composición suya. Por algo viene exponiendo desde el 2008 en muestras colectivas o individuales de considerable renombre. Por algo se ganó, en el 2009, un premio en el valenciano Salón de Artes del Fuego de la Galería Universitaria Braulio Salazar. Por algo Diesel lo premió hace dos años con el primer lugar de dibujo en convocatoria nacional. Por algo ha participado dos veces en el evento “Por el medio de la calle” con su propuesta “Conos de la madre”. Por algo levantó una expo individual en la Galería Múltiple Arte Contemporáneo de Caracas. Por algo volará en junio a Bogotá para su primera muestra internacional en solitario dentro de la Galería El Gato. Por algo dicen que Marva Griffin –la venezolana presidente del Salón Satélite de Milán– quedó prendada de su obra. “Facebook me ha ayudado en mi crecimiento profesional, que ha sido muy rápido. Por eso tengo que cuidarme, para no aburrir a la

gente, pero también para no cegarme con supuestos de que ‘tengo una obra conceptual que evalúa la psicología’ o tonterías por el estilo, y para seguir dejando que mi marea fluya”. Con proyectos de obras públicas en mente tras los fines de cooperar en que la importancia del arte trascienda, como el de una píldora gigante forrada con 730 conos de tránsito que sensibilice al espectador sobre la contaminación sónica, el hijo de una artista plástico y de un fotógrafo aficionados que llegaron a saborear mieles y hieles del boato está aquí para rasgar las costras de una sociedad superficial a punta de sus bellos Quasimodos de las profundidades, armados de escamas como petos y de carnes como alma.

Web: www.cristobalochoa.com


Patricia Gómez

carlos flores león-márquez fotos: natalia brand

Que hayamos nacido el mismo día –aunque con apenas 19 años de distancia– y que las hojas afiladas de las tijeras nos hayan cortado con sensibilidades similares, ya me aseguraba la mitad de su aceptación a participar en esta entrega. Porque Patricia Gómez Arroyo, la directora de esa estupenda tienda que es Calíope, es otra joyita que prefiere mantenerse de perfil subterráneo; aun cuando Mario Aranaga, el editor de Estampas, no se canse de desplegarles homenajes a su buen gusto, a sus estantes ceñidos periódicamente a las tendencias de la temporada y a su asombrosa capacidad de saber (a vuelo de águila) qué pieza le queda a cada cliente que acude a su reducto bobó ubicado, desde 1997, en Los Palos Grandes. “Cuando yo estudiaba arquitectura en la Universidad Simón Bolívar, iba a ver la bien lograda vitrina de Calíope, que para entonces se llamaba Calicó, estaba instalada en el C.C.C.T. y vendía marcas de diseñadores locales. Luego me di cuenta de que yo tenía que hacer algo para aumentar mis ingresos, y empecé como proveedora de ropa al mayor. Primero le vendía a ‘Tribu’, la tienda en El Hatillo de un argentino a la que terminé proponiéndoles qué hacer dentro de la línea de producción que tenían. Recuerdo perfectamente el éxito que significó incluir al stock las camisas cuello tortuga, tan de moda esos días en Nueva York, y que ninguna tienda local las traía. Vendí miles de ellas a las tiendas de entonces (incluida Calíope), y en una semana ya tenía carro nuevo”, rememora quien haría migas con el que luego sería su marido, Oscar Torres, entonces propietario de Calíope junto con su hermana y quien le propuso la idea de importar ropa, olvidándose paulatinamente de la producción nacional en vista del bajón que padecía la caja registradora. “La tienda tenía quince años cuando empezamos a importar. A Oscar y su hermana les pegó el viraje porque el concepto inicial era apostar por el talento local, pero ya se había vuelto muy difícil sostener ese modelo de negocio en el país, así que empezamos a la par de cuando arrancó el Sambil; pero al mismo tiempo nos dimos cuenta de que seguir en un centro comercial (el C.C.C.T) no era lo que queríamos. Preferíamos una tienda a boca de calle, y dimos con este espacio en Los Palos Grandes”. Que se agradece, porque a pesar de que confiesa que los dos primeros años fueron cuesta arriba, de que la gente no manejaba el modus operandi de no contar con estacionamiento y de “perderse” el bululú habitual de un mall, ayudó a que prosperara en el imaginario colectivo la modalidad de las tiendas concepto, tan bien vistas en el viejo continente. Así, en 1999 se disolvió la sociedad entre los hermanos Torres, de “Calicó” pasó a llamarse “Calíope”, y fue cuando Patricia tuvo la oportunidad de darle rienda suelta a parte de su talento, el de armar una colección yendo de tienda en tienda dentro de los recovecos de ciudades europeas o norteamericanas, y apenas asis48


tida por un cuaderno cuyos dibujos les permitían –y les siguen permitiendo– lograr unidad estética entre pieza y pieza, entre proveedor y proveedor. La historia de sus hermosos “cuadernos de anotaciones” comienza así: su primer viaje para Calíope fue a Nueva York, con el mínimo de dinero posible, y estando en el hotel, mientras sacaba las cuentas de lo que había comprado durante el día, se dio cuenta de que necesitaba hacer un “inventario visual” para continuar en las búsquedas de los días sucesivos. Bajó a recepción, le pidió al concierge que le facilitara unas hojas de papel, armó una suerte de bloc que cuadriculó, y empezó a dibujar cuanta camisa, pantalón, falda, blusa y franelita tenía en su poder, dejando espacios para las piezas que faltaban en aras de regirse por un concepto específico. “Era como una operación de suma y resta, un ‘tengo esto y me hace falta esto’, porque como no era la diseñadora de absolutamente nada, necesitaba ver cómo

ensamblarlas. Desde entonces el proceso ha sido más eficiente. En esto de pronta moda siempre tengo que fijar un criterio de color, de texturas, de escalas, de ocasiones, de tendencias o anti-tendencias, para manejarlo a efectos de colección”, expone la experta. Luego del calle arriba y calle abajo por el Fashion District de Nueva York y algunas ciudades de Italia como Milán, Nápoles y Bologna, que es su circuito estrella, viene el proceso de regresar a tienda, esperar que llegue la carga, ver cómo exhibir lo comprado y, ritual de rituales, enseñarles a las clientes a vestirse. “Aquí vienen muchas a comprarse el vestidito del almuerzo que tendrán con la junta directiva de la empresa, pero antes del vestidito les digo que tienen que empezar por comprarse un blue jean nuevo, porque el que tienen puesto es nefasto. Puedo llegar a ser muy sincera y estricta, pero al final me lo agradecen. Tengo el ojo tan entrenado que, apenas entra alguien, ya sé qué piezas de los racks son las que


les van”. Por eso es que insiste en que ésta es una tienda que no puede crecer porque, más allá de que vende ropa, es una empresa de servicios personalizados en que la cliente reincide en tanto y cuanto tiene la garantía de que ya la compra fue “supervisada” al cuerpo por una legítima fashion advisor. Y tanto lo es que ella misma se prueba toda la ropa, antes de comprarla, para rectificar que el patronaje vaya a calzar con las tallas venezolanas: si la etiqueta marca S y es demasiado pequeña, la desecha y pasa a la M porque sabe que en Caracas son muy pocas las humanidades que pueden entrar en un “vestidito” XS. “Si algo he aprendido en estos quince años es que la pieza tiene que quedar no bien, sino muy bien”, sentencia. De pronto volteo, y la estantería derecha es una explosión de cartuchos de tinta amarilla, naranja, blanca, azul, que se alternan con remansos de beige y camel. Una bandeja con marroncitos recién hechos en la Panadería Aida nos hace extender las manos. Pero hay que pararse a ver el espectáculo del sol, sumergido en un mar atravesado por yates de un algodón blanquísimo. Marcela Torres Gómez, una de las herederas de todo esto, nos enseña su foto en EE.UU. con cuya pirueta se tituló campeona, y en la cercanía de su rostro con los nuestros brillan sus aparatos dentales como si fueran una instalación de Damien Hirst. En la escena aparece nuestra querida Alessandra Magni, vestida de gimnasio y avisando que ya hizo la transferencia en euros, aunque casi por tres veces el monto gracias a la incompetencia de la gente del banco. “Me quedará un saldo a favor”, dice sonriendo. Patricia le devuelve el gesto, pero no tarda en volver al tema que nos ocupa y recargar la escopeta de su verbo. “La industria de la indumentaria es muy volátil. He visto mucha gente montar tiendas y desmontarlas. Lo hacen para socializar, para aparecer en revistas; pero para mí es algo serio, es un negocio, un trabajo con el que mantenemos a una familia entera. Aquí se abre la santamaría esté enfermo quien lo esté, porque hay que vender. Así que no puedo depender de si yo estoy de moda, de si me entrevistan; simplemente hay un esfuerzo detrás. Claro que los medios generan estrellas, pero eso me tiene sin cuidado. Estoy concediendo esta entrevista y dejándome retratar porque me lo pediste tú, niño”. Cierra los cuadernos, devuelve todo a su lugar y pasa a otro tema, ella, que ha creado un público ansioso, que mantiene a revistas como Estampas ávidas de información, que amparada en profusión de básicos y atinado estilismo, nos pone a soñar con una eventual participación en esos programas internaciones de shopping advisors. Pero… ¿una cámara para Patricia Gómez? Qué va, ella nació estrella un seis de noviembre y lo ha seguido siendo sin la ayuda de ningún medio. Nació como nacen las estrellas más sublimes: sin shows. Facebook: Caliope Palos Grandes 50



Adriana Gibbs

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Arisca incluso con los más atentos relacionistas públicos del país, Adriana Gibbs, la hércules del periodismo gastronómico en la revista Estampas, y quien viene sacudiendo el imaginario criollo desde hace cinco años a punta de secciones que cortan el aliento y atizan el apetito, atiende la llamada con la dulzura habitual con que recibe a los amigos. Y dice que sí, que sí, que sí, que mil gracias, que qué especiales, que bastará con acoplar las agendas, que su casa está a la orden, que lo que queramos… quebrando un poco las cuerdas vocales a fin de imprimirle más calidez y ternura a la aceptación. Pero lo de reacia tiene sus razones, asumimos acá, puesto que ella no puede ir por la vida asintiendo a cuanta invitación le hagan llegar, a cuanta cena, a cuanto bonche. No. Su criterio de selección debe ser insobornable para, primero, no afectar los tiempos de entrega en el periódico, y, segundo, para no comprometer con su visita la publicación de una iniciativa que se sale de parámetro. Y como sabe que no cuenta con la anuencia de muchos por estos estrictos modelos de conducta, asumirá: “El profesor Soria es mi mentor, yo no lo niego; pero cada uno de mis movimientos en la vida los decido yo, que les quede claro”, y suelta la risa y guiña un ojo para disuadir las dudas de que el flechazo con curare no va dirigido a los presentes. Heredera de un apellido inglés que fue a parar a las Antillas y que luego navegó hasta las costas de Aragua de Barcelona, aquí en Venezuela, su pasión por la buena mesa y la copa correcta nació hace siete años cuando hizo su primer viaje vitivinícola a tierras argentinas, pero también con la incorporación del profuso juego de copas con ribetes dorados que había heredado de sus padres, y que al principio aborreció un poco. “Fue un regalo que le hizo papá a mi mamá cuando cumplieron quince años de matrimonio, y eran tantas que las dividimos entre mi hermana y yo. Se incorporaron a esta casa casi a la par de cuando nos mudamos para acá, por lo que comencé a incluirlas en almuerzos sencillos de domingo con mis hijos y esposo. El lujo, mientras se pueda, tiene que ser cotidiano”, profetiza quien junto con Alberto Soria dicta en la Universidad Metropolitana un diplomado en cultura de vinos y spirits, todos los lunes y cada dos sábados por mes. “Hay un par cosas que me tienen feliz: el diplomado y esa sección en Estampas”. Sobre todo si consideramos que el pensum no es sólo teórico sino también sensorial, puesto que en cada clase celebran una cata, toda vez que parten de la idea de que no se puede aprender sólo desde los libros. “Hay que acercarse a los caldos, abordarlos desde lo que nos dicen sensorialmente”. Sobre algunos estantes de madera del piso inferior del apartamento reposan tres botellas que les fueron autografiadas por los propios em52


bajadores. Una Buchanan’s Master que reza “To Adriana. Regards, Keith Law”. Una de Ron Zacapa Centenario, directo de Guatemala, que dice “¡Adriana, salud!”. Y otra, esta vez con alcurnia y letra de oro, casi lacrada por el mismísimo marqués de Cáceres. De la primera, la experta dirá que vale la pena destacar la mezcla que lograron con ese whisky: sutileza, con notas de naranja y otro tanto de ahumado en logrado equilibrio, que pudiera gustarle a las mujeres. De la segunda, con ese diseño que parece inspirado en el búcaro de Aladino, blasonará: “Es un elegantísimo ron, un coñac del Caribe”. De la que ostenta corona marquesal, cerrará los ojos y suspirará como quien sella una ovación en silencio de dignidad.

De inmediato ofrece disculpas, se levanta, y va tras el espumoso que tenía helando para refrescar nuestras gargantas y celebrar el encuentro chocando flautas en el aire. “La relación precio-calidad de Juvé y Camps es tremenda, porque cuando uno compra un cava español de este nivel, está comprando un producto cuidado de principio a fin. Imagínate que sólo lo hacen con el ‘mosto flor’, que es el que afluye por sí mismo al estrujar las uvas; mientras que otras casas las exprimen dos y tres veces, incluso hasta el hartazgo, para garantizar mayor producción. Súmale a esto que es de cosecha manual, por lo que el primor del fruto es mayor, amén de que lo llevan a las bodegas en pequeñas cestas para que los


racimos no sufran. Por algo es el cava estrella de España”. Mientras dicta la clase magistral, acurruca la botella como si fuera un ser querido, con sus dos manos, y va sembrando las oraciones de pausas que no hacen sino generar suspenso y acrecentar los índices de admiración a que tanto le huye su infinita humildad. Pero tiene que resignarse: pocos han puesto tanto empeño en satisfacer la curiosidad de una pasión, pocos paran sus conocimientos frente al espejo para no caer en los gazapos del colega de al lado, pocos quieren mejorar, pocos deciden mantenerse a raya de la mediocridad. Luego es el turno del carpaccio de aguja ahumada, un corte delicioso que compró esa mañana en Plan Suárez para complementar la velada. A lo que Natalia Brand, nuestra querida fotógrafa, blasonará: “Qué buen dato, Adri, porque yo soy fanática de andar buscando buenos cortes por toda Caracas”. Una risa al unísono hace tronar las paredes, y ya la tercera copa de burbujas ibéricas deja que trepen los ánimos, pero dentro de los márgenes más estrictos del decoro y la circunspección. “El ranking de Plan Suárez, en cuanto a anaqueles nutridos y frescura, es el siguiente: primero, la sede de La Urbina; segundo, la de Caurimare; tercero, la de La Trinidad. Pero eso es como con los aceites de oliva, que los voy probando sin atenerme a ninguno en específico, porque, 54


en general, no hay que ser fiel a las marcas para no dejar de cubrir las maravillas de los otros”, dictaminará Gibbs. Un cuadro fechado 3-7-86 llama la atención. Es un Jacobo Borges original, comprado a un marchante hace muchos años por sus padres, en cuya composición aparece una pareja de señores en que la dama porta una copa de vino. Adriana cuenta que una amiga que vive en Alemania y que vino a visitarla, le dijo una vez que allí se reflejaban sus temas: el amor del corazón y el amor por los sabores. El que le profesa a su esposo, Ángel Gustavo Infante, y a sus hijos y demás seres queridos. Pero también el del yantar y catar a toda potencia, como una sibarita confesa que más bien se acerca a un hedonismo de lo más elegante, de ése que nunca pierde el norte, del que de tanto investigar, hurgar y adivinar, peca de profundamente intelectual. Hércules se llama su edificio, que atrapa El Ávila en un marco de luz y verdor que la inspira a teclear sin parar. En una hércules de la gastronomía, los vinos y los spirits se ha vuelto ella de tanto gozar y gozar. Brindemos.

Twitter: @adrianagibbsm


María Fernanda Pulgar y Audra Blanco

carlos flores león-márquez fotos: natalia brand

Al surcar la rúa donde habita esta tienda, se hiciera caminando o en automóvil, de continuo la sensación era la misma: estar frente a un establecimiento de esos con carácter que cunden el muy querido Buenos Aires. Pero tendrían que pasar casi dos años para que editor y fotógrafa acudieran al llamado que causó envidia de la buena –ésa que llegó a instalarse en la mente de parte del mundillo caraqueño de la indumentaria– cuando empezaron en febrero del 2010 los primeros arreglos de lo que sería el “Laboratorio de Moda María Fernanda Pulgar”, emplazado en una estratégica calle de la apetecida urbanización Altamira. ¿Cómo hizo para conseguir ese sitio, con esa vitrina descomunal, con esos vecinos, con esa facilidad vial? Ésas eran algunas de las preguntas que varios se hacían al respecto del espacio que llevaría el nombre de quien acababa de cesar en sus funciones como sucesora del excelentísimo Alberto de Castro en tanto y cuanto directora creativa de la firma Durant & Diego. Su ahínco, su paciencia, su fuerza y su comprobables ganas de hacerlo cada vez mejor la condujeron a la cruz que marcaba el mapa del tesoro. Pero también su madre, quien un buen día iba paseando al volante de su veloz vehículo, y dio con un letrero que anunciaba la posibilidad de alquiler, así que llamó entusiasmada a la hija, y en menos de un tris ya tenían la entrevista con el arrendador. Lo maravilloso es que a pesar de que aquella tarde de la cita había cuatro personas por delante, fue tanto su empeño e interés por el local de doble altura, vidriera de impacto y ubicación soñada, que la materialización del sí no tardó en llegarles en paquete de regalo. En llegarles a ella y a la que sería su socia y compañera creativa, Audra Blanco, también graduada en el Instituto Brivil y también ingeniosa. Así, en noviembre del mismo 2010, se abrieron las puertas de unos pocos metros cuadrados que al principio sirvieron para sobrellevar una marquetería y luego una agencia de lotería, pero que ahora se proponía ser caldo de cultivo de la moda, renuente al lujo extremo y ávido de ofrecer propuestas en constante experimentación. De cómo se fue materializando, tanto María Fernanda como Audra decidieron ponerse manos a la obra ellas mismas, sin dejar que el arquitecto a cargo escogiera o comprara, siquiera, un tornillito. Él sólo se limitaba a continuar con las pautas que ellas les dictaron al principio, y a sugerirles pasos a seguir para la consecución de cada punto del espacio. “‘Nana’ consiguió el pequeño contenedor de madera un buen día que estaban a punto de botarlo en el concesionario (Mercedes Benz) donde compró su carro; le gustó y lo trajo para que guardáramos los rollos de tela”, apunta Blanco sobre las pericias de su compañera de fórmula. En cuanto a las máquinas de coser, que al principio eran de la misma Audra, fue idea de su gran amiga Criscar Mundaray de intervenirlas con patrones para procurar un punto lúdico al objeto de trabajo principal. Ni hablar del rack interno, hecho a base de acero inoxidable y cuyo principal objetivo era que almacenara la mayor cantidad de ropa po56


sible sin que incurriera en gazapos estéticos, por lo que acudieron al talentoso Bernardo Mazzei a fin de que sustentara la idea con un diseño impecable, definitivo. Y así todo: la altísima pared de micro cemento que delimita el área del hall y de la que penden varias opciones de sonrisas en papel para “alegrarles” el día a los visitantes; las guayas y tubos que sirven de esqueleto para los estantes aéreos; el conjunto de plantas en la fachada; el piso de cemento pulido; el breve olor a incienso; los verdecitos papiros criollos de la vitrina; los guacales de madera a guisa de materos ubicados bajo la “Pared para el arte”; el gatito chino dorado que, de espasmo en espasmo, dice que “sí” con su manita mecánica. La “‘Pared para el arte’ nació hace un año como una iniciativa de ofrecerles a los clientes no sólo la tienda por la tienda –aclarará Pulgar–, sino también para que esos artistas recomendados por amigos tuvieran

la oportunidad de exhibir sus obras en un espacio experimental. Una vez que seleccionamos al artista, llegamos con él a un acuerdo del montaje y luego nos ocupamos de celebrar la inauguración en una tertulia a pie de calle con algún Dj invitado, tragos y convocatoria diversa”. No obstante, ésta no es la única pared que hospeda arte dentro del germinador en dupla que han levantado a punta de constancia. Dentro, justo a un costado del “cuarto de máquinas”, están esparcidas algunas fotografías hermosamente logradas por Diana Baldera, que le otorgan al ambiente de trabajo un acento de sensibilidad. “El concepto del ‘Laboratorio de Moda María Fernanda Pulgar’ es tener dos hijos, 2AM como primogénito y MFP de segundo, firmas que apuestan por una moda que les llegue a todos. Las dos marcas están pensadas para usarse juntas; pero también hay una tercera línea, la de novias, que es para chicas que quieren algo distinto”, desmenuza María Fernanda,


comandante en jefe del recinto. Aunque coinciden en que, al momento de diseñar, cada una desarrolla una propuesta individual que luego ponen a comulgar entre sí. Del porqué ponerle “2AM”, no sólo alude a un dúo cuyas iniciales responden a sus primeros nombres de pila, sino que el reloj marcaba aproximadamente esa hora la vez que se plantearon trabajar juntas. Quizá por esa misma sincronía es que la yunta les ha calzado tan al dedo: Audra abre diariamente a las 8:30am. y María Fernanda cierra el local a las 7pm.; mientras que los sábados se alternan por turnos. “La vida personal es fundamental”, entonarán al unísono. Sin embargo, ¿qué pasa con la visión de diseño que cada quien tiene? ¿Calzan tan estupendamente como la parte operativa? De pronto Audra toma la batuta, luego retrocede, y acude a “Nana” para que la socorra en el impulso. “Es muchísima la diferencia; sobre todo en la manera de resolver las cosas. Por eso pasamos 58

un tiempo considerable debatiendo sobre la funcionalidad de las piezas. Mientras yo soy más compleja y abogo por las formas, Audra insiste en la manera más práctica de llevarlas a cabo, todo en pro del producto final”. Aprovechando el interregno para recuperar el aliento y aclarar las ideas, Blanco deslizará: “María Fernanda es color, colorinche; yo me voy por lo neutro, por los grises, por los negros”. Cierra la frase, y de inmediato cuenta que con respecto a las piezas ícono de 2AM, van a ofrecer ediciones especiales; casos específicos el del “vestido largo manga amplia” y el de la pieza unisex, que a su vez es tan versátil que se puede convertir en ocho distintas. “Lo nuevo es que nos hemos propuesto una suerte de libertad creativa bimestral, porque si antes las colecciones se presentaban completas, en una sola tenida, ahora cada dos meses vamos a desarrollar y mostrar piezas que respondan a la emoción del momento, sin ataduras, aunque al final tendrán cohesión esté-


tica”, adelanta Pulgar, vuelta un remanso de palabras y de gestos, nimbada por su halo rojizo de toda la vida y con ese cutis de marfil mate que sólo se compara al de las muñecas antiguas. Esa misma mañana de la entrevista había ido una coleccionista de kimonos que quedó prenda del espléndido modelo (versión contempo) que protagonizaba la vitrina. En otra oportunidad les preguntaron que si eso era una tintorería por el montón de ropa colgada. En otra, que si una tienda de matas. En otra, un forajido que necesitaba la plancha prestada para alisar el traje que luciría en una entrevista, “aquí en la capital”. En otras, el teléfono y el baño. El laboratorio ha surtido efecto: sus tubos de ensayo dan para todo, y seguirán dando para más. ¡Albricias! Web: mfp2am.com


futuro PERFECTO

josé roberto coppola [@mistercoppola] www.mistercoppola.blogspot.com

Ferdy Torrealba, Mónica Sordo y Anaÿs La Riva

Moda a susurros

En el mapa de este mundo nuevo, cada vez más nuestro, la tasación estética tiene otras medidas, igual de vanidosas, pero al menos más sensatas. El valor se rebela de la condena de lo populoso, de lo masivo, pero no sólo de lo que se vuelve promiscuo en las urbes más cosmopolitas sino de lo que se exagera en un voraz asecho multimediático. La omnipresencia de las más poderosas firmas de moda se agiganta en vallas en distintas coordenadas del planeta, se multiplica casi mecánicamente en las primeras páginas de las revistas y no subestima la ubicuidad expansiva de las redes sociales. Pero cada vez más consumistas de tendencias en declarada desobediencia, con la ansiedad por la moda a la que no todos tienen acceso -no por el precio sino por la información de cómo conseguirla-, en el hastío de las marcas con desmesurado exposure y en la pesquisa de los diseñadores secretos, esos que pocos conocen por susurros, están volteando su mirada codiciosa a las etiquetas más pequeñas. A lejanas equidistancias, en las antípodas, los llamados diseñadores under seducen con sus propuestas a cada vez más caza vitrinas que andan en la búsqueda de sus propias marcas de culto. En la antitendencia, a los compradores de moda les excita lucirse con piezas de diseñadores en alza, que ellos mismos propulsan. Es el morbo fashionista de conocer una red de diseñadores que el mundo entero ignora, por lo menos por ahora y hasta que un blogger o una revista los descubra y los sitúe a la mirada de todos. La información en 60

la moda es hoy un prendedor de brillantes. Vale más cuanto menos personas lo tengan y lo conozcan. Es la estimación genuina sin valor social ni de mercado. El new trendy está marcado por piezas de un diseñador nuevo y más si es foráneo. Desde sus propios exilios creativos, varios diseñadores venezolanos, apostados afuera, están cosiendo los patrones de una moda que compite con el resto. La diseñadora Yamila Guedez desde Melbourne, Neliana Fuenmayor desde Londres, Gabriela Mora desde Madrid, Nayibe Warchausky desde Milano, Otti Ramírez desde Barcelona, por sólo citar algunos, muestran su oficio en la vorágine de mercados enormes y al mismo tiempo que lo hacen muchos otros. Un grupo de outsiders criollos forman parte de una comuna de diseño que en las periferias de un planeta más interconectado logra levantar la vista de quienes los descubren. En La Coruña, el diseñador venezolano Ferdy Torrealba con su marca Ferdy y su propuesta de estructurados patrones en los pantalones ya logra vender en Amsterdam y Copenhague. Por su parte Mónica Sordo, ahora con base en Nueva York, exhibe el concepto vanguardista de su joyería en las vitrinas de Manhattan y para el mundo. Y la diseñadora Anaÿs La Riva, establecida en Barcelona, con su orgánica propuesta de tejidos no sólo vende allí, también en ciudades como Londres y Berlín. El planeta es devorado lentamente por los diseñadores pequeños. Y es apenas el comienzo.



Ferdy Torrealba

El lápiz Mongol desgastado, mísero, pequeñito, en sus últimas. Y aunque se anticipe incómodo entre los dedos, no es así. “Es una de mis manías”, desliza el diseñador de moda Ferdy Torrealba de 28 años. Con ese lapicillo sujetado a pulso, con las yemas, estira los trazos que se vuelven bocetos. Las cajas de los lápices amarillos reposan sin angustias en el taller hasta que el sacapuntas no pueda más y los dedos tampoco. “Mis patrones tienen que ser complejos desde el principio”, sentencia en una reafirmación de sus preceptos. Las piezas de la marca Ferdy exploran caminos de tijera que seccionan las siluetas primarias y reimaginan líneas que se volverán corte, hilo y costura. “Mis diseños tienen un extenso trabajo de patronaje y confección que dan una nueva forma al cuerpo. Yo hago ropa urbana, divertida, arriesgada, con carácter”. Del asfalto de las calles de La Coruña, que ya no Caracas, pero de las calles de verdad, esas que se patean hasta la promiscuidad, de 62

josé roberto coppola fotos: cortesía de ferdy torrealba

allí las ideas, que finalmente para allá van. “La calle es la mejor pasarela del mundo”, lanza su propio edicto urbano. Lo de Ferdy son costuras de ciudad. En una examinación empírica de las formas, en la deconstrucción espontánea de las líneas básicas, que estudia las holguras y los volúmenes, crea nuevos patrones que encajan en las aceras, en el metro, en aquel que se mueve en bici o se desliza en patineta. “Diseños funcionales, para gente de a pie”, asoma su intención. Y ese precepto se traduce en la simpleza de sus textiles, que no subestima. “Tengo materiales fetiche como el jean y el algodón, de allí parten todas mis colecciones”. En una propuesta vanguardista que se decanta por los pantalones de complicada ejecución, aunque tiene camisetas y bufandas, Ferdy defiende la construcción de lo deconstruido y los patrones con arquitectura y tridimensionalidad que parte de la experimentación del


carácter y maleabilidad de los textiles. Cortes pulcros, que a veces asoman costuras en reverso, de principios geométricos que evocan el origami, con profusión de plisados, de superposiciones de formas y dobleces de tela en una apuesta moderna y práctica. Y si bien las piezas están imaginadas para chicos sus últimos diseños los pueden llevar tanto ellas como ellos. “Es bastante ambigua”, reconoce. Una firma para hombres que las mujeres pueden llevar y que desde La Coruña ya alcanza mercados de avanzada como Amsterdam y Copenhague. “Para mí la moda es arte callejero que se ensucia y se lava”. Y una vez que el pantalón sale de la secadora va otra vez a la calle.

Facebook: Ferdy Torrealba


Mónica Sordo

Esa chica, la de los mechones en la nuca que se le escapan traviesos de un moño sujetado sin esfuerzo. Esa, la de mirada ruda, seductora y peligrosa. La de los labios de pulpa, la del anillo punzante como arma letal. “Antes no usaba anillos, ahora me siento desnuda sin ellos”, desliza con ese timbre sutilmente bronco la diseñadora de joyas Mónica Sordo, la mujer intuitiva que se sigue explorando y descubriendo con cada pulsera, con cada collar. “Para mí la inspiración para cada colección está muy dentro de mí”. Hasta que se vuelva obsesión, ansias, deseo, manía y joya. La idea puede asaltarla en el instante más esquivo. “Acostumbro a llevar las manos sucias porque dibujo a lápiz. Tengo un montón de libretas porque cada pieza que diseño la dibujo muchas veces completamente igual, a veces en cada dibujo va mutando y cuando me descubro sin libreta dibujo hasta en una servilleta”, confiesa. En ese rigor de la repetición de sus propios trazos empieza a reconocer el diseño en sus dimensiones más 64

josé roberto coppola fotos: cortesía de mónica sordo

justas y sabe que está lista “cuando estoy enamorada de la pieza”, dice como una romántica de los metales. Todos los días toma el metro en Nueva York, donde reside, y allí vuelve la muchacha furtiva, la de los mechones en la nuca, la de la libreta y el lápiz, la que está tan cerca y tan lejos, en esa dimensión al alcance de los audífonos de su Ipod. “Es el momento en el que encuentro más inspiración, es la velocidad que he encontrado” admite la diseñadora que a sus 30 años ya registra estudios de Fashion Stylist en el Istituto Marangoni en Milano y en Fashion Merchandising en el Istituto Europeo di Design en Madrid. Después de curtirse en el oficio de editora del glasé en revistas como Marie Claire en España y en el grupo editorial de revistas de El País, decidió que quería dedicarse a la joyería con una propuesta sexy, cosmopolita y contemporánea. “Son joyas atrevidas y con carácter para una mujer moderna y ecléctica”. Como ella misma.


En una apuesta vanguardista trabajada desde el bronce y la plata con baño en oro 18 quilates, la diseñadora se inspiró en formas naturales que terminan traduciendo a la ciudad, su concreto, sus rascacielos. Un concepto poderoso, robusto y minimalista para una amazona de la jungla de concreto que vive en el corazón de las principales metrópolis del mundo. “Todo empezó de formas muy orgánicas que terminaron volviéndose geométricas. También tienen una identidad industrial y formas arquitectónicas a las que me estoy aferrando”, cuenta de esas joyas como piezas de galería, de galpón que salen del papel de la libreta de esa mujer del vagón, la de los mechones en la nuca y el moño desordenado, la que seguro se bajará dos estaciones más adelante. Web: www.monicasordo.com


Anaÿs La Riva

El tejido se crece, se expande, se reconvierte, evoluciona, se transforma. En una apuesta intimista y experimental la diseñadora de moda valenciana Anaÿs La Riva, con base en Barcelona, cada vez que teje -“Es mi yoga”- sabe que está al asecho de reproducir la trama que ha imaginado y ante la inquietud de que la aguja empiece a investigar un nuevo camino, uno natural, espontáneo, exploratorio, hasta que la pieza se vuelva otra. “En mis diseños siempre hay tejidos. Me gustan mucho las prendas oversize, de mucho volumen. Me encanta la caída y elasticidad del punto circular por ejemplo en mis diseños”, cuenta. Y desde ese curso empírico, punto a punto, crea una nueva textura. “Las prendas tejidas salen con el hilo en la aguja, nunca tengo el diseño dibujado cuando tejo. El proceso va un poco en la búsqueda de la inspiración, luego en las texturas y colores. No acostumbro hacer muchos bocetos, los diseños lo guardo en mi cabeza. 66

josé roberto coppola fotos: cortesía de anaÿs la riva

Luego sí que hago un dibujo final, pero el proceso de diseño lo dejo en mí”. De ese modo esta diseñadora de 29 años, formada en moda en el Istituto Europeo di Design y con un master de patronaje de punto en la Escuela superior de diseño y moda Felicidad Duce de Barcelona, se interesa por los textiles que ella misma teje, esos que son un descubrimiento en el urdimbre. En una curiosidad por generar nuevas formas que además produzcan una sensibilidad al tacto. De esa Barcelona que la ha seducido, y a la que le gusta ir a ver la zona de patineteros que está en el Macba, Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, las pequeñas calles del Barrio Gótico, ir a La Marbella o las tiendas vintages de El Raval. De allí o de las páginas de un libro o en la libertad de un viaje, todo se vuelve inspiración. “Creo que mis diseños tienen caracter y fuerza, misterio y elegancia a la vez”. Desde patrones que evolucionan con el hilo, desarrolla un concepto desen-


fadado, vanguardista y versatil que transgrede los géneros. “Sigo mucho el patrón minimalista japonés, de volúmenes grandes y rectos. Y el negro no falta en mis colecciones, me permite jugar con las luces, con los cortes. Siempre es elegante y minimalista”. La Riva, se enfrenta con cada pieza, a una exploración instrospectiva en la que se descubre y se reencuentra a través de esas sus formas geométricas de texturas orgánicas, que ya cuelgan de percheros en Barcelona, Londres, Berlín y Nueva York. “Mi desafío soy yo misma porque amo lo que hago y no puedo parar de diseñar y de crear”, admite su obsesión. Así, con la lana en la aguja, punto a punto, en la creación continua, infinita, imperecedera. Web: www.anayslariva.com


METROPOLIS

carlos flores león-márquez

Moda + Gastronomía + Entretenimiento

Caracas, secreto a voces

Mientras una cría de granujas sigue sacudiendo las redes sociales a partir de un insulso vídeo casero en que “enumera” –póngase voz plañidera de ironía– sus justificaciones para “irse demasiado” del país, porque ellos que viven en el caraqueño “Este del Este” ya no quieren conocer otros circuitos más peligrosos sino emigrar a destinos mejor concebidos para el triunfo, en esta ciudad a pie de El Ávila se esconden propuestas cuyos estándares de excelencia no hacen otra cosa que seguir encendiendo los faros de la esperanza de que muy pronto le daremos la bienvenida a un país positivo, si es que ya no estamos viviendo en él. Pero está dicho así para no rayar de muy optimistas, porque estos cuatro puntos cardinales a continuación apenas son una breve muestra de que lo que cruje en los secretos del paisaje, sea visto desde las esbeltas Torres de El Silencio, la inhóspita Casa Borges, la popular Villa Planchart, la incógnita Casa del Guardabosque, o desde las colinas terracota del remozado y bello casco histórico de Petare, es de armas tomar. Así, en la repisa de la moda nos encontraremos a continuación con quien tuviera por gran amigo al querido William Niño Araque, 68

y quien hasta hace unos meses no había salido al ruedo de esta lucha ciclópea con las chaquetas más bellas –por nombrar sus piezas emblema– que el país haya visto logradas por talento local alguno: Nimrod. También nos sentaremos a la mesa con los bocati di cardinale que procuran los maestros pasteleros de Las Nieves, en El Rosal, a partir de un catálogo de maravillas que masajean el paladar y arrojan una idea más crujiente de lo que es la felicidad. Al cierre del guión brotará al mejor estilo de una epifanía verde y refrescante el Jardín del Museo de Ciencias, otrora abandonado como el matorral de una mansión neoclásica y ahora devuelto al brillo que merecía su rango, con un rimero de locales para ir a comer, tomar y gozar. Tres ejemplos de que no existe nada imposible sino hombre sin palanca, como reza un viejo refrán familiar, y de que cada quien tiene el caviar que quiere. Nosotros seguiremos apostando por descubrimientos como estos, unos nuevos, otros de toda la vida, pero al final pruebas plurales y consistentes de eso llamado tesón, ganas, disciplina, deseo. Caracas no se despide. No. Caracas, al talento y sólo al talento, le da la bienvenida.


patricia carmona vallenilla fotos: rafael borrachero / retrato: @fernandohoyos

La Catedral del Mar, famosa novela del español Ildefonso Falcones, está ambientada en en Barcelona durante el siglo XIV y en su momento más próspero, en el que sus habitantes deciden construir el mayor templo mariano jamás construido. Llevando a su personaje principal desde la miseria hasta la nobleza y la riqueza, la novela se pasea por temas que envuelven a un mundo medieval lleno de intolerancia religiosa, ambición material y discriminación social, pero también de caballeros, armaduras, castillos y sociedades muy estructuradas. No sólo es una obra maravillosa, sino que también sirvió de principal y clara inspiración para dar vida a una de las colecciones más internacionales que ha visto nuestro país hasta la fecha, pasando del papel a la tela: “Treceavolis” por Nimrod Fonseca. Después de estudiar en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicada de San Cristóbal y Diseño Gráfico en el Colegio Universitario Monseñor de Talavera, Nimrod ha recibido su formación del contacto con los libros, del mundo infinito que es el Internet y del manejo con sus propias manos y ojos de los materiales que forman parte de su colección. Su deseo de proponer estilos, de invitar a la gente de ver más allá, lo movió a diseñar y, de alguna manera, a poder comercializar todo aquello que quería comunicar. Dibujar no fue su

Nimrod

único trabajo, sino también la participación en cada etapa, lo que hizo que “Treceavolis” sea real y completamente suya. De su primera colección FW 2012 es imposible pasar por alto las chaquetas, inspiradas en las armaduras de los caballeros medievales, pensadas para proteger a quien la lleve de los elementos como la lluvia y el frío, o para cubrir haciendo una firme declaración de estilo y carácter. La paleta de colores va desde el azul, utilizado en los estandartes de los grandes castillos, hasta la piedra que los levantaban, rescatando el espíritu de la época que más lo apasiona. Como su mismo diseñador lo declara, Nimrod Inc. es una marca con la que se van a sentir identificadas aquellas personas a la que les guste viajar, las grandes ciudades y lo innovador. Sus maravillosas piezas –pantalones, blusas, vestidos y chaquetas– son de edición limitada, y pueden verse pidiendo previa cita. Pronto veremos también la colección de caballeros. Nimrod busca ampliar mentalidades y presentarles una visión global; no seguir tendencias sino fijar otras nuevas, pero de manera honesta y sin mayores pretensiones. Teléfono: 0212.5763201 / Twitter: @NIMROD_INC


Pastelería Las Nieves

Si bien siempre se agradece y se disfruta lo nuevo, es necesario reconocer también que la práctica hace al maestro. La Pastelería Las Nieves abrió sus puertas hace cincuenta y cuatro años, y hoy, más que nunca, le agradecemos a Caracas por salvaguardar y mantener uno de sus mejores secretos. Es un espacio sencillo y sin mayores lujos al que entra y sale gente desde que abre sus puertas hasta que las cierra. Eso sí, siempre clientes fieles que vuelven a diario no por una razón, ni dos, ni tres, sino por incontables razones (o productos) que se hacen en aquella vieja cocina de tinte italiana en El Rosal. Es justo empezar nombrando a la indiscutible protagonista de Las Nieves: la cola de langosta rellena de Nutella. Pequeña, de finas hojas de hojaldre crujiente que le dan su forma y que guardan a la famosa crema de cacao y avellana. La también conocida como sfogliatella, un poco más grande y rellena de ricota y concha de naranja, es una buena opción para los más clásicos. Pero imposible si antes no se ha probado la milhoja de crema pastelera con su hojaldre tostado único, o el cannolo siciliano relleno de ricota, chocolate y concha de naranja, ambos sensacionales. Otros muy buscados son los cuccidatis rellenos de higos secos, nueces, chocolate y almendras que acompañan la gran selección de pastas secas. 70

patricia carmona vallenilla fotos: natalia brand

Pero en Las Nieves no todo es deleitarse de las bondades del azúcar. Los panini de mortadela italiana con queso Provolone, aceite de oliva, pimienta y tomate es el desayuno estelar del sitio. También lo es la focaccia (a base de papa, aceite de oliva, orégano y tomate), rellena de jamón serrano y mozzarella. Los salados para el almuerzo más buscados son los canneloni de ricota y espinaca, los gnocchi de papa con salsa Nápoli o cuatro quesos, y el pasticho de berenjas, también conocido como moussaka. Como si fuera poco, esta pastelería ofrece también una excelente selección de quesos nacionales e importados, así como charcutería. Además venden empacadas las pastas para cocinar, salsas de la casa envasadas, diferentes aperitivos y magníficas tortas. Importante es señalar la frescura de los productos: en Las Nieves no todo está en el sabor sino también en la textura. Recomendable es ir entre la mañana y el mediodía para asegurarse de encontrar sus dulces más famosos. Tomar previsiones: los martes no abren sus puertas y sólo los fines de semana salen al desfile de gala las suculentas bandejas de cannoli. Dirección: Av. Pichincha, Quinta Belén, PB, Urb. El Rosal. Caracas, Venezuela. Teléfonos: 0212. 9520328 - 9520372


patricia carmona vallenilla fotos: natalia brand

Jardín del Museo de Ciencias

Quienes vivimos a pie de El Ávila sabemos que el tráfico, la inseguridad, la aprensión y el desgano nos han llevado a delimitar una frontera imaginaria entre lo que conocemos como Caracas y lo que realmente es la capital. Hemos decido creer que no se puede pisar más allá de Sabana Grande, abandonando y desprendiéndonos de espacios ricos en cultura que una vez la definieron como ciudad. Pero a día de hoy, recientes iniciativas se han propuesto volver a llenar esos espacios, y no precisamente de deterioro. El Jardín del Museo de Ciencias sirve, desde el pasado octubre de 2011, de recorrido gastronómico y de espacio para el entretenimiento y goce de esa zona que guarda en un mismo circuito al Teatro Teresa Carreño, el Museo de Bellas Artes, el Parque Los Caobos, la Unearte y el Museo de Ciencias. Entre palmas y bambúes se extienden cinco locales, con mesas y sillas de un brillante morado, que invitan a relajarse y pasar un rato delicioso, rodeados de uno de los complejos culturales más representativos de Caracas. “El Guachurru” ofrece pastelitos de carne, pollo o acelgas, polenta de pollo, shawarma alemán y polaco, quesillo de melocotón o piña, algunos cocteles y jugos. “Sal Si Puedes” se especializa en vinos, cócteles y espumantes con magníficos aperitivos. “Café Cafunga” promete los mejores expresos y dulces criollos, atendido por baristas para los amantes del buen café. “Viejo Puente” es un pequeño restaurante especializado en comida del mar: cevi-

ches, paellas, fosforera y fideuás son algunos de los platos que armonizan el menú, pero confiesan ser famosos por su propuesta urbana: los pepitos. Por último, “Gelattosphera”, el único local que abre desde las doce del mediodía (los demás abren a partir de las seis), invita a probar los helados más cremosos de Cocosette, leche condensada, barquilla crocante, mora, entre otros. El también llamado Eje del Buen Vivir pretende rescatar la cultura, brindado un ambiente familiar y de camaradería. Y aun cuando se trata de una iniciativa del Ministerio Popular para la Cultura, sus anfitriones no quieren ser asociados a ninguna postura política específica; por ello trabajan para aquellos que busquen enriquecerse de cultura, tratando de hacer caso omiso a las presiones que puedan recibir de un lado o de otro. Los locales están abiertos de martes a domingo hasta las diez u once de la noche, según el día. La seguridad está garantizada por tres organismos diferentes y casi cincuenta cámaras. El estacionamiento del Teresa Carreño es la mejor opción para los que vayan con su carro, y la estación del Metro de Bellas Artes para los que prefieran ir a pie, eso sí, piden a la Alcaldía iluminar más el trayecto para mayor seguridad. El primer mundo está cada vez más cerca. Dirección: Final Av. Paseo Colón, Los Caobos. Caracas, Venezuela


calles de FUEGO

carlos flores león-márquez fotos: natalia brand [www.nataliabrand.net]

Mercados “multiculti” en Caracas

Escondrijos urbanos

Que una ciudad como Caracas sea admirada a escala continental por su abrumadora invitación a manteles, evidentemente amparada en cocineros sensibles, informados y premiados, y sustentada en una calidad de ingredientes que se adivina admirable sobre todo por los populares infortunios –léase, escasez en anaqueles– a que ha tenido que someterse la ciudadanía en la última década, no hacen sino confirmar la cualidad de creativos que corre por nuestras venas mestizas. Porque vaya que la paciencia del santo Job ya hubiera colapsado si viviera en este terroir de la incertidumbre, en el que nada es tan representativo de la metáfora que vamos siendo como los días de astro rey que en minutos mutan en grises, lluviosos y hasta se adornan con pequeños tornados que no tocan el piso, para luego abrirse a un cielo de amarillo solar por el que tanto nos envidian a quienes vivimos en el trópico. Pero quizá esas ironías sean un castigo de los dioses por habernos concedido tamaños privilegios: mares, 72

ríos, médanos, playas, islas, tepuyes, flora, fauna, nieve, jocosidad, viveza… como múltiples las ofertas para salir de compras para masajear el paladar por la ciudad que fundara don Diego de Losada en 1567. De allí que la curiosidad, el oído y la pluma de Rafael Rico –un escondido tesoro local de la música, quien además escribe con disección de serio humorista– se animaran a emprender una expedición por tres puntos cardinales de los mercados capitalinos menos formales que los formales, o los que él llama parques de diversiones gastronómicas, para saborear condumios y atmósferas como sinergia indispensable para tomarle el pulso al acertijo del placer que entra y danza en la boca como en un baile de máscaras. Veamos qué maravillas se ocultan en Chacao, en El Bosque y en las adyacencias del Colegio de Ingenieros, con criollos, chinos y peruanos como anfitriones, y empecemos a fijar las cruces de un mapa que esconde ambiciones, purezas, locuras y gula.


rafael rico foto: natalia brand

Mercado Municipal de Chacao

El bullicio y la muchedumbre cambiaron de estética hace pocos años gracias a la gobernación de Leopoldo López en el Municipio Chacao. Lo que solía ser un mercado repleto de moscas al ras de la acera pública pasó a ser una edificación contemporánea dedicada al comercio tradicional de los ciudadanos. Aquí se juntan los productos agrícolas típicos en Venezuela y se le suma una gran mayoría de carnicerías, charcuterías, floristerías y baratas tizanas para acompañar el paseo durante la compra. La muestra y venta de pescados es tan amplia que al final se terminaría pidiendo lo mismo de siempre, pero siempre es recomendable variar, pues aquí hay una gama de carnes blancas que van de lo más exquisito hasta lo más común. Nunca falta uno que otro puesto independiente de aceites detallados, granos o delicatessen. Los quesos, espléndida selección proveniente de todas las regiones criollas. El olor a chicharrón en una esquina del primer piso es inconfundible, pero el verdadero adorno del mercado lo hace el grupo de danza de las frutas en el segundo piso: colores y más colores, olores y más olores hacen del recinto un lugar que respira. La comida predomina, el objetivo de los consumidores se ha limitado mayormente en la cocina. También hay alimentos integrales y cada puesto tiene su estilo propio, siempre acorde a lo que se ofrezca. No es cuestión de endulzarse ni de adornarse el estómago de ambigú, es cuestión de romper los esquemas de la cotidianidad con una nutrición que podría ser más sesuda que los productos químicamente elaborados a los que solemos rendirles tributo en un burdo supermercado. Tal vez no sea una actividad para acostumbrar todas las semanas debido a ciertos costos, pero sumergirse en este mercado una que otra vez causará más bien que daño. Revive el funcionamiento digno de una ciudad con toda delicadeza y promueve el éxito aún inexistente de la producción nacional, divina y eficaz. Estos mercados son parques de diversiones alimenticias, basta con pararse temprano y salir a ver sin comprar nada, o tal vez dejarse consentir con un jugo de naranja totalmente natural, porque ver es un gusto que se sujeta al placer del curioso, y aquí se ven muchas cosas que no verás nunca encerrado en tu casa y, repito, menos en un supermercado. Por más pera que suene esto, nunca es tarde para conocer y pasear para distraerse, pero si te dejas tomar mucho tiempo puede que te cueste cada vez más aceptarlo. El mercado de Chacao abre los miércoles, jueves, viernes y domingos de 5:30 am a 2:00 pm y lo sábados de 5:30 am a 4:00 pm. El ambiente es sencillo y muy cotidiano, también cuenta con un espacio amplio con salas de reuniones, amén de que posee su propio estacionamiento público para el que vaya con su respectivo carruaje imperial.


Mercado Chino de El Bosque

rafael rico foto: natalia brand

La comunidad china en Caracas se ha dedicado a comercializar su cultura y a ofrecerle más cariño al paladar caraqueño en un pequeño mercado en la zona de El Bosque. Antojarse con estos chinos no es tan costoso y a la vez es muy saludable, aunque la vista engañe. Lo que más se demuestra en este mercado es que los chinos nunca han sido amantes de la comida dulce, y sus “golosinas” son tan amargas que seguro cada mordisco es una anécdota escrita en papel albanene; de estos como el tofu, el alimento que proviene de la soya, aquí se fríe o se hornea y se come como el queso que nunca es, aunque muchos suelen confundirlo con éste. El juego consiste en probar, de allí que muchos caraqueños vayan al mercado a comprar verduras y hortalizas chinas con una normalidad recurrente. Entre estas verduras, el cerdo asado cantonés y el pan chino relleno de huevo y caraotas negras se posicionan entre lo más cotizado en el mercado. Para el caraqueño se le hace más interesante comprar allí que a los mismos chinos, o podemos suponer que estos asiáticos consiguen su comida en un lugar más exclusivo. Es así, los chinos venden y los caraqueños compran. Además del cerdo, el pan chino, las hortalizas y el tofu, se consiguen gyozas (empanaditas chinas), lumpias para el desayuno, leche en botellas de agua recicladas, y una gran variedad de productos chinos, mismos en que se hace relucir la asimétrica y combinada publicidad en cada marca. Pero no todo aquí es comida, la presencia de artículos de consumo como DVD’s de series de televisión chinas, revistas chinas, prensa china, adornos chinos y hasta pantaletas chinas es tan relevante como las llamativas patas de cordero y las cabezas de pato que cortan nuestra perspectiva escrupulosa en un domingo de ojeras y descanso. Muy cerca del Club Social Chino, donde se encuentra el mercado, hay un pequeño bazar de adornos y decoraciones provenientes de Oriente, mayormente jarros de porcelana a los que llaman fonéticamente “Juapin” a los pequeños y “Tajuapin” a los de mayor tamaño. El mercado abre todos los domingos desde las 8:00 am hasta las 12:00 m. Acompañándolo, varios restaurantes de comida china de calidad acoplan la zona de El Bosque donde se estila desayunar, por más extraño que parezca. Sin duda alguna se puede convertir en un perfecto plan para los domingos de desidia laboral. Comer diferente -sin miedo al fracaso- siempre sorprende. 74


rafael rico foto: natalia brand

Mercado Peruano del Colegio de Ingenieros

Si vives más al noreste de Caracas, pasearse en Metro es el primer paso para esta excursión. La comida peruana es más un privilegio que un simple gustazo, por eso amerita invitar a todos los venezolanos a aprovechar esta oportunidad casi única en la capital. Las carnes rojas y blancas relucen con sutileza, pero también hay mucha presencia de granos –el maíz, que es un fuerte culinario peruano– de todo tipo. Si de ir con dinero se trata, el ceviche debe ocupar un gran espacio en tu bolsa de mercado. Luego habrá que pasear mientras deleitas unas varitas de anticucho de corazón de res, recomendados por todo transeúnte peruano o no peruano. La cuestión es la cultura, puesto que el sitio se hace agradable con la vista por más irónico que parezca: lo que se ve en este lugar es un golpe colorido de personas admiradas por la comida. El alimento nos une, es un placer más que una necesidad, y a la vez es un arte que abarca la palabra “infinito” sin lograr completarla. Aquí la variedad de comida es estupenda, y cada una de las cosas que estos peruanos ofrecen es de probar, al menos, una vez en la vida tuya, de tu familia y de tus amigos. Lo interesante de este mercado es que, además de la actitud servicial de quienes lo componen, hay donde sentarse para dedicarse abiertamente a la degustación. Como siempre, no puede faltar la presencia de los productos típicos de la nación peruana en sus empaques. A diferencia de los chinos, los peruanos son fanáticos de los dulces; turrones, alfajores, y el helado de lúcuma resaltan entre el ceviche, el chupe y la chicha de maíz morado (diferente a la de arroz). Pasearse los domingos por este mercado nunca será demasiado arriesgado, lo único que se pierden son unas gotas de sudor con el sol inclemente, recuperables fácilmente con una Inca Kola que, con el usual prejuicio que nos invade antes de probar, la ingesta del refrescante líquido es bien recompensada. Valdrá recalcar que el mercado peruano abre sólo los domingos de 8:00 am a 5:00 pm. Dirigido por varias familias peruanas, y ofreciendo siempre la comida típica del país de los Incas con un ánimo envidiable, de continuo resuelven que el sitio sea grato a la visita. Se puede ir a echar un vistazo, sin embargo es más recomendable ir a echar un mordiscazo.


por amor al ARTE

carlos flores león-márquez fotos: cortesía de juan pablo garza

Muestra “reforma del ahora” de Juan Pablo Garza

Como vaya viniendo, vamos viendo Cuánto más absurdo, mejor, porque nos sacude, nos saca de la rutina diaria. Eso le escuché decir en Venecia a un circunspecto señor que, con paraguas en mano y lentes de carey legítimo, admiraba una de las tantas obras que poblaban el largo y profundo laberinto que es el Arsenale, esto en la 54 entrega de la Bienal de Arte que tuvo lugar en la misma hermosa ciudad de San Marco. Pues precisamente a eso nos conduce esta exposición del marabino Juan Pablo Garza Romero –quien hasta hace poco era conocido por haber exhibir una obra que se formalizaba en imágenes fotográficas–, toda vez que habiéndose ordenado desde la ausencia de fotos, propone un territorio de incertidumbres, al tiempo que exhibe un proceso. Así, y conforme reza el dossier de prensa, “reforma del ahora” es una muestra cuya intención, como apunta el artista Julián Higuerey en el textodiálogo-intercambio que acompaña esta exhibición, es “proponer no un cuerpo de trabajo con un objetivo bien definido, sino por el contrario un ‘espacio’ que ‘simulara’ su espacio de pensamiento habitual”. De allí que al transformar Al Borde (una estupenda galería de Maracaibo) en una suerte de “espacio de trabajo”, en éste se desplieguen objetos e imágenes que son el cotidiano de Garza, mismos que constituyen su forma de relacionarse con la realidad. No obstante –continúa leyéndose en la nota– estos objetos no están allí para ser contemplados como objetos trasplantados a otro espacio, sino más bien como posibilidades de interacción, de indagación, de experimentación, de duda, de proceso no acabado, de proceso en proceso durante el tiempo que dure la muestra. Pues como bien señala Higuerey “Algunos de estos fantasmas evolucionan, se transforman en anécdotas e imágenes. La mayoría sin embargo continúa viviendo en un inagotable ciclo de media existencia, en un constante estado de flujo, siendo representados no sólo

como ideas sino como relaciones, esperando la confluencia de circunstancias que los eleven a estados anecdóticos de acompañamiento, a fotografías, resultados y pretensiones”. Recientemente becado por la Colección Patricia Phelps de Cisneros para la residencia intensiva de verano para artistas visuales emergentes que ofrece el Skowhegan School of Painting and Sculpture en el estado de Maine, Estados Unidos, y con muestras colectivas en Holanda y Canadá, así como en Caracas y Maracaibo donde también ha tenido exposiciones individuales, entre sus distinciones destacan el primer premio del 6to. Salón Regional de Jóvenes Artistas, Museo de Arte Contemporáneo del Zulia [2010] y el primer premio también del XII Salón SuperCable Jóvenes con FIA, Centro Cultural Corp Banca, Caracas [2010]. Aquí una conversación en privado con este portavoz de un lenguaje rico y refinado, ya no tanto zuliano sino trasatlántico del arte contemporáneo, quien al mismo tiempo despliega dotes de cazador de fantasmas a través de una “reforma del ahora” que no repara en búsquedas absurdas como las de enfrentar pasados con presentes y futuros, sino de propiciar un diálogo edificante entre el momento y el momento. El título “reforma del ahora” tiene que ver con… Es un título que habla de un método de trabajo, de una exposición que se fue construyendo y redefiniendo en el mismo momento de su construcción. La metodología de trabajo consistió en mudarme junto con una serie de objetos a la sala de exposición, y a partir de ahí construir un discurso intencionalmente multidireccional, que cubriera muchos de mis intereses y generara obras en potencia, más que ideas cerradas. Realmente la propuesta nace de un intercambio de correos con mi amigo y artista Julián Higuerey Núñez, en los que discutimos mi relación activa


y afectiva con algunos objetos que he venido guardando desde hace años, y que han funcionado y siguen funcionando como base conceptual o formal para lo que hasta ahora ha sido mi trabajo. Lo que me propuse con este simulacro de mi espacio de trabajo fue… Realmente no es un simulacro de mi lugar de trabajo; me interesaba más bien convertir la sala, la galería, en un espacio de producción; hacer desde ese espacio y para ese espacio. Ciertamente esto genera una dinámica muy cercana a lo que es el trabajo en taller, más aun si consideramos que trabajé con objetos y materiales con lo que convivo. Sin embargo, no busqué simular mi espacio de trabajo, sino más bien una manera de pensar y experimentar el mundo, un espacio de pensamiento que propiciara posibles interacciones, búsquedas, experiencias, experimentos, dudas.

Aun cuando parezcan congelados, atados a una superficie inamovible, haré que los objetos evolucionen a través de… La idea es precisamente, en la práctica, ver cómo resuelvo estas cosas. De ahí también el nombre “reforma del ahora”: mi intención ha sido generar especies de estaciones de pensamiento, esto es, el pensamiento como un hecho activo que nace del contacto con el mundo. Busco entonces generar conexiones y diálogos posibles entre los objetos en sala. En este sentido, me parece que las conexiones o vínculos que se pueden dar en cada una de estas estaciones o lugares dentro de la muestra son múltiples. La idea es ir abriendo puertas para ver adónde me llevan; ponerme en una situación de trabajo que constantemente me pida ver problemas y pensar en la manera de cómo van a ser resueltos. Veo la experiencia de esta exposición y el continuar trabajando en ella como


una oportunidad para empujar el trabajo y un intento de llevarlo hasta sus ultimas consecuencias. Ciertamente haré un registro del cierre de la muestra, pero no un registro que pretenda ser obra en sí mismo. Sin embargo, para luego del cierre estoy desarrollando una propuesta fotográfica que parte de las relaciones que establezco en “reforma del ahora”, alterando, modificando, re-significando, mezclando y destruyendo los objetos que creé para la exposición, en una búsqueda por darle una nueva configuración y forma en un formato fotográfico. Una representación de la representación, un residuo del residuo. Una cotidianidad calcada como la de “reforma del ahora” tiene de espontáneo… No es para nada una cotidianidad calcada. Créeme que mi cuarto no se ve como la exposición; sería una locura. Sin duda hay

muchos lugares de encuentro entre uno y otro, pero esto tiene que ver más bien con ciertas manías de orden. El lenguaje estético y conceptual con el que sueño procurar en mis obras es… Eso no lo tengo claro; lo voy sabiendo con el trabajar. Lo importante para mí es no estar demasiado cómodo ni seguro, y como dice Danilo Dueñas, no pretender saber más que la obra. Después de esta muestra en la galería Al Borde vendrá… Por ahora, una exposición en junio en Madrid dentro de la sede del antiguo edificio de la tabacalera, como parte de “Lugares de Tránsito”, proyecto de residencia-intercambio que involucra a varios artistas. También estoy preparando, para septiembre, una exposición individual en Miami en la galería Alejandra Von Hartz.

Facebook: Al Borde / Email: moltocantabile@gmail.com / Agradecimientos: Suwon Lee, Oficina No.1 78



porta RETRATO

fotos: doris díaz

Boda Soto – Scarano

Un grande amore e niente più

ios,

Los nov 80

arano Clara Sc

y de Soto

ro Soto Alejand


Rosalba Scarano de Iardino y Clara Spisso de Scarano

Ysabel Pandares y Vicente Scarano

Ivan Dario Soto y Maria Luisa ArĂŠvalo de Soto, padres del novio

Rosa Brandonisio de Scarano y Vicencio Scarano, padres de la novia

Jose Alaimo y Maria Antonieta Storacci de Alaimo

Miguel Cocchiola y Giorgina Pisana de Cocchiola

Giusy Palmisano y Domingo RodrĂ­guez

Liza Eugui de Palmisano y Renny Palmisano


Jessy Divo de Romero y Leopoldo Romero

Giovanna Impera de Campagnolo y Giacomo Campagnolo

Concetta Scarano y Rafaelle Iardino

Antonio Scarano y Maria Castellano de Scarano

Mery Palmisano de Lepore y Antonio Lepore

Daniel Spisso y Alessandra Trinchero

Liliam Acosta de Sardone y Nicola Sardone

Samar Hassoun de Richani y Nizar Richani



las mil y una NOCHES

fotos: carlos fouguet

Rio’s Scotch Bar = Titina Penzini + Dewar’s 12 + Grey Goose

Estrenos y Estrellas en Hesperia WTC Valencia

José Ángel Esteban, José Rodríguez y Francisco Castro

Manuel Freire –Director General de Hesperia WTC Hotely Sandra Carvalho de Freire

Beatriz Malpica de Schroedel, Juan José Schroedel, Carlos Acosta, César Reveron y Vivian Isaac de Reverón 84

Djette Titina Penzini de Valedón y Carlos Valedón (Cortesía El Carabobeño)

Rio’s Scotch Bar @Hesperia WTC Valencia


Henrique Salas Römer y Raiza Feo de Salas

Rafael Sosa y María Eugenia Azpúrua de Sosa

Sofía Lucini de Barón y Luis Barón

María Gabriela Sigala y Carlos Lecuna

Alfredo Fermín y Alecia Franco de Ortega

María Inés Ferrero de Núñez y Padre Pedro Freitas

María Antonietta Storacci de Alaimo y José Alaimo

María Belén Bellera de Zabaleta y Alessandra Roversi


Alfred Parodi y Loreley Videla

Ángel Stoppello y Jenny Levy de Stoppello

Andreina Stefani de Wadskier y Andrea Wadskier

José Balza y Alejandra Medina

María Cecilia Gómez y Subdelia Sevilla

Rafael Zenón Hernández y Yuraima Suarez de Hernández

Cristina Rincón y Tiffany Cachutt

Daniela Rodríguez y Pablo Costanzo



días de GLORIA

fotos: doris díaz

Inauguración Bimba&Lola en Tolón Caracas

España primaveral

88

Bimba&Lola

Rafael Jiménez y Laura Castro

Andrea Vázquez, FrancoisWeffer y María Teresa Solano

Areti y Victoria Apostolado


Mario Aranaga

María José Samaniego de Doumat y María Carolina Samaniego

Caterina Valentino

Cynthia Lander y Estefanía Fernández

Carlos Flores León-Márquez y Diego García

Sandy Jelambi

Sara Cruz

Jessica Vivas


las mil y una NOCHES

fotos: cortesテュa pearl events

Proyecto Chic Chicas by Oscar Carvallo @ Tienda Amapola

Muテアecas parisinas

90

Liliana テ」ila y Oscar Carvallo

Titina Penzini de Valedテウn y Carlos Valedon

Adriana Conde y Carolina Tinoco

Caterina Valentino y Oscar Carvallo


Roberi Parra, Fabiola Sifontes, Gianfranco Bernardinelli y David Angulo

Chic Chicas

Victoria Lecuna, Belén Bastidas, Oscar Carvallo, Cecilia Izquierdo y María José Villaseco


días de GLORIA

fotos: aron osorio

Baby Shower de Carolina Anka de Salas

Iluminada por el sol

Dorik Fragoza y Maria Cristina de Grimaldi

92

Carolina Anka de Salas y Raiza Feo La Cruz de Salas

María Esther Mendoza y Amalia Vega De Benedetti

Carolina y Patricia Cabello

Patricia Mucci De Solanilla y Johana Mota de Acuña


Isabel Römer, Rhaiza Ortiz de Colmenares y Patricia Carrillo de Cassingena

Clarissa Pérez-Branger, María Cristina Romero De Grimaldi y Patricia Carrillo De Villanueva

Malimay Montoya de Feo La Cruz, Yuraima Suárez de Hernández y Norma D’Andrea de Fernández

Isabel Castrillo, Raiza Salas de Carnevali y Andreina Stefani de Wadskier


la dolce VITA

fotos: doris díaz [doritafotos@gmail.com]

Boda Mujica – Betancourt

Mecánica del corazón

María Teresa Silva de Betancourt y Luis Felipe Betancourt, padres de la novia

Federico Sokolowskiy Nellyana Charmelo de Sokolowski

ScarletCharmelo y Humberto Ponzo 94

Pablo Mujica y Gisela Sequera de Mujica, padres del novio

Los novios, Juan Pablo Mujica y Pierina Betancourt de Mujica

Tomás Charmelo y Scarlet Silva de Charmelo

Liliana Mujica, Luis Betancourt e Iliana Betancourt



la fiesta INOLVIDABLE

fotos: doris díaz

Cumpleaños de Alexandra Mendoza de Figueredo

Felicidad plena

Carlos Manuel Figueredoy Alexandra Mendoza de Figueredo, la cumpleañera

Maritza González de Mendoza, Carlos Figueredo y Edith Mecq de Figueredo

Daniela, Alexandra y Karla Mendoza 96

Cristina Arcay de Bell-Smythe y James Bell-Smythe


Andrea González, Nairiana González y Nathalya Soto

Jesús Miguel Osio y Mariela Grillo de Osio

Jorge Ferrara y Liliana Spinnetti de Ferrara

Ingrid González de Esposito y Norberto Esposito

Karla Kuznecov, Aimé Navas y Paola Francesa

Gabriel Gómez y Johana De Jongh

Carlos De Jongh y María Eugenia Mecq de De Jongh

Fernanda Gutiérrez de Olaizola y Ernesto Olaizola


las mil y una NOCHES

fotos: carlos fouguet

Chef Nelson Méndez en Be Club

Jungla gastronómica

98

Ingrid Jelambi, Nelson Méndez –Cocina Amazónica- y Lisette Cardozo

Leopoldo Jelambi, Teresa García de Jelambi y Jacqueline Aguilera

María Gabriela Ramos, Norka Montenegro y María Elisa Ceccarello

Gloria Stoppello de Fontana, John Paul Fontana y Ramón Peláez


Jacqueline Aguilera y Luigi Kano

Francia Rodríguez de Paolillo y Fabio Paolillo

Lilian Herrera y María Angélica Gaggia de Jelambi

Nuria Otero de Martínez, Ildemaro Martínez y Glenda Jelambi de Suárez

Annette Schemel

Debora Damiani y Anabel Vides de Machado

Carolina Rodríguez y Nella Pizzolla

Pedro Fumero y María Alejandra Mogollón


las mil y una NOCHES

fotos: doris díaz

Primer Aniversario de Laurus I.E.C con Chef Nelson Méndez

Celebración amazónica

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Ingredientes Cocina Amazónica

Menú Cena Amazónica

Emplatado de Lomito de Báquiro

Lomo de Báquiro con salsa manaca y rolls de yuca


Rafael Cartay, Zoraida Barrios y chef Nelson Méndez

Andrés Jaramillo y Carina Penedo

Zoraida Barrios y Belkis Cróquer


las mil y una NOCHES

fotos: aron osorio

Inauguración O2 Training Center C.C Trigaleña Plaza

Cuerpo sano, mente sana

Manuel Barro, Adriana Azzarelli, Juan Guillermo Degwitz y Mónica de Von Wachter

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Mariel Barro, María Andreina Linares y CristinaAcosta

O2 Training Center

Vanessa Munevar, Rosana Degwitz y Amanda González

Juliana Dávila, Maruma Gil y Valentina Díaz


Eleonora Márquez, Isabel Pizzolante de Bonetti y Laura Lugo

Arehany Bello y Oswaldo Degwitz

Oscar Acosta y María Carolina Celis de Acosta

María Silvia Pinedo y Jessica Uzcategui

María Eugenia Revilla y Larizza Peña de Blanco

Adrián Otero y Panayota Alexopoulos

Andrés Degwitz y Daniela Salama

Ignacio Ottati y María Cecilia Yánez


la dolce VITA

fotos: doris díaz [doritafotos@gmail.com]

Boda Materazzi – Sánchez

Amor en la distancia

Fernando Sánchez, Eglee Isava de Sánchez y Gerardo Materazzi, padres de los novios

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Los novios, Paola Sánchez de Materazzi y Gerardo Materazzi

Cesar Sánchez y Scarlett Roitz de Sánchez

Padre Pedro De Freitas y Tomás Izaguirre

María Gabriela González de Caffroni, Elio González y Altagracia Galindo de González

Adriana López de Lander y Carlos Lander

Auria Hernández de Sánchezy José Luis Sánchez


Malimai Montoya de Feo La Cruz y Alejandro Feo La Cruz

Emiliana Bourgeon y Tomás Izaguirre

María Gabriela Materazzi y Xiomara Barrios de Tosca

Gerardo Douaihi y Andreina Sánchez de Douaihi


las mil y una NOCHES

fotos: doris díaz

Premier “El Manzano Azul”en Valencia

Pantalla venezolana

Javier Blanco, Olegario Barrera, Jorge Sousa y Miguelangel Landa

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Luis Gerardo Núñez

Mary De La Peña y OnelisesBrochero

Héctor Correa, Juan Pablo Correa y VictorCadet

Luis Brunicardi y Martha Rivas

Alecia Castillo, Vicente Lozano y Nohemí Peña de Lozano

Geraldine Lizarazo y Jorge Felice

Guimar Parra y Celina Rivas



las mil y una NOCHES

fotos: doris díaz

Inauguración Taller Escuela Integral de Lucía Ramírez

Orfebrería entre amigos

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Lucía Ramírez de Bissotti y Lamberto Bissotti

Matilde Perdomo y Angela Di Stasio

Matilde Mendoza de Gomes y Manuel Gomes

Rafael Trejo y Caterina Paolone de Trejo

OdileFraysse de Padrón, FulcoBissotti y Renata Sala de Bissotti

Gloria Vanegas de Atique y Luisa Dunia

Nancy Pirela y Egilda Padrón

Marielba Sacha de Landaeta y Jesús Landaeta

Miguel Vidal y Claudina Albers de Vidal



la vida es BELLA

foto: gonzalo peña veloz

Los Baños Públicos, con sus puertas cerradas, siempre al fondo y a la izquierda. Con sus símbolos gráficos de identificación por género; sus bombillos de luz blanca; sus historias, anécdotas e incómodas conversaciones; sus escritos vulgares en las paredes; sus toallas de ínfima calidad; sus olores, hedores y, en fin, su intensa carga de realidad cotidiana, son éstos los espacios cuya presencia puede enaltecer o delatar la reputación de un local y hacernos cuestionar la existencia de la frase que titula esta sección. Son éstos, sin duda alguna, la incógnita que resguarda cualquier establecimiento comercial. Su secreto mejor guardado.

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