En búsqueda del silencio
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Historia 1
En búsqueda
del silencio
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Un,
dos, tres, ¡patada! Un, dos, tres, ¡salto! Un, dos, tres, ¡cuclilla! Un, dos, tres, ¡flexiones! Contaba una y otra vez Paco, el puercoespín, en su madriguera. Llevaba días en que no salía y el encierro lo estaba impacientando. Ya había limpiado cada rincón de su guarida más de tres veces, cambiado de lugar todas sus cosas y reorganizado su reserva de alimentos. También se había limado las garras y pulido cada una de las púas:
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«...veintinueve mil ochocientas setenta y cinco, veintinueve mil ochocientas setenta y seis, ¡veintinueve mil ochocientas setenta y siete púas!, ¡ni una más, ni una menos!»
Ahora hacía ejercicio y pronto se quedaría sin nada por cumplir en su lista de quehaceres.
«¡Y ni siquiera se ha acabado la mañana!».
En búsqueda del silencio
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Pensó malhumorado. Lo que más le costaba en el mundo era simplemente no hacer nada. Siempre se esforzaba por tener la mente ocupada y pocas veces se permitía tener tiempo libre. Pero ahora, debido al virus, todo había cambiado y su rutina diaria, descartada.
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«Bueno, vamos a probar esto de no hacer nada». Se dijo en voz alta al finalizar sus ejercicios. «A algunas zarigüeyas parece gustarles mucho».
Y entonces lo intentó. Se sentó sobre una roca y no hizo nada. Sin embargo, solo pasaron un par de minutos cuando ya se había levantado de nuevo:
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«¡¡¡Esto es imposible!!! ¡Es absurdo! Aunque mi cuerpo esté quieto, mi mente está por todos lados y ¡no la soporto! ¡Habla demasiado! La única forma de dejar de escucharla es siempre hacer algo, ¡mantenerse siempre ocupado!».
Sin embargo, el sol empezaba a brillar radiante en la mitad del cielo y faltaban muchas horas antes de que se asomara la luna. ¿Qué haría en todo ese tiempo? Se asomó por la ventana. Algunas zarigüeyas, colgaban plácidas y serenas de las ramas de los árboles. Tenían los ojos cerrados y ¡hasta sonreían! ¿Cómo era posible que disfrutaran tanto no hacer absolutamente nada?
En búsqueda del silencio
Quizás había que estar de cabeza para lograrlo. O mejor aún, podía enterrar su cabeza bajo tierra para ver si así se ahogaban sus pensamientos. Y eso hizo. No obstante, todo seguía igual: sus pensamientos jugaban a las carreras dentro de su mente.
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«¿Si afuera hay silencio, por qué no puede haber silencio dentro de mí?», se cuestionó.
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Y así fue como se le ocurrió: era el momento perfecto para ir en búsqueda del silencio. Pero ¿cómo encontrarlo? No podía salir. Sacó la cabeza de la tierra, se limpió el mugre y se sentó a reflexionar. «Si siempre estamos pensando algo, sintiendo algo, mirando algo, oliendo algo, entonces el silencio podría estar en todas esas cosas que siempre están pero que nunca percibimos por tener la mente ocupada en otras cosas!», dijo con emoción, como si acabara de descubrir el secreto de la vida.
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Seguido de esto se acercó a la ventana y miró nuevamente a las zarigüeyas. No era que estuvieran haciendo nada, lo que realmente estaban haciendo era disfrutando de los rayos cálidos del sol contra sus caras. Entonces, miró el cielo y se detuvo en cada una de las formas de las nubes. Luego miró los árboles y se detuvo en sus diferentes texturas y colores. ¡Cuánta belleza! Respiró profundo y una brizna con olor a romero le acarició el rostro. Era el silencio.
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Actividades Un placer, señora rutina. Paco tiene dificultad para aceptar un modo de vida distinto en medio del aislamiento. Todas sus actividades cambiaron y debe enfrentar el reto de conocerse y de adaptarse mejor. ¿Te puedes conocer a ti mismo observando las actividades que realizas?
Desafío 1.
Dibuja y representa. Dibuja el mapa de uno de tus días, puedes usar la forma que desees. Dentro del mapa ubica: 1. Tus actividades favoritas. 2. Las actividades que no te gusta hacer.
6. Las actividades que te gustaría hacer en familia.
Occidente
7. Las actividades que te brindan tranquilidad. 8. Las actividades que te causan ansiedad o estrés.
3. Las actividades que debes hacer para cuidarte a ti.
Sur
4. Las actividades que debes hacer para apoyar a otros.
Norte Oriente
5. Las actividades que te gustaría hacer solo.
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Rutina: es una actividad o serie de actividades que se repite de manera constante por largos periodos de tiempo. Lavarse los dientes, por ejemplo.
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En tiempos de confinamiento, ¿cómo logras diferenciar los días normales de los fines de semana?
Desafío 2.
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¿Cuántas veces al día das las gracias a alguien?
¿Cuántas veces al día alguien te agradece a ti?
¿Cuántas veces al día sientes deseos de salir a la calle?
Cuenta y vuelve a contar. Presta mucha atención a tus acciones y comportamientos durante un día y registra los siguientes datos en un cuaderno o agenda:
¿Cuántas veces al día das un abrazo?
¿Cuántas veces al día lavas tus manos?
¿Cuántas veces al día ayudas a otra persona?
¿Cuántas veces al día sonríes?
En búsqueda del silencio
Desafío 3.
Representa información. Utiliza los símbolos propuestos para representar los datos obtenidos en tu observación diaria. Observa el ejemplo y desarrolla tu propia representación
8 p.m.
Dar las gracias: 5 Recibir las gracias: 1 Dar un abrazo: 3 Lavarse las manos: 3 7 a.m.
Ayudar a alguien: 2 Sentir deseos de salir a la calle: 7 Sonreír: 7
8 p.m.
Dar las gracias: _ Recibir las gracias: _ Dar un abrazo: _ Lavarse las manos: _ Ayudar a alguien: _ Sentir deseos de salir a la calle: _ Sonreír: _
7 a.m.
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La magia de no hacer nada A Paco no le gusta estar desocupado, su mente va de aquí para allá, no tiene calma y, en esta época de estar en casa, cada minuto le parece eterno. ¿Cómo poder tranquilizar la mente?
Desafío 4. Sonríe como zarigüeya. Toma cinco minutos de tu tiempo, busca un lugar silencioso y tranquilo y sigue las instrucciones para hacer este divertido ejercicio, que te permitirá disfrutar de tu propia compañía. ¡Tu mente y cuerpo te lo agradecerán!
La sonrisa de la zarigüeya
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Tipo: Respiración y movimiento Cuándo usarla: Estrés, enojo, cansancio. Objetivo: Recuperar la calma y aquietar la mente. Manejo de emociones: Angustia, ansiedad.
Lee: Paco, el puercoespín, es un animal muy activo y, justo ahora, se enfrenta a un momento de estrés causado por el confinamiento que debe cumplir. Por eso, realizará este ejercicio para experimentar la calma que parecen sentir las zarigüeyas bajo el rayo del sol.
En búsqueda del silencio
¿Sabías qué?: Este ejercicio disminuye la tensión y relaja los músculos de la cara, cuello y pecho. Dirige: 1. Siéntate muy recto con las piernas cruzadas. Nota cómo tus huesos de la cola tocan la tierra y tu columna se extiende hacia arriba como si quisiera tocar el cielo. 2. Imagina que eres una zarigüeya y que te sientas como ella, despreocupada y relajada. 3. Deja las manos descansar sobre tus rodillas. 4. Muy lentamente y con los ojos cerrados lleva tu cabeza hacia atrás y estira tu pecho mientras tomas aire, llenando tu vientre. Mantén la posición tres segundos. 5. Muy lentamente lleva tu cabeza hacia tu pecho mientras exhalas completamente. 6. Repite este movimiento cinco veces, inhalando y exhalando. 7. Ahora, devuelve tu cabeza a la posición inicial. Mantén el cuello recto y siente como si de tu coronilla saliera una cuerda que te estirara hacia el cielo. 8. Vuelve a inhalar lo más que puedas. Intenta tomar el respiro más profundo de todo el día. ¿Cómo te sientes ahora? 9. Cuando ya no puedas inhalar más, exhala con todas tus fuerzas por la boca, abriéndola por completo y sacando la lengua lo más que puedas, como si estuvieras rugiendo como un león. 10. Exagera los movimientos de tu cara para sentir cómo se activan la mayor cantidad de músculos. Al final, cierra los ojos y sonríe. ¿Cómo te sientes ahora?
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El estrés es una sensación que puede estimular emociones como el enojo, la ira, la angustia o el miedo. Además, puede afectar tu salud física, ya que genera desbalances en tu sistema endocrino, nervioso e inmunológico.
Desafío 5. .30.
Indaga y escribe. Busca en diferentes fuentes (internet, libros, testimonios de familiares), ¿qué relación existe entre el estrés mental y el sistema inmunológico del ser humano?
Desafío 6. Haz dos dibujos de Paco donde representes la relación entre la salud mental y la salud física:
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¿Cuál sería su estado de salud si continúa sufriendo estrés?
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¿Cuál sería su estado de salud si decide controlar el estrés?
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Desafío 7. Atrapa y deja fluir tus pensamientos.
1. Siéntate cómodo y, si es posible, en un lugar silencioso.
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2. Cierra tus ojos durante 30 segundos.
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3. Respira con tranquilidad y, sin abrir tus ojos escribe en el aire, con la punta de tu dedo índice, cada pensamiento que se cuele en tu mente.
4. Abre los ojos y verás que tus pensamientos simplemente se han desvanecido. .33.
5. Repite este ejercicio hasta que tu mente quede vacía de pensamientos. Disfruta ese momento.